5. ¡Chocolates!
—Entonces, solo para apoyar tu extraña idea, ¿quieres que sea cómo un señuelo para distraer a Olivia para que tú logres robar chispas de chocolate de la despensa?—la voz apresurada de Carl y casi sarcástica me hizo asentir con mucha rapidez como si fuese una pequeña niña, ambos estábamos aquí, tratando de llevarnos bien—No soy tu esclavo, además no hay ninguna razón para que yo lo haga.
—Tu grupo no confía en mi—informé—jamás me darían una barra de chocolate ni aunque se lo pidiera de rodillas.
—¿Y no crees que robar avivará más aquella desconfianza?
—Vamos, llevo años sin probar chocolate, Tu padre habló con Michonne y los oí decir que tenían mucho de eso en la despensa—solté, el chico solo se cruzó de brazos y me observó, parecía que no quería entrometerse y obedecerme así que yo solo tuve que actuar dispuesta a gritar dramaticamente—¡Voy a morir por culpa tuya!, ¡¿Eso te parece poco?!—comencé a gritar, de todas formas ponerlo en ridículo también formaba parte de su castigo—¡Salvé a tu novia y te salvé a ti también!
—Por dios, no vas a morir solo por un golpe en la cabeza y deshidratación, Becka—pude oír que se quejaba y tuve que abrir la boca dispuesta a responder algo, aunque en parte él tenía razón—Además, hasta incluso ya puedes caminar muy bien y pronto te retiraran la venda.
—Genial, gracias Grimes—murmuré observándolo y cruzandome de brazos imitando su acción—Claro, y después soy yo la aburrida—estaba intentando hacer amistades, al menos congeniar con ese sujeto pero parecía ser imposible—En fin...—volví a decir y por fin me levanté guardando el cómic que estaba en mis manos para poder salir—Adiós.
—¿A dónde vas?—cuestionaba—Mi padre dice que debes quedarte aquí, aún no te has recuperado del todo—tuve que bufar levemente con aburrimiento al oirlo, no tenía ni la menor idea de si Rick le había dicho que me siguiera a todos lados, o quizás si le había dicho que me vigilara porqué seguía siendo un problema para la comunidad, cualquiera que fuesen sus razones no me interesaba saberlo, ahora solo quería ese chocolate—Puede ser peligroso para ti si...
—Por dios, no voy a morir solo por ir hasta la despensa—me quejé interrumpiendolo, troné mis dedos y me alejé de él tratando de usar una frase que él ya había empleado en mi—No lo olvides, un golpe en la cabeza y haber tenido deshidratación no va a matarme.
Antes de irme, me detuve a observar la reacción del chico ante mis constantes quejas y burlas hacia él, Carl tan solo volvió a cruzarse de brazos y movió la cabeza en signo de negación, yo sonreí con sarcasmo y salí de la habitación prácticamente corriendo hacia las escaleras con el único fin de salir de la casa de los Grimes para conseguir una barra de chocolate.
—¡Oye, Becka!—pude oír que gritaba—¡Detente!—antes de bajar me detuve solo con curiosidad para escuchar que es lo que diría, pero justo en ese instante Judith comenzó a llorar desde su cuarto—Yo...
—El deber te llama, niño—solté queriendo reír viendo cómo tomaba su cara con cansancio, quizás estaba muy cansado de cuidar a su hermana—¡Hasta luego!
Sin previo aviso volví a correr, esta vez, retirandome completamente de la estancia de los Grimes, cuándo ya estuve fuera observé todo el lugar, las personas caminaban cómo si nada y otras estaban en la torre Vigía. Todo el lugar parecía estar muy calmado y pronto atardecería, avancé un par de pasos más y me escondí detrás de una casa enfocando mi vista solo en un punto; la despensa.
