34.VIDA COTIDIANA.
La puesta de sol, el momento donde la noche llega y el día se va.
Hay pocos lugares en el mundo que pueden apreciar con claridad la puesta de sol, incluso poder disfrutar del cielo anaranjado.
De estos lugares, hablamos de Japón. En este caso, Musutafu.
Pues en la orilla de su pequeño balcon yace de pie mirando al extenso cielo despejado de tonalidades anaranjadas brillar en los últimos destellos del sol lejano.
Midoriya Izuku tiene algo que el de verdad aprecia.
Quizás su apartamento no sea el mejor del mundo, puede tal vez ni si quiera ser algo especial pero, tiene un detalle.
Debido al lugar de construcción de los complejos y la posición de estos que, Izuku tiene la oportunidad de pararse delante de su barandal y recargarse en este con sus antebrazos mirando la puesta de sol.
La ciudad que yace debajo de él y la magnificencia de todas las construcciones extendiéndose hacia los horizontes.
El viento ya no esta tan fuerte como en las mañanas o inclusive en las noches pero, la ligera brisa que logra escabullirse por su cabellera empuja algunos mechones de cabellos sobre el aire.
Cuando Izuku cerraba sus ojos y se centraba nada más en la sensación de su rostro podría alcanzar a escuchar un cuesco.
Frente al gran cielo abrió mucho sus ojos.
Su mente se encontraba tan centrada que por momentos sentía que la imagen que se reflejaba en sus ojos se atiborraba por un momento permitiéndole ver algo más allá.
[Mis recuerdos...]
Sosteniendo su rostro con su mano derecha, este mira a través de sus dedos.
[Toda mi infancia. Partes de ella se encuentran perdidas en lo mas recóndito de mi mente. Pero, por momentos puedo ver, escuchar, oler y sentir todo lo que alguna vez me paso. Todo esto desde que recibí el One For All.]
Era gran parte gracias a este poder que la misma pared que bloqueaba las memorias de Izuku comenzo a caer permitiéndole ver mas de lo que alguna vez olvido.
Olores, sonidos, sabores, experiencias y ligerezas sin comparación.
[No solo en parte mi infancia esta desaparecida. También un fragmento de mi presente desapareció.]
En la voz de su mente el eco de aquella chica resonaba con los golpes de los oleajes.
Podía sentir la brisa fresca del mar golpeando su rostro. Lograba describir como sentía sus pieles las lagrimas que corrian a través de sus mejillas.
Izuku era capaz de sentir la culpa tras haber dejado a Himiko atrás.
Aun estaba luchando con eso.
[La orden de vida.]
Últimamente Izuku ha estado mas centrado en descifrar como entablar una conversación con los antiguos portadores. Desde su lucha en Osaka y la aparición del cuarto y del que cree, ser el primer portador llego a pensar que quizás con su ayuda podría descifrar mas cosas de All For One.
Aun así, nada de esto funciono.
Lo único que Izuku ha logrado en este tiempo ha sido conectarse consigo mismo de una manera que jamás lo había logrado.
Normalmente una persona crea un reino en su cabeza cuando duerme. El humano que es capaz de ver su propia forma verdadera en el momento en que su mente se hunde en el mundo de la inconsciencia pero para Izuku, esto es diferente.
Cuando el cierra los ojos y se concentra en lo olvidado, como si buscara un púa en un pajar, el pajar aparece frente a él en un mundo de oscuridad donde solamente el espacio donde buscara es iluminado de un claro luminoso.
Izuku siempre esta de pie, solo en ese mundo de sombras donde solo fragmentos perdidos viven en un centellar.
Si lo describiera en palabras, ese mundo era un lugar de distintos momentos y sucesos rodeado de cosas al azar tirados por todo el lugar.
―Me recuerda a la playa...
Cuando pensó en el entrenamiento que tuvo con All Might hace poco menos de un año y medio, no pudo evitar sentir una extrañeza arribar en su interior.
