EXTRA 1: Luca y Travis

PROCEDAN A BUSCAR SUS PALOMITAS Y SUS PAÑUELOS PARA REIRNOS JUNTAS JAJAJAJAJAJA

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TRAVIS.

Soy hombre muerto.

Lucía me va a matar.

Me va a matar. Me va a matar. Me va a matar...

Llevo exactamente una hora en el aeropuerto esperando por ella, creo que ya no va a llegar.

Si te pongo en contexto, estuve dos semanas en México, tenía peleas importantes, un campeonato para definir al mejor de mi categoría, y como la prensa estaba ahí, mi entrenador, alias, el abuelo de mi esposa, contrató una chica para que se encargara de mi imagen, peinado, cejas, ropa, guantes, zapatillas, procurando vestirme siempre con las prendas de mis patrocinadores, gracias a ella he tenido un montón de buenos comentarios en los noticieros, revistas de deportes, diarios, y demás.

¿El problema?

La invité a beber un día, digo, ni siquiera fuimos sólo nosotros dos, fue todo el equipo, los invité a todos a modo de agradecimiento por todo lo que han hecho por mí en este campeonato, literalmente todo el mundo quiere saber de mí, pero mi error fue salir a fumar fuera del local, Maddie me siguió segundos después, me pidió un cigarrillo, se lo di ¿Qué más da un puto cigarrillo? Luego me pidió fuego, abrí la tapa del encendedor, apreté el botón y ella acercó su cigarro para encenderlo, ahí estuvo el problema, la prensa nos estaba siguiendo, fotografiaron el momento, también nos fotografiaron riendo y sacaron de contexto las veces en que ella arregló mi ropa para salir bien en cámara.

Lucia no contesta ni las llamadas ni los mensajes hace cuatro días, desde que salió la noticia: "¿Nuevo interés amoroso de Travis Vance? ¿Qué pasó con su esposa? ¿Divorcio inminente?".

— Lucía me va a matar...

Jalando de mis cabellos.

Literalmente sudaba frío y las manos me temblaban, mi esposa es una mujer de temer, debe estar escupiendo fuego por la boca.

Luego de treinta minutos más de espera, asegurando que realmente no vendrá a recogerme, salí del aeropuerto y tomé un taxi, yendo directo a casa. Introduje la llave en la cerradura del portón, empujé la puerta y entré, cerrando tras de mí, arrastrando mi maleta por el vasto territorio, hasta casa, dónde la señora Jessa esperaba en la camioneta, en la parte trasera estaba sentada Megan, Liam y Sue, cantando Still with you de Jungkook a todo pulmón, pero al verme, bajó la ventanilla del auto, apretando los labios en una fina línea, observándome como si fuera el próximo hombre a subir en la horca.

— ¿Está muy enojada?

Me tembló la voz.

— Mucho — suspiró— te deseo suerte.

Jadee de terror, mirando el interior de la casa.

— Voy a necesitarla.

Dije.

Arrastrando la maleta hasta la puerta principal, introduje la llave, giré la chapa y entré en casa, cerrando tras de mí, haciendo todo el recorrido hasta la sala, dónde Lucia esperaba, sentada en el sofá pequeño, de brazos y piernas cruzadas, mirándome con furia.

Casi podía verla expulsando fuego por los ojos.

— Lucia, te juro que no es como lo pintan en las noticias, te lo juro.

Caminando hasta ella con la intención de tocarla, levantó el pie, apoyándolo en mi pecho antes de tener oportunidad de acercarme más.

— Así que ¿Nuevo interés amoroso? — dijo— ¿Divorcio? ¿Aburrido de la bailarina/boxeadora? — apoyó las manos en los brazos del sofá— ¿Cuándo vamos a divorciarnos, Travis?

Trague grueso.

— Cariño... entre Maddie y yo no pasó nada.

— Los infieles siempre dicen eso.

Bajando el pie.

— Te lo juro por mi vida, por nuestros hijos, por que mi padre venga y me lleve con él, te lo juro por lo más sagrado que quieras.

Respiró profundo sin cambiar su expresión.

— ¿Y por qué joder no has dicho nada? Porque te recuerdo, que hace un año, cuando a mí me pasó lo mismo, me pediste que lo desmintiera en cámara porque te sentías inseguro, y por supuesto que lo hice porque no me gusta que hablen mierda de mí o que te hagan sentir mal a ti, pero ¿Y yo qué? Dejo que los demás me señalen y piensen que soy una ridícula por seguir contigo, no te interesa ni un poco como me están destripando en los canales de chisme.