En aquel lugar estaba ubicado un coreano junto a una mujer castaña y hablaban animadamente en la puerta principal, por lo cuál pude intuir que sería un grave error entrar por alli, con aburrimiento y casi desesperación tuve que observar más el lugar para descubrir alguna entrada secreta disponible para mi. Al parecer solo había una.
—Allí esta—solté en un susurro—La ventana trasera está abierta.
Sin hacer ni un minúsculo ruido me escondí detrás de las casas restantes hasta que por fin llegué a la despensa, una vez allí tuve que abrir delicadamente la ventana esperando a que nadie escuchara el ruido y funcionó de maravilla ya que nadie me había escuchado, me adentré sigilosamente por ese lugar teniendo prácticamente todo mi cuerpo ya dentro y sonreí victoriosa.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí?
La voz femenina me espantó totalmente y me hizo hacer algo muy tonto, tuve que aferrarme a uno de los estantes para evitar caerme y, en mi magnífico intento, todo lo que tenía aquel estante termino cayendo encima de mi, ahora tenía mi cuerpo completamente cubierto de algo que parecía ser harina.
—Dime que solo tu me oíste, por favor—pedí con una vergüenza total—Vamos, yo solo estaba aquí por un chocolate.
—¡Enid!—el grito apresurado de una mujer me hizo levantarme con rapidez reconociendo que era la misma con la que el coreano estaba hablando hace unos instantes—¿Qué sucedió?
—Es algo curioso—respondí con nervios y sacudiendome la ropa sin saber que excusa inventar, este ya era mi fin—yo estaba aquí para...
—Becka estaba ayudándome, Maggie—interrumpió Enid y pude descubrir que, otra vez, estaba intentando salvar mi reputación—Teníamos planeado sacar el costal de harina, sin embargo, eso estaba mal posicionado y al querer sacarlo se cayó al suelo junto con todo.
—Lo siento—me atreví a disculparme, por primera vez durante toda mi llegada, lo había echo simplemente por el echo de que sabía cuánto realmente costaba encontrar harina dentro de un apocalipsis, la mayoría de las tiendas ya habían sido vaciadas hace años—Fue sin querer.
—No te preocupes, fue solo un error, le pasa a cualquiera—respondía la mujer suavemente y pude ver que colocaba su mano en mi cabeza quitando lo poco de harina que me había caído allí, el reflejo de la ventana me dejó ver cómo me encontraba pues a diferencia de mi cuerpo el cuál si estaba repleto de harina, en mi cabeza tan solo habían un par de pizcas—Apresurate y ve a tu casa antes de que Olivia venga.
—pero...¿y todo este desastre...—murmuré muy apenada—Yo puedo...
—No te preocupes—volvía a decir amablemente la mujer—Enid y yo nos encargaremos de esto y buscaremos alguna excusa, sal por la ventana, corre lo más rápido que puedas hasta tu casa y cambiate para no levantar sospechas.
Sin agradecer me atreví a obedecer a aquella mujer llamada Maggie y sali corriendo del lugar, reconociendo que estar rodeada de tantas personas vivas, si que me estaba trayendo muchos problemas, quizás era solo yo y mi manera de pensar, pero algo así jamás me había pasado cuándo yo estaba sobreviviendo sola.
Al instante abrí la puerta y me adentré a la casa de los Grimes evitando pasar más verguenza, y gracias al cielo, Rick y Michonne no se encontraban aquí ya que Carl seguía cuidando de su hermana mesiendola en sus brazos, tuve que detenerme en la sala completamente dispuesta a molestar al muchacho debido a qué este no me había ayudado en nada.
—Oye niño—llamé con molestía viendo cómo se levantaba del sillón—Hey.
—¿Y conseguiste el chocolate?—pude oir que preguntaba aún sin verme.
—¿Acaso me ves con algo en las manos?—cuestioné bruscamente y éste me observó comenzando a estallar en risas mientras yo señalaba toda la zona que estaba bañada de harina—Lo único que conseguí fue esto.
—Vaya—murmuró dejando de reir—Eres un imán para los problemas, Becka.
