capitulo 26
Las torres del Castillo se alzaban amenazadoras ante él, cubiertas como siempre con una espesa capa de niebla gris. Oscuras nubes se deslizaban en el cielo, prometiendo tormenta antes de que la noche llegara a su fin.
Durante un momento, descansó entre las grises sombras. Antes había cazado por las calles del pueblo, pero había sido en vano. Por primera vez en cuatrocientos años, sus poderes le habían fallado. Desesperado por conseguir alimento, se había nutrido de una cabra flaca y huesuda que había encontrado atada detrás de una de las casas de campo.
Demasiado débil para usar sus poderes sobrenaturales, había ido andando a paso lento por la carretera sinuosa hasta la cima de la montaña Hokage, cuando llegó a la cima apenas le quedaba nada de la poca fuerza obtenido al beber de la cabra.
Cerrando sus ojos, apoyó la cabeza contra la húmeda pared de piedra del castillo. Por un momento, pensó en salir de nuevo al campo y matar algunas ovejas, pero el deseo de ver a Sakura, cerciorarse de que todavía vivía, era mayor que su hambre.
Apartándose de la pared, subió las escaleras hasta la puerta del castillo. La puerta se abrió al golpearla.
Entró en el oscuro vestíbulo, sus sentidos buscando en los cuartos. Jiraiya estaba en la cocina. Sakura estaba arriba. Aspiró un profundo aliento y su perfume lo envolvió con una sensación confortable y familiar, al igual que hacían los pliegues de su capa.
Y luego oyó las voces. De Uchiha. De Tsunade. La voz de un hombre que no reconoció.
Caminando silenciosamente, subió las escaleras pasando por el corredor tenuemente iluminado hasta la habitación que Sakura había usado antes de mudarse a su cuarto de la torre.
Se paró ante la puerta. Se sintió decepcionado, al ver que ella ya no dormía en su cama en el cuarto de la torre, y al mismo tiempo agradecido de que no hubiera revelado su lugar de descanso a los demás.
-"No va a mejorar". Era la voz de Uchiha, llena de una fría desesperación.
-"Quizá deberíamos llevarla al hospital de Tokio". La voz de Tsunade estaba enronquecida por las lágrimas.
-"No pueden hacer más por ella allí, de lo que nosotros estamos haciendo aquí" dijo el desconocido. -"Podría ser peligroso moverla, especialmente con la tormenta al caer. Si no está mejor por la mañana, la sangraré de nuevo".
¡Desangrarla! Mascullando un juramento, Naruto puso su mano en el pomo y abrió la puerta.
Las conversaciones terminaron abruptamente al entrar en la cámara. De un simple vistazo se hizo cargo de la situación: Tsunade Senju de pie a un lado de la cama, pasaba el rosario con gesto preocupado; Uchiha y otro hombre que Naruto asumió debía ser el médico estaban a los pies de la cama.
Naruto cruzó la habitación, su atención enfocada en Sakura. El hedor a ajo, con el que se creía ahuyentaba a los malos espíritus, inundó las ventanas de su nariz mientras se acercaba a la cama. Se creía que también ahuyentaba a los vampiros, pero pensó que nada podría alejarle de su lado.
Ella yacía como si ya estuviera muerta, su rostro tan pálido como la almohada en la que reposaba. Su pelo esparcido sobre la almohada. Había sombras púrpuras bajo sus ojos; Sus mejillas estaban hundidas. Un fuerte olor a sangre se desprendía de un tazón que había sobre la mesa al lado de la cama. La sangre de Sakura, todavía caliente. Su estómago rugió dolorosamente cuando el hambre aumento en su interior.
-"¡Es él!". Tsunade exclamó, con voz llenó de repulsa. -"Es el quien le ha hecho esto".
El médico colocó su mano sobre el hombro de Tsunade. -"Señora Senju... "
-"¡Brujo!". Apartó la mano del doctor de su hombro e hizo el signo de la cruz para prevenir el mal. -"¡Hijo del demonio! ¡Sal fuera de aquí!".
