80.UNA ACTIVIDAD... ¿NORMAL?

*RASP*

El sonido seco de las uñas contra la piel incomodó a Tenko, quien caminaba junto a Izuku hacia la escuela. Ya hace un par de calles que Izuku no paraba de rascarse el cuello, justo debajo de la oreja derecha. El ruido repetitivo parecía resonar en el aire fresco de la mañana, interrumpiendo el murmullo constante de la ciudad despertando.

—Te vas a arrancar la piel —dijo Tenko, con un aire de desagrado, frunciendo el ceño—. ¡Ugh...! Está toda roja.

Al mirar el cuello de Izuku, Tenko pudo ver las marcas que las uñas habían dejado, formando surcos en la piel, que se destacaban sobre los dos puntos de piel cicatrizada. La imagen no era agradable, y Tenko se preocupó al ver la intensidad del problema.

—Lo siento, Tenko —se disculpó Izuku, ruborizado, mientras terminaba de rascarse y trataba de ocultar la piel roja con el cuello de su saco—. Hace mucho que no me daba comezón de ese modo.

—¿De ese modo? Suena como si tuvieras sarna —comentó Tenko, sin poder evitar un tono ligeramente grosero mientras movía la cabeza—. Deberías ir con Recovery Girl a que te dé un ungüento o algo parecido. No puedes seguir así, podrías empeorar.

Ambos continuaron caminando, sus pasos marcando un ritmo acompasado mientras uno que otro vehículo pasaba al costado, levantando un poco de ruido. El sol matutino filtraba rayos a través de los edificios, creando patrones luminosos que salpicaban el pavimento.

—No creo que sea buena idea...

—¿Por qué? —preguntó Tenko, arqueando una ceja con curiosidad—. ¿Qué pasa ahora?

—Bueno, he estado causando bastantes problemas a la señorita Recovery —explicó Izuku, mirando al suelo—. Así que no creo que verme parado frente a su puerta le dé un buen augurio.

Tenko bufó, claramente exasperado.

—¡Te gustan las peleas! ¡Te lo mereces! —dijo Tenko, con un toque de sarcasmo—. ¡Seguro que la has hecho trabajar el triple con tus accidentes!

Izuku levantó una ceja, notando el tono celoso en la voz de Tenko.

—Créeme, si me gustara pelear a muerte, ahora mismo debería estar cobrando un sueldo en el callejón de lucha.

—¿Callejón de... qué? —preguntó Tenko, frunciendo el ceño y deteniéndose un momento.

Izuku miró hacia su cerebro, cuestionando si realmente valía la pena explicar otra vez algo tan complicado.

—Olvídalo —dijo finalmente—. Quizás Uraraka-San tenga algo. Ella siempre tiene sus cremas en su casillero. Además, no creo que tenga que lidiar con la misma situación que tú.

—Cierto —Tenko tocó su mentón y miró hacia arriba, pensativo—. Ella es de ese tipo.

—¿De ese tipo? —preguntó Izuku, con un aire de confusión—. ¿Qué tipo?

—Bueno —dijo Tenko, bajando la mirada y moviendo las manos de manera exagerada—. Una chica... ¡Chica! ¿No sabes a qué me refiero?

Izuku parecía confundido.

—¿Chica? ¿Uraraka-San... una chica? —Las pláticas con Tenko por las mañanas solían ser un enigma—. Eso debería sorprenderte, ¿no?

La voz de Izuku tenía un matiz de petulancia.

—¡Bueeeeno! Me refiero al hecho de que a Chako-Chan jamás le había visto tener tantas cosas como las demás. Digo, ¿alguna vez viste todo lo que tiene Mina-Chan en su bolsa? ¡ES INMENSO! La chica parece llevar una tienda de cosméticos en su mochila.

—¿Debería sorprenderme? Incluso yo puedo entender que Ashido-San tenga bastantes cosas de belleza. A ella le gusta mucho eso, creo. Además, ¿Hanna...? —Izuku volvió su mirada hacia el frente, agitando la mano como si tratara de deshacerse de un pensamiento—. Es una chica también... ¿Nunca te has preguntado sobre sus cosas?

—¡Sí...! —Tenko bajó los hombros, con un gesto de resignación—. No. Honestamente, nunca me meto mucho en su habitación. ¿Privacidad? Además, ella no es del tipo femenina. Creo que se parece a Chako-Chan en ese aspecto. Aunque, por su parte, creo que Hanna es más por decisión que por posibilidad.

—Auch. Eso fue grosero —replicó Izuku, con un tono de sorpresa—. No me parece justo hacer suposiciones sobre alguien basándose en estereotipos.

