capitulo 14
Naruto la atrapó antes de que cayera del banco. Sosteniéndola con facilidad entre sus brazos, la recorrió con la mirada, fijándose instintivamente en el pulso que latía en su garganta. Quizá no debería habérselo dicho. Si quería, podría pasar un paño sobre su mente, haciendo que olvidara todo lo que le había dicho.
Y a pesar de todo, se sentía bien, decirle la verdad le había purificado de alguna forma. Había querido que lo supiera, no quería que existieran mentiras entre ellos durante el tiempo que les quedaba. Y cuando su año juntos hubiera pasado, abandonaría este lugar, y no tendría ninguna importancia si ella se lo contaba a alguien. Nadie la creería. A pesar de todas las historias y rumores que circulaban entre los aldeanos, en realidad, ninguno de ellos creía que el fuera un monstruo.
Sakura tampoco lo había creído, pero ahora ya sabía la verdad.
Mañana descubriría si era lo suficientemente fuerte como para aceptarlo, para vivir con eso. Y con él.
Y si no lo era...
Apartó el pensamiento como si no fuera más que un molesto insecto. Mañana ya habría tiempo suficiente para preocuparse por ello. Esta noche, la sostendría mientras dormía y simularía por un momento, que a pesar de saber lo que él era, ella le amaba.
Sin esfuerzo alguno, la llevó de regreso al castillo, y subió por la escalera de caracol hacia su cámara. Suavemente, la depositó sobre la cama, la descalzo y desvistió. Luego, quitándose las botas y la capa, se sentó en la cama con la espalda apoyada en el cabezal. Doliente de necesidad, la rodeó con sus brazos y los cubrió a ambos con su capa.
Pasó la noche allí sentado, observándola dormir, escuchando el suave y parejo sonido de su respiración. La ternura le envolvió cuando ella se acurrucó contra él, sus brazos enroscados alrededor de su cintura.
¿Lo sabes? Él se preguntó. ¿Sabes que soy yo?
Él levantó una mano, para acariciar ligeramente con sus nudillos la curva blanda de su mejilla, maravillándose de la suavidad de su piel, caliente comparada con el frescor de sus dedos. Con su dedo índice, resiguió la línea de su boca, suave y dulce. Sus labios se entreabrieron ligeramente y emitió un pequeño y somnoliento gemido a través de su garganta.
-"Sakura". El deseo se despertó a través de él, doloroso en su intensidad. -"Abre los ojos para mí, mi dulce," murmuró.
-"Naruto..." Sus párpados se agitaron al abrirse. Había estado soñando con él, y ahora estaba allí, contemplándola con sus profundos ojos azules, que anunciaban a grandes titulares el profundo fuego interior que los consumía.
-"Bésame. Agachó su cabeza hasta la de ella. -"Bésame... "
Echó la cabeza hacia atrás, soltando un suave gemido mientras sus labios la reclamaban en un beso abrasador que alejó todo pensamiento racional de su mente haciendo que los dedos de sus pies se curvaran de placer.
Cambió de posición para situarse frente a él, sus cuerpos unidos desde los hombros hasta los muslos. El deseo se enroscó dentro de ella con el contacto de su cuerpo duro moldeado tan íntimamente contra el de ella.
Su lengua resiguió sus labios. Oyó los rápidos latidos de su corazón, sintió rugir el hambre en su interior, sintió que sus colmillos emergían ante la necesidad de beber, beber y beber, para llenarse de su dulzura, de su mismo ser.
Sakura gimió suavemente. Instintivamente, se presionó a sí misma contra él, queriendo estar más cerca. Sus manos se deslizaron bajo su camisa, acariciando la línea suave de su espalda. Sintió como si estuviera ardiendo. Su piel era fresca bajo las puntas de sus dedos, pero sabía que él estaba tan excitado como ella. Su respiración era ruda y errática, sus manos inquietas se deslizaban arriba y abajo por sus lados, sus dedos rozando contra la curva de sus pechos.
Sintió que sus dientes raspaban su garganta, y apartó el pelo de su cuello, queriendo sentir su lengua contra su piel.