— Lucia, te juro que lo arreglaré, mañana mismo iré con Tom para que organice una rueda de prensa, le pediré a Maddie que esté ahí.

— Mañana — asintió ni un poco feliz— Bien, pues mañana, regresaré con los niños, no quiero que me vean furiosa contigo, y no quiero verte la cara aún.

Poniéndose de pie.

— Lucia, por favor — tomando su mano— es que acabamos de llegar, no quiero molestar a todos hoy mismo.

Tomó mi mano y la apartó de la suya.

— Pues por mí perfecto, me encanta que seas tan consciente de las personas a tu alrededor, eso es lo que más me gusta de ti — no sé si lo dice irónicamente o en serio— así que voy a imitar tu buena obra del día, voy a darte espacio para que te relajes y pienses, solo, y vuelvo mañana — comenzando a caminar— Nos vemos.

Salió de casa con paso seguro, rápido, y antes de que pudiera alcanzarla, subió a la camioneta, y junto a su madre, se alejaron directo hacia el portón, desapareciendo, llevándose a todos los niños con ella.

En medio de mi desesperación, marqué a Tom, quien respondió en el primer toque.

— ¿Qué? ¿Ya me extrañas que me estás llamando?

— Entrenador — lloriqueando— Necesito su ayuda.

Caminando hacia el bar a un costado de la sala.

— Lucia ¿No es así?

Suspiró.

— Se fue de la casa...

Quitándole la tapa al ron, bebiendo mientras lloraba como nena, deslizándome por la pared hasta tomar asiento en el piso.

— ¡¿Qué?! ¡Pero hombre! ¿Por qué desperdicias el tiempo conmigo? ¡Ve a buscar a mi nieta!

— Dijo que regresaba mañana sólo si resuelvo el problema con Maddie, por favor ayúdeme...

Sorbeteando mis mocos.

— Iugh eres un cerdo ¿Por qué mi nieta se fijó en ti? Eres patético, hijo — no sonaba a un insulto al menos— Deja que yo me encargue, emitiré un comunicado oficial, le pediré a Maddie que se grabe dando una declaración y lo postearé, usaré los hashtags en el top y te aseguro que todo el mundo se enterará.

— Lucia es como su mamá — seguí llorando— ¿Y si quiere divorciarse? Es que yo no puedo vivir sin ella...

— Agh hijo, conserva algo de dignidad, Lucia es como Luca. Arrebatada, furiosa, no escucha razones cuando está molesta, y necesita su espacio, mañana te aseguro que estará todo mejor, deja que yo solucione el tema con Maddie y la prensa, ahora descansa, deja de llorar y no bebas como un maniaco, no puedes beber ¿Recuerdas?

Miré la botella de ron a medio beber, y automáticamente recordé mi rehabilitación.

Mierda.

— No lo haré — mentí— Así que... entrenador, dejo todo en sus manos, por favor.

— Lo haré de inmediato, tú no te preocupes.

Agradecí al menos cinco veces más antes de cortar y hundirme en mi miseria, terminando la botella de ron, sintiéndome algo mareado, no bebo hace mucho tiempo, y pronto se me subiría a la cabeza.

— Mis papás, iré con mis papás.

Levantándome del piso, busqué mi móvil, mi billetera y las llaves de la moto, ebrio conduzco mejor.

La saqué del garaje, monté y arranqué directo a casa de mis padres, apenas un kilometro que conduje con cuidado, entre las lagrimas y la torpeza de mis manos, me sorprendía llegar entero, abrí el portón con las llaves de emergencia de Lucia y conduje por el vasto espacio hasta la casa, entrando por la mampara abierta, haciendo mi escándalo.

— ¡Papá Oren! Lucia está furiosa y se fue. Papá Marcus, está tan furiosa conmigo...

Entrando a la sala, viendo al señor Luca viendo televisión, tranquilamente en el amplio sofá.

— ¿Qué demonios le hiciste a mi hija?

Se levantó, caminando hacia mí, amenazante.

— Señor Luca, su hija ni siquiera me escucha, es tan mala conmigo — llorando— ¿Cómo joder voy a engañarla si yo no puedo vivir sin ella? El entrenador se está encargando de todo ahora, pero ella ni siquiera me deja explicarme, dijo que no iba a regresar a la casa hoy ¿Qué voy a hacer?

Abrazándolo del cuello, quizá estaba abusando de su confianza y él quería golpearme, pero me sentía muy solito.

— Travis... mira... — palmeó mi espalda— Yo te creo — suspiró— Joder, no serías capaz de hacer nada que a Lucia pudiera entristecer, ella va a regresar, es obstinada, dale espacio, va a volver.

