¿QUE ELIGES?
INTRODUCIR: MATERNAL-SILENT HILL
[Ocurrió una noche de un lunes nublado. Era un 22 de abril del 2135.]
Aquel niño corre por largos pasillos solitarios. Muros con imágenes pegadas en ellos, mensajes, dibujos... ideas.
El piso de color blanco que se extiende por delante mientras que las ventanas a su costado se abren ante la incesante luz del alba.
[Recibimos una notificación rápida y concisa—.Una tragedia ha ocurrido.—cerrando mis puños y colgando el teléfono mire hacia la ventana superior de mi oficina. A la lejanía las nubes que cubrían la ciudad parecían extenderse más allá de Tokio.]
Los salones a sus costados vacíos como una botella de agua seca. Salones de clases tan solos como la superficie de la luna mientras que la luz rojiza cubre los velos que se rezagan sobre las ventanas.
La cabellera del niño se sacude con el movimiento de su cuerpo hacia delante. Agitando sus manos a los costados de su cintura mientras corre, velozmente como puede hacerlo. Sonriente, agitado, feliz... creyente de una cosa.
Un sueño invade su mente.
Una sensación peculiar recurrente alrededor de su corazón.
[No espere mucho a recibir el informe completo. Hablaba sobre un niño que habia despertado su quirk al este de aquí, a un par de horas de Tokio en la ciudad de Musutafu en un jardín de niños que contaba con una primaria, por igual una secundaria. Se dice que alrededor de las once y media de la mañana un desastre sacudió el enclave entre la avenida Sukebe y la libre de Kannavreo.]
No tiene idea si es un sueño, no tiene idea si esta en otro mundo. Lo único que este niño puede pensar es la sensación palpitante de su piel. Era como si algo estuviera golpeando dentro suyo hacia el exterior dando la idea de que dentro suyo algo estaba por nacer.
Su corazón palpita con fuerza, golpea considerablemente su pecho hasta sentir que poco a poco una mano se posa en sus costillas y aprieta con fuerza hasta cortarle la respiración.
Pero esto no lo detiene.
Euforia; es el cumulo de emociones incontrolable.
El siente euforia.
[Midoriya Izuku es su nombre. Un niño de cuatro años que repentinamente despertó un quirk extraño. El informe habla sobre un quirk de clase 4. Al momento de que sus manos tienen contacto con algo inmediatamente se comienza a deteriorar. Se clasifico su quirk con el nombre de Decay. Un quirk bastante peligroso y que quedo fuera de todas las expectativas esperadas por su familia.]
Al correr por los pasillos y dejar atrás aquellos salones vacíos a su paso es cuando el niño comienza a preguntarse dónde están todos. Comienza a percatarse de una forma lógica si el sueño, o la realidad diferida de su mente es un constructo o acaso es algo más.
Comienza a cuestionarse cuando terminara—¿Si acaso terminara?—el siente miedo.
[Es natural que en algunos casos los quirks muten en un camino diferente al de sus padres, después de todo los quirks son una mutación genética incontrolable así que no podemos decir que es la primera vez que un niño despierta un quirk de esta tipo, aunque durante todo este tiempo, es ese niño quien llamó la atención de una forma peculiar.]
Al final se detiene y finalmente se da cuenta de que no solo su piel palpita, sus rodillas tiemblan. Suda por un gran esfuerzo y le cuesta respirar como si algo estuviera apretando sus pulmones.
Agacha su cabeza, curva su postura y respira pesadamente mientras que su cabellera revoltosa se sacude con su cabeza de lado a lado.
El miedo solamente se incrementa.
[El ríe.]
Abre sus ojos verdes como el jade.
Levanta su mirada y su corazón grita en una pregunta—¿¡Donde están todos?!—clamando como un rugido de león el temor se acrecentó de una forma agresiva.
El niño ahora ha crecido y porta un uniforme diferente al de esa institución.
El gira de golpe y su rostro se refleja en el cristal del ventanal del pasillo. Su rostro esta claro como el agua, entonces...
*Crack*
El cristal se agrieta y a través de las grietas del cristal, en su propio rostro una cruza su ojo derecho bajando hasta su mentón.
[Sin que nadie esperara lo que ocurriría, este niño comenzó a reír bajo la tormenta, arriba de los escombros mientras que todo lo que existía a su alrededor se habia derrumbado por su propia mano. El niño se burla, se carcajea delante de todos y entonces nace el nombre que le ha dado...]
Agita su cabeza de lado a lado, gira su cuerpo y sostiene su pecho que lucha consigo mismo por salir de su cuerpo.
[Laughing Boy.]
