Capitulo 22
Harry bajó los pies del sofá e hizo una mueca cuando sus pies entraron en contacto con el suelo frío. Tendría que buscar el hechizo que utilizaban en la casa de Voldemort. En ninguna de las habitaciones de ese lugar había sentido el suelo frío.
Envolviéndose en las mantas, Harry se levantó y bostezó. Sabía que tenía que averiguar qué estaba causando el disturbio en las protecciones. Al menos no era nada como cuando Grindelwald había tratado de llamar su atención, y a menos que Voldemort o Dumbledore estuvieran a la puerta, Harry estaba seguro de que las protecciones podrían mantener a la persona afuera. En realidad se sentía como un toque molesto en vez de un verdadero ataque. Desafortunadamente las protecciones no le decían quién era y después de todo se suponía que nadie sabía que estaba ahí.
Un escalofrío recorrió su cuerpo al salir. Harry silenció a Hubert con una mirada, dejándole saber al fantasma que se encargaría él solo del problema y cerró la puerta tras él. Levantando la mirada vio que el cielo estaba libre de nubes y las estrellas parecían brillar más de lo habitual. Haciendo una mueca, Harry alejó la mirada, las estrellas le recordaron mucho la extraña manera en que los ojos de Dumbledore brillaban y quería dejar de pensar en eso lo más posible.
Lanzó un hechizo de calor en sus pies desnudos y en sus manos vendadas. Hermione lo colgaría si supiera que salió sin estar apropiadamente vestido.
Cerrando los ojos tocó su magia y buscó el lugar donde las protecciones estaban siendo perturbadas.
Abriendo sus ojos una vez más, Harry se dirigió por el camino libre de nieve. Por suerte el hechizo que había lanzado hace todos esos años para mantener el camino sin nieve aún parecía estar funcionando como debía. Siguió el camino hasta la parte trasera de la casa. Si alguien quisiera atacarlo sería el lugar perfecto. Claro que para eso tendrían que atravesar las protecciones.
Observó entre la oscuridad sin lograr ver nada extraño. Pese a la luz que proveían las estrellas estaba muy oscuro para ver quién había perturbado las protecciones que lo despertaron. Por todo lo que sabía podía ser uno de los niños de Hogsmeade que quería ver si era capaz de atravesar las protecciones. Al igual que con la Casa de los Gritos había algo hipnótico sobre lo prohibido y lo desconocido. Harry se había encontrado en esa situación muchas veces para entenderlo.
—Potter, muéstrate para que ambos dejemos de perder el tiempo. Ya he pasado mucho tiempo buscándote. O me dejas entrar o vienes hasta aquí—. Mientras Snape hablaba el hombre fue iluminado por una suave luz azul. El maestro de Pociones estaba vestido con una cálida túnica invernal y Harry no se sorprendió de notar que era negra. Eso y el cabello negro habían hecho al hombre desaparecer en la noche. La luz azul probablemente era por un hechizo. —Potter, si no me dejas entrar ahora terminaras limpiando calderos hasta tu muerte.
Con reluctancia, Harry bajó las protecciones para que Snape pudiera entrar. Tenía la sensación de que el hombre no estaba bromeando.
Lanzando un lumus para que Snape pudiera verlo, Harry esperó que el profesor se acercara. Una vez que Snape al fin estuvo parado frente a él, más bien elevándose sobre él, Harry abrió la boca.
—No regresaré.
Snape levantó una ceja y Harry sintió que se sonrojaba pese al frio.
—¿En serio, Potter? ¿Y qué te hace pensar que escucharé una palabra de lo que digas?
—Antes de que alcance su varita las protecciones ya habrán regresado a su estado original. Siguen mis órdenes y pueden expulsarlo de aquí antes de que su cerebro registre lo que sucede. Y créame cuando le digo que no es una experiencia agradable.
Harry habló con calma pese a la tensión en su cuerpo y esperó la respuesta de Snape.
—Parece que tus modales son tan malos como los de tu padre, Potter. ¿Vamos a estar parados aquí toda la noche o me invitaras a entrar?
Pese al tono mordaz del hombre Harry se encontró sonriendo.
—Me gusta pensar que soy mi propia persona en vez de una reencarnación de mis padres. De verdad dudo que ellos hayan pasado por las mismas cosas que yo.
—Veo que aún piensas que eres mejor que los demás, Potter.
Harry sintió que su sonrisa aumentaba y rodó los ojos ante las palabras del hombre.
—Si usted lo dice. Ahora, no sé usted, pero a mí no me gusta estar parado en el frio. Si promete no lastimar a ninguno de mis invitados y no deja entrar a nadie a quien yo no le haya permitido la entrada entonces está invitado a seguirme.
—Sólo accedo a esto porque estaremos más calientes adentro que quedarnos fuera toda la noche. Pero tienes que lidiar en cómo haces los tratos, en especial cuando lo haces con Slytherins. No dijiste nada de yo lastimarte o tu a mí en el proceso. Hay varias maneras en que podría conseguir que estés de acuerdo con algo que deseo.
Cuando Harry se giró para volver a la casa dejó caer las protecciones, sabiendo que no tenía razón para echar a Snape ahora. Incluso con la promesa de Snape, Harry desconfiaba, sabiendo que había mucha gente a la que le gustaría que le sirvieran su cabeza en una bandeja de plata. Su trabajo era hacérselos lo más difícil posible.
—¿Así que Voldemort lo envió a usted en lugar de venir él mismo?
Harry no estaba seguro de qué pensar sobre eso. Por un lado estaba decepcionado de pensar que Voldemort parecía simplemente haber renunciado a él. Al mismo tiempo le daba tiempo para ordenar sus pensamientos y prioridades, algo que necesitaba para saber si podría ser capaz de hacer todos los esfuerzos reales en la guerra.
—A diferencia de ti, el señor oscuro no tiene tiempo libre para ir y venir. Cuando tú decidiste marcharse él se vio obligado a regresar a la reunión con el clan de los vampiros—. Harry hizo un sonido de entendimiento. Al menos eso explicaba por qué Voldemort no había venido por él como había esperado que hiciera—. En lugar de eso, me dio este collar y me envío a buscarte. Como estaban las cosas no le dejaste más opción. También me informó que no debía regresar hasta que te encontrara.
—Ahora ya lo hizo, así que puede decirle que no volveré.
—No soy tu mensajero, chico.
Dándose la vuelta de golpe, Harry quedó cara a cara con Snape.
—Puede ser así, profesor. Pero tengo mis razones para no querer regresar. ¿Acaso sabe por qué me marché?
Cuando el silencio fue su única respuesta Harry se volvió a dar la vuelta y siguió por el camino. De verdad necesitaba dormir antes de lidiar con todo esto.
Después de una pausa Snape lo siguió, las largas piernas del hombre lo llevaron con rapidez al lado de Harry.
—Le informaré al señor oscuro de tus intenciones mañana, por lechuza. Pero tendrás que explicarme que sucedió entre ustedes. Y no espero que tengas un laboratorio de pociones en tu casa donde pueda preparar las pociones que él requiere.
