26. " Emira Blight "
Luz se caía.
Con los brazos cruzados sobre el rostro, se estrelló contra el escritorio de la Dra. Blight, dispersando plumas, papeles y tazas de café vacías. Sintió el impacto en su cadera, codos y rodillas; el borde del escritorio la golpeó justo en el estómago y le quitó el aliento por completo. Luz se deslizó al suelo, adaptando sus ojos a la penumbra de la oficina vacía.
En el exterior, el cielo lucía casi tan oscuro como la boca del lobo. ¿Cuánto tiempo había estado en el dominio de Mary? Se sintieron como minutos, pero el cielo oscuro decía lo contrario.
El eco del goteo era más fuerte que nunca. Empujando del camino a la silla de escritorio de Blight, Luz se levantó, dolorida por el impacto de la caída.
-Ay- se quejó, bajándose el arrugado pijama.
Así que eso fue lo que ocurrió con Lilith Mary Worthington. La pieza final del rompecabezas encajó. Murió en este mismo lugar hace sesenta años. Un accidente, pero uno que fue culpa de Alador Blight Millar.
Algo osciló en su visión periférica, y Luz sabía lo que era. Qué error tan de principiante...
Tenía su espalda hacia el espejo. No había terminado.
Oh, tan lentamente, se giró. De pronto, no se movió. Allí se encontraba ella en el reflejo, avanzando a través de la habitación hacia la imagen del espejo.
Luz finalmente vio a Mary correctamente. Kiki tenía razón. Ella era hermosa de cierta manera, con labios llenos y definidos, altos pómulos y ojos azul menta como el hielo. Sin embargo, tenía la nariz más que rota.
Aunque para llegar a esa conclusión, Luz tuvo que ver más allá de la sangre.
El espejo caído y cristal destrozado dejó decenas de cortes en su rostro y cuerpo, y, a diferencia de los cortes superficiales de Luz, los de Mary sangraban. Viva sangre color escarlata le corría por todo el rostro en gruesos riachuelos. Su uniforme se hallaba saturado de carmesí y su lacio cabello negro estaba enmarañado en su cabeza.
Los ojos de Lilith Mary quemaban a través de la sangre, sin dejar nunca los suyos. Con cada paso, se le acercaba más, e intentaba alcanzarla con las manos. Luz sabía que había llegado su hora.
Actuando por instinto, hizo lo único que se le ocurrió. Agarrando la pequeña silla al lado del gran escritorio, la balanceó al mismo tiempo que los dedos rojos de Mary alcanzaban la superficie del espejo. Con un grito, la estrelló contra el espejo.
Hubo un ensordecedor crujido y sintió sus brazos tensarse cuando la silla rebotó. Sin embargo, fue suficiente. Triángulos irregulares se derramaron del marco ornamentado, tintineando y destrozándose en el piso. Sin dejar nada al azar, Luz la volvió a balancear, atacando lo que quedaba en los bordes. Tan pronto como el cristal se encontraba apilado alrededor de sus pies, dio un cauteloso paso hacia atrás.
-Buena suerte pasando a través de ahí-.
Con las manos temblorosas, dejó que la silla cayera al piso. Si la habitación dejaba de girar, tal vez sería capaz de averiguar qué hacer a continuación. Luz se aferró a la mesa para apoyarse. Todo lo que podía sentir era tristeza y desesperanza dando vueltas a su alrededor, pero no podía permitirles ganar cuando todavía tenía que arreglar las cosas.
Amity y Boscha. Las perdió.
Les falló.
El vacío que sintió en la oscuridad detrás del espejo, ¿era la muerte? ¿Solamente nada? Un eterno vacío, pero uno del que eres consciente; era demasiado horrible para comprender. Pensar en que Boscha y Amity cayeron a través de ese vacío para siempre... ¿Lo podrían sentir? ¿Estarán despiertos? Por su bien esperaba que no; prefería pensar que dormían, soñando algo agradable.
Hubo un chirrido agudo a su espalda y se giró, medio esperando que al otro lado de la habitación, Mary saliera del espejo. Se apretó el pecho. Nada más era la puerta de un armario con una bisagra que necesitaba una gota de aceite. Por un espantoso momento, se preguntó si tenía un espejo en el interior de la puerta como en los dormitorios, pero recordó que no, ya que le ayudó a ordenar a la Dra. Blight.
Espera un segundo, Luz ya no creía en las coincidencias.
-Otra vez ese armario- dijo para sus adentros, encendiendo la lámpara de la mesa para una mejor visión. Comprobó por última vez la pila de vidrio destrozado, antes de salir de atrás del escritorio. Recordó a Mary persistente por ese armario la última vez que estuvo aquí y que en ese entonces, también se abrió. Ahora que lo pensaba, la primera vez que siguió a Mary (cuando tomó sus gafas), la condujo a esta habitación. Por alguna razón, quería que Luz viera el interior.
