Capítulo 30

Sorpresa

Desde la ventana puedo observar las calles de Las Vegas iluminadas por las farolas, los focos de las tiendas y locales. Colores por todos lados y gente caminando con sus familias, con los perros, incluso gente sola observando todo a su alrededor. Es bonito ver y observar a la gente, dar una opinión de lo que ves, aunque no sea la correcta ya que, cuando conoces a la persona, tus observaciones no siempre dan en el clavo, son diferentes. A veces para bien y, otras, para mal. La cuestión es conocer a gente nueva.

Lo que llevo aquí, en esta ciudad, he conocido a varias personas nuevas. Entre ellas, Logan, mi jefa y mis compañeras de trabajo. Obviamente, los clientes que entran en la tienda también, algunos más que otros, porque hay cada cliente que es para echarles de comer aparte.

Hay de todo, clientes que saben a lo que vienen con las ideas claras de lo que quieren, clientes que necesitan la ayuda del dependiente para encontrar lo que quieren, desean o necesitan, clientes que no quieren ayuda de ningún tipo y encima te lo hacen saber perfectamente,... En fin, de todo. Pero a todo hay que adaptarse. Y tener paciencia, mucha.

El coche para y me saca de mis ensoñaciones. Miro a mi alrededor y veo que nos hemos parado en un arcén donde se puede ver un restaurante con luces tenues. Parece como un hotel, muy lujoso y desde fuera se puede observar que hay gente.

- ¿Es aquí? - pregunto confusa, pero con ganas de entrar y ver lo que hay dentro.

Logan asiente, apaga el motor del coche y se baja de éste. Desabrocho mi cinturón y veo como me abre la puerta para que pueda salir. Le agradezco con una sonrisa, me coloco el bolso en el hombro y nos encaminamos juntos hacia la puerta del restaurante.

Nos abren la puerta un camarero vestido impecablemente bien, tal como pide la decoración del sitio. Lleva pajarita y todo. Que nivel.

Nos acercamos a una barra donde hay otro camarero con un libro de notas y un bolígrafo al lado para apuntar.

- Buenas noches, ¿tienen reserva? - nos pregunta con el bolígrafo en la mano y una sonrisa en su rostro. Puedo ver en la placa de su uniforme que se llama Lukas. Es muy amable y se le ve un chaval muy simpático.

- Sí, a nombre de Logan Grey - dice su nombre con su voz grave. Todo en él es sensualidad pura y dura. Es increíble.

- Perfecto, podéis pasar. Mi compañero os llevará hasta vuestra mesa - nos indica el camarero señalandonos la dirección hacia la que tenemos que ir.

- Gracias - le digo por los dos, ya que Logan no le ha dicho nada.

Logan agarra mi mano y, juntos, seguimos al otro camarero que nos dirige a nuestra mesa. Una mesa con su mantel blanco, pero para 4 personas.

- Aquí tienen su mesa, pueden sentarse. Acomodense, en un rato vendremos a tomar nota - nos dice y se va por donde hemos venido.

- ¿Por qué hay 4 platos? - pregunto curiosa al ver que vamos a ser dos más en la mesa. A lo mejor los camareros se han confundido y nos han puesto dos más.

- Porque vamos a ser 4 en la mesa, bruja - me asegura muy convencido de lo que dice y con una sonrisa en los labios al ver mi cara de confusión.

- ¿Quiénes son los otros dos? ¿Es tu amigo Michael? - quiero saber, soy una persona muy curiosa por si no os habéis dado cuenta.

Nos hemos dado cuenta, tranquila.

- Sí, es Michael - me asegura Logan, mirando la carta del restaurante con todos los platos de comida.

- Y, ¿quién es la otra persona? ¿Viene acompañado? - creo que tiene que estar harto de mí.

- Amanda, deja de preguntar tanto - dice, cansado de mí creo, pero lo dudo porque en su rostro diviso algo de diversión.

- Vale, perdón - digo encogiéndome de hombros y empiezo a mover la pierna por los nervios y a enroscar un mechón de pelo en uno de mis dedos.

La puerta del restaurante se abre para dar paso a dos personas, pero desde mi posición en la mesa no puedo ver de quiénes se tratan. Escucho una voz femenina muy, pero que muy familiar.

- Buenassssss, aquí llegó la Reina de las miles reinas del universo enteroooooooo - escucho que dice Colette apareciendo por la esquina con Michael a su lado. No puede ser verdad.

- No puede ser - me quedo quieta y miro a Logan que tiene una sonrisa en los labios. Pero una sonrisa sincera al ver mi cara de asombro. ¡Esta era la sorpresa! Mi amiga no se ha ido de Las Vegas.

- Creetelo que vas a tener amiga Colette para varios días, amiga - dice Colette acercándose toda diva hacia la mesa para saludarme con un abrazo y un beso, como dios manda.

- Dios mío, no me lo puedo creer - digo todavía asombrada por todo esto.

Saludo a Michael con una abrazo y dos besos. Nos sentamos todos en la mesa y, Colette y Michael se ponen a hablar entre ellos olvidándose de nosotros dos. Entonces, aprovecho para mirar a Logan a los ojos.

- Imagino que esta era la sorpresa, ¿verdad? - digo entusiasma y asombrada todavía porque no me lo puedo creer. No me lo esperaba.

- Imaginas bien, bruja. ¿Te ha gustado? - pregunta con la sonrisa tan bonita que tiene en los labios.

- No, me ha encantado - digo con una sonrisa de oreja a oreja -. Gracias, Logan.

- No me las tienes que dar, bruja - dice tocando mis dedos de refilón, rozandolos. Siento una electricidad por todo mi cuerpo que me recorre toda la espina dorsal. La sonrisa de mis labios desaparece para mirarnos muy fijamente a los ojos.

Dios mío, lo que siento con él no lo siento con nadie más y nunca lo he sentido con otra persona en mi vida. Ni en la adolescencia.

Necesito besarlo, me entran ganas de hacerlo.

No te contengas, hazlo.

Seguimos mirándonos muy fijamente, hasta que las voces de nuestros amigos nos sacan de nuestro contacto visual que con la mirada nos lo decíamos todo. Nuestro dedos dejan de rozarse lentamente y ya siento la perdida de ellos. Quiero tenerlos junto a mí para toda la vida.

¿Me estaré enamorando? No, no puede ser.

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