1. "Solo buscaba ayudarte"

Becka

El cielo lucia tan iluminado esta mañana, tanto así que mi cuerpo se llenaba de un nerviosismo total. No había comido en horas, y el bosque parecía tan vacío en este instante, cosa que agradecía porqué no quería toparme con ningún muerto justo ahora.

Desde mi sitio, bufé con desinterés y molestia mientras me disponía a observar que era lo que estaba ocasionando mucho ruido alrededor de la zona en la que yo descansaba. Mi vista se enfocó solo en un par de adolescentes; una chica junto a un chico, corrían dirigiéndose hacia un árbol que poseía un escondite, ambos entraron allí casi sin gastar ni un segundo escapando de los caminantes que rondaban por ahí.

—¿Eh?—solté dentro de mi misma por presenciar tal tontería pues tan solo era un pequeño grupo de siete devoradores que caminaban tan torpemente tratando de encontrarlos—Vaya, pedazo de capullos.

Con mucha agilidad tomé mi arma y disparé directamente en la cabeza de cada ser repugnante que estaba en busca de aquellos dos tontos humanos que habían decido esconderse en lugar de acabar con ese pequeño grupo de errantes, no me había movido de mi sitio para evitar demostrar mi escondite, además de eso, solo les había prestado mi ayuda para que me dejasen dormir en paz.

Con una sonrisa de altivez me dispuse a observar cómo cada caminante caia con fuerza al suelo después de qué las balas hubiesen atravesado sus cráneos. Desde mi lugar, solo volví a sonreir enfocando mi concentración en los dos muchachos que estaban escondidos, estos se observaban entre ellos y por las expresiones de sorpresa en sus rostros pude intuir que estaban totalmente confundidos.

—¡Par de adolescentes patéticos!—llamé sin que me importasen sus reacciones sabiendo qué no se habian dado cuenta de en dónde rayos estaba yo—Ya pueden salir.

No podían verme, eso estaba más qué claro porqué yo estaba mucho más arriba que ellos, en un árbol. No es que fuese una altura considerablemente grande, de echo, era la altura suficiente cómo para que ninguna persona muerta o demente interrumpiera mi placido sueño. Y gracias a la cantidad de ramas, arbustos, troncos, flores y hojas de los otros árboles alrededor, sabia que ellos no podían verme.

Guardé mi pistola en mi cinturón con un poco de molestia mientras intentaba volver a dormir de nuevo, pero la curiosidad me mataba, quería divertirme viendo cómo ese chico y esa chica les temían a los cuerpos muertos que estaban fuera de su escondite, sin embargo, ellos parecían estar muy normal viendo esa escena.

—Gracias—la voz del chico que llevaba el sombrero de sheriff me hizo reaccionar, lo observé de soslayo sin que este se diera cuenta de mi presencia, tenía una venda que cubria su ojo derecho, un cabello muy largo, una camisa a cuadros muy limpia y tomaba de la mano a la chica que estaba a su lado, ambos saliendo de aquel escondite—Quisiera verte, al menos para agradecerte lo que hiciste por nosotros.

—Solo vayanse—me dispuse a decir cerrando los ojos volviendo a restaurar mi posición antigua solo para dormir plácidamente y sin ninguna interrupción—Por cierto, les agradecería que no hicieran tanto ruido al irse, estoy tratando de descansar de un día muy ajetreado.

—Bien—pude oír que aceptaba otra vez el mismo chico, sin prestarle atención me atreví a reír levemente por haberlos visto huir de tan mínima cantidad de devoradores—De todas formas gracias, ¿Tienes una comunidad?

—¿Qué si tengo una comunidad?—pregunté en voz alta para que ambos pudieran oirme—Vale chico, mira, si tuviera una comunidad definitivamente no estaría aquí afuera ayudando a dos tipos indefensos que decidieron dar un paseo bajo la luz de la luna solo para demostrarse su amor—solté cruzandome de brazos refiriéndome a ellos—Además, sería exasperante pertenecer a una.

—Puedo oírte muy cerca—decia el mismo chico, yo solo abrí los ojos con fastidio queriendo que estos ya se fueran de una buena vez—¿Es qué acaso estás en uno de esos árboles?—me moví dispuesta a negar sus suposiciones pero cúando vi una enorme araña pegada en mi brazo, me inquiete al instante sintiendo miedo y tratando de quitarla de alli, pero mis movimientos habían sido muy bruscos y había logrado quebrar la única rama en la qué estaba sentanda—¿Dondé estás...

—Maldición—me atrevi a interrumpir y no logré escucharlo terminar su oración porqué justo en ese instante caí directamente hacia el suelo con una fuerza tremenda, me había dolido, debía admitirlo, sin embargo, jamás demostraría debilidad frente alguien—Demonios—comencé a murmurar levantandome, fingiendo que no me había dolido caer de ese modo y desde aquella altura—Tonta araña.