El soltó su rostro y miro su mano derecha.
Era una mano sin yemas con solo dedos puntiagudos como garras.
Debajo de aquella tela oscura se encontraba carne y hueso superpuestos uno encima del otro, cicatrizados y quemados en una energía destructiva deformándolo.
No tenía emoción, esta se había enfriado.
Incluso sus pies y estomago estaban fríos.
Su pecho estaba muy frio.
Se sentía culpable, solo, inquieto y molesto.
Dentro de él surgió dicha curiosidad.
[¿Aun podre usar Decay?]
Con esto en mente comenzo a llenarse de pensamientos tan divagantes que parecía que estos mismos viajaban por un universo de posibilidades.
Comenzo a pensar en las personas que lo han ayudado, comenzo a recordar los momentos en donde le estrecharon la mano.
Por su puesto, recordó la sangre en sus dedos.
Nuevamente, con ese don que él había recibido pudo ver dentro suyo su propia imagen de pie en ese mundo en negro, delante de una gran escuela destruida y en medio de esta estaba él mismo.
Un niño que reía mientras la lluvia golpeaba su rostro y la sangre se escurría por sus dedos.
[Si no me hubiera encontrado All Might... ¿Habría lugar para mí? ¿Habría alguien que realmente me mirara de buena fe?]
Sentía como si el lugar donde estaba mirando ese espectáculo fuera un palco.
El sonido de los pasos y el ajetreo y el bullicio de la calle parecían estar muy lejos de si mismo. Sin importar quien fuera, parecía que tenía esa sensación recurrente en él. La sensación de ser olvidado, de que simplemente olvidaran su existencia.
Y mirando una vez mas aquel niño risueño pudo pensar que solo era un niño perdido que vagaba sin rumbo, solo, en un mundo lleno de oscuridad.
Estaba a punto de ser aplastado por la inquietud y la complejidad.
Sin embargo.
[Esa luz...]
"Tu puedes ser un héroe"
Mirando hacia atrás desde el cielo en el mundo de sombras el mismo brillo blanco de la pureza infesta todo el lugar hasta cegarlo por un momento.
[Yo...]
Cubrió su rostro extendiendo su mano hacia delante y cuando menos lo espero, a través de ese umbral de luz las manos de sus conocidos tomaron la suya.
Todos y cada uno de ellos encontraron sus miradas.
Izuku sonrió.
El no volvería a caer en esa inquietud, nunca más.
[Yo fui salvado.]
Un paso, dos pasos y tres pasos hasta caminar hacia la infinita luz.
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CAPITULO 34
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Probablemente porque la estación estaba cambiando de primavera a verano, el sol ya se había ocultado, apresurado de que la vasta oscuridad no lo alcanzara. Y ahora en plena noche donde la estrellas brillaban, todas cubrían en la cúspide de los cielos.
Hoy también en Musutafu estaba lleno de actividad. Los trabajadores que habían terminado sus horas laborales no escatimaban en nada acerca de la celebración del fin del día, aun siendo un lunes.
La atmosfera creada por personas de diversas ocupaciones se encontraba en medio de un ambiente fervoroso e inescrupuloso.
Los trabajadores que regresaban de sus oficinas y tiendas se dirigían a los bares y restaurantes queriendo beber un trago.
Había un total de quince calles principales en la ciudad, y sin importar cual fuera, estaban llenas de personas.
Se tenia que decir que Musutafu era una ciudad muy viva.
Personas disfrutando de la noche a las afueras de los restaurantes tomando un trago en la capella del cielo.
En medio de la calle frente a un restaurante con un sinfín de empleados celebrando, un par de jóvenes caminaban uno al lado del otro.
―Hee~ ¿Entonces no te has reunido con Miruko?
―Si. Al parecer tuvo que dar un informe y no lo dio bien. Creo que fue por pereza. En fin, fue castigada y seguramente vayan a obligarla a detallarlo todo por viva voz.