Grita y sacude sus manos lleno de temor.
Entonces su mano quiebra un cristal y la sangre que nace de sus manos las cubre volviéndolas negras mientras que puede observar como las manchas se abultan en su piel volviéndose cicatrices horribles en formas de grietas hasta sus hombros.
El costado derecho le arde, la espalda le arde, el pecho se la abre.
En un arrebato de ira arranca su ropa y una enorme cicatriz en su costado derecho aparece, marcas de garras en su espalda se forman y una gran laceración en su pecho se vuelve en color carne, en forma de cicatriz.
[Es el niño que ríe.]
Entre lagrimas una sonrisa se forma mientras que la escuela entera se sume en una absoluta oscuridad donde solo esa sonrisa brilla en una luz blanca.
Cuando el velo del humo se disipaba con el paso de los minutos, los zapatos golpeando el suelo resonaban en eco.
*TAP, TAP, TAP*
Enseguida tras unos cuantos pasos sonó un nuevo ruido.
*THUD*
Hacia el suelo el cuerpo de Ozda habia caído mientras que este se retorcía en el suelo. Seguida de este, pasos más, pasos menos... el presidente avanzaba hacia delante.
Sangre que provenía del brazo derecho de Nagant.
Sangre que provenía del brazo derecho de Izuku.
Ambos destrozados, tanto como la batalla se los habia permitido. Encima de ellos la gran fisura creada por el golpe de Izuku abriendo un hoyo que dejaba llover una cascada de luz nocturna hacia ellos como si se estuviera dibujando una división entre la pareja y el presidente detrás de Izuku.
Poco a poco, moviendo su cabeza lentamente Izuku giraría su mirada hasta Ryuji, mirándolo por el rabillo de su ojo.
Nagant solo tuvo que levantar su mirada.
Ambos de rodillas.
Finalmente, Ryuji se detuvo a un metro de ambos. Miro hacia su alrededor mientras ajustaba sus mangas. Tomo un largo trago de aire y deglutió.
Volvió su mirada hacia Izuku.
—¿Te puedes poner de pie, Nagant?
Pregunto sin verla.
Nagant salió un poco de su ensimismamiento al escuchar la voz del hombre. Respiro hondo y reunió algo de fuerzas.
Su cuerpo crujió.
Al mero instante en que ella puso fuerzas en su cintura, espalda y piernas pudo sentir como sus huesos chillaban.
Su brazo derecho fue el que más ruido hizo cuando el rifle aun fuera de su brazo ya no era capaz de regresar.
Parecía que un hueso habia salido impidiendo que la punta se retrajera lo cual provoco un intenso dolor que empujo a Nagant de vuelta al suelo.
Comenzó a gemir de dolor mientras apretaba su hombro. Pego su nuca al muro detrás de ella mientras respiraba pesadamente. Observo su brazo, trato de retraer el cañón de su rifle, pero golpeaba con algo.
*Cough, Cough*
Izuku comenzó a toser cuando finalmente se desplomo hacia un lado.
Sobre su brazo izquierdo, su brazo derecho tendido sobre la alfombra del suelo y sus dedos destrozados conectados al cañón de Nagant.
La fiebre lo estaba matando.
Por cada vez que parpadeaba, sus parpados se cerraban cada vez mas y mas mientras su vista borrosa paso a distorsionar su realidad.
Izuku en un esfuerzo empujo su cuerpo hacia atrás y quedo boca arriba, despegando su mano del cañón de Nagant.
Ahora mismo se sentía tan adormilado que en cualquier segundo perdería la consciencia. Sus pensamientos estaban desordenados y ni si quiera podía decir con certeza que estaba haciendo ahora mismo o que habia hecho en los últimos minutos.
La fiebre que lo venia atosigando desde el comienzo del anochecer habia estado sometiendo a su cerebro a un especie de cuarto en llamas, hirviendo cada vez toda su cabeza.
Cuando Izuku estaba tendido en el suelo Nagant observo completamente el brazo de Izuku. No solo el de ella estaba roto, el de Izuku por igual. Pero, mas que roto, realmente estaba hecho trizas.
—Ponte de pie, Nagant. Tenemos que irnos ahora.
—¿Eh? —la mujer levanto la mirada.
—Incluso si no puedes ponerte de pie, hazlo. No tenemos tiempo que perder. Las cosas por aquí tomaron un curso que no esperaba... que nadie esperaba.
—...e-e-es-espera...
Detrás de Ryuji la voz de Ozda lo habia alcanzado.
El hombre admitía que estaba bastante sorprendido por la determinación de Ozda de mantenerse consciente, aun cuando lo habia encontrado en el suelo desmayado se las habia arreglado para despertar en el camino hacia la biblioteca.
