Hexside reabrió el lunes siguiente. ¿Cómo no podría? La Dra. Blight hacía la mayor campaña de relaciones públicas de su carrera.
Finalmente había dejado de llover y el rostro pálido del invierno emergió detrás de las nubes. Escarcha color plata endurecía los patios delanteros mientras los BMW y Mercedes dejaban a las pupilas, sus alientos colgando como globos de diálogo mientras se despedían.
Un quejido colectivo llenó los pasillos. Cuando los títulos sorprendieron a todos los que esperaban que la escuela cerrara por al menos una semana o dos, pero la Dra. Blight y los gobernadores estuvieron firmes en que fuera como si no hubiera pasado nada, y que el descubrimiento macabro en la iglesia de St. Paul’s no tenía nada que ver con ellos.
Luz, quien por supuesto, nunca se fue, se sentó en la zona de relajación con Boscha. Afortunadamente sus tobillos sufrieron solo un esguince, y no se rompieron. Se hallaba envuelta como una momia y el dolor no era tan malo, pero todavía tenía una muleta apoyada contra el brazo del sofá. Al final, a pesar de su promesa a Mary, cambiaron la historia.
Tenían que hacerlo. Inicialmente, Luz contó toda la verdad, pero como fuera que la dijera, en una estación de policías con un grupo de oficiales muy cansados e irritados mirándola, habría sonado como una locura. Era una locura. Al final, había sido algo así: Curiosa, decidió explorar el pasadizo secreto, quedando atrapada en el mausoleo y luego Amity y Boo inadvertidamente quedaron atrapadas mientras intentaban rescatarla hasta que Luz las liberó.
Nadie se creyó esa historia tampoco, pero al menos esa versión no tenía como protagonista a una chica muerta que salió de un espejo infernal.
La verdadera investigación ahora se centraba en los otros cuerpos. La idea actual era que un asesino en serie cazó a las chicas de Hexside por décadas, usando la cripta para esconder sus víctimas. La historia ahora dirá que Mary Worthington fue la primera víctima de un asesino serial. No es cierto, pero al menos su historia tiene un capítulo final.
Asimismo, la madre de Skara Keane estuvo en las noticias nacionales. Parecía feliz, feliz de finalmente tener algunas respuestas sobre la desaparición de su hija. Los Keane tenían algo que enterrar.
La Dra. Blight negaba todo; incluso conocer el túnel. Quizás no mentía. Era posible que su padre se asegurara que el túnel se volviera un “pasadizo secreto” durante su tiempo como director. Blight mentiría de todas formas.
Luz observó su sonrisa del gato de Cheshire mientras sacudía las manos de padres ricos, asegurándoles que no había nada de qué preocuparse. Pero mientras Luz le había dicho a la policía sobre Alador Blight, la participación de su padre no era de conocimiento público. Todavía. Por lo que Luz sabía, él había sido sospechoso por todo el cuerpo. A Luz le gustaba un poco tener ese truco bajo la manga con respecto a Emira Blight, para cuando más lo necesitara, y por si se presentaban consecuencias respecto a Amity o por la lucha en su oficina.
Mientras los periodistas rodeaban la escuela como buitres, Luz sentía que tenía algo de poder sobre la Directora.
-Oye, oye, oye-. Kellie corrió hacia donde se sentaban, empujando su bolso a un lado como si no tuviera importancia. -¿Cómo está Willow? Todos están diciendo que ustedes dos la salvaron-. Algunas otras chicas se reunieron alrededor para escuchar lo último.
-Va a estar bien- exclamó Boscha, amando la notoriedad.
-Deshidratación severa, pero ya está siendo atendida y regresará probablemente para el final de la semana-.
-¡Oh, gracias a Dios!- Kellie se aferró a su pecho. -¿Qué hacía en el cementerio? Tiene suerte de estar viva. Si no fuera por ustedes dos siendo como detectives o algo…-. Detrás de la pequeña congregación, Amelia y Cat pasaron por detrás, rodando los ojos.
Luz tuvo tres largos días para prepararse para la inevitable lluvia de preguntas. Salió con cincuenta historias falsas, todas ellas apenas plausible (era una escritora, después de todo). Pensó en decir que todo había sido una broma por el desafío que habia salido realmente mal, y que así terminaron metiéndose en aquel lío, pero a final ella solo dijo: -No tengo idea. Tendrás que preguntarle a Willow cuando regrese-.
