ESCARLATA.

"La pimpinela escarlata, una flor de un color anaranjado rojizo. Esta flor en forma de rueda es una especie anual, delicada perteneciente a la familia de las prímulas que crece a menudo a lo largo de la tierra. Una flor muy hermosa en forma de remolino."














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CAPITULO 31

[ESCARLATA]

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La evolución del ser humano tras la llegada de los quirks hizo cambiar al mundo completamente.

A lo largo de las décadas que han ocurrido desde aquel suceso ya hace cuatro generaciones se han creado muchas teorías. La mas famosa de ellas es sobre aquellas alimañas que en el año de 1347 a 1350 tomaron la vida de mas de 50 millones de europeos.

Esa época se le conoció como «La era oscura».

Las ratas, aquellos roedores que alrededor de todo Europa transmitieron la famosa enfermedad que arrebata la salud, vida a las personas. La tan famosa denominada «Muerte negra» o como coloquialmente se le llega a conocer, «La peste negra».

Tras un par de años de que los quirks comenzaron a aparecer en los seres humanos, esta teoría gano mas fuerza por aquella antítesis que tuvo en el pasado, sin embargo, hubo otra teoría que tuvo la misma fama que esta.

[Mutación.]

Se testifico ante el mundo que una de las mayores y posibles razones del por que el cuerpo del ser humano comenzo a desarrollar aquellas "Singularidades" venia de la denominada «Mutación». La cual gracias a que esta, hacia cambios dentro de la secuencia del ADN, termino alterando rotundamente la cadena de ADN.

Pero no termina ahí, una sola mutación no podría hacer muchos cambios para que un ser humano desarrollara específicamente «Poderes». Se llego a teorizar por muchos científicos de renombre que la razón por la cual el ser humano muto de esta manera era por dos cosas; la primera de ellas trataba sobre la necesidad de seguir un régimen de supervivencia.

¿A que nos referimos con esto?

Un ejemplo sencillo sería el hecho de que poco a poco el dedo meñique comenzo a dejar de ser necesario en la fisiología humana gracias a los zapatos de deporte los cuales contaban con una plataforma para reducir el daño de pisada. Gracias a esto, ese dedo en particular perdió mucha función a lo largo del tiempo.

Con esto en mente, una idea se puede hacer de lo que la mutación en primer fase le hizo al humano.

Seres humanos expuestos a grandes cantidades de radiación día tras día termino alterando su ADN el cual terminaría heredándose a sus hijos.

Una joven mujer que durante 10 años trabajo frente a un computador, tarde o temprano, la radiación de este afectaría internamente en pequeños aspectos que quizás ella no llegaría a notar hasta los últimos días de su vida. Pero a diferencia que su hijo quien los notaria apenas nacer, es gracias a estas cosas que la relación de seguir un régimen de supervivencia dio vida a la mutación.

Despues viene la segunda cosa y trata sobre la misma evolución del humano, más específicamente, el árbol genealógico.

Es bien sabido que las ramas de ADN toman lo mejor y en otros casos lo peor de aquel que lo hereda.

Un ejemplo entre dos familias seria que la primera familia fuera atlética, una pareja que corre día tras día durante años grandes distancias llegando a desarrollar los músculos de sus piernas mas que aquella otra familia que durante décadas trabajo con el fuego llegando a desarrollar resistencia a este.

Dos aspectos que se unen con el régimen de supervivencia dando como resultado a la mutación de la cadena de ADN llevando así, la creación de los quirks.

La creación de una maldicion...

―¡Whaaaaa! ¡Whaaaa! ―un llanto estalla en la sala de parto.

Enfermeros por aquí y por allá. Un grupo de apenas unas siete personas junto a una mujer en cama son aquellos que yacen en la sala de parto mientras el doctor toma con gentileza al bebe que comienza a llorar apenas abre los ojos.

―Una manta, rápido ―ordeno el doctor en cabeza quien toma la manta que le extiende su enfermero principal. Esta manta la usa para envolver al bebe para despues girar a su madre quien se encuentra agotada despues de arduas cinco horas de parto.

