capitulo 18
Ella estaba durmiendo a su lado cuando el crepúsculo le liberó de su prisión de oscuridad. Su pelo estaba extendido por la almohada, contra la negra seda. Su brazo descansaba sobre su pecho, su cabeza sobre su hombro como si fuera una almohada. Una delgada pierna se enroscada entre las suyas.
El calor de su suave carne contra la suya, la fragancia de su pelo, el perfume de su sangre, le despertó con dolor entre un aliento y el siguiente.
¿Qué iba a hacer con ella? Rehusaba a dejarse intimidar por él, rehusaba abandonarlo cuando le daba la oportunidad. Anoche, cuando debería haber salido huyendo de su presencia, le había ofrecido el mismo ser de su vida. En toda su vida, ninguna otra mujer había ido a él voluntariamente, ni lo había mirado con amor. Ninguna había visto más allá del monstruo, solo al hombre que ansiaba liberarse de la oscuridad que se había apoderado de él.
Sakura... Había buscado en su corazón y su alma y le había dado un regalo que no podía comprarse, el sol al que no se había atrevido a mirar durante cuatro siglos.
Girando la cabeza, Naruto estudió la pintura. Incluso en la oscuridad, podía verla; Los matices de tonos calientes que reflejaban la salida del sol, el azul del lago, los brillantes y atrevidos colores de las flores, los pájaros posados sobre las ramas de los árboles. Hacía tanto tiempo que no había visto las flores a la luz del día, el agua de un lago centelleando a la luz del sol. Había visto pinturas creadas por artistas magistrales, pero ninguno más bello que esta.
Sakura...
Beso suavemente su mejilla. Le había regalado una nueva visión del sol. Si quedaba alguna pizca de honradez en su ser, a cambio le daría su libertad. La dejaría ahora, mientras dormía. Se marcharía y nunca la volvería a ver.
Pero no lo haría. No podía. En todos estos cuatrocientos años, ella era su única oportunidad de ser feliz. Esta noche sería su esposa. La mimaría y la amaría durante todo lo que quedaba de año, y luego la enviaría de regreso a su mundo, donde tenía su sitio. Su corazón, que creía tener duro como las paredes de piedra de su castillo, parecía desmoronarse de solo de pensarlo.
Con un somnoliento suspiro, se movió entre sus brazos, abrió sus ojos, y le sonrió. Tenía unos ojos tan bellos, meditó, de un verde como un prado en verano.
-"Buenas noches, mi señor" dijo. Su voz áspera por el sueño le acarició como si fuera suave terciopelo.
-"Buenas noches, Sakura".
-"¿Podemos tener un poco de luz?".
Con un gruñido suave aquiescencia, miró fijamente hacia la vela al lado de la cama, la cual instantáneamente resplandeció con una suave luz. -"¿Así está mejor?".
-"Sí, gracias".
-"No te he dado las gracias por la pintura".
-"¿Te ha gustado?".
-"Muchísimo". Las puntas de sus dedos acariciaron la suave curva de sus mejillas. -"¿Por qué no te has ido, cuando te pedí que lo hicieras?".
-"Porque me necesitas, mi Señor, no importa cuánto lo niegues".
-"¿Y por qué todavía estas aquí, a mi lado?".
-"Una vez me dijiste que te había encantado ver que estaba a tu lado cuando despertaste". Replicó cándidamente.-"¿Debería marcharme?".
-"No". Su brazo se apretó más fuertemente a su alrededor. -"¿No te asusta mi sueño cadavérico?".
-"Un poco".
-"Eres una niña asombrosa".
-"No soy una niña, mi señor". Aunque supuso que comparada con sus años, realmente debía parecerle muy joven. -"Tu cara". Posó su mano sobre su mejilla, sus ojos agrandados por la extrañeza. Su piel, aunque todavía roja, no se veía tan mal como la noche anterior. -"Esta mucho mejor".
Naruto miró su mano. La horrible rojez de la quemadura había desaparecido, aunque la piel todavía no se había regenerado completamente. Otras lesiones cicatrizaban totalmente durante la noche, mientras dormía, pero las quemaduras siempre tomaban más tiempo.
-"Sin duda cuando vea mi rostro, todavía asustaré más a tu madre".
-"¡La boda!". Sakura se irguió de golpe. -"¿Qué hora es?".
-"Cerca de las seis".
-"¡Las seis! ¡Debemos estar casados a las siete! ¡Por qué no me despertaste más pronto!" exclamó, y luego se sonrojó furiosamente.