Demasiado tarde, Naruto se dio cuenta de que Uchiha se había colocado detrás de él. Al intentar girarse, sintió un fuerte golpe sobre su cabeza cuando Sasuke le golpeó con el atizador de la chimenea. Gruñó mientras caía de rodillas.
Uchiha lo golpeó de nuevo con el atizador, tirándolo al suelo y forcejeando logró inmovilizarlo con la ayuda del doctor.
Sabiendo que era inútil, Naruto luchó contra el Uchiha que lo sujetaba. Con una fiera mueca en sus labios, maldijo salvajemente cuando su vista comenzó a empañarse, hasta que no hubo más que oscuridad, una oscuridad interminable que le llevaba a la inconsciencia.
Despertó en una profunda oscuridad como una tumba. Durante un momento, no supo dónde estaba y luego se dio cuenta de que era su ataúd. El sentimiento de alivio fue rápidamente seguido por un profundo miedo cuando trató de levantar la tapa y no pudo. Empujó la tapa de nuevo, con el pánico dándole más fuerza, pero la tapa permaneció fuertemente cerrada. Arrugó su nariz ante el fuerte olor a ajo.
¡Jiraiya! ¡Ven a mí!
Cuanto lo siento, Su Señoría, pero no puedo.
Explícate.
Saben lo que es usted. Durante su enfermedad, Lady Sakura sufrió una fiebre muy alta. Mientras estuvo inconsciente, habló de usted, de lo que usted es. Traté de decirles que eso era absurdo, delirios de una mente febril, pero la señora Senju la creyó. Quiere destruirlo cuando llegue la mañana.
¿Y Uchiha?
Naruto maldijo interiormente, recordando cómo Sasuke le había golpeado con el atizador de la chimenea.
No parece que este demasiado convencido de ello.
¿Sakura? Háblame de Sakura.
No le han dicho nada de su regreso, Su Señoría.
¿Está Uchiha, contigo?
Sí, Su Señoría.
Debes convencerle para que me suelte. Dile que Sakura morirá sin mi ayuda.
Lo intentaré, Su Señoría. ¿Está usted bien?
Naruto gruñó suavemente. Necesito alimentarme un poco, contestó, pensando que ese era seguramente el eufemismo más grande de todos los tiempos.
Cortó la aligación entre ellos, después cerró los ojos. Suspiró profundamente varias veces, tratando de reprimir el pánico que aumentaba en su interior. Nunca le habían gustado los lugares oscuros y pequeños; Era una de las razones por las que nunca descansaba en su ataúd. El pensar que podría estar atrapado para siempre dentro de él, le llenaba de terror, pero después sonrió con arrepentimiento, si Tsunade Senju se salía con la suya, entonces lo de para siempre acabaría con la llegada de amanecer por la mañana.
Sus ojos se abrieron de golpe cuando oyó el sonido de pasos que se acercaban mientras bajaban por las escaleras del sótano. ¡Uchiha! Hubo una pausa ante la puerta, y el crujir de la madera contra la piedra cuando puerta se corrió quedando abierta.
-"¿Naruto, me puedes oír?
-"Te oigo".
-"¿Entonces es verdad?".
-"¿Tu que crees?".
-"Creo que esto explicaría muchas cosas" dijo Sasuke concisamente.
-"Debes dejarme salir".
-"Creo que no".
-"Vamos, Sasuke, en verdad no puedes creer que sea un vampiro".
Naruto apretó sus puños en un esfuerzo al intentar que su voz sonara tranquila. -"Seguramente, si fuera el monstruo que crees, entonces nada que lo que tu pudieras hacer me detendría".
-"Nunca te he visto comer" dijo Uchiha. -"Nunca te he visto a la luz del día".
-"Lo puedo explicar fácilmente".
-"¿Y esto...?" Uchiha se estremeció mientras clavó sus ojos en la negra y brillante superficie del ataúd, con el cuervo a tamaño natural esculpido en la madera. ¿Era su imaginación, o eran los ojos del pájaro que le seguían? -"¿Me puede también explicar fácilmente lo de este ataúd?".
-"Debes liberarme, Uchiha. Sakura me necesita".
-"El doctor dice que se está muriendo." La voz de Sasuke vaciló en la última palabra. -"Que ha perdido las ganas de vivir".