La mujer de cabello castaño de cabello corto se encuentra tendida sobre la cama de parto con las piernas aun flexionadas hacia su estomago abiertas como un arco mirando por el costado de sus rodillas la espalda del doctor que se encuentra envolviendo al bebé.

―D-doctor... ¿C-como esta...? ―apenas con fuerzas de hablar, la mujer hace un esfuerzo para poder hacerlo.

―Muy bien ―responde este dándole una señal al enfermero para que este se lleve a los demás para ir preparando la cuna del bebe junto a los demás.

―D-déjeme verlo... ―imploro la mujer.

El doctor se dio la vuelta y con ligeros dos pasos llego hacia la mujer quien extendió ambos brazos para poder recibir al fruto de su cuerpo.

―Una fabulosa niña es la que usted a dado a luz. ―dijo el mismo mientras dejaba la bebe en los brazos de su madre quien con cariño acerca a la recién nacida a su rostro.

Dándole un beso en la cien, la mujer deja sus labios unos segundos sobre la piel de su sangre mientras que, con amor extiende su instinto maternal a su hija.

Apenas se separo de ella la miro a los ojos, unos muy hermosos ojos color oscuro grisáceo en los cuales ella misma se puede ver reflejada.

Su rostro que refleja el cansancio tras la lucha de haber traído a la luz a aquella hermosa bebe quien al tener a su madre abrazándola deja de llorar poco a poco.

―Disculpe señora Shimura, tendré que llevármela. Usted conoce el proceso ―emitió el doctor refiriéndose a que el bebe debe ir a la sala de recién nacidos para que se le tome peso, medición de estatura para el final darse un baño minucioso para poder ser recostado en su cama y poder descansar.

―A-ahora voy doctor...

La mujer, madre de aquella bebe abraza con una fuerza gentil a su hija mientras le susurra «Te amo» a lo cual esta separa una vez mas a su bebe de su pecho para llamar al doctor quien la toma en brazos. Pero apenas este la toca, la bebe comienza a llorar.

Ella llora, son sus lagrimas que crecen en cantidad, lagrimas que caen de sus mejillas y mojan en su totalidad aquella ciudad donde ella crecerá.

―¡Hanna! ―llamo con tono alto una voz masculina debajo del techo de su hogar, al filo de la puerta hacia su jardín, mirando al frente donde la lluvia cae sin falta.

Una lluvia tan delgada que apenas es visible por el ojo humano pero es gracias a la sensación de tenerla en la piel que le da existencia a la misma.

Una pequeña niña de apenas unos cuatro años de edad se encuentra en el jardín de su hogar admirando un pequeño escarabajo, debajo de aquel enorme árbol que la provee de una protección para evitar que la lluvia la moje.

Esta pequeña niña refleja en sus ojos oscuros como la noche aquel pequeño insecto que lucha contra el pequeño charco que se desborda en un pequeño rio hacia su hogar, en una de las raíces de ese gran árbol.

Incluso con la lluvia cayendo, los llamados de su padre y toda la naturaleza que florece en existencia a su alrededor, ella no presta atención en lo absoluto.

Shimura Hanna quien tiene cuatro años de edad solo existe.

―Tenko ya esta durmiendo, creo que el cacao lo dejo muy calientito... ―una voz femenina se detiene apenas entrar a la sala de estar―. ¿Sucede algo cariño? ―pregunto.

―Es... Hanna ―responde.

―¿De vuelta está en el jardín? Incluso con esta lluvia.

―¿Debería ir por ella?

―No.

La mujer detuvo a su marido mientras esta misma llegaba a su lado quedando hombro con hombro. Ambos padres miraban a su hija quien de cuclillas estaba dándoles la espalda.

―Tal vez sea por su quirk...

―Kotaró, basta ―atajo su esposa interrumpiéndolo.