—¡Oh, ho! Ahora vendrás a hablarme de ser grosero... Ms. Aleja chicas —Tenko río por lo alto—. Te recuerdo que gracias a ti estoy limpiando los salones de clases por la tarde. Lo que le hayas hecho a Yaomomo debe haberla molestado muchísimo, porque ni siquiera me dirige la palabra desde ayer. ¡Y eso que solo traté de ser un buen amigo!

—¡¿Qué hiciste?! —preguntó Izuku, con una mezcla de preocupación y sorpresa.

—¿Hacer... yo? Por favor, Izuku, pareciera que no me conoces, amigo. Yo soy un artista cuando se trata de ser amigo —Tenko hizo una mueca dramática—. Solo que a veces, por intentar arreglar problemas ajenos, siempre termino en malas situaciones. ¡Creo que aprendí algo de ti!

Hoy Tenko estaba especialmente hiriente. Izuku no parecía molesto, pero sí algo disgustado. Quizás era porque no solo estaba soportando el humor mañanero de Tenko, sino que también tenía que lidiar con esa comezón que ni siquiera lo había dejado dormir la noche anterior. Todo debido a esa foto.

"Te vas a morir..."

La frase que tanto se repetía en su cabeza en esos momentos de necesidad, o más bien, al filo de la muerte, podía ser de algún modo motivante, una forma de extraer fuerza. Pero cuando la recordaba en días casuales, esa frase parecía una sombra persistente que no podía ignorar. La inquietud de la frase persistía en su mente, convirtiéndose en un eco inquietante que seguía atormentándolo incluso en las horas más tranquilas.

Izuku se detuvo.

—Por cierto... —miro hacia atrás mientras Tenko se detenía dos pasos delante de él—. Hablando de Uraraka-San. ¿Dónde está?

Tenko se dio la vuela y ambos miraron el camino que habían dejado atrás, vació. Solo el viento levantaba algunas hojas muertas y nada más.



[No lo se.]





Es cierto que Izuku habia perdido más del ochenta por ciento de la movilidad de su brazo derecho pero no significaba que no pudiera hacer cosas básicas si se esforzara lo suficiente. Una de esas cosas era la capacidad de sostener... ¡Su maletín! Maletín el cual porta su traje, un traje de héroe...

"¿Qué es eso?" preguntaron en unisonó Denki junto a mineta y claro, Tenko. El trio de chicos estaban formando un circulo el cual rodeaba el maletín donde la ropa de héroe de Izuku debería estar acomodada en sus respectivos espacios pero lo único que habia era... tela rota.

—Midoriya... es horrible —dijo Denki. Su cara mostraba una mueca triste.

—Aizawa-Sensei te va a hacer el resto de la clase un infierno —Mineta estaba viendo directamente un trozo del pantalón de Izuku el cual estaba trozado por la mitad—. Decir que solo la clase de entrenamiento, es decir poco.

Ambos parecían compadecer a Izuku en cuanto se alzaron y solo tocaron su hombro dándole sus más sinceros pésame.

—Bueno Ms aleja chicas... —Tenko golpeo la espalda de Izuku—. Eso de tener mala suerte y buena suerte converge muy bien contigo. En mi opinión hubiera sido buena idea mantener el yeso hasta al menos haberte reparado los pantalones.

Con dos palmadas en la espalda Tenko camino hasta su casillero comenzando a cambiarse en aquel vestidor de chicos mientras que Izuku se limito a ver el desastre que habia en su maletín.

Su traje de héroe aun no habia sido reparado.

*¡PAF!*

Con indignación lo cerro de golpe soltando un gran suspiro.

[Tengo que arreglar esto....]

Durante estas dos semanas que Izuku estuvo con el yeso corrió con la suerte de que todas las clases de entrenamiento real podía saltárselas. No era tan gran opción por que Aizawa no dejaba ir ninguna, pues sin remordimiento lo obligaba a correr al menos tres kilómetros dándole la vuelta a la academia.

Pero ahora... sustituyendo al hecho de que si quiera podía evitarse un regaño, ahora mismo eso no era posible.

—¿Dónde esta tu traje Midoriya?

Aizawa parecía sutilmente, amargado.

Izuku ni si quiera quería mirarlo realmente. El estaba vestido con el uniforme de educación practica con algunos de sus aditamentos como las protecciones de hierro de sus botas hasta sus rodillas aunque a decir verdad, daban pena. Totalmente agrietadas y abolladas junto con algún trozo metálico filoso sobresaliendo de su rodilla.