Su mano se cerró sobre sus muslos, acercándola contra él, dejándole sentir la prueba visible de su deseo. El hecho que sus besos y su proximidad tuvieran el poder de excitarle, la fascinaba. Nunca antes había sentido una pasión así, un anhelo tan intenso, una necesidad tan imperiosa.
Murmuró su nombre, queriendo que él la tocara a la vez en todas partes. Tiró de su ropa, queriendo sentir su piel desnuda la de ella.
-"Sakura". Su voz sonó pesada, drogada. -"Tenemos que detenernos".
-"No". Ella se pegó a él, los dedos acariciando su espalda, sus hombros, sus caderas moviéndose contra él, urgiéndole a aliviar la dolencia que se propagaba por todo su cuerpo. -"Bésame," murmuró. "Tócame".
-"Sakura..." La imagen de la última chica con quien se había acostado emergió en su mente. Tenían que esperar, esperar hasta que su hambre estuviese saciada y bajo control.
Pero ella no quería esperar. Sus ágiles dedos apartaron su capa y su camisa hasta que nada les separó sólo la suave tela de su camisón. Él podía sentir el calor dulce caliente de sus pechos contra su torso.
Un gruñido bajo surgió de su garganta mientras su atrevida mano acariciaba su muslo.
"Naruto, por favor..." Ella se retorció en la cama, movida por una urgencia que no entendía, y a la que no podía resistirse.
Sentía su necesidad como si fuera la suya propia. Su cuerpo estaba ardiendo por ella. Noto el filo de sus colmillos contra su lengua, sintió el hambre rugiendo dentro de él mientras la despojaba de su ropa interior y se quitaba los pantalones.
Era bella, su tentador cuerpo era terso e inmaculado, con piernas delgadas y caderas suavemente redondeadas, una sirena con pechos que habían sido modelados para las manos, solo las suyas.
Temblando de necesidad, se movió sobre ella, su peso sostenido por sus brazos mientras enterraba su cara en el hueco de su hombro. -"¿Sakura, estás segura?".
Notó como ella asentía y enlazaba sus brazos alrededor de su cuello atrayéndolo más cerca.
El hambre y el deseo rugían en su interior y con ello el conocimiento de que la espera de cuatrocientos años estaba a punto de finalizar. Y luego, como si fuera una súbita explosión, sintió la salida del sol por el horizonte.
Con un gemido se levantó, con su mirada fija en la ventana. A través de una fina rendija en las pesadas cortinas, podía ver la luz trémula del sol, sentir el calor de un nuevo día.
-"¿Qué pasa?". Sakura preguntó. "¿Qué es lo que va mal?".
-"Debo irme".
-"¿Irte...?" Le contempló con los ojos llenaros de confusión. -"¿A dónde? ¿Por qué?".
-"Ha llegado el amanecer". Con gráciles movimientos, saltó de la cama. Agarró su capa, se la echó sobre los hombros. -"Hasta esta noche, dulce Sakura" dijo con voz ronca por el deseo no cumplido.
-"Naruto, espera... "
Pero él ya se había ido.
Esa tarde, estaba sentada frente a su tocador, pasando distraídamente el cepillo por su pelo. Él era un vampiro. Se decía a sí misma que debería estar agradecida de que el amanecer le hubiera apartado de su lecho antes de que le hubiera arrebatado su inocencia.
Un vampiro. Anoche, narcotizada por sus besos, a merced de la pasión que había fluido a través de ella como si fuera miel liquida, había sido incapaz de tener un solo pensamiento racional. Solo había sentido una urgente necesidad que la había dejado ciega y sorda a cualquier otra cosa.
Ahora, a la luz del día, se preguntaba cómo pudo haberlo olvidado ni siquiera por un momento.
Vampiro... Imágenes de monstruos esqueléticos con sangre goteando de sus colmillos poblaron su mente.
Vampiro... Horrendas criaturas sobrenaturales que acechaban en la noche en busca de presas, bebiendo la sangre de los niños.
Vampiro... Demonios necrófagos que dormían en ataúdes durante el día porque no podían soportar la luz del sol.
