Ayer llegué a la conclusión de que odio los malditos días de lluvia. Te diría que no pensases que soy una insensible hacia el medio ambiente, pero no lo voy a hacer por dos motivos de peso más que evidente.

Motivo 1: Con tan solo leer la primera línea, tu mente ya se habrá encargado de asignarme una carácter que pueda ser fácil de identificar. Quizás la palabra "egoísta" podrá ayudarte a ver alguna justificación en mis palabras. Bien por ti. Nadie tiene la culpa de que tu cabecita funcione de esa forma.

Motivo 2: Y qué con el medio ambiente. Una lluvia torrencial tampoco es que sea demasiado buena, ¿o sí?.

Fin de la discusión. ¿Por qué? Porque lo digo yo y punto. Esta son mis palabras, ¿no? Entonces, perdóname que te diga que aquí mando yo. Si lo prefieres puedes ignorar a esta loca que te habla y seguir con lo que venías haciendo. Después no quiero responsabilidades de ningún tipo. Avisado quedas.

En fin, una vez dejadas ciertas cosas claras, prosigamos con mi aberración por los días bien cargados de humedad, charcos y paraguas asesinos.