Capítulo 8
El pacto en la calavera siempre era igual, mis amigos y yo desaparecíamos un rato para ir a hacer dinero fácil, beber algo de alcohol, buscar un poco de problemas y luego volver con los Diablos para sociabilizar o simplemente... existir con los de nuestra especie, sigo sintiéndome incómoda entre ángeles, todos me miran como... como... aah... no hay palabras para describir esas extrañas miradas, sólo sé que no me gustan, me hacen sentir incómoda, es una mirada que mezcla un montón de emociones negativas, y como mi papi dice, mejor mantenerse lejos para estar a salvo, que lo suficientemente cerca para que me pase algo.
Yo confío en él a ojos cerrados, así que seguiré sus consejos.
Y a pesar de llegar a casa pasado las cinco de la mañana, papá me levantaba a las ocho, desayunábamos ligero, porque le entrenador nos hacía correr hasta vomitar en ocasiones, nos vestíamos con nuestras prendas deportivas, bolso al hombro y directo al auto para ir al gimnasio, dónde al parecer, había problemas.
— ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡¡NO!!
Papá abrió mucho los ojos y vio a su propio padre con rostro de estar viendo a un loco desquiciado, era demasiado temprano para este tipo de emociones.
— Me cansé, me cansé joder, todos ustedes, cincuenta flexiones de brazos, y ustedes dos también.
Señalándonos.
Papá y yo nos encogimos de hombros, soltamos los bolsos y terminamos la fila de pobres almas en desgracia, sudorosos y cansados, pagando por algo que aún no entendíamos ¿Qué joder pasó?
— Mañana los quiero a todos aquí, seis de la mañana, perros sucios y mal olientes.
Dijo cuando caímos rendidos al piso.
— ¿Qué pasó?
Susurré en dirección a Joe, otro de los chicos nuevos, tiene veintidós y es una maquina de pelea, es increíble.
— Travis y Parker se pelearon, como consecuencia, tenemos que ir a un campamento para unificar al grupo, llegamos el martes.
— ¡¿Campamento?!
— Así es ¿Tienes algún problema?
Dijo el entrenador, alias mi abuelo.
— No señor.
Ya estaba lo suficientemente molesto, no quería que se enojara conmigo ahora.
— Bien, me parece perfecto, todos irán, todos, y tú — señalando a mi papá— Vete a tener vida con tu esposa joder, tú no estás invitado.
Papá se levantó con una sonrisa triunfante en el rostro.
— ¿Puedo dejarle a Jack a tu esposa, papá?
Dijo pícaro.
Uuugh, ya imagino lo que harán mientras no estamos.
— Claro que sí, Michelle estará feliz de recibir a su nieto, pervertido, sal de aquí, me da asco ver tu rostro.
Papá recogió su bolso del piso y me miró.
— Mejor suerte para la próxima, hija, disfruta el campamento.
Me vi tentada a mostrarle el dedo medio, pero era mi padre, joder. Conté hasta cinco y le di mi mejor sonrisa sínica, la cual disfrutó, me lanzó un beso con ironía y salió del gimnasio.
— Todos, a sus rutinas, Travis, Parker, no piensen que tendré piedad de ustedes, los voy a hacer papilla.
Y no lo dudo.
Mi abuelo es de temer.
***
Los ánimos se calmaron más o menos a la una de la tarde, cuando el entrenador llegó con sándwiches y botellas de agua para todos, nos dio una hora de descanso antes de hacernos sufrir otra vez, debo admitir que jamás en mi vida he sudado tanto como hoy, tuve que cambiarme el top por lo mojado que estaba, mi pelo... era un asco también, toda yo estaba hecha un asco hoy.
— ¿Y bien? ¿Qué pasó?
— ¿Qué? ¿Por ayudarme una vez, ahora tengo que contarte mis problemas? ¿Te preparo un té también?
Mirándome mal, mascando su sándwich con rabia.
— No me gusta el té, pero gracias por el intento — no caería en su trampa, mamá hace lo mismo cuando papá pierde los estribos, lo ignora— un café estaría bien, con endulzante, cinco, recuérdalo para cuando vaya a tu casa otra vez.
¡Ahí estaba! Vi ese temblor en sus labios, quiso sonreír y se estaba reprimiendo.
— ¿Nadie te dijo nunca la palabra no? Porque pareces no entenderla. No necesito tu ayuda, no te quiero cerca, no necesito tu caridad, no-me-molestes.