Vampiro... ¿Cómo podía ser cierto? ¿Si él era verdaderamente un vampiro, por qué no le producía repulsa? ¿Por qué estaba todavía viva? ¿Se convertiría ella en lo que él era?
Levantándose, fue hacia la ventana y apartó las pesadas cortinas. El sol se notaba caliente sobre su rostro.
Nunca había visto a Naruto durante el día. Nunca le había visto comer.
Apoyó su frente sobre el cristal. ¿Estaba ahora durmiendo en su ataúd?
El pensamiento la hizo estremecer.
La torre del este. Allí era donde él dormía. Por eso era por lo qué le había prohibido ir hacia allí. Frunció el ceño. No había encontrado nada cuando fue allí, sólo un cuarto vacío.
Estaba atravesando el cuarto, su mano girando el picaporte, antes de que se diera cuenta de lo que hacía. Hizo una pausa en el vestíbulo, escuchando, preguntándose lo que Jiraiya estaría haciendo.
Levantando sus faldas, pasó corriendo por el corredor hasta la escalera que conducía a la torre del este.
Su corazón latía ruidosamente cuando llegó al cuarto de la torre. Aspirando profundamente, abrió la puerta y entró. Igual que antes, no había nada que ver ningún mueble, ningún cuadro, sólo una ventana cubierta por gruesas cortinas de terciopelo negro.
Apartó las cortinas, y permaneció en el centro del cuarto, girando lentamente. Al principio no vio nada, pero luego encontró un pequeña hueco en la pared de piedra frente a la ventana.
El corazón le latía aceleradamente, le sudaban las palmas de las manos, su boca estaba seca, mientras presionaba su mano por la pared, moviéndola gradualmente sobre la superficie.
Se quedó sin aliento al sentir que la pared se movía y luego un trozo de ella se deslizaba, revelando un cuarto al fondo.
Dudando entre escapar o quedarse permaneció en el quicio de la puerta y miró hacia adentro atentamente. En este cuarto no había ninguna ventana. El brillo de sol del cuarto detrás de ella se introducía a través del abierto portal. Aunque la luz era débil, podría discernir la forma de un gran armario de madera de color cereza en la pared en frente a ella. La imagen de una cabeza de zorro estaba tallada en una puerta, y la de un cuervo en la otra.
En la esquina del cuarto había una gran chimenea.
Dio otro paso adelante y miró hacia su derecha. Un tapiz enorme cubría la pared. Tejido en tonos de verde oscuro y negro, mostraba varias escenas. En una había un cuervo posado sobre la rama de un árbol. Debajo un zorro rojo con ojos sanguinarios estaba sentado, aullando a la luna. Otra escena retrataba a varios hombres armados con lanzas persiguiendo a un zorro. Una tercera escena ilustraba un zorro levantado sobre sus patas traseras con sus dientes al descubierto en una cruel amenaza.
Apartando su mirada del tapiz, giró su cabeza hacia la izquierda, y sintió que se le subía el corazón a la garganta. Una enorme cama cubierta con un negro dosel estaba situada sobre un estrado. Y descansando sobre la cama, con los brazos cruzados sobre su pecho, estaba Naruto. Sólo pudo permanecer mirándolo fijamente mientras las imágenes se grababan en su mente. Las sabanas y la almohada eran negras. Una colcha, también negra, estaba doblada a los pies de la cama. Su capa le cubría, envolviéndolo como si de un abrazo cariñoso se tratara.
Su cara, enmarcada por su pelo rubio, se veía muy pálida. No parecía que respirase.
La alarma la atravesó. ¿Había muerto durante el día? La urgencia de acercarse para comprobar si todavía seguía vivo surgió fuertemente en su interior al mismo tiempo que los recuerdos sobre las historias escuchadas a cerca de cómo destruir a un vampiro.
Cortar totalmente su cabeza. Llenar su boca de ajos. Hundir una estaca a través de su corazón y sepultarlo bajo tierra a fin de que no pudiera levantarse de nuevo.