—...esta roto —murmuro por lo bajo.

—¿Ah? No te escucho. Habla más fuerte —parecía que quería molestarlo porque si escucho.

—Está roto —respondió Izuku.

—¡¿Qué?! ¡Dilo más alto —sí, realmente disfrutaba torturar al chico.

Izuku no era tanto como Tenko de gustarle estar peleando con su profesor cada vez que podía por lo cual tenía la regla de ignorarlo cada vez que se ponía insoportable lo cual era la mayoría del tiempo. Pero habia ocasiones como ahora que realmente Aizawa pedía a gritos un golpe en la cara.

—¡Esta... roto!

—¿Por qué?

"Realmente quiere que lo golpee" pensó Izuku con una vena palpitante en su frente. ¿Qué debería de responderle? Fue lo segundo que pensó pero honestamente no sabía que escoger de las varias cosas que se le ocurrió. Una de ellas era ser sarcástico y contarle la típica cosa de siempre acerca de los intentos de homicidio a su persona.

También pensó que seria buena idea disculparse pero luego pensó en lo que habia hablado con Uraraka la noche anterior y se lo replanteo.

La idea de contarle que tenia algunos asuntos con la diseñadora de su traje era una opción viable. Quizás lo comprendería... no, claro que no lo haría. Pero quizás, al menos se lo podría sacar de encima.

—La realidad es que...

—¡Todos formen parejas! Vamos a comenzar una actividad enseguida así que tienen menos de cinco minutos para prepararse.

Aizawa simplemente lo ignoro.

[Quiero golpearlo.]

—Cuando tengan a su pareja todos vayan hacia la parte trasera del gimnasio. Cementos los estará esperando hay para darles su siguiente instrucción. Es todo.

*Hah...*

Izuku suspiro aliviado. Quizás no fue tan horrible como esperaba. Sinceramente que lo haya ignorado es lo mejor que le pudo pasar así que ahora solo restaba el asunto de encontrar una pareja.

Alzo su rostro y comenzó a ver a su grupo yendo de allá para acá comenzando a hablarse entre si para encontrar un compañero. Pudo ver el primer equipo hacerse entre Shoji y Sato quienes se sonrieron mutuamente. Después de esto encontró a Mina y a Toru.

Poco a poco comenzó a ver a todo su salón formar parejas lo cual le pareció lo mas normal. Algo bueno de hecho. Aunque Izuku no pensara en ello, un aspecto que habia cambiado de él era esa preocupación y ansiedad para tener que acercarse a alguien. Ahora simplemente pensaba con quien debería formar un equipo dejando atrás aquellos pensamientos y emociones negativas.

¿Para que pensar? El sabia la respuesta. "Hmph" se permitió con orgullo y una gran sonrisa de satisfacción al saber quien seria su pareja. Enseguida el se dio la vuelta en dirección hacia...

"¿Tenko...?" delante de Izuku pudo ver la extraña imagen de Shimura Tenko al lado de Tokoyami quien parecía estar viéndolo. Por su parte Tenko estaba agachado a la misma altura que Tokoyami cubriéndose la mitad del rostro con su capa.

—Lo siento Midoriya —dijo Tokoyami con desdén—. No es que te lo robara, el solo llego.

—Soy la oscuridad —murmuro Tenko.

"Es una broma..." pensó Izuku al ver a Tenko queriendo imitar a Tokoyami quien más que enojado parecía resignado.

A Izuku por su parte le surgió un sentimiento vago ¿Traición? Se sentía dolido... ¡Era traición! Izuku frunció el ceño "¡Traidor!" era claro que no se lo iba a gritar frente a Tokoyami. Tampoco era el plan de causar un escandaló. Aun así, Tenko parecía sumergido en ese papel "Soy la oscuridad" no paraba de repetir mientras que Tokoyami solo le decía si, en cada momento comenzando a caminar hacia el gimnasio, a sus espaldas de hecho.

"Bueno..." pensó Izuku. Tal vez no estaba todo perdido. Aun tenia mas opciones. Estaba claro que no era posible que toda la clase ya hubiera hecho una pareja. Además, tal vez estaría pecando de arrogante por un momento pero, ¿Quién no quisiera ser pareja del chico salvador de Osaka? "Hmph" nuevamente emitió con orgullo. Volvió su mirada hacia Ojiro, su mas fiel amigo de entrenamiento.

"Solo se lo pediré casualmente, como siem..."

Traición.

Estaba ahí, no estaba ahí, Sero se habia adelantado cuando Ojiro vio la mano de Izuku alzarse y casi inmediatamente le sonrió con algo de pena "Lo siento Midoriya" casi le susurro mientras seguía delante.

