Capitulo 26
Sintiendo que tosía cenizas desde las profundidades de sus pulmones, Harry cayó de la chimenea. Tirado en el suelo, mirando hacia el techo y no del todo seguro de cómo se las había arreglado para terminar así cuando había usado el flú como cualquier otra persona. Quizá debería preguntarle a Draco cómo funcionaba el asunto del flú para saber cuál era el truco. Por lo que Severus había dicho en el cementerio más temprano tenía algo que ver con haber crecido usando ese tipo de medio de viaje. Pero Tom y por lo tanto Voldemort nunca habían tenido ese tipo de problemas.
Harry estaba cien por ciento seguro de que era una conspiración en su contra. Podía verlo dentro de su mente. Los líderes de los medios mágicos no voladores se reunían para planear en su contra. Se sentaban alrededor de una mesa redonda y cambiaban de tema la mayor parte del tiempo antes de volver a él.
Sonriendo por pensar en eso se sentó. Dudaba mucho que alguien lo siguiera por el flú así que no se molestó en moverse del suelo. Además disfrutaba donde estaba, justo frente al fuego naranja, cálido y cómodo.
La reunión había salido sorprendentemente bien, aunque lo dijera él mismo. Pero había tomado más tiempo del necesario. Harry culpaba a Fenrir y Sanguini. Pese a sus intentos ninguno de los dos había logrado hacerse ningún daño real, pero no por no intentarlo. Harry suponía que era debido a Remus y Nero, como había descubierto se llamaba el otro vampiro. Cada vez que parecía que uno de los dos iba a comenzar una pelea, o un par de veces ambos, habían pedido un descanso y habían arrastrado a sus furiosos compañeros fuera de la habitación.
Harry nunca averiguó por qué peleaban. Cada vez que salían él se encontraba siendo arrastrado en otra dirección por Voldemort, que lo molestaba apenas estaban fuera de la vista.
Un rubor cubrió las mejillas de Harry cuando se dio cuenta de que con los sentidos aumentados los hombres lobos y los vampiros probablemente habían podido oler su excitación. Eso explicaba las miradas que Remus le había estado dando desde el primer receso. Gruñendo, Harry esperaba que nadie lo mencionara la próxima vez que se reunieran o temía que el rubor se volvería una parte permanente de él.
—Llegas tarde.
Sonriendo Harry se dio la vuelta y encontró la mirada de Severus, que estaba sentado en un sillón frente a la chimenea. Harry no sabía cuánto tiempo llevaba el maestro de pociones sentado allí. Por lo que sabía el hombre estaba allí desde antes que había llegado. Por la pila de revistas de pociones en la mesa al lado del hombre, Harry podía decir que era muy probable que así hubiera sido.
—¿Me extrañaste?
Harry rodó los hombros que estaban ligeramente doloridos por su caída de la chimenea. Uno podía decir que ya estaba acostumbrado a ese tipo de aterrizajes pero no parecía ser el caso.
—¿Y por qué te extrañaría? He disfrutado el silencio y he podido usar mi tiempo de manera constructiva ahora que no hay mocosos que me molesten.
—¿Cómo fue la llegada de Luna y Hermione a la estación?—. Harry lamentó no haber podido acompañar a sus amigas. Pero la reunión había sido importante y confiaba en que Severus se aseguraría de que nada le pasara si podía evitarlo.
—Bien. Escolté a la Srta. Lovegood y a la Srta. Granger hasta la estación del tren donde el Sr. Lovegood nos estaba esperando y él acompañó a las chicas el resto del camino. Nadie me reconoció y me aseguré de que nadie me observara o pudiera seguirme cuando me Aparecí hasta acá.
Sin decir nada Harry asintió. De alguna manera no podía decir que le sorprendiera que Severus se hubiera tomado tantas molestias. El hombre era un espía con experiencia y sabía cuidar de sí mismo y de otros. Y aunque a Harry no le agradaba la idea de que sus amigas estuvieran tan cerca de Dumbledore suponía que no había mucho que pudiera hacer al respecto. Y ya que Dumbledore no tenía razones para creer que ellas no confiaban en él, el hombre no tenía motivos para vigilar a Hermione y a Luna o, si es que se atrevía a pensarlo, lastimarlas.
Consciente de que el maestro de pociones lo observaba, aunque no tenía idea de por qué, Harry se levantó y se estiró. Pese a los descansos su cuerpo estaba tieso por haber estado sentado tanto tiempo. Necesitaba hacer algo para quemar toda la energía que tenía. Pero también sabía que Severus estaba esperando saber cómo había resultado la reunión y probablemente el hombre no lo dejaría salir de la habitación hasta que le contara hasta el más mínimo detalle.
Suspirando Harry dio unos pasos y se dejó caer en el sillón. Si se quedaba de pie mucho rato comenzaría a rebotar de las paredes y tenía la fuerte sensación de que Severus no apreciaría eso.
—Salió bien considerándolo todo—. Severus no dijo nada pero levantó una ceja, en silencio instándolo a seguir hablando—. Accedieron a reunir sus fuerzas en dos semanas para derrocar al ministerio. Al mismo tiempo que un grupo más pequeño se colará en Hogwarts, si todo sale como está planeado Dumbledore y el misterio caerán antes de que termine el día.
—¿Y cómo lo harán?
Harry vaciló. No le habían dicho que no incluyera a Severus o a cualquier otra persona en el plan. Y ya que Severus sería parte del ataque, Harry suponía que igual debería saberlo todo. Sin importar cómo lo veía no había razones para no decirle al maestro de pociones todo lo que sabía.
—Ya que las protecciones alrededor de Hogwarts están hechas para mantener a criaturas indeseadas de entrar, los hombre lobo guiados por Fenrir y Remus, junto con los vampiros y elfos irán al ministerio juntos con la mayoría de los magos y brujas. Los goblins entrarán desde otro costado ya que ellos tienen una entrada especial al ministerio. Pero tendrán que romper las protecciones que impiden que entren todos juntos. Ya que eso de seguro daría la alerta no deben hacerlo antes que el ataque en conjunto comience. De esa manera nadie podrá ser advertido hasta que sea demasiado tarde—. Sabiendo que tenía la atención completa del hombre Harry continuó hablando—. Mientras tanto los centauros crearán una distracción al borde el Bosque Prohibido. Mientras que la mayoría de la atención de la gente está en otra parte un grupo entrará a Hogwarts por un pasaje secreto.
—¿Y donde se encuentra este pasaje?
Harry sonrió.
—El que usaremos tiene una entrada en Hogsmeade, que nos llevara directo dentro de Hogwarts. Pero debo revisar si el pasaje aun esta útil. Hay otro más, pero es demasiado arriesgado. Tendríamos que cruzar terreno abierto y cualquiera podría vernos, y créame, no podríamos evitar ser vistos. Pero no puedo comprender por qué no podemos usar el pasaje que Draco y los demás usaron cuando me rescataron.
Había intentado preguntarle a Voldemort pero el hombre había desechado la pregunta sin siquiera darle una razón.