— Pero se llevó a los niños, y también a su esposa, Sue fue con ellos también.

— Oh... ya veo... por eso la casa estaba tan silenciosa, nadie me avisó de nada.

Me alejé un poco, viendo la cara consternada de mi suegro.

— ¿Y dónde están mis papás?

Pregunté.

— De luna de miel, es su aniversario de bodas.

Respondió.

— ¿Estamos solos? ¿Nos abandonaron?

Él suspiró, parece que lo estaba agotando.

— Mira, haremos esto, te quedarás conmigo por hoy, yo... cuando discutía con Jessa, solía dejarla sola, me iba por días, o... bueno, la ultima pelea fea, me fui por años, y... admito que me aterra la idea de pensar en que te vayas y no regreses, mi hija quedaría destrozada.

— Señor, con todo respeto, pero jamás abandonaría a Lucia, usted era medio idiota de joven. Sin ofender.

Me apresuré a decir.

— Se supone que tú no puedes beber, y yo tampoco — aclaró— pero ya que estamos solos, sin esposas, abandonados ¿Tequila?

— Acepto.

Dije sin chistar.

— Voy por las botellas — dando media vuelta, pero se detuvo— No, mejor ven conmigo, necesitaré manos para las botellas, hoy vamos a ahogar las penas en alcohol, y deja de llorar, Travis, no seas marica, Lucia es cómo yo, se va y vuelve, volverá y volverá muy feliz, la conozco.

— Lucia quería arrancarme los ojos, lo vi en su mirada.

Siguiéndolo hacia su bar personal, tomando todas las botellas que pudo con sus brazos.

Yo hice lo mismo.

— Lucia es capaz de eso y más, te lo dije, heredó mi mal temperamento, te advertí que lo pensaras muy bien si querías casarte con ella.

— Pero es que yo la amo.

Me excusé, comenzando a llorar otra vez, dejándome caer en el sofá, abrazando las botellas.

— Agh... — suspiró, dejándose caer a mi lado— hombre, te lo dije, las mujeres Landon son malas de adentro ¿Por qué crees que le tengo tanto respeto a mi esposa? Con una mirada me dice hasta de lo que me voy a morir.

Destapando una botella.

— ¿Por qué nos gustan mujeres así, señor Luca?

Destapando mi botella, bebiendo un buen sorbo, sintiendo el calor recorrer mi garganta, me ardía el estómago.

— Porque somos de carácter fuerte, muchacho, buscamos nuestro igual, así funcionan las cosas, ahora seca esas lagrimas y hagamos un reto ¿Quién se acaba la botella más rápido?

Levanté la cabeza lentamente, interesado en la propuesta.

— Trato.

Contamos hasta tres y empinamos las botellas, bebiendo rápidamente el contenido, el señor Luca terminó antes que yo, tomó otra botella y bebió hasta que yo terminé la mía.

— Creo que te gané.

Arrastrando las palabras.

El señor Luca estaba en terapia aún, se supone que no estaba bebiendo, no bebe hace años, igual que yo, y aquí estábamos, ebrios, en medio de una recaída.

— Tu papá Oren siempre tiene hierba en su cuarto ¿Qué me dices si le robamos un poco?

Dijo.

Sonriendo con malicia.

— Si Lucia o la señora Jessa se enteran, nos cortaran las bolas.

Dije preocupado.

— ¿Ves a alguna de las dos por aquí?

Extendiendo los brazos, observando a su alrededor con burla, sin quitar esa maliciosa sonrisa de sus labios.

— A la mierda, hagámoslo.

Enviando la cordura de vacaciones, levantándome del sofá, tambaleante, siguiéndolo hasta el cuarto que mis padres compartían, revisando el cajón de su ropa interior, hasta encontrar el frasco de conservas que tenía repleto de hierba, junto a sus papelillos.

— ¿Qué tan bueno eres armándolos?

Preguntó mi señor suegro, tomando el moledor.

— ¿Quiere competencia? Porque soy muy bueno.

Asintió complacido.

— Bien, entonces toma otro moledor — empujando uno hacia mi pecho— Muele, al que le quede mejor el porro, gana.

— ¿Y que gano, señor?

Sonriendo con suficiencia.

— ¿Puedes sólo llamarme Luca?

Amplié mi sonrisa.

— Tengo el permiso de Don Diablo, eso es nuevo.

— Bueno, algo me dice que las cosas se pondrán interesantes hoy — tomando un papelillo— Depende de ti que tan interesante sea.

Observándome con mirada brillante.