―P-pero... ―el giro de golpe su mirada a su esposa mostrándole un semblante inquieto.

Nuevamente esa cara estaba dibujada en su rostro.

―El doctor menciono que por ahora no hay señales de que muestre algún indicio de uso. Pero esta ahí, no sabemos con certeza que es lo que hace pero... no creo que presionarla sea la solución ―explico su mujer.

―Aun así no creo que dejarla así sea bueno para ella. Podría llegar a afectar su salud mental. Para una niña como ella no debería de estar tanto tiempo sola. Incluso Tenko a su edad tenia su grupo de amigos.

―Tenko es diferente Kotaró, tenko, el no tuvo problemas con su quirk y lo sabes muy bien.

Esto dejo una consternación en el hombre que provoco que empujara su codo contra el marco de la puerta de vidrio.

―Siento haberlo dicho así... ―se disculpó―. Se que no deberíamos de comparar a los niños pero, Tenko y Hanna parecen dos personas completamente diferentes...

―Nao ―detuvo en seco a su esposa.

Apenas dejo de hablar se percato completamente de la expresión en el rostro de su esposo lo cual la dejo helada.

Él estaba molesto.

Era normal, despues de todo para Kotaró, su hija era la viva imagen de su madre por lo cual, aunque no quisiera admitirlo le tenia un cierto grado mas de cariño a aquella niña pues tanto su rostro como sus ojos le recordaba a cada momento a su difunta madre y eso era algo que no podía evitar.

Siempre que la miraba en la hora del desayuno y la cena no podía evitar querer abrazarla o mimarla pues tan solo al verse reflejado en sus ojos oscuros, le permitía regresar en el pasado cuando era solo un niño al cual su madre lo amaba como nadie más.

―Si tan solo hubiera heredado mi quirk o el tuyo no estaríamos así.

―Aun no lo sabemos Kotaró, quizás lo hizo ―dijo ella tratando de apaciguarlo.

―No, incluso tu lo entiendes. Despues de lo que dijo el doctor no puedo dormir... si tan solo tuviéramos una pista, quizás podríamos ayudarla.

Shimura Hanna había sido detectada como una poseedora de quirk a los tres años, sin embargo... jamás se pudo detectar cual era exactamente su quirk.

Por una o mil razones, ninguna prueba podría demostrar con total veracidad cual era su quirk. Incluso, tras un año este seguía siendo un misterio para los doctores y la misma familia.

Un secreto que no tardaría en ser revelado.

...

[Año ocho.]

Se dice que las flores son la marca de la belleza en la naturaleza, el pináculo mas inalcanzable he inentendible de la misma.

Dentro de estas flores, también los frutos y todo aquello que extienda sus colores por el mundo se le conocerá como belleza, tal como la de los cerezos que caen con la tenue brisa de viento en primavera por el paseo hacia la entrada de una escuela donde una pequeña niña camina sosteniendo su mochila.

Paso tras paso que resuena por los tacones en sus zapatos.

Una luz que cae del cielo naciente del propio sol de la mañana que adorna aquel paseo hasta la escuela donde decenas de niños caminan acompañados, o en su caso, solos como aquella niña de un par de coletas y ojos oscuros por igual portando un uniforme que hace juego en colores.

Era principios de abril cuando las clases dieron inicios para aquellos nuevos de ingreso quienes tuvieron, algunos las suertes de poder quedar con sus antiguos compañeros y otros que llegan a conocer caras nuevas como el caso de nuestra pequeña joven quien a diferencia de todos ellos, se le conocería como «Transferida» pues ella apenas acaba de llegar a la ciudad hace unas semanas con su familia.

Musutafu, Japón.

En aquella escuela, en sus pasillos que ella recorre normalmente sin prestar atención a nada, ella llega a su salón y aunque comúnmente debería ser la primera en presentarse ante la clase, el hecho de que todos estén en nuevo año ayuda a camuflaje la atención.

Nadie se había percatado de que venía de otra ciudad.

