Capítulo 23


Capítulo 23

Desde que había sido convertido se encontró observando a los mortales, muggles y mágicos de la misma manera. Aunque los magos y brujas tendían a vivir más que sus contrapartes no mágicas aún no era nada comparada con la vida de un vampiro. Pero sin importar cuánto tiempo pasara, le parecía que los humanos nunca cambiaban. No aprendían de sus errores pasados sin importar las consecuencias que salieran de ellos. Iban a guerras y mataban a otros antes de terminar muertos. Odiaban, amaban, lloraban y creían ser diferentes y mejores que los demás.

Pero Sanguini sabía que no era así. Durante su larga vida había observado a la raza humana. Como el resto de los de su especie sólo interactuaba con humanos cuando cazaba o cuando alguien atrapaba su interés. De vez en cuando había alguien lo suficientemente diferente para llamar su atención y Sanguini seguía a esa persona, mayormente desde lejos pero a veces se acercaba para observar su breve vida. Así como un ángel guardián, como había sido llamado alguna vez. Debido a su apariencia inalterable era imposible para él jugar un rol importante en la vida de esa persona a menos que perteneciera al mundo mágico. Al menos eso lo mantenía ocupado durante un puñado de años.

Había asistido a la tardía fiesta de Navidad de Horace Slughorn porque no había tenido nada que hacer en ese entonces. Aunque no le interesaba el humano que había encontrado, el señor Slughorn parecía tener un talento para encontrar seres del tipo interesante, cosa que lo alejaría de su aburrida existencia al menos por un tiempo.

Desafortunadamente éste no había sido el caso. Si estos eran los interesantes y poderosos jóvenes de la raza humana de Hogwarts las cosas lucían oscuras para el futuro. No había considerado a nadie digno de su tiempo y Sanguini se había marchado más pronto de lo normal. Conociendo a su anfitrión como lo hacía, sabía que Slughorn no notaría que había dejado la pequeña fiesta antes. En estos momentos el pocionista estaría construyendo o reforzando sus conexiones con los llamados "niños del futuro".

En su camino a la salida del castillo, Sanguini había comenzado a sentir que el hambre le embargaba. Sabía que no podía atacar a uno de los estudiantes o a alguien del personal; ese era un error que sólo un vampiro recién convertido cometería, no alguien que había vivido tanto tiempo como él. Por suerte había un pueblo cerca del castillo y para hacerlo aún mejor era un pueblo mágico. Sanguini encontraba que disfrutaba más la sangre de un mago o una bruja que la de un muggle. La caza normalmente dejaba una emoción en su cuerpo y la sangre mezclada con magia por lo general sabía mejor que aquella no tocada por la magia.

No había pensando que aquél que había escogido como su presa resultaría ser quien atrapara su atención. Evan James era la razón por la que se encontraba dirigiéndose hacia la Mansión de Lord Voldemort pese a lo tarde de la hora, sabiendo que la gente probablemente estaría durmiendo. Quería respuestas, y la experiencia le había enseñado que la mejor manera de conseguirlas era yendo tras quién las tenía.

Las protecciones lo dejaron entrar sin vacilación y Sanguini supo de inmediato que Lord Voldemort estaba consciente de su presencia. Acelerando se movió más rápido que cualquier mortal podía ser capaz de hacerlo. En poco tiempo se encontró frente a las impresionantes puertas delanteras. Las puertas se abrieron en silencio permitiéndole la entrada, ésta vez usando una velocidad humano para no chocar con nadie que pudiera estar adentro. No tenía deseos de ser atacado sólo porque alguien se sorprendió. Al menos se había alimentado antes de llegar, así que no tendría la necesidad de dejar a alguien sin una gota de sangre.

Se detuvo frente a un elfo doméstico que estaba de pie esperándolo nervioso. La miserable creatura se estaba jalando las orejas mientras miraba a cualquier parte menos a él.

-El amo Lord Voldemort está esperando al amo vampiro señor en la sala de reuniones, amo vampiro señor.

-Muy bien, infórmale a tu amo que estaré allí en unos segundos.

El elfo doméstico desapareció apenas terminó la oración.

Sanguini le dio tiempo al elfo para que le informara a su ama de su llegada antes de apresurarse a la sala de reuniones. Habiendo estado antes en la mansión aún recordaba cómo lucía su interior. Siempre se podía confiar en que los magos nunca cambiaban nada. Encontró las puertas abiertas para él y se detuvo al llegar al medio de la habitación. Sanguini escuchó las puertas cerrarse tras él pero la ignoró a favor de observar a la única persona en el lugar.

Como muchos otros, Sanguini había escuchado los rumores sobre la resurrección de Lord Voldemort. El hombre había sido más serpiente que hombre, una persona cruel con la que los vampiros jamás habrían considerado unir sus fuerzas. Aunque fueran vampiros y nada más que bestias frente a los ojos de la sociedad, aún había cosas con las que no estaban de acuerdo. Pero la persona frente a él no era nada de eso. En su lugar, Sanguini se enfrentaba a un mago en la flor de la juventud. Un hombre hermoso que parecía brillar con poder. Fue éste cambio repentino que lo había intrigado a él y a los demás y los había hecho decidirse unirse a una guerra en la que ahora habían sido neutrales. Si Lord Voldemort ganaba esta guerra, Sanguini tenía la sensación de que muchas cosas cambiarían. Sólo tenía que esperar y ver si el cambio sería positivo o negativo.

-Lord Sanguini, no esperaba verlo tan pronto después de terminar nuestras negociaciones.

Con una inclinación de cabeza, Sanguini notó los pequeños cambios del hombre desde la última vez que lo había visto. Miró la rabia y la preocupación que habían estado allí cuando Lord Voldemort había vuelto del breve receso al que habían accedido durante sus negociaciones. Hasta ahora no había tenido éxito en averiguar qué había causado que el hombre tuviera esas emociones.

-Lord Voldemort, es un placer verlo. Espero que haya estado bien desde la última vez que nos vimos- saludó Sanguini sin responder la pregunta del impaciente hombre. El vivir por siglos le había enseñado paciencia.

-Y es bueno verlo a usted. Pero déjeme preguntarle, lord Sanguini, ¿qué razón tiene para buscarme a esta hora de la noche?- habló lento el señor Oscuro, formando cada palabra con cuidado. Y si Sanguini no lo conociera habría pensado que el hombre le estaba hablando como si estuviera conversando con un niño. Suponía que era un esfuerzo para mantener su propia impaciencia bajo control. Asintiendo para sí mismo, Sanguini decidió probar los límites de Lord Voldemort en otra ocasión.

-Asistí a la fiesta de Navidad de Slughorn éste años. Él ha sido reinstalado como profesor de pociones en Hogwarts, creo que usted también asistió a algunas en su tiempo. Al sentirme aburrido me marché antes de lo normal, además tenía hambre y decidí comer un pequeño bocadillo antes de decidirme a dejar el área. Me encontré con una persona bastante interesante cuando estuve allí- miró con atención al señor oscuro y Sanguini supo que tenía su atención. El lord estaba adelantado en su silla, los ojos rojos observándolo intensamente-. Tenía planeado beber su sangre, pero entonces él me preguntó cómo habían resultado las negociaciones entre nuestras fuerzas.

Al igual que había sucedido con Sanguini, al escuchar esto los ojos del señor oscuro se entrecerraron.

-¿Y cómo podría alguien saber de esto? Sólo yo y mis mortífagos más cercanos sabemos sobre ello. Y ninguno sería tan estúpido como para hablarlo en un lugar donde cualquiera podría escucharlo.

Sanguini bufó y levantó la barbilla mirando al hombre directo a los ojos.

-Y ningún vampiro haría algo como esto tampoco, pero podemos discutir eso después. En realidad éste dijo que lo conocía a usted bastante bien, si es que creo lo que dijo.

-¿Y quién era esa persona?