Mirando sobre su hombro Harry sonrió.
—En realidad sí tengo, pero tendrá que revisarlo usted mismo, porque no sé si está bien o no.
—No creí vivir para ver el día en que un Potter admitiera que hay algo que no sabe.
El tono bajo le dijo a Harry que Snape había hablado para sí mismo pero aún así se encontró respondiéndole.
—Para ser espía usted no es muy observador. O si no habría visto que cambié. No soy el niño al que le enseñó en Hogwarts. Y gracias a Salazar por eso o si no habría comenzado a dudar de la sanidad mental de Voldemort.
—¿Pero eso significaría que tendría una sanidad mental en primer lugar para cuestionar?
)00(
¿Albus Dumbledore Líder de la Luz?
La mayoría de nosotros ha crecido con las historias de cómo Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, Director de Hogwarts, Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos, Orden de Merlín Primera Clase, Gran Hechicero y Jefe de Magos, vencedor de Grindelwald, el más grande señor oscuro hasta quienes-ustedes-saben.
Pero hace dos días yo, Xenophilius Lovegood fui contactado por Evan James, quién afirma lo contrario y que también dice tener pruebas para acompañar su historia. Interesado en ver cuáles eran esas pruebas accedí a reunirme con este hombre en una ubicación secreta para proteger a quien entrevistaría.
XL: Hola Sr. James.
EJ: Hola, Sr. Lovegood. Por favor, llámeme Evan. Cuando alguien usa mi apellido siento que debería estar mirando tras mi hombro.
XL: Está bien, entonces tendrá que llamarme Xenophilius. Ahora, por lo que me dijo en su carta, ¿tiene algo que decirme sobre el director Dumbledore?
EJ: Sí, ¿pero le gustaría servirse algo? Me temo que esto tomara tiempo.
Después de servir el té estuvimos listos para comenzar la entrevista.
XL: ¿Puedo preguntar qué le ha hecho compartir esta historia con nosotros ahora?
EJ: He vivido dos guerras y no me gusta cómo se está encaminando esta. Creí que sería bueno que la gente supiera a quien están dejando que los guie, por eso le escribí.
XL: ¿Pero por qué ahora?
EJ: No tengo una respuesta verdadera más que pensé que era el momento correcto. He vivido una larga vida y he visto mucho. He sido obligado a estar escondido debido a razones fuera de mi control.
XL: Me dice que tiene pruebas de que el director Dumbledore no es el mago de la luz que conocemos.
EJ: Supongo que será mejor que comience mi historia ahora. Todo comenzó un día en el Callejón Diagon. Vi a Dumbledore entra al Callejón Knockturn junto con una persona en una capa con capucha. Curioso los seguí y eso demostró después ser algo bueno. Verá, la persona bajo la capucha resultó ser en realidad Gellert Grindelwald, que era el líder de la oscuridad en ese entonces.
XL: No es un secreto que Grindelwald y el director Dumbledore fueron amigos cuando niños.
EJ: Eso puede ser cierto Xenophilius, pero como le dije, en ese entonces ya era el señor oscuro. Eso significa que ya había matado a mucha gente y estaba tratando de derrotar al Ministerio. Además, Dumbledore y Grindelwald no sólo fueron amigos de la infancia, también amantes durante mucho tiempo.
XL: ¿Pero qué pruebas tiene de que eso en realidad sucedió?
EJ: Desafortunadamente de eso no tengo pruebas. Pero su amado líder me lanzo la Maldición Asesina, por suerte falló o yo no estaría aquí hoy. Pero incluso en ese entonces los Aurores estaban pendientes de los hechizos y maldiciones que se realizaban en el Callejón Diagon. Si quiere, puede revisar los archivos. Ahí verá que Albus Dumbledore fue arrestado pero luego liberado por falta de pruebas.
XL: ¿Por qué no conto todo en ese momento?
EJ: Creo que esa es una historia para otra ocasión.
XL: ¿Algo más para apoyar su afirmación sobre el director?
EJ: Grindelwald se me acercó una noche.
XL: ¿En serio? ¿Qué quería de usted, cómo logró sobrevivir y cómo nuestros lectores pueden saber que está diciendo la verdad?
EJ: Puede invitar a otro hacedor de protecciones para revisarlas porque yo estaba a un lado de ellas, mientras él estaba al otro lado.
XL: ¿Qué sucedió?
EJ: Él quería que me le uniera y yo decliné.
XL: Supongo que él no lo tomó amablemente.
EJ: Usted estará sorprendido. Él vio como que yo no estaba listo y me dio tiempo para decidir su oferta.
XL: Interesante.
EJ: Nunca dije que sonaría cuerdo o que lo fuera. Por otro lado, ¿qué define la cordura?
XL: Es una muy buena pregunta, aunque creo que nos desviamos del tema.
EJ: Creo que tiene razón.
XL: No hay problemas, pero me estaba preguntando. Hasta ahora todo lo que nos ha dicho es una historia interesante pero creo que nuestros lectores necesitan pruebas reales para creer su historia.
EJ: Muy bien, ¿qué sabe sobre la muerte de Grindelwald?
XL: Lo que está en todos los libros de historia. Grindelwald atacó Hogsmeade y Dumbledore lo derrotó mientras defendía a algunos estudiantes de Hogwarts y a la gente que vivía en Hogsmeade.
EJ: Verá, ahí es donde todo está equivocado. No tengo idea de en dónde Dumbledore pasó su tiempo durante el ataque de Hogsmeade, pero sé con seguridad que Albus Dumbledore no fue quien mató a Grindelwald.
XL: ¿En serio? ¿Entonces quién lo hizo?
EJ: Yo vivía cerca de Hogsmeade en ese tiempo, así que vi cuando Grindelwald atacó el pueblo. Ya que tengo entrenamiento de Defensa decidí unirme a la pelea. Una amiga mía afirmaba que tenía un complejo de héroe. Ella decía que yo no podía ver a alguien en problemas sin apresurarme a ayudar. Una vez allí me encontré cara a cara con Grindelwald, luchamos porque decliné su oferta una vez más. Debo decir que me sorprendí de que un peleador tan malo llegara a convertirse en señor oscuro. Diría que la única razón por la que llegó tan lejos es por suerte y nada más.
XL: ¿Usted quiere que yo crea que el director Dumbledore se supone es un mentiroso pero que fue usted quien derrotó a Grindelwald?
EJ: No estoy diciéndole lo que debe creer, pero estoy diciéndole lo que de verdad sucedió. Pero si revisa la declaración sobre quién murió en esa fecha se verá que Evan James, hacedor de protecciones, fue declarado muerto con Albus Dumbledore como testigo. Y sin embargo, yo estoy sentado aquí, vivo y respirando. Si eso no es prueba suficiente para la gente, pueden contactar a Gringotts donde serán capaces de testificar quien soy.
XL: Pero eso fue algo que hizo hace años. Creo que mucha gente estará de acuerdo conmigo cuando digo que el profesor Dumbledore no es así hoy.
EJ: Todos sabemos que Dumbledore es un partidario de los muggles y sus derechos, ¿cierto?