Llego la hora de inicio de clases y todo fue como debería ir. La clase entera se presento y a la hora que ella le toco presentarse lo hizo normalmente como todos los demás, con una sonrisa, claro, fingida.

¿Qué había en su cabeza?

―Oye, creo que hoy lo vi ―dijo un chico de séptimo grado quien estaba cinco años por encima de Hanna.

―¿Enserio? ―inquirió impresionado su amigo quien caminaba a su costado.

―Si, sí. Mi madre me mostro videos que tiene guardado en su celular y es idéntico a ese chico. ¿Cómo era? ¡Oh si! El niño que...

Hanna no era de escuchar conversaciones de otros, simplemente ella ignoraba todo y jamás le prestaba atención a nada.

Dejando atrás a aquel par de amigos simplemente se dirigió hacia el comedor.

Aquel día fue su primero en el colegio y no hubo mucho en especial. De hecho, durante los próximos meses jamás hubo algo en especial. A final de cuentas, Hanna jamás se mostro interesada en otro ser humano que no fuera ella misma.

Jamás tuvo amigos.

Esto pudo haberle causado problemas, pudo haber sucedido que las demás niñas hubieran pensado que se creía superior a ellas pero tan solo eran eso, niñas de segundo grado. No tenían la mente ni la idea para pensar en esas cosas por lo cual, ese segundo año de Shimura Hanna paso tan rápido, efímero como la flama de un fosforo que con el soplido del viento es suficiente para extinguirla.

El tiempo corrió como si nada y la mentalidad de todos cambiaba con los años.

Segundo grado paso a tercer grado y de tercer grado a cuarto que en cuestión de un parpadeo paso a quinto grado que para finales de aquel invierno y comienzos de la primavera, el sexto año estaba a la vuelta de la esquina.

La pequeña niña que llego a aquella ciudad un invierno he ingreso a su escuela primaria una primavera con ocho años ahora tenia la edad de doce y se encontraba en las puertas de la pubertad.

Todas las sensaciones de la edad entraban y salían de ella, era demasiado como para llamarlo presentimientos pero para Hanna, muchas cosas comenzaban a acumularse como una vaga pila de basura.

Toda la ansiedad de su vida escolar, la necesidad de socializar con otros y fingir una sonrisa cada vez que le dirigían la palabra comenzaba a convertirse en brumos dentro de su cabeza llegándola a abatir.

Ella sentía como si estuviera viviendo un gran error.

A la edad de doce años, ese tiempo se encontraba mayormente usado como un medio de observación. Hanna siempre observaba a las personas, el ambiente, todo. Para ella era como una necesidad la cual al despertar cada día necesitaba hacerlo, era algo que venia predeterminado dentro suya como si viniera de fábrica.

Ella vivía con una idea clara.

Mientras no le causes problemas a los demás, se suponía que ella podría vivir como le placiera. Pero por supuesto, en lo que concierne a la sociedad, si eres un extraño que no es capaz de integrarse algunas personas lo consideraran suficiente para considerarlo como causante de los problemas.

Ella estaba constantemente tratando de demostrar que entendía ese hecho., así que para ella, la manera de disculparse era como decir «¡Ey! Si alguna vez intenten integrarme, lo siento».

Para ella hacer algo tan ambiguo le traía paz pero para los demás solo le terminaría causando aun mas problemas y eso es todo lo que todo extraño debe saber.

Y ella nuevamente mira la nada y a la vez todo, sentada en su silla mirando a través de la ventana aquella realidad tan rota.

Entonces los murmuros se convierten en olas que golpean su cerebro hasta que sus ojos muertos reaccionan.

―¿Me escuchaste? ―pregunto una joven maestra que se encontraba de cuclillas frente al pupitre de aquella niña mirándola con una tierna sonrisa.

Era una mujer de cabello corto con la forma de un hongo con un par de mechones que se retuercen llegando a su mentón. También porta unas gafas de media luna que tienen el mismo color de su pelo rubio y ojos cafés―. ¿No te sientes muy bien?

