Epílogo

El despertador chillaba como un loco para poder hacerse notar dentro del sueño profundo del muchacho. Pero ni siquiera ese desagradable sonido lograba despertarle del todo. Dio media vuelta y un rayo de sol que entraba por la ventana entreabierta consiguió cegarlo durante unos instantes. Se escondió entre las sábanas para evitar que aquella luz consiguiera romperle su precioso sueño. Pero, aún recuperada una cierta oscuridad bajo las mantas, el pitido del despertador seguía percutiendo en su cabeza como si esta fuera su caja de resonancia.

Se giró de nuevo en la otra dirección y sacó una mano de las sábanas para que esta tanteara la mesita de noche y pudiera dar fin a aquella agonía. Sin embargo, por más que palpó y palpó no consiguió dar con el causante de todo aquel escándalo. El chico soltó un bufido de desesperación y no le quedó más remedio que asomar levemente la cabeza y mirar la mesita.

—Pero... ¿qué? —se asombró con cierto enfado al ver que el despertador no estaba en el lugar de siempre. De hecho en aquella mesa no había nada más que la lamparilla y sus apuntes de historia. Del despertador, ni rastro, pero seguía sonando sin descanso.

Aún a duermevela intentó salir de la cama, pero sus movimientos aún eran torpes y si a eso también se le sumaba el hecho de que ni siquiera se molestara en abrir los ojos, sucedió lo inevitable. Sus pies se enredaron entre las sábanas y cayó de bruces en el suelo.

Ahogó un quejido de dolor, pero permaneció sobre la moqueta de su cuarto sin moverse. En aquella posición se dio cuenta de que el estridente sonido le llegaba con más intensidad. Aún tumbado, giró su cabeza hacia la cama y descubrió al mal del mundo: su despertador. Se arrastró hacia él y extendió su mano todo lo que pudo pero sus dedos solo consiguieron rozarlo. No le quedó otra opción que meter la cabeza debajo de la cama para así poder dar caza a su objetivo. Finalmente logró desactivar la alarma y emitió un suspiro de alivio. Por fin se hacía el silencio.

—¿Por qué siempre es tan difícil que te levantes por las mañanas? —una voz interrumpió su recién adquirido descanso.

El chico se sobresaltó de tal forma que no recordó que aún tenía su cabeza debajo de la cama y se propinó un sonado golpe cuando trató de levantarla para ver quién había en su habitación.

—Madre, dame paciencia, por favor —imploró aquella voz arrastrando cada una de sus palabras.

El muchacho salió con cierta premura de debajo de la cama y al verla no pudo evitar pegar un grito.

—No ha sido un sueño… —balbuceó con torpeza.

—Más quisiera yo —se lamentó Bek. La chica estaba sentada en su escritorio y con los pies puestos en su silla—. Anda y vístete ya, ¿te parece? 

En ese momento, él se dio cuenta de que estaba en sus paños menores y se quiso morir de la vergüenza. Arrancó una de las mantas de su cama y se cubrió con ella todo lo rápido que pudo. 

—¿Por un momento no se te ocurre pensar que no es la primera vez que te veo así? —se burló ella con una media sonrisa dibujada en su rostro.

El muchacho se comenzó a adquirir casi el mismo color que la manta que lo cubría: rojo bermellón. En ese momento, la madre del chico irrumpió en la habitación enfadada:

—¿Pero se puede saber a qué viene tanto escándalo, Nacho? —le preguntó también con una voz de recién levantada—. No sé cómo es que te has despertado hoy tan temprano, pero lo único que conseguirás es que se levante todo el vecindario si sigues gritando de ese modo.

Él no pronunció ni una palabra. Dirigió una mirada de susto hacia Bek. Si su madre veía a una chica en su habitación y él medio desnudo, sin duda no viviría mucho tiempo para convertirse el Superhéroe que le habían pedido.

—¿Qué mosca te ha picado? —su actitud no había tardado en ganarse la sospecha de su madre, que no dudó en entrar en su habitación para descubrir qué estaba tramando su hijo.

El muchacho mantuvo la respiración al verla aproximarse a su escritorio y solo la pudo volver a recuperar cuando su madre le dio la espalda a Bek como si nada. Después pasó por su lado y le soltó con un cierto matiz de preocupación:

—Sin duda, cada vez estás más rarito, hijo mío. 

Ni siquiera él se tomó aquellas palabras a mal. Cuando finalmente lo dejó de nuevo solo en su cuarto, cerró la puerta y emitió una larga exhalación:

—Uff, por poco...

—Te doy tres minutos para que cojas de ese armario algo decente y te vistas. Basta ya de dramas adolescentes. Hay mucho que hacer —le recordó con impaciencia Bek.

—¿En serio esto es lo que me espera a partir de ahora? —se quejó el muchacho aún incrédulo por todo lo sucedido.

—A ver déjame hacer memoria… —le pidió ella haciéndose la interesante—. Creo que las palabras de cierto chico al enterarse de su nuevo cargo fueron algo así como "Menudo flilpe", ¿me equivoco?

Él se dio por aludido y no le quedó otra que dirigirse con desgana al armario:

—Sin duda será una experiencia a-pa-sio-nan-te —masculló entre dientes.

—Lo mismo digo —coincidió ella por primera vez con el que iba ser sus brazos y piernas en la tierra.

"Venga, no tiene por qué irnos demasiado mal", pensaron ambos al unísono.

Ilusos...

FIN DE ESTA HISTORIA. ^^

NO DESCARTO EN UN FUTURO CONTINUARLA. ME LO HE PASADO REALMENTE BIEN ESCRIBIÉNDOLA. ;) ESPERO QUE TAMBIÉN OS GUSTE LA CANCIÓN QUE PONE EL PUNTO Y FINAL A LA TRAMA. 

GRACIAS POR TODO EL APOYO QUE ME HABÉIS DADO LEYENDO ESTA HISTORIA, LA PRIMERA QUE ESCRIBO DE ESTE GÉNERO. SIN DUDA, ES UNA VERDADERA SATISFACCIÓN SABER QUE OS SACÓ LA SONRISA A MÁS DE UNO MIENTRAS LEÍAIS LAS AVENTURAS DE ESTOS DOS PERSONAJES.

POR SUPUESTO, GRACIAS TAMBIÉN A @CMStrongville POR ORGANIZAR ESTE CONCURSO Y ABRIRME LAS PUERTAS A ESTE NUEVO GÉNERO PARA MÍ. ^^

¡UN ABRAZO!

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