—Porque, Evan, el pasaje de Salazar sólo puede ser usado para salir de Hogwarts. Fue hecho así para asegurarse que nadie pudiera colarse dentro y asesinar a los estudiantes.
—Y todos sabemos cómo resultó eso. Sólo piense en Sirius, él logró colarse en Hogwarts sin ser detectado y aunque no quería lastimar a nadie más que a Colagusano aún es un ejemplo de que Hogwarts no es tan seguro como debería.
—Déjame recordarte que Hogwarts se supone es el lugar más seguro después de Gringotts.
Harry bufó antes de poder evitarlo.
—En serio. En primer año Voldemort logró ser contratado como nuestro profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras y un troll entro al castillo. En segundo año un gran basilisco anduvo vagando por Hogwarts sin que nadie pudiera detenerlo. En tercer año un acusado de homicidio entro la escuela además de los dementores. En cuarto año todo el asunto del torneo de los Tres Magos y el Traslador hasta el cementerio. En quinto año, Umbridge.
—Aunque Umbridge era un peste, no puede ser considerada un peligro.
Levantando su mano izquierda para que Severus pudiera ver las cicatrices Harry miró al maestro de pociones.
—Pluma de sangre. Y estoy dispuesto a apostar que no soy el único que tiene cicatrices como estas, y apuesto que no fui el único en tener detenciones con ella.
La piel de Severus pareció ponerse más pálida de lo normal o quizás fue efecto de la luz.
—La plumas de sangre ha sido ilegales por años. Ella podría ser enviada a Azkaban por usarlas. Y por utilizarlas en niños podría recibir el Beso del Dementor.
Harry frunció el ceño.
—No sabía eso.
—Te puedo asegurar, Evan, que si ella sobrevive esta guerra, nos encargaremos de ella, aunque si algunas personas saben sobre esto ahora ella no vivirá mucho tiempo.
Ninguno de los dos tuvo que decir quién sería esa persona.
—¿Y quién estará en el grupo atacando Hogwarts?
Pasando una mano por su cabello Harry se preguntó cuándo terminaría el interrogatorio.
—Dependiendo de si Dumbledore está en Hogwarts o no, Voldemort estará con nosotros, si no él estará en el grupo atacando el ministerio junto con los demás. Ya que tú y Lucius conocen bien la escuela ustedes estarán en los grupos como dos de los líderes que guiarán el ataque en Hogwarts.
—¿Y quién será el tercero?
Harry se removió.
—Yo, ya que los gemelos y yo sabemos casi todas las salidas y entradas a la escuela los guiaremos por el pasadizo secreto. Una vez que estemos dentro nos dividiremos en tres pequeños grupos y nos apoderaremos de Hogwarts.
Diciéndolo así casi sonaba simple pero Harry sabía que no sería así. Sin importar qué, esperaba que Dumbledore estuviera allí. Aunque Voldemort quería encargarse del director el hombre no podría hacer nada si Harry alcanzaba primero al viejo. Razonó su idea por haber pasado tanto tiempo rodeado de Slytherin. Pero quería venganza por todo el dolor que Dumbledore había infringido en sus seres queridos y en él mismo.
—Sin importar qué, te sugiero que tengas cuidado. Incluso si el profesor Dumbledore no está en la escuela, apoderarse de Hogwarts será una verdadera hazaña. Y ya que será a mitad del año escolar todos los profesores y estudiantes estarán allí y sin duda pelearan con todas sus fuerzas.
—Lo sé. En caso que lo haya olvidado yo entrené a algunos de ellos. Así que podemos esperar verdadera resistencia si recuerdan sus lecciones.
—Si estas hablando de los mismos cabeza duras a los que yo le enseñé te aseguro que no albergo muchas esperanzas.
Harry sonrió.
—Recuerde, yo era uno de esos cabezas dura.
—Como si pudiera olvidarlo, y estabas incluido en ese grupo.
Bufando, Harry cruzó los brazos.
—Si va a estar así mejor me voy. ¿Dónde está Draco? No lo he visto desde que regrese— dijo mirando alrededor como si esperara que el rubio apareciera de repente porque estaba hablando de él.
—Debería estar en su habitación, siéntete libre de ir en su búsqueda si eso es lo que deseas.
—Gracias, Severus— dijo Harry levantándose de un salto del sillón para subir las escaleras. Quizás Draco podría ayudarlo a deshacerse de algo de esta energía. —Entonces iré a buscarlo.
Severus abrió la boca para decir algo, pero la cerró sacudiendo la cabeza.
—Sólo ve, tengo unas cuantas llamadas de flú que debo realizar así que mantente alejado de la sala o hare que escobilles calderos hasta fin de año.
Asintiendo Harry salió con rapidez de la habitación. No tenía necesidad de ver si Severus cumpliría su amenaza.
Como esperaba encontró a Draco en la antigua habitación de Harry. Para su sorpresa casi nada había cambiado. Si las pertenecías de Draco eran removidas quedaría igual que antes. Levantó una ceja, sin sorprenderse al ver un gran espejo colgado de la pared. Parecía pertenecer a la mansión Malfoy en vez de a una casa como esta. El marco estaba hecho de serpientes de plata y Harry se preguntó si le responderían si les hablaba. Sería un experimento para otro día.
Mirando alrededor encontró a Draco tirado sobre la cama mirando al techo. Harry levantó la otra ceja cuando el rubio pareció no notar su llegada. La mayor parte del tiempo Draco sabía si alguien se le acercaba pero ahora el rubio tenía una mirada perdida. Quizás ni siquiera notaría si una bomba explotaba a su lado. Pero claro está, probablemente moriría así que Harry suponía que no importaba.
Se sentó al borde de la cama antes de recostarse junto al rubio.
—¿Pasó algo cuando yo no estaba?
Harry observó con interés como un débil rubor coloreó las normalmente pálidas mejillas de Draco. Con su interés aumentado, Harry apoyó la cabeza en una mano para poder mirar mejor al otro chico.
—Nada de interés sucedió— respondió Draco sin dejar de mirar al techo.
—¿En serio?— preguntó Harry arrastrando las palabras, sabiendo que algo había sucedido pese a lo que clamaba el heredero Malfoy.
Draco bufó y se dio la vuelta copiando la posición de Harry.
—¿Cómo resultó la reunión?
Harry sonrió antes de responder.
—Nada de interés sucedió—. Harry sintió que se le iba a partir la cara en dos por lo grande de su sonrisa.
—Harry.
—Draco.
—Potter.
—Malfoy.
—Cara rajada.
—¿De vuelta a los sobrenombres, Hurón?
Harry gritó sorprendido cuando se encontró arrojado de la cama. Gruñó cuando aterrizó en el piso. Con su suerte probablemente le quedaría un moretón.
Levantando la mirada vio a Draco mirándolo desde la cama. Antes de que Draco pudiera reaccionar Harry lo agarró del cuello de la camisa y tiró al rubio fuera de la cama.
Harry perdió todo el aire de sus pulmones cuando Draco aterrizó sobre él y Harry maldijo en su mente por no haber pensado en eso. Debido a su error de cálculo ahora estaba atrapado contra el piso con un rubio sobre él. Golpeando a Draco en un costado Harry dijo:
—Muévete.