—Guarda silencio, Grimes—espeté, éste solo sonrió con altivez y yo bufé con molestia, sino estuviera con su pequeña hermana en brazos, yo misma me habría encargado de golpearlo sin mostrar piedad—Aún no he terminado contigo.
[...]
Justo antes de abrir aquella puerta para entrar a esa estancia me detuve, cerré mis ojos y pensé en mi madre una vez más. Tobin estaba dentro de esa habitación, obviamente esperándome y quizás teniendo una gran duda sobre el paradero de mi madre, lo sabía, no necesitaba ser tan inteligente para descubrir eso. Habían sido amigos desde pequeños, era obvio que tenía una gran duda sobre eso, aunque yo hubiese dicho la verdad al mencionar que ya estaba muerta.
—¿Estás bien?—la pregunta de Carl me desconcentró por un instante, él mantenía los brazos cruzados mientras me observaba lentamente—Si no te sientes lista para entrar dímelo, Le diré a Tobin que podrá visitarte otro día si eso es lo que quieres.
—Yo...—su forma de hablar me hizo sentirme tranquila, aunque no quisiera entrar, momentáneamente lo haría, así que ya estaba aquí, ya no podía negarme. Sin embargo el miedo me abarcó—Yo...
—¿Tienes miedo?
—Me preguntará por ella, eso lo sé—solté al instante sin darme cuenta que lo había dicho en voz alta. El sheriff pareció comprender porqué suavizó las facciones serenas de su rostro y observó hacia otro lado. Al parecer, en momentos serios cómo estos no discutíamos cómo dos personas que se odiaban, cómo siempre lo hacíamos desde mi llegada—Es...es difícil.
—Becka, si es que te sirve de ayuda, puedes contar conmigo para lo que sea.
Iba a dedicarle un pequeño "gracias" al sheriff por el apoyo que me estaba ofreciendo sin siquiera conocerme del todo, pero mis palabras quedaron en el aire cuándo, justo en ese momento, Tobin salía del recinto con un semblante que pude reconocer con facilidad, él estaba un poco preocupado y se detenia frente a nosotros, al parecer le había sorprendido verme aquí, aún afuera.
—Tobin—fue lo único que solté al instante, el hombre había salido de aquella estancia mientras yo estaba a un segundo de entrar para hablar con él—Perdón por hacerte esperar.
Sin más que decir yo sola entré al lugar, pude oír que Tobin se detuvo a cerrar la puerta y me senté en un sofá muy cómodo solo para apoyar mis manos en mis piernas y tocar mi rostro, con un poco de angustia. Quizás esto no había sido una buena idea, quizás había cometido un error al entrar aquí, ¿cómo mentiría?, me sería imposible.
—Sé que quieres saber sobre mi madre.
—Quiero saber cómo te encuentras tu Becka—lo que me acababa de decir y el sonido de su voz hicieron que me calmara al instante agradeciendo su forma de ser—¿Cómo te sientes aquí?
—Bien, supongo. Aquí hay muros—solté con serenidad—pero no te voy a negar que extraño estar junto a la naturaleza.
—No has cambiado nada en ese aspecto, sigues siendo cómo tu madre—lo que dijo me hizo sentir un poco incómoda, aunque fuera cierto, pude ver que el también se había dado cuenta de lo que había dicho de casualidad porqué sutilmente golpeaba su frente, mi madre y yo también teníamos ese gesto—Perdón, no fue mi intención.
—Tobin yo...
—De verdad quise ir por ustedes cuándo todo esto comenzó—soltaba éste con ansias—Quise rescatarlas, juro que si fuera posible volvería el tiempo atrás para enfocarme solo en ustedes—el hombre frotaba sus manos con lentitud y parecía estar triste—No pude, yo simplemente después de esos dos meses desde el inicio del brote fui a buscarlas—Tobin solo tragaba saliva con rapidez, podía ver que esto le estaba afectando mucho—Cuándo llegué fue muy tarde porqué tu casa estaba completamente vacía, supuse que habían...ya sabes, muerto.
