1. Desde cero


     Es bien sabido que las rupturas amorosas forman parte de los duelos sentimentales donde el dolor de la pérdida siempre dependerá del lazo que se tuvo con aquella persona, y como en todo duelo, uno siempre pasa por distintas fases hasta que la pérdida queda superada o, en el peor de los casos, se convierte en un duelo patológico donde el dolor se torna insuperable y la persona que perdió aquel lazo, sufrirá crónicamente a menos que sea tratada por especialistas.

     Pero este no es el caso de JiMin. Él se encuentra, en parte, feliz de haberse librado de la escoria que HyunSoo era pero, por otro lado, su amenaza no deja de rondar por su mente, porque él podía ser un imbécil, pero nunca lo amenazó de esa manera.

     Mientras va camino a su departamento en el transporte público, va considerando si tomarla en serio o no, puesto que HyunSoo nunca fue del tipo acosador presencial, más bien manipulador a través de las redes sociales o llamadas constantes, mensajes interminables llenos de victimización y amenazas de suicidarse. Jamás fue a su departamento a molestarlo, porque con solo mandar un mensaje, era capaz de tener a JiMin de vuelta.

     Entonces, una idea un tanto peligrosa cruza por su cabeza. Decide hacer una parada a medio camino, en una pequeña plaza de electrónicos. Con cierta paranoia, mira a los lados antes de cruzar la calle. Todo despejado, incluso en su teléfono, donde todavía no llegan los temidos mensajes manipuladores.

     Pide una tarjeta SIM nueva, la cual paga y recibe con las manos temblorosas, porque cambiar de número significa cortar el principal contacto con HyunSoo y eso, teme él, podría desencadenar visitas desagradables.

     A pesar de llevar cargando ese miedo, se sube al transporte con cierta prisa, sintiendo que alguien lo persigue, pero detrás no hay nadie, solo es su ansiedad que le está jugando una mala broma.

     Y así, logra llegar a su departamento y se encierra. El miedo a ser perseguido no se va. Curiosamente, se siente más expuesto que seguro. Hace unos instantes, al romper con HyunSoo, se sentía libre, pero ahora hay una amenaza que no puede describir como real, porque su ex novio jamás cumplió una promesa.

     En cuestión de pocos minutos, a pesar de sentir que aquello es una mala idea, rescata sus pocos contactos en su teléfono móvil y cambia la tarjeta SIM, sintiendo una adrenalina increíble correrle por el cuerpo, como si estuviera escapando de un monstruo. ¿Pero acaso no es eso lo que hace exactamente?

     Mira su antigua tarjeta SIM, algo desgastada de las orillas por todos los años que usó ese número de teléfono, y la rompe en dos, luego en cuatro, luego se deshace de los pequeños fragmentos, arrojándolos en el bote de basura donde serán olvidados y ese número no volverá a estar disponible para HyunSoo, al igual que JiMin. O al menos eso desea él con todas sus fuerzas.

     Logra respirar tranquilo, se tumba en el mullido sofá naranja y tira su teléfono lejos, no quiere saber nada de él por ahora, luego les avisará a sus contactos sobre el cambio de número. Ahora solo necesita un poco de paz mental para procesar todo.

     Cierra sus ojos y empieza a respirar profundo, una sonrisa se dibuja en su rostro, después de tantos meses sin hacerlo genuinamente, y se siente ligero, logrando olvidar miedo que le generó aquella amenaza.

     Y la pregunta que se instala como pájaro en su hombro es: ¿Y ahora qué sigue?

     Durante su noviazgo con HyunSoo, JiMin perdió todo lo que respecta a redes sociales. Dejó de hablarle a SeokJin, su mejor amigo que trabaja en la tienda de conveniencia a tan solo dos cuadras, con quien prácticamente creció, con quien bebía soju cada fin de semana, todo porque a HyunSoo estaba celoso de él, e incluso tuvo qué dejar de ir a su tienda, obligado a caminar el doble del tramo normal para poder comprar un jodido ramen instantáneo.

     También perdió contacto con su mamá, ese ser lleno de luz que siempre veía por él y le aconsejaba bien. HyunSoo lo convenció de que ella era una harpía que no podía dejar de controlar la vida de su hijo menor, que quería envenenar la feliz relación que llevaban, y que ni siquiera estaba de acuerdo con que fuera homosexual, ya que HyunSoo fue el primer novio oficial que tuvo cuando recién salió del clóset, porque todos los demás se los ocultó a su mamá.