Dijo lentamente las ultimas tres palabras, con la intención de remarcar el odio que sentía hacia mi persona.
— Si, tienes razón, no suelen decirme que no, pero cuando me lo dicen... se siente bien feo, mi papá puede ser muy duro cuando quiere darnos una lección, tengo un hermano pequeño ¿Te lo había contado?
— Lucía, no me importa tu vida ¿Puedes sentarte en otro lugar? Hay mucho suelo, metros y metros de piso dónde puedes poner tu trasero.
Señalando.
— ¿Sí? Qué raro... — ladeé la cabeza con fingida confusión— Yo sólo vi este pedacito de suelo junto a ti, no vi ningún otro lugar.
Abrió la boca con el ceño fruncido, probablemente para volver a tratarme mal, pero por más que abrió la boca, las palabras seguían quedando atascadas en su garganta.
Su contrariedad me hizo sentir aún más curiosa, no me perdí movimiento de su brazo flexionándose al acomodar su cabello, permitiéndome ver como sus músculos se ondulaban por la actividad.
— ¿Estás bien?
Dejó la postura tensa, se relajó y bajó los hombros, suspirando.
— Yo... no me llevo bien con mi papá, él... él está en prisión hace años, hoy toca visitarlo y... no me gusta.
Parecía bastante acomplejado con el tema.
— ¿Y es obligación? ¿Tienes que ir a pesar de que no te agrade?
— Sí... mi papá... es astuto, si no voy, alguien vendrá por mí y me llevará, así que prefiero ir por mi cuenta, es... mejor.
Por más que intentó ocultar esos temblores... me di cuenta.
— ¿Quieres compañía? Digo... puedo esperarte afuera, te invito un frappuccino de regreso ¿Qué me dices?
— ¿Irías conmigo? ¿A prisión?
Sin entender nada.
— Bueno, se ve que es un tema difícil para ti, no sé él tipo de persona que seas, pero a mí no me gusta estar sola cuando estoy triste, eso hace que esté más triste y no es sano.
Arrugando la nariz por el mero pensamiento.
Heredé eso de mi madre.
— No deberías ofrecerle este tipo de cosas a los desconocidos, porque cuando te canses de ayudar a los pobres desamparados, se verán perdidos sin su luz guía.
Acomodando un mechón de cabello tras mi oreja.
— No creo que tú y yo seamos simples desconocidos, nuestras carreras dependen de este lugar, siendo del mismo club — señalando el gimnasio— nos veremos por mucho tiempo ¿No crees? Mira a mi papá, es joven, pero no joven joven, como nosotros, y sigue aquí.
— Entonces... — rascó su nuca con incomodidad. Sus orejas estaban tornándose lentamente de rojo, creo que está avergonzado— ¿Café helado después de la cárcel?
— Te esperare — sonriente— Y como nos iremos de campamento ¿Quieres ser mi compañero de tienda?
Alzó las cejas con notorio asombro.
Para disimular, le dio una gran mordida a su sándwich, tomándose su tiempo para responder.
— ¿Y bien?
Pregunté cuando terminó de comer.
— Tu abuelo es el entrenador ¿Te das cuenta de la mala idea que acabas de proponerme?
— Joe ¿Me entregas la lista, por favor?
Hablando al moreno a unos dos metros de nosotros.
— Claro guapa, ten.
Le pidió la lista a su amigo, y este me la entregó.
— Literalmente, el abuelo nos obligó a ir en parejas — mostrándole la lista— tú y yo somos los únicos que no tenemos pareja aún.
— ¿Esto es lastima?
— ¿Podemos borrar la palabra lastima de tu vocabulario? Idiota — golpeando su frente— Se llama, tener afinidad hacia una persona más que a otra, te conozco más a ti de lo que conozco al resto, y prácticamente dormimos en el mismo espacio el otro día, confío en ti.
— ¿Y el entrenador estará bien con eso?
— Déjamelo a mí.
Levantándome del piso, con mi sándwich en la mano.
— Entrenador ¿Tiene lápiz?
Sacó el que tenía colgado de su oreja, y me miró, con la lista entre las manos.
— Supongo que irás sola ¿Cierto?