Izuku estaba en el suelo de rodillas derrotado. No tenía más opciones. ¡No! Claro que las tenía. Reunió fuerza y giro de golpe direccionando todas sus fuerzas y aquella mano izquierda hacia...

—¡Un gusto ser compañero tuyo en este jour~ tan precioso para ambos!

No era el único que tenia la mano alzada, Iida estaba recibiendo de mala gana la mano de Aoyama quien parecía extenso nuevamente en su belleza francesa... si, belleza. No.

Izuku Midoriya estaba tirado en el suelo, como si la gravedad hubiera decidido tomar una tarde libre y dejarle caer de rodillas. Sus compañeros de clase, sin piedad, se habían alejado, dejándolo atrás en una especie de desierto emocional.

El viento, siempre tan considerado, parecía burlarse de él al golpearlo con la misma fiereza que la dura realidad. Cada ráfaga parecía decirle: "¡Míralo bien, estás solo!" y eso no era precisamente un consuelo.

Izuku observaba con la mirada vacía, viendo cómo la clase se dispersaba en el horizonte. En un momento de desesperación, se le ocurrió algo.

No era una idea brillante, era más bien un pensamiento fugaz, como una chispa en la oscuridad. "Espera un momento", se dijo a sí mismo. Su mente, que había estado en modo piloto automático, de repente se encendió con una epifanía: "¡Somos veinte!"

Un repentino estallido de esperanza floreció en su pecho.

Aún había una persona que no se había unido a ningún equipo, además de él. Esto significaba que, quizás, había una posibilidad. Solo tenía que encontrar a esa persona.

Se levantó con la determinación de un héroe en su película favorita, o al menos, eso intentó hacer mientras sus piernas temblaban bajo el esfuerzo.

—¡Detrás de mí! —gritó Izuku con la voz llena de fervor, con la esperanza de invocar algún tipo de poder cósmico que atrajera a la persona perdida.

El eco de su grito resonó en el vacío.

Se giró lentamente, esperando ver una figura emergiendo del polvo. Pero no había nadie. Solo el desolado campo de entrenamiento y el implacable viento que le recordaba lo triste y solitario que era el momento.

Se sintió como un héroe en una versión más triste de su historia: sin compañeros, sin esperanza, y con una sensación de traición aplastante.

Deseaba con toda la fuerza de su ser que el viento se lo llevara.

Justo cuando pensaba que su desesperación había alcanzado niveles épicos, escuchó una voz. No era cualquier voz, era una voz femenina, suave como el terciopelo y cálida como una taza de chocolate caliente en una fría noche de invierno.

Deku.

El sonido de esa voz era como una melodía familiar en medio del caos.

Era una voz que había aprendido a reconocer, una voz que usaba un apodo que solo dos personas en el mundo sabían que le pertenecía. La otra persona, bueno, en ese momento no parecía muy probable que le llamara así. Pero allí estaba ella, Ochako Uraraka, con una expresión de preocupación que era casi tan dulce como su tono.

Izuku, con el corazón acelerado, se giró hacia ella con una mezcla de sorpresa y alivio. Era como si el sol hubiera salido de nuevo, solo para iluminar su camino en medio de la tormenta.

—¡Acepto! —exclamó Izuku, con una energía que parecía haber surgido de un manantial secreto dentro de él. Su voz se elevó como si estuviera en una escena de película romántica, donde todo el drama y la emoción se mezclaban en un momento glorioso.

Uraraka, completamente desconcertada, parpadeó con confusión. —¿Aceptas? —preguntó. —¿Qué aceptas?

—¡Acepto, yo... acepto, tú aceptas! —dijo Izuku, con un entusiasmo tan palpable que casi podría tocarse.

—¿Yo acepto? ¿Qué acepto? —Uraraka estaba enredada en una maraña de confusión.

—¡¿Qué aceptas?! —exclamó Izuku.

—¡Aceptar! —respondió Uraraka, aunque no estaba completamente segura de lo que estaba aceptando.

—¡Exactamente, ¡aceptamos! —Izuku concluyó con una mezcla de alivio y euforia.

Ambos aceptaron.

[...]

La mirada fija de Uraraka estaba completamente centrada en Izuku. Sus ojos no se apartaban ni un segundo, mientras los dedos, inquietos, rasgaban la piel de su cuello. El tono rojo en sus mejillas no parecía querer desvanecerse.

Ochako estaba sonrojada al ver a Izuku rascarse.

