22. " Embarazo fantasmagórico "
Boscha se levantó la camisa del pijama ahora estirada y la mandíbula de Luz se redujo aún más. Era real. La piel sonrosada de Boo estaba hinchada en su estómago, su ombligo protuberante. Bajo la piel tensa, algo se movió, como si algo dentro de su amiga se retorciera alrededor, pateando para liberarse. Algo vivo.
-¡Oh Dios!- gritó Boscha, agitando sus manos. -¡Oh Dios!-.
Luz se liberó de su lapsus mental. Ahora, más que nunca, Boo la necesitaba para mantenerla junta, incluso si tenía que fingir. Se disparó de la cama y tomó las muñecas de su amiga.
-Boo, mi amor. Mírame. Trata de permanecer calmada-.
-Lu… Luz… yo…-.
-¡No lo estás!- gritó fuertemente Luz. -¡No lo estás!-.
Luz recordó a Boo molesta por su pequeña ganancia en peso. Oh Dios, se había estado sintiendo enferma toda la semana también, ¡nauseas matutinas! Todo este tiempo, Luz pensó que Boo se había desconectado ligeramente, pero claramente ese no era el caso. ¿Qué si estaba…? No, no había forma.
-¿Estás segura que no…?- preguntó Amity un tanto tímidamente. Ambas chicas se giraron hacia ella con desdén. Esa pregunta muy mundana les trajo un par de muescas.
-¡No puedo estar embarazada!- gimió Boo. -¡Definitivamente no puedo estar así de embarazada!-.
-Lo sé, lo sé-. Luz trató de calmarla. Forzándose a dar otra mirada a la protuberancia anormal, Luz juraba que estaba más pequeña de lo que había estado un segundo atrás. La cosa dentro pateó de nuevo y Luz se estremeció. -Boo, esta es Mary… haciéndolo-.
Boscha no parecía confortada por esta noticia. -¡Tus cortes son reales!-.
No. De ninguna manera. No había forma de que hubiera un bebé real dentro de Boo, pero ese pensamiento se leyó sobre toda la cara de ella. Luz trató de estabilizarla, pero ella se apartó, reacia a ser confortada.
-Esto no es lo mismo-.
-¡Sácalo de mí!-.
-Oh... Dios-. La cara de Amity era ahora horriblemente pálida.
Luz suspiró, no podía lidiar con una Boscha completamente en pánico y una aprensiva Amity.
-¡Amity, no enloquezcas ahora mismo!-.
-Lo siento… pero esto- señaló al vientre de Boscha -esto es otro nivel-.
-Lucy, por favor…-. Lágrimas caían por la cara de Boo.
Luz respiró profundamente. Su cabeza estaba palpitando, como si su sangre estuviera llegando a su cerebro demasiado rápido. Realmente se sentía como si su cabeza podía estallar. ¿Cuánto más podía aguantar? Mary las estaba torturando.
-Boo, siéntate. Nadie en tu condición debería estar de pie-.
-Luz. Esto no es divertido-. El chiste fue en realidad de alguna forma para calmarla; en vez de ponerla histérica, Boo ahora lucía molesta.
-Lo sé, pero todas necesitamos descomprimir. Esto…- hizo señas alrededor del cuarto como si su pánico era una entidad tangible -… no está ayudando. Esto no es real-.
-Se siente real-.
-El sueño se sintió real. Cuando pensé que Mary se hallaba en mi cama, eso pareció real… pero no había nada debajo de las sabanas. Esto es justo lo mismo. Literalmente un embarazo fantasmagórico. No hay manera de que haya un bebé real dentro de ti-. Boscha limpió sus mejillas, esta vez escuchando. La hinchazón parecía bajar rápido. -¿Ves? Ella solo quiere que sepamos. Nos está diciendo su historia-.
-Esto es tan retorcido- dijo Amity, parpadeando como un ser humano normal una vez más.
-Creo que lo he descubierto-. Luz se arrodilló a los pies de Boo, sin soltarle las manos. -Por qué se toma cinco días. No está esperando… está construyendo su fuerza-.
Boo olfateó. -¿A qué te refieres?-.
-En el día uno, solo tuvimos las hemorragias nasales. Desde entonces, se ha vuelto peor y peor, como si estuviera ganando poder… consiguiendo un mayor agarre en nosotros. Mírame. Estoy cubierta de cortes. Puede hacer que parezcas embarazada-.