Anoche, él le había revelado lo que era y ella le había creído. Pero el oír sus palabras no le había preparado para esto.
Los aldeanos habían estado en lo correcto todo el tiempo, filosofó. Había un vampiro en su pueblo, y ella sabía donde dormía.
-"Oh, Naruto" murmuró. -"¿Oh, Naruto, qué debo hacer?".
-" Saku... ra".
Su voz, apenas audible, sonaba en sus oídos fuerte como un trueno.
Estaba despierto. Despierto y observándola con ojos pesados, y profundos como azules piscinas del más claro liquido.
Permaneció en la puerta, hipnotizada por su mirada fija, incapaz de moverse.
-"¿Has venido a destruirme?". Había una nota de amarga resignación en su voz, pero era el perdón que asomaba en sus ojos lo que llegó hasta su corazón.
-"No". Negó con la cabeza, la piedad fluyendo a través de ella. -"No".
-"Ven a mí". Su voz era muy suave, llena de un profundo anhelo.
No podía. No lo haría. Pero sus pies se movieron por propia voluntad, llevándola a través del cuarto, subiendo los escalones del estrado, hasta que quedó al lado de su cama.
-"Sakura... Por favor no..." Su voz era baja, como si hablar fuese todo un esfuerzo. Sus párpados revolotearon cerrándose, luego se abrieron de nuevo. "No me odies".
-"No lo hago". Levantó una mano, queriendo tocarle, pero asustada al mismo tiempo. -"¿Te sientes mal?" preguntó. -"¿Puedo traerte algo?".
El fantasma de una sonrisa jugó sobre sus labios. -" Es el sol... La luz del día... No la puedo soportar".
-"Es verdad" dijo asombrada. -" Todo lo que me dijiste. Todo era verdad".
Él asintió brevemente. -"Acuéstate conmigo".
Ella recorrió la cama con la mirada. No era un ataúd, después de todo, solo una gran cama de madera tallada.
Vampiro... ¿La envolvería él en su abrazo maligno y bebería de ella hasta dejarla seca?
Era un tonto pensamiento, y lo apartó de su mente. Si él hubiera querido matarla, ya lo habría hecho, pues había tenido un montón de oportunidades anteriormente.
Con un suspiro, se sentó en el colchón, luego se echo a su lado, y apoyo la cabeza sobre su hombro.
Él le sonrió, pasando su brazo alrededor de ella, acercándola a su lado. Hubo un sonido suave como un silbido cuando el panel se deslizó y se cerró. Después sus párpados se cerraron y se durmió de nuevo.
Estaba en la guarida del monstruo.
Dio un respingo cuando sintió como su capa se deslizaba sobre ella, notando la suave seda subir por sus brazos desnudos hasta que les cubrió a ambos.
Paneles escondidos que se cerraban solos y una capa de terciopelo negro que parecía casi viva. Estaba todo más allá de su comprensión, más allá de la realidad.
Repentinamente cansada, cerró sus ojos. Y se durmió.
Él era consciente de que ella había estado allí a su lado durante todo el día. Su pelo rozaba su mejilla como un ovillo de seda rosada. Su brazo descansaba a través de su pecho, el calor de su carne penetraba el frío que lo envolvía en su sueño cadavérico. El perfume fresco, limpio de su piel lo envolvía, el sonido de los lentos latidos de su corazón era tan reconfortante como una canción de cuna. Sus muslos presionando íntimamente contra los suyos, proporcionaron sueños eróticos a alguien que nunca soñaba.
Se despertó cuando el sol se puso y su rostro fue lo primero que vio. Las emociones brotaron en él, calientes, veloces y poco familiares. Durante más de cuatrocientos años, se había despertado solo en la oscuridad de su cuarto y ahora un ángel estaba durmiendo a su lado, su pelo esparcido por la almohada simulando los pétalos de los cerezos, sus pestañas parecían oscuros abanicos contra sus mejillas.
Y él supo en ese momento que nunca podría amarla más.
Se movió entre sus brazos, sus parpados revoloteando y una incierta sonrisa en sus labios.