—Deberías de resguardar tus fuerzas Majir—
—Y-Ya has involucrado demasiadas personas, Kinoshita... —Ozda tosió—. Ninguno va a salir bien parado de esto.
—Yo no involucre a nadie —Ryuji movió su mirada hacia Izuku—. Él lo hizo.
Ozda frunció el ceño.
—I-Ir a por un niño... alguien preciado para otros. ¿Qué tenías en la cabeza?
—No finjas que no lo sabes. Yo no fui quien cambio del lado de la cancha en el ultimo minuto. ¿O es acaso que sí? A mi no se me mostro el otro lado de la tarta Majiro. Las cosas se torcieron justo como no debían hacerse.
La sangre que manchaba el vendaje en su abdomen apenas contenía el líquido carmesí.
Ryuji tercio su gesto.
—Teníamos un plan. Cosas que debían hacerse y tu lo malograste con tu estúpida idea de la bondad.
—...E-Estábamos equivocados.
—Deja esa actitud de intransigencia. Sabias lo que hacíamos aquí, lo que hemos hecho durante años. Y ahora, con un solo viaje de unos minutos toda tu perspectiva cambio, ¿Eh, Majiro? Te elegí a ti sobre todos, no, por tu quirk. Tu carácter, tu idealización de las cosas y tu firme temple sobre la vida de los demás te llevo a donde estas. Todos esos factores te volvieron indispensable para este trabajo y todo... todo nuestro trabajo lo decidiste tirar a la borda. ¿Por qué? ¿Por un niño?
—Un inocente Kinoshita...
—¡Al carajo su inocencia! —exclamo con un golpe al aire—. ¡Conocemos nuestro deber!
Ryuji sacudió su otro brazo al aire mientras, exaltado parecía comenzar a irritarse.
Entonces apunto su dedo hacia Ozda.
—Tu como yo, como todos los miembros de este trabajo somos conscientes del otro lado de la moneda. Bien sabemos que no es un color de rosas este mundo Majiro —negando con su cabeza y limpiando sus labios con su lengua, el seguía hablando—. ¡Son los sacrificios que se hacen los que forjan los cimientos del mañana!
—...¿Sacrificando vidas...? ¡I-Inocentes...!
—¡Inocentes, culpables! ¡Da completamente igual! ¿Es que no lo entiendes? ¡No...! No, lo entiendes, pero tratas de negarlo. No Formamos parte de un parque de diversiones donde todos ríen y son felices. Este es el mundo real donde la maldad rige las sombras que se esconden detrás de las mentiras. Vivimos en un país rodeado negligencia que ignora totalmente lo que pasa en sus calles. ¡Allá afuera, todos los días ocurren desgracias y simplemente son ignoradas, todo por culpa de una era manchada de poderes dados al azar!
Majiro no respondió nada, solo bajó la mirada con una expresión de dolor y culpa. Sabía que su compañero tenía razón en parte, que el mundo era un lugar cruel y despiadado, lleno de injusticias y sufrimientos que nadie parecía notar. Pero también sabía que lo que ellos hacían no era la solución, que manipular personas inocentes por el simple hecho de poseer poderes no los hacía héroes, sino villanos.
—¿Qué pasa, Majiro? ¿Te has quedado sin palabras? — acercándose a él con una mirada maliciosa—. ¿O es que acaso te has arrepentido de tu decisión? ¿De haberte unido a nuestra causa, de luchar por un mundo mejor?
—No... esta no es un lucha por un mundo mejor... —balbuceó Majiro, tratando de explicarse—. Yo... yo quería cambiar el mundo, pero... pero no así... no a costa de esto.
Majiro recordó el día que conoció a Kinoshita, un hombre carismático y persuasivo que le ofreció una oportunidad única de cambiar el mundo. Le dijo que era especial, que tenía un don que lo hacía diferente a los demás, que podía usar su poder para crear algo nuevo donde los que sufrían de injusticias serian guiados a un buen lugar.
El joven se sintió atraído por esa visión, por ese sueño de justicia y libertad que le propuso. Se unió a él sin pensarlo dos veces, dispuesto a seguirlo hasta el final. Pero pronto se dio cuenta de que las cosas no eran tan simples como le habían hecho creer. Que el presidente ocultaba una oscura agenda, que no le importaba la vida de los demás, que solo buscaba satisfacer su propia ambición y, algo más allá de lo que le habia prometido. Que usaba a sus seguidores como peones en un juego peligroso, que los manipulaba con mentiras y promesas vacías, que los obligaba a hacer cosas terribles en nombre de una supuesta causa noble. Majiro se sentía culpable, confundido, traicionado. Quería escapar de esa pesadilla, pero no sabía cómo. Tenía las consecuencias de rebelarse ante él, de desafiarlo, de perder el único lugar donde había sentido que pertenecía. ¿Qué debía hacer? ¿Había alguna esperanza para él? ¿Podría alguna vez redimirse de sus errores? Esas preguntas lo atormentaban, lo consumían, lo paralizaban. No podía responder, porque no tenía ninguna respuesta para sí mismo.
