Capítulo 24


Capítulo 24

—¿Sabes, Draco? Pudiste pedirme cualquier cosa como pago, todo mi oro en Gringotts, ingredientes de un basilisco para pociones, cualquier cosa en lugar de esto— dijo Harry cuando salían de la chimenea, aunque en su caso fue más trastabillar. Una mano en su brazo le impido caer de cara al piso. Levantando la mirada vio que el profesor Snape lo observaba mientras lo sujetaba.

—Discutiremos el asunto de los ingredientes de basilisco cuando hayamos regresado Evan, ahora yo preferiría terminar con esto.

Sabiendo que el maestro de pociones estaba tan incómodo con esto como él, Harry asintió. Una vez que Snape estuvo convencido de que no caería, lo soltó.

—Vamos.

El maestro de pociones se dio la vuelta y su túnica negra onduló tras él y salió fuera del Caldero Chorreante, dirigiéndose hacia la puerta escondida que llevaba hacia el Callejón Diagon. Mirando a Draco que no parecía que hubiese salido recién del flú Harry suspiró y siguió al profesor Snape, sabiendo que no era bueno hacer esperar al hombre.

A diferencia de la última vez que Harry había estado en el Callejón Diagon ahora no estaba usando un disfraz. Contaba con su suerte y con el hecho de que ya no lucía mucho como Harry Potter. Un sencillo encantamiento de pegado aseguró que su flequillo se quedara en su lugar así dejando escondida su cicatriz. Había funcionado antes y no veía razones para que no funcionara esta vez.

Harry estaba consciente de que sobresalían. Snape era lo suficientemente alto como para cernirse sobre las personas y de alguna manera le recordaba a Harry a un dementor aunque no lucia tan muerto como uno. Draco, como cualquier otro Malfoy, comprendía el arte de hacer que la gente te mirara con sólo caminar. Harry deseaba que hubieran podido ser más anónimos pero no había sido su elección en cómo llegar hasta allí. Si él hubiera podido decidir no habría dejado la casa o quizás estaría haciendo algo mucho más productivo que esto.

Con un suspiro, Harry pasó una mano por su cabello sin importarle que lo estuviera alborotando. Había esperado poder dormir y dormir después de pasar las pruebas de los centauros, pero Draco había tenido otros planes. A diferencia de su carácter habitual el rubio había despertado antes de que el sol apareciera. Al parecer las pociones de Snape habían funcionando ya que no había rastro de las heridas por la pelea contra Bane.

El rostro de Harry se iluminó en una gran sonrisa al pensar en la reacción de Bane cuando el centauro perdió frente a los dos chicos humanos, cosa que no lo había hecho nada feliz. Pero él si había estado feliz de que terminara, además ahora tenía a los centauros de su lado en la guerra, aunque hubiera deseado poder celebrarlo descansando y relajándose.

Debido a que eran vacaciones el Callejón Diagon estaba lleno de gente. Familias y amigos se mantenían cercanos pero conversaban de manera animada. Estaban conscientes de la guerra que acaecía pero estaban seguros de que el Callejón Diagon era intocable, que estarían a salvo allí. Harry bufó al pensar en eso. Las protecciones podían haber aumentado pero dudaba mucho que los Aurores fueran capaces de reaccionar con rapidez de suceder un ataque.

Sus pensamientos fueron perturbados cuando de repente la mano de Draco aferró su muñeca y empezó a arrastrar a Harry con él.

—Vamos, Evan. Recuerda, tú fuiste quien dijo que no esperaba nada menos.

Harry hizo una mueca cuando Draco uso sus propias palabras en su contra.

—Sí, pero esto no era lo que quería decir cuando dije eso.

—Deberías saber que no debes hacer ese tipo de comentarios cuando lidias con Slytherins. Sé con seguridad que mi padrino ya te ha advertido de eso en muchas ocasiones. No puedes culparme porque no has aprendido nada.

Harry frunció el ceño pero no reaccionó de otra manera. Draco no intentó disimular lo mucho que estaba disfrutando esto y Harry tuvo la sensación de que Snape no estaba mucho mejor aunque lo disimulaba mejor.

Llegaron al temido lugar más pronto de lo que Harry había pensado. Había logrado echarle una ojeada al nombre de la tienda antes de que Draco lo arrastrara adentro y Snape entró tras ellos, efectivamente asegurándose de que no pudiera escapar.

La tienda de Madame Malkin lucía diferente ahora que no había estudiantes esperando para probarse sus túnicas. De alguna manera la tienda se veía más grande de lo normal y Harry no estaba seguro de eso. Después de todo había algo llamado magia que permitía hacer todo tipo de cosas.

—Buenas tardes, ¿qué puedo hacer por los tres? —. Madame Malkin no estaba a la vista, en vez de ella fue uno de sus asistentes quien les dio la bienvenida. El hombre les hizo una pequeña reverencia y les sonrió. —Mi nombre es Sabroe Harkness y será un honor servirlos de la mejor manera hoy.

—Necesitamos túnicas para una fiesta mañana, espero que nos pueda procurar algo para ese tiempo.

El asistente miró de una persona a otra antes de pararse frente al profesor Snape.

—Creo que podemos utilizar un color azul muy oscuro, sólo con cierta luz algunas personas notaran que no es negro.

Harry dejó de escuchar la voz, no estaba interesado en oír detalles sobre túnicas. Sólo deseaba que terminaran con esto rápido para poder volver a la casa. No tenía nada en contra de estar afuera pero suponía que tendría que mentalizarse para ir a la fiesta. Aunque había recibido una invitación para la misma fiesta no estaba seguro de querer asistir. Aunque las Fiestas Navideñas de los Malfoy habían sido divertidas, ya que había estado con Mortimus, Harry aún recordaba el baile navideño en su cuarto año. Eso no era algo que le gustaría repetir.

—¿Y qué haré contigo?—. Harry parpadeó y dio un paso atrás cuando de repente encontró al mago frente a él. El Sr. Harkness no pareció molestarse por eso. En vez de eso el hombre alejó un mecho de cabello rubio de su rostro mientras observaba a Harry con expresión pensativa —. En realidad es una decisión bastante difícil. A diferencia del Sr. Malfoy necesitaremos colores más fuertes para ti, creo que un verde oscuro, quizá mezclado con otro más ligero o de lo contrario no estará de buen humor. Pero mayormente verde porque resaltará el color de tus ojos. Una vez que termine contigo, atraparas la mirada de cada mago y bruja del lugar.