-"Yo la puedo ayudar" dijo Naruto con voz llena de desesperación. -"Pero debes dejarme salir de aquí. Ahora".
-"¿Cómo?" Sasuke preguntó. -"¿Cómo la puedes ayudar cuando el médico dice que está desahuciada?".
Naruto maldijo la debilidad que le quitaba sus poderes. Si estuviese lo suficientemente fuerte, fácilmente podría haber dominado la voluntad de Uchiha a la suya. Pero en primer lugar si él hubiera estado lo suficientemente fuerte, el hombre no le habría derrotado en la lucha anterior.
-"Sasuke, debes soltarme antes de que sea demasiado tarde. Antes de que el sol se alce en el horizonte. Antes de que Tsunade Senju venga a por mi cabeza. -"Escúchame," dijo, conservando la calma. -"Hace años que me conoces. Has hablado con Sakura muchas veces. ¿Se ha quejado alguna vez de mí? ¿Me ha acusado de maltratarla? ¿He dicho o hecho en toda mi vida cualquier cosa para hacerte pensar que la dañaría a ella o a cualquier otra persona?".
-"No" Sasuke contestó lentamente. -"Ella siempre te ha alabado".
-"Ella me necesita" dijo Naruto incapaz ya de ocultar más la urgencia en su voz. -"Necesita saber que estoy aquí".
Se tensó cuando oyó a Uchiha cruzar la habitación, vacilando con cada paso que daba.
-"Nadie más puede ayudarla" dijo Naruto. -"Por favor, te lo ruego. Debes dejarme salir de aquí antes de que sea muy tarde".
Contuvo el aliento cuando sintió la mano de Uchiha sobre la tapa de su ataúd. Sí, pensó. ¡Hazlo, maldita sea!
Sasuke se quedó mirando fijamente el ataúd. Era un hombre instruido. No había lugar en sus pensamientos para nada que no pudiera ser explicado por los hechos o por la lógica. Nunca había creído en las habladurías que corrían por el pueblo sobre vampiros, nunca había creído ni en fantasmas ni en duendes. En algunas ocasiones, había sentido escalofríos al mirar directamente los ojos de Naruto, una sensación de poder controlado, de peligro esperando ser desatado. Pero eso no tenía nada que ver con que Naruto fuera un monstruo y todo con el hecho de que el señor del castillo fuera un hombre rico, poderoso, confiado y arrogante.
Sasuke tomó un aliento profundo, deseoso de arriesgar su seguridad, si con ello había alguna oportunidad de salvar la vida de Sakura.
-"Quiero tu palabra, Naruto, júrame que no le harás daño".
-"La tienes".
-"O cualquier otra cosa".
Naruto vaciló sólo un momento. -"Te doy mi palabra". Esperó, abriendo y cerrando las manos nerviosamente mientras Uchiha tomaba una decisión.
Después de unos minutos que parecieron horas, oyó el ruido inconfundible de pesadas cadenas arrastrándose y el crujido de los clavos al arrancarlos de la madera.
Habían sellado bien su lugar de descanso, Naruto filosofó. Habían enrollado el ataúd con pesadas cadenas, luego habían clavado la tapa sellándola con clavos de plata, sin duda. Él sonrió torcidamente.
¿También lo habían rociado con agua sagrada?
Naruto entrecerró los ojos ante el brillante resplandor de una vela al levantar Uchiha la tapa.
Sasuke juró suavemente, cruzándose frente a Naruto cuando este se levantó.
Sintiéndose como si hubiera sido rescatado del mismo infierno, Naruto salió del ataúd.
Gruñó suavemente cuando el olor a ajo llenó sus ventanas de nariz. Mirando hacia abajo, vio el suelo lleno de ellos.
Sasuke Uchiha se apartó, sintiendo cómo el color abandonaba su rostro cuando los profundos ojos azules de Naruto encontraron su mirada.
-"Es verdad" exclamó Uchiha, su mano cerrándose alrededor del martillo.-"Todo es verdad".
-"Ciertamente" convino Naruto. Miró la gruesa cruz de oro colgando alrededor del cuello de Uchiha. -"Eso no te protegerá".
