PROLOGO.





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RUINAS.



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[¿Quieren escuchar sobre él?]







Un mar de nubes expandiéndose por el cielo, grumosas y densas. De tal forma que las mismas nubes cubren la luz lunar dejando debajo de ellas un mundo de oscuridad infinita. Sin algún tipo de luz mas que alguna lampara o algún destello de electricidad.

Quizás, fuego por igual.

Pero nada se compara con aquello que en un segundo sucede y un camino de luz se alumbra con el choque de aquel automóvil.

Las gotas de lluvia, de aquella tormenta caen como lagrimas de un dios que abandono su mundo.

Ocurre en un instante.

El freno deja de funcionar, las llantas estallan y la marcha no da. El automóvil se volcó y en un violento giro rebota en un edificio para luego continuar girando en el aire por breves instantes tan cortos como parpadeo.

El auto finalmente toca el suelo.

Aquella carroza metálica había quedado suspendida al filo de una caída libre. Aquel puente de carretera que llevaba de la zona comercial de Osaka hasta la residencial se encuentra destrozado por la mitad dejando en sí, un gran vacío de unos 10 metros hacia lo que parecía ser una fábrica de empapelado que durante meses ha dejado de trabajar.

El hombre dentro de aquel automóvil queda pasmado, desesperado. Claro, no era por el choque, el haber perdido el automóvil o quizás... incluso, el hecho de poder haber perdido la vida. Casi se podría decir que el hubiera preferido mil veces haber caído hacia el vacío y que el auto hubiera estallado muriendo entre las llamas.

Llamas que el miraba celoso a lo largo del camino que él había recorrido.

[Hay una sombra que se esconde en la oscuridad. Mucho mas negra y densa que la misma noche. Y es esta sombra que te vigila, te asecha.]

En sus pupilas sus ojos reflejan un grupo de llamas que se alzan por los cielos nocturnos mientras que la lluvia lucha contra este fuego carmesí.

Los relámpagos a los horizontes iluminan por momentos aquellos edificios demacrados. Cristales rotos, cada adoquín, ladrido y demás trozado como si algo lo hubiera golpeado. En el mejor de los casos, solo grietas se observaban a lo largo de estas edificaciones.

A lo largo de la ciudad, una fracturada.

[Cuando esto comenzo fue difícil para los ciudadanos. Pero aún más para los héroes. Todos, y cada uno de los pilares que All Might había levantado durante su tiempo como héroe sirvieron para que los demás pudieran construir una ciudadela en la cual vivir pero, cuando estos pilares cayeron... no quedo nadie para poder levantarlos.]

La oscuridad se traga la luz, pero el fuego se traga la oscuridad. Y entre aquello que se ha de reflejar en sus pupilas, el hombre teme, no por su vida... si no por lo que pasara antes de que esta termine.

[Todas estas historias de un monstruo debajo de tu cama o dentro de tu closet que esperan a atormentarte en la noche no se comparan a él, en lo absoluto y cree en esto...]

Aquel hombre escucha las palabras de su pasado.

―¡¡Pura bazofia!! ―estalla la voz gruesa de un adulto de mediana edad. Este sostiene en su mano lo que parece ser un trozo de carne empalado por un trozo de rama vieja―. ¡¿Una sombra entre la oscuridad?! ―el bufa.

―Estas historias no son mas que simples cuentos de hadas para que los héroes ganen fuerza ―dijo otro justo a su lado, un poco mas joven que igualmente portaba un trozo de carne cocinada puesta en aquella rama que llevaba a su boca.

Frente a ellos se encontraba un hombre, anciano bastante decrepito y algo temeroso con su mirada pero a la vez llena de agotamiento.

Al lado de este hombre se encontraba justamente aquel que recuerda.

El grupo de cuatro hombres estaba rodeando lo que era una fogata en el medio de un parque familiar el cual por obvias razones lo había dejado de ser ya hace mucho tiempo. El árbol que usualmente usaban los niños para jugar había caído y toda la sombra que este proporcionaba con sus enormes hojas ahora estaban secas a expensas de la noche nublosa, pues una tormenta se acercaba.

Rondaban las 10 de la noche cuando estos se reunieron.

―Pueden creer lo que quiera, pero yo lo vi. Y las demás personas que lo vieron no corrieron con tanta suerte como yo. Solo gritos quedan tras su llegada. Tuve suerte de esconderme aunque... no estoy seguro si lo hice bien ―dijo con sorna aquel hombre de edad avanzada mientras daba un trago de cerveza con su licorera de bolsillo.

Metálica, algo oxidad pero eficaz.

El cerro la tapa y la oculto bajo aquellos mantos arraigados llenos de mugre, pues vestía como un vagabundo.

―La obsesión por derrotar villanos, el intenso deseo de convertirse en un héroe y aun así... ¿Creen que el no es real? ―pregunto alzando su cansado rostro.

―¡Viejo, el esta muerto! ―bramo escupiendo trozos de la carne al masticar y hablar.

El anciano sonrió.