―No, estoy bien ―respondió la niña.

―Hmm... Entonces, ¿No encontraste muy interesante la clase de hoy? ―pregunto amablemente la mujer docente.

―No, fue muy fácil de entender. Aprendí mucho hoy.

―Ya veo... pues bien. Si hay algo que te preocupa, incluso si no tiene que ver con la tarea o tu vida aquí en la escuela, puedes contarme de ello, ¿Está bien?

―Esta bien. Muchas gracias ―respondió de mala gana.

Justo en ese momento la campana sonó.

―Oh, parece que esta lista la hora del almuerzo. Por cierto, ¿Podrías ir al salón de maestros despues de acabar tu descanso?

―Si, está bien.

Ella murmuro una vez mas pero nadie pudo escucharla.

Durante el almuerzo todo fue como debería y no hubo ningún problema, como de costumbre. Justo al terminar de comer, la niña camino hacia el baño como una parada antes del salón de maestros.

Cuando se encontraba lavando sus manos, un par de niñas detrás de ella hablaron.

―¿Esa es la chica? ―pregunto una niña de coletas cabello carmesí.

―¿Ah?

―Dicen que no tiene amigos, siempre esta sola y callada. ¿No crees que los profesores han sido demasiado amables con ella? Quizás tenga algún problema de salud mental para no poder relacionarse normalmente.

―Oh sí, sí. Escuche mucho de eso, además, ella tiene buenas calificaciones y es popular entre los chicos. Es extraño.

Aquel par de niñas pensaban que ella no las escuchaba pero nuevamente un murmuro salio de la boca de Hanna.

En el salón de profesores, delante de su maestra con aquel par de ojos entrecerrados y nula emoción en su rostro está parada sin más.

―Si... si hay algo que no puedas contarles a tu madre o padre, puedes contarme lo que quieras, no hay necesidad de contenerse. ¿Esta bien? ―amablemente dijo.

―Entendido.

Como si no le afectara en lo absoluto y no tuviera interés, la chica se inclinó hacia delante.

―Con su permiso, adiós profesora.

Ella dejo el salón de maestros y simplemente paso el resto de la tarde en sus clases normales hasta el final de ellas donde, delante de una vitrina llena de una fauna diferente de flores, ella miraba con mucha atención.

Poco a poco una esfera de realidad se formó alrededor suyo y como si el viento surcara como las olas del mar la envolvieron haciéndola girar en su propio entorno extendiendo sus manos hacia los costados dando pequeños toques a las flores que su propia realidad creo para ella misma.

Y aun así, ella jamás mostro vida en sus ojos, ella era incapaz de reflejar el mismo color de las flores.

Al abrir sus ojos se encuentra en la esquina de una calle esperando el alto para poder avanzar cuando un grupo de niñas le habla detrás suya.

―¡Oye! ¿Quieres venir a mi casa a jugar con nosotras? ―inquirió una chica de cabello corto quien saludaba amablemente sacudiendo su mano de lado a lado―. ¿Vas sola cierto?

Hanna simplemente desvió la mirada.

―Lo siento, tengo algo que atender ahora mismo.

―Oh... ―parecía desanimada aquella chica cuando Hanna camino hacia el lado contrario cuando el alto se puso.

―Incluso la invitamos, tal y como nos pidió la profesora ―menciono la misma niña.

―Tal vez no piense en nosotros como amigos ―inquirió su amiga.

Hanna necesitaba espacio para respirar pero, ¿Qué le habrá hecho pensar así?

Ella todavía no se había dado cuenta pero decidida a seguir un camino que poco a poco se convertiría en un pantano, sus pies se hundirían en el suelo como si la realidad se retorciera volviendo su pesadilla una verdad.

Y ese pantano, quizás se la tragaría hasta la garganta.

Ese fangoso suelo en el cual se hundía poco a poco y debajo de este miles de ramas que extienden sus rosas la comen, devoran desde adentro.