En la amplia cera de la calle avanzaba un chico de pecas oscuras y cabellera encrespada al costado de su amiga de largos mechones frontales color castaño.
Izuku en zapatillas y Uraraka en sandalias.
Ambos con un lindo short.
Al parecer ellos habían descubierto con el tiempo que sus hogares estaban relativamente cerca. A unas cuantas calles, minutos mas que nada.
Esto debido a que Uraraka reconoció los complejos donde vivía Izuku contándole que estos fueron construidos por una compañía amiga de la de su papá. Y es esto mismo lo que permitió que a unos quince minutos caminando se encontraran otro par de complejos donde Uraraka vivía gracias a que estos fueron construidos por la compañía de construcción de su padre.
―Dicho esto, también había algo que no parecía encajar con la señorita Miruko ―dijo Izuku con extrañeza.
―¿Qué fue?
―Veras, cuando hablamos por teléfono parecía bastante entusiasmada como para quedarse a informar. Ella no es del tipo que ama las cosas que tienen que ver con estar sentada más de cinco minutos.
―Ya veo. Bueno, esa mujer no es del tipo que esperaríamos verdad~ Aunque aún me parece increíble que no sostente bien el dinero.
―¿Verdad?
―¡Si! Si están fácil cuidarlo.
Ambos estaban de acuerdo en esto ya que extrañamente y por azares del destino ambos chicos eran de los que pocos considerarían, pobres.
Claro, Uraraka no era una chica de familia pobre pero debido a que su padre ha tenido algunos problemas financieros desde hace unos años ella decidió comenzar a aprender a administrar de manera eficiente el dinero.
Ella le gustaba escatimar en muchas cosas como ropa y alimentos.
Igual que Izuku.
Como prueba de esto era su encuentro de esta noche.
No hace un par de semanas ambos se encontraron en el supermercado cerca de sus hogares en plena noche con la justa razón de que daba la suerte de que alrededor de las siete de la noche había unas rebajas en ciertos insumos que ninguno de los dos dejaría pasar.
Al principio fue vergonzoso para ambos pero mientras las semanas pasaron se percataron de la situación uno del otro y la vergüenza se transformo en consejos y recomendaciones de uno al otro.
Por ejemplo, Uraraka le había dicho a Izuku que al comprar un jabón de ropa de 800 mlt de cierta marca podría disolver la mitad y duplicar el contenido sin afectar mucho el aroma. De esta forma rendiría más y podría evitar gastar mucho en eso.
En el caso de Izuku, le dijo a Uraraka que la ropa que ya no utilizara en vez de tirarla buscara la forma de que la tela fuera a juego con otra prenda y si esta se dañara, usara la vieja como tela de parches.
Naturalmente, tampoco podían comprar cosas que les gustaran.
La prioridad numero uno en todo momento era la comida, la segunda también era la comida y la tercera y cuarta también seguían siendo comida. Solo despues de la quinta prioridad finalmente llegaban a los artículos carios comenzando por artículos de limpieza.
Ambos eran mas que nada, tacaños de closet.
Y sus actitudes daban fe de esto.
Un par de ancianos tacaños y mezquinos cuando de dinero se tratase.
Sus risas acompañadas de experiencias mixtas reflejaban un buen ambienta a su alrededor.
Por todo lugar que avanzaran sus charlas y risas infestaban el espacio.
―...diría que fue magnifico o mejor dicho tremendo, o mejor dicho imprudente...
―Ese era el caso en ese momento. Pero ahora es diferente. No tenia mucho y de verdad había estado teniendo bastante problemas con la administración de la comisión.
―Pero, Deku-Kun, ¿No se supone que los Shimura te habían ayudado con eso?
―Si, en parte lo hicieron pero necesitaban que tuviera un tutor más presente. Pensé primero en―
*Cof, Cof*
Izuku soltó una tos seca de último momento.
―¡Oh! ¿Quieres agua?