-Creo que yo he estado fuera de foco últimamente-. Amity sonaba compungida.
-Lo diría-. Luz se encogió de hombros. Recordó la forma en que Mary había visto dormir a Amity y se preguntó si ella volvió a promulgar el papel de Blight, alguien que Mary adoraba. O tal vez ella tenía más trucos bajo la manga antes de que el día terminara. -Pero no hablemos demasiado pronto. Todavía tenemos todo un día entero-. Amity no lucía demasiado emocionada ante esa perspectiva. -Esto significa que Kiki tenía razón, sin embargo. Mary debe haber estado machacada-.
-Encantador-. Boo examinó su bulto de nuevo. Estaba subiendo y bajando con su respiración, expandiéndose y decreciendo como un balón en su interior.
-¿Estás ahí, Mary?- Luz ahora le habló a ella directamente, alzando su voz hacia el techo. -¡Lo descubrimos! ¡Estabas embarazada con el bebé de Alador Blight! ¿Entonces ahora qué?-. Como era de predecir, no hubo respuesta. Luz se preguntó si las otras señoritas de Hexside, las de antes, habían llegado tan lejos. Si incluso trataron.
¿Mary les habrá dado puntos por tratar? Un nuevo pensamiento cruzó la menté de Luz. ¿Qué si Mary había dado a luz a un hijo o hija? ¿Era a quien se suponía que tenían que rastrear? Si es así, en dieciséis horas no iban a conseguir nada.
Boo saltó de repente y pasó las manos por la protuberancia disminuyendo. -Creo que se ha ido-.
-¿Ves? Te lo dije… quería que supiéramos, seguramente, sobre el bebé, creo-.
En este punto, después de todo lo que les había hecho pasar, Luz no estaba segura de poder dar fe por más tiempo de la naturaleza benigna de la chica muerta.
-Bien-. Amity respiró un suspiro de alivio. -Esto realmente no cambia nada, aún tenemos que descubrir dónde está el bebé de Mary. Antes de que sea demasiado tarde-. Luz asintió.
-Necesito una ducha-. Se estremeció Boo. -Me siento en gran parte sucia y extraña-.
-No- insistió Luz. -No puedes ir al baño. Hay un espejo ahí-. Boscha consideró eso por un momento.
-Los baños de los prefectos tienen una bañera y no tienen espejo-.
-Pero no eres un prefecto-.
Boo se secó las mejillas húmedas, su ánimo regresando. -A) ellos no están aquí, ¿no? B) Estoy llevando un bebé fantasma, creo que entenderán mi necesidad de un poco de tiempo de mimos-.
Luz abrazó a su amiga. Si ella pudiera hacer una broma de ello, se hallaba en el camino de ser genial. -Bien. Tú vas primero luego iré a refrescarme antes de regresar a St. Paul’s.-.
-Bien-. Boo agarró su bolsa de baño y aseguró una manta alrededor de su cintura, aunque la gran protuberancia de tres meses había descendido ahora a casi nada más que un bebé de comida. Pasó la mano sobre ella, pero no dijo nada. No era real, recordó Luz.
-Mantente lejos de cualquier espejo… incluyendo el que abandonamos en la zona de relajación. Estaré en un segundo, debemos mantenernos unidas-.
-Sí, señora. y... gracias, Lu, por, tú sabes…-. Luz suponía que se refería al apoyo. -Eres increíble. Te amo, chica-. Boo la abrazó y Luz sintió sus mejillas sonrojarse. No se sentía increíble, se sentía como una hipócrita, alguien jugando el papel de una chica que podría hacerle frente. Que Amity y Boo creyeran que su intención era mantenerlos juntos era todo lo que importaba. Boo le dio un beso en la frente y se fue, dejando que la puerta se cerrara detrás de ella.
Luz se hallaba sola de nuevo con Amity por primera vez desde el beso en el pasillo. Levantó la mirada hacia ella y la apartó, de repente tímida. Otro gran misterio resuelto, ¿por qué tantas señoritas de Hexside trotan a Oxsley cada fin de semana para estar al acecho fuera de las tiendas con chicos? Respuesta: Porque es adictivo.
Todo lo que quería hacer era besarla de nuevo, parcialmente para ver si era tan bueno como recordaba, pero también porque la puso en un estado diferente a cualquier otro que jamás había sentido antes.
Quería recapturar lo que había sentido en el pasillo: el galopar en su pecho. Luz mentalmente se sacudió. Pasar su último día en la tierra besando a la chica hermosa era la mejor o peor idea que había tenido.
