Capítulo 2
Capítulo 2.
La mayoría de las personas creían que era imposible sorprender a los goblins y estaba seguro de que muchos habían tratado de hacerlo. Ahora Harry tenía pruebas de que podía hacerse. La pluma que Ragnok había estado usando yacía inmóvil en el escritorio mientras su mano se abría y cerraba, al parecer sin saber cómo había dejado caer la pluma.
Fue la única pista que Harry tuvo sobre el shock que había recibido Ragnok al verlo. Pero había conocido al goblin lo suficiente como para saber leer las señales.
Cuando Ragnok no se movió ni dijo nada, Harry comenzó a ponerse nervioso. Para ser sinceros no había pensado bien en esto y no se sorprendería si Ragnok decidía arrojarlo fuera de Gringotts.
Lentamente Ragnok se paró de su silla y le dio la vuelta al escritorio. Harry se mordió el labio inferior cuando Ragnok se paró frente a él. Ninguno de los dos habló sólo se miraron un rato en silencio. Su garganta estaba seca y Harry tuvo que obligarse a no retorcerse bajo la intensa mirada de Ragnok. ¿Quién sabría que la mirada de Ragnok podía ser tan similar a la del profesor Snape?
Finalmente Ragnok retorció la boca en una forma que podía ser llamada sonrisa. Pero sólo aquellos que conocían al goblin comprenderían qué significaba.
—¿Y dónde ha estado escondiéndose estos últimos cincuenta años, señor James? ¿Tiene alguna idea de cuánto perdió Gringotts por su repentina desaparición?
—No planeé que eso sucediera. Si ese hubiera sido el caso me habría asegurado de avisarte con anticipación. Pero es bueno saber que me extrañaste.
El viejo goblin bufó.
—Eso cree. ¿Cuántas veces debo decirlo? Usted no me importa, sino el dinero que nos puede hacer ganar aquí en Gringotts.
Harry meneó la cabeza con una sonrisa. Al parecer ese argumento nunca se pondría viejo.
Ragnok pareció haber decidió algo y asintió para sí mismo, mientras tomaba la mano de Harry y arrastraba al mago de cabello negro hasta el escritorio. Ragnok lo sentó en una de las sillas y volvió a tomar asiento en la suya.
—Muy bien Sr. James, creo que me debe una explicación.
Harry asintió.
—Sólo escúchame y prométeme que no me interrumpirás. Una vez que termine puedes hacer las preguntas que desees. Lo que voy a decirte puede sonar como un cuento de hadas pero te prometo que es la completa verdad.
El goblin lo interrumpió con una mirada molesta.
—Si no comienza enseguida verá por qué se rumorea que los goblins tenemos una cultura sangrienta.
Harry sonrió y se sobó la nuca.
Sólo pensé que te gustaría que te avisara, Ragnok. Muy bien, todo comenzó hace como un mes cuando el Director de Hogwarts, Albus Dumbledore, me llamó a su oficina.
H&T
Voldemort no estaba feliz al escuchar al mortífago relatarle los acontecimientos de la última redada. No se les ocurría nada nuevo y la mayoría de ellos trataba de culpar a los demás por los errores cometidos para no tener que lidiar con el castigo. Se aseguraría de que fueran castigados por eso.
—Severus, ¿hay noticas sobre la desaparición del chico Potter?
El mortífago que había terminado recién su reporte se unió a los demás mientras que el maestro de pociones se adelantaba y le hacia una reverencia diciendo:
—Mi lord.
El maestro de pociones había cambiado desde la desaparición del chico Potter. Ninguno de ellos creía lo dicho por Dumbledore sobre que Potter se había cambiado al lado oscuro. Después de todo, ¿cómo podía ser un seguidor si el mismo Voldemort no había recibido al chico en su alegre banda de asesinos?
Severus estaba más delgado de lo normal y su cabello se veía más grasoso. Voldemort se preguntó si Lucius y Narcissa eran incapaces de cuidar de su amante. La pérdida de Potter había golpeado duro al maestro de pociones más de lo que habrían podido suponer. Pero incluso Voldemort sabía lo mucho que el hombre había atesorado a Lily Potter, antes Evans. Después de todo, el maestro de pociones le había rogado que perdonara su vida. Si no hubiera sido por el hecho de que ella no quiso moverse cuando se lo ordenó, probablemente la bruja aun estaría con vida.