Girando en si misma hasta que toda esa oscuridad se hunde dentro suya borrándola de la existencia.

[Estoy cansada.]

Ella estaba al límite, presionada hasta donde podía ir. No bastaría con compararla con la cuerda tensada. Era como una banda elástica de goma que ha sido estirada demasiado.

Ella se reprimía así misma hasta el punto de tener que convertir su vida en un cuento de hadas, pero ese cuento de hadas que ella misma se contaba no eran como los comunes, donde los justos y fuertes salen victoriosos. Ni eran como cenicienta, ni como blanca nieves tampoco.

En ninguno de los cuentos que se cuentan en la sociedad les importa una mierda la gente como ella.

Dicen ser justos, ser fuertes, ser puros, ser honestos pero, ¿Cómo podría contarse a si mima ese tipo de cuentos moralistas y sermoneadores ahora? Ella había vivido tanto tiempo observando el mundo que a tan temprana edad se dio cuenta de como funcionaba la rueda de la vida por lo que sin opción, ella creo sus propios cuentos.

En aquellos instantes donde la soledad le embargaba podía escuchar su voz interior narrando un cuento sobre un niño que hace todo lo posible por mantenerse con vida, apoyándose, solo en su voz, y una niña de cabello azul brillante que controla el mundo.

Un cuento sobre un hermano con una obsesión insana con su hermana pequeña y una niña de instituto que no puede soportar la ambigüedad.

Un cuento sobre un estudiante de primaria que intenta mediante mero ingenio y valentía y una niña mágica que sueña con crecer y madurar.

El cuento sobre un asesino que premia el amor familiar y una gorra de lada que atrae a la gente a los encantos de matar.

El cuento sobre un hipócrita que salva a un monstruo moribundo y al vampiro que se enamora de él.

El cuento sobre un hombre que odia ir al cine y a su hermanita número 17.

El cuento sobre un gigante sin emociones criado en una isla remota y una niña pequeña inestable quemada por las llamas del odio y la ira.

El cuento sobre un experto en artes marciales que aprende el significado de la derrota y un experto en artes marciales que lo ignora.

El cuento sobre un famoso escritor cuyos libros se venden pese a sus deseos y su sobrina que esta a la caza de un trabajo.

El cuento sobre un buen lector con una extraña tendencia y un bicho raro que vive en una librería.

El cuento sobre un contratista que fracasa constantemente pase lo que pase, y el detective que gustosamente se antepone así mismo y su compasión.

El cuento sobre una mujer ninja que existe solamente como un deseo y el jefe que ella protege.

Tantos cuentos que la hacían divagar de uno en otro, donde apenas un hilo los podía conectar pero había un hilo conductor que teñía sus orígenes. Incluso los personajes pueden haberse salio del camino correcto, pueden haber cometido errores, y pueden haber abandonado la sociedad, pero hasta ellos pueden vivir decentemente... no, quizás no «Decentemente».

Pero estos personajes pueden vivir vidas que son razonablemente divertidas e interesantes.

―¿N-no entiendo...? ―sus ojos reflejaban por completo su incredulidad.

El cabello cresposo de aquel peliverde quien estaba mirando a su amigo, se mantenía inquieto con lo anterior revelado.

―Podredumbre *********... es el nombre que recibe el quirk de mi hermana ―dijo Tenko sin separar la vista de aquella chica de cabello oscuro quien en su mano reside una hermosa flor de colores vividos.

INTRODUCIR: WHAT COULD HAVE BEEN - ALOMA.

[Ella...]

Aquella niña de 7 años camina sola, a expensas de un mundo que es incapaz de escuchar sus cuentos pero fácilmente puede llegar a recrearlos en este maravilloso lugar el cual dio a luz su poder, el cual lo conocerá en todo su esplendor.

[Antes de que llegáramos a Musutafu, vivíamos en una zona muy remota de Kioto. No fue mucho despues de que ella cumpliera siete años y yo nueve que su quirk se mostró.]