XL: Sí, creo que eso es bastante conocido.
EJ: Pero me pregunto, ¿es eso una buena idea? Debe haber una razón por la que nuestro mundo se escondió del mundo muggle en primer lugar.
XL: La cacería de brujas.
EJ: Nuestros ancestros observaron a los muggles y temieron lo que los muggles pudieran hacer si se enteraban de nosotros. Dumbledore quiere que veamos a los muggles como nuestros iguales y mientras que estoy de acuerdo con eso, no creo que podamos ser capaces de vivir lado a lado.
XL: Así que usted está de acuerdo con los ideales de Quien Usted Sabe en la guerra.
EJ: No, comparto los mismos puntos de vista que Tom Ryddle.
XL: ¿Quién?
EJ: Él fue un estudiante en Hogwarts como hace cincuenta años, lo adopté cuando él recién había terminado su segundo año. Tom tenía muchas ideas interesantes sobre el futuro. Pensó en muchas maneras de hacer todo mejor. Como está el sistema escolar ahora, los nacidos muggle están atrasando a aquellos criados en el mundo mágico. A diferencia de lo que sostiene Dumbledore son los planes de Voldemort, deberíamos crear una segunda escuela, donde los nacidos muggle sean introducidos a la magia a edad más temprana. Les daría tiempo para alcanzar a los niños sangrepura y nos aseguraríamos de que comprendan mejor el mundo en el que están entrando. También sería prudente que la gente del ministerio observara a los nacidos muggle para asegurarse de que sus familias los están tratando bien.
XL: ¿Hay alguna oportunidad de conocer a este Sr. Ryddle?
EJ: Desafortunadamente no. Pero estoy seguro de que él accederá cuando lea este artículo.
Después de eso me despedí de Evan James con más preguntas de las que tenía cuando recién me había contactado el hombre. ¿Dice el Sr. James la verdad? ¿Acaso el gran líder del a luz de verdad seguía a Grindelwald? ¿Fue el Sr. James quien mató a Grindelwald y porque Albus Dumbledore mintió sobre eso? Para la edición de la próxima semana, espero habré conseguido una entrevista con Albus Dumbledore. Ojalá ilumine este misterio.
Voldemort lentamente dejó a un lado el periódico, manteniendo su rostro sin expresión.
—No te imagine como lectora de este tipo de periódico.
Narcissa dejó su taza en la mesita.
—En realidad no lo soy. Fue Draco quien me lo envío esta mañana. Pensé que el articulo podría interesarle.
—¿Tenía algo más que reportar?
El señor oscuro observó la lechuza que estaba posada en la silla de Narcissa. Hedwig lo fulminaba con la mirada y por alguna razón Voldemort tenía la sensación de que la lechuza no estaba feliz por la manera en que había tratado a Evan. Y como estaban las cosas, Draco y Severus eran sus únicas fuentes para saber cómo estaba Evan y antes de este artículo no había oído palabras de ellos desde que Severus lo había contactado para decirle que había encontrado al chico.
—Me dijo que están todos bien pero que encuentra las condiciones de vida bastante horribles y el lugar es demasiado pequeño para un Malfoy. Desafortunadamente parece que Evan no tiene intenciones de regresar. En realidad creo que la carta que tiene la lechuza es para usted.
—Tienes permitido marcharte.
Voldemort esperó hasta que Narcissa cerró la puerta tras ella, que pareció tomar demasiado tiempo en salir del lugar, antes de intentar acercarse a la lechuza. Desde donde estaba podía observar muy bien a la lechuza.
—Escucha, no me agradas y yo no te agrado. Pero a ambos nos importa Evan, así que tenemos que trabajar juntos para que él pueda regresar aquí donde puedo mantenerlo a salvo.
Voldemort estaba seguro de haber perdido la cabeza cuando la lechuza asintió. Quizás Evan tenía razón al decir que Hedwig era tan inteligente como Ares.
—Ven aquí ave, dame la carta que tu amo me ha escrito.
Voldemort casi dejó escapar un grito de triunfo cuando la lechuza se posó en la mesa frente a él, pero se detuvo para no asustar al ave.
Extendió la mano para tomar la carta, ignorando la forma en que su mano temblaba, no tenía nada que ver con el hecho de que había recibido una carta de su Evan. Un grito se abrió paso por sus labios cuando la lechuza cerró su pico alrededor de uno de sus dedos. Voldemort contuvo el deseo de castigar al ave por su acción. Maldecir a la maldita ave de Evan no sería bueno para recuperar a su amante.
—¡Maldita ave, pásame la carta ahora!—. Gruñendo, Voldemort escondió el rostro entre las manos. —¿De verdad he caído tan bajo que ahora estoy discutiendo con un ave?
Claro que nadie le respondió, pero al parecer el ave sintió simpatía por él y le dejó tomar la carta en su quinto intento. Acomodándose en la silla abrió la carta y la vista de la letra de Evan lo saludó:
Voldemort,
Suponiendo que no has maldecido a Hedwig, amablemente te pido que no lo hagas. Si encuentras que es una petición muy difícil, tendrás que buscar otra lechuza para entregar las cartas o realizar un Juramento Inquebrantable de que ella no será lastimada, sin importar que noticias te lleve.
No puedo decir que lamento lo que dije e hice. Si lo hiciera estaría mintiendo y ambos sabemos que No debo decir mentiras. Todo lo que necesitas saber por ahora es que estoy bien y seguro. Y ya que Snape y Draco están conmigo estoy seguro de que ya sabes dónde estoy. Solo para que lo sepas, es en serio lo que dije. Seré parte de la guerra y ayudaré lo más que pueda. Pero no puedes esperar que siga tus reglas como si fuera uno de tus mortífagos. De acuerdo con la profecía me marcaste como tu igual. Esto significa que no puedes actuar todo poderoso a mí alrededor.
Podemos organizar una reunión donde podamos discutir nuestros roles en la guerra pero en estos momentos creo que es mejor para ambos que nos mantengamos separados. Espero que te haya gustado el artículo y creo que las ventas de El Quisquilloso deben haber aumentado. Me pregunto cuál será la respuesta de Dumbledore.
Harry Potter alias Evan James
P.D. ¿Sabías que Hubert y Snape están relacionados? Al parecer la madre de Snape era la hermanita de Hubert.
Voldemort se quedó sentado por un largo rato sin moverse, sólo observando la carta en su mano. Si Evan pensaba que podía permanecer desaparecido como si nada tendría que pensar de nuevo. Pero Voldemort le daría tiempo para calmarse antes de tomar acción.
)00(
La expresión facial de Albus era una mezcla entre verdadero horror y shock. Él ya sabía que iba a ser malo cuando leyó el nombre de la persona entrevistada en el artículo. Pero no impidió que se ahogara con un caramelo de limón cuando comenzó a leer la historia.