Naruto se rió suavemente cuando el color inundó sus mejillas. -"¿Así que, no has cambiado de opinión?".
-"No, pero me tengo que ir". Se levantó y pasó una mano por su pelo.-"No podré estar lista a tiempo. Todavía tengo que bañarme, vestirme, peinarme..." Se agachó para depositar un suave beso en sus labios. -"Tengo que irme".
-"Tómate todo el tiempo que quieras, dulce Sakura. Todavía no ha habido ninguna boda en la que no se haya tenido que esperar a la novia".
La capilla estaba ubicada al otro lado del castillo. Estaba construida con piedra blanca y brillaba tenuemente a la luz de la luna llena. Una cruz de madera tallada estaba situada a un lado del arco de las dos puertas de entrada. Los sauces agitados, murmuraban secretos en la noche, mientras las sombras jugaban al escondite con la luna.
Permaneció en la oscuridad, su mirada fija en la capilla. Durante todos los años que había poseído el castillo, solo había estado una vez en su interior
Se giró rápidamente cuando un familiar perfume inundó su nariz. -"Señora". Se inclinó respetuosamente.
-"¿No puedo decir nada para persuadirle de que suspenda esta boda?".
Naruto negó con la cabeza. -"Nada. Ella será mía".
-"¿Qué es usted?".
Él apartó la mirada, para luego volver a mirarla fijamente. -"Amo a su hija, señora Haruno. Le juro que no le haré ningún daño".
-"No le creo".
Él se encogió de hombros. -"Encuentro su preocupación bien intencionada, pero más bien tardía".
-"¿Porque?".
-"¿Ha olvidado que su padre me la vendió?".
Un rubor ardiente subió por las mejillas de Tsunade Haruno. -"¡Por supuesto que no lo he olvidado!".
-"Podría conservarla conmigo por el resto de su vida" dijo Naruto quedamente. "No me escatime un solo año". Levantó su cabeza, sus sentidos examinando la brisa. -"Está aquí" dijo, y pasando rápidamente por el lado de la madre de Sakura, desapareció en la oscuridad.
Entró en la capilla por una puerta lateral y tomó su lugar en el altar. La luz de una docena de altas velas llenaba el edificio de una suave luz anaranjada.
Sasuke Uchiha permanecía a su lado, con expresión solemne. Uchiha, quien prefería llevar abrigos con matices brillantes de verde y oro, se veía casi apagado con un abrigo azul oscuro, una corbata a rayas, y pantalones de color ante.
Jiraiya, estaba solemne y muy apuesto con su oscuro traje de color café con corbata de terciopelo negro, estaba sentado solo en el lado izquierdo del primer banco. La madre de Sakura estaba sentada a la derecha. Tenten y Hinata, vestidas con trajes de color lavanda y azul, estaban sentadas a ambos lados de su madre.
A Naruto no le pasaron desapercibidas las miradas furtivas que Jiraiya dirigía a Tsunade, o el débil rubor que cubrió sus mejillas cuando atrapó a Jiraiya mirándola.
El sacerdote tomó su lugar en el altar. Unos momentos más tarde, Ino llegó caminando por el pasillo central, seguida por Moegi. Ambas llevaban vestidos de color rosa, ribeteados de oscuro terciopelo rojo.
Luego vio a Sakura. El marido de Tenten, Neji, la conducía hasta el altar, pero Naruto solo tenía ojos para Sakura.
Llevaba un vestido de brocado de seda blanca. El corpiño era de corte cuadrado, las mangas largas y ceñidas. Un fino velo cubría su cara. Parecía un ángel, pensó, la misma esencia de la pureza y la luz.
Él era consciente de las lágrimas de Tsunade Haruno, de los celos que irradiaba Uchiha en ondas de calor fuera que parecían arena ardiente del desierto. Sentía los deseos de felicidad de Jiraiya, las dudas del sacerdote.
La pequeña capilla parecía resonar con el sonido combinado de sus latidos y los pensamientos de los demás, retumbando en su cabeza, como un coro de voces no deseadas.
-"¿Por qué estás haciendo esto, hija? ¿En qué te fallé?"
-"Te quiero, Sakura. Rezo para que seas feliz".
"¿Sabe lo que está haciendo? ¿Es muy tarde para advertirla?"
-"Te perdí, Sakura. Por favor ven a verme a menudo.