     NamJoon, su compañero de trabajo con el que solía salir a almorzar en el patio de la escuela secundaria donde trabajan; HyunSoo lo amenazó por mensajes de texto y desde entonces no hablan. TaeHyung, su primo, su maldito primo, del cual JiMin incluso le mostró fotos familiares a HyunSoo para comprobar el lazo familiar; también tuvo que dejar de frecuentarlo porque a JiMin le daba miedo que también empezara a amenazarlo como a NamJoon. HoSeok, el portero de su edificio que muy amablemente le solía ayudar a JiMin con sus bolsas del súper, no porque gustara de él, sino porque él era amable con todos en el edificio, también tuvo qué distanciarse de él; HyunSoo lo golpeó en una ocasión, cuando los notó "demasiado cerca", solo porque a JiMin se le cayeron las mandarinas y HoSeok le estaba ayudando a recogerlas.

     Todos, absolutamente todos los hombres con los que JiMin se relacionaba frecuentemente, fueron repelidos por la siniestra presencia de HyunSoo, por sus celos irracionales. JiMin no tuvo opción, más que ceder, porque era un chico vulnerable, con su autoestima frágil desde muy pequeño, tan solo un corazón sensible, fácil de influenciar y que al mínimo atentado con cualquier aspecto de su persona, suelta el llanto como si no hubiera un mañana.

     Y ahí, tendido en el sillón, pensando en ese "después", no puede dejar de pensar en todas esas personas que extraña, y es entonces que se da cuenta de lo aislado y solo que está. No tiene a nadie, por lo que ese "después", se ve muy desalentador porque le da mucha vergüenza acercarse de nuevo a esas personas, quienes en secreto siempre miraban todo el daño que JiMin sufría al estar con ese bastardo infeliz. ¿Qué pensarán de él ahora? ¿Lo felicitarán por haber terminado a HyunSoo? ¿Lo apoyarán para salir adelante y superar la ruptura? ¿O simplemente lo verán con rechazo por haberse dejado manipular?

     Sí, tan desalentador... No es agradable pensar en que se quedará más solo de lo que ya está, a causa de haber terminado para siempre con una relación que le hacía mal, pero que a la vez se convirtió en su única compañía.

     Y ustedes se preguntarán: ¿cómo es que JiMin, estando tan vulnerable, frágil y aislado, pudo darse cuenta por sí solo de lo que pasaba y logró alejarse de ese hombre?

     Él tampoco lo sabe exactamente, porque no recibió ningún tipo de terapia, simplemente una mañana se despertó, enredado en los brazos y piernas de HyunSoo, y lo miró dormir. Entonces se dio cuenta de que ese hombre, que alguna vez le había parecido hermoso mientras dormía, le repugnaba más que nada en el mundo.

     En ese momento, tuvo una especie de epifanía. Mientras se perdía entre las curvas de sus labios y de su nariz, recordó todos los consejos que sus amigos le daban cuando acudía a ellos luego de una pelea con HyunSoo, antes de que este, poco a poco, lo obligara a alejarse de ellos.

     "Mimi, date cuenta, HyunSoo es un generador de violencia que solo está escalando poco a poco. Estás en peligro. Ahora está enojado contigo porque te pusiste unos pantalones demasiado ajustados, después, no sabemos qué tan lejos puede llegar."

     Eso le había dicho SeokJin, que tenía suficiente experiencia en relaciones como para darse cuenta cuándo un hombre estaba cruzando líneas muy delicadas. Y así, rememoró cada cosa mala que sus amigos y su madre le decían de HyunSoo, e hizo como si comparara la fotografía de un paisaje con el lugar original: cada cosa, cada detalle, cada "acusación", coincidía con el hombre que dormía tranquilo a su lado.

     Vio en HyunSoo todas esas cosas desagradables y se dio cuenta de que no quería vivir más así. Dejó de justificar cada horrible cosa que le hizo y le dijo. Él lo oprimía en todo sentido, ejercía violencia contra él aunque no le pusiera un dedo encima.

     Dejó de usar su ligerísimo maquillaje porque al hombre le parecía que eso era de zorras, no volvió a usar más sus adorados pantalones ajustados porque HyunSoo sentía celos de que otros hombres miraran su culo, su precioso culo que solo le pertenecía a él y a ninguna otra persona más. Poco a poco, JiMin incluso dejó de escuchar la música que le gustaba, de ver las series que amaba y de usar los colores que adoraba, porque a HyunSoo todo le parecía demasiado infantil o pasado de moda.