De todas las cosas que Potter pudo haber hecho, Albus jamás había esperado que el chico recurriera a los periódicos. Sabía lo mucho que a Potter le desagradaba El Profeta por todos los artículos que el periódico había impreso sobre él y suponía que eso significaba que el chico despreciaba a todos los periódicos. Y fue una movida bastante Slytherin de parte del chico. Pero eso sólo reforzó su teoría de que Potter era malvado. Después de todo lo que había hecho por el chico de esta manera le agradecía el mocoso. La próxima vez que pusiera sus manos sobre Potter no habría ningún juego previo. Mataría al chico con rapidez para poder seguir con el resto de sus planes.
En lugar de incendiar el periódico, Albus lo dobló con calma y los puso sobre la mesa. La fotografía de la portada era con el disfraz que Potter había decidido usar para hacerlo lucir como un viejo Evan James. Notó que el chico había tomado como inspiración la imagen del loco Lord Malfoy. Al mezclar los plateados ojos Black con sus rasgos Potter y envejeciéndose naturalmente sólo serían muy pocos los que sabrían que éste era Harry Potter. Y ya que aún menos sabían que el chico de verdad estaba vivo, sólo quedaba él.
La cejas de Albus se retorcieron ante la gente discutiendo a su alrededor. Estaban sosteniendo una reunión de la Orden; una vez más habían terminado en la cocina de los Weasley. Cómo extrañaba Grimmauld Place. Pero una vez que ganaran la guerra suponía que ya no importaría. Para entonces habría lugares mucho más grandiosos abiertos para él. Ya no tendría que pasar su valioso tiempo en pequeñas cocinas.
Mirando alrededor, Albus observó a la gente que había venido a la reunión. Toda la familia Weasley, sin contar a los cuatro menores y a Percy, ya que los gemelos estaban muertos y los otros dos estaban en su habitación, estaba aquí. Incluso Bill y Charlie Weasley habían venido a pasar la Navidad con su familia. Minerva estaba sentada a su lado, Ojo loco Moody estaba parado en una de las esquinas oscuras y Albus no tenía idea de cómo había logrado eso. Tonks estaba sentada al lado de Charlie Weasley, con su apariencia diferente para mostrar la confusión que estaba sintiendo.
El resto de la gente de la Orden también estaba, observándolo y esperando que dijera algo. Albus sabía que ellos ya habían leído el artículo y aquellos que no lo habían hecho igual sabían porque alguien se los habría contado.
El mocoso de verdad había creído que tal artículo dañaría su reputación. Aún así Albus no podía evitar sentirse un poco inquieto. Con la forma en que iban las cosas en la escuela parecía que todo estaba en su contra. La mayoría de la gente había dejado de escucharlo, en la escuela y en las reuniones de la Orden, pero además el Ministro también había dejado de contactarlo solicitando su ayuda para alguna cosa u otra. Era la minoría pero Albus temía que la tendencia pudiera aumentar. Tenía que hacer algo para detenerlo. Habría sido mucho más fácil si Ryddle no hubiera detenido sus ataques al azar. Cuando la gente vivía en el miedo era más fácil que buscaran a alguien que los guiara.
¿Y quién había sido perfecto para eso sino él que era conocido como el vencedor de Grindelwald? Al menos así habría sido hasta que salió ese artículo.
—¿Les gustaría un caramelo de limón?—. Albus ignoró las miradas que recibió de la gente alrededor de la mesa. Al menos esta era una forma efectiva de hacer que se callaran y escucharan.
—No gracias, director.
Albus asintió y aunque sabía de qué hablarían le habría gustado poder usar Legeremancia. A diferencia de Severus, Minerva no era maestra en Oclumancia pero con la guerra, ella tenía sus escudos levantados, incluso en los momentos en que tenía permitido relajarse. Pero era suficiente para que ella se diera cuenta si alguien intentaba meterse a su mente.
—Yo, como muchos otros leí El Quisquilloso.
Sólo años de entrenamiento impidieron que reaccionara de manera visible.
—Sí, aunque no sé de dónde habrá sacado esa idea Xenophilius— se detuvo y sonrió tras su barba cuando varios miembros de la Orden se relajaron de manera visible ante sus palabras.
—¿Así que no hay verdad en eso?— preguntó la matriarca de la familia Weasley, su voz sonando esperanzada.
—Por supuesto que no, querida. Parece que alguien lo ha engañado.
Lentamente Minerva asintió. Albus dejó escapar el aliento que tenía contenido, sabiendo que confiaban en su palabra. No podía arriesgarse a perder más gente. Necesitaba el apoyo, en especial de los pocos sangrepura que tenía.
—Él parecía un poco confundido cuando era un estudiante en Hogwarts— dijo Minerva y Albus vio que varios más asentían alrededor de la mesa. Muchos conocían al Sr. Lovegood o a su hija que ahora iba a la escuela.
—Sí, pero no juzguemos a Xenophilius por esto. Estoy seguro de que no pensó realmente en lo que escribió. Y en todo caso no hay mucha gente que lea El Quisquilloso.
—Verá director, ese es el problema. Alguien envío suficientes ediciones para que toda la escuela lo leyera.
Albus disimulo el ceño fruncido antes las palabras de Minerva. Nadie le había informado de eso y no había bajado a desayunar debido a todas las cosa que tenía que organizar.
—Las protecciones debieron impedir que algo así sucediera— dijo Bill Weasley, rompedor de maldiciones, pero Albus negó con la cabeza.
—Las protecciones sólo impiden que entren cosas con el correo cuando pueden ser perjudiciales para las personas en el castillo.
A decir verdad, el artículo había sido perjudicial para su reputación. Pero ya teniendo una idea de quién estaba detrás de eso, estuvo seguro de que Potter había encontrado una manera de superar las protecciones. Después de todo, el artículo no le había causado daño corporal. Pero sólo un buen hacedor de protecciones podría haber engañado las protecciones, y, aunque odiaba admitirlo, Potter sabía lo que hacía. Después de todo, todos esos sangrepura no lo habrían contratado si no fuera muy bueno en su trabajo.
—Está bien, hablaré con los estudiantes mañana y una vez más cuando todos regresen de las vacaciones de invierno. También arreglaré una entrevista con El Profeta. Tenemos que parar esto antes de que la gente tenga ideas extrañas. Minerva, me gustaría que contactaras a Xenophilius, ve si puedes averiguar dónde realizó la entrevista y con quién la hizo en realidad. ¡A quien sea que se le ocurrió esto tiene un humor enfermizo y debe ser detenido!
Cuando la reunión terminó Albus se levantó de su silla, sintiendo de repente todos los años que había vivido en su cuerpo. Parecía que Potter había decidido causar problemas. El mocoso debió quedarse muerto cuando lo mató. Le habría evitado todos estos problemas.
)00(
Harry hundió la cabeza en la almohada que había conjurado, gruñendo entre el sonido de la habitación. Debió saber que poner a tanta gente en un lugar tan pequeño jamás sería una buena idea. La casa no había sido construida para contener a tanta gente por tanto tiempo. Pero no era como si tuviera otra opción.
