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Salió de la pista y secó el sudor en su frente, tomando la botella de agua que Yakov le dio cuando llegó a su lado.

— ¿Algún día vas a escucharme, Vitya? —se quejó cruzado de brazos.

—Vamos, Yakov, solo me divertía, además estoy mejorando.

—Aún tienes mucho que aprender, no te hagas el sabelotodo, niño, empezaste tarde con los entrenamientos así que debes practicar duro si de verdad quieres competir profesionalmente.

—Lo sé...pero me tienen ocupado con las cosas...de alfa y eso, no es importante en realidad.

—Lo es si tú te harás cargo de toda la familia.

Hizo una mueca y se rascó la nuca, soltó una risita para aliviar un poco la tensión y se encogió de hombros, tomando más agua.

—Viktor, solo diles que no quieres hacerlo, tus padres entenderán—su entrenador puso una mano en su hombro, para detenerle y que le viera.

Suspiró y se desató el cabello para comenzar a trenzarlo, siempre lo escondía cuando era hora de volver a casa pues a sus padres no les gustaba mucho verlo así.

—No es tan simple como solo decirlo.

—Entonces, ¿te quedarás callado toda tu vida? —le observó fijamente, cuando el muchacho evadía su mirada era porque estaba acertando. — ¿Te casarás con tu hermana y obligarás a tus hijos a seguir esta tradición?

—Ella...tampoco se ha quejado, yo supongo que no le molesta.

Yakov suspiro y negó con la cabeza, cansado en realidad, no era la primera vez que discutían eso.

—Toma mi consejo, niño, no dejes que te obliguen a hacer algo que no quieres.

— ¿Lo dices porque no te dejaron casarte con Lilia? —sonrió viéndolo divertido, sabía que su entrenador aún suspiraba por la bailarina que le daba clases a su hermana.

— ¡No hablo de eso!

Viktor se rio y se sentó en la banca para cambiarse los patines por sus tenis.

—Sabes bien a lo que me refiero, mocoso, deja de evadirlo—jaló su oreja y se contuvo de regañarlo más. —Habla con tu padre, la fecha del compromiso se acerca y si no lo detienes ahora, será un ciclo interminable.

—Ha sido un ciclo interminable y tal vez lo siga siendo, Yakov, no creo que eso cambie jamás.

—Bueno, díselo a Mila y a ese chico con el que sale.

— ¿Está saliendo con alguien? Solo tiene trece.

— ¿Es tu hermana y no sabes?

—No estoy sobre ella todo el tiempo.

—Lo cual es raro porque es tu omega.

—Solo la veo como mi hermana, mi instinto no reacciona con ella—dijo poniéndose de pie, despacio, acomodando su ropa. —Te veo mañana, Yakov, gracias por preocuparte.

—Piénsalo bien, niño, el tiempo se agota.

Viktor asintió y después de ponerse el abrigo salió a paso lento, había mentido sobre la hora de salida para poder regresar a casa caminando, era absurdo que mandaran un carro a un lugar tan cerca de la casa. Cruzó los brazos al sentir que hacía más frío que de costumbre y caminó con un poco más de prisa, no tenía ganas de pensar en nada en realidad...aunque su mente solo podía pensar en sus problemas familiares...

Tenía diecisiete años, era el hijo mayor del patriarca del legado Nikiforov, su madre era también su tía y su hermana era su pareja destinada, eso siempre le ponía algo tenso, al contrario de toda su familia que parecía aceptar la cosa de casarse entre ellos como si no fuera algo repugnante -a su parecer-.

Entró a casa por la puerta de servicio, era usual y los empleados estaban acostumbrados a verle ahí, pasaba más tiempo con ellos que con el resto de su familia, antes de salir de la cocina distinguió los gritos de rabia de su padre y se pasó la mano por su frente, ahora quería volver sobre sus pasos y sentarse a comer algo con las cocineras que lo habían invitado.