Sacando de su bolsa de plástico una pequeña botella de agua se la extendió a izuku quien amablemente negó con su mano.
―E-Esta bien, solo trague saliva sin más.
Entre pequeñas risas intento despreocupar a su amiga.
―¿Seguro?
―S-Si, si...
Con una sonrisa culposa miro hacia otro lado. Casi estaba a punto de decir All Might.
No era secreto que Izuku aún no había dicho a nadie más sobre su relación con All Might. Claro, algunos mantenían sospechas desde la transmisión donde este mismo parecía darle apoyo al peliverde pero hasta el día de hoy solo unas cuantas personas conocían esto, y entre ellas no estaba Uraraka.
―¿Entonces...? ―guardando su botella de agua, Uraraka lanzo una mirada inquisitiva a Izuku―. ¿Miruko fue la que se ofreció?
―Algo así...
Izuku se encogió incómodamente mientras recordaba algunas cosas. Rascando su mejilla, pareciendo avergonzado, sonrió irónicamente.
―Pensé que quizás la señorita Miruko se sentía responsable de algun modo... ¡Pero no quiero sonar grosero? No digo que ella sea del tipo que se siente obligada a las cosas. Creo más en que pensó que seria lo correcto. Además, ha sido muy amable conmigo en estos meses.
―Te creería completamente si no estuvieras comprando ese soba frio. De hecho, ¿Tienes si quiera luz para encender el microondas?
Izuku se detuvo en seco.
Miro detrás suya y observo la larga calle que se expandía enormes cuadras hasta la tienda de convivencia.
[Hah...]
...
Dentro de las pequeñas historias siempre hay cortos relatos que hablan de cosas ambiguas o sin sentido.
Son pequeños datos relatados en forma de cortas historias que hablan acerca de sucesos, ocurrencias o personas.
Ciertamente hay pocos casos en los cuales dichas historias resaltan.
Una de ellas podría aplicar para este tipo de historias.
[Hubo una vez un pequeño zorro que vivió desde pequeño solo. Lo primero que aprendió fue a mendigar. Se paraba en la calle, descalzo y vestido con harapos, extendiendo ambas manos a todas las personas que se acercaban. Pero, no había nadie a quien le importara lo que sucediera. Nadie que ni si quiera pensara en él. La vida continuaba pero sus días estaban llenos de miseria; continúo pidiendo dinero, ocasionalmente hurgando en la basura como un vagabundo.]
―...tengo... hambre...
Mientras miraba sus brazos demacrados despues de días de ir y venir de lugares a las calles donde mendigaba, una cierta pregunta llegaba a su mente con más frecuencia: «¿Por qué nadie puede estar ahí?»
No paraba en pensar sobre si mismo. No se detenía a creer que su familia hubiera estado para él en algun punto. Ni si quiera era capaz de recordar el rostro de sus padres. Tan solo, desde su memoria yacia el recuerdo de las palabras hirientes de las personas.
[Solo un zorro eres.]
Entonces un día, el zorro se encontró vagando por las calles de su pueblo en busca de comida, impulsado por el gruñido de su estómago, cuando de repente se encontró con una dichosa persona.
―Ah... amable mujer...
―...
Era una mujer enigmática. Su largo cabello cubría sus ojos y no decía nada, haciendo imposible saber lo que estaban pensando.
La mujer estaba delante del zorro, mirándolo hacia abajo más allá de su flequillo con esos ojos suyos negros como la tinta. Sintió un latido fantasma en el corazón dentro de su pecho y corrió alrededor de una esquina del largo callejon para esconderse.
Cuando se atrevió a mirar hacia atrás... sus ojos se fijaron de inmediato en una bolsa de papel que sostenía la mujer. Desde el interior de la bolsa flotaba un leve hedor a aceite y sal; estaba relleno de trozos de patata, freídos hasta dorarse a la perfección.
