Día 4: Fanficker/Fanboy
Suena la alarma, no quiere levantarse, toda la pereza de anoche la tiene encarnada en la espalda, es tan fuerte que no le deja mover ni los dedos, aun así, reúne toda la fuerza de voluntad que tiene para poder poner un pie afuera de la cama. Y lo logra.
Truena la espalda, hace movimientos de cabeza para bajar el cansancio, se ha despertado un poco más y el cansancio le deja levantarse, va por un café a la cocina, lo necesita más que nada, mira la hora, le quedan 60 minutos antes de iniciar sus clases. Posiblemente fue pésimo desvelarse ayer, pero está contento y satisfecho.
Mientras toma su recién preparado café, piensa sobre ayer, su serie favorita acabó y el final que le dieron fue de lo peor que pudo esperar, tenía la esperanza de que todo acabaría bien, que el protagonista se quedaría con su amiga de la escuela y salvarían al mundo, pero, oh vaya, se quedó con la inútil princesa que conoció a momentos antes de terminar la temporada.
Decepcionado a mares y con ese odio cargando su corazón encendió su computador, escribió hasta las tres de la mañana hasta estar satisfecho y lo publicó, porque si, será el maestro perfecto, musculoso y guapo que tiene a alumnas y maestras a sus pies, pero, su profesión secreta al que le gusta llamar hobbie, es de escritor, o fanficker como comúnmente se le conoce.
Está orgulloso de lo que hace, tiene muchos seguidores que también disfrutan su trabajo y llegaron igual de indignados a su escrito; deja el café en la barra y camina al baño, realmente necesita una maldita ducha.
Al cabo de unos minutos ya está bañado y cambiado para irse al trabajo, recoge su celular, carpeta, maletín y llaves y sale de casa, no vive muy lejos de la escuela, así que va a pie. Claro, tiene un auto que prefiere no usar para evitar la contaminación, una casa hermosa que da envidia, un trabajo estable y sus fans en la plataforma donde escribe, está contento con lo que tiene, sin pensarlo sonríe al nuevo día que le viene y de la misma forma, el día lo recibe con esos calurosos rayos de sol que le hacen resaltar las mejillas pecosas que porta.
En su trayectoria las señoritas le saludan, las abuelitas también, conoce a las señoras, han sido vecinos por unos años, está acostumbrado a las mayores, más no a las nuevas inquilinas que lo devoran con la mirada, a estas solo les sonríe un poco incomodo, pues si bien no es la primera vez que recibe esas miradas, no está acostumbrado a ellas.
Finalmente llega a la escuela, como siempre, las alumnas y maestras lo saludan muy enérgicamente, se le acercan una tras otra, como puede escapa de ellas, ya sabe unas técnicas de huida, le facilitan la vida.
Se queda en la sala de profesores a prepararse otro café y a esperar a que la campana suene, revisa su horario mientras se sienta, a primera hora le toca el salón C, luego el H y así hasta acabar a las 2:20pm con el salón T. Justo cuando da su último sorbo de café la campana suena, se estira un poco y va a iniciar su tan amada rutina.
Antes de entrar al aula arregla un poco su cabello, ropa y maletín, abre la puerta y los jóvenes le reciben muy amigablemente con un:
—Buenos días, maestro Midoriya.
Sonríe
—Buenos días.
...
Chasquea la lengua, la clase es igual de aburrida que siempre, aun así, trata de prestarle atención, sus calificaciones no pueden bajar, las debe mantener o subir, cualquiera está bien.
Su mirada se dirige a su pupitre, empieza a rayarlo con su pluma, quiere que todo acabe ya, no está de humor para estas mierdas, el maestro les sonríe como idiota, esa maldita sonrisa y ojos como el mar le tienen fastidiado, el hombre no enseña bien, confunde más de lo que cree.
Posa su cabeza en uno de sus puños, parpadea con lentitud al grado de querer dormirse, la campana suena, son las 9, lo que significa descanso, quiere lavarse la cara y comprar algo energizante, le hace falta; se levanta con pereza y camina de la misma forma hasta la cafetería, pide una barra de granola y una bebida energizante de mora, la combinación no es la mejor, pero si las requiere.