     Ese día, fue cuando tomó la decisión de terminarlo de verdad, no como las otras veces, donde se reconciliaban luego de dos días debido a los chantajes emocionales, sino cortarlo de verdad y para siempre.

     Y tan solo una semana después, luego de armarse de valor, él solito dio el gran paso, sin ver a futuro, sin pensar en nada más, solo en ser libre.

     Pero ahora no sabe qué hacer con esa libertad.





     Se quedó dormido sin darse cuenta, mientras reflexionaba sobre el temido "después". Al abrir los ojos, ya está oscuro y eso le aterra un poco, así que se apresura a prender la luz, tanteando la pared. Se siente mucho mejor cuando su sala se ilumina, pero a la vez le duele la cabeza. Ha llorado mientras dormía, por eso siente que le va a explotar en cualquier momento.

     Mira la hora en su reloj, son a penas las ocho de la noche y es sábado, no tiene responsabilidades hasta el lunes y tiene una vida qué recuperar. Aunque se siente miserable y solo, decide ir por una botella de soju para embriagarse un poco y al menos atontar un poco su mente para no sentirse tan mal.

     Se dice a sí mismo que no puede permitirse un derrumbe emocional en ese momento, porque ya es libre, nunca más volverá a estar atado a un hombre violento. Se merece ese soju, se merece la maldita embriaguez a solas como pretexto para celebrar.

     Su cuerpo se siente muy pesado, pero aún así se pone sus tenis más cómodos, cuelga en su hombro su bolsito de mano y camina rumbo a la tienda de conveniencia que está a diez cuadras.

     ¿Pero por qué? Ya no tiene qué alejarse tanto, él es libre, puede ir sin miedo a la tienda donde trabaja SeokJin, y quizá... quizá saludarlo como antes. Aunque siente algo de miedo de ser rechazado, porque la última vez que lo vio, todo resultó caótico y doloroso.

     Está a tan solo unos pocos pasos de la tienda, y se para junto al gran ventanal para espiar un poco hacia donde está la caja registradora. Y ahí está SeokJin, quitándose su chaleco uniforme para pasarle el turno al siguiente chico...

     ¿Debería o no debería? ¿Pero y si no me saluda? ¿Y si ya se olvidó de mí? ¿Y si me odia? Han pasado casi seis meses desde que no hablamos...

     Se queda mirando a la nada, paralizado por el miedo, ni siquiera se da cuenta de que empezó a llorar por pura ansiedad y por extrañar demasiado a SeokJin.

—¿JiMin? —una dulce voz lo trae de vuelta—. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estás llorando?

—¿Llorando? —titubea y limpia sus mejillas, entonces mira a su amigo y no puede evitar llorar más.

—Ay, corazón, ven aquí...

—Jinnie —solloza y corre hacia él, estampándose en un abrazo fuerte, de esos que reparan, de esos que te hacen sentir en casa porque son cálidos y puedes sentir amor puro en cada segundo.

—Mimi... ya, tranquilo, todo está bien... —él le habla como si nada hubiera pasado, como si esos seis meses de ausencia se los llevara el viento como a las hojas de cerezo.

     Se permite a sí mismo llorar, sentir el dolor que quema en su pecho, y así como SeokJin siempre lo consoló en el pasado de forma efectiva, de la misma manera puede respirar tranquilo cuando se separan del abrazo.

—¿Está todo bien, Mimi? —con sus manos acuna el bello e hinchado rostro de su amigo, limpiando sus lágrimas, como solía hacerlo desde siempre.

—Sí... no... no lo sé —intenta lidiar con el desastre de su mente, pero no puede, ni siquiera sabe si debe empezar disculpándose o hablando de su ruptura.

—¿Quieres ir a mi casa? Tengo soju de mandarina, tu favorito.

—Sí, vamos —accede con tanta facilidad que teme estar soñando.

     La casa de SeokJin queda a tan solo un par de cuadras. El camino hasta allá es muy silencioso, solo se escuchan los pasos y la naricita de JiMin sorbiendo sus mocos. Pero hay cierta precaución de ambos al caminar, porque no lo saben, pero los dos están temerosos de que HyunSoo se aparezca de la nada.

