Capítulo 1: ¿Lluvia? No, gracias.
Me hace gracia cuando la gente va por ahí conversando: "A mí me encanta que llueva" —dice uno—. "¿A que sí? ¿No es súper relajante?" —le contesta el otro—. "¿Y qué me dices del olor a tierra mojada? Es una delicia".
Podría seguir esta conversación durante varias líneas más, pero me resisto a terminar hablando de arcoíris, pajarillos cantando y caracolitos en las paredes. No es algo que os sea desconocido a vosotros. Seguro que en un momento u otro de vuestra vida os habéis visto involucrados en esta "apasionante" charla.
Pero más gracia me hace cuando veo a esas mismas personas bufando en las paradas del autobús, tratando de hacerse un pequeño hueco debajo de las abarrotadas marquesinas para evitar que la lluvia les siga empapando la ropa. Yo soy de las que prefieren quedarse fuera de aquel sinfín de empujones y paraguazos. Bueno, pero si os soy sincera, tampoco es que permaneciendo al margen me libre de eso. Cuando llega el autobús, si es que se puede llamar de esa forma y no lata de sardinas, por aquello de ver a la gente apretujada contra los cristales desafiando las leyes de la física, la estampida atrapa a todo aquel que encuentre a su paso. Sí, has leído bien, estampida, como aquellas que ves en los documentales de National Geografic, salvo que aquí los protagonistas no son antílopes, sino Homo sapiens, esa especie considerada como una de las más "inteligentes" que habitan en nuestro planeta.
Lo cierto es que mis esfuerzos de poco valen cuando se trata de esperar al autobús en hora punta en pleno aguacero de un mes de octubre. No importa lo que hagas, el empujón te lo llevas seguro, eso en el mejor de los casos, claro.
Una vez dentro, la lluvia parece ser el menor de tus problemas. Pero, no, supones mal de nuevo. Si no hay una regla matemática que asocie lluvia a atascos monumentales, es porque ese Homo sapiens que antes mencionaba necesita dar aún un pequeño paso más en la evolución. Su intelecto sigue siendo todavía bastante limitado.
Si los de mi clan no se han puesto a ello es porque tenemos otras prioridades que cumplir. Créeme cuando te digo que estas sí que son "prioridades" y no lo que vosotros, los humanos, definís como tal.
¿Qué dices? ¿Que estoy exagerando?, mira, porque estás ahí lejos y porque si no... aprendías a la fuerza a controlar tus desagradecidos pensamientos.
Desagradecido, sí, porque si no fuera por la que está aquí presente, o por el resto de mis compañeros, querido amigo, no durarías en la Tierra más de un día.
¿Quieres saber un secreto?
Pues ahí va y solo porque hoy me siento generosa. Es una simple línea de nuestro código de conducta, pero resume muy bien a todas las que le siguen:
PRIORIDAD MÁXIMA: Salvarle el culo a los humanos.
Bueno, vale, no viene así escrito en nuestro código. Pero no me negaréis que queda mucho mejor descrito de esta forma, ¿verdad?.
No os podéis hacer una idea de lo cierta que esta frase es.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top