No supe interpretar eso, estaba demasiado ebrio para pensar.

— Bueno, hoy está más amable de lo normal, Luca, supongo que se debe a lo patético que me veo ante sus ojos.

— No, de hecho, no — repartiendo la yerba sobre el papelillo con una habilidad increíble, sin perder ni un poco— Conozco a mi hija, sé lo complicada que es, mi esposa es igual, y en ocasiones yo también lloriqueo como tú, y le suplico, y me arrodillo, pero ella... ella disfruta ver cómo me tiene en la palma de su mano, disfruta ver que no va a volver a perderme, al menos así lo veo yo, sabe que tiene la correa bien sujeta, y aunque la soltara, yo no iría a ninguna parte, le hice mucho daño. Lucia debe pensar así, teme perderte, porque ya te perdió una vez, y no fueron días o semanas, Travis, ella dejó suelta la correa para ver qué eres capaz de hacer por ella.

Deslizando la lengua por el papelillo, cerrando el porro.

¿Por qué el señor Luca comienza a parecerse a Harry?

— ¿Y usted?

— ¿Yo qué?

— ¿Qué tan cómodo está con la idea de su esposa manejando el largo de su correa?

— No me molesta — encogiéndose de hombros— estoy justo dónde quiero estar — levantando su creación— Terminé.

El mío estaba bien, pero el del señor Luca era literalmente una obra de arte, perfecto, era perfecto.

— ¿Y si fumamos cada uno el suyo?

Propuse.

— ¿Tú quieres morir hoy?

— La verdad... no me importaría perder un poco el control hoy, no hay nada de lo que pueda arrepentirme.

El señor Luca ladeó la cabeza.

— Oren ¿En qué momento llegaste?

Mirándome.

— Luca, usted se parece a Harry.

Respondí.

¿Era Harry o era Luca? ¿Será el alcohol o el señor Luca llamó a mi amigo para que yo pasara las penas?

— ¿Y si te pones una falda, Oren? Esa negra que me gusta.

Apoyando su mano en mi rodilla.

Encendí el porro, llevándolo a mis labios, tomé una larga calada y boté el humo sin apartar la mirada de la suya, estaba muy confundido.

— Harry ¿Por qué quieres que me ponga falda?

— ¿Por qué me dices Harry? ¿Quieres hacer juego de roles ahora?

Encendiendo su porro, dándole una larga calada.

— Ok, mira, no sé a qué estás jugando, pero yo no soy ningún marica, si me pongo una falda, tú también.

¿Qué se cree? ¿Qué se me caerá el pelo si uso falda? Tengo unas piernas hermosas, hay que lucirlas.

— ¿Falda por falda?

Propuso.

Dando otra calada.

Imité su acto, asintiendo.

— ¿Dónde están?

— Yo voy por ellas.

Emocionado, intentó levantarse del piso sin éxito, dos veces, decidió que era más fácil arrastrarse hacia el closet y tomó dos faldas.

— Esta creo que va más contigo, combina con tus ojos.

Dijo, levantando una falda negra con tachas y líneas azules formando cruces invertidas en él.

— Dame esa entonces — arrastrándome hacia él— Carajo... la lengua la siento pesada — carcajee— Extrañaba esta sensación de estar ebrio y drogado.

Tomando la falda.

— Yo también extrañaba esta sensación, hace mucho que no lo hago y no tenía idea de cuanto lo necesitaba.

Jaló de mi camiseta y estampó sus labios contra los míos, moviendo sus labios de forma furiosa, exigiéndome cada vez más, más rápido, más duro, más roce de labios, más lengua, más, él quería más.

No recuerdo que Harry besara así.

Se alejó un poco, le dio una calada a su porro y lo lanzó en mi rostro, recuerdo lo que eso significaba, papá reveló el significado cuando Lucia y yo recién comenzábamos lo nuestro.

Sexo.

Era una invitación para tener sexo.

Lucia y yo teníamos un trato, Harry y Jacob eran siempre bienvenidos en nuestra cama, podíamos tener sexo con ellos tanto juntos como separados, por lo que no habrá problema si tengo sexo con él.

Emocionado por la agresividad y la iniciativa que mostraba, arrastré mi mano por su brazo, directo a su cabello, jalándolo con fuerza, escuchando sus gemidos morir en mis labios, mordiéndome con la suficiente fuerza para romper mi labio inferior, provocando que un hilillo de sangre se deslizara hacia mi mentón, sangre que con su lengua barrió, observándome con esos ojos penetrantes, brillosos y predadores.

— No recuerdo que alguna vez tomaras la iniciativa así.

Confundido y excitado en partes iguales.