Pese a todo esto, Majiro entendía que el chico que estaba en el suelo ahora mismo habia sacrificado mas que cualquiera de los presentes y eso lo hacía más valioso que cualquiera.
Claro, un pensamiento propio algo egoísta, pero, era la verdad.
Majiro volvió a cuestionar si en verdad sus deseos podrían anteponerse a su deber.
¿En verdad cual era su deber? ¿A que debería aferrarse?
Majiro estaba aferrándose a la vida que goteaba de su carne o quizás él estaba aferrándose, ¿A algo más? La cuestión aquí derivaba del valor de su vida.
¿Qué valía más para él?
De repente, un estruendo ensordecedor irrumpió en el silencio de la biblioteca, haciendo que los libros se cayeran de las estanterías y los vidrios se rompieran. Kinoshita se sobresaltó y se agacho, pensando que se trataba de una explosión o un terremoto. Soltó un bramido, otros se quedaron paralizados. Kinoshita sintió que su corazón se aceleraba y que el sudor le empapaba la frente. ¿Qué estaba pasando? ¿Era un ataque? ¿Un accidente? ¿O algo más?
Izuku pudo ver una estela anaranjada inundar aquella cascada de luz que recaía sobre él.
Entonces un nombre vino a su mente.
[Kacchan...]
INTRODUCIR: SILENT HEAVEN- AKIRA YAMAOKA
Al borde de la inconsciencia solo podía añorar ver más allá de aquel sitio.
A un par de manzanas de ahí el estallido de Bakugou Katsuki hizo sacudir a la mitad de Tokio.
Entonces, finalmente en medio del temblor los ojos de Izuku se cerraron.
Habia caído en un profundo sueño.
Y en su sueño, Izuku se encontraba caminando por un largo pasillo vacío de la escuela. El silencio era absoluto, solo interrumpido por el eco de sus pasos. Las luces parpadeaban débilmente, creando sombras inquietantes en las paredes. Izuku sentía una opresión en el pecho, como si algo lo estuviera acechando desde algún lugar. Miraba las puertas de las aulas, esperando ver un rostro familiar o una señal de vida. Pero todas estaban cerradas y oscuras. Izuku aceleró el paso, buscando una salida. Pero el pasillo parecía no tener fin. Era como una pesadilla interminable.
De pronto, Izuku vio una puerta de madera al final del pasillo. Era diferente a las demás, más antigua y gastada. Tenía un cartel que decía "Salón 1-A". Izuku sintió una extraña atracción hacia esa puerta, como si algo lo llamara desde adentro. Se acercó con cautela, tocando el pomo con su mano temblorosa. Giró la manija y abrió la puerta.
Lo que vio lo dejó sin aliento. El salón estaba vacío, pero lleno de luz. Los rayos del atardecer entraban por las ventanas, tiñendo todo de naranja y rojo. El aire olía a polvo y nostalgia. Izuku reconoció los pupitres, las sillas, el pizarrón. Era el salón de clases donde había estudiado con sus amigos, donde había aprendido a ser un héroe. Pero ahora no había nadie, solo el silencio y los recuerdos.
Izuku entró al salón, sintiendo una mezcla de emoción y tristeza. Caminó entre los pupitres, tocando las superficies con sus dedos. Vio los nombres de sus compañeros escritos en los asientos, las fotos pegadas en las paredes, los dibujos que habían hecho en clase. Todo le parecía familiar y lejano a la vez. Era como si hubiera regresado a un lugar que ya no existía.
Izuku se detuvo frente al pizarrón, donde había una frase escrita con tiza. La leyó en voz baja, sintiendo un nudo en la garganta.
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[Te vas a morir.]
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El corazón se le detuvo.
La frase le sonaba familiar, pero no podía identificar de dónde la había escuchado.
Era una voz femenina, dulce y juguetona, que le susurraba al oído con un tono seductor. Se giró para ver quién era, pero no vio a nadie. Solo había vacío en el salón de clases, donde se había quedado después de la última hora.