Un estallido por culpa de un par de villanos llamaría su atención. Tan solo consto de un instante para que todo se volviera turbio donde la situación comenzara a podrirse.

[Hubo un ataque y ella quedo en medio de los héroes y villanos siendo tomada como rehén.]

El humo, fuego y escombros volaban de lado a lado cubriendo su completa vista hasta que en un arrebato de instantes, sus pies dejaron el suelo cuando un brazo la rodeo de cuello cortando la circulación de oxígeno, impidiéndole respirar.

[Pasaron muchas cosas en ese momento que ni si quiera los héroes pudieron explicar, nadie lo supo realmente.]

Ella no lucho, ni si quiera un pataleo, parecía que no le importaba.

[Quizás esto no me corresponda decirlo pero, Hanna es mas parecida a ti de lo que jamás será parecida a mi pero hay algo que mas me aterra de ese hecho y es que quizás es mucho mas que solo un parecer.]

Los villanos quedaron atrapados entre los policías y héroes impidiéndoles huir. Tan solo les quedo la opción de tomar aquella niña como rehén he intentar usarla como un medio de huida.

Sin embargo eso jamás pasaría puesto que tan solo fue el golpeteo de una gota en el suelo que hizo avivar la atención de todos.

Uno de los villanos no se había percatado, pero su muñeca tenia ciertas cosas que provocaron que un pequeño corte abriera la piel del cuello de la niña permitiendo que sangre cayera poco a poco por su clavícula hasta resbalarse y golpear el suelo.

[Desde que te conozco, desde que me uní a la U-A solo escucho como hablan de tu poder como algo horrible, una terrible maldicion a lo que me hace pensar, ¿Qué hubiera pasado si mi hermana hubiera tomado tu lugar?]

La niña lo vio, por primera vez en su vida, sus ojos pudieron reflejar un color... uno carmesí.

Fue en ese momento que desde el antebrazo del hombre, la niña tomo con fuerza este a la vez que sus ojos se abrían como un par de ventanas de una casa abandonada.

[¿Qué hubiera sucedido si hubieran visto podredumbre en vez de deterioro?]

No hubo palabras por parte de nadie, no hubo una reacción instantánea hasta que el golpeteo del brazo del hombre al tocar el suelo hizo resonar en eco su grito ahogado.

El cayo hacia atrás sosteniendo su codo el cual poco a poco se le extendían grietas que no solo desmoronaban su piel, si no que podría desde sus células.

La niña cayo de rodillas abriéndoselas y dejando salir unas gotas más de sangre.

Fue entonces que un grito mas nació en aquel lugar.

[La razón por la cual nos mudamos fue por Hanna.]

Apenas el villano cayo de espaldas siendo atendido por su compañero cuando los ojos de ambos pudieron ver en un instante unos largos pétalos como si fueran las colas de un zorro las cuales salían de la espalda de la niña. Cayendo hacia su rostro y poco a poco duplicando la cantidad de estas formando una gran sombra como si se tratara de un remolino que cubrió toda la calle.

Tanto los héroes como oficiales retrocedieron.

[Dijeron que era como un remolino de color ...escarlata.]

Decenas de pétalos en forma de colas color escarlata salieron expulsadas de la espalda de Hanna las cuales se sacudían hasta poco a poco cubrirla por completo en una especie de capullo.

[Podredumbre no solo pudre las cosas como si se echaran a perder, ella posee algo más...]

El tiempo parecía que se congelo cuando un enorme capullo de color anaranjado escarlata se había formado en medio de la calle.

Los villanos que estaban mas cerca apenas pudieron hacer algo cuando eso... estallo.

[Esporas, un gas, humo lo que sea... a diferencia de ti que tu necesitas tocar algo para deteriorarlo, ella tiene la capacidad de liberar esas cosas que al momento de entrar en contacto con el aire, estas se mezclan y causan un desastre descomunal.]

Decenas de aquellas colas/pétalos se desplegaron donde, si las mirabas desde arriba podría parecer una rosa por la cantidad de pétalos abiertos como un remolino.