Camina hasta su salón, en el transcurso abre la barra y come, quiere revisar las noticias en su celular pero una notificación le interrumpe:
GreenMan ha publicado Un final mejor
Rápidamente toma vuelo y corre hasta su aula, toma asiento y abre de inmediato la notificación, es un escrito de diez mil palabras, no sabe qué es pero está emocionado, lee el aviso, al parecer su serie acabó fatal, se ríe al ver como el autor se expresa del final, es adorable que solo escriba de manera cortés, omite las groserías.
Niega con la cabeza y empieza.
El descanso le abarca el tiempo suficiente para leerlo completo, no entendió nada, pero el final que le acaba de dar el hombre le ha dejado contento, hasta que ve la hora de publicación, frunce el ceño y casi lanza el celular, la campana suena y le regresa a la normalidad, estuvo a nada de hacer una idiotez.
¿Cómo carajos se le ocurre actualizar tan tarde? Él ya contaba ovejas y viene este hombre con todo sus huevos y crea un nuevo escrito ¿Qué le pasa?, él considerándose el fan numero uno del idiota y mira a qué horas actualiza.
Suspira, no puede culparle, ya es todo un adulto, puede hacer lo que quiera con su vida, es normal, vuelve a desbloquear su celular y ve los comentarios, la mayoría apoya su narrativa y su final, comentarios muy malos aparecen, pero son dirigidos al verdadero final de la serie.
—Frikis —susurra.
Sus compañeros de clase comienzan a llegar, ya era hora, esta bola de estudiantes llegan cinco minutos después de la campana, están en edad, es preparatoria, pero también están a un paso de entrar a la universidad, por lo menos deben ser más responsables.
Inglés es la asignatura siguiente, su maestro cuatro ojos hace aparición, regaña a todos menos a él por haber permanecido dentro del aula como buen alumno responsable, su ego crece con el comentario y mira a todos superiormente, porque sabe que eso le molesta sus compañeros.
El día surge con normalidad y acaba, camina hasta casa, una vez ahí saluda a sus padres y camina a su habitación, se cambia la ropa y comienza sus tareas, baja para comer luego de una hora, sus padres le cuentan sus días, sus proyectos y anécdotas del trabajo, él cuenta su día.
Acabado el almuerzo vuelve a su cuarto para acaba sus tareas, quizá deba verse esa serie que le gusta a GreenMan, busca el nombre y se arrepiente, son treinta temporadas de cuarenta episodios, menos la primera temporada ¿Cómo se vio todo eso?
Según la página, la serie empezó su emisión hace más de treinta años, es antigua, tuvo una pausa de diez años y siguieron trayendo más material, una cosa muy rara, no tiene sentido. Pero al escritor le gusta, quizá se vea la primera temporada, no sabe.
Descansa unas dos horas para luego salir a correr, es una pequeña rutina que adquirió, quiere estar en forma en la universidad, no es nada raro que quiera un cambio, así que, solo lo hace para aumentar su ego y popularidad.
Detiene su rutina un rato, va al parque, se sienta en una banca y se relaja, hay un lago con patos y estos se acercan a picotearle los tenis, no los aleja pero si le molestan un poco, son animales, solo curiosean.
Se levanta asustando a los animales y sigue con su camino, no pasa ni los cinco metros cuando escucha una risa, se voltea y es un hombre de cabello verde que ha llegado con los mismos patos, toma un poco de pan que tiene en su bolsa de compras y les da unos pequeños pedazos, escucha su risa, le relaja sus entrañas, los siente cómodo.
El hombre levanta la mirada, le sonríe - buenas tardes - le dice.
— Buenas —desvía la mirada, luego vuelve a trotar, así hasta llegar a su casa, toma un baño y vuelve a su cuarto.
Ese hombre lo ha visto, la primera memoria que le viene a la cabeza es la escuela, sabe que ahí se le hace familiar, se recuesta en la cama y trata de recordar, esa cara sonriente la tiene presente, su mente intenta recordar, pero al cabo de unos minutos le cae el sueño, cayendo en él.
Ignorando todo.
...
No cabe en la alegría, acaba de llegarle una notificación en el celular.
La revista más popular de Japón le acaba de proponer una conferencia dentro de dos días en el centro comercial, no tiene idea de qué usar o qué hacer, está tan emocionado que da saltos y saltos en toda su sala.
Pues a penas puso un pie en casa y dejó toda su compra en la mesa la notificación le llegó, él amablemente aceptó, no iba a desaprovechar esta oportunidad de oro que le acaba de llegar, puede conocer a sus fans, es verdad que prefiere permanecer un poco anónimo, pero, nada le impide cubrir su cara.