Claro que tenía Grimmauld Place que había heredado de Sirius pero Harry quería evitar el lugar lo más posible. El pensar en Sirius ya no lo perturbaba como antes, pero Grimmauld Place todavía lo descolocaba, no tenía dudas sobre eso. Además, la Orden sabía sobre la casa y no tenía manera de saber si Dumbledore tenía alguna forma de meterse al lugar. Podría reemplazar las protecciones alrededor del lugar con las suyas, pero eso significaba que tenía que echar las antiguas protecciones abajo antes de poner las nuevas. Eso la haría visible ante los muggles y magos y eso era un riesgo que Harry no estaba dispuesto a correr. Por eso era mejor quedarse donde sabría que estaría más o menos seguro, aunque era un lugar pequeño.
Levantando la cabeza, Harry miró alrededor de la habitación con ojos cansados. Hermione y Draco estaban sentados frente a frente, haciendo un gran trabajo en ignorarse. Alternadamente se fulminaban con la mirada antes de volver la atención al libro que estaban leyendo. Luna estaba sentada a su lado, leyendo la nueva edición de El Quisquilloso, al revés por supuesto. Ella no parecía preocupada por la pelea que recién había terminado. Snape había decidido que el laboratorio de pociones necesitaba mayores preparativos antes que las cosas del hombre llegaran. Harry suponía que esa era la manera del mago de poder alejarse de ese par. Harry se preguntó si debería haber ido con Snape. Escuchar la enojada voz del maestro de pociones habría sido mejor que sentarse con estos dos en la habitación mientras discutían.
Hubert había comenzado a seguir a Snape por todos lados, emocionado ante el hecho de tener un familiar vivo. Aunque Snape no parecía emocionado escuchaba de manera atenta las historias del fantasma sobre su corta vida. Harry podía comprender a Snape. Debería ser agradable tener a alguien que pudiera contarte sobre tus padres. Quizás debería preguntarle a Remus la próxima vez que viera al hombre lobo
Dejando su cara caer sobre la almohada suspiro profundamente. Se sentía cansado, habiéndole dado el sofá a Snape para que durmiera. Ahora pasaba la mayor parte de la noche en la cocina, tratando de encontrar cosas que hacer. Harry sabía que un simple artículo no lograría cambiar la opinión de la gente sobre Dumbledore. Estaba seguro de que algunos revisarían lo que había dicho. Pero demasiados confiaban en el viejo como para que las palabras de una persona desconocida los hiciera ver la verdad. Además, había escondido varias cosas para mantener su seguridad y la de Tom. Decir demasiado con rapidez podría volverse en su contra, en especial por aquellos que sabían la verdad.
Sacudiendo la cabeza para aclarar sus pensamientos Harry se sentó con lentitud, una sonrisa surcando su rostro. Mirando a aquellos dos notó que estaban demasiado ocupados en sus tareas como para prestarle atención. Snape debió saber que no debería haberle confiado a Draco y Hermione que los cuidaran a él y a Luna. Si trabajaran juntos habría sido casi imposible poder escapar pero la falta de amistad entre ellos los tenia distraídos por su obvio intento de ignorarse.
—Voy afuera.
Cuando ninguno de los dos reacciono miró a la cuarta persona en la habitación. Cerrándole un ojo a Luna quien asintió, Harry desapareció de la sala. Fuera de la puerta que daba al sótano se detuvo. Pese a las protecciones que había puesto en el lugar Snape lo había clamado para su uso. El sonido de voces alcanzó sus oídos. Parecía que estaban en una profunda conversación y Harry dudaba que se dieran cuenta que se había ido por un largo tiempo.
Envolviéndose en una capa, salió y cerró la puerta tras él. Estaba nevando suavemente afuera, no lo suficiente como para obligarlo a entrar pero si lo suficiente como para que la gente no lo mirara extraño por cómo estaba vestido. Harry trasfiguró sus calcetines en botas y comenzó su camino hacia Hogsmeade.
Caminó con rapidez por el camino, queriendo llegar con rapidez al lugar deseado y también porque también lo ayudaba a mantenerse cálido. Metió las manos bien profundo en sus bolsillos, sintiendo la bolsa de dinero que tenía escondida allí cuando dejó la casa.
Como había esperado, había muy poca gente afuera a esta hora del día. La mayoría eran niños que estaban jugando en la nieve y algunos adultos que estaban vigilando a los niños. Harry notó que aquellos mayores de diecisiete tenían las manos en sus varitas. Sabían que Voldemort había regresado y probablemente temían algún ataque cuando menos lo esperaban. Rodando los ojos Harry continúo caminando. Dudaba mucho que Voldemort hiciera tal cosa. Sólo volvería a la gente del lado de Dumbledore debido a su necesidad de protección.
Ignorando la mirada de molestia que consiguió, Harry bajó la cabeza y siguió caminando. Lamentó no haber llevado a nadie con él. Pero los otros cuatro, más o menos, eran figuras conocidas en el pueblo y no podía correr el riesgo de que alguien le contara a Dumbledore. Además su plan funcionaría mucho mejor si estaba solo en lugar de con alguien acompañándolo. Y no era como si necesitara que alguien lo protegiera.
Harry encontró el Cabeza de Puerco sin problemas. Había caminado hasta allí muchas veces. Como Harry Potter y como Evan James. Como había esperado había mucha gente adentro, disfrutando la calidez y compartiendo los últimos chismes. Escuchando un poco Harry estuvo complacido de notar que mucho era sobre Dumbledore. Suponía que eso no debía sorprenderlo. Era un gran tema y mucha gente encontraba que era mejor discutir sobre eso que sobre la guerra.
Divisando a quien había estado buscando cerca de la chimenea Harry se sacó la capucha. Aunque sabía que había cambiado igual había lanzado unos cuantos glamours sobre su persona. No muchos como para que las personas se dieran cuenta pero los suficientes para alterar su apariencia. Mezclando sus ojos verdes con cafés, poniéndose pecas y algunas arrugas hizo un gran trabajo. Como último detalle Harry había agrandado la cicatriz en su frente, hasta que ya no parecía un rayo. Ahora se extendía desde el medio de su frente hasta casi la punta de su nariz. Dudaba que alguien lo reconociera al verlo en la calle. Ahora tenía que ver si alguien que lo había conocido lo reconocería al verlo de cerca.
Con calma Harry se movió entre la multitud. Sus ojos estaban enfocados en el gran cuerpo que sobresalía de los demás. El medio gigante estaba sentado encorvado en una silla que se veía muy pequeña para su gran cuerpo y que protestaba cada vez que el hombre se movía. Ya había varios tazones grandes y vacíos frente a él, dando a entender que ya había bebido bastante. Hagrid se veía tan diferente de la última vez que Harry lo había visto, por otro lado la última vez que Harry había visto a Hagrid su viejo amigo no había sido nada más que un adolescente. Al menos ahora tenía barba. Pero ver a Hagrid ahora era como verlo de vuelta en el tiempo como Beleza. El hombre simplemente no era capaz de esconderse entre una multitud. Tenía una melena salvaje de pelo que rodeaba su cara y su cabeza. La chaqueta de piel de topo tenía más bolsillo de lo normal y Harry sabía que Hagrid podía ocultar casi cualquier cosa en ellos. Le hizo preguntarse si los bolsillos del medio gigante no tenían fondo.