— ¿Cuándo has hecho algo tú? Siempre esperas que te devore.

Eso sí me ofendió ¿Acaba de decir que lo dejo hacer todo el trabajo?

— Veamos si dices lo mismo cuando termine contigo — empujándolo hasta verlo apoyado en el closet a su espalda, llevando mi mano hacia su pantalón— No vas a necesitar esto de todas maneras, vas a usar falda hoy.

Desabroché su pantalón, bajé el cierre y tiré de estos junto con el bóxer, viendo el pene de Harry más grande de lo que recordaba.

— ¿Cuándo te creció así?

Sonrió con suficiencia, masturbándose sin perderme de vista.

Que morboso es este hombre.

— ¿Es la primera vez que te das cuenta del tamaño? ¿Qué? ¿Te acobardaste?

Tragué grueso.

— Yo no me acobardo — apartando su mano, entregándole mi porro— Tú preocúpate de no dejarlos caer, si los dejas caer, te voy a castigar hoy.

Lamí mis labios, y antes de darle oportunidad de protestar o decir alguna estupidez, llevé su pene a mi boca, lamiendo en círculos su glande, presionando mi lengua con el orificio de la punta, succionando, escuchando sus altos gemidos, el temblor de sus piernas, sintiendo sus dedos clavados en mi cabello, jalando y empujando al mismo tiempo.

Levanté la cabeza para ver su expresión, apretaba un porro entre sus labios mientras la otra mano sostenía el porro que quedaba, sonrojado, jadeante, sudoroso, sexy.

— Alguien está perdiendo la cabeza.

Dije cerca de su pene, lamiendo toda su extensión.

Si me hubieran dicho hace unos ocho o nueve años que iba a estar chupando un pene, los habría golpeado, pero supongo que hetero, hetero, nunca fui.

A modo de respuesta, Harry más maduro, así lo catalogaría, gruñó ante mi falta de actividad, empujando mi cabeza hacia su pene otra vez, moviendo las caderas, invitándome, exigiéndome más bien, a que volviera a chuparlo.

— Que impaciente estás — dije— Quieto, o voy a detenerme.

— ¿Quién te enseñó a ser tan atrevido? Recuerdo muy bien que te encanta jugar al pobre chico obligado ¿Eso intentas?

¿Qué mierda con Harry? ¿Dónde sacó tanto material?

Excitado por su nuevo vocabulario, acerqué mis manos a sus bolas, masajeándolas, mientras metí su pene hasta el tope en mi garganta, tragando repetidas veces, sintiéndome victorioso al escuchar a Harry gemir alto, enredado sus dedos en mi pelo, dedos de ambas manos, marcando el ritmo, gruñendo cada vez que los sonidos húmedos invadían el cuarto.

A duras penas levanté la vista, viendo los dos porros apagados en el cenicero, distrayéndome por las arcadas inminentes, su pene estaba muy profundo en mi garganta, era tan grueso, el ritmo tan rápido...

De todas maneras, se sentía tan bien, que bajé mi propio joggers y bóxer, liberando mi pene, masturbándome con fuerza, apretando lo suficiente para imaginarme su apretado trasero, masajeando la punta con mi pulgar, cómo él solía hacer, cerrando los ojos, dejándome llevar por las sensaciones, sintiendo el liquido caliente llenarme la garganta.

Se ha corrido.

— Trágalo todo, si no lo tragas, no habrá recompensa para ti más tarde.

Tragué levantando la mirada para encontrarme con la suya, brillante y lujuriosa, observándome con la quijada apretada, sin soltar mi cabello.

Para cuando me levanté y limpié mi boca con el dorso de la mano, su sonrisa satisfecha me había conquistado por completo.

Si quería jugar rudo, jugaríamos rudo.

Estiré mi mano y enredé los dedos en su cabello.

— Acabo de hacerte una mamada, creo que es tu turno ¿O sólo vas a divertirte tú?

Dije.

Sonrió amplio.

— Hace mucho tiempo deberías haberte comportado así de exigente, eso me excita — jalando de mis joggers y bóxer, desnudándome de cintura para abajo— Te haré una mamada, pero no esperes que mis dedos no exploren por ahí, bien sabes que no puedo quedarme quieto.

Vino nuevamente hacia mí, para cuando me di cuenta, estábamos comiéndonos la boca del contrario, caminando entre tropiezos y movimientos torpes hasta el sofá, el sujeto frente a mí abrió una nueva botella, bebió de esta y se acercó a mi boca, dándome a probar ese liquido color ámbar que me quemaba la garganta, empujándome al sofá, quitándome la camiseta, repartiendo besos por mi cuello, tetillas y abdomen, dejando una marca en cada lugar que su boca tocaba, soplando mi erecto pene, doloroso, expectante, necesitaba atención.