En el centro, una niña se encontraba gritándole al cielo con su cabello sacudiéndose con aquel gas que estallo en todas direcciones.

Sus ojos se encendieron en un color escarlata y aquellos villanos que cerca estaban se llenaron de miles de manchas que poco a poco los comenzo a carcomer.

―Esa fue la primera vez que ella uso por completo su quirk. Despues del incidente, mis padres fueron al hospital donde encontraron una gran cantidad de personas que vivían por la zona contaminadas con algo que llamaban «Pochedumbre» incluso cuando llegaron se les obligo a llevar un traje especial pues todo el hospital estaba en cuarentena ―Tenko se detuvo y recargo su espalda sobre el barandal dándole la espalda a su hermana y mirando dentro de su habitación.

El parecía agotado.

―Por lo que mis padres me dijeron, ella tuvo ciertos inconvenientes, ellos tuvieron problemas con el gobierno y para evitar que un desastre así manchara la reputación de la comisión, decidieron mudarnos a esta ciudad. Denominaron su quirk como la podredumbre escarlata y bajo un tratamiento estricto y muchos cuidados se le mantuvo controlada hasta que pudo asistir a la escuela nuevamente he integrarse a la sociedad pero tras terminar la escuela intermedia, ella no quiso volver a saber nada y se encerró en ese jardín que puedes ver.

Cuando tenko menciono lo de los tratamientos, el gobierno y todo eso no pudo evitar pensar en el ya que a pesar de no ser muy apegado a eso de los tratamientos médicos, lo del gobierno fue muy exhaustivo con él y su familia.

Ahora entendía por que se refería al parecido entre él y su hermana.

―¿Qué le paso a los que fueron infectados? ―pregunto izuku.

Tenko torció la mirada.

―Pochedumbre es como denominaron el efecto de secundario de su peculiaridad que causa una putrefacción en seres vivos. En términos simples seria envenenamiento masivo a lo cual si le administras la cura al momento pueden salvarse. En el caso de los civiles y héroes que estaban cerca de ahí pudieron salvarse con un buen cuidado... ―el se corto en seguida―. Pero los villanos...

El miro a izuku mientras negaba con la cabeza a lo cual el entendio a lo que se refería.

Fue en ese momento que un golpe de realidad golpeo a izuku. Delante de él, en el jardín existía una persona que prácticamente era idéntico a él. Que por primera vez en su vida eso que creyó imposible como que alguien mas estuviera en su mismo barco existiera, ahora lo hacía.

Pero entraba en contradicción todos sus sentimientos. ¿El debería sentirse feliz? No, no debería pero, ¿Por qué se sentía así? ¿Por qué su corazón golpeaba su pecho con tanta fuerza?

Shimura Hanna es idéntico a él y eso... lo hace sentir que existe.

El dio un paso hacia delante y con sus manos tomo el barandal mientras miraba hacia la hermana de su amigo.

A través de sus ojos esmeralda se reflejaba como un espejo aquella joven de sonrisa gentil que sostiene en sus manos con gran tacto las flores que coloca en orden en el matorral de estas.

―Podredumbre escarlata... deterioro ―su corazón se abrió liberando una gran ola de emociones que hizo encender algo en su pecho.

Fue entonces que a lo alto del cielo, aquella luna que se escondía tras las nubes salio disparada de entre ellas colocándose por debajo de ambos jóvenes. Gracias a esto, la luz que golpeo como un reflector las sombras de ambos comenzo a dejar en medio de sus pechos un hilo que hizo que sus miradas se encontraran.

[Ella es igual a mí.]

De arriba hacia abajo, Midoriya Izuku y Hanna Shimura se miran mutuamente.

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(Muchas gracias Nujhae )

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[Una mañana muy curiosa hace despertar muchos colores en su corazón. Por primera vez ellos hablarán y entonces podrán saber que tan parecidos son.]

Proximo capitulo: Esmeralda & Escarlata.

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