La voz de Lord Voldemort era fría, pero el hombre no pudo mantener el interés alejado de su tono.

-Creo que se hacía llamar Evan James, un nombre bastante muggle.

Apenas las palabras dejaron su boca, Sanguini se encontró incapaz de moverse. Sentía como si alguien hubiese tomado el control de su cuerpo y decidió que no era una sensación que le gustara.

Los ojos del vampiro se abrieron. Se necesitaba de mucha magia para mantener a alguien de su especie y tan viejo como él inmóvil. Y aún más para impedir que se moviera completamente, había hecho bien al decidir unir fuerzas con Lord Voldemort.

El señor oscuro se levantó lentamente de su silla trono y caminó hasta él como un depredador camina hasta su presa antes del golpe final. Esa imagen envió un escalofrío por su espalda. Había pasado mucho tiempo desde que había sentido algo así, y al parecer Evan James no era el único que podía mantener su interés cautivado. La túnica azul oscuro flotaba tras el mago dándole un aire de importancia que la mayoría de las personas no lograba conseguir. Lord Voldemort se detuvo a unas pulgadas de Sanguini. Incluso sin sus sentidos de vampiro habría sido capaz de ver cada detalle del rostro del mago porque estaban muy cerca.

Eran de la misma estatura, así que estaban frente a frente. Aunque hubiera sido capaz de moverse, Sanguini no estaba seguro de haberse atrevido a hacerlo.

-¿Le hiciste algo?

Las palabras casi salieron en Pársel y Sanguini pudo sentir la magia del hombre envolverlos a ambos. De repente comprendió por qué tanta gente le temía al señor oscuro. Era un enemigo increíble y cuando estaba enojado parecía que el fiero control que el hombre tenía sobre su magia comenzaba a perderse un poco. Hacía mucho tiempo que no sentía tal cantidad de magia. Aunque al pensar bien en eso se dio cuenta de no era cierto. Evan James le había dado una sensación similar. Sanguini se preguntó qué serían capaces de lograr los dos magos si decidieran trabajar juntos.

Sanguini sintió que los músculos de si quijada se relajaban, así que ahora podía mover su boca y lengua; el resto de su cuerpo permaneció inmóvil.

-Estaba bien cuando lo dejé. Ebrio, pero bien. Lo seguí para asegurarme de que llegara a su destino a salvo. Desapareció de repente de mi vista, así que creo que atravesó algún tipo de protección, aunque no intenté seguirlo después por obvias razones.

-¿Había otros con él?

Sanguini habría negado con la cabeza de poder hacerlo, así que se encontró respondiendo de manera verbal.

-No, cuando cazo me aseguro que mi posible cena esté sola. No sería bueno que me atacaran por la espalda mientras me alimento.

-¿Dijo algo más aparte de mencionar que me conocía?

Para Sanguini sonaba como si en realidad Voldemort estuviera genuinamente preocupado por ese Evan James; se preguntó si el chico era algo más que un aliado. El vampiro dudaba que Voldemort reaccionara de esta manera al oír sobre sus otros aliados.

-Sí, me pidió que no lo trajera hasta aquí porque habían tenido una discusión y aún no lo había perdonado. Le prometí que lo dejaría ir esta vez.

Sanguini no dijo nada sobre el breve beso que le había robado al mago de ojos verdes. Una extraña sensación en la boca del estómago le dijo que lord Voldemort no reaccionaría bien ante esa noticia. Y no podía arriesgar el tratado entre su gente y el lado oscuro porque había sido un poco curioso.

-Infórmale a tu gente que nadie debe ponerle ni un solo dedo encima a Evan, él es mío y cualquiera que piense lastimarlo tendrá que atenerse a las consecuencias. Y si te encuentras de nuevo con él, debes ayudarlo en lo que necesite mientras te aseguras que no tenga oportunidad de hacer algo estúpido. Pese a lo mucho que odio admitirlo, Evan tiene la tendencia de querer ayudar a las personas y al mismo tiempo meterse en problemas.

El vampiro inclinó la cabeza brevemente, ignorando por esta vez que estaba recibiendo órdenes, como si no fuera nada más que un vil sirviente. Lo aceptaría esta vez porque estaba más interesado en descubrir cuál era la relación entre los dos magos.

Al parecer no tendría que preocuparse de aburrirse en un buen tiempo.

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Harry sólo tenía un deseo cuando despertó la mañana siguiente. Quería morir. Si alguien lo matara con gusto le entregaría sus bóvedas a esa persona. El dolor de cabeza era horrible y estaba seguro de que la mayor parte del dolor provenía de la enceguecedora luz que llenaba la habitación. Agradecido por pequeñas bendiciones, disfrutó que al menos había silencio. Por la manera en que se sentía en estos momentos estaba seguro de que explotaría al menor ruido.

-Jamás volveré a beber de esa manera.

-¿Qué te hizo consumir tanto alcohol, Potter?

Los ojos de Harry se abrieron de golpe y se dio cuenta de inmediato del gran error que cometió cuando su abusado cerebro fue bombardeado por la luz del lugar. Gruñendo rodó de estomago, sólo para descubrir que donde fuera que estaba durmiendo era más pequeño de lo que había pensado. Otro gruñido escapó de sus labios cuando su cuerpo entro en contacto con el suelo frío. Como si nada hubiera pasado Harry volvió a rodar sobre su estomago, con la intención de seguir su plan de volver a dormir hasta que la nausea hubiera pasado.

-Sr. Potter, le recomiendo que se levante ahora, de lo contrario sufrirá las consecuencias que vea necesarias.

Harry empujó las palabras de Snape hasta el fondo de su mente, ya medio dormido.

Un grito escapó de su garganta cuando sintió que agua fría empapaba su cuerpo. Con ojos bien abiertos Harry se sentó, sintiendo su piel ardiendo por el repentino cambio de temperatura. Girando su cabeza fulminó con la mirada al hombre vestido de negro. Snape levanto una ceja.

-Así que ha decidido unirse al mundo de los vivos.

-¿Cual fue el hechizo que usó en mí?- preguntó Harry mientras se sobaba los brazos. Sentía su cuerpo helado y extrañamente entumecido pero no congelado.

-Un hechizo de agua fría. Se usa normalmente en los ebrios para ponerlos sobrios. El efecto dura un par de horas y no tiene efectos secundarios. Al menos eso es lo que he oído. Ya que nunca lo he tratado en mí mismo, me es difícil decirlo con seguridad.

Harry dejó caer la cabeza hacia atrás con un gruñido. Hizo una mueca cuando ésta chocó contra el suelo.

-Usted es malvado, ¿sabía eso?

-Eso no fue lo que me dijiste anoche.

Harry frunció el ceño, intentando recordar lo que había hecho la noche anterior. Recordó haber ido a Hogsmeade donde encontró a Hagrid dentro del Cabeza de Puerco, luego hablaron y bebieron. Cuando regresaba había sido atacado por un vampiro desconocido.

Gruñendo otra vez Harry golpeó su cabeza con el piso varias veces, esperando que la acción lo dejara inconsciente en vez de seguir sufriendo el dolor de cabeza que había regresado con toda fuerza.

-Si no te levantas del piso en este instante y dejas de lastimarte me veré forzado a obligarte a hacer cada poción de primero a séptimo año. Y no tendrás permitido dejar el laboratorio de pociones hasta que las hayas hecho todas a mi entera satisfacción.

Harry volvió a subirse al sofá, sintiendo que se movía con la misma rapidez que el vampiro de anoche. Sabía que el maestro de pociones cumpliría en serio con su amenaza. De vuelta en el sofá Harry miró al hombre, notando lo tieso que estaba sentado el mago. Mirándose a sí mismo Harry se dio cuenta que había ocupado el lugar donde Snape dormía normalmente. Sabiendo que no había una razón lógica para que el hombre entregara su lugar para dormir Harry le dio las gracias al mago. Snape levantó una ceja.