—Mi madre y yo salimos a buscar a más personas dos meses después del brote, además tú vivías muy lejos y tenias tus propios problemas, así que, bueno, no tienes porqué sentirte mal por eso.
—Yo...—el hombre soltaba una pequeña risa nerviosa acercándose hacia mi con una ligera sonrisa—Yo debería decirte eso, haz crecido demasiado en estos 5 años—se arrodilló frente a mi y ligeramente me abrazó—Becka—pude oír que éste decía tragando saliva y observandome con tristeza—Perdón por haber llegado tarde, Eras solo una niña y no merecías haber pasado por todo esto tu sola.
Tobin estaba abrazandome, tan cálidamente que creí que por un momento lloraria, de verdad, estaba esperando el segundo exacto para ver caer una lágrima de mis ojos, al menos algo pequeño, pero parecía simplemente que mis lagrimas se habían secado. Hace años que yo no lloraba y probablemente ya no lo haría, sin embargo, dentro de mi, siempre me quedaba con aquel amargo sabor de la tristeza y esto nunca se iba.
[...]
—Becka—la voz serena del chico con sombrero de sheriff me hizo despegar mi vista de la ventana mientras solo veía su reflejo, éste se había adentrado a mi habitación—¿Cómo estás?
—Bien—mi respuesta lo confundió porqué pude ver cómo movía sus cejas con curiosidad a pesar de tener el parche allí—Todo bien.
—¿Siempre finges estar bien?—cuestionaba él cruzándose de brazos percatándose que yo solo observaba su reflejo a través de la ventana, si, seguramente había venido para discutir cómo siempre—Estabas llena de miedo y no querías entrar a esa habitación para hablar con Tobin. Sé que hablar sobre tu pasado te asusta.
—Oye Grimes, ¿qué buscas diciendome todo esto?—me detuve a cuestionar dándome la vuelta solo para observarlo ante todo lo que habia dicho sin ningún tapujo—Es asunto mío, tu solo mantente fuera porqué nada de esto te concierne.
—Si me concierne.
—¿Qué?
—Estás herida por culpa mía y mientras sigas así de algún modo me concierne.
Carl había hablado con rapidez, por un momento lo observé con un poco de molestia, quizás él buscaba empatizar conmigo, cosa que yo no deseaba ya que tarde o temprano me iría de aquí, lo más rapido posible, no necesitaba hacer amistades. Eso ya estaba decidido.
—¿Sabes qué?—se cuestionaba el mismo frente a mi con molestia—Ser gentil contigo es inútil.
Lo observé con confusión, ¿gentileza?, ¿cuándo éste me había hablado con gentileza?, apenas un pequeño segundo esta tarde, pero la mayor parte del tiempo siempre se entrometia en mis charlas con Carol y siempre nos comportabamos con inmadurez, y ahora, me habia dicho todo sin demostrar ningún tapujo. ¿Eso era ser gentil para él?
—La última persona que fue realmente gentil conmigo murió—admití.
—¿Hablas de tu madre?—volvía a preguntar él sin titubear.
La forma tan normal en la que hablaba sobre aquello que para mi era importante y personal me había echo sentir una pizca de molestia, apenas esta tarde me había brindado su apoyo antes de entrar a hablar con Tobin, había sido gentil por unos segundos pero en este momento me observaba con enojo, ¿qué le sucedia ahora?, ¿por qué parecía estar molesto?
—Dime, ¿Por qué finges estar bien?—exigía saber el sheriff—Si, es inútil intentar ser gentil contigo.
Desde mi sitio me crucé de brazos sin siquiera responder, no era de su incumbencia, esto o la razón no le interesaba asi que no entendía porqué él estaba cuestionando todo esto. ¿Cuál era su necesidad?, ¿por qué quería saber eso justo ahora?.