—…Dumbledore aún dice que Potter murió porque se unió a usted, mi lord. Cuando le pregunté por qué yo no supe que Potter se le había unido, dijo que usted lo mantuvo en secreto de todos. Y se rehusó a mostrar el cuerpo, sin importar quien preguntara. Todo lo que dijo es que debemos creer en su palabra y nos quería ahorra el malestar de ver el cuerpo.
—¿Así que está la opción de que el mocoso aún este con vida?
Voldemort maldijo por lo bajo cuando Severus asintió. Aunque sabía que Severus quería que el chico viviera, tenía que morir. La profecía lo decía.
—¿Y cómo han tomado la noticia los amigos de Potter?
Severus frunció más el ceño y Voldemort sabía que no le gustaría lo que iba a oír.
—Todo el clan Weasley le dio la espalda, clamando que los había engañado a todos con su actuación. Pero algunos dudan levemente de las palabras de Dumbledore. Granger no ha dicho mucho pero ella cree demasiado en las figuras de autoridad. Y a sus ojos Dumbledore es la autoridad máxima.
—¿Y el lobo, Remus Lupin, creo que se llama?
Con el rabillo del ojo Voldemort notó cómo Fenrir levantaba el rostro cuando el nombre de Lupin fue mencionado. Voldemort sabía todo sobre los sentimientos de Greyback por el otro hombre lobo. Era la razón por la que Greyback había mordido al otro hombre cuando ambos eran niños.
—Lupin ha desaparecido. Anunció que su cachorro nunca se volvería oscuro y luego dejó la reunión. Nadie lo ha visto o ha podido contactarse con él. Debido a esto la Orden ha perdido las pocas manadas que había logrado convencer Lupin.
—Qué bueno. Greyback ve si puedes hacer que se nos unan.
El licántropo dejó la reunión y fue seguido por otros tres hombres lobo. Como líder, Voldemort comprendía que Greyback no podía ir a una reunión de ese tipo sin respaldo. Era la única razón por la que le permitía eso.
—Severus, quédate, los demás pueden irse.— cuando ninguno se movió Voldemort dijo con fuerza: —¡Lárguense antes de que los mate a todos!
Los dos magos esperaron hasta que la última persona salió de la sala de reuniones y la puerta se cerró tras ellos. Voldemort se levantó de su trono y se acercó a Severus, que estaba parado en silencio esperando a ver qué haría.
—Es mejor para todos que el chico este muerto, él habría muerto igual debido a la profecía.
Severus asintió e inclinó ligeramente la cabeza, el pelo escondiendo su rostro.
—Lo sé. Pero si hubiera un cuerpo para enterrar…. Sé que Lily habría querido eso por lo menos.
Voldemort puso una mano en el hombro de su aprendiz.
—Ahora tenemos otra razón para vengarnos de Dumbledore.
—Sí, mi Lord. ¿Hay algo más de lo que desea hablar?
El tono de voz de Severus le dijo a Voldemort que quería irse. Estaba escondido pero Voldemort conocía bien al joven para poder distinguir el leve cambio de tono.
—No, eso es todo por hoy.
—¿Debo enviar a alguien a su recamara esta noche, mi lord?
—No, ve con tus amantes. Creo que tienen miedo de que te deje para mí todo el día.
Severus hizo una reverencia de la mejor manera con la mano de su amo aún en su hombro.
—Le deseo un buen día, mi Lord—. Con eso se marcho de la habitación, su túnica negra ondeando tras él.
Voldemort negó con la cabeza y volvió a su trono. Nagini yacía en una almohada en el piso a su izquierda. Cuando él se sentó ella levantó la cabeza.
—¿Qué estás pensando, amo?
Voldemort acarició la cabeza de la gran serpiente.
—Es sobre el chico Potter.
—¿Ese que quieres matar?
—Sí, algo me dice que no está tan muerto como Dumbledore quiere que crea.
—Ya veo. ¿Amo, crees que tu pareja habría querido que mataras al chico?
Ante la mención de su amante muerto Voldemort no pudo evitar hacer una mueca de desprecio.
—Evan era débil y dejó que lo mataran. No importa lo que habría pensado, porque no está aquí.
La mano que no estaba acariciando a Nagini se metió bajo su túnica y sus dedos se cerraron sobre el collar que había recibido hace tantos años. Ni siquiera ahora sentía deseos de quitárselo.
—Me pregunto cuán diferente habrían sido las cosas si hubieras vivido, Evan.
No había nadie que le respondiera.
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—Y así es como terminé sentado frente a ti, cincuenta años en el futuro, que es en realidad el tiempo al que pertenezco.