-Contrario a la creencia popular no disfruto torturar a mis estudiantes, Sr. Potter.

Sonrojándose Harry agachó la cabeza, dejando que su largo cabello ocultara su rostro. Snape había salvado su vida en muchas ocasiones y por lo que Harry sabía el hombre nunca le había mentido, así que Harry no tenía razones para estar diciendo una mentira ahora.

-Por supuesto, lo siento profesor.

-Disculpa aceptada, Sr. Potter. Ahora, antes de que los demás aparezcan, explíqueme por qué encontró necesario dejar las protecciones de la casa.

-Quiero jugar un rol activo en esta guerra y estar dentro de la casa no me lo permite. Supuse que la mejor manera de ganar es conseguir más aliados. Voldemort ya puede tener varios, pero hay lugares donde yo puedo ir y él no. Aún como supuesto traidor el nombre Harry Potter tiene poder. Y aunque Evan James fue un mago casi desconocido en su tiempo aún tengo conexión con los goblins debido a él. Puede que no logre conseguir que se unan a nuestro lado, pero quizá logre que permanezcan neutrales en la guerra.

El sonido de la voz furiosa de Draco podía oírse desde afuera. Harry no podía entender lo que el rubio estaba diciendo pero suponía que Luna tenía algo que ver con eso. Quizá la chica estaba manteniendo a los dos otros adolescentes ocupados buscando alguna de sus extrañas criaturas.

-¿Y por qué no le dijiste a nadie a dónde irías?

-Usted dijo que no lo molestaran ni aunque fuera el fin del mundo. Hermione y Draco estaban demasiado ocupados ignorándose para prestar atención cuando les hable. Pero le dije a Luna que saldría. Además, aunque les hubiera dicho, no es como si alguno de ustedes hubiera podido acompañarme. Todos ustedes son demasiado conocidos para caminar en Hogsmeade sin ser notados. Y él no habría confiado en mí si no hubiera estado solo.

-¿Quién?

Lamiéndose los labios Harry se envolvió mejor en la manta, sintiendo frío de repente, aunque su cuerpo todavía se sentía entumecido por el hechizo que Snape había usado en él.

-Me disfracé y fui al Cabeza de Puerco donde encontré a Hagrid. En primer año él me contó que se había encontrado con un extraño allí que le había regalado un huevo de dragón cuando Hagrid le contó sobre Fluffy, el Cerbero que custodiaba la Piedra-. Por la leve mueca de Snape, Harry supuso que el hombre aún recordaba al perro. Después de lo que Fluffy le había hecho a la pierna del profesor, Harry no estaba en realidad sorprendido. -Así que compre unos cuantos tragos para que compartiéramos, conversamos, conseguí la información que necesitaba y me despedí de él.

-¿Y nada más de interés sucedió?

-No- respondió Harry.

-Interesante, en especial considerando que fuiste atacado por un vampiro. Normalmente eso podría considerarse algo de interés.

Harry sintió que la sangre le dejaba el rostro al oír las palabras de Snape. Había esperado que el profesor se hubiera olvidado de eso pero al parecer este no era su día de suerte. Para hacer las cosas peores Snape lo había pillado en la mentira. Snape se adelantó en su silla, poniendo ambos codos sobres su rodillas y apoyando su barbilla con una de sus manos. Mientras Harry se encogía en el sofá, intentando alejarse lo más posible del hombre sin moverse en realidad.

-Eres muy malo en mentir, Sr. Potter. Enredas las palabras, evitas mirar a la gente a los ojos y comienzas a removerte en tu lugar. Ni siquiera necesito mi experiencia como espía para darme cuenta.

La cara del Gryffindor pasó de blanca a roja y cruzó sus brazos bajo la manta. No estaba haciendo un puchero, sólo era que las cosas no estaban saliendo como quería y estaba pensando en lo injusto que era eso.

-Sr. Potter, deje de comportarse como un niño y cuénteme todo lo que sucedió desde que salió del Cabeza de Puerco.

Con un suspiro Harry descruzó sus brazos y miró a Snape a los ojos negros mientras le contaba todo lo sucedido la noche anterior.

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Cuando Potter terminó la historia Severus se tiró hacia atrás en su silla con una mirada pensativa en el rostro. Miró al chico, preguntándose cómo es que Potter aún seguía con vida. El vampiro no tenía razones para creer en las palabras del chico y por ende no había nada que le hubiera impedido beber cada gota de sangre del muchacho. Un pequeño escalofrío recorrió su cuerpo al pensar en eso. ¿Cómo le explicaría al señor Oscuro que su amante había muerto mientras estaba bajo su cuidado? Dudaba que perder a Potter ayudara con la estabilidad metal del hombre.

El pensar en la relación de ambos magos le recordó a Snape la profecía. Sin duda uno tendría que matar al otro para poder sobrevivir. Pero era claro para él que el chico no quería pelear contra el Señor Oscuro, no más de lo que ya había hecho. Y el Señor Oscuro probablemente creía que había otro significado para la profecía. Uno que no significara que uno de los dos tenía que morir.

Mirando de cerca al mocoso Severus se dio cuenta de que Potter no se parecía nada a James Potter. Sin sus anteojos y con el cabello largo el chico no se parecía nada a su padre. Si Severus tenía que comparar a Potter con alguno de sus padres diría que se parecía mucho más a Lily ahora. Los ojos verdes que lo observaban intensamente. La nariz y los labios. Pero el chico además tenía rasgos que eran propiamente suyos. Su cuerpo delgado y pequeño. Ambos padres habían sido bastante altos y no habían sido tan delgados como el chico todavía era. Severus suponía que era debido al trato que el chico había recibido a manos de sus familiares. Voldemort les había contado sobre eso a Narcissa, Lucius y Severus cuando había regresado de visitar a la última familia viva de Potter.

Aunque quizá ya no debía llamarlos así, ya que el Señor Oscuro se había asegurado de que no quedaran rastros de ninguno de los tres muggles.

El muchacho era su propia persona, y no la reencarnación de uno sus padres fallecidos. Severus suponía que sería justo reconocerle esto al chico. No lo llamaría Harry o Potter, sólo le recordaría a ambos lo que el chico había sido antes y Severus se rehusaba a llamar al mocoso James, sólo le recordaría a su atormentador de la infancia, alguien de quien Severus rehusaba pensar si podía evitarlo. Eso lo dejaba con Evan. Severus suponía que era un nombre aceptable y el chico le había dicho anoche que lo había escogido en memoria de su madre fallecida. Quizá Severus podía hacer lo mismo llamando al chico por ese nombre.

Pero si comenzaba a usar ese nombre, Pot...Evan probablemente también comenzaría a llamarlo por su nombre de pila. Severus suponía que era algo que tendría que aceptar. Era mejor que llamar al chico por cualquier otro nombre, aunque resultara en que el muchacho terminara usando el nombre de pila del maestro de pociones.

Dándose cuenta de que había estado callado demasiado tiempo y de que Evan había comenzado a removerse inquieto Severus volvió su atención a la situación actual.

-Supongo que no debo sorprenderme de que tú, entre todas las personas, haya logrado salir con vida. El vampiro probablemente sintió lastima de ti y esa es la única razón por la que sigues con vida. Sin duda el Señor Oscuro no estará complacido de oír que dejaste la seguridad de la casa para ponerte en riesgo si pensarlo dos veces.

-No hay razón para que le digas.

Por el tono desesperado del chico Severus supuso que Evan había llegado a la misma conclusión que él.

-Aunque ni Draco o yo le informemos a Voldemort sobre el incidente de anoche no significa que él no se enterara, si es que ya no lo sabe. Cuando te dije que pensaras antes de que hicieras que alguien te prometiera algo no solo hablaba de Slytherins. El vampiro sólo te prometió no llevarte donde el Señor Oscuro en esta ocasión. Él buscara a Voldemort para confirmar tu historia y así el señor oscuro se enterara de lo sucedido. Y ya que te prometió que no te llevaría una vez, me temo que si vuelven a encontrarse no te saldrás con la tuya dos veces.