El estomago del zorro gruño audiblemente. Mientras miraba hacia abajo y se frotaba el vientre vacío, la mujer se acerco a él sin decir una palabra.
El zorro se encogió de miedo cuando su sombra cayo sobre él, y entonces él le tendió uno de los bocadillos.
Con los ojos muy abiertos, el pequeño zorro miro de ida y vuelta entre la comida ofrecida y el inmutable rostro de la mujer quien la ofrecía. Finalmente, lo acepto tentativamente.
Abrió bien su pequeña boca y lo mordió. Primero vino el crujiente sonido de la capa frita, luego el cremoso y delicioso sabor a papa lleno su boca.
Todo su cuerpo se estremeció de placer ante la experiencia de comer la primera comida adecuada que había tenido en mucho tiempo.
Despues de terminar y lamerse los dedos, trato de agradecer a la mujer con sus muy torpes palabras.
―Uh, um... gracias, de verdad... muchas gracias.
―...
Como era de esperar, la mujer se inmuto.
Unos momentos despues, esa mujer reanudo su caminata, alejándose del zorro, quien parecía seguirlo con incertidumbre.
Con sus pequeñas patas rojas golpeteando el suelo, siguió a la mujer hasta un santuario.
Vacilo en la entrada del lugar, pero, aunque la mujer no dijo nada, tampoco lo ahuyento.
Coloco varias porciones mas de las delicias de patata en un plato, el cual coloco en una silla. El zorro tardo un poco en darse cuenta de que eran para él.
Mientras el comenzaba a comer con entusiasmo, la mujer de mirada impoluta, quien había descubierto que un solo bocado era suficiente para la cena, comenzo a admirar desde una esquina del lugar al zorro.
El chirrido de su voz parecía salir en un estrepito.
El hambre que una vez estuvo ahí, despareció, los ojos del zorro comenzaron a cerrarse y tuvo la sensación de que había escuchado ese sonido antes. Era casi como una canción de cuna de su pasado, un sonido que se deslizaba entre los espacios de sus sueños en lugar de quedarse en la memoria viva.
El hipnótico ritmo del sonido hizo que el zorro se durmiera en un instante. Mientras yacia acurrucado en el suelo, una lagrima cayo de su ojo como un fragmento de cristal.
Finalmente, manos fuertes que no parecían de mujer pero tampoco de hombre levantaron a él zorro. Mientras estaba acostado en una cama y cubierto con una suave manta, las lagrimas nunca dejaron de caer de sus ojos cerrados, aunque lo mas probable era que se hubiera quedado dormido.
Desa forma, junto a la mujer que no quería hablar, el zorro experimento el amor de otro ser vivo por primera vez.
[El zorro aun dormitando, sentía el cálido furor de su corazón conectarse con los latidos de la mujer. Se dice que, durante ese largo letargo, tan solo eran los suspiros de alivio los cuales mecían al pequeño zorro en la media luna como aun cuna. Era un cantico, un relato en forma de notas agudas y graves. Una canción de cuna.]
Mirando hacia la luz de la luna, el brillo corta la oscuridad y a través del velo de las cortinas esta luz blanca llega a la habitación oscura de aquel niño que toma entre brazos el cuento del zorro y la mujer mientras que su madre mira hacia el cielo.
Midoriya Inko acaricia a su hijo mientras tararea una canción de cuna.
Un recuerdo mas dentro de su gran rompecabezas de su pasado.
Izuku abre de nueva cuenta sus ojos.
Sobre un sofá recostado la luz de la lampara que desciende desde el techo hacia su rostro el mira el pasaje a lo largo del pasillo.
[Esto es...]
Izuku recordó algo de nueva cuenta.
...
―¿Estas bien?
El hedor de un buen té caliente atravesó la habitación de la sala de estar hasta llegar a sus narices.
Cruzando el pequeño espacio entre la barra de la cocina y el muro a su derecha, el umbral que no se ilumina con la luz de la sala de estar es atravesado por la peli castaña quien sostiene un pequeño plato de madera con dos vasos de té caliente sobre este.