— Ya sólo... deja de jugar y chúpalo.

Dije, enredando mis dedos en su cabello, guiándolo hacia mi pene.

— Con mucho gusto.

Respondió.

Abrió la boca, sacó la lengua y chupó con fuerza mi glande, apreté las piernas a su alrededor y presioné su cabeza hacia abajo, obligándolo a tomar centímetro a centímetro en su garganta, viendo sus ojos vidriosos clavados en los míos.

Valiente, estaba siendo jodidamente valiente, porque Harry cuando me lo chupa normalmente cierra los ojos, el alcohol y el porro le dieron valor.

Gemí de dolor cuando introdujo un dedo en mi trasero, utilizando el alcohol como lubricante, intenté apartarlo, pero la mirada que me dedicó, de "Quédate quieto o verás" me obligó a obedecerlo.

Bueno... supongo que debería darle oportunidad a Harry a ser el de arriba alguna vez, después de todo, él es versátil.

— No es justo, sí tú vas a tocar mi trasero, yo quiero tocar el tuyo.

Dije con los dientes apretados.

— Mi trasero no es algo que pueda estar a tu alcance, es un rotundo no.

— Yo estaba dispuesto a dejarte usar el mío, pero al ver tu negativa, y la estupidez que gira en torno a ti, me acabas de convencer de que necesitas un castigo.

Dije.

Tiré de su cuerpo hasta tenerlo apoyado en el sofá, sujeté sus brazos tras su espalda y vertí una buena cantidad de liquido en su trasero, introduciendo un dedo, intentó removerse bajo mi peso, gimiendo más de placer que de dolor, su cuerpo lo traicionó, moviendo las caderas cuando un segundo dedo se sumó en su entrada.

— Mierda... ¿De dónde sacaste tanta fuerza? — dijo— ¿Será que la edad me está pasando la cuenta? ¡Aah! Sé delicado, joder.

— ¿Te rendiste? ¿Vas a darme tu trasero por las buenas?

Acercando mis labios a su espalda, dejando un chupetón a lo largo de su columna, mordisqueando sus nalgas, dejando mis dientes bien tatuados en ellas, mañana al mirarse al espejo, recordará quien pasó por aquí.

— Mira, esto es un dar y recibir, si no le cuentas a mi esposa, te dejaré hacer todo lo que quieras, pero después me devuelves el favor.

Dijo.

— ¿Por qué? Lucía sí me permite tener sexo contigo, a solas.

— No me refiero a eso, yo soy el que da, mi reputación quedaría arruinada.

— Yo siempre soy el que da ¿Qué estás diciendo? — confundido— pero está bien, será un dar y recibir — metiendo un tercer dedo, escuchándolo gemir con fuerza, apretando el cojín bajo su peso— Me permites usar tu culo, y yo después te presto el mío, estoy tan ebrio y drogado, que cuando me metiste los dedos, casi no lo sentí — masturbándome— respira hondo, bebé, por que estoy tan excitado que puede que no sea tan delicado contigo.

Ante sus protestas, gemidos y jadeos ahogados, dejé que rasguñara mis muslos mientras empujaba hasta tener mi pene hasta el tope en su culo, viendo al sujeto bajo mi peso hecho un desastre.

— Eso es... buen chico — acariciando su cabello, su mejilla, metiendo mi pulgar dentro de su boca— ahora chúpalo y deja que haga un desastre de ti.

Moviendo mis caderas, propinándole estocadas secas, deleitándome con el sonido que salía de sus labios, penetrándolo hasta que logré correrme en su interior, y no me dio tregua, literalmente no me dejó tomar un respiro, me dobló sobre el sofá, usó el alcohol cuando para estirarme y luego me penetró, implacable, sin piedad, provocándome tanto dolor como placer, luego únicamente placer, mordisqueando mis hombros, mis nalgas, dejando las mismas marcas que yo dejé.

Era de día cuando comenzamos así, para cuando el sol cayó, ambos seguíamos bebiendo u fumando, usando una falda para cubrir nuestra desnudes, nada más, ninguna otra prenda, comiéndonos la boca cada vez que teníamos oportunidad, dejando marcas en el cuerpo contrario, apostando con cartas sobre quien sería el perdedor que se dejara follar por el ganador, cambiando roles después.

Toda la noche.