Harry le envío a Draco y Snape una mirada de pánico, pero ambos se habían marchado a otra parte de la tienda y al parecer Draco estaba intentando arrastrar a Snape a una discusión sobre qué tipo de material sería el mejor para ser usado en sus túnicas. Era claro que Snape también preferiría estar en cualquier otro lugar.

—Ven conmigo, creo que haré tu túnica primero—. Harry intentó protestar pero Draco lo silenció con una mirada desde el otro lado de la tienda cuando el Sr. Harkness lo arrastró hacia un banquillo—. Quédate quieto, esto debe quedar perfecto.

Harry se dio la vuelta hasta quedar mirando a sus compañeros y se quedó quieto.

Por el rabillo del ojo Harry vio al asistente dar un paso atrás y mirarlo con una extraña expresión en el rostro.

—Es muy importante cómo luce la túnica. No sería bueno que lucieras demasiado femenino—. La cara de Harry se puso roja ante las palabras del hombre. Ahora que los otros estaban más lejos la actitud del hombre pareció haber cambiado. Para cualquier otro no parecería nada pero el tono de voz del hombre hizo que Harry se tensara.

—¡Ay!, ¿por qué hizo eso?

Harry miró al hombre que lo observaba sorprendido.

—No hice nada, quizá fue una de las agujas porque no se queda quieto.

Harry entrecerró los ojos pero no dijo nada. Lo que el hombre había dicho no parecía probable e hizo poco para calmarlo.

Cuando sintió que algo lo pinchaba de nuevo Harry endureció la mirada pero no dijo nada. Ni Draco o Snape habían visto algo, probablemente porque estaban al otro lado de la tienda ocupados con otras cosas como para notarlo. No importaba porque no necesitaría su ayuda con este pequeño problema.

La próxima vez que la mano del hombre rozó su entrepierna, Harry permitió que su magia le diera al hombre un shock. Con un grito el hombre saltó hacia atrás, mirando su mano sin comprender lo que había sucedido. Luego observó a Harry para comprobar que no tenía varita.

El mago de cabello oscuro le dio una sonrisa inocente.

—¿Una de sus agujas lo pinchó esta vez? En realidad para alguien trabajando aquí usted no es muy bueno, ¿cierto?

Harry sonrió de medio lado cuando la rabia hizo que el rostro del hombre se sonrojara. Se sentía bueno dar en vez de recibir.

Harry no se movió cuando el asistente se acercó hasta que estuvieron pecho contra pecho. Gracias al banquillo en el que Harry estaba parado ahora era más alto que el hombre, aunque no por mucho. Pero era suficiente como para hacerlo sentir mejor.

—¿Hay algún problema aquí?— ambos se quedaron helados ante la voz de Snape. La reacción del otro mago le hizo preguntarse a Harry si el hombre había sido estudiante de Snape. Por la pura reacción Harry diría que sí. Pero probablemente cualquiera se pondría tenso cuando Snape hablaba así. Era el tono que usaba cuando uno sabía que recibiría un mes de detención y una gran baja de puntos.

—Por supuesto que no señor, sólo discutíamos sobre el color de la túnica— mintió el hombre, con rapidez alejándose de Harry y Snape.

—¿En serio fue eso lo que sucedió, Evan?

Harry se encontró relajándose con el profesor cerca. Uno tendría que ser un idiota con deseos de morir para siquiera intentar algo con el hombre allí.

—Por supuesto, Severus.

Si el maestro de pociones podía usar el nombre de Harry entonces suponía que nada le impedía usar el nombre de pila del mago.

—Entonces no creo que tengan problema con que yo me quede aquí. Creo que Draco está distraído por el momento.

Siguiendo la mirada de Severus, Harry sonrió. Al parecer Draco había tomado esta labor bastante en serio. El rubio había encontrado a una de las asistentes y estaba discutiendo vivamente con ella. En realidad la chica se parecía mucho a Hermione pero probablemente eso era coincidencia.

Bajo la mirada de Severus el hombre no intentó hacer nada más, pero eso no impidió que Harry tomara venganza. De cuando en cuando le daba al hombre pequeños shocks eléctricos, sólo para observarlo dar un salto con una mirada de sorpresa en el rostro. Si no hubiera sido porque el hombre se había pasado de la línea al tocarlo Harry quizás habría sentido lastima por él. Así que en vez de eso lo encontró divertido aunque habría sido mejor sin las miradas de desaprobación de Severus. Al menos el maestro de pociones no intervino lo que le dio a Harry la sensación de que Severus sabía lo que había sucedido y por eso lo dejaba tomar su revancha mirando hacia el otro lado. De manera figurativa por supuesto.

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Mientras observaba a los invitados que llegaban una expresión oscura cubrió el rostro de Voldemort. Aquel al que esperaba aun no llegaba. Claro que aún quedaba tiempo, pero con él uno nunca estaba seguro. Esperaba que hubiera aspado suficiente tiempo para que el temperamento de su amante se hubiera enfriado.

Voldemort sabía que había usado una página del libro de Dumbledore por la manera en que había manipulado a la gente ahora. Severus y Draco tenían órdenes estrictas de quedarse con Evan y no dejar a su amante solo sin importar lo que sucediera. Su amante podía meterse en problemas aún siendo vigilado y Voldemort se estremecía al pensar en lo que podría sucederle a Evan si estaba solo. Pero en la carta, aunque escrita de manera formal, las órdenes habían estado claras para que todos sus mortífagos asistieran a la fiesta. O traerían a Evan con ellos o no vendrían. Un castigo doloroso seguido de la muerte los esperaría si aparecían sin su amante con ellos.

Estaba preparado, si Evan asistía probablemente traería a las dos chicas con él. De antemano le había dado órdenes a sus mortífagos de no atacar a nadie si él no lo ordenaba primero.

—Lord Voldemort, qué agradable sorpresa es verlo.

Voldemort giró el rostro hacia el recién llegado vampiro.

—Lord Sanguini, viendo que es mi propia fiesta no comprendo por qué sería una sorpresa verme.

Voldemort habló en forma muy baja para que un mortal normal no escuchara lo que estaba diciendo. Pero no tenía dudas en su mente de que el vampiro había oído cada palabra que había dicho.

—Discúlpeme si soné mal educado, por supuesto que tiene razón. Pero no habría creído que celebraría su cumpleaños en un lugar tan abierto.