—¿Sabes?, estoy bastante cómodo aquí.
—Pesas mucho—. Harry observó cómo el rostro de Draco adquiría un tono que le recordó mucho al tío Vernon. Harry se preguntó cómo reaccionaría Draco al ser comparado con un muggle. Aunque Draco no conocía a Vernon, Harry no tenía dudas de que Draco no lo vería como un cumplido.
—Los Malfoy no pesamos. Nuestros cuerpos están bien cuidados y por ende son perfectos.
—Entonces esa es la razón por la que ocupas tanto rato el baño durante las mañanas—
Harry sabiamente cerró la boca cuando Draco lo miró. Sabía cuán lejos podía empujar al rubio y estaba seguro de que algo había sucedido mientras no estaba que había impactado a Draco.
Harry esperó hasta recuperar el aliento otra vez, por los codos de Draco en sus costados le tomó más tiempo de lo que le hubiera gustado.
—¿Y si hacemos un trato? Tú me dices lo que sucedió mientras no estaba y yo te contaré lo que sucedió en la reunión. Así ambos tenemos lo que queremos.
El rubio levantó la cabeza con una mueca antes de mirarlo.
—Tienes un trato, Harry.
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Maldiciendo en su mente Harry apretó con todas sus fuerzas el brazo que lo agarraba. Con cada paso que el chico tomaba Harry era zarandeado y le sentía estremecerse mientras enterraba sus garras en su brazo. Esto no era lo que había imaginado cuando le pidió a Draco ayuda para llegar al pasaje secreto en Hogsmeade.
Técnicamente Harry sabía que podía hacerlo él mismo, se había colado entre Hogwarts y Hogsmeade muchas veces en el pasado. Pero en esas ocasiones aun había tenido su capa de invisibilidad. Se preguntó qué le habría pasado a sus cosas después de ser declarado muerto. Suponía que Voldemort las tendría en su posesión. La próxima vez que Harry le preguntaría para poder recuperar sus cosas, ya que eran legítimamente suyas y algunas eran los únicos recuerdos que tenía de sus padres y Sirius.
Pero de vuelta a su actual situación, cuando Draco había accedido a llevarlo a Honeydukes Harry había pensado en muchas maneras en que el rubio podía lograr eso, pero ninguna se había acercado a la realidad.
Después de su conversación Draco había realizado algunas llamadas por flú, después de asegurarse de que Severus ya había terminado, a sus compañeros Slytherin. Esta era la razón por la que Harry se encontraba rodeado por lo que solo podía ser descrito como serpientes en forma humana. Pansy y Draco caminaban frente al grupo, creando una imagen perfecta de una buena pareja aunque no lo fueran. Y si Harry averiguaba que no estaban fingiendo las cabezas rodarían.
Blaise lo sostenía, aunque Harry podía con facilidad decir que el chico Italiano no tenía idea de cómo hacerlo debido a su gran tamaño. Al lado de Blaise Theodore Nott estaba caminando extrañamente callado aunque Harry no estaba seguro de por qué. Por otro lado, Nott siempre le había parecido del tipo tranquilo.
Al final del grupo estaban Crabbe y Goyle. Los dos chicos eran como dos murallas silenciosas. Harry no aseguraba conocer a esos dos tan bien como conocía a Draco, aunque suponía que tenían sus usos. La mayoría pensaría dos veces en atacarlos si Crabbe y Goyle estaban con ellos.
En uno de los hombros de Draco estaba posada una gran lechuza negra. Harry sabía que a menudo había comparado a Ares con Severus. Pero nunca había imaginado que la forma animaga de Severus luciría tan similar a su lechuza muerta. Podrían haber sido gemelos de no ser porque Severus era humano. Por otro lado no tenía pruebas de que Ares en realidad no hubiera sido un humano. Por lo que Harry sabía Ares podía haberse transformado cada vez que Harry y Tom dejaban la casa o cada vez que la lechuza se marchaba.
También podía significar que estaba nervioso y por lo tanto sus pensamientos estaban corriendo salvajes en estos momentos.
Harry estaba en su forma animaga. Suponía que podía haber caminado con los demás como humano. Pero en esta forma podía moverse con facilidad sin ser detectado. Si la gente lo veía sólo verían a un gatito en una aventura y no lo mirarían dos veces. Además, aunque no fuera una salida de la escuela a Hogsmeade, Harry no podía arriesgarse a ser reconocido por nadie. Había tenido suerte cuando había buscado a Hagrid, pero incluso Harry sabía que su suerte no duraría para siempre. Esta tarea era muy importante para que algo saliera mal.
En silencio observó cómo magos y brujas pasaban a su lado sin echarles más de una ojeada. Algunos se detuvieron para mirarlos, pero al no ver túnicas de Hogwarts no hicieron nada. ¿Era en realidad tan fácil caminar por ahí cuando era obvio que pertenecían a Hogwarts? O quizás era porque todos los Slytherin eran bien conocidos y la gente sabía que ya no eran estudiantes de Hogwarts.
Cuando entraron a Honeydukes Harry decidió que no era algo de lo que debiera preocuparse. El aroma de varios tipos de dulces golpeó su nariz e hizo que maullara de añoranza. No podía recordar la última vez que había comido dulces. Debía ser antes de volver a su verdadero tiempo. Quizás podría conseguir algunos dulces de los Slytherin más tarde. Intentaría primero con Pansy, la chica probablemente le daría si estaba en su forma animaga.
Había menos gente dentro de la tienda de lo que Harry recordaba. Quizá tenía que ver con el hecho de que todos los estudiantes estaban en la escuela y no rellenaban el lugar. Mirando alrededor Harry vio a un viejo apoyado en un bastón de madera. Dos niños pequeños estaban agarrados de la falda de su madre mirando alrededor de la tienda como si no pudieran creer todas las maravillas que estaban viendo.
Sintiendo que el agarre de Blaise se soltaba Harry se dejó caer y aterrizó con suavidad sobre sus patas. Antes de que alguien lo viera o tuvieran oportunidad de agarrarlo desapareció entre filas de dulces. Mientras más rápido hiciera esto, más rápido podía volver a casa para poder comer dulces.
Con ese pensamiento en su cabeza siguió su nariz que lo guió al sótano de Honeydukes. Harry observó sus alrededores y si hubiera podido hacerlo en su forma animaga habría fruncido el ceño. Al parecer Ambrosius Flume había realizado cambios en la habitación desde la última vez que él había estado aquí. Varias cajas con lo que parecían ser diferentes tipos de dulces estaban sobre el lugar donde la entrada a Hogwarts debería estar.
Suspirando miró alrededor para asegurarse que nadie lo estuviera mirando antes de cambiar a su forma humana. Hasta ahora nunca había intentado usar su magia en su forma animaga y tenía la sensación de que este no era el mejor momento para intentarlo.
Al ser humano otra vez sabía que tendría que apresurarse. Aunque Draco y los demás Slytherin supuestamente debían mantener a las demás personas ocupadas por un largo rato, sabía que no podrían mantenerlos alejados de aquí por siempre.