El escucho una voz
Sentía un escalofrío recorrerle la espalda. ¿Acaso estaba alucinando? Intentó ignorarla, pero la voz se hizo más insistente y clara. "Te vas a morir", le repetía una y otra vez al oído, como si quisiera hipnotizarlo. Era una voz que le resultaba familiar, pero no podía recordar de quién era. ¿Una antigua amiga? ¿Un familiar ¿Una enemiga? No lo sabía, pero sentía que esa voz tenía algo que ver con su pasado, y que no le traía nada bueno.
En primer lugar, ¿Por qué estaba ahí? ¿Dónde estaba? ¿Qué estaba pasando? Tantas preguntas rondaron en su mente que lo terminaron por abrumar.
Rodeado de las palabras de aquella chica y sus propios pensamientos el habia retrocedido.
No podía creer lo que escuchaba. ¿Quién era esa voz que lo atormentaba? ¿Qué quería de él? Sin darse cuenta, tropezó con una silla del salón de clases, cayendo al suelo y empujando todo lejos de él. Se sentía mareado y confundido. Miró a su alrededor, buscando ayuda, pero no había nadie. Estaba solo en el salón de clases, con la oscuridad y el silencio como únicos testigos.
De repente, un dolor lo abrumó completamente. Era como si una aguja se clavara en su cabeza, haciendo que se retorciera de angustia. Se llevó las manos a las sienes, tratando de aliviar la presión, pero no sirvió de nada. El dolor era insoportable, y le impedía pensar con claridad. Quería gritar, pedir ayuda, pero su garganta estaba seca y su voz no salía. Solo podía oír el latido de su corazón, acelerado y desbocado, y la voz de la chica, que seguía hablándole desde dentro de su mente.
Todo alrededor suyo comenzó a desembocarse en él como un remolino hasta que...
Despertó.
Abrió los ojos con dificultad, sintiendo que le pesaban como plomo. Se incorporó lentamente, mirando a su alrededor con confusión. Estaba en la azotea de un edificio alto, rodeado de escombros y cables. No recordaba cómo había llegado hasta allí, ni qué estaba haciendo. Lo último que recordaba era el sueño, el dolor y la voz de la chica.
El dolor era insoportable tanto que, en su cabeza, un solo zumbido hacia un caos increíble.
Podía ver la luna brillar, podía ver delante de él las sombras de pie mirando... mirando hacia algo que no esperaba ver.
Lo que vio lo dejó sin aliento. La ciudad estaba sumida en el caos. Explosiones, incendios, humo, sirenas, gritos. Era como si el mundo se hubiera vuelto loco. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué significaba ese sueño? ¿Quién era esa chica?
Finalmente, la neblina se disipo cuando escucho un sonido fuerte golpear el viento a la lejanía, cada vez más cerca de él.
El giro su mirada hacia un lado mientras poco a poco dejaba de estar aturdido para finalmente encontrarse con un helicóptero llegando hacia su edificio. Era el sonido de las hélices girando a toda velocidad, cortando el aire con una fuerza implacable. Se dio cuenta de que era un helicóptero militar, de color negro y con un símbolo rojo en el costado. ¿Qué hacía allí?
Izuku volteo su mirada encontrándose con Majiro quien estaba desplomado sobre un block de concreto mientras esperaba el helicóptero aterrizar.
A su lado, Nagant estaba sentada sobre un trozo de metal finalmente con el brazo otra vez en forma, pero totalmente vendado, mientras que, las manchas de sangre goteaban hacia el suelo.
Esto lo hizo mirarse a si mismo captando que el también tenía el brazo vendado,
Su traja de héroe estaba totalmente hecha trizas solo dejando sus pantalones y botines mientras que de la cintura para arriba ya no habia nada mas que piel llena de heridas y cicatrices junto a piel muerte y sangre seca.
Moviendo su mirada entre parpadeos, Izuku logro percibir a una nueva persona en el techo, tenida sobre el otro extremo del edificio bajo unos cables, Mt Lady estaba desmayada sobre el suelo.
Kinoshita, el hombre anciano y presidente de la comisión de seguridad publica estaba de pie ante la gran planicie delante de él en el techo del edificio esperando el helicóptero.
Causante de todo esto, el hombre no parecía tener algún tipo de remordimiento, tenia una mirada pensativa y centrada. Nada mas que lo que tenia por delante le importaba.
—¿Qué pasara con los demás? —pregunto Lady Nagant.
Kinoshita, el hombre de edad avanzada se mantuvo firme con su mirada realzada hacia delante.
No contesto.
—No te hagas el sordo, Kinoshita. Sabes muy bien lo que les pasará a los demás si nos vamos de aquí sin ellos —continuó Nagant, con un tono de impaciencia y preocupación en su voz. Se acercó al hombre y le puso una mano en el hombro—. Responde.