—¿Le molestaría que me siente aquí? Todos lo demás asientos están ocupados.
Harry miró a Hagrid directo a los ojos. Los ojos del medio gigante carecían del brillo cálido que normalmente tenían. Harry suponía que era natural ya que Hagrid no lo reconoció.
—Por supuesto.
Dándole a Hagrid una sonrisa Harry se sentó en la silla libre.
Ordenando un trago para sí mismo Harry volvió a mirar a Hagrid que aún lo estaba observando. Por la manera en que el hombre fruncía el ceño Harry supo que Hagrid estaba intentando que su cerebro funcionara pese a la gran cantidad de alcohol que había ingerido.
—¿Te conozco?— la voz de Hagrid fue amortiguada gracias a los tragos que había bebido antes que Harry llegara. En su mente Harry agradeció a los hechizos alrededor de la mesa que permitían que uno pudiera conversar en privado y disminuían un poco el ruido alrededor.
—Quizás nos conocimos antes. Hace mucho que no estoy en el pueblo.
Hagrid asintió, la gran cabeza bailando con el movimiento.
—Por supuesto, mi nombre es Rubeus Hagrid.
—Evan.
A diferencia de Hagrid, Harry no le dio su apellido. Era muy riesgoso con su nombre recién impreso en el periódico. Sólo estuvo agradecido de que Hagrid estuviera demasiado ebrio para darse cuenta de que fue él quien fue entrevistado. Pero con la cantidad de alcohol que Hagrid había consumido Harry suponía que no debía sorprenderle.
—¡Usted es el Profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas!
—¿Quién le dijo eso?
Harry no pudo evitar estremecerse ante la dura voz de Hagrid. Al parecer había aprendido a ser más sospechoso de los extraños o quizás era porque Harry nunca había visto este lado del hombre antes.
—Mi primo asiste a Hogwarts. Es un Hufflepuff de cuarto año, a menudo ha mencionado sus lecciones en sus cartas—. Harry no estaba mintiendo. Con toda la endogamia en el mundo mágico muy bien podría tener un primo en Hogwarts. Y el chico muy bien pudo haberle escrito sobre Hagrid y sus lecciones en sus cartas, aunque claro Harry nunca había recibido tal carta, pero Hagrid no tenía por qué averiguar eso. —He estado interesado en todo tipo de criaturas por mucho tiempo. Quiero decir, ¿hay algo más fascinante que el estudio de una criatura en su entorno natural? Como las Acromantulas, para mí son criaturas incomprendidas y aún así tanta gente les teme. Estoy seguro de que si las personas se tomaran el tiempo para conocerlas se darían cuenta de la verdad.
Por primera vez Harry estuvo agradecido de haber escuchado con atención cuando Hagrid había hablado sobre su fascinación por los diferentes tipos de criaturas y seres mágicos. Visiblemente el medio gigante comenzó a relajarse e incluso comenzó a asentir y luego a agregar sus propios comentarios mientras pasaban de Acromantula a otros seres, de los que Hagrid había enseñado en sus clases y de aquellos que vivían en el Bosque Prohibido.
Harry de repente comprendió porqué había sido tan fácil para Voldemort conseguir información de Hagrid en el primer año de Harry. Con un poco de alcohol en la sangre, algunas palabras amistosas e interés verdadero la lengua de Hagrid parecía ganar voluntad propia. Harry casi se sintió mal por usar a Hagrid de esta manera, después de todo el medio gigante había sido su primer amigo y lo había salvado de los Dursley. Pero Harry necesitaba información y la forma más fácil y más rápida de conseguirla era a través de Hagrid.
Recordando cómo Hagrid había reaccionado la primera vez que lo conoció cuando Vernon había hablado mal de Dumbledore, Harry sabiamente no se acercó al tema. Hagrid podía ser un buen amigo y Harry estaría muy triste si muriera, pero también sabía que no había manera en que pudiera convencer a Hagrid de darle la espalda al director. Para Hagrid, Dumbledore no podía hacer nada malo. Nada que Harry dijera o hiciera cambiaria eso.
En vez de eso Harry decidió disfrutar el tiempo compartido con Hagrid. Ordenó para ambos cervezas de manteca y con rapidez logró olvidar que eran considerados enemigos. Además, serían pocas veces las que realmente podría disfrutar de un momento como éste de ahora en adelante. Tomar parte en la guerra significaba que tendría mucho que hacer. Y con lo que Hagrid le había dicho, los planes ya habían comenzado a formarse en su cabeza.
Dándose cuenta de lo tarde que era, Harry se sorprendió de que nadie hubiera venido a buscarlo para llevárselo a la rastra hasta la casa. Ya que Luna era la única que sabía a donde había ido, lo más probable era que ya hubieran entrado todos en pánico. Estirándose en su silla Harry suspiró.
—Bueno, ha sido muy agradable hablar con usted, pero me temo que debo marcharme. O es eso o me terminaran arrastrando por una oreja, y eso es algo que prefiero evitar.
Harry sonrió ante la imagen, con facilidad podía imaginar a Draco o Hermione haciendo eso. Snape, por otro lado, lo fulminaría con la mirada hasta que Harry siguiera la tácita orden. Hagrid asintió, la gran cabeza se balanceó.
—Por supuesto. Saluda a tu primo, ¿cómo dijiste que se llamaba?— dijo Hagrid arrastrando las palabras, sus ojos ligeramente desenfocados.
Harry sonrió y puso suficiente dinero en la mesa para pagar por los tragos de ambos.
—Lo haré. Quizá nos veremos de nuevo.
Había mucha menos gente en el Cabeza de Puerco comparado a cuando Harry había llegado. No sólo eso sino que eran los tipos más toscos los que normalmente venían cuando ya era de noche, como en el Callejón Knockturn. Harry los ignoró y se enfocó en que sus pies lo llevaran con seguridad afuera. No quería llamar la atención. Sólo quería volver a la casa y dormir para procesar el alcohol.
Afuera estaba oscuro pero seguía nevando, aunque con más fuerza que cuando había entrado al Cabeza de Puerco. Con un suspiro Harry se puso la capucha, cubriendo su cabeza y envolviendo su rostro en sombras. Tarareando fuera de tono, Harry giró a la derecha y comenzó a caminar por la calle. Después de beber se había mareado pero ahora sentía como si pudiera hacer lo que quisiera sin problemas. Se preguntó en silencio si debía probar ahora su capacidad de volar sin una escoba. Decidiendo que estaba muy cansado para eso ahora optó a hacerlo mañana cuando no estuviera tan cansado.
Sonriendo para sí mismo Harry tropezó a través de la nieve alta, separado sus brazos para equilibrase y así poder mantenerse de pie. Entrecerrando los ojos y ladeando su cabeza podía imaginar que la nieve eran nubes. Comenzó a caminar más rápido, esperando ver si podía moverse tan rápido como en su Saeta de Fuego.
Sintiendo que era observado frunció el ceño. Estaba fuera de Hogsmeade y sabía que nadie más vivía en esa dirección, así que nadie tenía razones para caminar tras él. Descartándolo como poco importante continuó caminando como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Se mantuvo en el sendero, pese a estar ebrio sabía que no podía desviarse del camino porque era peligroso.