Izuku rápidamente se incorpora de nueva cuenta tomando asiento sobre el sofá.
―Siento haberme recostado.
―Está bien, estabas cansado.
Uraraka deja sobre la mesa de madera redonda que se encuentra a unos treinta centímetros del sofá el porta vasos de madera. Gentilmente toma uno de ellos y se lo extiende a Izuku quien lo toma amablemente.
―Gracias.
Al recibirlo no pudo evitar olerlo, y despues dar un ligero sorbo.
[Delicioso.]
Uraraka toma asiento, sonriente mientras ella toma entre manos su propio vaso de té.
―Estuviste murmurando.
―¿Huh?
―¿Soñaste algo? ―inquirió ella.
Izuku levanta su mirada, como si estuviera hurgando en su cerebro.
―Recordé algo ―sus manos sobre sus muslos y el vaso sobre este dejan un hilo de vapor viajar hacia arriba―. Parece que es sobre un cuento.
―¿Un cuento? ―Uraraka mira con extrañeza al chico.
―Si. Mi madre al parecer solía contarme un cuento, uno llamado el zorro y la mujer. Este trata sobre un pequeño zorro abandonado y solo quien tiene hambre. A la par una mujer que no es un humano le tienda la mano y le da de comer. Ella es amable.
―Ese recuerdo tuyo, ¿Es de antes?
Refiriéndose a lo ocurrido hace diez años, Uraraka pregunto.
Izuku asintió.
―Eso creo. Aunque es curioso. Usualmente cuando recuerdo algo de ese entonces viene con una sensación extraña. Siento que mi estomago arde y mi pecho se quiere salir. Es como una emoción temerosa. Pero esta vez me quedo algo más parecido a nostalgia ―el apreto el vaso en sus manos―. No tengo muchos recuerdos sobre mi madre antes de eso, solamente lo que paso despues. Creo que es por eso que sentía nostalgia.
―Es bueno, ¿No?
―¿Qué cosa?
―Y sabes, que recuerdes cosas. Es como nos contaste con lo ocurrido en Osaka. Lograste recordar cosas. Que sigas recordando es un proceso que debe ocurrir con personas que sufren amnesia.
―Tengo entendido que no todas tienen ese privilegio. Aunque creo que en mi caso no sería tanto un privilegio.
Para izuku el recordar no era cosa para celebrar, era algo para hacerlo sentir que sus pies aún están en la tierra. Si el era capaz de recordar, entonces el peso de su pasado se traspasaría al presente y este tendría influencia en su futuro.
El de verdad quería poder construir nuevamente el rompecabezas de toda su vida, pero no con la intención de sentirse mejor consigo mismo. Mas que nada era una responsabilidad.
―Vivi tanto tiempo pagando acciones que no podía recordar con claridad. Durante muchas noches hasta sentía que era injusto y me negaba a creer que yo había hecho tales cosas. Pero poco a poco fueron cambiando esas ideas. Comencé a tomar responsabilidad, aun si tenia que ignorar mi sanidad mental. Era lo correcto, eso creía. Y creo aun sigo creyéndolo hasta cierto punto. Pero no por eso me he de abrumar como lo hacia antes.
―En eso tienes razón. El abrumarte no servirá de nada y no es algo que te dejemos hacer. Estamos contigo, todos.
*Sigh*
Izuku sonrió.
―Recordar es bueno, pero no es un privilegio. Si estoy comenzando a recordar poco a poco todo lo que olvide. Estoy completamente seguro de que la responsabilidad que asuma tras esto puede ir para bien. Esta claro que en algun momento puede que sea muy pesado o difícil asimilar las cosas, pero también creo que lo mas duro ya ha pasado. Y si no es así, como tu dices. Aun si sueno algo arrogante y aprovechado, ustedes están aquí.
Con una mirada afable, izuku dijo.