— Supone mal — Anotando mi nombre y el de Travis— Esto debe ser en parejas, pues lo haremos en parejas, además, Travis ha sido mi confidente estos últimos días, estoy conociendo a una chica que es... ufff.... Es todo lo que me gusta — mentí— Travis no me juzga, se la presenté el otro día, me siento cómodo con él alrededor, da buenos consejos y también sabe escuchar ¿Sabes lo difícil que es encontrar eso en una persona? Aquí todos me ven como una puta lesbiana, a él le importa tres cuernos. Me agrada.
Suspiró, acomodándose la gorra.
— Bien princesita — acarició mi cabello— Me alegra que encuentres a alguien que simpatice contigo aquí, le daré una buena charla al resto de animales, nadie trata mal a mi preciosa princesa — repartiendo miradas amenazadoras por el lugar— pero no creas que tendré más compasión contigo por ser mi nieta.
Puntualizó.
Tomando la lista, dejándola en su escritorio.
— No espero trato especial, entrenador, quiero ser una profesional y de las buenas.
— Dalo por hecho, princesa.
Besó mi frente y sonrió.
Esa fue mi señal para dar media vuelta y regresar con Travis, tomando asiento en mi lugar.
— Asunto arreglado.
Comenzando a comer otra vez.
— ¿Cómo lo hiciste? El entrenador prácticamente me odia.
Atónito.
— Le dije que tengo novia y me gusta hablar contigo sobre ella, que me siento mucho más cómoda contigo que con el resto porque me respetas y no me juzgas por ser lesbiana a medio tiempo, así que... tema resuelto.
— Eres buena mintiendo ¿Te lo han dicho? Inventas mentiras en el instante, no es la primera vez que lo haces.
— No me gusta mentir, pero si hay que hacerlo, pues hagámoslo bien.
Asintió completamente de acuerdo conmigo, y sin más platicas extrañas de por medio, terminamos de comer y aprovechamos el resto del tiempo para recostarnos en el piso y mirar el techo para darle algo de tregua a nuestros músculos protestantes.
***
La prisión a la que acompañé a Travis no era tan pintoresca como las que muestran en las series de Netflix, esta literalmente me daba miedo, incluido los guardias que custodiaban las entradas. Tenía toda la intención de quedarme en el estacionamiento y esperar tranquilamente ahí a Travis, pero para llegar ahí, había que cruzar un grueso portón de madera cubierto de lata negra, dos torres a los costados y guardias armados.
¿Mencioné los alambres de púas en la parte superior y esos finos hilitos que se cruzaban de torre a torre y que te electrocutaban a muerte si intentabas tocarlos? Hay por lo menos una docena de pájaros sobre el muro que no están precisamente de panza al sol para disfrutar de la vitamina D.
¿A lo que quiero llegar?
No me dejaron quedar en los estacionamientos, lo que dijeron fue, y cito: "Si entras al puto estacionamiento, entras a la puta cárcel, me importa una mierda lo que tenías pensado hacer" muy amables los sujetos, comprensivos y bien hablados.
Y aquí estoy, con un papel con el nombre de Travis Prest colgado en el cuello de mi camiseta, esperando sentada en un frío banco de metal, tras un espejo blindado con agujeros para ver a un perfecto desconocido que ha pasado más de dieciocho años en prisión, bueno bueno... no es, y tengo miedo.
— Oye... lo siento — Travis me miró con culpabilidad— Nunca antes vine acompañado aquí, no creí que te hicieran entrar también.
— Ninguno de los dos tenía idea, estoy invadiendo tu espacio, soy yo quien debería disculparse.
— Aunque no lo creas, me siento seguro estando contigo aquí, mi papá... él...
La alarma de la puerta al otro lado del vidrio casi me reventó los tímpanos cuando se abrió, lo que interrumpió nuestra platica, centrando nuestra atención en el sujeto con grilletes en muñecas y tobillos, y una gruesa cadena uniendo estas, así, el hombre con el mismo rostro que el sujeto a mi lado, caminaba dando cortos pasos hasta tomar asiento frente a nosotros, observándome detenidamente mientras una tétrica sonrisa se dibujaba en su rostro.
— Hola, hijo, me da gusto verte ¿Estás más alto?
¿Por qué podía sentir la ironía en su voz?
— Papá.
Se limitó a decir Travis.
— Veo que vienes con visitas, que rápido — riendo— Tú — observándome— Eres igualita a la zorra de tu madre ¿Le mandas mis saludos, por favor?
Mi corazón latió frenético, de un momento a otro, tuve la necesidad de respirar más rápido porque sentía que me estaba ahogando ¿Por qué siento tanto miedo? ¿Quién es él?