Sintió la preocupación de Tsuande Haruno, el corazón roto de Uchiha, la ansiedad de Hinata, la sensación de pérdida del sacerdote, la curiosidad de Tenten mientras se preguntaba qué es lo que le había sucedido en su mejilla, la esperanza de Ino de que su hermana mayor fuera feliz, la certeza de Moegi de que ni por toda la riqueza en el mundo viviría en el castillo de Naruto, con su oscuro señor.
Aspiró profundamente y su nariz se llenó del perfume de la sangre fluyendo por sus venas.
Pero esta noche se había alimentado bien y el hambre estaba dormida en su interior.
Y entonces Sakura estaba allí, a su lado, y bloqueó su mente a todo lo que no fuera la belleza de la joven que estaba a punto de convertirse en su esposa. Podía oír los rápidos latidos su corazón mientras le miraba. Su piel era suave y caliente, sus ojos brillaban con amor cuando colocó su mano sobre la de él.
Juntos se giraron hacia el sacerdote.
La ceremonia fue breve. Escuchó las palabras que los unían y pensó que en toda su vida nunca había oído palabras más bellas.
Luego finalizó la ceremonia y ella era suya. No pudo evitar el temblor en sus manos cuando apartó el velo de su cara. Nunca, en todos sus cuatrocientos años, había imaginado un momento como este. El tiempo perdió todo significado mientras la contemplaba, grabando su imagen en su mente y en su corazón para así poder recordar la serena belleza de su rostro cuando se hubiera ido.
-"Puede besar a la novia" repitió el sacerdote con un fuerte susurro.
Naruto inclinó la cabeza. Y luego, con un profundo sentimiento de adoración, rodeó a Sakura con sus brazos y la besó. Te amo, dulce Sakura. Juro amarte y respetarte mientras seas mía.
Sakura le miró cuando él finalizó el beso. ¿Había imaginado su voz en su mente?
-"Te amo, dulce Sakura" le dijo quedamente. -"Juro amarte y respetarte mientras seas mía".
Repitió las palabras con serena intensidad, las mismas palabras que ella había oído en su mente. Antes de que pudiera reflexionar sobre lo que quería decir, su madre y sus hermanas la rodearon.
-"Felicitaciones, Su Señoría" dijo Sasuke, ofreciéndole la mano a Naruto. -" Espero que usted y su esposa sean felices juntos".
-"Gracias, Uchiha" Naruto contestó sinceramente. -"Sé lo duro que esto es para usted".
-"Ciertamente". Uchiha fijó su mirada en Sakura. Nunca la había visto más bella ni más joven. Ni más deseable. -"¿Le importa que bese a la novia?
-"Esa es la tradición, creo".
Con un asentimiento, Sasuke se encaminó hacia Sakura. -"Te deseo mucha felicidad" dijo, cogiéndola de las manos.
-"Gracias, Sasuke".
Su mirada sostuvo la suya. -"¿Eres feliz? ¿Es esto lo que tú quieres, o lo que quiere él?".
-"En verdad, Sasuke, es lo que yo quiero. Nunca he sido tan feliz".
-"Entonces me alegro, por tu bien". Se inclinó para besar su mejilla y luego murmuró "si alguna vez necesitas algo, solo tienes que enviarme un mensaje y estaré aquí al instante".
-"Gracias, Sasuke".
Tras un breve asentimiento, se giró y abandonó la capilla.
Jiraiya había preparado una cena para los invitados. Si alguien pensó que era extraño que el novio no comiera nada, nadie hizo ningún comentario.
Cuando la comida hubo finalizado, Tenten insistió en enseñarle el castillo a Neji y le rogó a Sakura, su madre y sus hermanas que les acompañaran, aunque estas ya lo habían visto.
Con un indefenso encogimiento de hombros, Sakura se fue con ellos.
Sólo en el comedor, Naruto se recostó en su silla, una mano sujetando su copa de cristal. La vació de un solo trago, la llenó y se la bebió de nuevo.
Ella era su esposa. Pronto, la haría su esposa en el más íntimo sentido de la palabra. La sola idea lo asustaba como ninguna otra cosa nuca lo había hecho.
Llenó su copa por tercera vez, determinado a ahogar su hambre en un mar de sangre con la esperanza de que así su esposa estuviera segura entre sus brazos. -"¿He hecho lo correcto, Jiraiya?".
Jiraiya se quedó quieto en la puerta. Algunas veces, incluso después de cincuenta años, todavía le asombraba que su señor pudiera leer sus pensamientos, y sentir su presencia antes de entrar en el cuarto.
-•" ¿Su Señoría?".