—Creo que es el único que ha hablado de la Mansión Malfoy de esta manera. Este lugar ha sido protegido por una persona en la que de verdad confío. Si presta atención verá que la mayoría de los invitados son seguidores o aliados. Algunos pocos fuera de nuestro círculo también han sido invitados para hacerle más difícil a los enemigos averiguar quién está de nuestro lado. Y por último pero no menos importante usted debería saber que Tom M. Ryddle y no lord Voldemort, está celebrando su cumpleaños.

El lord vampiro a su lado se rió entre dientes, claramente divertido por lo que había dicho.

—Que tonto de mi parte. Supongo que es la edad, que ya ha comenzado a afectarme. Pero por favor corríjame si estoy equivocado pero parece que está esperando la llegada de alguien. Les está prestando más atención a los invitados que están llegando que a los que ya están aquí, ¿espera a alguien?

—¿Y si así fuera por qué debería decirle?

Lord Sanguini lo miró y luego lo acompañó a observar a los invitados que llegaban. La mayoría era sangrepura, aunque también había unos cuantos mestizos, pero no nacidos muggle. Si Evan llegaba notaba eso le diría que no había ningún nacido muggle lo suficientemente alto en el Ministerio para ser invitado a la fiesta.

—Una buena pregunta. Dígame, ¿el pequeño humano vendrá esta noche? Me gustaría verlo otra vez y estoy seguro de que otros también están ansiosos por verlo. Su sangre olía deliciosa y no tengo dudas de que su sabor será tan bueno como su aroma.

La varita estuvo en la mano antes que lord Sanguini pudiera parpadear.

—Le daré un consejo amistoso entre aliados. Evan es mío y dígale a sus amiguitos que si se meten con él tendrán que responderme a mí.

Lord Sanguini se acercó lo suficiente hasta que su aliento roso la piel de Voldemort.

—Créame, esto me lo agradecerá después.

—A menos que quiera un gran agujero en el cuerpo le aconsejo que se aleje de él.

Lord Sanguini le dio un rápido beso en la mejilla antes de alejarse de Voldemort. Ambos lord miraron a la persona que habló y se encontraron con un enojado Evan James que fulminaba con la mirada a lord Sanguini. Voldemort ignoró las palabras del lord vampiro en favor de mirar a su amante. El cabello negro de Evan estaba peinando en una trenza francesa y el flequillo escondía la cicatriz en su frente. Las ojeras alrededor de sus ojos hacían que estos brillaran aun más. Para sorpresa de Voldemort, aunque el señor oscuro no lo mostró, su amante estaba vestido en una fina túnica verde que estilizaba el delgado cuerpo del mago. La túnica tenía bordes plateados que parecían brillar con la luz.

Evan podría haber estado vestido en harapos y Voldemort aún habría creído que su amante se veía hermoso. Y sería el primero en admitir que un Evan enojado era una fuerza hermosa y peligrosa.

—Pequeñín, que agradable sorpresa es verte aquí. Estábamos hablando de ti.

—Oh, ¿en serio?

Si Voldemort no hubiera estado tan entretenido por los celos de Evan habría hecho algo para silenciar a lord Sanguini. Así que en vez de eso decidió quedarse tranquilo y observar el show, listo para intervenir si el vampiro intentaba algo.

—Sí, le estaba preguntando a lord Voldemort si podía tomar algo de tu sangre y dejar que algunos de los míos la prueben.

Como había sido el caso en su oficina cuando Evan había creído que los gemelos Weasley habían sido asesinados el aire alrededor comenzó a sentirse cargado de magia. Sabiendo el mucho daño que Evan podía causar si perdía el control sobre su magia otra vez Voldemort interrumpió, volviendo la atención de ambos hombres hacía él.

—Lord Sanguini, sugiero que se vaya y busque a sus acompañantes para que les dé mi advertencia. Dígales que si tocan o dañan lo que me pertenece van a lamentarlo y todos los tratos serán cancelados.

El vampiro levantó sus manos en una rendición burlona.

—Supongo que los veré después, lord Voldemort, pequeñín.

Voldemort parpadeó y Sanguini se marcho dejándolos a ambos solos.

Voldemort se quedo quieto mientras Evan lo miraba, probablemente observando cada detalle sobre él tal como él había hecho con su amante hace un par de minutos. Ahora Evan era como un ciervo frente a los ojos de Voldemort. Un movimiento o palabra equivocada haría que su amante saliera huyendo y eso no era lo que quería. En vez de eso decidió esperar que Evan diera el primer movimiento.

—¿De dónde lo conoces?

Cosa que sucedió mucho más pronto de lo que Voldemort había imaginado. Se encontró observando intensos ojos verdes mientas respondía la pregunta, sólo medio prestando atención a sus alrededores.

—Como uno de los siete Lores vampiros, lord Sanguini estaba allí cuando negocié con el consejo. Hablamos y encontré que él, aunque puede ser bastante molesto, es muy entretenido para conversar. Él estaba aquí después que te marchaste cuando tuvimos el desacuerdo por la chica san…nacida muggle.

Voldemort se contuvo antes de decir la palabra y los ojos verdes lo observaron con más intención.

—Sobre eso, no lamento hechizarte por llamar a Hermione de esa manera pero sí lamento haber exagerado como lo hice.

Voldemort se acercó hasta estar a una pulgada de su amante.

—Debería ponerte sobre mis rodillas.

Observó el rostro de Evan sonrojarse en una mezcla de vergüenza y quizás un poco de rabia.

—No te atreverías.

—¿Me estas desafiando?—. Voldemort se aseguro de mantener su voz baja para no llamar la atención. Por las miradas que lord Sanguini les estaba dando desde lejos tenía la sensación de que el vampiro, al igual que él mismo, no estaba satisfecho por la manera en que se estaba desarrollando esa conversación.

Complacido notó que Evan era uno de los pocos que lo miraba a los ojos cuando estaban de su color normal. Voldemort no estaba seguro si era por el color o porque sin importar nada Evan nunca había tenido problemas de enfrentarse a su mirada.

—No, pero deja de tratarme como un niño. Yo te crie y por un tiempo fui mayor que tú.

—Técnicamente nunca fuiste mayor que yo porque naciste en un tiempo diferente. Y si quieres que la gente te deje de tratar como un niño debes dejar de comportarte como uno.