Con un gruñido Pot...Evan enterró la cara entre sus manos.

-¡Me va a matar!

Ante las palabras del chico de cabello oscuro Severus bufó.

-Claro que no. El señor oscuro no te matará. Pero una vez que ponga sus manos sobre ti jamás te permitirá alejarte de su lado. Lo más probable es que te encuentres vigilado las veinticuatro horas del día e incapaz de dejar la mansión del señor oscuro, aunque quieras hacerlo.

La única respuesta que recibió Severus fue otro gruñido de parte del chico.

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Las aves volando por el cielo se habrían encontrado con una vista extraña si hubieran mirado el suelo cubierto de nieve. Dos pequeños puntos, uno casi blanco como la nieve mientras el otro una bola negra, avanzaban muy rápido pese a su tamaño. Mirando con más detenimiento uno se daría cuenta que en realidad eran dos animales. Un hurón blanco y un gatito negro de ojos verdes.

Se movían en una línea como si tuvieran un destino en mente. Tras ellos estaba Hogsmeade donde la gente había estado levantada por horas. Frente de los dos animales estaba el Bosque Prohibido donde sólo un puñado de personas se atrevía a entrar, incluso de día. El único que entraba al bosque de manera regular era un medio gigante. Debido a su tamaño y falta de miedo Hagrid casi no tenía problemas con las criaturas del lugar.

Apenas alcanzaron el borde del bosque ambos animales se detuvieron cuando estuvieron seguros de que no había nadie que pudiera verlos. Los dos pequeños animales respiraban pesadamente y estaban casi pegados al suelo, conscientes de que podrían volverse una cena apetitosa para algún animal más grande que ellos.

El hurón blanco se alzó sobre sus patas traseras, olfateando mientras movía su cabeza de un lado a otro. De repente el cuerpo del hurón comenzó a crecer y cambiar y después de unos segundos Draco Malfoy estaba de pie en el lugar donde el pequeño animal había estado. Harry había seguido tan pronto como había visto que el rubio había comenzado su transformación. Ahora los dos adolescentes se encontraban en el lugar de su formas animagas.

-¿Por qué tuve que acompañarte hasta aquí?- preguntó Draco mientras seguía mirando alrededor, al igual como había estado haciendo el hurón.

Harry suspiró y se concentró en sacudirse la nieve de la ropa antes de responder.

-Luna no tiene una forma animaga y alguien tenía que quedarse para asegurase de que no saliera o hiciera algo estúpido. Y si te dejo con Hermione estoy seguro de que no habría tenido una casa a donde regresar. Y ya que Hermione no tiene una forma animaga y aún es una estudiante de Hogwarts, no tiene permitido hacer magia fuera del colegio y por ende Snape tiene que estar allí en caso de que algo suceda. Ya que tú tienes una forma animaga y supuestamente estas siendo educado en tu casa nadie en el Ministerio se sorprendería de que estés haciendo magia mientras no sea una Imperdonable.

Draco lo observó con incredulidad.

-¿Quién eres y qué hiciste con el cabeza rajada con el que fui a la escuela?

Harry comenzó a caminar y le hizo señas a Draco para que lo siguiera. Hubo un sonido de telas y de repente Draco estuvo presionado contra su costado.

-Aun soy yo y he aprendido a pensar las cosas.

-¿Así que el dejar al Señor Oscuro fuiste tú pensando?

Harry ladeó la cabeza para que Draco no pudiera ver su sonrojo.

-Esa vez no cuenta.

-¿Porqué actuaste como un Gryffindor?

Harry ignoró la pregunta medio burlona y continuó caminando con Draco pegado a su lado. El Bosque Prohibido estaba extrañamente silencioso para ser mediodía. Diferentes huellas cubrían el suelo, haciendo que Harry se preguntara cuántas diferentes creaturas vivían en el bosque. De alguna manera dudaba que incluso Hagrid supiera la respuesta.

-¿Qué estamos buscando aquí?

-Si tenemos suerte Firenze nos encontrara- susurró Harry a Draco.

-¿Quién es Firenze y que sucederá si no tenemos suerte?

Los nervios de Draco habían infectado a Harry y sus sentidos estaban al límite.

-Firenze es un centauro, él me salvo después de que me dejaste solo el bosque esa vez que tuvimos detención.

-Por Merlín, Harry, ¿cómo puedes todavía guardarme resentimiento por eso? Estábamos en primer año y esa cosa estaba bebiendo sangre de unicornio.

-Voldemort-. Ante la expresión de confusión de Draco, Harry continuó. -Era Voldemort, bueno técnicamente era Quirrell ya que Voldemort estaba viviendo en la parte trasera de su cabeza.

Mirando con el rabillo del ojo Harry vio que la expresión de Draco seguía ligeramente confundida, pero ahora también había disgusto.

-Estás bromeando.

-No. Fue Quirrell el que intentó robar la Piedra Filosofal en nuestro primer año. ¿Por qué crees que murió?

-Oí rumores pero nadie sabía que era verdad. Dumbledore dijo que el hombre había muerto en un accidente de trabajo pero nadie en Slytherin creyó eso. ¿Cómo murió?

Harry se estremeció ante la pregunta, pero Draco sonaba de verdad interesado así que se encontró respondiendo.

-En ese tiempo Voldemort y yo no podíamos tocarnos sin causarnos daño y extremo dolor físico. El cuerpo de Quirrell se consumió cuando lo toque el tiempo suficiente y Voldemort huyó del lugar. Dumbledore llegó demasiado tarde para hacer algo bueno, pero por lo menos me llevó a la enfermería.

Harry cerró la boca con el ceño ligeramente fruncido. Había sido bastante conveniente que Dumbledore hubiera aparecido cuando lo hizo. Harry había sido forzado a lidiar contra el peligro sin ningún adulto que lo ayudara o lo guiara. Eso le dejó una sensación de amargura. Harry dudaba que Dumbledore no se hubiera dado cuenta de todo lo sucedido en sus años de escuela. Por lo que Harry sabía todo eso podría haber sido una especie de prueba para él de parte del director. No era difícil creer que todas las cosas que le sucedieron pudieron ser planificadas por el director.

Draco le dio un empujón, haciendo que el mago más bajo trastabillara pero no cayera.

-En serio Harry, ¿oíste algo de lo que te dije o estabas en el mundo de los sueños?

Fulminando con la mirada al rubio Harry también lo empujó, mirando con una sonrisa cómo Draco tropezaba y casi perdía su balance.

-Para tu información Draco, estaba pensando. Quizá deberías intentarlo alguna vez.

-Eso es lindo viviendo de ti. Es de conocimiento común que los Gryffindor son incapaces de usar su cerebro, a diferencia de nosotros los Slytherin.

-Y aun así me has dicho en innumerables ocasiones que fui sorteado en la casa equivocada y que me habría ido muy bien en Slytherin.

Al oír al rubio farfullar Harry sonrió y siguió caminando. Un llamado a su nombre y el sonido de pasos apresurados le dijo a Harry que Draco lo seguía. Aunque no quería dejar a Draco atrás no tenía intenciones de atrasar esto. Ya había pasado el mediodía y no quedaban muchas horas antes de que oscureciera. Harry espera poder lograr su tarea antes del anochecer. Ni siquiera él era tan estúpido como para quedarse en el Bosque Prohibido en la noche sin estar preparado.

-Si no tienes intenciones de escuchar lo que estoy diciendo entonces...

Lo que Draco había planeado decir Harry nunca lo supo. Los dos chicos de repente se encontraron frente a docenas de fleches afiladas.

-Harry, esto es tú culpa. Si morimos te voy a matar-

-Draco, te sugiero que cierres la boca si no vas a decir nada útil y sólo vas a quejarte- respondió Harry sin apartar los ojos de los hostiles centauros que los rodeaban.