— Papá, basta — le dijo Travis— No te metas con ella, te juro por Dios que si...
— ¿Qué si yo qué? — relajado— ¿No es justo esto lo que yo te...?
— ¡Basta! — Travis golpeó el mesón con rabia— Basta joder, basta, no sé por qué me sigues obligando a venir aquí, no tengo intenciones de seguir tus pasos, no quiero ser un maldito Ángel caído ¿Qué maldito enfermo manda a sus amigos para obligar a su hijo de trece años a tatuarse? Y graba esto en tu enferma cabeza, no voy a seguir tu plan, no quiero hacerlo, no lo voy a hacer, hasta aquí llegué, y no volveré a pisar este lugar, no cuentes más conmigo, papá.
Se levantó del asiento, tomó mi mano y prácticamente me arrastró fuera de la sala, directo al área de chequeo para que me devolvieran el bolso con mis cosas, mi collar, mis cordones y demás objetos que podrían ser un arma en potencia.
Y tan rápido como nos sacó del cuarto para hablar con su papá, me llevó al estacionamiento.
— ¡¿Puedes decirme qué mierda fue eso de ahí dentro?!
Tirando de mi brazo para zafarme.
— ¡Es un puto loco! Investiga a las personas que me rodean, y los ángeles son una puta mierda, debió haber investigado a todos en el gimnasio, tu padre, tu madre, a ti ¡Mierda! — llevando ambas manos a su rostro, él estaba temblando— Fue mala idea traerte, es un puto loco... lo siento... lo siento... lo siento...
Acuclillándose, comenzó a respirar cada vez más rápido, llevó sus manos al cuello, de pronto se puso rojo y su rostro se cubrió de sudor perlado.
Un ataque de pánico.
Él realmente le temía a su papá.
Rápidamente me acerqué a él, Travis se dejó caer al piso, mirando un punto fijo en el piso, parecía aterrado, sin pensarlo dos veces me arrodillé entre sus piernas y lo abracé con fuerza.
— Estoy aquí contigo — susurré— estás a salvo ya, Travis, nadie te hará daño, esto va a pasar, nadie te hará daño — repetí— yo te voy a proteger, lo prometo.
Él era una persona muy rota, con muchas cicatrices, con muchos miedos...
Demonios...
Prometí que lo protegería, pero... ¿Quién me protegerá a mí?
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
BUENAS BUENAS MIS AMOREEEEES
HE REGRESADO MÁS RÁPIDO A QUE SIIII, Y ES QUE EN EL TRABAJO ME HAN DADO ALGUNOS DÍAS "LIBRES" QUE APROVECHO PARA ESCAPARME AQUÍ, DEJAR UN DETALLITO Y VOLVER A LA REALIDAD
REGRESANDO AL CAPITULO, EL CAMPAMENTO VA A ESTAR RE DIVERTIDO, ASÍ, LES PUEDO MOSTRAR LOS CHICOS QUE EL ABUELO ENTRENA Y LA RAZÓN POR LA QUE TRAVIS SE PELEO, TRAVIS NO ES MALO, PERO NO TIENE DE OTRA, MUCHAS COSAS LE JUEGAN EN CONTRA
LUCÍA CONOCIÓ A TRAVIS PADRE CASI SIN QUERER, TRAVIS HIJO... AY JODER, QUE PENA ME DA, ÉL NO ES MALOO JODEEEEER, SU MALDITO Y LOCO PADREEEEE, ALGUIEN HAGA ALGO CON ESE ANIMAAAAL
ODIO CUANDO LAS PERSONAS ESTÁN TRISTES Y NO LOS PUEDO AYUDAR, YO CREO QUE POR ESO ELEGÍ ENFERMERÍA, MI ESENCIA ES AYUDAR A LAS PERSONAS O YO MISMO ME SIENTO TRISTE E INUTIL
¿HAN PENSADO EN CÓMO QUIEREN VIVIR SU VIDA? ¿EN LO QUE SERÁN EL RESTO DE ELLAS? ¿LO QUE LAS HACE FELICES?
SON PREGUNTAS MÁS COMPLICADAS DE LO QUE PARECE
NOS LEEMOS EN UN PROXIMO CÁPITULO MIS AMORES BELLOS
QUE TENGAN BONITA SEMANA
LAS AMO A TODAS
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top