Evan hizo una mueca pero se contuvo de decir algo que comenzaría una verdadera pelea. Voldemort levantó una ceja en interés. Era la primera vez que veía a Evan tener tal control sobre su temperamento, normalmente Evan ya habría explotado. Le hizo preguntarse qué había sucedido en estos días en que habían estado separados para hacerlo madurar tan rápido.

Mirando alrededor no pudo ver cabello rubio ni el negro de su maestro de pociones.

—¿Llegaste solo?

Su amante echó la cabeza atrás y la risa despreocupada hizo que muchas cabezas se giraran en su dirección hasta que se dieron cuenta a quien estaban observando. Una vez que Evan dejó de reír Voldemort observó a su amante más de cerca, preguntándose qué había ocasionado tal reacción del otro mago.

—En realidad no, dudo que se hubieran atrevido a ir en contra de tus órdenes, cuando hasta ahora me han seguido a todos lados. Si quieres saber llegamos todos juntos. Pero apenas salimos de la chimenea Lucius y Narcissa secuestraron a Severus y dudo que los veamos pronto. Los gemelos vieron a Luna y se la llevaron con ellos después de decir hola. Yo vine en tu búsqueda y deje a Draco y Hermione juntos. O aprenderán a llevarse bien o destruirán todo el lugar. Pero creí que sería bueno para Hermione ver con qué tipo de gente estamos trabajando. Y con Draco a su lado espero que este protegida de cualquiera que intente hacerle daño.

—Salazar, he creado un monstruo— se maravilló Voldemort.

—Supongo que eso sucede cuando un Gryffindor pasa demasiado tiempo con Slytherins—. Evan sonaba demasiado feliz para gusto de Voldemort.

Dejaron su lugar recluido y Voldemort le ofreció su brazo a Evan y se complació cuando Evan lo tomó si dudar. Vestidos con túnicas similares y caminando como lo estaban haciendo con facilidad podían confundirse con una pareja vinculada.

Con una mano en la parte baja de la espalda de su amante Voldemort guió a Evan lejos de la multitud. La mayoría de los invitados ya habían arribado y sabía que sería informado si algo sucedía. Mientras los gemelos Weasley no hicieran nada la noche resultaría ser todo un éxito. Ellos dos le recordaron a Evan y al loco Mortimus en la Fiesta de Navidad Malfoy. Sólo que esta vez no estaba Dumbledore para servir de objetivo así que eso significaba que cualquiera podría ser víctima.

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—¿Que estás haciendo?

La música comenzó a sonar cuando Voldemort lo hizo girar en el piso. Una mano de Harry agarró la mano libre de Voldemort mientras que automáticamente ponía la otra sobre el hombro, sin importarle tomar el lugar femenino en el baile.

—Bailando, mis fuentes me han dicho que tú lo hiciste en cuarto año.

—Sí, pero eso fue hace años y no salió nada bien, además yo era quien guiaba entonces— dijo Harry mientras Voldemort lo giraba otra vez y daba unos rápidos pasos que hicieron que Harry tuviera que seguir para no quedar como un tonto.

—Quizás eso fue lo malo. Esta vez yo guiaré.

—De alguna manera encuentro difícil imaginarte en otro tipo de posición.

—Porque eso es algo que nunca sucedería.

Sin dejar que le molestara la manera en que Voldemort dijo esto Harry permitió ser acercado al cuerpo de Voldemort sólo para ser girado otra vez. Ahora estaba agradecido por su nueva túnica. Aunque era demasiado elegante para su gusto era muy linda para bailar en ella. La manera en que había sido creada permitía que sus piernas tuvieran libertad de movimiento sin riesgo de caer por tropezar con la misma túnica.

—Créeme, sólo porque estas guiando este baile no significa que guiaras en todo lo demás, después de todo, tú mismo me marcaste como tu igual.

—Cierto.

La canción se detuvo y Harry le dio a Voldemort una gran sonrisa.

—Gracias por este baile.

Voldemort le hizo una pequeña reverencia y luego le dio un breve beso en la frente.

—Mi lord, ¿le molestaría que tuviera el siguiente baile?

Ambos se separaron y observaron a quien había hablado, entonces la sonrisa de Harry aumentó cuando notó a Fenrir y a Remus parados frente a ellos. Ambos hombres lobo estaban vestidos en sus mejores ropas y Fenrir lucía tan incomodo como Harry se había sentido cuando recién se había puesto su túnica.

—Hola Remus, ¿qué estás haciendo aquí? Y Fenrir también, es bueno ver que tu cabello volvió a la normalidad.

Antes de que Fenrir pudiera hacer algo estúpido Remus dio un paso adelante y sostuvo a Harry de manera similar a como Voldemort había estado guiándolo en el baile anterior. Esta vez la melodía era mucho más lenta, cosa que permitió que Harry tuviera más espacio para conversar.

—La mayoría de los aliados fueron invitados hoy, al menos aquellos que pueden pasar como humanos.

—Eso explica por qué hay vampiros aquí.

—Cachorro, por favor dime que no tienes nada que ver con ellos.

Harry rio débilmente mientras Remus lo guiaba en el baile.

—Uno de ellos me atacó hace unas noches— viendo el color dorado cubriendo los ojos de Remus, Harry añadió con rapidez—. Pero nada sucedió. Y ahora sabe que no debe intentar nada conmigo.

El agarre de Remus aumentó lo suficiente para que Harry supiera que tendría una marca mañana.

—¿Quieres decirme que el bastardo esta aquí?

Harry apenas pudo contener una mueca de dolor cuando la fuerza de Remus aumentó.

—Déjalo Lunático, el vampiro es uno de los aliados de Voldie, igual que tú. No puedes tocarlo, al igual que él no pude tocar nuestra sangre—. El rostro de Harry tomo una expresión pensativa—. Bueno, técnicamente sí puede. Pero no debe, y dudo que los miembros de su consejo estén felices con él si lo intenta.

—Sólo tú, cachorro.

Riendo con suavidad Harry apoyó su cabeza contra el pecho de Remus.

—Por supuesto, alguien debe asegurase de que te sientas vivo.

—Es más probable que me causes una muerte prematura.

Por el tono de Remus y la caricia en su espalda Harry supo que el hombre lobo estaba bromeando.

—Así que, ¿cómo están las cosas entre tú y Fenrir?

—Bien, y mientras nadie mencione la broma que le hiciste puede mantenerse en calma.