Corre a su habitación, elige su ropa de una vez, no quiere tener peleas mentales el mismo día, ahora puede pelear sus conjuntos todo lo que quiera, tiene tiempo, decide planchar su ropa también, al final, luego de unas cuatro horas de peleas, por fin escoge una camisa blanca y unos pescadores verdes obscuros, junto con sus zapatillas rojas.
Una gorra, lentes de sol y cubrebocas serán suficientes para cubrir su identidad, lo tiene listo, solo espera a que el día llegue, mientras tanto, sigue contestando los comentarios de sus lectores y da aviso a ellos para saber quienes viven cerca del centro comercial, no tarda en averiguar que son muy pocos, pero lo suficientes para que los pueda conocer.
Su corazón palpita emocionado, realmente le causa mucha alegría conocer a sus fans, también ellos están emocionados, solo restan dos días.
...
La mañana lo recibe de buena forma, la notificación le hace saltar de alegría, al aparecer, su escritor favorito vive cerca y dará una conferencia dentro de dos días, sonríe victorioso, no está lejos y puede ir en autobus.
Desayuna enérgico, se cepilla el cabello y dientes igual, sus padres parecen un poco asustados por el comportamiento educado y feliz que su hijo parece tener, puesto que nunca es así, no lo niegan y disfrutan del comportamiento, muy pocas veces lo ven así.
A la mierda los malos intentos de comienzo mañanero, todo es tranquilo, sus compañeros de clase son responsables al fin, sus maestros explican bien y el almuerzo estuvo delicioso, este es su día.
Fue a la maquina expendedora y en el reflejo del cristal ve al hombre del parque de ayer, revisa unas hojas mientras se queda parado detrás de él, le incomoda un poco, pero no se aparta, luego, observa como el hombre dobla las hojas y las guarda en un bolsillo del pantalón, queda unos pocos minutos esperando algo, Katsuki se desespera y le habla al verlo ahí como idiota.
—¿Va a comprar algo? —señala a la maquina.
—Si, gracias, estaba esperando mi turno —se acerca y observa como elije una barra de chocolate, saca la lengua, los dulces no son muy de su agrado.
—Ayer lo vi en el parque —dice indiferente, quiere iniciar plática, por no decir que está curioso al saber cómo es que este hombre llegó a su escuela, ya sabía él que se le hacia familiar.
—También te reconocí, tu cara se me hizo familiar —le mira y sonríe, pasa junto a él para irse a la sala de profesores nuevamente no sin antes decirle unas cuantas palabras—. Eres popular con los maestros, dicen que eres el mejor de tu clase.
—¿Dicen? Ja, ¡soy el mejor! —escucha la risa del hombre, es el primero que se ríe con tanta confianza frente a él y eso le molesta, al intentar reclamarle sus palabras quedan estancadas en su garganta al sentir una de las manos del hombre revolver sus cabellos.
—Sigue así —escucha sus pasos alejarse, luego solo se oyen las risas y el andar de sus compañeros, la campana ha sonado y él no puede llegar tarde, corre hasta el aula y es el primero en aparecer, respira con agitación, la carrera que acaba de hacer le quita todo su oxigeno, camina con lentitud a su pupitre y se queda ahí estático.
—¿Qué fue eso? —acerca su mano a su cabello, no siente lo mismo, ese hombre tiene algo en su ser, quiere saber pero tampoco se atreve, le asusta y le llama la atención a la vez, niega con su cabeza, no tiene tiempo para eso, su maestro llegará y debe estar concentrado.
Casualmente el hombre peli verde estaba acompañando a su maestro de ciencias, quien entra al aula luego de unas risas, el pecoso se despide y lo ve de reojo haciéndole una señal con las manos queriendo decir: "presta atención".
Bufa, cruza los brazos y desvía la mirada con desdén, era obvio que tiene que hacerlo si quiere mantener sus estadísticas de la escuela, es su obligación, por algo es y será el mejor.
...
El día finalmente ha llegado, estos dos días los ha pasado muy nervioso y emocionado, al terminar la escuela debe darse un baño para después ir al centro comercial, ahora está en la sala de profesores, un estudiante le pide ayuda, por lo general su materia impartida es lenguas pero también se le dan las matemáticas, las ciencias y la historia.