Desde mi sitio pude notar su rostro angustiado, logré reconocer cada expresión de su cara con tan solo verlo unos segundos, tenia una mirada desesperada en el rostro y al parecer se estaba desquitando conmigo, estaba recordando algo que parecia que lo molestaba muchísimo.
—Estás angustiado—solté sin titubear, sabiendo qué algo le sucedía.
—¿Cómo lo sabes?
—He estado en tu posición, antes, no ahora—logré aumentar sin ningún tapujo, el chico tan solo se sentó en el suelo de mi cuarto apoyando su espalda en una de mis paredes—Hubieron personas que me ayudaron a salir de esto, muchas de ellas están muertas ahora.
—Hoy es domingo—comentaba él bajando el rostro, yo solo me senté en el suelo por un instante, frente a él. Era curioso verlo de esta forma, esta mañana él habia estado feliz jugando con Judith y las cosas habian dado un giro inesperado—Sucedió hace 5 años, justo un domingo—volvía a repetir el chico, arrugaba su frente cada vez que decia algo que parecía dolerle, algo que le costaba y su mirada siempre permanecía abajo, me costó tan solo unos minutos descubrir que diría algo más doloroso debido a que vi cómo apretaba sus puños—Un dia cómo hoy maté a mi madre.
Un escalofrío recorrió por mi cuerpo al percatarme de la similitud en la muerte de nuestras madres, ya que yo también había acabado con la mia de aquella manera detestable. 11 años, él también había tenido la misma edad, la misma mala suerte de hacer algo tan despiadado cuándo tan solo eramos unos niños.
—Fue difícil para mi y lo sigue siendo, ¿cómo es que tu lo haces ver tan fácil?
Si, ahi estaba, ese era el gran detalle. La razón por la cuál Carl Grimes estaba interrumpiendome siempre y siguiendome hacia todos los lugares no solo eran para obedecer las órdenes que su padre le habia impuesto, quizás era por que quería averiguar cómo lo hacia, quizás quería averiguar cómo yo soportaba el dolor o cómo había vencido el dolor de perder a una madre aún estando sola y sin ninguna ayuda humana a quién contarle sobre mi pesar.
Él me observó por un instante, su ojo había adquirido un tono rojizo leve, una expresión de confusión adornaba su rostro mientras yo lo observaba. Ahora que lo veía de cerca, la mirada serena que siempre el portaba se había esfumado, ahora se veía simplemente preocupado.
—No es facil, duele recordar—pude susurrar yo. Para mi no lo era, eso era cierto, pero sinceramente yo tenía una ventaja, intentaba como sea mantener mi cabeza ocupada en algo asi no la recordaría muy seguido. Sin embargo, Carl grimes no podía olvidar a su madre fácilmente, y la razón era Judith, su hermana probablemente era la viva imagen de su madre—El dolor te destroza por dentro, pero al final te acostumbras.
—Fingir tampoco te sirve tanto.
—Es lo que queda, no me gusta que el resto me vea llorar, es patético—comenté, el sheriff solo metió sus manos a sus bolsillos—Eres el único que nota que estoy fingiendo felicidad, asi que no es algo de lo que deba preocuparme.
Nuestra rara y calmada conversación me hizo sentir una pizca de extrañeza ya que por segunda vez en el dia no habíamos peleado cómo usualmente lo hacíamos, obviamente porqué nos había tocado abordar temas más importantes en aquellas dos ocasiones. El chico extendió su mano y con lentitud me entregó algo, su acción me causó mucha más confusión pues me estaba entregando unas barras de chocolate, las que tanto había deseado esta mañana.
—Soy el único que puede comprender cómo te sientes, Becka.
_________________________________
Holaaa.
¿Cómo están todas?, ¿todo bien?
¿Qué piensan de la historia hasta el momento?
Perdón por la pequeña demora, pero aqui esta el cap. ¡Pronto subiré unos cuántos más!, cuidense mucho. 🧡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top