-"Me diste tu palabra".
-"Así lo hice". Naruto pasó su capa alrededor de sus hombros, luego se acercó amenazante a Uchiha. Podía oír la sangre fluyendo en las venas del hombre, oír los rápidos latidos de su corazón.
Aspiró profundamente, oliendo el aroma de la sangre, despertándose su hambre.
Uchiha se apartó hacia atrás hasta que rozó la pared. -"Me diste tu palabra" repitió, con su pulso latiendo salvajemente mientras escrutaba los ojos de Naruto. Ojos enrojecidos como carbón ardiendo con fuegos infernales, ardiendo en su mente, consumiendo en llamas sus esfuerzos por resistirse. Trató de apartar la mirada, trató de alzar su brazo para golpearlo con el martillo. Pero no podía apartar su mirada ni reunir la fuerza necesaria para levantar su brazo.
-"Perdóname" gimió Naruto y sujetando el brazo izquierdo de Uchiha, hundió sus colmillos en la blanda carne de la muñeca de Sasuke.
Uchiha indefenso, cerró los ojos, sorprendido de apenas sentir dolor. El martillo se deslizó inadvertidamente de su mano.
El hambre bramó en el interior de Naruto, pero reunió la suficiente fuerza de voluntad para dominarla. Tres largos tragos, una cantidad suficiente para apaciguar el hambre antes de ir hasta Sakura.
Aspiró profundamente, tranquilizado al disminuir su hambre. Después de lamer la herida en la muñeca de Sasuke, y unas pocas gotas de sangre caídas, soltó el brazo de Uchiha y se marchó.
Subiendo las escaleras del sótano de dos en dos, se apresuró hasta la cámara de Sakura.
Jiraiya estaba allí, atado de brazos y manos a una robusta silla de madera. Recibió con una sonrisa a Naruto cuando entró en el cuarto. -"Me alegro de verle, Su Señoría".
-"Y yo también a ti" contestó Naruto de manera concisa. Con un movimiento de muñeca, puso en libertad a Jiraiya. -"Deshazte de Uchiha y luego tráeme un vaso de vino".
-"Sí, Su Señoría".
Alzando a Sakura en sus brazos Naruto abandonó el cuarto, subiendo velozmente por la escalera que daba a la torre del este. Había adelgazado mucho, pensó. Sus latido eran lentos, su pulso disparejo.
Entró en el cuarto cerrando la puerta tras de sí, luego depositó cuidadosamente a Sakura en su cama. La cubrió con las sábanas, su corazón desgarrado por el dolor mental y físico que le había causado.
-"¿Sakura? ¡Sakura!".
Ella gimió suavemente, luego sus párpados se levantaron. -"¿Naruto?".
-"Estoy aquí, mi amor".
Ella trató de sonreír, pero el esfuerzo fue demasiado grande. -"Quédate... Por favor... "
-"Nunca te abandonaré de nuevo. Te lo juro". Sentado sobre el borde de la cama, acercó su muñeca a su boca y abrió su vena con los dientes. -"Toma debes beber esto".
Ella clavó los ojos en él, sin comprender.
Mascullando un juramento, presionó la muñeca sangrante sobre su boca. -"Bebe, Sakura".
Sus ojos se agrandaron cuando se dio cuenta de lo que él quería, y luego negó con la cabeza.
-"Bebe, Sakura. Es la única manera".
Su voz la envolvió, suave como algodón, exigiendo su conformidad. Ella no quería obedecerle, pero estaba indefensa contra el oscuro poder de sus ojos. Cuando acercó su muñeca a sus labios de nuevo, trago varias veces.
Lo suficiente para restaurar su salud, sin embargo él ansiaba darle más, para pasarla por el camino de la mortalidad a la inmortalidad, para conservarla a su lado para siempre. Pero en el mismo momento en que cruzó el pensamiento por su mente, supo que ella le odiaría por ello. Y a pesar de ello... Cerró sus ojos, al sentir el calor de su boca en su carne, la sensación de su sangre fluyendo a través de ella. Qué éxtasis sería beber de ella hasta llevarla al extremo de la muerte y hacerle luego beber la suya a cambio, para así ser suya para siempre. Con un gemido, apartó su muñeca y pasó su lengua sobre la herida para cerrarla. -"Ahora duerme".