-Bueno, no estaba esperando eso-. Se dejó caer en su cama, ya aniquilada a pesar de sólo haber estado despierta diez minutos.
-Lo sé, ¿cierto? Eso fue un desastre-. El cuarto de repente parecía más grande, como si estuvieran demasiado lejos. Como si lo sintiera, Amity se quitó la bolsa de dormir y se unió a ella. -¿Está bien esto?-.
-Sí-. De alguna forma Luz sabía que ella no haría un movimiento sin su permiso. Por cualquier razón, solo realmente, realmente quería tocar su piel. Acarició su cuello, sintiendo la línea del cabello difusa donde se había afeitado la cabeza. Esta vez, ella la besó. Era tan bueno como lo había recordado, mejor.
Amity se apartó. -¡Aliento matutino!-.
-¿Yo?-. Luz se sentía horrorizada.
-¡No! ¡No! ¡Me refiero a mí!-.
-Estás bien-. Luz le sonrió de vuelta antes de darle un beso menos riesgoso y fugaz en los labios. Ella la puso en un abrazo, sosteniendo su muslo. Se sintió más segura de lo que se había sentido en años; atrapada seguramente en fuertes brazos.
¿Cuándo alguien la había sostenido por última vez? Oh, Amelia lo hizo, pero eso era totalmente diferente. Y Boo era tan sentimental como venía, pero su madre no la había abrazado desde que era pequeña, habían pasado años. Se dio cuenta cuanto había extrañado el contacto y por qué la gente hacía esto; por qué dedicaban todas esas horas para encontrar novios y novias.
Es para que alguien los abrace.
Descansó su cabeza en su hombro. Se le salió una lágrima y le humedeció la delgada camisa de algodón. -¿Estás llorando sobre mí?-. Su voz sonaba como si estuviera sonriendo, burlándose de ella-.
Apartándose de ella, se secó los ojos. -No. Es solo mi ojo con una fuga. Lo siento. No masivamente constructivo, lo sé. Es sólo que no quiero que esto se vaya-.
Amity acarició su espalda, su pulgar acariciándola como si fuera un arpa. -Sí. Lo sé-.
Luz tomó sus manos. No sabía por qué, pero expresó uno de sus mayores temores. -Crees que soy rara, ¿no?-.
Esta vez ella la miró. -Solo en una buena forma-.
Otra lágrima luchó para hacer una aparición. Ella la retuvo. Esto era algo bueno. Si era tomada por los espíritus inquietos al menos podía decir que había encontrado a alguien que la aceptaba. Eso era muy lindo.
-¿Quieres algo para desayunar?- preguntó. -Podría conseguirnos algo-.
-Sí. Eso sería genial. ¿Puedes pasarme algo de agua?-.
-Seguro-. Sus vasos de anoche estaban ordenados en el escritorio. -¿Cuál era el tuyo?-.
-El más grande-. Sostuvo el vaso, aún medio lleno con agua de la noche anterior.
-Gracias-.
Luz miró alrededor de la habitación por algunas ropas que pudiera ponerse para buscar el desayuno. La timidez estaba de vuelta, tanto para ambos y no quería desnudarse delante de Amity.
-¡Dios!-. El grito de Amity vino cerca de un segundo antes de que el vaso se estrellara en la alfombra raída.
-Qu…-.
-Estaba en el vaso-. Amity quitó sus piernas del suelo.
-¿Qué?-.
-La pude ver en el agua. ¡Mira!-.
Luz miró el charco en el suelo. La alfombra era tan delgada que apenas era absorbente y el agua avanzaba en un círculo negro. Por un momento, Luz solo se vio a sí misma en el charco, pero otra cara apareció detrás, como si estuviera justo detrás de ella. Luz gritó y se lanzó hacia atrás, chocando con el armario.
Entonces algo más pasó.
La punta blanquecina de un dedo muerto emergió desde el charco: desde el reflejo hacia la realidad. Luz gritó de nuevo. Ahí estaba, ella se encontraba viniendo por ellos.
Incapaz de quitar sus ojos de los dedos cadavéricos, no vio a Amity agarrar su edredón, pero un segundo después aterrizó en la zona húmeda, la tela absorbiendo el agua en un instante. Luz saltó a la acción, golpeando la humedad. Se apartó de la ropa de cama. El charco, y los dedos fantasmales, se habían ido.