-"Estoy... " Aspiró profundamente mientras contemplaba las gotas rojas que brillaban tenuemente en el fondo de su copa -"... asustado".
-"Ella le ama. Confía en usted".
Naruto inclinó la cabeza. -"¿Pero, puedo yo confiar en mí mismo?".
Jiraiya cruzó la habitación. Se arrodilló ante su señor y se arremangó la manga de su camisa extendiendo el brazo. -"Tome todo lo que usted necesite, Su Señoría".
Naruto señaló la copa vacía. -"Esto debería ser suficiente".
-"Esta noche, la sangre de las ovejas puede que no sea lo suficientemente fuerte como para mantener su hambre bajo control".
Naruto inclinó silenciosamente la cabeza, admitiendo la verdad de las palabras de su criado. Y luego, humillado por la comprensión en los ojos de Jiraiya, avergonzado por la necesidad que le controlaba, sus dedos se cerraron alrededor de la muñeca del hombre.
-"¿Se han ido todos?" Naruto se levantó cuando Sakura entró en el estudio.
-"Sí. ¿Por qué no saliste a despedirles?".
Él bufó suavemente, recordando cómo le había mirado la madre de Sakura, como si fuera un insecto que necesitara ser aplastado. -"Dudo que me echaran de menos".
-"¡Naruto, qué cosas dices!".
-"Tu madre no me soporta, mi dulce, y tus hermanas se apartan de mí como si fuera una mezcla de ogro y hechicero. Pensé que sería mejor, ahorrarles el tener que soportar mi odiosa presencia".
Ella quiso replicar, pero supo que sería inútil. Su madre se había pasado los últimos diez días intentando hacerle cambiar la decisión de casarse con el Señor del castillo; Sus hermanas aunque habían admitido que era realmente guapo, también temían que estuviera cometiendo el mayor error de su vida.
-"Te ves maravillosa, mi dulce Sakura. El blanco te sienta perfectamente, ¿Pero que otro color podría llevar un ángel?"
-"Y el negro también te sienta bien a ti" contestó ella.
Sonrió mientras lo miraba. Su abrigo de fino paño negro acentuaba la anchura de sus hombros; Las solapas de terciopelo añadían un toque de elegancia. Llevaba una corbata negra, pantalones negros, y botas negras. El blanco de su fina camisa de lino hacía un maravilloso contraste.
-"En realidad, nunca en toda mi vida, he conocido a un hombre tan apuesto como tú".
Él se rió ahogadamente, suavemente mientras la levantaba en brazos y la llevaba escaleras arriba hasta la torre del este. -"¿Has conocido a muchos hombres en tu corta vida?".
-"No, ni lo deseo. Tu eres lo suficientemente hombre para mí, mi señor".
-"No soy un hombre del todo" dijo quedamente, y enfatizó ese hecho abriendo la puerta de la torre con el poder de su mente.
Sakura puso la mano sobre su boca mientras entraba en su dormitorio, y la depositaba en el suelo. -"No nos obsesionaremos pensando eso esta noche, mi señor marido".
Aparto la mano y la reemplazó con sus labios, besándole profundamente, apasionadamente. Ahora no necesitaba ser cuidadosa. Era su marido, y podía conmoverle con el contenido de su corazón. Para demostrárselo se presionó contra él, la seda de su traje crujiendo contra su ropa.
Suaves gemidos subieron por la garganta de Naruto cuando su lengua rozó su labio inferior, quedándose sin aliento ante la sorpresa cuándo le mordió.
-"Ten cuidado, amor" le aviso. -"No te gustaría lo que mi sangre te podría hacer".
Ella se apartó un poco para poder ver su cara. -"¿Qué me haría?".
-"Suficiente cantidad te haría lo que yo soy, una criatura maldita para la eternidad, condenada a vivir por siempre en la oscuridad. Y tú no quieres ser eso, mi dulce".
No le mencionó que para transformarla en lo que él era, primero tendría que beber de ella, llevarla hasta el borde de la muerte, o que luego tendría que beber su sangre maldita para regresar de la eternidad.
-"Seguro que un poco no me hará daño" comentó, repulsada pero intrigada por el pensamiento de degustar su sangre inmortal.
-"No". Un pequeño temblor de excitación le recorrió por la espalda mientras imaginaba sus dientes en su cuello.
-"¿Me ayudas a quitarme el vestido, mi señor?". Pidió, sus ojos brillando con travesura.
-"Será un placer".
-"Eso espero" le replicó, y le dio la espalda para que pudiera desabrochar los diminutos botones de su cuello y bajárselo hasta la cintura.