Harry terminó su historia y se apoyó atrás en la silla con un suspiro. ¿Quien habría pensado que sería tan agotador hablar por tanto tiempo? Ahora sólo quería acostarse y olvidar todo lo que había sucedido.
Miró a Ragnok con los ojos entrecerrados. Como había prometido el goblin no había dicho ni una sola palabra mientas Harry narraba su historia. Ahora sólo tenía que esperar y ver qué haría Ragnok.
—Esa fue una historia interesante Sr. James, ¿o debo llamarlo Sr. Potter?
Harry se encogió de hombros.
—En realidad no me importa. Pero Potter fue el apellido de mis padres así que mejor quedémonos con ese.
—Muy bien Sr. Potter. Déjeme ser honesto, encuentro bastante difícil creer lo que acaba de contarme—. Harry se desplomó en la silla. Había contado con que Ragnok estuviera dispuesto a ayudarlo pero al parecer tendría que arreglárselas sin la asistencia del goblin—. Pero ya que no se me ocurre ninguna otra explicación de como usted sabe todo esto supongo que debo creer su historia.
El rostro de Harry se iluminó en una sonrisa y sólo fue la mirada molesta de Ragnok lo que evitó que saltara a abrazarlo. Quizás sabía lo que estaba pensando. Algo le dijo que ser abrazado no era algo que le gustara al goblin.
—¿Puedo preguntarle qué tiene planeado hacer? Espero que este consciente de que el Sr. Dumbledore lo ha declarado muerto. Por ende sería peligroso que ande a la vista de la gente. Y el Sr. James murió hace muchos años...
Harry se encogió de hombros.
—No he pensado en eso. Dime, ¿qué le sucedió a mi dinero? Al que tenía hace cincuenta años y al que me dejaron mis padres.
Ragnok revisó algunos papeles antes de responder su pregunta.
—Ya que no tenía un testamento cuando era Evan James, el dinero fue a Gringotts. Ahora que volvió es mi deber informarle que puede recuperar su dinero.
Ragnok no se veía para nada complacido al pensar en devolver dinero, aunque legítimamente le perteneciera a Harry.
Harry frunció el ceño ante lo que le dijo el goblin. Eso significaba que Tom no había tenido nada después de que desapareció. Habría tenido que arreglárselas con lo que le dieran del fondo de ayuda escolar.
—Después de que el Sr. Dumbledore declaró que usted estaba muerto trató de acceder a su bóveda. Pero ya que no había cuerpo, las bóvedas quedaron congeladas. Si nada hubiera sucedido después de un año habríamos revisado el testamento de sus padres para ver dónde debería ir el dinero. Si no hubiera nada designado el dinero iría a Gringotts.
Harry se quedó varios minutos sin decir nada mientras pensaba.
—Quiero que mantengas la bóveda de los Potter congelada. Es mejor que nadie sepa que estoy vivo. Eso me dará tiempo de moverme sin tener que estar pendiente de enemigos adonde vaya. También me gustaría ganar acceso al dinero que gané como Evan James; nadie sabrá de ese dinero.
—Así será.
Harry abrió la boca para decir algo cuando sus pulmones empezaron a acalambrase. Envolvió su pecho con sus brazos, esperando de manera imposible poder detener el ataque antes de que empezara. Cerró los ojos cuando el ardor comenzó a esparcirse por sus pulmones. Cuando comenzó a toser cubrió su boca con una mano, sabiendo lo que sucedería.
Sangre cálida cubrió su mano y Harry sintió el sabor metálico en su boca. Haciéndose una bola en un intento de calmar el dolor cayó de la silla en la que había estado sentado. Ni siquiera sintió el dolor cuando su cuerpo entró en contacto con el duro piso. En vez de eso rodó de lado, tosiendo y jadeando por aire.
Lagrimas llenaron sus ojos mientras trataba de concentrarse en cualquier cosa que no fuera el dolor que estaba sintiendo. Cualquier cosa seria mejor. Diablos, preferiría estar bajo la maldición Cruciatus si creía que le ayudara.
Cuando el ataque terminó después de lo que le pareció una eternidad, Harry no se movió. Sólo dejó su cabeza en el suelo frío y trató de llenar sus pulmones con todo el aire que le fuera posible.
Sacando la mano de su boca para respirar mejor escuchó un jadeo de algún lugar a su izquierda. Harry abrió los ojos y maldijo en silencio. Había olvidado que no estaba solo en la oficina. Ladeando su cabeza un poco tuvo a Ragnok a la vista.