Apenas toco su hombre este se dispuso a mirarla por el rabillo de su ojo con un dejo de interés, aunque en su mayoría parecía más desdén que nada.
—Todos ustedes están entrenados para este tipo de eventualidades. Además, todos aquí somos conscientes de lo que pasara si perdemos a Midoriya Izuku. Pase lo que pase tenemos que llevárnoslo —Kinoshita aparto la mano tomándola de la muñeca y girando hacia ella—. Es prioridad.
Ambos no se habían percatado que Izuku habia despertado.
—¿Tanto valor tiene? —inquirió Nagant con el ceño fruncido.
Kinoshita se le quedo viendo a los ojos con una firmeza tan dura como la roca.
—Esto no se trata de sentimientos hacia tus compañeros Nagant. Esto es un trabajo en el cual tenemos que dejar de lado nuestra humanidad. De todos ellos tu eres la que más esperaba que lo entendieras.
—¿Dejar de lado nuestra humanidad? —replicó Nagant con desdén—. No te confundas, Kinoshita. Yo nunca la tuve. Solo hago lo que se me ordena, sin importarme las consecuencias.
Nagant aparto su muñeca de Kinoshita en un segundo.
Ella levanto su mirada irritada hacia el hombre.
—¿Entonces que te preocupa? ¿Eva acaso? Tal vez... ¿Nacht? Quizás ¿También Fobos o Kano? ¿O por el traidor de Hawks? Dime Nagant, ¿Desarrollaste algún tipo de apego a ellos?
—¡No digas estupideces! —replico con furia.
—Entonces, ¿por qué te niegas a cumplir tu misión? —insistió el hombre, sin bajar su mirada que apuntaba a su espalda—.¿Acaso has olvidado tu deber como agente de la comisión? ¿Has olvidado tu rol?
—Yo no he olvidado nada —respondió ella, con un tono frío y desafiante—.Tu, en cambio...
—¿En cambio?
—El valor que proporcionará Midoriya Izuku a tu trabajo será el suficiente para pagar las perdidas que se han cobrado el día de hoy, ¿Kinoshita?
El hombre percibió algo diferente. Ya sea el tono de voz, las palabras... algo habia. Kinoshita tercio el gesto sobre la fría mirada de Nagant y aposto por algo.
—¿Crees que Ozda tiene razón?
Nagant flaqueo.
La mujer sintió sus latidos acelerarse mientras tragaba saliva, pero se aventuró al contestar:
—¿D-De que hablas?
—Estuviste muy callada durante el camino hasta aquí. Majiro tuvo un problema igual después de tratar con este chico y tu estuviste con él luchando por un buen tiempo. A solas —Kinoshita se precipito sobre Nagant, dos pasos—. Esto no es juego Nagant. Esto es tan valioso como una vida. El trabajo que hemos hecho aquí es importante. No solo para nosotros, si no para el futuro mismo. Las cosas que hemos tomado y dado son increíblemente enormes. Todo por un objetivo, por un deber que tenemos que cumplir.
Nagant se sintió acorralada por las palabras de Kinoshita, que la miraba con una mezcla de ira y reproche. Recordó el combate contra el chico. Había algo en él que la intrigaba, que la hacía dudar de su misión. Pero no podía admitirlo ante Kinoshita.
¿Por qué lo habia dejado vivir? ¿Por qué lo salvo de la muerte? Esos meses que duro después de lo ocurrido en Osaka... ¿Por qué en ella hacia tanto eco? Mintió.
Nagant mintió a la comisión, se mintió a sí misma... ¿Por qué?
El reproche del hombre la habia abrumado.
—¿Dejar atrás a ellos realmente ayudara? —cuestiono Nagant.
—Es necesario. Viendo las cosas como fueron ahora, quizás nos culparan. Pero, si de algún modo podemos escapar de la responsabilidad, otro se encargará. En otras palabras, sacrificaremos a alguien. Eva, Kano, Fobos, Nacht, incluso Hawks. Pero mientras podamos valorar los daños y entender que Midoriya Izuku jamás estuvo aquí... y seguir con él, seguramente las cosas resultaran de algún modo.
Nagant retrocedió, sintiendo que las palabras de Kinoshita le perforaban el corazón. Quería gritar, quería llorar, quería escapar. Pero se contuvo, y levantó la cabeza, mirando a Kinoshita con frialdad.
—Hacer creer a las personas que todo es alegría y arcoíris... ¿No hay algo mejor que eso?
—No —respondió Kinoshita.
—Un simple lavado de cerebro...