De repente se encontró levantado de sus pies, demasiado rápido para que su mente cargada de alcohol pudiera registrar lo que estaba sucediendo antes que fuera demasiado tarde. Un brazo estaba envuelto alrededor de su cintura mientras que la otra mano libre estaba alrededor de su garganta, manteniéndolo eficazmente inmóvil cuando sintió las uñas afiladas enterrarse en la suave piel de su cuello. Harry estaba respirando suavemente, tratando de controlar el pequeño destello de miedo que sentía y para calmar a su agitado corazón. Del cuerpo presionado tan cerca contra toda su espalda, Harry podía decir con seguridad que era un hombre, se había movido demasiado rápido para ser humano.
—¿Qué está haciendo un lindo pequeño humano como tú solo por estos lados? ¿No sabes lo peligroso que puede ser para una cosita tan linda como tú andar solito?— Mientras la persona hablaba lamió el cuello de Harry, como un gato su leche. —Tu sangre huele dulce y sé que sabrá dulce aunque no seas virgen. Hueles tan poderoso. Estoy feliz de esperar hasta que salieras en ver de seguir a los otros. Puedes ser pequeño pero estoy seguro que hay más que suficiente para satisfacer mi hambre.
Los ojos de Harry se abrieron y oyó la risa del hombre tras él, el pecho contra su espalda vibró.
—Parece que has averiguado lo que soy, pequeñín.
—Vampiro— susurró Harry, recordando el encuentro que había tenido con uno en el Callejón Knockturn junto con Tom. Luego se dio cuenta de cómo lo había llamado el hombre tras él.— No soy pequeño, es sólo que todos los demás son extrañamente altos— bufó ignorando lo infantil que sonaba su voz y cómo había arrastrado las palabras.
—Por supuesto que no, eres dulce, pequeñín, estoy seguro de que tu sangre sabrá muy bien.
Harry trató de liberarse, quería que el hombre dejara de decirle 'pequeñín', pero era bastante difícil en esta posición; se dio cuenta de que los brazos a su alrededor eran como de acero. La presión en su estómago de seguro dejaría un gran moretón mañana, si es que seguía vivo.
—Sería muy estúpido que bebieras mi sangre— dijo Harry de repente con voz cantarina y una sonrisa traviesa que lucía como la de un gato satisfecho.
—¿En serio? ¿Y por qué es eso?— el vampiro parecía desinteresado, como si hubiera tenido muchas víctimas antes que le hubieran rogado que no bebiera su sangre. Quizás había esperado que Harry le rogara que no completara sus acciones. Al mismo tiempo sonaba ligeramente divertido. Era tan diferente del que Harry había enfrentado antes. Casi como un hombre lobo que había bebido poción matalobos, si debía comparar esta situación a algo así.
—¿Cómo va la negociación con Voldemort?
Para sorpresa de Harry el vampiro no se estremeció al decir el nombre del señor oscuro. Suponía que tenía que darle puntos por eso.
El agarre alrededor de su garganta aumento y Harry tuvo que luchar para respirar.
—¿Y cómo has conseguido tal información, pequeñín?
La mano alrededor de su cuello apretó y Harry luchó para que entrara aire a sus pulmones.
—No puedo respirar.
La mano se relajó ligeramente pero el agarre aún era doloroso y demasiado firme como para poder huir. Pero Harry había pasado cosas peores que ser apretado con mucha fuerza así que suponía que no estaba en posición de quejarse.
—Sé un niño bueno y responde mi pregunta, pequeñín.
La boca del hombre estaba tan cerca que podía sentir su aliento en el oído y Harry se estremeció por una combinación del frio y la sensación de acción que le daba.
—Sería mucho más fácil que tú fueras bueno y me dejaras ir.
Un fuerte gruñido resonó y Harry suspiró. Había sido sólo una pregunta, dudaba que alguien pudiera culparlo por eso.
—Bien— gruñó Harry y cruzó los brazos lo mejor que pudo. —Sólo para estar seguro, tú eres uno de los aliados de Voldie, ¿cierto?
Harry suponía que era tarde para preguntar eso pero podía culpar al alcohol que había consumido junto a Hagrid.
Sintiendo al vampiro asentir tras él, Harry decidió que era una buena respuesta.
—Mi nombre es Evan James y soy uno de los aliados de Voldie— dejó escapar una risita ante el sobrenombre. De verdad dudaba que a Voldemort le gustara el nuevo nombre que le había dado. El vampiro soltó su cuello y levantó su manga lo suficiente como para mirar el antebrazo de Harry. Harry siguió la que parecía ser la línea visual del vampiro y observó la pálida piel que parecía brillar en la oscuridad.
—No tienes marca.
Rodando los ojos, Harry le dio un codazo al vampiro aunque no tuvo el efecto deseado. Gimiendo por lo bajo Harry sabía que añadiría otro moretón a los que ya tenía.
—Idiota, soy su aliado, no uno de sus seguidores descerebrados. Apuesto que tú tampoco tienes su marca.
Miró hacia donde sabía estaba la casa. Ya que las protecciones estaban conectadas a él era capaz de ver a través de ellas. Pero no había luz en las ventanas y no vio nada más que pura oscuridad. Ninguno de ellos sabía dónde estaba. Y le había quitado el collar a Snape para dárselo a Luna cuando nadie lo había visto.
—Quizá debería contactar a lord Voldemort para asegurarme que no me estás mintiendo.
Harry se quedó helado. Si el vampiro contactaba a Voldemort, el señor oscuro probablemente insistiría que lo llevaran con él. Pese a los pocos días que habían estado separados y a su estado de ebriedad Harry sabía que aún no podía volver.
—¡No puedes hacer eso!
El vampiro y Harry se sobresaltaron por la fuerza con que salieron las palabras pero el vampiro lo demostró menos que Harry.
—¿Y por qué es eso, pequeñín?
Dientes filosos rasparon la piel de su cuello y Harry comenzaba a molestarse. El vampiro estaba haciendo un buen trabajo en distraerlo. Mentiría si decía que no le gustaba la atención que le mostraba a su cuerpo, pero Harry no iba a dejar que un vampiro se aprovechara de él.
—Porque Voldie y yo tuvimos una discusión y aún no lo he perdonado. Él fue maleducado— bufó sin importarle lo infantil que sonaba.
—¿Y sobre qué fue la discusión?
La pregunta lo hizo ponerse un poco sombrío y Harry hizo un puchero
—Llamó a Mione sangresucia y cuando usé el hechizo de jabón en la boca se enojó conmigo. Así que tomé a Mione y a los demás y me marché y no he vuelto.
Para su sorpresa Harry se encontró lentamente siendo depositado en el suelo.
—No te preocupes, pequeñín, no te llevaré donde lord Voldemort esta noche. Creo que te dejaré vivir pequeñín, algo me dice que serás una gran diversión para mí más tarde.
