La ira del Perro vagabundo

Edgar Allan Poe, y su compañero y amigo  Karl; cruzaron agitados las calles de Yokohama para  entrar en un edificio muy particular. Subió como una furia, llegando sin aire casi al último piso, para ver esta cara de impaciencia.

-¡¡¡TAAAARDEEEE!!!

El pobre aludido, miró por detrás de Rampo. Los demás detectives lo miraban. Realmente parecían asustados. Rampo salió caminando sin dudarlo ni un minuto. Poe lo siguió con la mirada, y luego miró al chico-tigre.

—¿Qué le pasa?
—No sabemos. Bueno, el Director lo sabe, pero no nos quiere decir....
—¡Miró este periódico y se volvió loco!

Alegó rápidamente el chico rubio con enterito. Poe miró a Dazai. No sabía por qué, pero algo en sus ojos, que divagaban fuera de la ventana, no lo hacían parecer tan ignorante.

También le llamó la atención la ause cia de la doctora, pero no tuvo tiempo de ponerse a unir cabos, corrió detrás de Rampo. Era inusual, raro... Rampo lo invitaba y se quedaba comiendo dulces, pero... No a pasear. Nunca a pasear.

—¿Qué te pasó, Rampo?

Entonces, Rampo se giró a él y lo señaló.
—¡Dedúcelo!

Le dijo, con una sonrisa juguetona. Poe se quedó helado ene se sitio. ¿Cómo que lo deduciera?

—Ahora... Se me antoja ir a comer  un sundae...

Tras dejarlo helado, Rampo caminó feliz por las calles, evidentemente buscando una tienda.

Rampo lo siguió. Más porque realmenre no tenía nada más para hacer que eso. Le pidió el celular, llamó a los miembros de la agencia que tenía agendados, y tras ver que no había respuesta, fue a un pequeño local de revistas, y volvió con el diario.

Lo leyó completo, varias veces, y fue a resolver uno de los casos que clamaban los policiales, sólo Rampo podría resolver.

Una vez hecho eso, volvió con Rampo que lo esperaba con cuatro sundaes a su alrededor. Había resuelto el caso.

Pensaba que, justamente porque era un caso en extremo sencillo, Rampo se había molestado en el ego. Pero cuando se lo preguntó, su amigo ni siquiera había leído esa noticia. Una vez la hubo leído, inmediatamente después quiso ir a resolverlo... Y se enojó con Poe porque ya lo había resuelto.

—Me rindo... ¿Qué es lo que te tiene así?
Rampo  suspiró, y Poe pidió un café.

—Hace... mucho, antes que me uniera a la Agencia de Detectives Armada.... Solucionaba algunos casos que me interesaban. Uno de esos casos... Fue el del Gestores. ¿Lo recuerdas?
—Si... Duró alrededor de diez años, ¿no?  Nadie tenía una pista.

—Si....  Por supuesto, ese caso llamó mi atención.... Así que fuí a revisar.  Y me encontré con una oficial de policía.
***
Cuando leí del caso en  el diario, no me podía estar quieto.

Fuí a los lugares que habían sido escenas del crímen, pero habían pasado diez años. Por supuesto, no había nada. Pero.aún así tuve una idea de lo que había pasado.

Por lo pronto, pude hacerme  una idea del culpable y sus motivos. Así que fuí a la ofocina de policías. Cuando presenté el caso, la oficial sólo asintió. Me dijo que era muy impresionante para alguien de mi edad, a pesar de que teníamos la misma edad.

Yo me enojé y le pregunté por qué no llamaba a sus superiores. Ella se rió y me dijo.
—“¡Ya que eres un súper detective, dedúcelo!”

Lo cierto es que me puse a pensarlo, y llegué a una conclusión.
—¿¡Alguien más lo resolvió?!
Ella se rió y me mostró la lista de evidenciad. Ella misma lo había hecho.
—Me tomó una semana. Aunque lo hice como hobby. Supongo que eso hizo que tardase más.  Deben estar por anunciarlo en el periódico de mañana.

Y, como ella misma lo dijo, lo anunciaron en la siguiente edición matutina.

Eso me emocionó. Pensé que seríamos rivales a partir de ese momento....

***

Poe pareció caerse sobre la barra, en depresión. Rampo lo miró y comenzó a reírse, golpeando su españda dándole animos.
—Aún no te conocía.
—Pero... Si te iba tan bien con ella, ¿por qué....?

Rampo negó.

—Competimos varias veces. Pero las gané a la mayoría. Lo que no entiendo es.... Ella parecía jamás dedicarle todo el tiempo a esa profesión.. pero era demasiado interesante.... cada vez que la veía.... Cada vez me quedaba con más ganas de competir contra ella... Pero ahora...
Señaló una de las noticias policiales, que Poe había pasado por alto al no referirse a un crímen en sí.

En tapa una mujer rubia, de unos veinticinco años, aparecía en el hospital, bajo en título
“Joven policía prodigio arriesga su vida y logra detener una red de narcotraficantes nuevos en la ciudad".

Poe la leyó rápidamente. Al parecer, trabajando en conjunto con un miembro de la Port Mafia, habían sitiado y apresado a una banda con líderes usuarios de habilidades. Pero había liderado una redada, y había caído herida de gravedad. Al parecer, al punto de jubilarse a temprana edad por los maltratatos del cuerpo.  Que quizás no había recuperación para ella.

A Poe la noticia le vino como golpe al hígado. Y si... Si realmente.... Rampo parecía cambiar cuando hablaba de ella. Más que una rivalidad, eso parecía....

Negó. La mera idea era ridícula. ¿Rampo, enamorado? ¿De algo que no fuese él mismo? No, no sonaba a su amigo. Y sin embargo....

—¿Vamos a verla al hospital?
Rampo negó.
—No quiero que me vea así.... Siento que si la veo herida.... No sé....

Comentó, risueño. Pero no parecía divertirse.
Mientras hablaban, se abrió la puerta detrás de ellos.
—¿¡Viste!? Aquí estaban.

Rampo saltó como un resorte al ver entrar a una chica por la puerta

Seguida de la doctora Yosano. Ella se rió al ver a Rampo.

—El director me dijo que fuera a salvarla. Si no hubiese sido por mí, ella no volvería a caminar....

Ante la sorpresa de todos, ella señaló a Rampo y se rió.

—Pero ojo, Rampo, porque ahora esta ciudad tiene una nueva detective. ¡Y no voy a perder ni siquiera ante tu ultra-deducción!

Él la miró y sonrió, algo rojo de las menilas.

—Claro. Es lo que quería.

—¿Ararara? ¿Estás feliz de verme?
Preguntó ella, acercándosele con una sonrisa traviesa.
—¡N-nada de eso!
Dijo él, mirando para otrp lado.
—¿Heee? Jeje,  bueno, por ahora lo dejaré pasar, pero.... Estaré esperando nuestro duelo, Rampo-san ❤

Él le dedicó una sonrisa que ni Yosano ni Poe habían visto en él hasta ese momento y asintió.

—¡Nos veremos, Vico! ¡Yo también lo espero con ansias!

Ambos conocidos de Rampo quedaron dudando seriamente si eso no era amor, mientras él se reía y empezaba a correr en dirección a la Agemcia de Detectives Armados.

De repente, hacía un GRAN día.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top