—Tu hermana—las palabras de la mayor a sus espaldas, informándole de quien era la persona regañada, le hicieron suspirar. —Le vio con su amigo.

Pegó la frente a la madera y conteniéndose te empujar la puerta, si intervenía ahora...no podría contener todo como en veces anteriores.

—Tu padre le pegara o la encerrara en su habitación hasta el día de la boda—le recordó la mujer al notar su indecisión.

—Si entro ahora...esto no terminará bien.

—Vitya—la mayor posó una mano en su hombro, llamando su atención. —Antes de ser su pareja destinada, antes de ser un Nikiforov, antes de ser el hijo ejemplar...eres su hermano.

—Lo sé—murmuró, cerrando los ojos y tomando un poco de aire, volteó a ver a la mujer y le sonrió palmeando su mano. —Siempre fuiste como mi madre, Inna...te extrañaré—murmuró lo último empujando la puerta.

Caminó a paso firme después de soltar la maleta, Mila estaba en el suelo con la mano sobre su mejilla y cubriendo su boca con la otra, intentando no hacer ruido por su llanto, vio a su padre alzar la mano de nuevo dispuesto a darle el segundo golpe, pero le detuvo sosteniendo su brazo, antes de que pudiera intentarlo.

—Suéltame, Viktor—ordenó el mayor viendo a su hijo con desprecio. —Ahora—exigió con su voz de alfa, aunque se sorprendió al darse cuenta que no hacía efecto en el otro.

—No, si quieres pegarle a alguien ve a buscar a tu esposa o podrías tirarte de una ventana, eso nos haría un favor a todos—le sonrió, burlón, la cara que había puesto era para una fotografía.

El alfa tensó la mandíbula, sentía la furia crecer en su pecho y rechino sus dientes, su hijo siempre fue tan...

—Suéltame ahora—exigió de nuevo, tratando de tirar de su brazo. — ¿Sabes por qué le pego?

—Porque eres idiota, seguro—le soltó el brazo, volteándose a ver a su hermana.

—Estaba con un idiota afuera del salón de Lilia, dice que es su amigo, pero seguramente solo te engaña.

Mila se puso de pie con ayuda de Viktor, escondiéndose detrás de él.

— ¡Ella es tu pareja destinada! ¡Es tuya y no tiene por qué estar con otro! —gritó enfadado, esperando que con eso reaccionara como él.

—Ella es libre de hacer lo que quiera—no necesitó gritar, estaba decidido y lo más controlado que se podía. —Ella es mi hermana, no mi prometida... ¡y es una niña!

El rostro de su padre se puso más rojo, si es que se podía y se acercó a él con furia.

— ¿De qué demonios estás hablando?

—Mila es libre de ser y hacer lo que quiera con quien ella quiera.

— ¡¿Cómo puedes permitir eso?!

— ¡Yo no soy su dueño! —alzó la voz aún sin gritar, aunque era obvio que se escuchaba en toda la casa lo que decían ahí. —Soy su hermano.

— ¡Sabes las reglas de esta casa! —comenzó a dar vueltas en el lugar, molesto y decepcionado con su primogénito...aunque siempre supo que era una desgracia. — ¡De la familia! ¿Quién te crees para romper las tradiciones?

— ¡Alguien con sentido común! —finalmente tuvo que gritar para hacerlo que se callara, ahora quería pegarle. — ¿Crees que el problema en el corazón de Mila es solo porque sí? Han venido arrastrando todos esos problemas de salud con la estúpida excusa de que debemos mantener limpio el linaje, es más sucio lo que han venido haciendo por generaciones.

—No te permito...

—Yo no te permito que le impongas reglas absurdas a mi hermana, ella no tiene porqué condenarse a estar conmigo cuando claramente no puede verme como una pareja.

—Eres la vergüenza de esta familia, no puedo creer lo que me estás diciendo.