—Siempre lo fue —Kinoshita guio su mirada hacia el suelo a su costado—. El trabajo estaba ahí, solo alguien tenía que tomarlo.
Era una responsabilidad autoinfligida.
Kinoshita penso, el recordo:
...
[El ultimo recuerdo que tengo de mi abuelo era sobre una charla que tuvimos cuando yo era niño.]
...
Kinoshita se dio la vuelta y volvió a mirar hacia el helicóptero dejando a Nagant comprensiva.
...
[El me relataba muchos relatos cuando era pequeño. La mayoría, de su vida. Pero hubo ciertos relatos que me marcaron. Mi abuelo hablo de la era oscura, algo de lo que habia escuchado en la escuela pero que tras el tiempo se volvió taboo. Las personas no querían recordarlo, no querían hablar de ello. Era como una parte de la historia en la cual todos participaban por borrarla. Negar que algo así ocurrió.
...
La mujer miro hacia atrás mientras parecía que fuera a desplomarse. El dolor en su pecho no paraba. La punzante herida en su nariz rota y el dolor ardiente en su brazo roto la hacían sentirse débil.
...
[All For One era el nombre de aquel hombre que atormento a la familia de mi abuelo y a cientos mas en aquellos tiempos cuando los poderes estaban en su auge de nacimiento.]
...
Nagant miró la ciudad en caos mientras decenas de pensamientos ocurrían en su cabeza. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué había disparado a ese niño? ¿Qué sentido tenía todo esto? ¿Por qué habia salvado al niño? ¿Acaso era necesario eliminar a todos los que se oponían a su visión? ¿O acaso Kinoshita tenía razón? ¿Acaso había otra forma de vivir, de luchar, de seguir?
...
[Me hablo de que sin importar en que era estemos siempre habrá mal. Que en tiempos donde el caos rige, inevitablemente una guerra ocurrirá y que cientos de inocentes sucumbirán a ella. Y a veces es culpa de las personas que no están dispuesta a sacrificar algo.]
...
Nagant sintió una punzada en el pecho, una mezcla de dolor, de culpa, de miedo, de anhelo. Recordó la primera vez que vio a Kinoshita, la primera vez que hablaron, la primera vez que se acercaron uno al otro. El sueño que él le extendió a ella, el sueño que formo en aquel brazo que le prometió traería justicia.
...
[Entonces el murió y yo tome una decisión. Pues en el auge del nacimiento de la era de héroes yo habia desvelado algo, una verdad absoluta.]
...
Nagant se dio cuenta de que había cometido un error, un terrible error, y que tal vez no había forma de remediarlo.
...
[Todo es necesario... alguien debe preservar la paz y voluntad que construyen los héroes.]
...
¿Pero cómo saber cuál era el error que habia cometido?
Nagant se sintió abrumada por la duda, por la angustia, por el arrepentimiento. No sabía qué hacer, no sabía qué decir, no sabía qué pensar. Solo sabía que tenía que tomar una decisión, y que tenía que tomarla pronto.
...
[Y la única manera de hacerlo es sacrificando menos vidas de las cuales una guerra tomaría.]
...
INTRODUCIR: REACH-ETERNAL ECLIPSE
Kinoshita observo el helicóptero mas cerca que nunca cuando escucho el crujir de algo. Al mismo tiempo pudo escuchar el golpeteo del concreto.
El se dio la vuelta
Vio a Nagant apuntándole con el cañón de su rifle. La mirada de ella era fría y despiadada, sin ningún rastro de afecto o remordimiento.
La sangre se vertía de sus heridas sobre el cañón, sobre todo el rifle... sobre el suelo mientras que, detrás de la mujer Izuku azotaba su única mano "Sana" hacia delante, luchando por alcanzarla.
—Nagant...
[Estoy exhausta.]
El corazón de Kinoshita se aceleró.
—Matar, matar y matar a tantos solo para ser recompensada con la vergonzosa vista a nuestra sociedad. Incluso por mucho que la ley y el orden luche por hacer desaparecer lo que ellos ven como criminales y sus crímenes, siempre habrá nuevos de su parte. La comisión de seguridad es parte de ello, ¿No?
—¿Q-Que haces...?
—Un sistema de dos caras, una delantera y una trasera —Nagant no flaqueo esta vez—. ¿Y yo? Solo fui un arma bien puesta para mantener este sistema funcionando sin problemas. Tal como Eva, Nacht, Kano, Fobos... Hawks.
La sangre que caía de su rifle es la misma que llovía a ella en tiempos pasados.
La sangre de aquellos que el estado considera villanos, criminales... monstruos. Claro, sin nunca percatarse de que ellos mismos contribuyen a eso.
