― ¡Hyung!

JiMin no podía evitar retorcerse, los dedos de su hermano atacaban sus costillas, provocándole cosquillitas incontrolables que el menor no podía soportar, pues todo su cuerpo era sensible y por la más mínima cosa reacciona.

NamJoon extrañaba mucho a su pequeño hermanito, porque desde chiquito él fue la única persona que lo animaba cuando se sentía decaído, pues en la escuela se burlaban de él por ser bastante inteligente, el más inteligente de la clase, inmediatamente tachándolo como un nerd, echándole insultos y empujándolo en los recreos. Pero solo bastaba con llegar a casa y recibir un fuerte abrazo de JiMin para reconfortarse y olvidar el mal día que había tenido.

Cuando por fin el mayor se detuvo, JiMin pudo respirar con más tranquilidad. Ambos se incorporaron, el mayor pasando su brazo por sobre los hombros de su pequeño hermano, apretándolo contra su cuerpo mientras dejaba un beso sobre su coronilla. JiMin no podía estar más feliz por ver a su hermano, lo había extrañado muchísimo.

―Hyung, ¿puedo preguntarte algo? ―cuestionó en voz baja, con un poco de timidez.

―Claro, pequeño ―se acomodó un poco solo para mirarlo de frente―. ¿qué sucede?

― ¿Por qué viniste? ―su voz salió un poco adolorida, no sabía por qué, pero aquello había hecho que el mayor frunciera el ceño y lo mirara serio. JiMin tragó saliva, nervioso―. Me refiero a que, siempre llamas para avisar que vendrás... ―rascó su cabecita mostrando un pucherito―. No lo hiciste. ¿Por qué?

Observó a su hermano suavizar sus facciones, y sintió sus carnosos labios presionar contra su frente. Sintió, también, sus brazos rodearlo y acercarlo más a su bien formado cuerpo, dejando salir un suspiro, como si se estuviera preparando para decirle algo.

―Tengo que decirte algo, cariño ―JiMin lo miró con atención, recostando su cabecita en el hombro del mayor, así solamente mirando a su definida quijada. NamJoon tomó un respiro, y acarició los rubios cabellos del menor―. Voy a casarme...

La respiración del menor se cortó, ¿casarse? Pero, ¿con quién?

JiMin sintió su pechito doler, pues su hermano ni siquiera le había contado que había conocido a alguien, y se puso triste, porque sintió que la relación suya y del mayor ya no era como antes. Ya no hablaba de todo lo nuevo que ocurría en su vida, de las personas que conocía, en cambio JiMin siempre trataba de mantenerle informado sobre él y YoonGi.

El menor salió con lentitud de los brazos de su hermano y no volvió a mirarlo, mientras que NamJoon solamente se mantenía con la mirada baja, sabiendo que de alguna manera había hecho sentir mal a su pequeño ángel.

Minutos de silencio pasaron, silencio que fue interrumpido un por un sollozo de parte del rubio, sin embargo; el mayor no hizo nada, porque sabía que de todas maneras se iba a alejar.

― ¿T-Te...? ―su vocesita salió rota y bajita, entonces enfrentó el rostro de su hermano, mostrando sus ojitos llorosos y las lágrimas que yacían ya en sus coloradas mejillas―. ¿Te hace fe-feliz?

NamJoon sintió su garganta arder, lo miró solo por un momento, pero apartó la mirada rápidamente, sonriendo por la hermosa inocencia que aún conservaba su menor. Así que tomó sus regordetas manos y las acarició con cariño, mordiendo su labio inferior.

―Sí, bebé ―respondió en un susurro ronco―. Él me hace muy feliz.

JiMin asintió varias veces, aun tratando de analizar toda la situación. Su hermano iba a casarse, y esperaba que aquel chico cuide de él tanto como él lo cuidó cuando eran pequeños.