[Gracias.]
El sonido blanco de la habitación. El calor que infundía el té caliente formando delgados hilos de vapor ascendentes a su rostro y el breve recuerdo provoco que Uraraka desviara la mirada hacia un lado.
Esa mirada, esas palabras. No era la primera vez que izuku le agradecía de esa forma.
Esto provoco un sonrojo visible en su rostro.
―¿Uraraka-San?
―¡N-No es nada...! ―ella se puso de pie, se alejo de izuku unos pasos y uso la mesa del comedor como punto de apoyo mientras cubría su rostro―. E-El calor... ¡El té está caliente!
Izuku miro con confusión a la chica. Y en un juego de miradas la llevo hacia ella y luego hacia el té de color verde.
―Si, eso creo.
De nueva cuenta, uraraka estaba emocionada y como forma de demostrarlo era aquella indescriptible sonrisa en su rostro.
Ella portaba una mirada de confusión junto a una sonrisa de emoción.
Retomando su postura y con su rostro aun sonrojado, la chica sonrió brillantemente.
Izuku quien aún tomaba pequeños sorbos de su té caliente miro hacia la ventana, sintió una confusión extraña como si fuese abrazado por la alegría y pareciendo aun somnoliento pensó en lo que acaba de soñar, recordar.
Uraraka aprovecho este momento para utilizar el aire de la amplia sala de estar para enfriar su rostro que se había vuelto caliente caminando rápidamente haciendo sonar sus talones mientras disimulaba desesperadamente.
Una camiseta blanca, un short por arriba de sus rodillas y el cabello atado en una cola.
Era la presencia que cruzaba la sala de estar con rapidez.
Mas tarde ese mismo día, Izuku se había despedido de Uraraka y le había agradecido de nueva cuenta la invitación a su departamento. Ya que esta vez no era la única en que Izuku había ido a su hogar.
Desde que comenzaron a hablar de si mismos y comenzaron a tener cosas en común ambos se habían vuelto muy unidos ya que de cierta forma se podría decir que eran vecinos.
Izuku pudo calentar su soba y con un pequeño traste que Uraraka le presto llevo su comida caliente hacia su hogar que estaba a unos veinte minutos.
Eran alrededor de las diez de la noche. Las cigarras se podían escuchar a la lejanía.
Las personas que se encontraban celebrando parecían estar llegando a su punto mas alto. Otros se encontraban despidiéndose y algunos negocios en camino se encontraban cerrando.
Un short oscuro, tenis rojos algo desgastados y una camiseta blanca con una sudadera verde encima suya.
Debajo de las mangas se extendía esa tela que cubría sus manos.
El sonido del plástico agitarse, las ramas tambaleándose y decenas de hojas cayendo de las copas de los árboles casi simultáneamente.
Fue justo cuando paso a un lado de un pequeño parque para niños con una alambrada sobre un cancel que se detuvo a mirar.
El plástico de la bolsa se detuvo repentinamente y las luces de los faroles iluminaban por fracciones la larga y solitaria calle.
Las luces que se asomaban en las ventanas de algunas casas alrededor eran suficientes para que Izuku pudiera admirar con clareza el parque.
[El zorro fue tratado con amabilidad.]
La voz de su corazón hablo a través de su mente.
*Pat*
Sobre el cancel de protección poso su mano derecha.
Miro con más cercanía el parque.
[Recientemente eh comenzado a recordar.]
Había un particular cambio de aires. El viento, el sonido, el brillo.
Su mundo se convertía en una marea de colores grises y el sonido se transformaba en uno blanco. El viento que golpeaba su rostro se sentía tan único.
Sus pulmones se llenaron rápidamente de oxigeno y por momentos podía sentir cada fibra de su cuerpo.
Era como un viaje a través de olas de mar.