—Oh, allí estás—la voz del muchacho con sombrero me hizo reaccionar al instante, ahora ambos frente a mi me observaban soltando una pequeña risa—Caiste del cielo—lo observé con cierta molestia sabiendo que estaba burlándose de aquella caída que ellos habían presenciado—Literalmente.

—Cai de un árbol, no del cielo—remarqué con sarcasmo defendiendome—Deberían irse ya—solté con desgano, no tenía la menor idea de quiénes eran, y no me apetecía conocerlos. Ellos solo se limitaron a observarme con serenidad—Vendrán más caminantes y yo no volveré a salvarlos.

—Teníamos todo controlado—soltó la chica a su lado, sonreí sin creer lo que decía—No necesitábamos tu ayuda.

Con un vistazo veloz analicé a la muchacha, ella era castaña y un poco más alta que yo, llevaba una mochila gris en su espalda y en su mano tenía un cómic, su piel se veía limpia y era muy bonita. Sin embargo, aún observandola, me limité a bufar.

—¿En serio?—comencé a decir riendo por un instante—pues para qué lo sepas esconderse en un árbol mientras tratan de escapar de una pequeña horda de solo siete caminantes es patético, querida—me acerqué hacia ella con cierto tono burlesco y sonreí de forma altanera—se veian muy graciosos y patéticos.

—Yo pude haber acabado con ellos, pero no pretendía arriesgar la vida de ella de esa manera—soltó el chico de nuevo con rapidez y señalando a su amiga interrumpiendo mi pequeña platica—Es cuestión de principios.

De la misma forma, me detuve a ver al muchacho por un instante, su rostro también estaba limpio y tenía una sonrisa leve mientras se quitaba el sombrero dejandome ver aquella venda que tapaba su ojo derecho. Además de eso, en su brazo izquierdo colgaba una mochila mediana de color negro.

—¿Principios?—cuestioné riendo—Sinceramente creo que si no saben defenderse no deberían estar aquí, ¿no lo creen?—me alejé de ellos un poco solo para seguir molestandolos—El bosque es muy peligroso para niños cómo ustedes y...

—¿Niños?—intervino de nuevo el mismo chico, él cuál ya estaba colmando mi paciencia debido a que siempre me interrumpía—si parece que tienes nuestra edad.

—No es cierto—me dispuse a soltar sabiendo que quizás ese muchacho estaba en lo correcto, sin embargo, mi orgullo era mucho mejor y debía mantenerlo en la cima—Eres un tipo muy molesto.

—Ella tiene 16 años—comenzó a informar el chico con sombrero señalando a la chica a su lado—y yo también—lo observé con serenidad— ¿cuántos años tienes tú?

—Bueno, también tengo 16—solté en voz baja sintiendo enojo mientras lo oía reir—pero soy mucho mejor, así que no me comparen con ustedes.

El muchacho sonrió y por la expresión calmada que llevaba en el rostro pude comprender que se sentía bien al haber tenido la razón sobre mi edad, yo solo solté una sonrisa altanera y comencé a caminar dispuesta a alejarme de ellos de una buena vez, pero el sonido de mi estómago pidiendo algo para comer hizo que me detuviera.

—Tu mochila—giré mi rostro encontrando al muchacho aún alli—Se ve vacia—aumentó mientras la señalaba—Mi nombre es Carl Grimes y ella es Enid, quizás si...

—¿Qué estás haciendo?—la pregunta de la chica castaña hizo que él se detuviera—No podemos solo llevarla sin saber quién es.

—Nos salvó—contraatacó el chico—Dejame esto a mi, ¿si?

Rodando los ojos observando aquella escena, yo solo moví la cabeza en signo de negación largandome del lugar, no me apetecía tener que escuchar las discusiones qué pronto tendría esta pareja, las había vivido en carne y hueso oyendo cada día cómo mis padres peleaban, no quería volver a oírlas.

Volvi a poner mi atención en el camino mientras veía a un devorador frente a mi, éste se acercaba a paso lento por dónde yo caminaba y para evitar gastar las pocas balas que me quedaban en mi pistola, tuve que sacar mi navaja solo para acabar con el mounstro para evitar que éste me mordiera.

—¡Hey tú!—volvi a escuchar su voz, está vez más fuerte que antes—¡Detente!—gritaba—¡Eh, desconocida!

Debía admitir que esto ahora era mi culpa, si tan solo me hubiese quedado a dormir dentro de algún auto en la carretera no habría existido la necesidad de toparme con estos dos chicos. Con una mirada rápida hacia atrás pude ver que la chica castaña ya no estaba aquí con él, así que solo me limité a retroceder cuando vi que la cantidad de caminantes alrededor de nosotros aumentaba.

—¿Qué rayos quieres ahora?—pregunté molesta, gracias al ruido que el chico había ocasionado ahora estábamos rodeados de más mordedores, los cuáles avanzaban lentamente hacia nosotros—Estás haciendo que pierda mi valioso tiempo.