     Al llegar a esa casa, el lugar seguro donde ambos se sienten tranquilos, JiMin se da cuenta de que sus pantuflas rosas siguen en donde mismo, y eso le parte el corazón porque sabe SeokJin nunca se olvidó de él.

     Tímido, se quita sus zapatos y se calza las cómodas pantuflas al igual que SeokJin. El lugar sigue siendo tan familiar como siempre, le da la sensación de que no pasaron seis meses, sino unos cuantos días desde que no está en ese lugar.

      El anfitrión va directo al refrigerador sin decir nada, porque está guardando la charla para cuando tengan el soju servido. Saca las botellas y los pequeños vasos e invita a su amigo a instalarse frente a la mesita baja de la sala, donde tantas noches de risas tuvieron.

     Con cierta timidez, el invitado acepta. La mesa de madera se siente más baja de lo habitual, pero cómoda. Observa cómo su amigo, mayor que él por unos años, le sirve respetuosamente el soju de mandarina y se lo acerca.

     Al estar uno al lado del otro, chocan sus vasos y esbozan sonrisas melancólicas el uno para el otro. De un solo trago, la primera ronda se consume y es momento de hablar.

—Te he extrañado mucho, Mimi.

—Yo también —su voz se quiebra debido a las ganas de llorar que siente.

—No te lo guardes, sácalo, aquí estoy para ti —le ofrece nuevamente un abrazo, que es correspondido con la misma intensidad del primero, pero ahora que están en la intimidad de su casa, pueden ser transparentes el uno con el otro.

—Terminé con HyunSoo —confiesa, pero aquello no genera ninguna sorpresa en SeokJin porque esta escena es muy parecida a la de las anteriores rupturas.

—Ya veo... ¿cuándo?

—Hoy —se separa de él para servir de nuevo ambos vasos—. Sé que debes estar pensando que es como las veces anteriores, pero no es así. Es definitivo, Jinnie, me di cuenta hace unos días, pensé siempre en todo lo que tú y los demás me advertían, y tomé la decisión.

—¿Y cómo te sientes ahora?

—Feliz —deja salir una pequeña carcajada, pero no coincide con sus lágrimas—. Si estoy llorando es porque... porque me siento tan arrepentido de haberte dejado de hablar, me siento miserable, ni siquiera merezco que me recibas en tu casa después de las cosas que te dije. Te extrañé tanto, me he odiado todo este tiempo por alejarme de ti.

—Mimi, deja de culparte y odiarte a ti mismo —con ambas manos, toma las de su amigo y le sonríe con un ápice de orgullo en sus ojos—. Yo nunca estuve enojado contigo.

—¿De verdad?

—No. Estaba triste y preocupado porque temía que ese imbécil te hiciera más daño, que te hiriera de una forma que... no puedo siquiera nombrar todo lo que me daba miedo que te hiciera.

—De todas formas, perdóname, te dije que eras un entrometido y un controlador, te grité y te hice llorar. Lo siento...

—Te perdono, por favor ya no te culpes, todo está bien, siempre te voy a amar mucho, Mimi, eres mi mejor amigo —las lágrimas brotan de sus redondos ojos también, porque recuerda ese día como si hubiera sido ayer, fue tan doloroso.

—Gracias —su voz no puede dejar de sonar ronca, porque la tormenta que necesita soltar, se atora en su garganta. Repentinamente, tiene ganas de llorar hasta que salga el sol.

—No agradezcas, mejor vamos a recuperar el tiempo perdido. Pero antes, debo preguntar... ¿cómo tomó HyunSoo la ruptura?

—Pues... —cabizbajo, recuerda aquella amenaza, no puede omitirle esa información a SeokJin—. Me amenazó, dijo que me haría pagar por abandonarlo, dijo que me seguiría y me torturaría...

—¡Ese imbécil, yo soy quien lo hará pagar por todos esos años que te atormentó! —aprieta sus dientes de lo enfadado que está—. No va a ponerte un solo dedo encima, me aseguraré de eso.

     Casi parece que echa humo por los oídos, porque está rojo de enfado. Como impulsado por un cohete, se levanta y va a su habitación, se escucha que hurga entre los cajones y regresa a la sala con una cajita de madera.

—¿Qué es eso, Jinnie?

—Cosas de defensa personal —cuando se sienta, le muestra lo que hay adentro—. De ahora en adelante vas a cargar con esto —cosa tras cosa, le va mostrando e indicando.

