12

Charity:

Le falle al príncipe y mis únicos pensamientos deberían ser los castigos que merezco recibir por tremenda falta, sin embargo, de camino de regreso al palacio de Alejandría, lo que hay en mi cabeza es si podre sentir los labios de Max sobre los míos una vez más.

—La princesa esta aquí. —Anuncian mi llegada.

Los reyes me reciben y bajo del carruaje con ayuda del cochero, hago una reverencia en dirección a sus majestades y agradezco la ayuda, Max baja del caballo y se coloca a mi lado.

—Espero que sus problemas se hayan resuelto, princesa.

Le doy una leve sonrisa a la reina.

—Pensamos que no llegaría a tiempo, es una alegría equivocarnos. —Habla el rey esta vez.

—Mi madre insistió.

—La reina de Althea es una mujer muy comprensiva. —Continua el rey.

—Querida.. ¿Por qué no pasas para que las criadas te ayuden a alistarte? —Pide la reina y accedo, dentro de palacio logro ver a seis criadas y veo que me espera una tarde larga. —En cuanto a...

La reina observa a Max.

—Max, me acompañas. —Pide ella y me vuelvo hacia el guardia, quien se ve sorprendido, pero enseguida le responde.

—Como desee, mi reina.

Caminan en dirección al jardín y los miro por un breve segundo hasta que soy interrumpida por las criadas, se apresuran en llevarme pisos arriba y en efecto, resulta un día trabajoso.



(***)



Desde el momento en que ingreso a mi habitación no tengo un solo momento de soledad, entre el baño y el aseo de pies a cabeza, el maquillaje, el peinado y el vestido que debo usar el día se pasa rápido.

Aun no anochece afuera, pero el sol está a punto de ponerse.

Las criadas abandonan la habitación y me quedo solo con dos, una de ellas termina de arreglarme el cabello y la otra arregla la habitación causada por su desorden.

—Pediré que los guardias traigan la tira que designo la reina. —Dice una de ellas.

¿Una tiara de Alejandría?

—Esp...—Intento negarme, pero la veo salir de la habitación.

Suspiro agotada.

—¿Demasiado abrumada? —Escucho que pregunta la única criada detrás de mí.

—Imagino que los bailes son siempre así.

—Es una forma de acostumbrarla a su boda.

—Si, ya me puedo ver despierta desde las cinco de la mañana.

Ella me sonríe y continúa moviendo las cosas del suelo, no le quito la mirada si no es para ver la puerta y una idea de se cruza.

—¿Podrías traerme un poco de agua?

La criada deja lo que está haciendo y sonríe. —Como desee, Princesa.

Abandona la habitación y finalmente tengo un poco de paz.



(***)



Bajo los últimos escalones que me llevan al gran salón, decorado con luces brillantes que cuelgan en los candelabros dorados en el techo, la iluminación es algo que no le falta y luce maravillosa dando el aspecto de ser de día.

Me detengo en el centro y giro mirando el techo, en Althea no somos de muchos bailes o solo no queremos festejar sin mi padre, así que no he tocado una pista para bailar más allá de moverme como lo estoy haciendo ahora.

Sonrio dando vueltas mientras mi mirada permanece en un punto exacto y así evitar caerme, pero la sonrisa que llevo se me borra al ver la figura observándome al bajar las escaleras.

Me detengo y lo que hago es recorrer el traje que Max lleva encima, diferente a los colores rojo y azul que suele llevar obligado siempre, el traje es negro, claro que sigue siendo de guardia y el atractivo es algo que destaca tanto como en su traje anterior como en este.

—¿Practicando para esta noche?

Trago saliva en cuanto se me acerca, ya no son mis ojos siguiendo su aspecto varonil, son los suyos recorriendo el mío, mirando cada detalle de mi vestido.

—Que preciosa eres.

No quiero pensar en el último encuentro que tuvimos porque el decidió olvidarlo, así que..

—Debería, estuve pasando por horas de arreglos.

Los hoyuelos marcan las mejillas de Max.

Y entonces...