—Esta noche no tienes nada que temer de mí. Pero no puedo decir lo mismo de los gemelos. No sé si es algo bueno o no, pero tienen a Luna con ellos.

—¿Lovegood?

Por el tono de la voz de Remus, Harry supuso que el ex profesor recordaba a la chica Ravenclaw.

—Sí, o ella les dará más ideas para bromas, o hará lo mismo que hizo con Draco y Hermione, hacer que la acompañen en busca de alguna de sus criaturas.

Ambos rieron ante esa imagen.

—Puedo verlo, Draco Malfoy, orgulloso heredero sangrepura, corriendo por ahí en busca de algo que ni sabe como luce.

Harry asintió mientras miraba alrededor para ver que el rubio no estuviera por ahí. Por suerte ni Draco o Hermione estaban a la vista, aunque Harry no supo si eso era algo bueno o no.

Justo cuando la canción con la que habían estado bailando terminó Harry se encontró alejado del abrazo de Remus. Enojado de que su tiempo con su padrino sustituto hubiera sido interrumpido Harry se giró para gritar o maldecir a la persona. Preferiblemente las dos cosas.

Los ojos verdes se abrieron al encontrarse con ojos rojos, aunque no eran los ojos de Voldemort.

—Buenas noches pequeño mago, es bueno verte de nuevo. En especial considerando que nuestras dos últimas reuniones han sido interrumpidas.

—Es una pena que no pueda decir lo mismo de usted, lord Sanguini.

Riendo el vampiro lo hizo girar.

—Ardiente, eso me gusta mucho. ¿Estás seguro que no hay nada que pueda hacer para convencerte de que olvides la guerra y huyas conmigo?

La inesperada oferta del vampiro hizo que Harry parpadeara varias veces antes de comprender las palabras.

—Oí que algunos vampiros pierden la cabeza después de su transformación, pero eres el primero al que conozco que le ha pasado.

—¿Y cuántos vampiros ha tenido el honor de conocer, Sr. James?

—¿Contándote a ti? Dos. Y al primero lo maté porque me trató a mí y a alguien a quien aprecio mucho, muy mal.

Pese a sus intenciones sobre la advertencia no pareció que lord Sanguini tuviera el más mínimo miedo por lo que le había dicho. Harry no pudo evitar molestarse.

—No hay razón para que hagas un mohín, pequeñín. Estoy impresionado. No todos tienen el poder para acabar con uno de los míos.

—En realidad no se necesita mucho.

El vampiro tiró su cabeza hacia atrás riendo con fuerza y llamando la atención de todos a su alrededor.

—Puedo decir que tú y tu querido amante harán mi vida muy interesante de ahora en adelante.

Antes que Harry pudiera preguntarle al vampiro qué quería decir, Voldemort de alguna manera apareció tras lord Sanguini.

—Diría que Evan ha bailado suficiente por esta noche.

Para sorpresa de Harry, Sanguini le hizo una pequeña reverencia a Voldemort aunque dudaba que el vampiro lo hubiera hecho por respeto.

—Por supuesto, que tengan una noche agradable, no hagan nada que yo no haría.

Parpadeando lentamente Harry dejó que Voldemort tomara su mano mientras miraban al lugar donde Sanguini había estado hace un momento.

—¿Es siempre así?

—Mayormente sí, si no fuera porque es un vampiro le aconsejaría que se alejara del café y el azúcar. Para estar seguro le pedí a los elfos domésticos que se aseguraran de que no se acercara a nada de eso. No me sorprendería que lord Sanguini fuera el único vampiro que come ese tipo de cosas.

Juntos salieron por una par de puertas de vidrio que guiaban a un gran balcón de mármol. Ya estaba oscuro pero las estrellas y los fuegos mágicos proveían suficiente luz. Por entre la oscuridad podía oír los sonidos de los pavos albinos que vivían en los jardines de la mansión.

De alguna manera caminar con Voldemort se sentía correcto para Harry aunque habría sido mucho mejor sin toda esa gente observándolos. Por decirlo suavemente, le inquietaba. Al ver cómo estaban vestidos los demás invitados Harry estuvo agradecido de que Draco lo hubiera obligado a ir de compras aunque era algo que jamás le diría al rubio. No sólo Voldemort se habría avergonzado de haber sido visto con él sino que Harry suponía que la gente lo habría observado aun más de lo que ya lo estaba haciendo.

Caminaron hasta alcanzar el lugar más alejado del balcón donde las sombras les permitirían tener un poco de privacidad de las miradas curiosas.

—Me sorprende que no haya Aurores parados en la puerta exigiendo la entrada— dijo Harry cuando el silencio entre ellos había durado demasiado, y se sorprendió cuando Voldemort bufó.

—Evan, esta fiesta es para Tom Ryddle. Hay gente aquí que no sabe que soy lord Voldemort, y crearía pánico masivo si supieran que están celebrando el cumpleaños de lord Voldemort.

Harry asintió mientras se apoyaba contra la baranda para poder mantener un ojo en la gente que pasaba por la puerta.

—Eso explica el color de ojos.

—La gente sabe que Voldemort tiene ojos rojos. Haría volar mi coartada si alguien los viera. Severus preparó una poción para mí que me devolvió mi color de ojos natural por veinticuatro horas. ¿Qué más crees que estaba preparando para mí?

Encogiéndose de hombros Harry giró la cabeza y miró a Voldemort.

—Eso explica los ojos azules, me había preguntado sobre eso. Y para ser honesto últimamente he estado muy ocupado para notar lo que hace o no Snape.

De uno de los bolsillos de su túnica Harry sacó un pequeño pergamino y se lo entregó a Voldemort. Mirándolo brevemente Voldemort aceptó el sobre y lo abrió. Mientras leía la carta Harry observó el rostro del hombre por algún tipo de reacción. Cambio su peso de un pie al otro y se lamió los labios mientras esperaba.

—¿Y cómo conseguiste que los centauros accedieran a esta alianza?

Harry hizo una mueca por el tono de Voldemort, sabiendo que no le iba a gustar lo que oiría.

—Sólo para que sepas Draco estuvo conmigo todo el tiempo y nada muy serio o de peligro de muerte sucedió.

—La forma en que dijiste eso me hace temer lo que me dirás después.

Harry tragó en seco antes de lanzarse a contar la historia de cómo él y Draco habían pasado las pruebas y luego habían sido aceptados por los centauros.

—Y así es como conseguimos que le dieran una oportunidad a nuestro lado de la historia.