-Un Malfoy no se queja, ¿y cuál es tu plan? No quiero que me disparen. El estilo erizo esta pasado de moda.

-En realidad no había planeado más allá de entrar al bosque y esperar que Firenze nos encontrara. Después solo tenía planeado seguir la corriente.

Sintiendo que Draco se estaba preparando para gritarle Harry decidió pararse un poco frente al rubio, consiguiendo efectivamente llamar la atención de los centauros que los observaban en silencio.

Lentamente, sin dejar de mirar a los ojos al centauro que reconoció como Bane, Harry hizo una reverencia. Viendo la sorpresa en los ojos del centauro Harry espero que hubiera sido lo correcto y decidió dar el siguiente paso, esperando ver qué sucedería. Ojala no terminara con dos humanos muertos.

-Las estrellas están brillando mucho hoy.

-Pero la luz de Marte ha aumentado y pronto las eclipsará a todas- respondió Bane y Harry se paro derecho, dándose tiempo para estudiar al centauro frente a él mientras agradecía haber escuchando las incesantes charlas de Hermione. Bane tenía cabello negro y piel oscura y ojos tan negros como su pelo.

-De eso he venido a hablarle.

-No interferimos en los asuntos de los humanos.

Conteniendo el enojo por haber sido tan brutalmente cortado Harry mantuvo la cabeza alta.

-Por lo menos podría escuchar lo que tengo que decir.

-Nada de lo que digan podría ser de interés.

Apretando los puños Harry se paro derecho frente al más grande Bane. El centauro se veía aún más grande de cerca. La flecha apuntaba directamente a su pecho y si Bane la dejaba ir Harry dudaba que incluso la magia pudiera salvarlo.

-¿Y qué de tus potros?

Harry con rapidez se hizo a un lado para evitar ser aplastado por el gran centauro.

-¡¿Cómo te atreves a amenazar a nuestros jóvenes?!

Los furiosos susurros a su alrededor le dijeron que los demás centauros estaban pensando lo mismo. Antes de que Harry pudiera decir más Draco puso una mano en su brazo, y dio un paso adelante, quedando parado a su lado.

-Creo que lo que él está tratando de decir es que a quien representamos es alguien que está luchando por hacer este un mundo mejor, donde ni ustedes ni sus potros deban temer ataques de los humanos y donde serán dejados en paz, si es lo que desean.

-El medio gigante ya nos preguntó. Sin importar lo que Dumbledore nos ofrezca no nos uniremos a su lado.

-Entonces es bueno que no estemos aquí de parte de Dumbledore.

El Gryffindor no se movió aparte de tirar su cabeza un poco hacia atrás cuando Bane se acerco a él.

-¿Si no están aquí representando al director de la escuela a quién representan?

-Supongo que a Lord Voldemort, pero también a mí mismo.

-Dime tu nombre, humano.

Harry vaciló tratando de figurar qué nombre debía darles a los centauros.

-Evan James, pero ustedes también me conocen como Harry Potter. Nos conocimos hace unos años. Este es Draco Malfoy y hemos venido a pedirles ayuda para la guerra que se avecina.

-Ya lo has dicho una vez y ya tienes nuestra respuesta.

-¿Eres el líder de esta manada?

-No.

-Entonces me gustaría hablar con quien se supone está a cargo de esta manada.

Bane abrió la boca para responder pero al mirar sobre la cabeza de Harry el centauro cerró la boca de golpe.

-Al parecer las estrellas no me dejan elección. Síganme.

Con una última mirada de enojo Bane se dio la vuelta y comenzó a caminar, Harry y Draco tuvieron que correr para seguirlo. Harry notó que el grupo se separaba, la mayor parte se alejó mientras que el grupo más pequeño siguió con ellos, manteniéndolos a él y a Draco rodeados.

-¿Qué crees que estás haciendo, Potter?

Harry se estremeció cuando oyó a Draco usar su apellido. Parecía que la gente solamente lo llamaba por su apellido cuando estaban enojados con él.

-Voy con la corriente.

-Pero pensé que estarías feliz de que se mantuvieran neutrales.

-Claro que sí, pero como cualquier Gryffindor tengo que presionar mi suerte y ver que tan lejos puedo llegar-. Escuchó a Draco bufar junto a él. -Si ha funcionando hasta ahora no veo por qué te quejas.

Cualquier otra charla fue interrumpida cuando parecieron llegar a su destino. Al igual que con la manada de Fenrir, vivían en lo profundo del bosque. Pero no había cabañas o nada parecido en el gran claro. En vez de ello centauros de todas las edades y diferentes colores y tamaños llenaban el lugar. Potros jugaban entre sí, sus risas llegaban hasta donde ellos se encontraban. Mientras los dos humanos caminaban juntos al pequeño grupo Harry notó cómo los centauros paraban de hacer lo que estuvieran haciendo para observarlos.

Copiando la postura de Draco, Harry levantó la cabeza alta y miró hacia adelante, tratando de ignorar las miradas. No tenía dudas de que el círculo alrededor de ellos era para evitar que huyeran tanto como para protegerlos de los centauros. Harry comenzó a preguntarse si esta había sido una buena idea. Quizá debió aceptar la respuesta de Bane y dejarlo así.

Mirando a Bane, que caminaba frente a ellos guiando al grupo, Harry sabía que esa jamás habría sido una posibilidad para él. Los centauros conocían el bosque mejor que nadie y eran guerreros entrenados. Serian una gran ayuda en la guerra contra Dumbledore. Eso si los convencía para que los ayudaran.

El silencio continuó mientras eran llevados al medio del claro. Mirando alrededor Harry se mordió los labios. Si esto no iba bien quizá tendrían que luchar para salir de aquí. Eso era algo que Harry quería evitar. No empujaría a los centauros hacia los brazos de Dumbledore.

Al acercarse al medio del claro Harry notó que los centauros alrededor de ellos estaban muy bien armados. Parecían guerreros muy bien entrenados y comparados a ellos Harry no se sentía nada más que un niño. A su lado escuchó a Draco murmurar algo pero no logró entender qué era. Aunque creía tener una buena idea sobre lo que estaba hablando el rubio, en especial por las miradas medio divertidas que uno de los jóvenes centauros estaban dándole a Draco cada vez que el rubio decía algo. Era bueno saber que no todos tenían la intención de odiarlos.

Ambos magos fueron detenidos cuando llegaron al centro del claro y los ojos de Harry se abrieron tanto que temió que se le cayeran de la cara. A su lado Draco dejó escapar un ruido ahogado. Frente a ellos estaba el centauro más grande que Harry hubiera visto. La parte caballo era blanca como la nieve que cubría el suelo bajo ellos. La mujer, porque no había dudas de que era una mujer ya que la parte superior de su cuerpo estaba descubierta, era vieja. Tenía la cara arrugada y los ojos blancos parecían desaparecer entre las arrugas. Su cabello estaba trenzado y el fin de la trenza llegaba a unos centímetros del suelo. Incluso acostada la centaura era más grande que cualquier otro centauro que hubiera visto antes. Harry se preguntó si este era el resultado de cuando un centauro y un gigante tenían un hijo.

Como oyendo sus pensamientos la centauro ladeó la cabeza en su dirección y Harry se encontró mirando ojos blancos lechosos. Aunque eran los ojos de una persona ciega Harry no pudo quitarse la sensación de que estaba siendo juzgado. Sólo el tiempo diría si había pasado el juicio o no.

-Bane, ¿por qué no me dices quiénes son nuestros invitados?- la voz de la mujer era cálida y aunque hablaba con voz baja Harry no tenía problemas en oírla. Como si todos los demás sonidos hubieran sido apagados para que ella se escuchara mejor. Para sorpresa de Harry, Bane le hizo una reverencia a la mujer de manera similar a la que Harry le había hecho a él.