Toda la maldita noche perdiéndose en el cuerpo contrario, toda la noche ebrios, drogados, riendo, insultando, comiendo lo que sea que encontráramos en la cocina para poder seguir.

Fue una gran noche, una gran maldita noche.

Sólo me permití dormir cuando el sol salió por el horizonte, estaba completamente agotado, ni siquiera me quité la falda, me bañé o salí del sofá, dónde me dormí abrazado a Harry, estaba demasiado cómodo, me quedaría aquí.

***

LUCIA.

Luego de una escapada con mamá y los niños para ir a las termas y disfrutar del agua caliente, los masajes y la comida preparada por otros, fresca como lechuga regresé a casa, mucho más feliz, debo decir, porque la estilista de mi esposo estaba por todos lados, aclarando la situación, hablando sobre la solida relación que había entre nosotros, y que por favor no la calumniaran porque jamás ha sido su intención interponerse en mi matrimonio, ella sólo hace su trabajo, dijo, y quería mantenerlo porque le gustaba mucho lo que hacía.

Casi sentí lastima por ella, casi, porque ojo de loca no se equivoca, pero confío lo suficiente en Travis para mantenerla a raya.

Llegué a casa, viendo el lugar vacío, completamente vacío, sólo una botella vacía en la sala, en el piso.

Que extraño...

Regresé al auto dónde mamá esperaba con los niños, quería darme espacio para hablar con mi esposo sin que los niños escucharan, pero al verme regresar, se preocupó.

— ¿No estaba?

Preguntó.

Me encogí de hombros, subiendo al auto, su móvil sonaba apagado.

— No está, así que vamos a tu casa, me quedaré ahí hasta que mi esposo aparezca, debe estar entrenando, siempre despeja su cabeza así.

Asintió, poniendo en marcha el vehículo otra vez.

— Travis es un buen chico, ya deja de jugar con su cabeza — dijo mamá— Mujer mala.

— Lo dice quien amenaza a papá con el divorcio cada vez que hace algo que no te gusta.

Carcajeó.

— Ah bueno, si es cierto — mirándome por breves segundos— Bueno, es tu matrimonio, tú ves que haces — riendo— ya estamos en casa, a estirar los pies, mis niños.

Dijo cariñosa, parando el motor.

Como torbellinos, todos bajaron, corriendo en dirección al patio inferior, subiendo a la casa del árbol, armando un escandalo mientras conectaban el móvil de Megan al reproductor ahí arriba, cantando Fire de BTS a todo pulmón.

— Carajo, acabo de recordar que no le avisé a tu papá que iría con ustedes a las termas, debe estar muy preocupado porque no llegué a dormir ano...che...

Dejando caer el bolso, viendo fijamente algo tras de mí.

Volteé para ver qué la tenía tan atrapada, yo misma dejé caer mi bolso cuando vi la escena.

La sala era un completo desastre, todo, absolutamente todo huele a hierba y alcohol, había cajas de pizza, mayonesa y patatas por todas partes, pero lo que más me llamó la atención, fue a Travis y papá, muy abrazados, durmiendo en el sofá, desnudos... usando faldas.

— No me digas... —Dijo mamá, observándome— ¡No me digas!

Carcajeando con fuerza, sosteniendo su abdomen, tomó su móvil, haciendo mil fotos, enviándoselas a mi tío Oren.

— Que asco, joder ¡Papá! — protesté— No podré volver a mirarte de la misma manera — Se despertaron perezosamente, observándonos— Les dije que, si cogían, no me lo dijeran — cubriendo mis ojos— ¡Papá! tapate, joder...

Dos fuertes gritos me hicieron descubrir mis ojos, papá y Travis se arrastraron cada uno al rincón contrario del sofá dónde estaban durmiendo.

— ¿Dónde está Oren?

— ¿Y por qué tú no eres Harry?

Señalándose uno al otro.

Mamá y yo nos partíamos de la risa, viendo que este par se confundió con los chicos que solían cogerse.

— Me duele la espalda y el culo ¡¿Por qué me duele la espalda y el culo?!

Gritó papá, desesperado.

— A mí también me duele — dijo Travis, observándose— ¡Ah! ¡Señor Luca, mire lo que me hizo!

Señalando sus chupones, horrorizado.

— Me cogí a Travis — dijo papá más para él mismo que para nosotros— Me cogió Travis — llevando sus manos a la cabeza— Mierda... ¿Qué hice? Me cogí al esposo de mi hija.

— Y te cogió el esposo de tu hija, cariño, las cosas como son.

Dijo mamá, riendo, acercándose.

— Jessa, no es divertido.

Protestó este.