—De acuerdo, ¿ya están todos? —preguntó Cementos, su voz resonando en el aire como un trueno lejano.

La mayoría de los estudiantes respondió al unísono, creando una especie de coro caótico que hizo eco en el gimnasio.

—Perfecto. Snipe, ¿puedes abrir el telón, por favor? —dijo Cementos, señalando con un gesto hacia el gran telón rojo que cubría el escenario.

Todos los alumnos de la clase A estaban alineados en la parte trasera del gimnasio beta, que daba justo a la orilla del bosque, el cual se extendía varios kilómetros hacia el horizonte. Fue en ese instante que el enorme telón, que se extendía de un extremo a otro con una magnitud impresionante de unos veinte metros, comenzó a disiparse lentamente.

El telón cayó con un estruendoso susurro.

—¡Eso...!

—¡¿Qué es eso?!

—¡Wow, es enorme!

Las voces de los alumnos de la clase A se mezclaron en un murmullo de asombro mientras la tela roja tocaba el suelo y revelaba ante ellos un impresionante despliegue: diez pasajes de concreto, cada uno con una puerta de vidrio que daba a una plataforma metálica. Cada plataforma era lo suficientemente amplia para que, teóricamente, dos personas pudieran estar cómodamente.

Lo que más sorprendió a los estudiantes no fueron los pasajes en sí, sino la gigantesca estructura que se extendía hasta perderse en la profundidad del bosque.

—Con ustedes, el laberinto de Dédalo —anunció Cementos, abriendo paso a sus alumnos con una inclinación ceremoniosa.

—¿Dédalo? —preguntó Sero con una expresión de total confusión.

—Se trata de un arquitecto de la antigüedad, Sero-kun —explicó Iida, ajustándose sus lentes con un aire de erudición—. Era un ateniense desterrado de la isla de Creta. Según las leyendas, fue uno de los primeros en crear laberintos, siendo el más famoso el que construyó para encerrar al Minotauro.

—Muy bien, joven Iida, ahorraste parte de la explicación. Gracias —dijo Cementos, avanzando un paso hacia adelante con una sonrisa satisfecha—. Como pueden ver, hay diez plataformas delante de los pasajes. Cada pareja se colocará en su plataforma correspondiente. Cuando todos estén en sus lugares, las puertas detrás de ustedes se cerrarán y las de entrada al laberinto se abrirán.

—¡Todos ustedes entrarán! —gritó Snipe desde su posición, tratando de parecer entusiasta.

—¡¿Entraremos?! —exclamó Denki, su cara mostrando una mezcla de incertidumbre y terror—. ¿Ese lugar... es seguro?

—Claro que no —respondió Cementos con una sinceridad brutal que dejó a la mayoría sorprendida, aunque en el fondo sabían que era un riesgo que esperaban—. Su tarea es llegar al centro del laberinto para liberar a los rehenes.

"Eso suena sencillo", pensó Denki, intentando convencerse de que podía manejarlo.

—¡Sin embargo, eso no es todo! —volvió a hablar Snipe, su tono casi celebratorio.

"Lo suponía..." Los ánimos de Denki empezaron a decaer. Cementos extendió su mano derecha, mostrando un holograma circular en su palma, que parecía de otro mundo.

—Durante un lapso de una hora, cada veinte minutos se entregará un sacrificio al Minotauro. Hay un total de tres sacrificios que deberán salvar. Sonará un sonido de aviso —un pitido agudo y sorprendente, similar al de una sirena, resonó por todo el gimnasio—. Tal como el que acaban de escuchar. Cuando eso ocurra, el sacrificio será llevado por un carril hasta el centro del laberinto para ser devorado. El camino del carril dura al menos dos minutos antes de llegar al centro, por lo que tendrán un lapso teórico de veintidós minutos para salvarlo.

Iida levantó la mano con una expresión inquisitiva.

—¿Teórico?

—Sí. Quizás no se note mucho —Cementos deshizo el holograma con un gesto teatral—. Pero este laberinto es de un tamaño similar a la USJ. Los diez pasajes se extienden por un kilómetro y medio hasta que se disipan en nuevos lugares. Al principio es un camino recto, pero luego el laberinto comienza. Mi punto con "teórico" es que no podrán ubicar el lugar del sacrificio con precisión hasta que suene la sirena.

—No se referirá a que...

—¡EXACTAMENTE ESO! —Snipe respondió con una mezcla de entusiasmo y vergüenza. Los estudiantes voltearon a mirarlo, y él sintió un rubor involuntario bajo la intensidad de las miradas.

—No podrán saber con exactitud el lugar del sacrificio —dijo Cementos, intentando poner más dramatismo a la situación—.