—Es algo bueno que trabaje mejor bajo situaciones de presión— murmuró para sí mismo, antes de levitar las cajas con un movimiento de su mano
La trampilla del piso apareció a la vista y Harry sonrió. Hasta ahora las cosas estaban saliendo bastante bien. Quizás esta vez la suerte de verdad estaba de su lado. Caminó con rapidez el pequeño espacio hasta la trampilla y de inmediato la abrió. Observó las escaleras hechas de piedra. A él le parecía completamente seguro, pero quizá debería bajar para ver si de verdad era seguro. Podía imaginar cómo iban a utilizar el pasaje el día del ataque y de repente podrían encontrarse con alguna trampa de Dumbledore. No, era mejor estar seguro, y tenía confianza de que los dueños del lugar estarían entretenidos hasta que regresara.
Harry saltó por la trampilla y aterrizó en cuclillas. Dejó que se cerrara la puerta de la trampilla y posó las cajas sobre ella. Se mantendrían así hasta que regresara y nadie se daría cuenta.
Sabiendo que no debía perder más tiempo del que probablemente ya había perdido comenzó a caminar por el pasadizo que lo llevaría a Hogwarts. Enviaba pequeñas oleadas de magia frente a él para asegurarse de que no hubiera nada. Al no encontrar nada continuó caminando. La caminata a través del pasaje fue larga y Harry con rapidez se aburrió. En vez de contar los paso como había hecho antes, ya que sabía que había demasiados para contar sin que perdiera el interés, Harry comenzó a tararear.
Era una de las melodías que había escuchado cuando atendía el jardín de tía Petunia. Harry recordaba ese día. Había sido antes de ir a Hogwarts antes de que supiera que existían magos, señores oscuros y dragones.
Vernon y Dudley habían estado afuera por el día y Petunia había estado dentro de la casa, entreteniendo a una de las vecinas que no tenía nada mejor que hacer que intercambiar chismes sobre la vida de la demás gente que vivía en la misma calle.
Harry suponía que tenía entre siete u ocho años en ese tiempo. Había sido verano, ya que hacía mucho calor y no estaba en la escuela. Y mientras se concentraba en terminar su labor antes de que Vernon regresara una canción de la radio que estaba en la cocina alcanzó sus oídos y se había encontrado tarareando la melodía.
—Sobre el arcoíris, algo que no puedo recordar—. Harry frunció el ceño, tendría que averiguar la letra de la canción. Era una distracción intentar recordar la canción cuando en realidad tenía otra cosas en las que enfocarse ahora.
Deteniéndose de golpe Harry parpadeo cuando se dio cuenta que no había nada más frente a él. O mejor dicho, había una gran pared frente a él. Una pared demasiado sólida para pasar frente a ella a menos que fueras un fantasma. O a menos que supieras cómo pasar a través de ella.
Aunque ya no tenía una varita Harry decidió correr el riesgo. Hacía mucho tiempo que había usado este pasaje pero aún recordaba cómo llegar al otro lado debido a su muchas salidas a Hogsmeade cuando aún había sido estudiante de Hogwarts. Incluso había usado el pasaje en varias ocasiones en el pasado cuando había querido ver a Tom. Claro que el Slytherin había pensado que había entrado por la puerta principal como todos los demás. Pero Harry no podía derramar sus secretos a todo el mundo. Porque entonces ya no serían sus secretos.
Hasta ahora todo había salido bien y sin problemas. Harry sabía que probablemente debería darse la vuelta y regresar donde Draco y los demás. Había hecho lo que tenía que hacer. No habían trampas así que el pasaje sería seguro para utilizarlo el día del ataque. Por eso debería volver donde los Slytherin para que no tuvieran que esperar más. Harry suponía que Severus ya se estaba cansando de estar en su forma animaga.
Pero Harry quería asegurarse que nada saliera mal. Tenía la extraña sensación de que si no cruzaba hasta el final lo lamentaría después. Podía ser que Dumbledore no hubiera sido capaz de averiguar cómo entrar en este pasaje secreto pero quizás igual había logrado que nadie pudiera entrar.
Lanzando un tempus Harry notó con satisfacción que la mayoría de los estudiantes debería estar en clases a esta hora. Y aquellos que no, no tenían razones para estar cerca del salón de clases de Defensa Contra las Artes Oscuras. También necesitaba saber si podía conseguir mover a la bruja jorobada aunque no tuviera su varita con él.
Respirando profundamente Harry puso una mano en la pared.
—Dissendium—. Harry observó cómo la pared frente a él se movía revelando el pasillo.
Asomando la cabeza miró a su alrededor, asegurándose que no hubiera nadie para que no se enteraran de lo que estaba pasando. Como había pensado la mayoría de los estudiantes aún estaban en clases al igual que los profesores. Aquellos que no tenían clases o estaban en sus salas comunes, la biblioteca, afuera o en algún lugar donde no se encontrarán con algún profesor sin advertencia.
Sin querer presionar su suerte más de lo que ya había hecho Harry metió la cabeza de nuevo y observó cómo se cerraba la pared. Sin dejar señales de que había una posible entrada a Hogwarts aquí.
Había decidido ver cómo estaban Hermione y Luna pero decidió mejor no hacerlo. No sólo atraería la atención hacia las dos chicas si era detectado, sino que Dumbledore probablemente recordaría haber visto a un gatito de ojos verdes junto a Tom cuando él asistía a esta escuela. Además, Harry confiaba en que las dos chicas podían cuidar de sí mismas. Y si algo en realidad pasaba contaba en que ellas lo contactaran o a alguien más que pudiera ayudarles. Harry estaba casi seguro de que Voldemort ayudaría a las chicas, sólo porque él se preocupaba por ellas.
Esperaba que las dos chicas pudieran mantenerse al margen de los problemas hasta después del ataque que era en poco más de una semana. Los preparativos ya habían comenzado. Y Harry sabía que estaban haciendo todo lo posible para que las cosas se realizarán en la fecha acordada. ¿Quién habría creído que planificar una guerra tomaría tanto tiempo?
Riendo para sí mismo Harry subió los últimos peldaños. Casi podía oír a Severus retarlo por esos pensamientos. El maestro de pociones podía ser un hombre bastante estricto y se tomaba la guerra con mucha seriedad. Harry lo comprendía muy bien. No estaba seguro de lo que sentiría cuando se enfrentara a sus antiguos amigos, sabiendo que tendría que quitarles la vida.
Igual de simple como había sido de ida Harry volvió a Honeydukes sin problemas. Después de asegurarse que no hubiera nadie en el sótano levitó las cajas antes de abrir la trampilla y salir. Luego puso las cajas en su ubicación original y se sacudió. No recordaba haberse ensuciado tanto las otras veces que había usado el pasaje.
Dejando de pensar en eso se transformó de nuevo en Beleza y se tomó un breve momento para recuperar el balance. Pese a las muchas veces que cambiaba entre su forma animaga y su forma humana aún era algo a lo que le costaba acostumbrarse. Harry suponía que era algo con lo que tendría que vivir. Además, ser un animago compensaba marearse de vez en cuando.