—¡Nagant!
—No puedes matar a un asesino esperando que desaparezca... cuando el asesino sea asesinado, otro nuevo nacerá.
—¡No lo entiendes! ¡Midoriya Izuku es la prueba irrefutable de lo podrida que esta la sociedad, de lo perdida que esta sin un guía! N-Nosotros somos los que hemos de hacer el trabajo sucio y con el chico podremos hacerlo bien.
—Obedecí y cumplí mi rol...
Kinoshita se quedó en silencio, observando la expresión de Nagant.
—Nagant, por favor, escúchame —rogó Kinoshita, extendiendo la mano—. No tienes que hacer esto...
Estaba temblando, atemorizado al borde de las lágrimas.
Izuku intento hablar, gritar, pero lo único que salió fue un rugido sin más.
El extendió su mano y entonces el rifle de Nagant parecía moverse solo un centímetro, pero lo suficiente como para que la cabeza de Izuku le avisara de algo.
*¡ZOOOONK!*
El sensor de peligro se habia activado he Izuku en inmediato llevo su mirada al helicóptero que estaba en dirección a la espalda de Kinoshita.
Su corazón palpito con fuerza he ignoro todo.
Volteo su mirada hacia Ozda al costado de Nagant, luego la devolvió a su espalda hacia Mt Lady.
—Mentira tras mentira...
—¡NAGANT!
Grito Izuku.
Ella miro de reojo a Izuku.
El mismo escenario hace meses en Osaka. El en el suelo y ella de pie con el aire de por medio, pero esta vez, ella estaba con una mirada diferente.
La lluvia que caía ese día ahora era sangre que venía desde su corazón.
El niño y la mujer.
Finalmente, Nagant habia entendido que era lo que deseaba Izuku. Que era lo que tanto anhelaba para las personas como él. Y como si estuviera teniendo una epifanía, ella misma se puso en el saco de Izuku.
Ella era igual a él.
Entonces pronuncio para este:
________________________________________
[No todos tenemos un final feliz.]
__________________________________________
Ella una vez más, disparo y con ello el cañón de su arma estallo sacrificando su brazo, pero en el proceso la bala salió con tal potencia que destruyo el corazón de Kinoshita y con ello todo su pasado, su presente y su futuro en miles de pedazos volviendo sus recuerdos en una lluvia de cristales.
Y a través del orificio del corazón de Kinoshita, el viaje hasta la cabina del helicóptero asestando justamente al piloto quien cayó muerto al instante en el panel de control.
A este punto ni si quiera supo de donde le salieron fuerzas, pero, Izuku se puso de pie.
En ese momento tan corto tuvo que elegir.
Ozda o Mt Lady.
Instantes tan cortos que las mismas hélices del helicóptero que se precipitaban sobre el techo del edificio cortaban.
Pudo ver la sangre de Kinoshita brotar al momento de que su cuerpo cayera al suelo. Pudo ver la sangre manchada en el cristal que se precipitaba hacia el suelo del techo.
Podía ver a Nagant de pie ante el helicóptero que se aproximaba.
Izuku pudo ver el rostro de Ozda.
El chico pudo ver su sonrisa.
Le falto el aire, su alma se quebró he Izuku salto... salto hacia atrás.
El aparto su mirada de Ozda y salto hacia Mt Lady mientras que el helicóptero finalmente se había estrellado completamente contra el techo atravesando la fisura que Izuku habia creado destruyendo en su camino hasta el penúltimo piso donde solo los restos del juicio quedaban.
En el instante que Izuku salto hacia atrás dejo de ver a Nagant, a Ozda... solo miro hacia delante, hacia Yu.
Con su mano extendida hacia ella algo de él broto.
*BA-DUMB*
Su corazón palpito y el alcanzo a Yu.
*¡¡¡BOOOOM!!!!*
El helicóptero estallo y toda la parte superior del edificio colapso llenando de una nube de fuego todo el lugar borrando las siluetas de todos los presentes entre llamas y humo mientras que las personas en el punto de encuentro justo en las calles en llamas miraban hacia arriba.
Bomberos, policías, héroes, civiles y demás vieron todo en un segundo.
La elección de Izuku habia sido tomada.
...
[Nuevamente aquel sueño lo guía por el trauma. Sumirse a él o superarlo... solo tiene esos caminos que tomar. Y en medio de todo esto las redes se inundan de un video. Como el dicho se dice: las mentiras, aunque no tengan piernas, tarde o temprano cojean. El decisivo despertar de Izuku hará brotar de él una extensión de su poder.]
Próximo Capitulo: entrégate a tus creencias.
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