-Anciana, estos humanos- Bane escupió la palabra como si fuera veneno -insistieron que no se marcharían antes de hablar contigo.

-¿Quiénes son estas personas?

Una vez más la mujer estaba mirándolo directamente, Harry siguió sus impulsos y dio un paso hacia adelante, haciendo una reverencia como había visto a Bane hacerle a la mujer.

-Las estrellas están brillando mucho, mi lady.

Tenía una risa sorprendentemente suave, más como la de una jovencita que como la de una mujer mayor.

-Uno de dos piernas que sabe nuestros saludos y muestra respeto, qué inusual.

Harry sonrió y se enderezó.

-Mi nombre es Evan James, aunque también soy conocido como Harry Potter. Conmigo está Draco Malfoy, heredero de la familia Malfoy.

-No sabía que algunos humanos tenían dos identidades. Pero los nombres Malfoy y Harry Potter son bien conocidos.

-Un dos piernas de una familia oscura y el traidor que le dio la espalda a su gente y debería estar muerto.

Harry fulminó con la mirada a Bane, preguntándose si debía silenciar al mal educado centauro.

-Bane, sé bueno con el potro.

Harry volvió su atención a la mujer en el suelo.

-No soy un potro.

La risa esta vez fue más irritante que otra cosa.

-Pequeño dos piernas tú y los tuyos siempre serán potros para mí, potro de dos nombres-. Calmando su temperamento Harry se mordió lo labios mientras repetía las palabras de la mujer en su cabeza. -Mientras seas un potro no tienes conocimiento de lo que estás hablando.

-¿Entonces qué tengo que hacer para cambiar eso?

Harry estaba muy consciente del silencio a su alrededor. Cambió su peso de una pierna hacia la otra, pero no dejó de mirar a la centaura que ahora lo observaba con nuevo interés.

-Para ser visto como lo que tú llamas un adulto, tendrás que pasar las mismas pruebas que deben pasar todos los potros antes de poder ser llamados guerreros. ¿De verdad es tu intención pasarlas?

-Claro.

-Potter, ¿qué crees que estás haciendo?- siseó Draco jalando a Harry de la manga, efectivamente llamando la atención de la jefa de marfil.

-¿Haciendo que me escuchen?- dijo Harry haciéndolo sonar mas como una pregunta que como una respuesta.

-Anciana, no puede considerar seriamente dejar a éste dos piernas pasar las pruebas. Las estrellas dicen...

-Que cualquiera que quiera ser reconocido como un guerrero entre nosotros puede tomar las pruebas. Pero las estrellas no han dicho nunca quiénes tienen permitido tomar las pruebas- interrumpió la anciana a Bane, desechando al joven centauro de una manera que Harry no pudo dejar de admirar.

-¿Estás dispuesto a pasar las pruebas?

Harry se encontró asintiendo.

-Si eso es necesario para que me escuchen.

La Anciana asintió, al parecer satisfecha con la respuesta.

-Está bien, Bane será el encargado de supervisar las pruebas. Tu amigo puede permanecer aquí o puede ir a casa mientras esperamos.

-No estoy de acuerdo con eso- dijo Draco y Harry le dio un codazo el costado pero el rubio ignoro el pequeño dolor que sintió. -Le prometí al señor oscuro y a mi padre que mantendría los ojos en este idiota y es mi intención mantener esta promesa.

Ambos chicos miraron a la centaura blanca, esperando ver que diría sobre las palabras de Draco. El rostro de la Anciana no perdió su expresión divertida.

-Al parecer tendrás a dos para supervisar en las pruebas Bane, ya que no pueden ser separados y las estrellas no permitirán un extraño supervisando. Y potro de dos nombres, las estrellas te aconsejan que sigas a tu corazón en vez de dejar que las nubes en tu mente te impidan encontrar lo que tu corazón desea.

Viendo la expresión horrorizada de Draco ante las palabras de la mujer Harry no estuvo seguro de si sentir lástima por el rubio o comenzar a reír. Pero decidió unirse al rubio en cualquiera que fuera su reacción.

)00(

El rostro de Draco todavía no recobrara su color natural mientras él y Harry eran alejados del claro. Cuando dijo que no podía dejar de lado a Harry había esperado que lo tomaran como un observador. En lugar de ello ahora se encontraba como participante por una promesa que le había hecho a su padrino y al Señor Oscuro.

-Si este es el tipo de cosas en la que te metes cuando estás acompañado, ni siquiera me atrevo a pensar en el tipo de problemas en los que te metes cuando estás solo.

Harry no respondió, lo que provocó que Draco se sintiera más nervioso de lo que ya estaba. Se suponía que Harry tenía que responderle para no pensar en las pruebas a las que se dirigían. Era lo menos que el Gryffindor podía hacer después de meterlo en este problema en primer lugar.

-Pudiste haberte quedado atrás con la manada- susurró Harry-. Y cuando el Señor Oscuro se entere de lo sucedido será mi cabeza la que ruede, así que no gracias.

-No dejaría que eso pasara.

Pese a la confianza de Harry, Draco no se sintió aliviado. Aunque el Señor Oscuro era menos duro con sus seguidores no era impedimento para que los castigara como encontrara conveniente. En especial si tenía que ver con el testarudo Gryffindor que caminaba frente a él.

Draco se tragó una palabrota cuando su túnica quedó atrapada una vez más entre los arbustos.

-Esta túnica fue diseñada para una cena formal, no para una caminata en el Bosque Prohibido o cualquier otro bosque- interrumpió sus murmullos enojados cuando el centauro, que estaba seguro se llamaba Bane, se detuvo. No que el nombre fuera importante pero suponía que tendía que incluirlo en la carta que le escribiría a su madre. Pero ya que estaba seguro de que el Señor Oscuro también leería la carta no pondría todos los otros nombres que había pensado para Harry.

Se detuvieron en una pequeña área abierta. Draco tenía que admitir que era un lugar bonito pese a estar en medio de la nada. Había una pequeña cascada y a diferencia del resto del bosque el suelo no estaba cubierto de nieve, aunque no había nada entre ellos y el cielo.

El rubio volvió su atención al centauro cuando se dio cuenta de que la criatura había comenzado a hablar.

-Para ser aceptados entre los guerreros deben pasar dos pruebas. La primera es que se pasen la noche aquí solos, no pueden dejar éste claro. Si las estrellas así lo quieren y aún están vivos por la mañana serán llevados a la siguiente prueba. Si sucede lo contrario sus cuerpos serán dejados dónde su gente pueda encontrarlos y jamás dejarán de ser potros.

Ni Draco ni Harry dijeron una palabra mientras observaban marcharse al centaruro. Una vez que estuvo fuera de la vista, Draco se giró hacia Harry para finalmente dar rienda suelta a su ira.

-¿Qué crees que estás haciendo, Potter? Se suponía que sería una pequeña salida. Ir al bosque, tener una respuesta y luego volver a la casa donde al menos podríamos estar cómodos. ¿Qué le pasó a ese plan? Severus va a matarnos si no llegamos esta noche. ¿Pero sabes qué? Tú asumirás toda la culpa por esto.

-Déjame recordarte que no había plan. Y quizá tenía pensado dejarlos neutrales, pero tenemos la opción de hacer que nos apoyen. Al menos podemos asegurarnos que no cambien de idea respecto a Dumbledore.

-Así puede ser, pero para que lo sepas, Potter, esto va a costarte.

Harry estalló en una sonrisa. Ambos chicos estaban respirando de manera agitada después de tanto grito.

-No esperaría menos de un Slytherin.

)00(

Sanguini se detuvo en la rama en la que había aterrizado. Ni siquiera la ardilla en la rama cercana reaccionó, así que de verdad dudaba que los humanos bajo él y el centauro escondido entre las sombras lo hubieran notado.