Durante toda la narración Voldemort se había quedado en silencio mientras observaba a Harry intensamente, haciendo que el otro mago se removiera nervioso. Ahora que ninguno de los dos estaba hablando Harry se volvió consiente del silencio a su alrededor. Parecía que hasta los pavos habían dejado de meter ruido y por lo que Harry sabía la fiesta podía haber terminado mientras estaba hablando.

—Continua sorprendiéndome, una y otra vez, cómo logras meterte en las más extrañas y peligrosas situaciones. Incluso cómo logras salir de esos problemas cada vez con solamente un par de rasguños.

Harry quería corregir al hombre pero sabiamente mantuvo la boca cerrada.

—¿Cómo es que no estás enojado conmigo?

Harry había esperado que se enfureciera o algo así pero la falta de reacción lo confundió.

La mano de Voldemort se cerró sobre su brazo superior y Harry se encontró presionado contra el cuerpo del señor oscuro. Incluso con las capas de ropa entre ambos Harry podía sentir el calor del cuerpo del hombre y su corazón comenzó a latir más rápido ante la cercanía entre ellos. La mano de Voldemort se dirigió a su espalda.

—Dejaremos esta fiesta e iremos a mi mansión.

El cuerpo de Harry se tensó y aseguró sus pies en el suelo para que Voldemort no lo moviera.

—No estoy seguro sobre eso.

—¿Y por qué no?

En ese momento Harry captó un destello de su Tom. El Slytherin que no aceptaba un no como respuesta. En vez de comenzar una discusión Harry apoyó su cabeza contra el hombro de Voldemort.

—Esta fiesta es en tu honor. ¿No crees que la gente notaria si desapareces de repente?

—Creo que se encontrarán demasiado ocupados con otras cosas para pensar mucho sobre nuestra ausencia.

Junto con las palabras de Voldemort un humo colorido salió de puertas y ventanas. Harry miró de Voldemort al grueso humo que cambiaba de color. Desde adentro podía oír los gritos asustados de la gente. Sus pies comenzaron a guiarlo hacia una de las puertas y Harry sintió que su magia zumbaba bajo su piel, lista para ser usada. Una mano en su hombro lo detuvo de entrar y Harry giró su cabeza para mirar a Voldemort que lo observaba con una ceja levantada.

—Los gemelos saben lo que están haciendo, el humo no es dañino y para cuando haya desaparecido nosotros ya nos habremos marchado, vamos.

Mientras Voldemort lo jalaba tras él, Harry echó una ojeada hacia atrás para asegurarse que todo estaba bien antes de volver su atención al hombre que caminaba frente a él.

Cuando estuvieron lo suficientemente lejos Harry levantó las protecciones lo suficiente como para pasar por ellas. Dejó que Voldemort lo presionara contra su cuerpo, agradecido por la cercanía mientras se Aparecían y dejó las protecciones volver a su lugar sin que nadie se diera cuenta.

Llegaron a su nueva ubicación y fue sólo la mano de Voldemort en su espalda baja lo que impidió que Harry cayera de trasero al piso. Harry dio un paso atrás del cálido cuerpo y miró alrededor. Sólo le tomó un momento darse cuenta de que estaban en el dormitorio de Voldemort. Pequeñas antorchas estaban encendidas y lanzaban una suave luz sobre el lugar sin humear. Echando una segunda ojeada Harry se dio cuenta que algo faltaba en la habitación.

—Tú planeaste esto.

—¿Qué te dio esa idea?

Voldemort caminó hacia adelante y su cuerpo quedó presionado contra la espalda de Harry haciendo que Harry pudiera sentir la excitación del hombre como si no hubiera ropas entre ellos.

—Eres un Slytherin, raramente haces algo sin un plan. Y Nagini estaría aquí a menos que le hubieras dicho que estuviera en otro lugar.

—Cierto, y todavía así me encuentro haciendo cosas que sólo un Gryffindor haría cuando estoy contigo.

La respiración de Harry se aceleró cuando los largos dedos de Voldemort recorrieron su cuerpo, desabrochando los botones a su paso.

—Es bueno saber que ambos tenemos un poco de nuestras casas adentro.

—Pero tú actúas como Gryffindor la mayor parte del tiempo. Toma ahora como ejemplo. En la Mansión Malfoy podrías haber tenido la oportunidad de marcharte. Pero aquí yo tengo el control de las protecciones y todo lo demás.

Se sacó la túnica exterior y la dejó caer al piso sin pensarlo dos veces. A Draco le habría dado un ataque si supiera cómo estaba tratando las costosísimas ropas.

—Quizás deberías tomarlo como una señal de confianza. Yo confío en ti lo suficiente como para que me dejes ir mañana.

—¿Y qué pasaría si no estoy inclinado a hacer eso?

Un escalofrió recorrió su cuerpo cuando la lengua de Voldemort lamió su cuello y su clavícula.

—Entonces verás lo aterradora que puede ser Hermione.

—Sólo tú te enfrentarías a magos asesinos en numerosas ocasiones pero le tendrías miedo a una bruja nacida muggle de tu misma edad.

—Tú nunca has visto a Hermione cerca de la fecha de los exámenes finales. Incluso los Slytherin saben que no deben meterse con ella en esa fechas, a menos que sean suicidas claro está.

—¿Qué tal si dejamos la charla por ahora?

Harry asintió, se quitó su última pieza de ropa y se giró para mirar a Voldemort.

—¿Soy el único que cree que tienes demasiada ropa puesta aún?

—Entonces te sugiero que hagas algo al respecto mi querido hacedor de protecciones.

El joven mago metió su mano bajo la túnica de Voldemort para tocar su piel mientras dejaba que su magia abriera los botones uno a uno. Ninguno de los dos habló mientras Harry se concentraba completamente en su tarea. Cuando sus dedos se deslizaron por la piel de Voldemort sintió que el hombre se estremecía bajo su ligera caricia.

Abriendo los pantalones de Voldemort, Harry levantó una ceja.

—En serio, ¿sin ropa interior?—. Se sintió como Snape al arrastrar las palabras de esa manera, quizás era señal de que estaba pasando demasiado tiempo con el maestro de pociones. Considerando las opciones que había tenido los últimos días Harry supuso que pudo haber sido algo peor.

—Tenía la sensación de que tendría suerte esta noche.