El goblin lo miraba con los ojos entrecerrados y si Harry no lo conociera creería que Ragnok estaba realmente preocupado. Harry meneó la cabeza, ligeramente divertido. Sabía que es no era el caso. Ragnok probablemente temía que hubiera manchado el piso con sangre.
Con un hechizo sin varita desapareció la sangre de su rostro y mano. Eso le recordó mucho a cuando Tom se había enterado de su enfermedad. Esta vez Harry sabía que no podría tomar el camino fácil y obliviar a Ragnok.
—Me parece que dejó algo fuera de su historia—. Harry asintió ya que aún no confiaba en su voz lo suficiente para hablar— ¿Es la primera vez o ya ha tenido estos ataques antes?
Harry se sentó y cerró los ojos esperando que el mundo dejara de girar.
—Los he tenido hace mucho tiempo— no dio más explicaciones—, pero no importa.
—¿De qué está hablando? Por supuesto que importa. Debemos contactar a un sanador para averiguar qué tiene de malo. De otra manera seremos incapaces de encontrar una cura. Sabía que era estúpido pero nunca pensé que…
Harry silenció al goblin con una mirada.
—Estoy muriendo. Y para ser honesto, no me importa. No hay un por qué vivir para mí. La mayoría de mis amigos están muertos o creen que yo lo estoy. Y si yo me mostrara no dudarían en matarme. Tom ya no está aquí. Voldemort ha tomado su lugar. Y Voldemort me quiere muerto. Así que, por favor dime: ¿qué razón tengo para seguir con vida?
Cuando Ragnok no respondió Harry se puso de pie con un suspiro silencioso.
—No tienes que preocuparte por eso, Ragnok. Eres un buen amigo, pero quiero continuar. Tengo mucha gente esperándome al otro lado. Pero antes de que me una con ellos, hay algunas cosas que necesito hacer primero—. Caminó hacia la puerta pero se detuvo con su mano en el picaporte—. Que el dinero de los Potter y cualquier otra pertenecía de la familia Potter sean para Remus Lupin, el ultimo verdadero merodeador. Si hay algo de la infancia de mi madre debería ser para el profesor Severus Snape. Y cuando yo muera Tom Ryddle heredará todo lo que le pertenece a Evan James. Le enviaré algunas cartas para que se las entregues.
Con eso Harry abrió la puerta y se marchó.
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Ragnok despertó del trance en el que había entrado desde el momento en que el Sr. Potter le había dicho que estaba muriendo, cuando su puerta se cerró tras el Sr. Jam…Potter. Con una maldición por lo bajo corrió a través de su oficina y abrió la puerta de golpe. Pero cuando miro afuera el Sr. Potter ya había desaparecido de la vista.
Maldijo otra vez, lo que hizo que sus compañeros de trabajo se giraran para verlo y Ragnok cerró la puerta de golpe. No correría tras el Sr. Potter. Llamaría atención hacia el chico y eso era algo que no necesitaba.
Ragnok volvió a su escritorio. El Sr. Potter le había pedido que redactara su testamento para que tres personas pudieran recibir sus cosas una vez que muriera.
El goblin tomó la pluma que había olvidado cuando el Sr. Potter había entrado a su oficina. Sabía lo que debía hacer ahora que tenía sus órdenes. Al mismo tiempo no podía sacarse la imagen de la sangre alrededor de la boca del Sr. Potter de la cabeza. Deseaba ayudar al mago, algo que muy pocos goblins sentían en sus vidas. Y muy pocos seguían esos sentimientos.
Su rostro se iluminó de repente en una sonrisa y Ragnok estuvo agradecido de que no hubiera nadie en la oficina con él. No sabía que habría hecho si hubieran visto su sonrisa o si después hubiera escuchado su risa satisfecha.
Evan James, Harry Potter, no importaba como se llamara el mago, aprendería una importante lección.
Nadie hacia que los goblins perdieran dinero sin pagar las consecuencias.
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Cuando salió de Gringotts Harry se apresuró a desaparecer entre la multitud. El número de gente en el Callejón Diagon había disminuido en el tiempo que había pasado en Gringotts. Hacía que Harry pudiera moverse con mucha más facilidad pero al mismo tiempo hacia mas difícil esconderse o desparecer si era necesario.
Decir que Harry se sorprendió de que Ragnok no lo siguiera o tratara de detenerlo cuando dejó la oficina era innecesario. Al mismo tiempo estaba agradecido. No le habría gustado usar magia en Ragnok por tratar de detenerlo. Después de todo, el goblin sólo quería ayudarlo.