— A mí me hace mucha gracia — riendo aún, no había quien la pare— cumpliste tu sueño, Luca, felicidades.

Me acerqué a un atónito Travis que aún no podía creer la situación.

— Me encantaría rogar por perdón ahora... pero algo me sale del culo y me estoy preocupando ¿Es sangre? ¿Puedes decirme si es sangre?

Quise aparentar estar molesta, pero la situación era tan divertida que no pude evitar comenzar a reír, viendo el rostro de Travis ponerse cada vez más rojo, yo no sé si de vergüenza o de ira.

— Lucia, lo digo en serio ¿Ves algo o no? Me duele mucho.

— Yo veo, cielo, yo veo — secando mis lágrimas, riendo aún— Quédate quieto.

Fui hasta su parte trasera, levantando la falda, viendo liquido caliente salir de su trasero, riendo más fuerte esta vez, dejando la falda en su lugar.

— Sangre no es, puedes estar tranquilo.

— Lucia, no le veo el chiste.

— Te escurre semen de mi papá del culo, yo creo que el chiste se cuenta sólo.

Carcajeando.

— Esto es lo mejor para comenzar el día — dijo mamá, roja de tanto reír, llorando, abrazando su panza— Joder, me hicieron el día — viendo la cara molesta de papá— Te escurre semen del culo y es del esposo de tu hija — riendo— Es que no puedo superarlo.

Travis y papá intercambiaron miradas, ambos avergonzados.

— Si hablamos de esto alguna vez, que el otro lo muela a golpes — propuso papá— que esto quede como un secreto.

— Trato hecho, esto nunca ocurrió.

Respondió mi esposo, serio.

— Va a volver a ocurrir.

Dijo mamá.

— Ya lo probaron, volverán a hacerlo dije yo — mirandola— Sólo que... la próxima vez, sean más discretos, los niños podrían haberlos visto. Y si hay otra ocasión, no me cuenten.

— Te besaría, pero de seguro tienes babas de mi yerno encima.

Dijo mamá, bromeando con papá otra vez, algo me dice que no lo dejará en paz por un buen rato.

— Vamos a bañarnos, galán conquista padres — dije yo, mirando a Travis— Y te vistes, iremos a casa.

— ¿Estás enojada aún?

Dejándose ayudar, las piernas le fallaban un poco.

— Ya no. Digamos que el que se cogieran mutuamente, y ver lo avergonzados que están porque pensaban que eran otras personas, es castigo suficiente, me hicieron el día, estoy de muy buen humor — entrando al que era mi antiguo cuarto, ayudándolo a entrar en la bañera— Sólo dime una cosa ¿Te gustó?

Abriendo el grifo.

— Lucia, no preguntes estupideces.

Carcajee.

— ¿Te gustó o no?

Insistí.

— Bueno... yo creí que era Harry, era tan agresivo y tan...

— No, definitivamente no quiero los detalles — entregándome un cepillo de dientes— La imagen mental que instalaste en mi cerebro no se irá por un tiempo, no creo poder volver a ver a mi padre con los mismos ojos.

Gimoteó cubriéndose el rostro con las manos.

Yo creo que él tampoco olvidará lo ocurrido en un tiempo.




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BUENAS BUENAS MIS AMOREEEES

LO PROMETIDO ES DEUDA, Y COMO LO PIDIERON TANTO

LES TRAJE UN ESPECIAL DE TRAVIS Y LUCA QUE DE VERDAD ME HIZO REIR MUCHO JAJAJAJAJA

AMBOS NO PODÍAN ENTENDER CÓMO ES QUE ESO HABÍA PASADO

CONFUNDIENDOLOS CON LOS CHICOS CON LOS QUE SUELEN ENCAMARSE

LUCA HABLANDO SOBRE LAS MUJERES LANDON Y EL MIEDO QUE LE DABAN

DICIENDO TE LO DIJE EN CUANTO A LA PERSONALIDAD FUERTE DE SU HIJA

ABRAZANDO A TRAVIS PARA QUE LLORARA SOBRE SU HOMBRO

Y BUENO... UNA COSA LLEVÓ A LA OTRA 

LA LINEA DE LA CONFIANZA LA RE CRUZARON

SE DEJARON VARIOS RECUERDOS EN EL CUERPO CONTRARIO JAJAJAJAJA

ALGO ME DICE QUE NO VAN A OLVIDAR ESTO FACIL 

Y OREN DEFINITIVAMENTE NO LO DEJARÁ OLVIDARSE DE ESTO

BESITOS EN LA COLA MIS BEBÉS

NOS LEEMOS EN LA HISTORIA DE LUCA

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