-"Pareces sorprendida" se quejó. -"¿Creíste que mientras dormías bebería de ti hasta dejarte seca?".
Ella negó con la cabeza, pero aun a oscuras, podía ver el revelador rubor que subía por sus mejillas.
-"Sakura, no tienes idea de lo que significa para mí despertarme y encontrarte a mi lado".
-"Me alegro de que esto te complazca".
-"Muchísimo" dijo.
-"Hay aquí... ¿Hay alguna vela por aquí dentro?". Echó un vistazo a su alrededor, inquieta por la oscuridad. No había ventanas en el cuarto, ningún indicio de luz. -"Esta todo tan oscuro".
Sintió como se giraba y un momento después oyó un suave sonido, mientras en la chimenea brotaba espontáneamente el fuego. Una suave luz dorada llenó el cuarto, creando sombras danzarinas sobre las paredes y el techo.
Sakura clavó los ojos en las llamas como si se hubieran surgido del mis infierno de Satán. -"Cómo... ¿Cómo lo has hecho?".
-"Un poquito de magia vampirica" contestó. Jiraiya insistía en guardar un suministro de madera en la chimenea, aunque a menudo Naruto le había dicho que era innecesario. Pero por esta vez, estaba agradecido de que el hombre no le hubiera hecho caso.
-"Oh". Se quedó mirando fijamente la chimenea durante un momento, luego frunciendo el ceño dijo, -"Había esperado... Esto es... No es... ¿No se supone que los vampiros deben pasar la noche dentro de ataúdes?"
-"Unos cuantos lo hacen".
-"¿Pero tú no?".
-"Los encuentro estrechos y limitantes". Él podía sobrevivir durante el día fuera de un ataúd, pero una gruesa capa de su tierra natal estaba esparcida bajo el colchón.
Un músculo ondeó en su mandíbula mientras se levantaba. La capa resbaló, posándose en su regazo. -"Tienes alguna otra pregunta acerca de mi... ¿Enfermedad?".
Sakura se enderezó, su hombro rozando el de él. -"Hay alguna forma de... ¿Matar a un vampiro?".
-"¿Estas tramando mi destrucción?".
-"Por supuesto que no".
-"Una estaca de madera clavada en el corazón dicen que es efectiva. Creo que sería efectiva de cualquier madera. El fuego ciertamente me destruiría. Otro método seguro de destruir un vampiro es cortar totalmente su cabeza".
Ella tragó la bilis que le subía por la garganta, disgustada por las imágenes que sus palabras hacían surgir en su mente. -"¿Y qué hay del agua sagrada?".
-"El agua bendita tiene un efecto más bien desagradable, aunque dudo que sea fatal a menos que caiga en un estanque lleno de ella".
Sakura fruncido el ceño, buscando en su mente retazos de leyendas populares sobre el tópico del vampiro que había oído a largo de los años. -"¿Y el ajo?".
Naruto sonrió abiertamente. -"El olor me es muy desagradable, pero no me disuadirá".
-"¿Y las cruces?"
-"Una de plata me quemaría si la tocara".
-"¿Y las de madera?".
-"No te salvarán".
Las palabras le produjeron escalofríos, pero no había ninguna amenaza en su voz, sólo una suave diversión.
Sakura frunció el ceño profundamente. -"¿Por qué me estás explicando cómo destruirte?".
-"Porque puede que algún día necesites saberlo".
No quiso profundizar en lo que eso significaba. Intentando encontrar algún otro tema de conversación, miró fijamente su capa. Se extendía por la cama como una ondulante piscina de ébano. Clavó los ojos en eso con prevención durante un momento, recordando cómo la había cubierto la noche antes.
Extendió su mano tentativamente, como si temiera que la atacara. Como siempre, el grueso terciopelo estaba caliente al tacto, pareciendo pulsar con vida de su propio.
-"No te morderá," comento Naruto, una ceja alzada con sardónica diversión.
-"¿Estás seguro? Es la prenda más extraña que he visto en toda mi vida. Esta tarde..." Se calló con un encogimiento de hombros. -"No importa".
-"¿El qué?", urgió. -"Dímelo".