Le sorprendió notar que sus dedos temblaban mientras empezaba con la tarea. Agachó la cabeza, besando su nuca, la suave cavidad entre sus hombros, mientras le quitaba el vestido y la ropa interior hasta que quedo de pie ante él con solo sus medias y sus zapatos.
Arrodillándose le quito los zapatos y luego deslizó sus manos sobre la curva de su pantorrilla. Hizo una pausa para masajear el hueco detrás de su rodilla, luego deslizó su mano hasta su muslo, demorándose allí un momento antes de sacarle lentamente la media. Luego hizo lo mismo en con su otra pierna.
Sakura se estremeció de placer mientras sus manos acariciaban sus pantorrillas y sus muslos. Sus manos, aunque frías, hicieron rugir el deseo en sus entrañas.
Cuando se puso de pie, comenzó a desnudarlo con manos ansiosas y curiosas, mientras le quitaba el abrigo, el chaleco, la corbata y la camisa.
Sonrió al notar que su respiración se aceleraba con cada pieza de ropa que iba quitándole. Temblaba visiblemente cuando se quedó desnudo ante ella.
Con la cabeza ladeada, estudió al hombre que ahora era su marido. Era alto y delgado, de anchos hombros y estrechas caderas. Su piel era algo pálida, inmaculada, excepto por las quemaduras medio curadas en la mano y su mejilla izquierda. Sus piernas eran largas y su estómago liso y musculoso. Su aliento quedó atrapado en su garganta, y sintió sus mejillas arder cuando su mirada examinó rápidamente la parte que hacía de él un hombre. Por alguna razón, no había esperado que estuviera tan bien dotado.
Naruto se deleitó con el calor de la mirada de Sakura en su carne desnuda. El toque de sus ojos era como el fuego, desterrando el frío y la oscuridad. Habían pasado más de cuatrocientos años desde que una mujer le había mirado con anhelo en lugar de terror...
Dirigió su mirada hacia la cama, y le vino a la mente la imagen de la última mujer que había llevado allí. Incluso ahora, después de más que cuatrocientos años, podía ver sus ojos color café abiertos de par en par, llenos de terror. Su cuerpo, sin sangre, había estado casi tan blanco como las sabanas sobre las que yacía. Las gotas de sangre roja, brillante que habían caído de sus labios añadían una nota de color a la macabra escena.
Su deseo perdió vitalidad al recordarlo.
-"¿Por qué esto? "Sakura preguntó. -¿Qué ocurre?"
Él miró, la miró, sus ojos atormentados, llenos de pánico. -" Sakura... No puedo... "
Ella supo inmediatamente de lo que tenía miedo. Pasando sus brazos alrededor de su cuello, atrajo su cabeza y le besó.
-"Estaré bien, esposo mío" dijo. -"No tengo miedo".
-" Sakura... "
Le besó de nuevo, sus manos deslizándose sobre su pecho, cada caricia un poco más atrevida, hasta que él estuvo dispuesto para ella, hasta que su temor fue ahogado por el amor que sentía por esta mujer que le había recibido en su corazón y en el santuario de su alma.
La llevó a la cama y la depositó respetuosamente. Durante un eterno momento, se quedó mirándola fijamente, grabando su imagen en su mente para recordarla a través del tiempo, cuando ya se hubiera ido y luego suavemente se situó sobre ella y se sumergió en el abrazo que le brindaba. La sentía entre sus brazos como el más suave y dulce vino, era como el vino, cálida, intoxicante y dulce, supo que aunque viviera durante mil años, nunca olvidaría esta noche.
Sakura susurró su nombre cuando todo pensamiento, toda razón, la abandonó, sumergida en un remolino de sensaciones. Se sintió amada, protegida, e incluso más que eso y supo que lo que compartía con Naruto iba más allá de cualquier experiencia que pudiera sentir en los brazos de un hombre mortal.
El amor y el deseo se mezclaban. Notó que se contenía, supo que le daba miedo lastimarla. Cerrando sus ojos, sintió como su alma se emparejaba como la suya y como su pasión florecía, dejó que su corazón hablara asegurándole su amor, prometiéndole que nunca más estaría solo.
Por un momento, se sintió sobrecogida por un alud de sentimientos que sabía eran los de él, el miedo a causarle dolor, la soledad de cuatro siglos, el constante anhelo por eso que le estaba prohibido, y luego, todo fue barrido por el mar de necesidad que surgió en ella, zambulléndose en ese abismo de éxtasis, gritando su nombre mientras se convulsionaba bajo él.