Manteniendo su cola en alto subió las escaleras hasta la tienda. Oyó voces ligeramente elevadas al llegar a la habitación y eso llamó su interés. Mirando desde la puerta trasera Harry encontró a los dos dueños de la tienda parados juntos dándole la espalda. Lo que le sorprendió fue que Draco, Pansy y Blaise estaban parados frente al mostrador, aunque al parecer ninguno había comprado nada. Suponía que tendría que pedirles dulces a Crabbe o Goyle entonces.
Sobre el hombro de Draco estaba Severus. El maestro de pociones no lucía para nada complacido con su actual posición, no que Harry no lo comprendiera. Era un misterio para él como las aves podían estar cómodas apoyadas sobre el hombro de alguien. Tenían la habilidad de volar cuando y donde quisieran. Pero Severus había dejado claro que no lo dejaría ir a Hogsmeade a menos que lo acompañara y no podía volver dentro de la tienda.
Sacudiendo la cabeza Harry salió de atrás del mostrador y maulló, llamando efectivamente la atención hacia él.
—Beleza, ahí estás—. Harry gruñó cuando se recontar de nuevo en los brazos de Blaise. —En serio, no puedes desaparecer así. Hazlo de nuevo y te pondré un collar y una correa.
Harry aplanó sus orejas contra su cráneo. Voldemort había sugerido eso una vez y al igual que en esa ocasión Harry dejó saber su opinión enterrando sus garras en el brazo de Blaise.
El Slytherin siseo ligeramente por el dolor y con gentileza retiro las garras del brazo.
—Cuidado.
La falta de otro tipo de reacción causó que Harry se sintiera culpable por su acción. Por lo tanto se quedó quieto en los brazos de Blaise mientras el Slytherin dejaba la tienda.
Harry se removió en los brazos de Blaise intentando encontrar una posición cómoda. El chico italiano lo sostenía con firmeza, sin darle la oportunidad de bajarse. Gruñendo para sí mismo Harry dejó de moverse. En vez de eso se acurrucó y se relajó. Con ojos entrecerrados observó cómo la gente a su alrededor tomaba sus antiguas posiciones. Poniéndolo en el medio para estar mejor protegido en caso de que alguna cosa sucediera. Harry no comprendía cómo no se había dado cuenta de eso antes. ¿Y que pensaban tratándolo como una flor delicada? Por Merlín había derrotado a un maldito Señor Oscuro.
Sacudiendo la cabeza Harry accidentalmente enterró sus garras en el brazo de Blaise cuando el chico que lo llevaba de repente se detuvo. Parpadeando lentamente Harry movió su cabeza de un lado a otro para comprender lo que sucedía. El plan había sido claro. Una vez que Harry regresara al grupo debían volver de inmediato a la casa. Sin detenerse por nada.
Enderezandose, Harry entrecerró los ojos aún más cuando se dio cuenta del porqué se habían detenido.
Pelo rojo y un cuerpo desgarbado fue lo primero que Harry notó. Junto a Ron estaban Dean y Seamus y Neville. Si Harry hubiera podido habría fruncido el ceño. ¿Porque los chicos Gryffindor estaban en Hogsmeade? Habían escogido este día porque no era una salida del colegio a Hogsmeade así que por eso no deberían haber estudiantes en el lugar.
Mirando alrededor Harry se dio cuenta que habían llegado a la parte más aislada de Hogsmeade, más lejos de Hogwarts y más cerca a la casa. Era casi como si los Gryffindors hubieran sabido que vendrían y estaban esperando para emboscarlos. Apenas lo pensó decidió que no podía ser el caso. Las únicas personas que sabían sobre esta salida eran gente que Harry estaba seguro no dirían nada. Probablemente era una coincidencia pero eso no lo hacía sentirse mejor.
—Bueno, la comadreja, él que quiere serlo, un mestizo y un irlandés. ¿Que están haciendo aquí y donde está la sabelotodo?
Harry se preguntó si Blaise diría algo si comenzaba a golpear su cabeza contra el pecho del muchacho. ¿Por qué Draco no había ignorado al grupo y seguido su camino? ¿Por qué tenía que molestarlos de una manera en que sabían le responderían? Por otro lado, los Gryffindors, sin incluir a Neville, lucían como personas que estaban en busca de una pelea. Reconocía las miradas por las que había recibido en su infancia de Dudley y sus amigos cuando lo encontraban. Nunca terminaba bien.
—¿Qué dijiste, Hurón?
Harry ladeó la cabeza ante el grito enfadado de Weasley. Ronald era demasiado fácil de hacer enojar y ¿no había oído el tono cálido de Draco cuando había hablado de Hermione? Además, Harry y Ron se habían referido a Hermione como sabelotodo antes y en ese entonces solo había sido una burla amistosa.
—Tendría cuidado con lo que digo, comadreja. Lo último que oí fue que tu padre estaba siendo investigado por estar jugando con cosas muggle. Me atrevería a decir que es muy bajo lo que algunos pueden caer.
Harry observó cómo el rostro de Ron tomó un conocido tono rojo. Vivir con los Dursley, en especial Vernon, y después ser amigo de Ron le había enseñado a leer el significado de los diferentes colores.
Miró a Blaise en espera de llamar la atención del chico Italiano pero la atención de Blaise estaba enfocada en los acontecimientos frente a ellos, Harry suspiró. No había forma de llamar la atención de Blaise a menos que hiciera algo drástico.
—Cállate, hurón.
—Que elocuente, comadreja. Estoy sorprendido de que después de tantos años aún no se te ocurra algún nuevo insulto. Por otro lado, creo que la falta de cerebro se hereda, al igual que las pecas y el pelo rojo
—Ron, solo déjalo.
Harry supo que no fue el único en sorprenderse cuando Neville hablo. Ron se giró a mirar a Neville, con la boca abierta y Harry bufó. Sólo el pelirrojo movería su enfoque de un enemigo que estaba armado y lo superaba.
—¿Qué? Me insultó a mí y a mi familia. No me digas que en realidad estás del lado de estas asquerosas serpientes.
Neville palideció y miró entre los dos grupos.
—No lo valen. Vamos, tú eras el que quería ir a Zonko, vamos antes que alguien se dé cuenta que salimos— dijo Neville e intentó llevarse a Ron tomándolo de un brazo. El desgarbado pelirrojo no se movió de donde estaba parado y liberó su brazo con fuerza.
—Neville, tú eres el Niño Que Vivió, deberías por lo menos actuar como tal.
El regordete Gryffindor agacho la cabeza, en silencio admitiendo derrota. Le envió una mirada de disculpa a los Slytherin y por suerte ninguno de los leones pareció notarlo. Si lo hubieran hecho Harry no tenía dudas de que le habrían reclamado a Neville aunque habían proclamado al chico el nuevo Niño Que Vivió y héroe del mundo mágico.
Probablemente sintiéndose mal por Neville, Pansy habló.