Unos labios fueron presionados brevemente contra los suyos y los ojos de Harry se abrieron bien grandes. Aparte de Voldemort la única otra persona que lo había besado había sido Cho y ella lo había estado usando para olvidarse de Cedric. Harry suponía que sus padres también lo habían besado pero no contaban porque no lo recordaba. Antes que pudiera protestar el vampiro ya se había marchado, dejándolo parado solo en la fría noche.
—Sólo Voldie tiene permitido hacer eso— gruñó Harry—. Me pregunto qué dirá sobre ese nuevo nombre, ¿quizá debería llamarlo así la próxima vez que lo vea?
Encogiéndose de hombros, Harry comenzó a caminar de vuelta hacia la casa, debatiendo consigo mismo si debía intentar imaginar qué había sucedido o si simplemente debía alejar todo el asunto de su mente.
)00(
Severus Snape estaba todo menos feliz. Había sido molestado en medio de una delicada poción que había estado preparando por fuertes gritos desde arriba. Queriendo saber qué sucedía, ya que la poción estaba arruinada, subió las escaleras. Allí encontró a su ahijado y a la Srta. Granger discutiendo a gritos sobre de quién era la culpa de que Potter había desaparecido.
Fue la Srta. Lovegood que les informo a todos que Potter había salido en una misión secreta y regresaría sano y salvo durante el día. Ya que no tenía el collar que el señor oscuro le había pasado, el mocoso se lo había quitado mientras Hubert lo tenía distraído, y no tenía idea de donde lo había escondido el mocoso, ni siquiera respondió cuando intentó convocarlo, Severus se había visto obligado a aceptar las palabras de la chica. Y había decidió esperar. Había sido espía durante muchos años para saber cuánto podía salir mal si uno no tenía paciencia. Si Potter no llegaba a una hora adecuada Severus contactaría al señor oscuro, sin importar las consecuencias que enfrentaría por perder al amante de su lord.
Justo en ese momento la puerta se abrió, el agarre de Severus alrededor de su varita aumentó, agradecido que estuviera igual de oscuro adentro que afuera. No sólo estaba escondido de la vista en las sombras pero además podía ver mejor hacia afuera. El pequeño cuerpo de Potter estaba apoyado de manera pesada contra el umbral, respirando lentamente y con una capa negra que se parecía mucho a la que usaba Severus.
—¿Y dónde ha estado, señor Potter?
Potter dio un paso atrás, su cuerpo repentinamente tenso y Severus levantó una ceja, preguntándose en silencio qué había hecho para que el chico reaccionara así.
—Snape.
La voz arrastrando las palabras hizo que levantara de nuevo una ceja, aunque estaba muy oscuro para que el chico lo notara.
—Está ebrio, señor Potter.
En la oscuridad vio al chico sacudir la cabeza.
—Sí, eso creo. Pero no soy Potter. Mi nombre es Evan James y soy un hacedor de protecciones.
El chico avanzó y solamente los rápidos reflejos de Severus impidieron que el chico cayera de cara al piso.
—Usted es agradable— dijo Harry.
Severus bufó.
—Creo que usted es el primero de mis estudiantes en decir algo así, señor Potter.
—Soy Evan. Repita después de mí: E-V-A-N, Evan. En realidad es el apellido de soltera de mi madre. Es por eso que lo escogí. James porque es el nombre de mi padre y habría sonado estúpido que me pusiera Evan Evan.
Severus rodó los ojos cuando el chico se largó a reír.
—Por supuesto, Pot... Evan. Ven conmigo, no planeo lidiar contigo toda la noche cuando estás así. Y guarda silencio, no quiero que los demás despierten.
Sintió a Potter asentir pero el chico no hizo ningún esfuerzo de alejarse de él.
—Él también se marchó en silencio.
—¿Quién, Evan?
—No lo sé— fue la murmurada respuesta que consiguió—. Nunca me dijo su nombre, fue bastante maleducado considerando que quería matarme.
Severus había comenzado a guiar al chico hacia la sala pero se quedó helado al oír esas palabras.
—¿Qué dijiste?— No se molestó en esconder la incredulidad y el asombro de su voz. No había nadie más y con el estado en el que estaba Potter dudaba que el chico pudiera recordar mucho en la mañana.
—Quizás en realidad no quería matarme, pero si quería beber mi sangre.
—Un vampiro.
—Sí, y me dijo 'pequeñín'. Yo no soy pequeño, es sólo que todos los demás son más altos que yo.
Llegaron a la sala y Severus guió al chico al sofá e hizo que se acostara.
—¿Cómo saliste con vida? Cuando un vampiro quiere beber tu sangre no hay nada que los haga cambiar de opinión.
—Le dije que concia a Voldie, aunque ahora estoy enojado con él, él prometió no llevarme donde Voldie. ¿Sabía que los vampiros están con él ahora? Aún estoy enojado con él pero estoy feliz por eso.
Potter lo miro y sus ojos negros se encontraron con los espectaculares ojos verdes, que le recordaron mucho los de Lily Evans.
—La vida es injusta.
—Estoy sorprendido de que te hayas dado cuenta de eso recién ahora, Evan.
El chico sacudió la cabeza.
—No, lo sé hace mucho tiempo, pero no cambia nada. Gracias a la estúpida profecía.
Severus, que había estado sacándole las botas a los fríos pies de Potter se quedó helado ante esas palabras.
—¿Conoces la profecía?
Él había sido quien le había entregado la profecía al señor oscuro, pero lo habían descubierto antes de poder escucharla completa.
—Nuhu, Dumb, Duble... ese hombre estúpido me la contó después de la muerte de Sirius.El único con el poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca... Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el señor tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce... Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida... El único con el poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el séptimo mes...
Los ojos del chico se cerraron y un suave murmullo escapó de sus labios mientras se acurrucaba en una bola. Severus se quedó parado mirando al chico como lo había hecho muchas veces mientras había estado bajo su cuidado. De esa manera era casi imposible creer la cantidad de caos que el chico podía crear estando despierto. Diciéndose a sí mismo que era porque no quería lidiar con un Potter resfriado, Severus cubrió al chico.
El hombre se sentó en el sillón con el ceño fruncido. Era la primera vez que oía todo el contenido de la profecía y de repente comprendió la preocupación de Potter. Por lo que podía ver había muchas formas diferentes en que la profecía podía resultar. Voldemort podría matar a Potter, o viceversa, o ambos podrían morir. Y no estaba seguro de a quién apoyar si tenía que decidir.
Frunció el ceño aún más al darse cuenta de que Potter había ocupado el lugar donde dormía normalmente. En los días que había permanecido ahí, Potter se había acostado después de todos y ya se había levantado antes que Severus despertara. Quizás había transfigurado una cama para dormir. De todas maneras Severus juró que le prestaría más atención al mocoso de ahora en adelante.
Viendo que el reloj ya había tocado la medianoche Severus decidió dormir. Envolviendo la capa alrededor de su cuerpo, se echó hacia atrás en el sillón y cerró los ojos. Podría continuar sus dudas sobre Potter por la mañana. Era obvio que ya no conseguiría nada más del chico y aún tenía que averiguar qué había sucedido en el tiempo en que Potter había salido de la casa hasta cuando lo atacó el vampiro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top