Después, sintió también el cuerpo de Naruto convulsionarse, le oyó murmurar su nombre mientras enterraba su rostro en el hueco de su cuello.
Segundos después sintió el rápido y afilado mordisco de sus dientes en su garganta, sintió una oleada de calor en su interior que la hizo estremecer de placer en cada fibra de su ser. Nunca había sentido un éxtasis tan exquisito. El calor se propagaba a través de ella. Iba a la deriva, flotando en un mundo nebuloso de sensaciones, ahogándose en un mar de seda acarminada...
-"¿Sakura? ¿Sakura?".
Su voz la trajo de regreso a la realidad. Negó con la cabeza, queriendo hundirse más profundo en el capullo de larva de color escarlata.
-"¿Estás bien?". Naruto preguntó ansiosamente. -"¿Te lastimé? ¿Sakura? ¡Sakura, háblame!".
Lentamente, sus párpados se abrieron y le sonrió, sus ojos verdes resplandecientes de placer. -"Mejor que en toda mi vida, mi señor esposo".
Débil de alivio, clavó los ojos en las dos diminutas heridas de su cuello. El hambre no le había avasallado. Él había tratado dulcemente su garganta, no la había agotado hasta el extremo de la muerte. Había tomado sólo un poco, un pequeño sorbo, y eso había sido suficiente. Un solo sorbo de su dulce ser había sido suficiente para apaciguar su sed infernal, al igual que hacerle el amor había satisfecho su deseo.
El alivio fluyó a través de él. Quizá había esperanza para ellos después de todo. Tiernamente, pasó su lengua sobre las diminutas heridas de su cuello. Desaparecerían por la mañana.
Rodando a su lado, abrazó a Sakura, sosteniéndola contra él. El perfume almizcleño del amor inundaba el cuarto.
Sakura suspiró con satisfacción mientras trazaba perezosos círculos en su pecho. -"Dime como fue al principio" le dijo -"Cuando fuiste hecho Vampiro".
-"Ya te dije como fui hecho".
Ella se movió en sus brazos, dejando al descubierto sus senos que rozaban contra su pecho. -" Quiero saber más. Quiero saberlo todo".
Distraídamente, su mano acarició su pelo. -"Al principio, el hambre me poseyó. Estaba aterrorizado por el hambre, del dolor que me engullía cuando me abstenía. Maté y maté, una y otra vez".
Miró a Sakura sin verla, recordando el comienzo como si hubiera sido ayer, lamentando las vidas que había tomado, las que podría haber ahorrado.
-"Una vez fui un caballero, un hombre de honor. Entonces, no era sino un monstruo absorbido por el miedo. Cada vida que tomé añadía una carga de culpabilidad a mi alma, o a lo que quedaba de ella. Odiaba en lo que me había convertido, odiaba asesinar, al hambre que era mi dueña. Anhelé la muerte, pero tuve miedo". Él se rió suavemente, cruelmente. -"Yo, que una vez había sido un caballero sin igual, carecí del coraje para salir al sol y acabar con el infierno en el que vivía.
-"No fue hasta unos años más tarde, cuándo encontré Hatake, del que aprendí que no tenía que matar para sobrevivir, que podía tomar sangre de un mortal sin acabar con su vida. Kotoko nunca me había contado eso, nunca se había tomado la molestia de explicarme que no hay que matar para apaciguar el hambre. Ella disfrutaba la cacería, el olor del miedo. La matanza".
Sintió vieja cólera surgir en su interior cuando mencionó su nombre. Ella podía haberle explicado mucho más, haber hecho su transición de mortal a inmortal más fácil de soportar.
-"Me alegro de que te transformara en vampiro" susurro Sakura acurrucándose más cerca de él.
-"¿Te alegras?" preguntó, con evidente sorpresa en su voz.
-"Sí". Sakura le miró sus ojos y se vio reflejada en las negras profundidades. -"Si no te hubiera hecho lo que eres, habrías muerto hace mucho tiempo, y nunca te habría conocido".
-"Te amo, Sakura" murmuró, su voz llena de emoción. -"Nunca podrás imaginarte cuánto significas para mí".
-"Podrías demostrármelo, mi señor esposo" le dijo con sonrisa seductora.
Sus brazos se apretaron a su alrededor, como si tuviera miedo de que pudiera desaparecer de su vista.
-"Lo haré lo mejor que pueda" musitó, rozando sus labios. "Siempre que sea capaz".
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