—Entonces esos veintidós minutos son...

—Falsos —interrumpió Iida a Momo, mostrando una clara frustración.

—En teoría... —Cementos repitió con una sonrisa, como si la palabra "teórica" fuera un mantra—. Como dije, los sacrificios están en ciertos lugares del laberinto y serán enviados al centro a través de rieles que aparecerán después de veinte minutos. No será hasta que los rieles aparezcan que tendrán dos minutos para localizar el sacrificio y salvarlo, evitando una muerte horrible.

—¿Con muerte se refiere a...? —Jirou aclaró su garganta—. ¿Los sacrificios son personas?

—En teoría...

"¡OTRA VEZ!" parecía que todos estaban conectados en una especie de frustrante sintonía.

—El profesor Ectoplasm fue bastante amable al dejarnos tres de sus clones para este ejercicio —dijo Cementos, intentando suavizar la gravedad de la situación con una sonrisa nerviosa.

—¿No sería más práctico usar robots? —preguntó Tokoyami, su tono cargado de lógica.

—En parte sí... pero el director Nezu no parecía muy convencido. Según él, es más eficiente cuando una vida realmente corre peligro. Es entonces cuando el corazón humano realmente se pone a trabajar —respondió Cementos, aunque su propia fe en la afirmación parecía cuestionable.

—Eso no tiene mucho sentido, creo. Bueno, ¿son clones después de todo, no? —preguntó Kirishima, intentando racionalizar la situación.

—Tiene razón, joven Kirishima. Pero recuerden que son clones de plasma. En realidad, son algo real desde el punto de vista moral y explicativo. Además, lo que aprende o sufre el profesor Ectoplasm con sus clones, él lo resiente tarde o temprano, así que... teóricamente, estamos hablando de moral.

—Si entendemos bien —dijo Iida, ajustando sus lentes con una resolución renovada—. Si llegamos a fallar...

—El profesor Ectoplasm los hará sufrir en su clase de física —interrumpió Cementos, con un tono sombrío pero algo irónico.

Ahora, aquellos que antes no estaban tan motivados comenzaron a comprender la seriedad de la situación. El desafío había sido planteado de manera que no podían evitar sentir una mezcla de nerviosismo y determinación.

"Bien" cementos habia logrado su objetivo. Todos estaban motivados. Entonces una mano alcanzo el aire. Izuku dejo de rascarse por un momento y vio a alguien dar un paso.

—Joven Bakugou... —le dio la voz.

—El minotauro... —Bakugou alzo su rostro—. Usted explico que la misión es llegar al centro y rescatar a los sacrificios del minotauro. Tengo tres dudas.

Bakugou alzo su dedo índice.

—¿Por qué hacer parejas si esta actividad puede hacerse grupalmente? No veo una discrepancia en que todos nos unamos para salvar a todos más rápidamente y con más posibilidad de hacerlo —después levanto su dedo medio—. Si nuestro objetivo primordial es salvar, ¿Por qué dijo que tenemos que ir al centro? ¿Acaso hay algo mas que tenemos que hacer?

Y entonces levanto su tercer dedo.

—¿El minotauro podrá ser derrotado?

Su mirada era seria y calculadora como solo él sabe. Todos parecían comprender las dudas de Bakugou que a pesar de que algunos tuvieron esas dudas, ninguno tuvo la audacia de preguntar.

Cementos sonrió y entonces dio paso hacia atrás. Snipe bajo.

—No escogimos solo tres clones por solo decir una cifra. Tal cual lo pensaste niño. Hay algo más, varias cosas de hecho —Snipe saco su revolver de la funda y comenzó a jugar con él caminando frente al grupo de jóvenes—. Hay un total de tres normas que deben de cumplirse, en caso de que no lo hagan serán reprobados instantáneamente de la actividad.

Snipe se detuvo. Abrió la recamara y lanzo una bala al aire hasta que esta cayo.

—La primera de ellas consta de que ninguna pareja podrá hacer equipo con otra —en ese momento hubo un aire de desanimo pero, también de inseguridad la cual hizo preguntarse a varios por qué. La segunda bala cayo—. La segunda de ellas es que los muros del laberinto no pueden ser destruidos a menos que te encuentres en el centro del laberinto.

Y finalmente la tercera estaba en la recamara.

*BANG, BANG, BANG*

Tres disparos en seco hacia un pequeño cubo en la cima de uno de los pasajes hicieron que la atención de todos se agitara.