-¡Sé que eso es imposible!" exclamó Sakura. -"Pero juraría que se movió. Oh, sé que lo he debido de haber imaginado, pero pareció cubrirme por propia voluntad".
Negó con la cabeza, sus ojos agrandados con temor e incredulidad. -"Y el panel en la pared, se cerró solo".
Le miró, esperando que le dijera que eso era imposible. -"¿Cómo es eso? ¿Me estoy volviendo loca?".
Naruto acarició su mejilla el dorso de su mano. -"Estas muy cuerda, mi amor. Hice que el panel de la pared se cerrara y también hice que se abriera cuando supe que estabas en el otro lado".
-"¿Tú hiciste eso? ¿Pero, cómo?".
-"Así" dijo, y un momento más tarde, el panel se deslizó y cerro de nuevo, no dejando ninguna señal de su existencia.
Sakura le miró con el miedo reflejado en sus ojos. -"¿Te importaría abrir de nuevo el panel?"
-"Como quieras" dijo amablemente, y la puerta se abrió de nuevo. -"¿Así esta mejor?".
-"Sí, gracias". Ella miro hacia la puerta, y luego de nuevo hacia él. -"¿También hiciste que la capa se moviera?".
-"No".
-"¿No?" Dirigió una cautelosa mirada hacia el charco de terciopelo negro en su regazo.
Con un suspiro, Naruto acarició el suave terciopelo. -"No sé cómo explicar lo de mi capa. Ciertamente, no sé si puede explicarse. La diseñe yo, aunque no puedo recordar de que estaba hecha, ni de donde saqué el material. La noche posterior después de que fui hecho vampiro, mis manos la crearon por propia voluntad. Mi sangre, el mismo ser de mi vida, esta tejida en la tela. Y porque la sangre de mi madre está en mí, una parte de la suya mora dentro de la capa".
-"¿Y es esa parte de ella lo que te reconforta, no es eso?" Ella sonrió, como si hubiese solucionado el misterio. -"He visto la forma en que la capa te envuelve cuando estás enfadado, o cansado, como para consolarte.
Él asintió, asombrado por su percepción, y por su llana aceptación de lo que en la mayoría de los casos, era completamente incomprensible.
-"Tienes una bella alma, Sakura Haruno," dijo quedamente. -"¿Me crees tan cruel como para conservarte aquí en contra de tu propia voluntad? ¿Hacerte vivir con un monstruo cuándo tu mereces mucho más?".
Un hombre como Uchiha, pensó, enfermo de celos. Eso era lo que ella merecía. Un marido que pudiera darle hijos, que pudiera ofrecerle una casa llena de luz y risas.
-"¿Es así como te ves? ¿Como un monstruo?".
-"¿No me ves tu así?".
-"No".
-"¿Cómo me ves, dulce Sakura?".
-"No estoy muy segura. Pero tu eres demasiado amable como para ser un monstruo".
-"¿Amable?" Emitió un sarcástico sonido por su garganta. "Nadie en toda mi vida me ha acusado de ser amable".
-"Has sido amable conmigo, amable con mi familia. Y ahora también has manifestado bondad para con los habitantes del pueblo".
-"Esa fue tu idea, no la mía".
-"Me podrías haber dicho que no".
-"A ti no". Él ahuecó su mejilla en su palma, el calor de su piel calentándole. -" Sakura, desearía..." Apartó la mano de su rostro y se levantó, girándose para quedar de espaldas a ella.
-"¿Qué es lo que deseas?".
-"Nada. Desear es de tontos".
Levantándose, se situó a su espalda. Él era tan alto, tan fuerte, y a pesar de ello tan vulnerable. Temiendo ser reprendida, deslizó sus brazos alrededor de su cintura y presionó su mejilla contra su espalda. -"¿No me dirás qué es lo que deseas?"
Él cubrió sus brazos con sus manos y bajo la cabeza. -"Deseo poder ser mortal por ti, Sakura, poder amarte, poder hacer el amor contigo, como un hombre mortal. Deseo poder levantarme a tu lado en una caliente mañana de verano y observar la salida del sol, poder compartir tus días y también tus noches. Quererte con cada aliento de mi alma, cubrirte con todas las riquezas del mundo. Deseo que poder ser el padre de tus hijos y poderlos ver crecer, poder trabajar a tu lado, y envejecer junto a ti".