Una voz alta la interrumpió. -Estás tan llena de mierda-. Era Amelia, luciendo menos que complacida de estar fuera. -Estaba sucediendo algo raro. Les sangraban las narices, escabullidas, la intrusa en tú dormitorio. Deberían haber visto a Liluz la mañana del jueves. Estaba teniendo problemas para salir del baño y tuvimos que ponerla en la sala de aislamiento. Debe haberse dibujado la cara con marcador rojo también. Que loca-.
-Oh, cállate zorra-. Boscha frunció el ceño.
-Discúlpame, soy la Líder, no puedes decirme que me calle. Es tan obvio que esto es por drogas o algo-.
Muy racionalmente, Luz tomó su muleta y se levantó del sofá. Se detuvo para alisar la sudadera personalizada Amity le había dado ayer. Sin seguir intimidada, caminó directamente hasta el espacio personal de Amelia, sujetó su brazo y lo retorció.
-¡Auch! ¿Qué estás haciendo?- chilló la chica más alta. Ahora ambas enfrentaban el espejo que ella y Boscha sacaron de su habitación en miércoles en la noche. El reflejo las tenía a ambas. Un susurró recorrió la multitud. Las chicas más cercanas se alejaron y Luz se preguntó cuán exactos eran los rumores en esta ocasión. Si la llaman, tiene que venir. Luz pensó en eso por un segundo. Quizás Mary le debía una.
En su lugar, dijo: -Amelia, échate un vistazo. ¿Qué es lo que ves?- Su voz era estable y calma.
-¿Qué? Suéltame, engendro de la naturaleza-.
-¿Sabes lo que veo yo? Una princesita necesitada que sabe que su reinado está llegando a su fin. Último año, Amelia, ¿y luego qué? Fuera de Hexside, no eres nada-. Luz enfatizó la última palabra. -Una vez que te vas de aquí, no era nada más que una chica rubia inteligente promedio con lindas piernas pero sin sentido del humor. Buena suerte. Hazme saber cómo eso funciona para ti-.
A grandes rasgos, la multitud reaccionó con risas, alegría mal disimulada o una descarga normal. -Oh, Dios mío, ¿oíste eso? ¡Es tan gracioso! Debe tener ganas de morir- murmuró alguna chica del grupo. Amelia Brewer-Fay estaba sin palabras. Sus mejillas ardían de color escarlata y quitó con fuerza el brazo del agarre de Luz. Pero Luz no había terminado.
-De hecho, creo que tomaré eso-. Luz se estiró hacia la solapa de Amelia y quitó el broche Líder. -Tengo la ligera sospecha de que la Dra. Blight apoyará plenamente mi golpe. No más Élites. Jamás-.
-¡Amén a eso!- Boscha gritó y aplaudió. Kellie lideró los gritos y algunas otras chicas también se añadieron.
Lucía Noceda, la nueva Líder de Hexside, abrochó el broche en la sudadera de su novia y, con una ceja arqueada, retó a Amelia a desafiarla.
Más tarde esa noche, Luz se escabulló para visitar a Amity.
“Escabullirse” probablemente no era la palabra correcta para usar dado que había salido cojeando bajo las narices de la Dra. Blight. Difícilmente ella iba a detenerla, ¿no?
Amity vivía en la casa más normal del mundo y a Luz le encantó. Era una casa semi independiente en una de esas nuevas urbanizaciones de arenisca con casas idénticas todas en fila y casi cada una de las casas tenía un Mini Cooper o, como Amity, un VW en la entrada. Esa noche la madre de Amity volvía a tener el turno nocturno en el hospital, así que sólo eran ellas dos.
Mañana en la mañana la mamá de Luz llegaría a Londres desde Nueva York, pasando un fin de semana completo en Hampstead con Luz, por lo que ella no podría ver a Amity en toda una semana después de esta noche y por eso iba a intentar absorber cada gota de ella. Amity había llevado su edredón de plumas al salón y estaban a punto de intentar ver todas las películas de Harry Potter en el orden correcto, pero Luz predijo que no llegarían ni a terminar la primera antes de comenzar a besarse.
El microondas sonó y Amity puso las palomitas de maíz en un tazón, maldiciendo cuando se quemó los dedos. Había un ligero olor a humo viniendo de la cocina, ella obviamente lo calentó demasiado.