—¿Por qué no se mueven? A diferencia de otros, nosotros tenemos cosas que hacer.
—Que, ¿van a ir a maldecir niños? ¿Matar y violar muggles?— dijo Dean desde su ubicación al lado de Ron.
—¿Por qué para ser alguien que clama ser del lado de la luz pareces saber bastante sobre la iniciación de los nuevos mortífagos, ¿quizás hay algo que quieras decimos?
Harry observó con clara satisfacción como Seamus y Ron se alejaban de Dean como si temieran que pudiera afectarlos con algo si estaban demasiado cerca a él.
—Claro que no. ¿Acaso no pueden ver lo que esas asquerosas serpientes están haciendo? Ellos están tratando de hacer que nos volvamos unos contra otros.
Harry bufó, preguntándose si había sido así cuando era estudiante. Quizás había estado demasiado ocupado manteniéndose con vida y descifrando misterios para prestarle atención a lo que sucedía a su alrededor. Sabía que no era una verdadera excusa pero le hacía sentirse mejor pensar que solo lo había ignorado mientras los dejaba hacer lo que quisieran.
Todo su cuerpo se tenso cuando de repente tres varitas fueron apuntadas hacia el grupo. Sabía que superaban en número a los Gryffindor. En especial si él y Severus decidían ayudar. Un sonido desde atrás le informó que Crabbe y Goyle habían sacado sus igual que Draco, Pansy y Theodore Nott. Ya que Blaise sostenía a Harry no pudo hacerlo y Harry de repente comprendió por qué esta formación había sido necesaria. Los hacía a él y a Blaise un objetivo más difícil de alcanzar en caso de que algo como esto sucediera.
Severus dejó escapar un fuerte ulular. Desde donde estaba Harry era claro que el maestro de pociones no estaba satisfecho con la situación. Pero a diferencia de si mismo Severus era un animago no registrado y con facilidad podría recibir una sentencia en Azkaban si alguien conseguía esta información. Por lo tanto se quedaría como estaba a menos que fuera realmente necesario transformarse.
Mirando a sus oponentes Harry no se sintió tranquilo. Aunque eran más que los Gryffindors todos ellos habían sido entrenados por el ED lo que significaba que estaban por encima del nivel habitual para magos de su edad. Harry maldijo el día que Hermione lo había convencido de iniciar ese club.
Un rayo rojo alcanzó a Draco desde atrás, haciendo que Severus volara cuando su ahijado cayó al suelo, aturdido por el hechizo que le había dado de lleno en la espalda. El ataque hacia el rubio de parte de uno de los suyos hizo que todos alejaran su atención de sus oponentes. Los Gryffindors no perdieron tiempo en usar la distracción para su ventaja.
Reconociendo varios tipos de hechizos y maldiciones enviadas en su dirección Harry se concentró en formar un escudo en frente de ellos para proteger a los Slytherin y a sí mismo de un ataque desde ese lado. El drenaje mágico en su pequeño cuerpo le hizo darse cuenta que quizás esta no había sido una de sus mejores ideas. Por otro lado, no era como si pudiera permitir que alguna maldición alcanzara a sus amigos cuando había algo que pudiera hacer al respecto.
Mientras tanto el cerebro de Harry estaba intentando comprender lo que sucedía. El ataque había venido de unos de los suyos, efectivamente sacando del juego a Draco, pero al menos parecía que el rubio no había sido lastimado severamente. Pansy no podía haber sido porque ella estaba frente a él y Harry la habría visto si intentaba hacer algo. Y a menos que Blaise de repente hubiera aprendido magia sin varita cosa que Harry sabía que era muy poco probable, también podía descartarlo. Crabbe y Goyle eran demasiado leales como para considerar algo como eso, así que eso dejaba solo a una persona.
Harry se encontró sacado a la fuerza del seguro agarre de Blaise. Maulló en protesta por el duro tratamiento y el dolor que le estaba causando la persona que sostenía ahora su pequeño cuerpo.
Levantando su mirada los ojos verdes se encontraron con los de Nott y aunque Harry estaba seguro que no habían usado ningún hechizo sobre él se encontró incapaz de moverse mucho. Nott lo sostenía por el cuello y el cuerpo de Harry instintivamente se acurrucó y su cola quedó bajo su estómago.
Sin prestar más atención al caos alrededor de ellos Nott se dio la vuelta y comenzó a correr. Aunque la manera en que era sostenido era dolorosa y humillante también le daba a Harry una oportunidad de ver lo que sucedía tras él. Mas sintió que vio a los Gryffindor continuar su ataque en la barrera que había conjurado para separar los dos grupos.
Draco y Blaise estaban caídos, uno aturdido por un hechizo y el otro había sido dejado fuera de combate por pura fuerza bruta. Nott no era tan alto como Ron pero era mucho más corpulento que el pelirrojo así que se había encargado con facilidad del otro chico. Pansy estaba intentando enervar a los dos chicos aunque desde donde Harry se encontraba no veía cómo resultaba la cosa. Crabbe y Goyle lucían divididos entre correr tras él o quedarse a proteger a sus amigos. Era claro que estaban esperando que alguien les dijera qué hacer.
Rabia creció dentro del pecho de Harry. No tenía idea de cuáles eran las intenciones de Nott pero no permitiría que se saliera con la suya. ¿Acaso el idiota no se daba cuenta que estaba poniendo todo el plan en peligro con sus acciones? Harry no tenía idea de cuál era el problema de Nott pero no permitiría que los traicionara.
Intentando reunir magia para un ataque sin dejar caer la barrera Harry nunca notó el golpe dirigido a su cabeza hasta que fue demasiado tarde. Mareado el cuerpo de Harry quedó inerte en el agarre de Nott y parpadeo furioso para remover los puntos negros que ocuparon su visión. No por primera vez Harry maldijo que su forma animaga fuera pequeña y fácil de lastimar. Un golpe como ese probablemente no habría tenido tal efecto si hubiera sido humano al momento de recibirlo.
Una figura negra se acercó desde arriba hasta que botas negras tocaron el piso. Harry ignoró el sonido que estremecía su cabeza. Parecía que Severus había decidió volar su coartada y había venido en su ayuda. Mirando a Nott con ojos entrecerrados Harry vio la expresión sorprendida del chico. Nott había sido el último en arribar esa mañana y para entonces Severus ya se había transformado. Nott no tenía idea que Severus no había sido una lechuza normal.
Harry no sabía si debía reír por ese hecho o llorar por el dolor. Ahora no estaba seguro de poder hacer alguna.
—Nott, entrégame a Evan y el señor oscuro considerara perdonar tu vida—. Severus estiró su mano para tomar a Harry y Harry miró la pálida extremidad con añoranza. Siseó en dolor cuando fue descuidadamente sacudido por Nott cuando el chico retrocedió.
—No, él va a pagar. Y cuando haya desaparecido el señor oscuro me recompensará como a nadie.
Harry intentó transformarse de nuevo a humano pero el mareo se lo impidió. Si no, estaría más que feliz de informar a Nott lo idiota que estaba siendo. No había forma en que Voldemort estuviera feliz con él.