Suspiró profundamente, apartando las imágenes que sus palabras habían creado en su mente. -"No puedo hacer ninguna de esas cosas". Se dio la vuelta para enfrentarla. -"Si no fuera un monstruo, entonces mi dulce, te libraría de tu promesa. Te sacaría de aquí intacta. Pero toda mi vida he sido un egoísta y siento que no puedo dejarte marchar. No ahora. No después de la alegría de verte descansar a mi lado". Sus ojos azules ardían mientras la miraba. -"Quizá jamás".
Ella le contempló con expresión serena. -"¿He pedido ser liberada de mi promesa?".
-"Deberías hacerlo".
-"¿Por qué? Dijiste que no me dejarías marchar".
Él resiguió la curva de su mejilla con su dedo índice. -"Es verdad" convino -"Y a pesar de ello dudo de que pueda negarte nada. Incluso tu libertad, si me lo pidieras".
-"Te prometí un año y a menos que me eches, tengo la intención de cumplir esa promesa".
-"Sakura..." Él no tenía palabras para expresar sus sentimientos, ninguna palabra para decirle lo preciosa que era para él en ese momento mientras le miraba con ojos llenos de aceptación, y confianza. -"Qué extraña criatura eres" se quejó.
-"Te ves muy pálido, mi señor" meditó. -"¿Llamo a Jiraiya?".
-"No". Él se giró de nuevo de espaldas, para que no se diera cuenta del hambre que ardía en sus ojos. -"¿Por qué no vas a refrescarte para la cena? Me reuniré contigo más tarde".
-"¿No me darás un beso antes de irme?
-"No ahora no". Su voz sonó ronca.
-"Muy bien, mi señor".
El dolor en su voz fue como una bofetada. -"Sakura, espera". Aspiró profundamente; Luego, cuando estuvo seguro de tener el hambre bajo control, la rodeó con sus brazos y la besó. -"Te veré tan pronto pueda".
Ella notó el cambio en él cuando entró en la biblioteca dos horas más tarde. Su cara parecía menos pálida, sus ojos menos brillantes, su actitud más relajada.
Vaciló en el portal, consciente de su escrutinio. -"¿Tendré que irme?".
-"No". ¿Por qué nunca se había dado cuenta de que había veces en que se le veía más pálido, y otras en que su color era más -tragó- normal? Trató de analizar sus sentimientos ahora que sabía lo que él era, lo que tenía que hacer para sobrevivir. Esperó sentir repulsión; En lugar de eso, solo sintió compasión.
Él cruzó el cuarto y se sentó frente a ella. Ella llevaba un vestido rosa pálido ribeteado con un lazo blanco. Su pelo le caía suelto por su espalda como una cascada de seda refulgente. Y sus ojos... Miró fijamente sus ojos verde y en ellos vio reflejado el más hermoso jade.
Deseó estar junto a ella, pero no hizo ningún movimiento hacia ella por miedo de asustarla. Necesitaría tiempo para adaptarse, para aceptarlo.
-"¿Cómo lo soportas? Le preguntó después de un largo silencio. -"Cómo puedes beber... No entiendo cómo puedes hacerlo, como puedes beber la... la sangre de animales".
Habían discutido esto antes, pero él entendía su necesidad intentar entenderlo. -"Es necesaria para mi supervivencia" contestó pacientemente.
-"Necesitas... ¿Beberla todas las noches?".
-"No".
-"¿Cuánto tiempo puedes pasar sin ella?".
-"Cómodamente, durante una semana poco más o menos. El estar más tiempo, se convierte en algo... estresante".
-"¿Te has alimentado bien esta noche? Tu piel parece casi... "
-"¿Humana?".
Asintió, pensando en lo extraña que esa conversación era. Sabía lo que él era, sabía que era verdad pero algo en el fondo de su mente todavía se negaba a aceptarlo.