—¿Me concede este honor?

Extiende la mano inclinando su cuerpo hacia adelante, lo observo con asombro, no puedo evitarlo.

Y quiero hacerlo, quiero tomar su mano.

Lo hago.

—¿Bailaremos sin música?

No responde, pero cuando empieza a mover los pies cerca de mi obtengo mi respuesta, mi memoria viaja y por más que intento recordar cada movimiento en un baile lento como este, yo..

Lo piso.

Max abre mucho los ojos y retrocede, ambos bajamos la mirada a los pies y enseguida mis dedos se escapan de sus manos.

—Lo sien..

Max se ríe y me toma de la mano un segundo después, acercándome a él.

—¿Hace cuánto no bailas?

—Desde que mi padre falleció.

—Lo lamento. —Se disculpa y una mano suya envuelve mi cintura. —Solo sigue mis pasos, princesa.

Me pone más nerviosa la distancia que seguirlo, pero para mi sorpresa logro hacerlo, incluso cuando me hace girar y me atrae otra vez hacia él.

Me dejo llevar por lo familiar que son sus movimientos, su forma de guiarme tan natural y hacer que entre en confianza con lo torpe que fue hace rato, así que dejo que mi cuerpo se relaje y él tenga el absoluto control sobre mí.

Giro una vez más y me atrae, mis manos se sujetan de su torso y sus ojos se quedan viendo los míos.

—Ha sido un espléndido baile.

Nos separamos y hace la reverencia conmigo aunque no se trate de un baile formal, mis manos aprietan el vestido y levanto la cabeza enderezando mi cuerpo.

Otra vez esa mirada.

Los labios me tiemblan separándose. —Max...

—Estará espectacular esta noche, princesa. —Sus palabras me interrumpen. —Para el príncipe.

Abro mucho los ojos.

El príncipe...

Es cierto, lo conoceré esta noche.

Y yo... ¿Qué sigo haciendo con Max?

Trago saliva y doy un paso hacia él.

—¡Princesa! —Me llaman las criadas. —¡Gracias al cielo, la estábamos buscando!

Vienen hacia mi dirección y se plantan frente, después de saludar a Max con una reverencia, el jefe de la guardia real se retira y las criadas me llevan escaleras arriba.

—¡Debe probarse la tiara, Princesa!



(***)



Me colocan la tiara sobre el cabeza tan rápido que no alcanzo a apreciarla hasta que me hacen verme sobre el espejo.

Lo que adorna mi cabello lleva incrustaciones de hermosas piedras transparentes, desde las más pequeñas hasta las más chicas que van en las esquinas, mi reflejo se puede ver en ellas y por muy hermosas que se vean, esperaba llevar una de las tiaras que traje conmigo, que hiciera ver a Althea presente a mi lado durante toda la velada.

—Se ve preciosa

Me alagan y retocan mi maquillaje, dejo que trabajen mientras observo los pasos que dan y mi mente recuerda el baile de hace unos minutos.

Basta, Charity.

Max tiene razones suficientes para alejarse, razones que yo sobrepaso y al contrario de él, no soy capaz de mantenerme a la altura.

Es un guardia real y me avergüenzo de mi misma al admitir que se encuentra más preparado que yo para su cargo que yo para ser la reina de Alejandría.

No fue correcto.

No debí...

Me contengo lo que siento y observo mi imagen en el espejo.

—Se ve como toda una reina, Lady Charity.

Sonrio como respuesta.

Conoceré al príncipe.

Al hombre al que llamare mi Rey.

Al hombre que salvara Althea.

El hombre con el que pasare toda mi vida y le entregare mi corazón.

Es así como debe de ser, le debo otorgar mi corazón y fidelidad, y lo que sea que despierte el guardia real en mí, lo enterrare esta noche.



Hola...

¿List@s para conocer al príncipe?

Tal vez sea muy pronto, pero ya veremos que pasa.

El siguiente cap tendrá información sobre los demás reinos que conoceremos en los libros que continúan la saga.

>>Yiemir.

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