[Quizas le doy mucho valor a esos cuatro años perdidos. Incluso diría que menos por que dudo poder recordar desde cuna. Pero, es como le dije a Uraraka-San. No busco el privilegio de recordar, busco la responsabilidad de no olvidar. Justo como a Kacchan se lo prometí. No quiero simplemente olvidar. Quiere recordar y cargar con el peso.]
Cuando el cerro sus ojos por un momento, la misma imagen que sus ojos reflejaban parecía haberse grabado en su memoria y por ende, en el mundo de oscuridad había aparecido aquel parque en medio de un claro de luz con una ligera llovizna de partículas extrañas.
En medio de ese lugar el abrió los ojos.
Poco a poco las fisuras de la luz formaron dos siluetas.
Una adulta y una infantil.
Un niño caía por la resbaladilla y su madre lo recibía en brazos.
[No se cuanto tarde, no se que tenga que pasar. Pero, estoy seguro que cuando puedo finalmente recordar absolutamente mi vida por fin podre vivirla con plenitud. Así que hasta que ese momento llegue, seguiré esperando.]
Izuku separo su mano del barandal y siguió su camino dejando atrás aquel velo blanco de luz.
El camino por aquella larga calle poco a poco su silueta se distorsiona hasta desaparecer.
*Riiiing*
El sonido matutino.
El brillo del amanecer.
*Riiiing*
Una vez mas el reloj marca la hora exacta.
*Clap*
Sobre este la mano de Midoriya Izuku se alza.
Eran las 7 AM.
Las sabanas encima suya con las que se acostó a dormir ahora están en el suelo. Las almohadas sobre sus pies y su mirada sobre la ventana abierta.
A pesar de ser tan temprano el sol parece estar brillando con la intensidad de mil de ellos.
Un martes 15 de mayo.
Izuku se pone de pie, toma el ventaje de su buro de noche y los mete en su bolsillo trasero. Camina hacia la puerta de su habitación y la abre produciendo un sonido chirriante al abrirse.
El suelo de madera cruje a su paso y poco a poco se acerca a la sala de estar con dirección hacia el baño.
Aun somnoliento, camina de lado a lado tambaleándose mientras que el sonido de la inconfundible televisión se une al del aceite hirviendo.
La luz había regresado pero Izuku no presto atención a esto.
Tan solo camino y camino hasta alcanzar la perilla de la puerta del baño sin percatarse que detrás de él, en el sofá de su sala de estar se encontraba decenas de prendas de ropas tiradas. Entre ellas, lo que parecía ser una gran prenda con una luna marcada en el pecho.
*Clic*
El seguro se mueve.
*CHIIIIIIR*
La puerta es abierta y en un segundo el vapor del baño atraviesa el marco hasta alcanzar el rostro de Izuk.
[¿Huh?]
El calor lo ayudo a despertar.
En un segundo cayo en cuenta de todo su alrededor. El sonido de la tele, lo que era el sartén hirviendo el aceite y el vapor que avanzaba hacia la sala de estar escapándose del baño.
[¿¿Huh...??]
De su bolsillo trasero caen las telas de sus brazos y por en medio de sus piernas se observa una sombra.
[¡¡¿¿HUHHH!!????]
Delante de Izuku, como vino al mundo. Su compañera de piso y quien usualmente le roba su dinero.
Rumi Usagiyama quien sale de un baño caliente.
―Yo~
Con una sonrisa jovial, Miruko hace un gesto con su mano en forma de saludo.
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[¡¡¡¡¿¿¿HUUUUUUUUGGGGGGGGAAAAA???!!!!!]
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Desde su interior al exterior, el grito de Midoriya Izuku inunda el departamento.
...
[El flujo es cambiante, el tiempo por igual lo es y esto provoca que el entorno siga en avance. Nuevos problemas surgen y nuevas dudas aparecen. Despidiéndose de las ultimas semanas de primavera, poco a poco nuevas etapas en la U.A comienzan y fragmentos del pasado son transmitidos en palabras.]
Proximo capitulo: Contacto inusual.
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