Luz decidió que si de alguna manera pasaba las siguientes horas, ya estaba tan expulsada que un pequeño allanamiento del mueble no dañaría.
Metiéndose el cabello detrás de las orejas, se puso a trabajar. Este contenía muchos archivos, la mayoría marcados como una especie de ley: ley de alimentos, de religión, de política. Los dos estantes superiores se conformaban por registros de alumnos, el de más arriba contenía archivos llamados “Antiguos Alumnos”. Luz sabía exactamente lo que buscaba: 1954. Había una carpeta por cada cinco años más o menos (suponía que era el tiempo que le tomaba a una chica cursar la escuela). Sin importarle cuánto desorden hiciera, tiró al piso archivos sin importancia en su busca del correcto. Rápidamente se hallaba de pie en un crujiente y blanco mar de papel.
No estaba, eran todos muy recientes, remontándose a la década de 1990. En el último piso de la escuela había un cuarto de registros, donde pensaba que se mantuvieron la mayoría de los archivos más antiguos. Pero si eso fuera verdad, Mary no la hubiera dirigido aquí.
-¿Dónde está?- siseó a través de sus dientes apretados. Se detuvo y aplastó todos los archivos restantes en un extremo del estante. Detrás de los otros, había una simple carpeta manila atada con una correa de cuero.
Lo sacó. El archivo se marcaba como “Registros Confidenciales de Alumnos: Solo para el Director Escolar”. ¿Qué demonios? Luz quitó la banda y se sentó en el suelo en medio de su destrucción de archivos.
Era una carpeta llena de fotografías de chicas. Skara Keane y Selene Hanson se encontraban primero, junto con los reportes de la policía y el periódico acerca de sus desapariciones. Había más chicas, todas señoritas de Hexside, todas desaparecidas.
Todas las Mary.
Ahora Willow y Boscha podrían ser añadidas a la horripilante lista.
Instintivamente, giró el paquete para encontrar a la primera chica que había desaparecido; a Mary. Efectivamente, se hallaba todo lo que se no encontraba en línea.
Un retrato de la escuela, una fotografía anual de grupo (con Mary parada un poco por separado, parecía que ninguna niña quería estar hombro a hombro con ella) y sus boletas. También su historial; Luz persistió en sus formularios de inscripción.
Lilith Mary Eloise Worthington, nacida en 1938.
Padre: desconocido.
Madre: Eliza Worthington (sin domicilio fijo).
Había una carta con membrete de Radley Comprehensive, la escuela que un día se convertiría en la secundaria Radley, sin duda:
“Mary ha luchado para instalarse en Radley, pero debido a su excelente logro en todos los campos, creemos firmemente que puede florecer en Hexside Hall para señoritas. No tenemos duda de que podría sobresalir en estos establecimientos. Es una joven tímida e introvertida que se beneficiará con el ambiente de apoyo más enriquecedor que se le podría proporcionar”.
Luz se mofó de eso; no había nada como enviar a tus hijos a una escuela lejana para poner fin a cualquier apoyo que podría haber tenido. No odiaba el internado, pero aunque se sintiera a salvo, segura, incluso alentada, nunca sintió el apoyo.
Había una hoja separada, una diferente letra escrita a mano del entonces director, el señor Fisk. “Querido señor Fisk”, leyó.
“Le escribo para insistirle que mi hija, Phyllis, sea trasladada de su actual dormitorio en la casa Brontë. Sus cartas dirigidas a nuestro hogar son cada vez más agitadas desde que la colocaron en una habitación con una mujer llamada Lilith Mary. Phyllis se encuentra sencillamente aterrorizada de ella y ha estado luchando para dormir desde que llegó a la escuela...”
Fue en gran parte el mismo tono. La última hoja era una carta mecanografiada a Eliza Worthington del señor Fisk.
“A raíz de nuestras conversaciones, hemos querido escribirle para expresar nuestra tristeza por haber sido incapaces de proveer un ambiente seguro para su hija. Todas las evidencias sugieren que la noche del diecisiete de septiembre, Mary se fugó de la casa Brontë. Debe entender que nosotros dirigimos una escuela, no una cárcel, y como podría ser, si una señorita de Hexside Hall elige abandonar el recinto, hay poco que podamos hacer para detenerla. Hemos cooperado plenamente con la policía y tengo entendido que la búsqueda continúa...”
Una lágrima salpicó la página, borrando incluso la tinta vieja. Luz se limpió la mejilla. Pobre Mary. Todo tenía sentido, un horrible sentido. Alador Blight, a propósito o no, mató a Mary Worthington y a su hijo nonato. Dios sabe cómo, pero una parte de ella se quedó en ese y todos los espejos.