—Solo podrán hacer equipos una vez en el centro del laberinto. Hasta entonces... —el cubo que primeramente estaba ahí sin que nadie se diera cuenta, se deshizo mostrando una pequeña escultura de cuatro personas luchando—. ¡LUCHARAN ENTRE USTEDES!

Una lluvia de tensión recayó sobre los hombros de todos. En ese instante algunas de las parejas que estaban juntas se comenzaron a separar y mirar entre ellos.

Snipe sonrió felizmente.

Bakugou bajo su mano y miro a Snipe, ambos se miraron uno al otro y el profesor hablo.

—El minotauro puede ser derrotado —esta declaración avivo una llama en todos—. La razón de que todos vayan al centro es que la salida se encuentra ahí. Por favor pasen a las plataformas.

Snipe hizo un gesto con sus manos y su revolver para que todos caminaran. Algunos pensaron por un segundo, otros simplemente avanzaron como si nada mas les importara y otros pocos, se miraron entre sí.

Al final todos comenzaron a caminar.

—Un kilometro y medio ¿Huh? Puede que se vea grande pero, ¿Mas que USJ? No lo veo —comento Iida—. No se ve lo suficientemente grande como para que los pasajes nos separen lo suficiente.

—¿Luchar? Esto mas bien parece un entrenamiento para el director Nezu —dijo Mineta.

Varios comenzaron a murmurar entre ellos mientras ingresaban a los pasajes y se colocaban en las plataformas. Todos miraron hacia el exterior donde Cementos estaba de pie junto a Snipe quien miraba a Bakugou fijamente.

—Todo estará monitorizado, por su seguridad obviamente —si pudiera verse su sonrisa realmente, sería una malévola—. Procuren seguir las reglas como se deben. Si llegan a incumplir alguna entrare yo mismo por ustedes y espero que eso no suceda.

Todos asintieron.

—Bien —cementos dio un paso hacia delante—. Según algunas leyendas de dédalo se hablaba de contiendas bajo tierra durante sus épocas más frágiles. Él decía que su niñez era una cubierta de oscuridad y temor, fue esa misma emoción reprimida en su interior lo que le dio forma al laberinto donde el minotauro fue encerrado.

Iida reacción...

—Espera...

—Laberintos casi infinitos para encerrar a una bestia violenta. Muchos se preguntarán de que servirá esto en su carrera de héroes. Podría hablarles de situaciones donde no sepan donde estén pero tengan que rescatar a alguien y cosas así. También hablarles de lugares inseguros llenos de trampas...

"Trampas..." en la mente de todos algo hizo clic.

—¡Oiga...! —Iida parecía agitado. Miro hacia el fondo del pasaje, estaba tapado, no habia camino hacia delante—. Esto no solo un laberinto...

Enseguida volvió su mirada hacia cementos.


INTRODUCIR: EVOLUTION FO MAGIC - EVAN CALL


—¡Profesor!

—Son jóvenes, son de primer año y me sentiría mal tenerles que mentir. La verdad es que el director estaba aburrido y quería ver el avance que han tenido en estos últimos seis meses en la academia así que durante los últimos dos meses en conjunto con el taller de apoyo hemos trabajado en este prototipo de USJ debido a que la original fue destruida.

Izuku se atraganto.

—¡No es cierto...! ¡NO ES CIERTO! —Iida fue el primero en entrar en pánico, después fueron todos los demás.

¿Por qué?

Todos lo vieron, Aizawa estaba de pie con una sonrisa aterradora al marco de la puerta a la lejanía en el gimnasio beta.

—Hay algo mas que olvide decirles —alzo la voz Snipe—. El laberinto por si solo no seria capaz de mantener al minotauro encerrado por lo cual, a parte de los sacrificios se le tuvo que instalar trampas para evitar que la bestia avanzara. Trampas que con mucho trabajo Hatsume Mei estuvo creando. Así que si se llegan a topar con ellas deberían de agradecerle, estuvo día y noche trabajando en ello al punto que dejo de estar en el taller de apoyo y tuvo que trabajar aquí.

Izuku volvió a tragar. ¿Hatsume Mei no estuvo en el taller de apoyo?

—Realmente la pobre chica solo iba por algo de comer a la academia y luego volvía. Alguien realmente impresionante.

[Espera...]

Izuku cayó en cuenta.

¿Últimos dos meses? ¿Jamás estar en el taller? Durante estos días no habia hablado con ella porque no podía encontrarla y la vez que la vio, estaba con comida. Esto hizo preguntarse a Izuku si realmente ella estaba "Enojada..." murmuro Izuku mientras sintió el agarre de Uraraka quien tomo parte de su traje de gimnasio.