     Un gas pimienta, con un seguro fácil de quitar, con la capacidad de cegar al agresor. Una navaja plegable pequeña, una alarma lo suficientemente ruidosa para atraer la atención y pedir ayuda, y una bujía para romper vidrios en caso de ser necesario.

—Y tienes qué cambiar de número de teléfono también.

—Ya lo hice —le contesta orgulloso.

—Bien, entonces vas a ponerme como contacto de emergencia, ¿me oíste? Y si lo llegas a ver por ahí, huye, huye lo más lejos que puedas y llámame, donde sea que estés, yo iré o mandaré a alguien.

—Lo haré, lo prometo —agradecido, abraza a su amigo nuevamente—. Gracias por preocuparte por mí y por quererme aún después de todo este tiempo.

—Yo siempre me preocuparé por ti, y me siento muy orgulloso de que al fin te hayas deshecho de esa escoria que no puede llamarse persona.

—También me siento orgulloso... creo, realmente no sé qué haré ahora, me siento en blanco, como si hubiera quedado vacío después de estar con él, como si lo hubiera perdido todo.

—No, Mimi, no lo has perdido todo, al contrario, ganaste porque te apoderaste de ti mismo y te alejaste de él. Y además me tienes a mí, tienes a tu mami y a la gente de tu trabajo. Y te tienes a ti mismo.

     Algo duele de pronto dentro de JiMin, como una punzada en sus manos y en su corazón, porque su autoestima quedó destruida en esa relación y él mismo no se siente suficiente para lidiar con toda la mierda que hay en su cabeza.

—No sé si yo mismo sea suficiente.

—Lo eres, es solo que todavía no te das cuenta. Pero yo voy a ayudarte a que vuelvas a descubrir al grandioso Park JiMin que eras antes, o mejor aún... ¡Vamos a inventar uno nuevo!

—¿Y eso cómo se hace? —le pregunta riendo un poco, pero la inseguridad incrustada en su corazón no le permite ver más allá de lo inferior que se siente.

—Eso es muy obvio, Mimi. ¡Vamos a hacerte un cambio de apariencia!

     Ese SeokJin de siempre, al que JiMin siempre acudía por consejos de belleza y a quien le confiaba el color de su cabello, seguía pensando que, al cambiar el exterior, el interior recibía un poco de luz para sentirse mejor. Y acertaba, en la mayoría de las ocasiones, tenía un don para esas cosas.

     Lo que empezó como una noche de reencuentro, llena de tristezas y lágrimas, ahora es la típica pijamada llena de chismes y experimentos con los tintes y el maquillaje. Del negro, JiMin pasó a un rubio dorado esa noche, tan bonito y brillante que no se sentía él mismo.

     La transición de negro a rubio, según SeokJin, era como si el sol al fin iluminara su sombrío interior, llegando incluso a tocar su cabello, y que ahora era momento de disfrutar de la luz que le ofrecía esta nueva etapa de su vida, donde todo era nuevo y luminoso.

     Todo tenía un significado grandioso para SeokJin, y por eso JiMin lo amaba tanto, por algo eran mejores amigos, porque se complementaban, uno se quebraba y el otro unía los pedazos con un abrazo, uno ardía de rabia y el otro era una cubeta de agua, uno lloraba y el otro limpiaba la sal de las mejillas. Y cuando los dos lloraban, se abrazaban para no sentirse solos, su amistad era el flotador que les impedía ahogarse en las crisis por las que pasaban.

     Y gracias a SeokJin, JiMin acaba de darse cuenta de que está comenzando una nueva etapa en su vida. Está empezando de cero, y aunque antes era desalentador, ahora se siente como si pudiera comerse el mundo a mordidas, como si pudiera reinventarse y ser un nuevo Park JiMin, uno que está empezando a sentirse merecedor de la amistad que pausó, uno que quiere repararse a sí mismo y deshacerse del miedo y de la inseguridad.



Curiosidad: HyunSoo es el personaje que Song Kang hace en Sweet Home. Elegí al personaje y no precisamente al actor, porque tiene una apariencia muy sombría y pensé en él cuando creé la idea de este fanfic. Aguante Sweet Home y Navillera, los mejores doramas de Song Kang, me la pela Love Alarm, así es ggg

Gracias por esperar por este fanfic lento UnU

Un abracito,

AgustDina

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top