—Es la verdad que nadie ha dicho por estupidez.

—Me sorprende que haya mantenido por tanto tiempo a un malagradecido como tú...vas a dejarnos en mal con todos nuestros amigos...con tu abuelo.

—Me alegro, espero que así ella pueda hacer su vida a gusto.

Su padre frunció el ceño y señaló la puerta principal.

—Lárgate de mi casa, tú no eres mi hijo.

Mila vio a ambos y negó, todo eso por su culpa.

—E-espera, papá, esto es mi culpa, no tienes que correr a Viktor—trató de abogar por él, sin acercarse al mayor.

—No voy a cambiar de opinión...dije que yo no tengo hijo—se dio media vuelta y subió las escaleras tomando del brazo a su esposa que había visto todo con sorpresa. —Te quiero fuera de mi casa antes de que anochezca si es que quieres seguir viviendo—ordenó antes de desaparecer en el piso superior.

Vitya soltó un suspiro muy largo y cerró los ojos, eso era obvio.

—Lo lamento—murmuró su hermana entre hipidos, cubriendo su boca.

—No pasa nada—tomó su mentón haciendo que levantara la cara. —Vamos con Inna, te pondrá un poco de hielo.

—Viktor, ¿cómo puedes estar tan tranquilo? —preguntó abrazándolo, con fuerza.

El alfa hizo una mueca, pobre de su hermana...tener que aguantar eso con trece años...correspondió al abrazo y palmeó su espalda con dulzura.

—Mila, ya—le sonrió, guiándola a la cocina. —Con esto espero que quede claro que no debes dejar que haga lo que quiera—besó la cabeza de su hermana, sentándola a la mesa de la cocina.

Inna de inmediato puso una bolsa de hielo en su mejilla con cuidado.

—Inna, ¿puedo encargártela?

—Claro que si...

—Pero Vitya...—bajo la cabeza, con pena.

—No hay nada que hacer, tranquila, asegúrate de ser feliz, ¿bien?

Asintió, abrazándole con fuerza, estaba preocupada por él y por lo mal que sabía le iría.

—Espero...que nos veamos de nuevo.

—Te quiero, hermano.

—Y yo a ti—le dijo sonriente, su hermana siempre era una niña dulce. —Iré...por lo más que pueda llevarme.

—Sí... ¿podré visitarte?

—Sólo si crees que puedes, no te arriesgues—vio a su hermana que era consolada por la mayor y suspiró. —Oye Mila, ¿ese chico te gusta?

La menor se sonrojo y asintió bajando la mirada.

—No te preocupes tanto, aún eres una niña, pero recuerda siempre que eres libre de escoger a quien tú quieras para pasar el resto de tu vida—le sonrió y revolvió su cabello. —Las quiero—les aseguro antes de apresurarse a su habitación.

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Yakov se detuvo al llegar al puente, Viktor estaba de pie, recargado del barandal lleno de nieve viendo al rio congelado, la maleta a sus pies era pequeña y su parecía perdido en sus pensamientos. El aire helado parecía no afectarle, aunque sus mejillas, sus orejas y su nariz estuviesen rojas.

— ¿Cómo sabías que estaba aquí? —le preguntó volteando despacio a verlo, le sonrió, pero sus ojos estaban brillosos.

—Lilia me llamó—guardó las manos en los bolsillos. —Mila le contó todo y está preocupada.

—Estoy bien.

— ¿Tienes donde quedarte?

—Aún no, me quedaré en un hotel hoy por la noche y mañana veré que hacer.

—No van a dejarte la habitación porque no tienes identificación oficial.

Soltó un quejido bajo, ya sabía eso, pero no había querido pensarlo en voz alta.

—Vamos, puedes quedarte conmigo hasta que sepas que hacer.

—Gracias—hizo una mueca, algo parecido a una sonrisa.