—Oh cierto, ¿¡Algunas palabras Aizawa?! —pregunto Snipe a la lejanía. El hombre solo sonrió y agito su mano.

—¡ESPERA! —grito Iida pegándole al cristal que se cerro casi enseguida—. ¡¡ESTO NO ES SOLO UN LABERINTO!!

Una última persona o roedor apareció frente a todos en forma de holograma en el visor del cristal.

Era Nezu.

—¡Claro que no! —rio desenfrenadamente. Iida se le helo la sangre al igual que la mitad—. ¡Y también lo de las parejas era mentira! ¡Sus parejas no son sus parejas!

—Deku... —Uraraka se acerco a Izuku quien aún seguía pensando en Mei. El pensaba si todo este tiempo habia confundido el trabajo de Mei con su humor. Quizás todo el tiempo ella no estaba enojada con él si no que no tenia tiempo—. Izuku...

Murmuro Uraraka acercándose a él, tanto como le era posible con aquellas dos esferas fijas en Izuku.

Unas rendijas...










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*¡¡¡¡¡ZONK!!!!!*

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El suelo se abrió de repente con un estruendoso crujido. Izuku y Uraraka, así como el resto de los estudiantes, fueron absorbidos por dos tubos cilíndricos que se alzaron de la nada. En un instante, las parejas que se suponía debían haber sido formadas se disolvieron en un caos frenético, mientras Nezu, en su escritorio, reía descontroladamente. La escena era un torbellino de confusión y desesperación.

Izuku se aferró a las paredes del tubo de vidrio mientras descendía a gran velocidad. A través del cristal, pudo ver el canal metálico que se extendía bajo tierra, un inmenso y laberíntico espacio que parecía interminable. En un parpadeo, vislumbró a sus compañeros de clase, sus rostros llenos de sorpresa y preocupación mientras eran absorbidos por otros tubos cercanos.

—¡Esto no puede estar pasando! —exclamó Iida, mientras era arrastrado por su tubo—. ¡¡LO SABIA DEMONIOS!!

En el ultimo grito que escucho Izuku, Iida desapareció bajo tierra.

—¡¿Qué demonios está pasando?! —gritó Tenko, su voz resonando en confusión mientras luchaba por mantener su equilibrio dentro del tubo.

—¡Nos están separando! —vociferó Uraraka, mirando a Izuku a través del cristal del tubo—. ¡Izuku!

—¡Uraraka-San! —gritó Izuku, intentando alcanzar su mano, pero los tubos los mantenían demasiado separados.

Ella desapareció.

Las palabras de sus compañeros se mezclaban con los sonidos ensordecedores del descenso. El canal metálico debajo de la tierra se expandía a lo largo del túnel, y los tubos se entrelazaban en una maraña de metal, cada uno transportando a los estudiantes en direcciones distintas.

—¡Esto es una locura! —dijo Mineta, su voz temblorosa—. ¡No esperaba que nos separaran así!

—¡¿Qué tipo de prueba es esta?! —dijo Kirishima, intentando mantener la calma—. ¡Pensé que estábamos entrenando!

—¡No es justo! —protestó Sero, mientras se aferraba a las paredes del tubo—. ¡Nos dijeron que formáramos parejas y ahora estamos completamente separados!

—¡M-Maldicion...!

Jirou como Sero desaparecieron y tras dos segundos más, Izuku pudo ver a la ultima persona cara a cara.

Todoroki.

Finalmente, el tubo se detuvo con un estremecimiento y se abrió, arrojando a Izuku sobre una cama de hule que amortiguó su caída, aunque el impacto lo hizo rebotar y rodar hasta detenerse en un pasillo de concreto bajo tierra. La oscuridad lo envolvía casi por completo; apenas una tenue lámpara que colgaba del tubo proporcionaba una débil fuente de luz, revelando solo sombras indistintas en el camino frente a él.

Izuku se levantó con dificultad, sacudiéndose el polvo y la tierra de la cara mientras miraba alrededor. El pasillo se extendía en la oscuridad implacable, sin señales visibles de dónde se encontraba o adónde debía ir. A su alrededor, el silencio era abrumador, interrumpido solo por un sonido atronador que retumbaba a lo lejos, como el eco de una maquinaria o un rugido distante.

En medio de la penumbra, el segundo tubo al costado se abrió de repente. De él emergió Yaoyorozu Momo, quien cayó de manera similar sobre una cama de hule, rodando hasta detenerse. En un giro inesperado, Momo quedó frente a Izuku, y sus miradas se encontraron en la penumbra del pasillo.

¿El destino?

...

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