Desechando la existencia del centauro como si no importara Sanguini volvió toda su atención a los dos humanos. Había estado intrigado por ese Evan James después de conocerlo la noche anterior. Ver la reacción de Lord Voldemort ante la noticia de su encuentro sólo lo había intrigado aún más. Por eso regresó al lugar donde había visto al pequeño humano.

Su curiosidad aumentó cuando el aroma comprobó que Evan había dejado la protección tras la que se había encontrado y nada demostraba que el chico hubiera regresado. Por eso siguió las huellas de dos pequeños animales hasta el Bosque Prohibido, dónde se suponía que no debían estar los humanos, en especial por la noche.

Ahora se encontraba observando a los dos jóvenes humanos. Estaban sentados juntos con un pequeño fuego frente a ellos, ninguno hablaba. Sanguini se puso cómodo en la rama. La reacción de Lord Voldemort había demostrado que el chico de cabellos negros era importante, y se aseguraría de que no fuera lastimado mientras lo vigilaba. Reconoció al acompañante del chico como Draco Malfoy, hijo de lord Lucius Malfoy y heredero de la familia Malfoy.

Debido a las observaciones que había hecho de la familia sangrepura, Sanguini encontró difícil creer que el heredero Malfoy estuviera pasando la noche fuera y de manera voluntaria. Era muy probable que el chico se encontrara allí por culpa de Evan.

Sanguini se puso pensativo. Lord Voldemort y Evan James eran personas interesantes y ya se conocían. Sólo podía imaginar lo que resultaría si trabajaban juntos. Pero había un problema con esa idea. Esa noche Evan había dejado claro que no estaba en comunicación con Lord Voldemort. Sanguini tendría que hacer algo para juntar a los dos magos.

Varias ideas se le ocurrieron mientras se apoyaba en el árbol. Esta noche observaría y se aseguraría de que nada le pasara a los dos pequeños magos. Después haría planes para crear caos. Después de todo, la vida es tan interesante como la hace un mismo, y Lord Voldemort y Evan James iban a hacer su vida más interesante de lo que ya era.

)00(

Cuando la mañana finalmente llegó Harry estaba sentado en el suelo observando el fuego moribundo con ojos cansados. Draco se encontraba junto a él con la cabeza apoyada en su hombro. Cuando la noche continuó y nada había sucedido, Draco logró relajarse lo suficiente como para quedarse dormido; aunque Harry no podía comprender cómo el rubio podía ser capaz de dormir cómodo en esa posición. Pero si Harry recordaba correctamente, él había sido capaz de dormir en la alacena aunque no estaba diseñada para seres humanos.

Miró al cielo que acalaraba, sorprendido de haber pasado la noche sin que nada sucediera. Casi habría creído que alguien los había cuidado toda la noche. Pero ya que no podía saber si ese había sido el caso, y cuál habría sido la intención, Harry se encontró incapaz de relajarse.

No poco después de que Bane se había marchado, apareció Hedwig. Sabiendo que Snape vendría tras ellos o contactaría a Voldemort cuando no aparecieran, Draco trasfiguró pergamino y pluma con unas piedras. Harry no tenía idea que qué había escrito en la nota ya que el rubio se rehusó a mostrársela. Pero Harry tenía la sensación de que una vez regresaran a la casa Snape lo despellejaría por actuar como un Gryffindor y no usar su cerebro.

Sintiendo a Draco moviéndose a su lado, Harry parpadeó pero permaneció inmóvil. Con el rabillo del ojo vio cómo la cara del rubio se arrugaba en protesta por regresar a la tierra de los vivios.

-Que alguien apague la luz.

Harry rió despertando efectivamente al rubio. Cuando Draco estuvo lo suficientemente despierto para darse cuenta de lo cerca que estaban sentados se levantó de un salto con el rostro marcado por el horror.

-¡Por favor dime que no estuve sentado así toda la noche!

-No toda la noche, hubo unas cuantas veces que intentaste recostarte en mi regazo. Pero aparte de eso fue bastante divertido mirarte. ¿Sabías que babeas cuando duermes?

Draco se acercó, así que Harry tuvo que mover la cabeza para ver bien al adolescente que se cernía sobre él.

-¡Duermo como un ángel y no babeo!

Harry sonrió con inocencia.

-Pero lo hiciste. Me asombré de la cantidad de agua que puedes producir. Es un milagro que no tenga un enorme lago en mi hombro.

Antes de que Harry pudiera reaccionar Draco gritó y se arrojó sobre él. Terminaron los dos en el suelo, Harry bajo Draco. El rubio le atrapó las piernas sentándose sobre ellas y sostuvo ambas muñecas con las manos. Sabiendo que con facilidad podría sacudirse a Draco con su magia, pero no queriendo lastimar al Slytherin, Harry se dispuso a esperar lo que haría.

El rubio tenía una sonrisa que casi daba miedo.

-¿Vas a decirlo?-. Harry negó con la cabeza y dejó escapar un chillido cuando sintió que su costado era atacado- ¡Dilo! Dí que duermo con ángel y que no babeo. Dilo.

-No... bab...beo y duerm...mo como un ángel- dijo rápidamente Harry mientras las lágrimas caían por sus mejillas.

-¡Harry!

Ante el tono quejumbroso de Draco, Harry cedió.

-¡Bien! Draco no babea y duerme como un ángel.

Con un bufido el rubio dejó de hacerle cosquillas y le soltó las manos.

-Y no lo olvides.

-Draco, ¿podrías moverte? Se me está enterrando algo en la espalda.

-¿Por qué debería hacerlo? Debo decir que eres una silla muy cómoda.

-Dile eso a Voldemort.

Draco palideció ante esas palabras y con rapidez se movió permitiendo que Harry se moviera y sobara su abusada espalda. Todavía estaba sin aliento por el ataque de Draco.

-Nadie va a saber sobre esto.

Harry asintió.

-Me lo llevaré a la tumba, junto con el conocimiento de que babeas cuando duermes.

Harry fue salvado de otro ataque por la llegada de Bane. Ambos adolescentes se quedaron en silencio mientras el centauro los observaba con una expresión de sorpresa en el rostro.

-Las estrellas mostraron su aprobación permitiendo que sobrevivieran la noche. Síganme, es hora de su segunda prueba.

Con ayuda de Draco, Harry se puso de pie. Incluso ese pequeño tiempo en el suelo le había hecho sentir mucho frío. Sin quitar los ojos de Bane, Harry lanzó un hechizo calefactor sobre Draco y él mismo. Ya que no tenía idea de lo que sucedería concluyó que sería mejor no estar tiesos de frío por haber estado en el suelo. Mientras Bane no dijera nada al respecto suponía que estaba permitido. Quizás era porque el centauro no tenía idea de lo que hizo, pero eso a Harry no le importó.

Esta vez caminaron una distancia más larga. Si la sensación de Harry era correcta estaban caminando en un gran círculo alrededor del claro donde se habían reunido con la Anciana el día anterior. Pero por la forma en que cambiaba cada árbol no podría estar seguro.

Mientras caminaban Harry lamentó no haber dormido. Suponía que pudo haber puesto algún tipo de alarma protectora que le avisara de la llegada de cualquier intruso. No pasó mucho tiempo antes de que Draco estuviera caminando a su lado, permitiendo que Harry se apoyara en el chico más alto.

-En serio, Harry, ¿no dormiste nada?

Harry le obsequió una sonrisa cansada.

-No en realidad.

-Uno de estos días vas a conseguir que te maten. Y no estaré allí para salvar tu pobre trasero.

Se quedaron en silencio mientras seguían a Bane. Harry debatía consigo mismo si debía preguntarle al centauro hacía donde se dirigían y cuál sería la segunda prueba. Pero por la manera en que Bane los había tratado dudaba que fuera a recibir respuestas.

Durante el resto de la caminata nadie dijo una palabra. Harry se rindió en intentar averiguar hacía donde se dirigían y mejor se enfocó en no caer por tropezar con sus propios pies. El hecho de no haber comido nada desde el desayuno de ayer comenzó a hacerse notar. Y con los sonidos que provenían del estómago de Draco, Harry suponía que el rubio no estaba mucho mejor.