Molestándose un poco por lo seguro de sí mismo que sonaba Voldemort, Harry se arrodilló frente al mago y le dio al miembro de Voldemort una suave lamida. Con interés observo cómo se removió con la acción antes de mirar a Voldemort. El hombre lo estaba mirando con ojos entrecerrados que parecían brillar con algo que no podía describir. Animado por la mirada que Voldemort le había dado Harry dejó que su boca se cerrara alrededor del miembro de Voldemort.

Tortuosamente lento Harry comenzó a moverse, de vez en cuando murmuraba algo, haciendo que Voldemort gruñera. Sonriendo alrededor de miembro de Voldemort, Harry lo soltó y luego metió su lengua en la hendidura antes de meterlo en su boca una vez más.

Intentando continuar al mismo paso de antes Harry se sorprendió cuando Voldemort pasó una mano por su cabello y luego agarró un puñado de pelo. Sosteniéndolo firme el señor oscuro lo obligó a moverse mucho más rápido. Harry puso sus manos en los muslos de Voldemort para evitar que el hombre lo hiciera tragar tan profundo, no estaba dispuesto a llegar tan lejos.

Sorprendido Harry encontró que Voldemort escuchó la orden silenciosa que le estaba dando y bajo a un paso mucho más confortable que permitió que Harry pudiera relajar su garganta para poder tragar más de Voldemort dándole al mismo tiempo a Voldemort el placer que el hombre buscaba.

El agarre de Voldemort aumentó cuando se vació completamente en la boca de Harry. Habiendo estado preparado por las señales de advertencia Harry tragó el semen de Voldemort, sintiendo que su propio miembro demandaba que le prestara atención.

La mano de Harry iba en camino a encargarse del problema cuando la voz de Voldemort lo hizo detenerse.

—La única forma en que te correrás esta noche es por mi mano y sólo por mi mano. No permitiré que te satisfagas de otra manera.

Con la boca abierta Harry miró al hombre al que acababa de chupársela.

—No puedes hablar en serio.

Voldemort lo ayudo a ponerse de pie y lo sostuvo en posición con una mano en su barbilla.

—Hablo en serio. Ya que dejaste claro que te irás mañana debo asegurarme de que vuelvas a mí. Y parece que eres muy desordenado al comer.

Voldemort uso su pulgar para remover algo de su semen del costado de la boca de Harry mientras el Gryffindor lo observaba con ojos bien abiertos.

—¿Qué sucede, Evan, el gato te comió la lengua?

El tono sacó a Harry del trance en el que había estado mientras Voldemort se lamía el semen de su pulgar.

Una gran sonrisa cubrió su rostro, haciendo que Harry luciera aun más Gryffindor de lo que en realidad era.

—Muéstrame.

Las palabras aún no habían terminado de dejar sus labios cuando Harry se encontró levantado en el aire y llevado a la gran cama. Harry rebotó una vez antes de ser clavado a la cama con Voldemort sobre él.

El Gryffindor esperó para ver lo que sucedería ahora. Por lo que Voldemort había dicho suponía que debía esperar algo especial esta noche, pero eso era algo que sólo el tiempo mostraría.

Los ojos de Harry se abrieron cuando con magia sin varita Voldemort convocó una pequeña cosa y la colocó alrededor del duro miembro de Harry.

—Esto asegurara que no te corras hasta que yo quiera.

El entendimiento iluminó a Harry; Voldemort se había atrevido a ponerle un anillo en el pene.

Cuando separó sus labios para protestar Voldemort metió su lengua dentro de su boca, efectivamente impidiendo que dijera algo más. Harry cerró los ojos cediendo ante la sensación. Murmurando un conocido hechizo Harry se sintió vacio de repente.

Mientras Voldemort lo besaba hasta morir robándole el aliento, Harry sintió un dedo húmedo rozado su abertura. Voldemort interrumpió el beso y metió su dedo adentro. Harry jadeó por aire y apretó sus ojos con fuerza por el dolor que sintió. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido sexo y sabía con seguridad que estaría adolorido mañana.

—Relájate.

Sin notar que se había puesto tenso Harry forzó su cuerpo a que se relajara. Sabía que no tenía nada que temer. Hasta ahora Voldemort nunca lo había lastimado mientras tenían sexo, al menos jumas a propósito y Harry dudaba mucho que fuera a hacerlo ahora.

Pronto Voldemort comenzó a mover el dedo adentro y afuera. Lo preparó con cuidado, en la misma manera tortuosa que Harry había usado en el hombre. Para hacerlo peor Voldemort rozaba su próstata cada quinta vez o algo así y luego la ignoraba completamente.

Harry fulminó al señor oscuro con la mirada cuando removió su dedo y se sentó.

—Quédate en la cama, en realidad, si mueves un solo músculo no dejare que te corras esta noche.

Con la boca abierta Harry sólo pudo observar mientras Voldemort se levantaba y desaparecía hacia el baño. El tono que había usado le dijo a Harry lo serio que había estado el hombre.

Como le había ordenado yació inmóvil mientras esperaba que Voldemort regresara. Podía sentir al hombre moviéndose en la otra habitación. Le hizo preguntarse qué estaba haciendo. La última vez que Harry había estado en el baño no había habido nada que no debiera estar allí. Pero eso no significaba que Voldemort no hubiera puesto algo desde que Harry había estado allí por última vez.

Cuando el señor oscuro salió del baño Harry levantó la cabeza para mirar y sus ojos se abrieron.

—¿Qué es eso?

Los ojos de Harry no se movieron la larga cosa de metal mientras Voldemort se acercaba a la cama.

—Sólo una cosita que aprendí en una de mis visitas al mundo muggle. Debo admitir que tienen cosas muy interesantes.

Para nada tranquilo con la elección de palabras de Voldemort, Harry intentó moverse de la cama. Pero de repente era como si hubiera perdido todo control sobre su cuerpo.

—¿Que me hiciste?

Voldemort se sentó en la cama al lado del inmóvil cuerpo de Harry.

—Dudaba que me dejaras hacer esto si tenían opción. Por eso convencí a un elfo doméstico de que te echara algo en tu copa.

Harry observó horrorizado a Voldemort.

—Cierra la boca, Evan y confía en mí, aunque puede ser un poco doloroso al principio, te aseguro que lo disfrutaras. Prueba y si aun así no te gusta, entonces me detendré.

Harry intentó moverse pero su cuerpo todavía se rehusaba a obedecerlo.

—No estoy seguro de querer intentar eso.

Pero Voldemort sólo sonrió.