Un alumno suyo tiene unos cuantos problemas con el francés, no puede decirle que no, su mente se mantiene distraída y nota que su primera clase será en poco.
—Lo siento, solo puedo enseñarte hasta aquí.
—No se preocupe, ahora ya entendí qué es esta oración y cómo se usa el ma, ta y el sa, muchas gracias —el joven guarda todo y se va, está feliz por él.
Sus clases corren con normalidad, también ha visto al chico rubio en la misma maquina expendedora, han intercambiado unas palabras pero no más de ahí, sabe que el nombre del chico es Bakugou y que sueña con ser el mejor en todo. Ríe un poco, la mentalidad de los jóvenes ha cambiado mucho.
La escuela transcurre, corre a casa para prepararse mentalmente por la lluvia de preguntas que le llegarán, prepara por milésima vez las posibles preguntas que puedan hacerle, porque, ha practicado con el espejo sus movimientos corporales y sus respuestas, se siente listo.
Toma el autobús y llega una hora antes para poder prepararse, la mujer que lo contactó le dice a dónde ir y a qué hora entrar, los nervios le llegan pero está listo, pasan dos horas y finalmente aparece, acomoda su gorra, lentes y cubrebocas y sale, el centro comercial está lleno, no cabe en su sorpresa, no creía que tanta gente lo esperase, las alabanzas y gritos no se hacen esperar.
Quiere llorar, hay mucha gente, y hay una cola esperando, porque si, también daría autógrafos.
Contesta unas preguntas, eran las que había ensayado, imaginaba cosas cómo:
¿Quién lo motivó a esto?
¿Porqué su nombre de usuario?
¿Dónde aprendió su forma de escribir?
¿Tiene novia?
¿Es casado?
¿Vive solo?
¿Tiene hijos?
¿Escribe directamente en la plataforma o lo hace a parte?
¿Gusta de su fama?
¿Planea vender sus obras?
¿Ha pensado en ser novelista?
Contestó cada una de la mejor manera posible, ellos quedaron satisfechos con sus palabras.
Luego llegó la firma de autógrafos dónde el primero era un conocido para él, quien lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja y reflejando las peores intenciones en sus ojos.
Levantó el mentón y le acercó una hoja con una portada de sus obras, se ve que la imprimió el mismo para tenerla como un tesoro.
—Gusto en conocerte —sonrió más malévolo y acercando más la hoja—. GreenMan.
Traga duro, el chico conoce su voz y no es necesario que se quite las gafas y el cubrebocas, sabe quien es, se sienta en su respectiva mesa y cruza los brazos en forma desafiante, junto con una sonrisa oculta por su mascarilla le responde.
—El gusto es mío, Bakugou-chan.
Ambos se sonríen, saben lo que dicen sin expresar palabras, la gente los ve con sorpresa y suspenso, observan que esos dos tienen una pelea, pero no saben lo que dicen o cómo se miran.
Sin ver el papel Izuku firma la hoja y se la entrega a Bakugou, él la acepta y se retira, el escritor no se ha dejado intimidar, al contrario, aceptó su pelea y eso le gusta. Mira por última vez su firma y se va.
Izuku le observa por las espaldas, sabe que el chico volverá a él al saber quien es y a qué se dedica realmente, en un principio no negó que estuvo aterrado, pero es un niño de preparatoria, muy pocos le hacen caso a esos chicos.
Continua sus firmas hasta pasadas las 9 de la noche, no miente que disfrutó mucho ese día, también le dieron muchos regalos por las chicas, los chicos también estaban incluidos pero casi no tuvo regalos de ellos.
Sus presentes le llegarían al día siguiente, así que, no puede pedir más.
...
Bakugou ya conoció a su escritor favorito, sabe quien es, dónde trabaja y cómo puede encontrarlo, su cabeza tiene muchos planes para poder conocer más a fondo a ese hombre, la edad es un problema pero no le ve tantos riesgos, cinco años de diferencia no es mucho.
Las ideas surgen en él como un montón de gotas de lluvia, no sabe cuál efectuar, pero a la vez, quiere unirlas todas para acabar su revoltijo y lograr que ese hombre caiga ante él.
A lo cual, solo transcurrieron dos años y una graduación, para finalmente dar pie a su relación.
...
Dedicada a @ladyArletty, las risas que me diste fueron chingonas, gracias 👌🏻🧡💚❤️
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