Las trajo avergonzadamente. -Bien, acá están las palomitas de maíz. ¿Estás bien con una Coca Cola? No tengo ningún otro refresco-.
-Esta bien así-.
-¿Necesitas algo más?-.
-No lo creo-. Luz frunció el ceño. Amity se unió a ella y jaló el edredón sobre su regazo y el de ella.
-¿Entonces qué pasa? Estás callada-.
Algo sucedía.
Todo el día, tuvo la más extraña de las sensaciones.
Una sensación de que olvidó hacer algo, una sensación abrumadora de tenerlo en la punta de la lengua que no podía quitarse. Todo lo que podía pensar era que la persistente y exasperante preocupación de que Alador Blight de alguna forma podría estar “saliendose con la suya”.
-Seguramente sólo estoy cansada- dijo finalmente. Amity vio a través de eso instantáneamente.
-¿O…?-. Luz se encontraba preocupada por poner sus pensamientos en palabras que podrían hacerlo realidad, pero se estaba volviendo loca. La noche anterior apenas pudo dormir.
-Oh, no lo sé. No puedo dejar de pensar en Edalyn y Kiki-. Amity frunció el ceño.
-¿Qué pasa con ellas? ¿Hablaste con Edalyn?-.
-No. La persona con la que hablé por teléfono me dijo que Edalyn tomó un giro hacia lo peor…-.
-Oh. ¿Eso es lo que te molesta? -.
Luz jugueteó con el borde de la manta. -¿Puedes recordar lo que Edalyn dijo acerca de no dejar salir a Mary de la jaula?-.
-Sí-.
-Y está lo que Kiki dijo sobre Mary siendo diferente… incluso antes de que muriera había algo extraño en ella, todo esos rumores... Yuego estaba la carta…-.
-¿Qué carta?-.
Luz se sentó más derecha. -En la oficina de Blight había una carta de un padre acerca de cómo, desde que Mary empezó en Hexside, su compañera no podía dormir por tener pesadillas horribles-. Su garganta se tensó. -¿Qué si no liberamos a Mary, qué si la dejamos salir?-. Amity la miró con escepticismo por lo que ella continuó: -Tú misma lo dijiste en el hospital… sólo vemos lo que la gente quiere que veamos. Sólo vimos lo que Mary quería que veamos-.
Las palabras colgaban entre ellas y, por un segundo, ella vio el pánico en sus ojos. Amity lo sacudió y se inclinó por un beso. Sus labios rozaron los de ella. -Luz, tontita, se terminó. Las personas no son “malvadas”, eso no tiene sentido. Se terminó- repitió.
Luz se relajó en su abrazo e intentó enfocarse en la película. Amity tenía razón, por supuesto que sí. Tenía que tenerla.
-Voy a buscar un poco más de palomitas- dijo Amity, levantándose del sofá. Luz con cuidado movió sus tobillos vendados sobre la mesita, tirando el periódico local al suelo. Se hallaba abierto en una página mostrando una imagen muy familiar. La tumba.
-¿Estamos en el periódico?-.
-Sí, bueno, la historia está…- respondió desde la cocina. Lo siento… pretendía tirar eso-.
-No. Quiero ver-. Luz giró el periódico en su mano. La imagen principal era una del mausoleo decorado con cinta policial, oficiales forenses en batas blancas entrando y saliendo. La imagen anexada era un acercamiento al mensaje de Mary, el que talló en el costado de su ataúd: nadie me creyó, Sólo queríA que la geNte en General me quisieRA COMO soy YO. Luz levantó una ceja. Había algo sobre las letras frenéticas y desordenadas. Parecía extraño de alguna forma, incluso para el estado en que la pobre chica había estado.
En la cripta, Luz podría sólo imaginar el miedo de Mary, pero ver las palabras de nuevo, era la escritura de alguien que se encontraba muy, muy enojada.
¿Y quién tenía más razones para estar enojada que Lilith Mary Worthington?
Ahí fue cuando Luz se congeló.
Miró la fotografía. Recordó la carta de Radley sobre el logro excepcional de Mary. No era el tipo de chica que tiene mala puntuación. Sólo le mostramos a la gente lo que quieren ver.
Recordó la débil sonrisa en los labios de Mary. Las lágrimas picaban en los ojos de Luz. No lágrimas de lástima… lágrimas de miedo.
¿Qué he hecho? Sólo ciertas letras se encontraban en mayúsculas y deletreaban una nueva oración.
SANGRA COMO YO.
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