Capítulo Único
Observó a su compañera, casi hermana, ser atravesada por treinta y nueve de las cuarenta lanzas fugaces de Valkyria.
— Matala.
— ¿Ah…?
— Matala —Insistió el creador de fuego— ¡Asesinala, Soulburner! ¡Atraviesa su núcleo con tu espada y matala!
— ¡Pero Kiku es mi amiga!
— ¡Y tu la venciste! —Flame atravesó la última lanza de un brillo rojizo en el pecho de su antigua novicia— ¡Es tu deber matarla y darle un digno fin!
El cyberangel de cabello turquesa y azul escucho horrorizado el grito agónico de su amiga junto al de su creador. Volteó a ver a su amiga, temblaba del miedo y la tristeza de hacerlo… no podía.
No podía asesinar a su amiga y darle un adiós.
— Kiku…
— … Ma… tame…
— ¿Ah…?
— De… deja… ¡Deja de llorar… y matame…! —La oscura agua mineralizada contaminada brotaba de los ojos de su amiga como gruesas lágrimas y de sus heridas como imitación de la sangre en aquellos seres llamados humanos— Sólo hazlo… Soul… matame…
El chico grito desesperado. No soportaba ya la situación.
Sólo parpadeo. Sólo cerró los ojos un instante, o eso quiso creer.
La risa maniaca del creador, la expresión de absoluta paz en Kiku, “Takeru” atravesando el pecho de la chica, el oscuro núcleo en forma de flama que era “su corazón”... destruido.
Él la asesinó.
— ¡Deja de llorar, Soulburner! ¡Le diste un final digno a la chica! ¡Ella murió como una guerrera, murió como vivió!
— ¡Pero ella…!
— ¡Pero nada! —Observó aterrado, igual que sus compañeros, como el creador a levantaba furioso de su trono flotante y las llamas se apoderaban de su cuerpo. Era lo mismo que ver a un demonio arcaico— ¡Yo soy un Cyberangel guerrero! ¡La ciudadela del fuego sólo puede ser dirigida por alguien cuyo cuerpo y presencia ardan en espíritu y fuerza! ¡Mi sucesor debe comprender eso!
— ¡Pero yo aún puedo-!
— ¡¡Cállate inútil ángel!!
Aquel potente grito lo mandó a volar rápidamente hasta golpearse contra una pared, su cadera, donde nacían sus alas más brillantes que el rubí, recibió el mayor golpe. Se quejó adolorido antes de sentir como una lanza de emerald eagle atravesaba su estómago, sabía que la herida no sería mortal, sólo era un castigo del creador por su debilidad.
Porque el de débil, siempre lo había sido.
Escupió agua contaminada mientras observaba a su amiga ya muerta y a Takeru caer de la herida abierta.
Le habría encantado tanto al menos decir adiós.
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