Yakov se adelantó para tomar su maleta en caso de que quisiera escaparse y volvió sobre sus pasos para ir a su casa, Viktor había dejado de ser Nikiforov y por el poder de esa familia seguramente su vida sería miserable. Abrió el auto y espero a que su pupilo subiera para poder subir también, lo encendió y comenzó a conducir sin prisa.

—Pudiste haberme llamado.

—No quería molestarte, Yakov, además serás al primero que busquen para que no me ayudes.

—De cualquier forma, saldré de la ciudad pronto, tengo trabajo en Berlín.

—Buenas noticias...

—Tienes que resolver lo que harás antes de que me vaya.

Sonrió viendo por la ventana, la ciudad era preciosa cuando nevaba...pero justo ahora sentía que le dolía la vista por tanto blanco. Se talló los ojos con cansancio, tenía sueño por todo el ejercicio y el tiempo que se había quedado en el frío.

— ¿Has comido algo?

—No desde temprano...he estado vagando todo el día, pero no tengo hambre.

— ¿Le dijiste todo a tu padre?

—Sí, eso creo...intente que la furia no me cegara o terminaríamos matándonos ahí...

—Los alfa de tu familia siempre han sido territoriales, eras una amenaza para tu padre porque nunca fuiste obediente o sumiso como tu madre.

Se encogió de hombros, sabía que tenía razón porque recordaba que su abuelo era peor que su padre...no sabía de donde había sacado ese temperamento tan relajado... ¿era adoptado? Ojalá...

—Necesitarás un trabajo, sacar nuevos papeles...y un apellido nuevo.

—Creo que puedo dejar eso de los papeles para cuando sea mayor...por ahora me preocupa de qué voy a vivir.

— ¿Y los entrenamientos?

—No tiene caso seguir, de cualquier forma te irás pronto, ¿no?

Yakov volteó a verlo cuando se detuvo en un semáforo, hizo una mueca, nunca había visto esa expresión tan ausente en Viktor, si bien antes lo había visto distraído y algo deprimido nunca lo había visto así.

— ¿Estás enfadado?

—No—suspiró y bajó la mirada a sus manos. —Estoy algo dolido...aún, se supone que es mi padre y mi hermana, ¿qué tan importante es eso de tener una pareja destinada? —resopló y se pasó las manos por su cabello. —Quiero decir, ¿y si la naturaleza se equivoca? ¿Y si la persona que fue escogida por el destino para ti no es la correcta? ¿Sólo podemos aguantarnos?

—Sí, porque la gente le da demasiado valor a eso...es lo único importante que tenemos y la sociedad considera que es importante que una persona haya nacido en exclusiva para ti.

—He estado en contra de ese concepto toda mi vida—se cruzó de brazos, frunciendo levemente el ceño. —No nacen para ti, tu pareja debería complementarte no complacerte nada más.

—Que romántico, Vitya—se burló el mayor deteniéndose en el garaje de su casa. —Como tu entrenador sugiero que vayas derecho a la cama, fue un día duro.

—Supongo que es buena idea...—murmuró bajando después de él.

—La habitación de invitados está en el segundo piso, en el pasillo a la izquierda.

—Gracias, Yakov—abrazó al hombre, algo desganado, pero realmente agradecido, recibió la maleta cuando se separó y subió las escaleras sin protestar.

El alfa se cruzó de brazos haciendo una mueca, algo enfadado, ¿cómo alguien que lo tenía casi todo podía ser tan infeliz?

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No puedo dormir xD pero al menos termine el cap

Me alegro que les haya gustado el extra que subí temprano TuT gracias por sus lindos comentarios, sus lindos votos y sus lindas vistas :3 

Espero que este cap tambien les guste y que el desvelo valga la pena xDD mañana lo resentirá mi trabajo(?) meh, a Rave le gusta escribir :'D

Gracias por todo <3 el siguiente cap será sobre Yuuri nwn

Les loveo! <3

Rave

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