-"No".
-"Estaré aquí cuando despiertes".
-"Tu... ¿Me lo prometes?".
-"Te lo prometo".
-"Abrázame".
Con un gemido estrangulado, la rodeó con sus brazos y la sostuvo hasta que se durmió. -"Perdóname" susurró. Una sola lágrima ensangrentada cayó sobre su mejilla, y se la enjugó, despreciando todo lo que él era, el dolor que le había causado. -"Por favor, mi amor, perdóname".
Cuando estuvo dormida, la recostó de nuevo sobre la cama y la tapó con su capa.
Un momento más tarde, Jiraiya entró en el cuarto llevando una jarra y una copa. Sin palabras, llenó el vaso y se lo dio a su señor.
-"¿Dónde está Uchiha?". Preguntó Naruto.
-"Le envié a su casa. Pero no quiso irse".
-"¿Está bien?".
-"Parecía un poco aturdido".
Naruto asintió. -"Hablaré con él más tarde. ¿Dónde está Tsunade?".
-"Se fue a su casa temprano esta tarde. Dijo que volvería mañana para, ah... ". Jiraiya pasó un dedo por su garganta. -"He cerrado las puertas del castillo, Su Señoría. Nadie le molestará".
-"Bien hecho". Naruto bebió un sorbo de la copa, miró fijamente el vaso, y luego tomó otro trago. -"¿Qué es?" preguntó.
Jiraiya aclaró su garganta, preguntándose si había cometido un grave error. -"Un poco de vino, Su Señoría". Vaciló, mientras un escalofrió lo recorría cuando le devolvió la mirada a su señor. -"Mezclado con una gran cantidad de sangre".
-"¿De quién?"
-"De la señora Sakura. El doctor me pidió que me deshiciera de ella".
Naruto se quedó mirando fijamente la copa durante un largo momento y luego, lentamente, casi respetuosamente, bebió el líquido rojo y caliente. Él sintió como su fuerza y sus poderes regresaban, mientras su sangre se dispersaba en su interior, llenándole de un familiar calor. Pero eso no era suficiente para reemplazar las semanas de pasadas sin alimentarse.
Su mirada se concentró en Jiraiya, Naruto depositó la copa sobre la bandeja.
-"¿Su Señoría?".
-"Lo siento".
Con aprobación, Jiraiya se arremangó su manga de la camisa y tendió su brazo.
Estaba soñando, soñando con Naruto. Soñando que él estaba allí a su lado, sosteniéndola cerca. Podía sentir su aliento sobre su mejilla, oír su voz murmurando que la amaba, mendigando su perdón.
Con un suspiro, se acurrucó bajo las cubiertas, esperando que el sueño nunca acabara.
-"¿Sakura?".
Sonrió mientras el sonido de su voz la acariciaba. Había soñado con él todas las noches desde que la había abandonado, pero nunca como ahora. Parecía tan real.
Pasó la manta sobre su cabeza para bloquear la luz, frunció el ceño cuando sus dedos tocaron terciopelo y seda.
Se quedó sin aliento mientras sus ojos se abrieron repentinamente y se quedó mirando fijamente su rostro. -"¡Naruto!".
Él le sonrió, sus bellos ojos oscuros llenos de amor.
-"¿Estas aquí? ¿Estas realmente aquí?" Tentativamente, pasó la mano por su mejilla. Su piel era fresca y suave bajo las yemas de sus dedos. -"Dime que no estoy soñando.
-"No estas soñando, mi dulce". Cogió su mano y la llevó a sus a sus labios.
-"Estabas en peligro". Atrapó su mano entre las suyas y la presionó sobre su corazón. -"Lo podía sentir, aquí dentro. Querías morir. Te estabas muriendo".
-"Y tu decidiste morir conmigo".
Sakura asintió. -"No quiero vivir sin ti, mi amor".
El cerró sus ojos como si estuviera sufriendo profundamente.