-"Me constaste que normalmente bebes sangre de animales. ¿Me estabas mintiendo?".
-"No". Vaciló, preguntándose cuánto decirle, cuánto más podría aceptar. -"Puedo sobrevivir con sangre de animales, como tu podrías sobrevivir comiendo langostas y hormigas, si fuera necesario. ¿Pero querrías hacerlo? No es más natural para ti comer cosas así, lo que es para mí beber la sangre de los animales. Necesito sangre humana".
Necesito tu sangre. Él no dijo las palabras, pero ella las oyó en su mente, y en su corazón.
Sakura clavó los ojos en él. -"Todas esas otras chicas," dijo lentamente. -"Las que estuvieron aquí antes de mí. ¿Tú no las profanaste del modo en que creían los aldeanos, verdad? Bebiste de ellas".
Naruto asintió, con expresión impasible. Vio el rechazo en sus ojos, sintió como si una profunda brecha se abría entre ellos, un abismo que nunca podría cruzar.
-"¿Y para eso fue por lo qué me compraste? Para... Para alimentarte de mí".
-"La sangre de los animales satisface mi hambre" dijo, con voz cuidadosamente neutral, -"Pero eso no me da placer, ni me sostiene indefinidamente. De vez en cuando, necesito sangre humana. Algunas veces lo deseo ardientemente. Pasar sin ella durante largas temporadas me debilita". Aspiró profundamente y soltó el aire en un largo suspiro, cansado. -"No puedes imaginar el dolor que conlleva la abstinencia".
Recorrió con la mirada el pulso latiendo en su garganta. La sangre de animales era vil, pero la sangre de Sakura era como el más fino vino, el más dulce néctar.
-"¿Qué les sucedió a las otras chicas que estuvieron aquí antes que yo?".
-"Las despaché.
Sakura tragó saliva. -"¿Vivas?"
-"¿Tú que crees?".
-"No quiero pensar que las mataste. Si me dices que no lo hiciste, entonces aceptaré tu palabra".
-"No les hice daño. Pero he matado en el pasado, Sakura. Y lo haría de nuevo si fuera necesario. No trates de imaginar que soy noble. O amable. Soy un vampiro y somos, por propia naturaleza, asesinos. No confiamos en nadie, especialmente en otros de nuestra clase, y guardamos nuestro territorio celosamente".
Oyó el énfasis en la palabra "nosotros" pero no podía hacerse la idea de que podía haber otros como él viviendo cerca. No ahora, no cuando estaba haciendo un esfuerzo tan grande para entender lo que el hacía y lo que él era.
-"¿Todavía estas intentando asustarme, mi señor?" Preguntó, obteniendo a la fuerza su sonrisa.
Naruto negó con la cabeza. -"Solo quiero que te des cuenta con lo que te estas enfrentando.
Él se puso de pie. -"Piensa en lo que te he dicho, Sakura. Si todavía sigues aquí mañana por la noche, entonces sabré que has decidido a quedarte hasta que se cumpla el año. Si te vas, cuidaré de ti y tu familia mientras vivas".
Ella quiso decirle que todavía le amaba, que no importaba lo que pudiera decir o hacer que nada podía cambiar eso, pero no podía formar las palabras.
-"Buenas noches, dulce Sakura". Su voz la rozó como un viento frío de invierno, y luego se fue como si nunca hubiera estado.
espero que les haya gustado, aqui les dejo un pequeño adelanto del siguiente capi
-"¿Hambriento, mi señor?". Preguntó cruelmente. Reclinándose en su silla, dejando lenta y deliberadamente al descubierto su garganta a su mirada fija mientras todos sus sueños de un futuro con Naruto se disolvían en un rojo océano de imposibilidad. Él no se casaría con ella. Nunca llevaría a sus hijos en su vientre.
-"Sakura, no hagas eso". Se volvió de espaldas ante la repulsa en los ojos de ella, apartando la vista de su garganta que había dejado al descubierto, su pulso palpitando salvajemente. El aroma de su desesperación, de su sangre, inundó sus sentidos.
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