Harry y Draco se detuvieron para no chocar contra Bane, que se había parado de repente. Mirando alrededor del centauro Harry frunció el ceño al darse cuenta de que habían llegado a otro claro. ¿Eran éstos naturales o algo que habían creado los centauros? De alguna manera no le sorprendería a Harry si ese fuera el caso.

-Las estrellas han dado su aprobación, pero aún deben demostrar que tienen lo que se necesita para considerarse uno de nuestros guerreros. Para ser aceptados deben luchar contra alguien que ya haya pasado las pruebas. Las estrellas han decidido que ustedes deben luchar contra mí.

Compartiendo una mirada con Draco, Harry notó que el rubio estaba tan pálido como él se sentía. Incluso con magia no tenía dudas de que Bane era un centauro que daba miedo, y esa era una de las razones por las que Harry quería que ellos se les unieran. Además nadie esperaría que los centauros se aliaran con alguien, así que Dumbledore no estaría preparado para un ataque de parte de ellos.

Con una profunda respiración Harry esperaba calmar sus nervios, le asintió a Draco antes de mirar a Bane que no dejaba de observarlos.

-¿Cuáles son las reglas?

)00(

El único motivo que detenía a Severus de dejar la casa era el mensaje que había recibido de su ahijado. De alguna manera suponía que no debía sorprenderse de que Evan se hubiera metido en tal situación. Pero si alguien podía hacer que los centauros se unieran al Señor Oscuro, suponía que debía ser El Niño Que Vivió Para Hacer Lo Imposible. Justo antes de que Severus dejara al supuesto lado de la luz, Hagrid había vuelto después de pedirle ayuda a los centauros. El medio gigante había regresado con una respuesta negativa y la advertencia de que se mantuvieran alejados.

Sin su ahijado y Evan la casa estaba sorprendentemente silenciosa. Las chicas lo dejaban a solas. La señorita Lovegood entretenía a Hubert con historias sobre las criaturas que ella y su padre habían estado buscando, y la señorita Granger apenas dejaba sus libros. Al parecer ella estaba de mal humor por haber sido dejada atrás y lo compensaba leyendo todo lo que pudiera sobre la trasformación animaga. Pero mientras lo dejaran solo Severus estaría satisfecho y no se quejaría.

Pese a lo tarde que era él se encontraba incapaz de relajarse. Había preparado las pociones que el Señor Oscuro le había solicitado y se había sentado con un libro, sólo para encontrase leyendo el mismo párrafo una y otra vez sin comprender una palabra. Le echaba parte de la culpa al hecho de que ninguno de los chicos había aparecido y parte a la carta que la lechuza de Evan le había llevado.

El sobre verde ahora yacía sobre la mesita a lado del sofá, fuera de la vista. Aunque Severus dudaba que alguna de las chicas intentara algo encontró que era mejor estar seguro. Después de todo una de ellas era una Gryffidor y se rumoreaba que la otra estaba un poco loca. Y aunque Severus no era de aquellos que creían en rumores lo mejor era asegurarse. Las chicas ya habían sido notificadas de las noticias que contenía la carta y lo habían tomado sorprendentemente bien. Era más la reacción de Evan la que temía. El chico tenía el temperamento de Lily, cosa que Severus había experimentado cuando ambos fueron niños.

Una vez más miró por la ventana buscando a través de la oscuridad alguna señal de los chicos. Dudaba que el vampiro intentara algo, en especial si había contactado al Señor Oscuro. Y no había luna llena, así que no había hombres lobos esta noche. Y de todas formas estaba preocupado por el bienestar de los chicos. De Draco era comprensible porque era su ahijado, pero suponía que Evan era el tipo de persona que molestaba al tenerlo alrededor. Aun así se encontraba preocupado por el chico.

Severus alejó la mirada de la ventaba y observó a lado de la chimenea encendida donde la chica Lovegood lo miraba con una expresión indescifrable en los ojos.

-Profesor Snape, no debería preocuparse tanto o los Dabberblimps le volverán el cabello gris-. Antes de que Severus tuviera tiempo de enojarse o salir con algún castigo adecuado para la chica por tal comentario, ésta ya se había levantado y había salido de la habitación diciendo: -Tendremos invitados. O quizá debería decir que los invitados tendrán invitados.

Silencioso como un Dementor, Severus se puso de pie y siguió a la chica. No tuvo que mirar tras él para saber que Granger había seguido su ejemplo.

Lovegood ya había abierto la puerta cuando Severus llegó. Había sacado su varita antes de dejar la sala y lanzó un lumus que iluminó todo el lugar.

Si ahijado estaba apoyado contra el costado del chico más bajo. El cabello rubio platinado de Draco estaba todo despeinado y cubierto de ramitas, lleno de tierra y hojas; tenía unos cuantos rasguños en el rostro y brazos. Y desde donde Severus estaba podía ver que Evan no estaba en mejores condiciones.

-¿Qué han estado haciendo ustedes dos?

Las cabezas de ambos chicos se levantaron de golpe, como si no se hubieran dado cuenta hasta ahora de que no estaban solos.

-Están mirando a dos nuevos guerreros centauros.

Severus levantó una ceja y siguió a los dos chicos de cerca mientras Evan ayudaba a Draco a subir las escaleras.

-Supongo que de alguna manera lograron pasar las pruebas de los centauros.

El hombre entró en la habitación que Draco había estado ocupando hasta ahora y cerró la puerta antes de que alguna de las chicas pudiera seguirlos.

-Sí, aunque Draco fue herido.

-Es sólo un rasguño y no habría sucedido si hubieras seguido el plan- dijo Draco mientras permitía que Evan lo ayudara a recostarse.

-Es bastante difícil seguir un plan cuando ni siquiera sabía que existía.

-Sin importar lo adorable que es escucharlos discutir como una vieja pareja de casados me gustaría encargarme de las lesiones que tienen. Después hay algunas cosas de las que debemos hablar.

Sin saber si fue ser llamados una pareja de casados o el pensar en la conversación que vendría, ambos cerraron la boca y a Severus no le importó la razón. Todo lo que le importaba era que Draco se sacara la túnica; viendo el estado en el que se encontraba la prenda no era algo tan difícil de lograr. Las cejas de Severus se levantaron al observar el estomago del joven. Casi no había sangre pero los moretones lo hacían lucir peor de lo que era.

-Parece como si hubieras sido pateado por un caballo.

Draco hizo una mueca cuando Severus presionó una mano sobre su estomago, revisando si algo había sido dañado.

-En realidad fue un centauro, pero en este caso no creo que sea mucha la diferencia.

Severus asintió a Evan antes de soltar a Draco dándole espacio para que respirara.

-Tienes suerte de que nada haya sido dañado. Normalmente no haría nada sobre los moretones pero vas a necesitar moverte.

-¿Pasó algo mientras no estábamos?

Evan sonaba de verdad preocupado así que Severus se detuvo para observarlo con más atención. Aunque no parecía haber sido lastimado tenía grandes ojeras bajo los ojos, indicando que una vez más no había dormido.

-Tu lechuza llegó con una carta esta mañana. El Señor Oscuro celebrará su cumpleaños en dos días y todos sus seguidores deben asistir a la fiesta. Lo que significa que tú y las chicas deben venir con Draco y conmigo ya que no podemos dejarlos sin supervisión.

Para sorpresa de Severus, Evan asintió y no reaccionó de otra manera. Fue la gran sonrisa que Draco de repente lució lo que hizo que Severus se sintiera incómodo. Teniendo dos Malfoys como amantes le había enseñado algunas cosas sobre la familia. Y un Malfoy que sonreía nunca significaba algo bueno para los demás.

-Te lo dije. Me debes una Harry, y ahora sabes cómo me vas a pagar.

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