Miró hacia Amity. Las palabras no eran necesarias. El juego terminó. Ella venía en camino.
-Ya ni siquiera necesita un espejo. Es lo suficientemente fuerte para venir a través de cualquier reflejo-.
Amity dejó caer la cabeza en sus manos, solo para levantarla de golpe otra vez. -¿Qué pasa con Boo?-. Luz frunció el ceño y entonces algo que sintió como si un yunque se estrellara contra el fondo de su estómago.
-¡Oh Dios! ¡El baño!-.
Ambas irrumpieron en la casa Brontë, sin importarle ya a Luz quien los veía. Ni siquiera pasó su mente cuantos problemas tendría si descubrían a Amity. Nada más importaba aparte de esto.
-¿Dónde está este baño?- gritó Amity, un par de escalones por encima de ella. Las puertas de Brontë convirtiéndose una mancha mientras pasaban a toda velocidad.
-¡Próximo piso! Al final de Dickinson-.
-¿Dónde?- gritó Amity confundida.
-¡Solo sígueme!-. Luz tomó la delantera y se dirigió a la escalera principal. En ese momento habían hecho suficiente conmoción para que algunas chicas que se quedaban atrás asomaran la cabeza por alguna puerta en casa Austen. Luz se estaba moviendo demasiado rápido para ver quiénes eran, pero definitivamente oyó a una de ellas decir: ¡Oh Dios mío! ¡una intrusa!. Subió los escalones de dos en dos, con Amity pisándole los talones.
No a Boscha… por favor Boo no.
Su garganta se sentía tan seca y apretada que era doloroso. Llegaron al rellano entre Christie y Dickinson.
-¡Boscha!- gritó Luz. Tiró de la puerta doble de Dickinson, sus calcetines derrapando por el suelo fresco de baldosa.
Los baños prefectos estaban junto a los baños principales de Dickinson, y era la única bañera real que los alumnos llegaron a usar. Esa ventaja era prácticamente la única razón para convertirse en un prefecto. Luz cayó en la puerta y tiró de la manija. Estaba cerrada.
-¡Boo!- Luz golpeó la puerta.
-¿Lu? ¿Qué pasa? Estoy bien, la hinchazón disminuyó-. La voz de Boscha vino desde el interior. Luz oyó el sonido de chapoteo del agua mientras Boo se sentaba en la bañera.
-¡Boo, sal de la bañera!-.
-¿Qué? ¿Por qué? Estás desesperada por hacer pis o…-. La oración se cortó. Luz presionó su oreja en la puerta.
-¿Boo?-.
Amity golpeó la puerta. -Chica, ¡sal! No es broma-.
-¡Boo!-. Luz tiró y sacudió la manija de la puerta. Puesto que no era un prefecto sólo se había asomado dentro de la habitación una vez o dos veces y no podía recordar qué tipo de bloqueo era. Lanzó todo su peso contra la puerta, pero la cosa no se movía. -¡No!- gimió. No podía perder a su mejor amiga; no se podía detener a pensar la vida sin ella.
-Amity- suplicó. -¡Haz algo!-.
No no no no no no no.
Amity estrelló la puerta con su hombro, provocando que más puertas se abrieran en la casa Dickinson. La puerta se abolló, pero no se abrió.
Hubo un intenso chapoteo y un grito ahogado desde dentro, como si Boo hubiera traspasado la superficie, luchando por respirar.
-¡Luz!- su suplica fue un gorgoteo. Alguien la estaba hundiendo.
Luz cayó de rodillas, luchando para respirar a través de las lágrimas. Había una brecha diminuta entre el mango y el marco de la puerta. Una rendija de luz brillaba a través del hueco. Con un ojo cerrado, Luz se asomó por la rendija. Vapor llenaba el cuarto. Una cutre cortina opaca estaba colgaba fuera del esmalte desconchado de la bañera. La habitación estaba quieta y en silencio, sin sugerencia de la lucha que acababa de escuchar.
-¿Boo?- susurró. Su amiga se había ido.
Silencio. Sólo un constante goteo, goteo, goteo.
De la bañera, dedos se curvaron sobre el borde de esta. Fríos, grises, dedos muertos. Sus uñas como pizarra. Agua teñida de sangre de color rosa se resbaló por el esmalte hacia el suelo. Surgió una cabeza empapada de pelo negro.
Lilith Mary se arrastró fuera de la bañera.
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