-"¿Naruto? ¿Qué pasa? ¿Qué es lo que ocurre?".
-"Nada, mi dulce. Tengo la intención de asegurarme de que hagas todo lo que desees, todo lo que mereces".
-"¿Mi señor?" Ella le contempló, preguntándose por qué sus palabras de seguridad la habían dejado repentinamente inquieta.
-"Duérmete, Sakura".
-"¿Me abrazarás?".
Ocultó el dolor que lo embargaba mientras la atrajo entre sus brazos y la sujetó hasta que se durmió, con la certeza de que en breve debería dejarla marchar.
En la última hora antes del amanecer, Naruto logró llegar por medio de voluntad hasta la hacienda de Uchiha.
Un trueno retumbó en el cielo; la lluvia empezó a caer con intensidad. Se apretó más su capa a su alrededor, deseando estar de regreso a su cuarto, sosteniendo a Sakura entre sus brazos. Pero ya tendría tiempo suficiente, cuando hubiera terminado con el asunto que le traía hasta allí.
La casa de Uchiha estaba oscura, todas las puertas ventanas cerradas.
-"No me dejaras entrar fácilmente" Naruto masculló. Sonriendo abiertamente, fue a la parte de atrás de la casa dónde, con un movimiento de su mano, hizo saltar el cierre de la puerta trasera.
Andando silenciosamente, subió por las escaleras hasta la habitación donde dormía Uchiha y entró.
Durante un momento, contempló a Uchiha y luego, usando su poder, habló en la mente de Sasuke, ordenándole que olvidara todo lo que había ocurrido con Sakura, que olvidara que Naruto había tomado su sangre, y que alguna vez en la vida hubiera creído que Naruto era un vampiro.
Recuerda sólo que somos amigos, y que amo a Sakura, ordenó Naruto. Si alguien te pregunta, me has visto cenar en tu mesa, me has invitado a tu casa, y nos hemos encontrado en el club, y nunca me has visto hacer nada diferente a los demás hombres.
Se sintió momentáneamente arrepentido al asegurarse de borrar todo lo necesario en la mente del Uchiha, pero no había otra opción. La otra alternativa era destruir al hombre, y no podía hacer eso.
Dejó la casa de Uchiha tan silenciosamente como había llegado. Su siguiente parada fue en la casa de Tsunade Senju. No era tan fácil manipular la mente de Tsunade. Su odio y su desconfianza levantaban una barrera que fue difícil de derribar, pero, al final, Naruto lo consiguió, borrando de su memoria la enfermedad de su hija y su intención de destruirle.
Satisfecho con haber hecho lo correcto, dejo la casa y regresó al castillo.
Hizo una pausa antes de alcanzar la cima de la montaña. El castillo se levantaba como una alta mole de piedra gris oscura y madera envejecida, la niebla siempre presente gravitaba sobre él como si fuera el aliento de un hada, brillando la luz de luna sobre las torres de color plata.
Cerró la puerta de la habitación, se desvistió, y se deslizó en cama al lado de Sakura. La atrajo hasta sus brazos, su corazón rebosando de emoción cuando ella murmuró algo ininteligible y luego se acurrucó confiadamente junto a él, el calor de su cuerpo calentando su cuerpo, alejando el frío de la noche.
Ah, Sakura, pensó mientras acariciaba suavemente su pelo. ¿Sabes cuánto te amo? ¿Cuánto te necesito?
Gimió suavemente mientras ella se acercaba más a él. Su cercanía excitó su deseo, enardeció su hambre, el hambre maldita, que cada vez surgía con más fuerza desde que había regresado a su lado. ¿Estaba perdiendo el control porque le había dado su sangre, o era que el monstruo ya controlaba su alma?
Depositó un beso en su mejilla y sintió como sus colmillos se alargaban. Sería tan fácil tomarla mientras dormía y beber y beber, para transformarla en lo que él era. Entonces sería realmente su compañera por siempre, para siempre.
¡No! Gritó la palabra en su mente. No podía, no la condenaría a una vida de oscuridad.
Con gran esfuerzo, aquietó el hambre, preguntándose, como lo había conseguido y por cuánto tiempo más podría mantenerla bajo control.
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