Otra lágrima rodó por su mejilla. Mary se perdió en esa espantosa oscuridad, escuchando su nombre. La llamaban, como una especie de faro, guiándola de vuelta del otro lado del océano. Del mismo modo en que Amity de alguna manera la trajo de regreso.
Blight debió haber hecho algo con su cuerpo. Rebuscó a través de las hojas restantes en su regazo, pero sabía que nunca serían tan estúpidos como para dejar evidencia. No decía nada sobre un cuerpo en las páginas, consolidando su certeza de que la clave para el encantamiento era encontrar el lugar de descanso de Mary.
¡Piensa, cerebro, piensa! Luchó para ponerse en los zapatos del profesor culpable, si fuera ella, ¿qué haría con un cuerpo?
Ni siquiera notó que la puerta se abría.
-Ojalá haya una muy, pero muy buena explicación para esto...-. Los ojos de la Dra. Blight cortaron a través de la penumbra como láseres. Luz dejó caer la carpeta, sorprendida. -Y empieza con decirme cómo te saliste de la sala de aislamiento-.
Se encontraba tan por encima de esto. -O podríamos hablar de cómo me dejaste allí incluso cuando pensabas que la escuela se hallaba en llamas-.
-Touché. Sabíamos que no había ningún incendio. Decidimos enfocarnos en la localización de quien activara la alarma. Me imagino que fue tu amiga de Oxsley-. Luz la fulminó con la mirada, sin intimidarse por la bruja frente a ella. -Ahora, dado que todo tu futuro en Hexside depende de esto, te sugiero que te expliques. ¿Qué crees que haces?-.
-Mentiste-. Luz se puso de pie, luchando para mantener la compostura. Gritar y chillar no iba a conseguir que la tomara en serio . -Sabías muy bien de las chicas que desaparecieron en Hexside, y no has hecho nada para impedirlo, y ahora Boscha y Willow desaparecieron y yo seré la siguiente
-No sabes de lo que hablas-.
-Sí sé y tú también. Se trata de Lilith Mary Worthington-.
-No existe tal chica-.
-¡Tengo pruebas!-. Alzó la voz y apuntó la gama de papeles a sus pies. -Hay evidencia real, aunque veo que la escuela hizo un buen trabajo para cubrirla-.
La Dra. Blight se puso las manos en las caderas y sonrió. -Lucía, te lo tengo que conceder, no te rindes. Creatividad, iniciativa, perseverancia. Una perfecta señorita de Hexside-.
Apretó la mandíbula, decidida. - Lilith Mary Worthington murió justo donde estás parada-.
En la tenue luz de la lámpara, la mirada de la Dra. Blight cayó en la pared de su oficina. ,-Oh, Dios mío, ¿qué le hiciste a mi espejo?-.
-¡Escúchame!- gritó Luz—. ¡Alador Blight Millar la embarazó y luego la mató aquí! Bueno…- admitió -… fue un accidente, pero fue su culpa-.
La temperatura del cuarto cayó por debajo de cero. La Dra. Blight avanzó y Luz no tuvo más remedio que retroceder hacia la esquina.
-¿Qué acabas de decir?-. Se debilitó bajo la intensidad de su mirada.
-Di... dije que el antiguo director, el señor Millar, tenía una aventura con Mary; no al ser director, sino antes de eso, en 1954-. Retrocedió hasta la maceta de una palmera junto a la pared. No quedaba ningún lugar al que ir, pero Blight continuó avanzando hacia ella, arrinconándola.
-¿Cómo te atreves?- exhaló Blight. -Alador Blight Millar fue uno de los directores más brillantes y generosos que esta escuela ha tenido-.
-Juro por mi vida que es cierto. Cuando Mary le dijo que estaba embarazada, se pelearon y ella murió. Él... debió de haber escondido su cuerpo-. Blight la clavó a la pared, sujetándole los hombros con las manos. Luz tenía miedo, mucho más del que le tuvo a Mary; no había nada fantasmal sobre el férreo control. La nariz de la mujer se ensanchó.
-Creo que sabría si mi padre mató a alguien, ¿no crees?-.
La sensación de desplome en el estómago de Luz volvía muy familiar. -¿Q-qué?-.
-Todos asumen que soy una sobrina lejana, o algo así, del señor Blight Millar, pero no querida, mi apellido es legítimo y es algo de lo que siempre estaré orgullosa. Entonces dime, ¿En verdad aseguras que mi padre asesinó a alguien? Quiero que pienses muy, pero muy cuidadosamente antes de responder...-.
Los labios de Luz se abrieron y cerraron como un pez fuera del agua. Blight temblaba de rabia; sus nudillos blancos y venas hinchadas en su frente. Alador Blight Millar mató a alguien para mantener su secreto enterrado y Luz no pudo evitar preguntarse si su hija mataría para que siguiera así.
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