—Chico idiota, si algo le pasa a Evan el señor oscuro entregara castigos, no recompensas, por lo que has hecho.
Las antes inmóviles orejas de de Harry se aplanaron contra su cráneo ante la risa de Nott. El sonido era demasiado alto para su gusto y eso lo molesto. Ignorando el dolor que emergía de su cabeza Harry se removió y enterró sus uñas en la manos desnudas de Nott. A diferencia de con Blaise no había nada que le protegiera la piel y Harry no intento ser gentil.
Un nuevo golpe hizo que viera estrellas y Harry sintió que su cuerpo ya no le obedecía. Observó el lugar donde sabía debía encontrarse Severus.
Mientras la oscuridad se apoderaba de él Harry sintió la desagradable sensación en su cuerpo de un jalón en el ombligo, clara señal de que estaba siendo llevado por traslador. El último pensamiento de Harry al golpear el duro suelo fue que estaba agradecido de que Nott ya no lo sostuviera. Sólo esperaba que Severus y sus otros amigos estuvieran bien. Si Ron, Nott o cualquiera otra persona los lastimaba Harry usaría una cuchara oxidada para desmembrarlos lentamente. Estaba seguro de que sería una tarea difícil, pero era Harry Potter, el Niño Que Vivió Para Hacer Lo Imposible.
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La atmósfera cuando Severus arribo a la mansión del señor oscuro era pesada. Empujando el sentimiento de intranquilidad hacia un lado Severus marchó hacia la mansión, manteniendo cuidadosamente cualquier tipo de emoción fuera de su cara.
Tras él flotaba el cuerpo congelado de uno de sus antiguos estudiantes de Slytherin. El chico de diecisiete años había adquirido unos cuantos moretones y raspones desde que Severus lo había aturdido en Hogsmeade. Pero a Severus en realidad no le importaba. Además sabía que cosas mucho peores le ocurrirían al chico donde se dirigían.
Había llevado a los otros adolescentes de vuelta a la casa para luego enviarlos por flú a la mansión Malfoy. Lucius había sido informado casi de inmediato de lo sucedido. Y Severus estaba casi seguro de que Draco llenaría los espacios en lo que quizás podría haber olvidado contar.
Debido a que Theodore Nott había sido aturdido Severus no podía llevar el chico con él a través del flú. Y aunque sabía que no tendría problemas en manejar al chico si lo enervaba no quería lidiar con el alboroto que sin duda realizaría el muchacho. Por eso había decidido que el método más rápido de llegar a su destino era la aparición y esa era la razón por la que caminaba hacia la gran mansión frente a él con expresión furiosa.
Las puertas ya estaban abiertas cuando Severus las alcanzó, señalando que Voldemort los esperaba. O Lucius había llamado por flú al señor oscuro para avisarle de lo sucedido o Voldemort había sentido su presencia dentro de las protecciones. Por la falta de cuerpos y gritos de tortura Severus suponía que era lo segundo.
Instintivamente los pies de Severus lo guiaron a las habitaciones privadas del señor oscuro. Aunque Evan había decidido vivir en la casa, Voldemort no había movido sus cosas a su antigua oficina. Severus suponía que era algo bueno en este caso. Una vez activadas las protecciones alrededor de las habitaciones ningún sonido podía escapar y así nadie podría perturbarlos.
Severus no vaciló cuando las puertas de la antecámara se abrieron de la misma forma que la puerta principal. Entró, accidentalmente golpeando el cuerpo de Nott contra el marco de la puerta, sabiendo que causaría otro moretón pero no le importaba lo que le sucediera al chico.
Divisando al señor oscuro tras el escritorio Severus hizo una reverencia. Sabía que lo que iba a decir alteraría al señor oscuro por decirlo suavemente.
—Severus, ¿qué te trae por aquí? Creo que te ordene quedarte con Evan sin importar lo que sucediera. Dime que paso para que no siguieras mis órdenes.
A pesar del tono calmado Severus oyó la molestia en el tono del hombre. Aunque Lucius no había llamado por flú el señor oscuro ya sabía que algo había sucedido. Después de todo, no era considerado un genio por nada.
Enderezandose, Severus miró al señor oscuro con tanta calma como pudo.
—Mi lord.
—Severus, ¿qué sucedió?
Voldemort hablo lento, haciendo que un escalofrío recorriera al maestro de pociones. Hacía mucho tiempo que no oía a su amo tan enojado y Voldemort aún no sabía que lo traía a la mansión.
—Mi lord, como planeamos fuimos hoy a Hogsmeade para ver si el pasaje secreto estaba utilizable para el ataque planeado. Mientras Draco y sus amigos se encargaron que nadie bajara al sótano Evan investigó el pasaje para ver si era seguro de utilizar. Ya que regresó pronto supuse que así era el caso.
—¿Supusiste?— Voldemort se levantó y le dio la vuelta al escritorio hasta quedar parado frente a Severus y al inconsciente Nott.
—Sí, habíamos decidido regresar a la casa, ya que no sería seguro discutir esos detalles afuera donde cualquiera podría escuchar de lo que estábamos hablando. Además, Evan y yo estábamos en nuestras formas animagas. Las gente habría notado si nos transformamos.
Voldemort asintió en comprensión. Sabía que ambos magos eran animagos no registrados y qué tipo de castigo podrían recibir si el ministerio se enteraba de eso.
—Desafortunadamente nos encontramos con algunos Gryffindors en nuestro camino de regreso, aunque no era una salida de la escuela a Hogsmeade. Y mientras nos distraían alguien de nuestro lado atacó a Draco y huyó con Evan.
Por primera vez desde que Severus había comenzado a hablar Voldemort miró en serio al chico Nott. Un fuego peligroso ardía dentro de los ojos rojos del señor oscuro y Severus encontró tragando nerviosamente aunque su garganta estaba seca.
—Continua.
—Mientras huía Nott logró golpear en la cabeza en varias ocasiones a Evan y esa es mi teoría de la que porque no pudo volver a transformarse en humano. Y ya que estaba en su forma animaga no estoy seguro de cuánto daño sufrió de eso ataques.
Severus tragó en seco otra vez cuando sintió la tensa magia en la habitación. En lugar de intentar alargarlo Severus continúo hablando.
—Los alcance antes de que Nott pudiera alejarse mucho. Desafortunadamente antes de liberar a Evan, Nott activo un traslador que se llevó a Evan. Apenas me asegure que los demás estaban bien y los envié a la mansión Malfoy me traje a Nott conmigo.
Severus apenas pudo contener un estremecimiento cuando varias de las cosas hechas de vidrio o cristal explotaron dejando un fino polvo. Apenas la pequeña explosión de magia fue contenida, Voldemort pareció calmarse otra vez. Pero de no ser por eso Severus no habría podido saber que pasaba dentro de la cabeza del hombre. Miro cómo lord Voldemort observó a Nott, su cara no mostraba sus emociones.
Severus escuchó que las puertas se cerraban tras él pero no quitó los ojos de su amo. Voldemort aún miraba a Nott ante de hacerse a un lado.