—Yo...—antes de que pudiera continuar yo solo giré al oir un ruido y cómo lo supuse, teníamos invitados

—Demonios—musité con aburrimiento y cansancio—Alli están, se están acercando. Hay que asegurarnos de acabar con todos.

Justo en ese instante pude ver que sacaba una pequeña navaja de su cinturón, y con mucha rapidez, se limitó a acuchillar a los devoradores dándome a entender que si sabía defenderse. Por mi parte, yo había sacado mi navaja de mi cinturón nuevamente solo para hacer lo mismo, y cúando acabamos con la molesta tarea ambos solo suspiramos con cierto cansancio.

—¿Acaso tu noviecita te dejó?—pregunté y una sonrisa altanera se asomó en mi rostro al ver su mirada molesta enfocada en mi.

—Algo así...se enojó, supongo—murmuró guardando su navaja en su cinturón y volvió a observarme—Tengo un trato para ti.

No me apetecía hablar, simplemente quería que aquel chico desconocido se largase en este instante y que me dejara sola. Quizás si lo hacía enojar, funcionaría. Aunque debía admitir que ver su rostro enojado después de burlarse de mi caída era algo muy bueno para mi.

—Hubieras seguido a tu novia—volví a decir—¿Sabes qué este lugar no es del todo seguro, cierto?

—¿Siempre eres tan molesta?—soltó, me acerqué a él con cierto enojo y lo observé.

—Es uno de mis dones, niño.

—¡¿Quieres dejar de llamarme niño?!—espetó—Tenemos la misma edad.

—Si—acepté con desinterés comenzando a avanzar—Cómo sea.

Me detuve solo a limpiar la sangre de los caminantes que estaba acumulada en mi navaja y la guardé en mi cinturón junto a mi arma enfocandome más en el camino.

—¿Tienes una comunidad o algún lugar dónde quedarte?—yo solo negué sin tomar nada seriamente—¿Qué no tienes amigos o compañeros de supervivencia?, ¿Qué hay de tu familia?—dejé de caminar al instante cuándo oí lo último—Oye.

—Ni siquiera te conozco—espeté viendolo al notar la tranquilidad con la que había soltado aquellas preguntas— Dejame en paz.

—¿Estás sola?—pude volver a oír su inquietante voz detrás de mi.

—¿Quieres dejarme en paz de una maldita vez?—solté con desprecio—No necesito estar en una comunidad—aclaré observandolo—siempre he estado sola y me ha ido de maravilla.

—Solo pienso que te vendría bien un poco de ayuda—comentó avanzando con rapidez y deteniendose frente a mi—Te ves cansada y parece que ni siquiera te alimentas bien—pude ver que se detenía a observar con curiosidad el cielo—Y una tormenta llegará muy pronto.

Sin tomarle la más mínima importancia, me limité a sentarme en el suelo sintiendo el gran frío de aquella tarde. Aún era muy temprano, recién estaba atardeciendo y por el color oscuro de las nubes una tormenta se acercaría muy pronto, cómo lo había dicho el chico.

—Estar aquí sin nada con lo qué protegerte para pasar una noche en el bosque será muy difícil.

—Solo vete—susurré mientras veía el suelo—¿Sabes algo?—aumenté con molestia—Apenas nos hemos visto hace unos segundos, ni nos conocemos, ¿quién demonios crees qué eres cómo para ofrecerme ayuda?—él solo se serenó—No nos conocemos,

—No me hace falta conocerte—soltó éste con enojo, comenzó a alejarse con lentitud pero se detuvo solo para tirar la mochila que llevaba en su espalda en  el suelo muy cerca de mi—Hay cosas allí que pueden servirte, yo solo buscaba ayudarte—volvió a alejarse pero antes de que estuviese muy lejos pude oír que se quejaba—Maldición, allí estaba mi chompa favorita.

Desde mi lugar en el suelo, una vez que ese muchacho desconocido se habia alejado corriendo entre los arbustos, tomé con interés la mochila que éste había tirado cerca a mi solo para averiguar que contenía; Un par de barras de chocolates, dos cómics, una lata de judías blancas y una gran chompa azul.

—Vamos Becka—decía yo para mi misma subiendo al árbol más cercano con la mochila en mi espalda—Ahora que no hay nadie, ya puedes descansar sin ninguna interrupción.

La tonta terquedad de ese muchacho me habia causado repulsividad, estaba total y completamente molesta, pero debía admitir que sino hubiese sido por él, hoy hubiera muerto de hambre después de mis fallidas expediciones a los vecindarios abandonados del norte.

—¿Cómo es qué se llamaba ese muchacho?


———–————–———————

Holaaa, después de tanto tiempo, desde Esda hasta aquí:')

¿Qué les ha parecido el primer capítulo?

Espero que todas estén perfectamente bien, cuídense mucho

Psdt: Pronto subiré un booktrailer.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top