—Estas exagerando. He experimentado yo mismo, después de acerarme a alguien muy experimentado en el asunto. Parece que el trío juega a cosas muy interesantes en su dormitorio.

Harry se quedó mirando a la barra de metal larga y delgada que Voldemort sostenía en su mano e intento alejarse, nervioso. La había visto en una revista mientras limpiaba la habitación de Dudley y tenía una buena idea de para que iba a ser utilizado, no que eso ayudara a calmarlo. No era ancho pero se estremeció al imaginarlo metido allí.

—No estoy seguro... no creo que yo sea del tipo para esas cosas.

Voldemort negó con la cabeza.

—Estará bien, te aseguro que lo disfrutaras.

—Está bien— cedió Harry al fin.

—Solo acomódate en las almohadas y déjame hacer el trabajo.

Harry fulminó con la mirada al otro mago.

—¿Debo recordarte que estoy incapacitado de moverme?

En vez de esperar una respuesta Harry sólo cerró sus ojos y esperó. De verdad no quería ver esto.

Los ojos de Harry se abrieron de golpe cuando algo frio y húmedo se deslizó en su rojo y sensitivo miembro.

—¿Que fue eso?

—Solo algo de lubricación, ahora relájate.

Harry tragó en seco, sintiendo que la sangre se le iba a la cara por la excitación. Con los ojos entreabiertos observó cómo Voldemort le introdujo más lubricante. La sensación habría hecho que su cuerpo se retorciera de no ser porque estaba inmóvil.

Jadeando Harry observó mientras Voldemort se aseguraba de que estaba completamente preparado. Pese al hechizo sobre él Harry pudo jurar que su cuerpo se tensó cuando Voldemort levantó la liza barra de metal hacia su miembro.

—¿Estás seguro que no va a doler? No se ve como si se supusiera debe estar ahí.

Voldemort le envío una mirada sin diversión.

—Debería ponerte una mordaza. Mientras este insertada adecuadamente la sonda de metal no debe doler. Además ha sido encantada para que calce a tu cuerpo. Ahora, quédate tranquilo.

Harry no se atrevió a hablar más cuando Voldemort volvió su atención a lo que estaba haciendo. Moviendo la sonda a la punta de la erección de Harry presionó hacia adentro.

Harry jadeó y fue incapaz de moverse de la incómoda sensación de ardor y rasguño. Era peor que ser cogido después de tanto tiempo. Con ojos llenos de lágrimas vio cómo Voldemort la empujó hasta que no pudo ir más lejos. Luego el señor oscuro lentamente empezó a follar su miembro con la vara de metal.

Harry se lamió los labios por la intensa expresión de concentración que Voldemort tenía en el rostro. El hombre estaba completamente enfocado en su tarea mientras movía la vara arriba y abajo una y otra vez. Harry gimió. Quería correrse pero esa maldita sonda y el anillo alrededor de su pene le impedían hacerlo.

Dejó escapar un grito de placer cuando la vara se metió aun más adentro y pareció alcanzar algo que le recordó a Harry mucho a su próstata.

Como si sintiera su orgasmo Voldemort retiró la sonda. Sucedió tan rápido que Harry se sorprendió de no sentir ningún dolor. Un fuerte gemido dejó sus labios cuando el anillo desapareció y Harry por fin pudo correrse. Un grito siguió al gemido y Harry recordó respirar cuando empezó a ver puntos negros.

)00(

—¿Ves? Te dije que el Señor Oscuro jamás lastimaría a Harry— dijo Draco mientras se alejaban de la puerta que daba al dormitorio del señor oscuro. Su rostro y el de Granger estaban rojos y Draco estuvo agradecido de que no hubiera nadie que pudiera verlos. Un Malfoy no se sonrojaba y no escuchaba tras las puertas, no a menos que pudieran conseguir algo. Esta vez lo había hecho para que la chica comprendiera que Harry y el señor oscuro debían estar juntos.

Granger no lucía completamente convencida pero igual asintió.

—Parece que tienes razón. Y quizá Quien Tu Sabes pueda impedir que Harry corra de cabeza hacia el peligro.

Compartieron una mirada antes de negar con la cabeza.

—Un milagro sucedería antes que eso pasara— dijo Draco mientras avanzaban por el pasillo.

Habían usado el flú para entrar a la mansión del señor oscuro. Parecía que lord Voldemort había estado distraído porque ninguna de las protecciones habituales había estado funcionando alrededor del dormitorio del mago así que nada impidió que pudieran escuchar lo que sucedía al otro lado de la puerta. Había sido interesante si uno pudiera ponerlo de esa forma.

Ambos se miraron antes de compartir una sonrisa.

—Puede ser cierto, Harry tiene un talento inusual de meterse en cosas que no tienen nada que ver con él.

—Eso es muy cierto.

Los dos se miraron horrorizados cuando se dieron cuenta que habían tenido una conversación normal e incluso habían logrado bromear.

—Escucha Granger, no le contare a nadie sobre esto si tu no lo haces.

La chica nacida muggle asintió y le tendió la mano.

—Draco, tienes un trato.

El rubio heredero Malfoy observó la mano, sabiendo lo que ella quería pero aun así horrorizado por la idea de tener que tocar a una nacida muggle. De todas formas tomó la mano y la estrechó.

—El nombre es Malfoy.

—Puedes pensarlo así, pero yo llamo a mis amigos por su nombre de pila.

Mientras Draco intentaba comprender lo que ella había querido decir la chica Granger ya iba avanzando por el pasillo, indiferente de en que mansión estaban. Finalmente su cerebro procesó lo que la chica había dicho y Draco se apresuró por el pasillo tras ella.

—Espera a que te atrape, Granger. No somos amigos.

—Tendrás que atraparme primero, Draco.

Ninguno de los dos noto a la gran serpiente que los había estado observando

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Los ojos de Harry se estaban cerrando cuando sintió a Voldemort acostarse a su lado. El hombre pasó un brazo por su cintura y lo movió hasta quedar presionado contra un firme pecho. Con un suspiro Harry cerró sus ojos y se acurrucó. Se relajó y apoyó su cabeza contra el pecho de Voldemort, adormilado.

—La próxima vez yo voy a tomar la iniciativa.

—Si tú lo dices.

Harry no estaba seguro de si era porque estaba medio dormido pero Voldemort sonaba muy divertido. No que importara. Ahora tenía más interés que en dormir.

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