—Ponlo en el piso.
Sin gentileza Severus hizo lo ordenado. Apenas Nott estuvo en el piso Severus caminó hacia atrás y permitió que el señor oscuro tuviera todo el espacio que necesitara. Severus no tenía intenciones de marcharse. No tenía reparos por lo que el heredero Nott sin duda pasaría pero quería ver lo que el señor oscuro haría. Además, quería saber qué le había sucedido a Evan y donde había sido enviado el mocoso.
No era preocupación la que sentía por Evan porque el chico tenía la extraña habilidad de meterse en problemas. Y sin ellos para velar por él quizás en qué líos podría meterse.
Severus forzó sus pensamientos de vuelta a su actual situación. Mientras había estado sumido en sus pensamientos el señor oscuro había enervado a Nott, que ahora estaba despertando. Al principio el chico lucía confundido de donde estaba pero cuando sus ojos se posaron en lord Voldemort el rostro del chico se iluminó en verdadera felicidad y el muchacho se arrodilló.
—Mi lord.
Severus no se molestó en contener su mueca. El chico de verdad lucía complacido consigo mismo y sus ojos miraban adoradores a su lord. El rostro de Lord Voldemort aún no mostraba emoción, y Severus no podía decir que estuviera sorprendido. Voldemort era un Slytherin hasta la médula.
—Nott, ha llegado a mi conocimiento que atacaste a un compañero Slytherin mientras estabas en una misión, explícate.
Severus se sorprendió de que Nott al parecer no hubiera notado el tono de voz del hombre. Por otro lado el chico parecía demasiado ocupado hablando para notar nada a su alrededor. Parecía feliz de tener la completa atención del señor oscuro.
—Mi lord, lo hice por usted. Él estaba cambiándolo. Sin él usted será capaz de poder concentrarse mejor en su meta original de deshacerse de todos los muggles y tanta suciedad. No que él fuera mucho mejor que un asqueroso mestizo.
Severus miró incrédulo, incapaz de creer lo que estaba viendo. Sacudiendo su cabeza con rapidez enmascaró su expresión. Nott estaba demasiado complacido consigo mismo para leer las señales de peligro que parecían estar gritando a todo pulmón en la habitación. ¿Como el chico podía ser tan estúpido? ¿Acaso no sabía lo importante que era en realidad la sangre nueva? Era gente con sangre mezclada como nuestro lord y Evan que eran los más poderosos.
—¿Y qué le hiciste a Evan?
—Me deshice de él—. Ni siquiera Severus fue capaz de reprimir un estremecimiento cuando una silla explotó debido a la magia del señor oscuro. Esta vez incluso Nott pareció notar que algo sucedía y el rostro del chico tomó una expresión confundida—. Fue por su propio bien, mi lord. Él lo estaba volviendo débil.
—¿Mi propio bien, Sr. Nott?— preguntó Voldemort sin quitar sus ojos del chico que lo observaba desde su posición en el piso. La voz del hombre era suave, manteniendo en control la ira. Al menos hasta que consiguiera las respuestas que quería del chico.
—Sí, Potter no vale nada y abre las piernas para todos lo que están dispuestos. No sólo eso pero además destruyo a mi familia. Sé que él fue quien maldijo a mi abuelo.
—¿Y qué le hiciste a Evan?
Voldemort se cernía sobre el adolescente que se estremecía ligeramente pero tenía una mirada hambrienta en los ojos. Los propios ojos de Severus se abrieron. ¿Como el chico aun podía creer que sería favorecido por el señor oscuro? De verdad tenía que ser muy tonto para creer esa fantasía.
—El traslador lo llevo al ministerio. Ya que es un animago no registrado se encargaran de él y al fin recibirá el castigo que se merece.
Voldemort se enderezó y siseó en rabia, aunque ninguno de los dos comprendió lo que decía.
—¡Crucio!—. Un grito escapó de los labios del adolescente mientras el chico se retorcía en el piso. Voldemort y Severus observaban con ligero interés. Voldemort continúo la maldición por tres minutos más antes de terminarlo. Después de todo no sería bueno que el chico perdiera la cabeza tan pronto— ¿Cuál fue la maldición tuya que el traidor a la sangre se atrevió a usar en Evan? Quiero ver si funciona tan bien en traidores.
Reconociendo una invitación a unirse al juego Severus levantó su varita. A diferencia de su lord no era adepto a la magia sin varita y prefería usarla a menos que no tuviera otra opción.
—Sectumsempra—. Hizo un movimiento de corte con su varita y observó con satisfacción cómo heridas profundas aparecían en el cuerpo del heredero Nott pero mayormente en los brazos y piernas del chico. Algunas terminaban en el torso pero Severus sabía que no tenía que hacerlas demasiado profundas. Al señor oscuro le gustaba que la tortura durara el mayor tiempo posible ¿y quién era Severus para negarle eso?
Nott echó la cabeza hacia atrás y gritó, haciendo que ambos magos hicieran una mueca ante el tono alto.
—Confringo.
Severus dio un paso atrás apenas el señor oscuro lanzó la maldición y puso un escudo frente a él para evitar ser ensuciado con la sangre y los trozos de hueso y carne. La maldición explosiva había destruido de manera efectiva la pierna del chico y Severus dudaba que incluso los mejores sanadores de San Mungo pudieran hacer algo para repararla.
Ya que el señor oscuro lo había invitado Severus no vio razón para detenerse.
—Flagrante.
Forúnculos se formaron en la cara del chico y luego explotaron. El fluido dejó marcas de quemaduras en el rostro del muchacho y Severus sabía que era tan doloroso como se veía.
—Severus, llamaras a los demás. Diles que es una situación de emergencia y que espero que se presenten aquí en una hora. Hay planes que tendremos que cambiar.
Severus hizo una reverencia.
—Por supuesto mi lord—. Se sintió triste de no poder tomar más parte de la tortura. Pero planear el rescate de Evan era más importante que cobrar venganza por lo que el chico había hecho. Y mientras más pronto se realizara la reunión más opciones tenían de estar listos luego.
—Infructuosus—. Severus observó con interés cuando la maldición alcanzo a Nott aunque nada pareció suceder. Aunque, si había traducido la maldición de manera correcta se suponía que no habría una reacción visible. Voldemort se acercó de nuevo al adolescente para que Nott pudiera ver su rostro, teniendo cuidado de no pisar el desastre en el piso. —Parece que alguien te dio la información equivocada chico. Veras, no fue Evan quien maldijo a tu abuelo con la infertilidad, fui yo. Tu abuelo cometió el mismo error que tú, se atrevió a tocar algo que me pertenece. Y como él vas a pagar por eso.
Severus se dio la vuelta y se dirigió a la puerta. El miedo en los ojos de Nott lo hizo sentir enfermo. El chico debió pensar muy bien antes de hacer lo que hizo. Pero suponía que la locura corría en esa familia.
—Avada Kedavra.
Severus dejó que la puerta se cerrara tras él. Ahora era tiempo de concentrarse en rescatar a Evan. Ojala no fuera demasiado tarde.
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