Bufó ante el pensamiento, cosa que hizo que varias personas lo miraran aunque las ignoró. Recordó cuando Dobby había tratado de ayudarlo. El elfo doméstico había hecho más mal que bien pero Harry no podía encontrar en él odiarlo. Pero sabía que ahora tendría que evitar a Dobby.
Estaba cansado. No cansado en que sólo quería acostarse y dormir. Estaba cansado de todo y quería que ese todo terminara.
Pero antes de dormir para siempre tenía algo qué hacer, como se lo había dicho a Ragnok.
Dumbledore tenía que ser detenido. El hombre había destruido demasiado su vida y le había quitado a Tom. Era por él que Tom no estaba y Voldemort había ocupado su lugar.
Harry quería vengase del hombre que era responsable de que nunca más pudiera estar con su amante.
Cuando lo hiciera podría dormir y, si tenía suerte, jamás despertaría.
Al ver varios pelirrojos Harry se aseguró de mantener agachada la cabeza para que la cicatriz quedara cubierta por su flequillo. No deseaba que lo encontraran. Especialmente no los Weasley. Si uno de ellos se enteraba de que estaba con vida sin duda correrían de inmediato a decirle a Dumbledore lo que habían visto. Eso haría que su venganza fuera más difícil de lo que ya era.
Al pasar Harry no pudo evitar echarle una ojeada a la familia. La señora Weasley aun guiaba a sus dos hijos y a Hermione hacia algún lugar. Sus tres amigos caminaban juntos y miraban alrededor, como si temieran ser atacados. La señora Weasley no pareció notar nada y Harry estuvo agradecido de que no estuviera hablando.
Le dolía pensar que esas personas que él había considerado familia pensaban que merecía morir a manos de Dumbledore. Esos pensamientos llenaron los ojos de Harry de lágrimas pero se rehusó a llorar. Si ellos no lloraron por él entonces él se rehusaba a llorar la pérdida de la única familia que recordaba.
Además, él había tenido a Tom. Su amante había sido más familia para él que cualquier de los otros.
Aunque trató de convencerse a sí mismo no pudo evitar sentirse herido. Suponía que sería muy similar a cuando Sirius había muerto. Le tomaría tiempo antes que dejara de dolerle. La única diferencia era que Sirius estaba muerto y ellos no.
Harry miró el pequeño grupo. Sólo hacia un año él habría estado con ellos, riendo y por un breve momento olvidaría todas sus preocupaciones. Se preguntaba si ese habría sido el caso ahora si Dumbledore no hubiera tratado de matarlo.
Meneando la cabeza Harry se alejó con rapidez. Tenía que encontrar un lugar dónde pasar la noche para poder pensar con calma. Había pensado en ir a su casa pero después decidió en contra. Mejor visitaría el lugar en otro momento para ver quién estaba viviendo en el lugar. Después de todo, no sería práctico salir por la chimenea y encontrarse con los nuevos habitantes de la casa.
Irónicamente terminó en la misma habitación del callejón Knockturn donde había dormido la primera vez después de viajar en el tiempo. Por suerte las habitaciones aun eran baratas así que tuvo suficiente con el poco de monedas que tenía en el bolsillo. Tendría que conseguir dinero, pero eso lo vería con calma al día siguiente.
El lugar era tan espeluznante como lo recordaba. Se pregunto si el dueño alguna vez había pensado en cambiar la decoración pero a Harry en realidad no le importaba. Mientras los Aurores y los miembros de la Orden del Fénix se mantuvieran alejados del lugar, él estaba feliz de quedarse ahí.
En esos momentos Harry yacía acostado en la cama mirando el techo. Se sentía raro estar solo cuando se iba a dormir. Se había acostumbrado a tener a Tom o a Nagini con él en la cama.
Harry sonrió. Ahora sabía de dónde Tom había sacado la serpiente. Se preguntó por qué Nagini no lo había reconocido cuando se encontraron en cuarto año. Por otro lado si ella o Voldemort hubieran comenzado a decirle que él era en realidad Evan James de verdad habría pensado que estaban locos. Aunque igual lo pensaba.
Meneó la cabeza. Tom y Voldemort eran dos personas completamente diferentes. Mientras más pronto aceptara ese hecho más rápido aceptaría que Tom se había ido y jamás regresaría.
Poniéndose de costado Harry cerró los ojos.
Vería que le traería el próximo día.
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