Hubo algo raro en esa sonrisa pues despues de abrir su boca y mostrar sus dientes amarillentos provino una risa burlesca que poco a poco molesto a sus oyentes. En cambio, el anciano parecía revitalizado, como si aquel comentario que el hombre escupio hacia él no fuera mas que un chiste venidero.

Con suerte, el anciano parecía haber mejorado su humor.

―¿Qué mierda dije?

*¡PLAF!*

El sonido del pasto mullido tras la caída y choque de espalda decrepita hizo que el hombre de edad avanzada de licorera oculta resoplara al tocar ese amarillento pasto seco. La patada de aquel quien se burlaba fue bastante dura.

―Te dimos la oportunidad de compartir algo de comida y fuego con nosotros y parece que solo viniste aquí para molestarnos. Eres un pedazo de mal agradecido. Quizás hubiera sido una buena opción llevarte ante los perros de búsqueda, seguramente con ellos tendrás mejor valor que el que tienes ahora.

La mirada de este hombre ahora molesto se había tornado rabiosa mientras se arrodillaba tomando del cuello de la camiseta sucia del vagabundo arrastrándolo hacia arriba mientras que pequeñas púas salían de sus nidillos llegándole hasta el mentón.

―O-oye...

―¡Cierra la boca Tsuke! ¡¿O quieres ir también con los perros de caza?! ¡Esos imbéciles siempre están buscando que llevarle a los generales!

―¡P-pero Sekí...!

―¡Dije que cierres la boca! ―el hombre furioso, Sekí arrojo su trozo de carne hacia el temeroso Tsuke.

―No deberías emocionarte tanto haciendo ruido. Sabes que a él le molesta y esencialmente lo sabrá ―dijo el mas joven de los cuatro quien miro hacia el cielo―. La tormenta se acerca. Seguramente el saldrá a patrullar así que deberíamos regresar a la base con los demás.

―S-si... Mizuki-San tiene razón ―dijo Tsuke―. Si esa c-cosa esta afuera cuando nosotros estemos afuera sabes lo que pasara.

A pesar de que Tsuke era mayor que Mizuki, este le tenia cierto respeto pues aquel chico tenia un quirk bastante fuerte siendo este el mas fuerte de los tres. Pero por alguna razón, este no hacia nada en contra de Sekí, el mayor de ellos tres.

Su quirk no era muy fuerte pero al ser uno de los primeros pioneros en el nuevo Japón, el respeto se lo había ganado a frio pulso.

―El tipo de agua no me quita el sueño ―dijo Sekí―. Despues de todo mientras que el imbécil de las fiestas este al otro lado de la ciudad, dudo que haga algo.

En ese momento, Tsuke se alarmo.

―¡T-tenemos los comunicadores encendidos! ¡Él puede oírnos! ―reclamo temeroso.

―Lo dudo. El siempre comienza sus fiestas a estas horas así que debe estar ahogándose entre toda esa mierda de la tipa planta y sus estúpidas Idol's muertas. Además, el no prestaría atención a nuestro grupo ni menos a la base. Él tiene cosas más importantes que hacer.

―Lo dices como si lo conocieras, Mizuki ―mascullo Sekí.

―No seas idiota. Claro que no lo conozco tanto. Simplemente soy consciente de sus capacidades. No por nada es un general de All...

―¡N-no...! ―grito atajantemente Tsuke―. ¡N-no p-p-pronuncies su nombre...! T-trae mala suerte...

Ahora sí, Tsuke estaba temblando de miedo. Sus dos compañeros lo vieron con vergüenza pero esta vez no podrían echárselo en cara. Ellos mismos sabían a lo que se refería. Pensar el nombre de aquel hombre ya era una cosa para pensar, incluso podría causar pesadillas pero pronunciar su nombre en una oración... eso si era ser valiente.

*¡HAHAHAH!*

Un estallido en risas del anciano quien parecía estar burlándose más que nunca.

*GAP*

Sekí sostuvo con mas fuerza el cuello de la camisa del anciano acercándola a su rostro pues la risa lo había irritado mas de lo que se reflejaba en su rostro.

Estaba ardiendo dentro de él aquella acción de burlarse.

―¡¿Qué carajos te da tanta risa?!

Entonces...

El anciano se quedó en silencio.

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[Ustedes le temen al equivocado.]



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INTRODUCIR: CAN'T FIGHT CITY HALLOWEN





―¿...?

Aquel hombre se quedó pasmado.

Ni un simple quejido seco salio de su boca.

«¿Por qué ahora le había tomado importancia a aquella declaración?» aquel anciano viejo y decrepito había estado hablando mierdas durante toda la noche y ninguno de los tres le había prestado atención, «¿Por qué ahora lo hacía?» «¿Qué cambio?» no podía explicar certeramente como estaba sintiendo su pecho pues era un remolino de sensaciones extrañas.

Se sentía perdido, algo desorientado. Sentía como si estuviera en medio de un bosque a expensas de la fría noche donde los depredadores esperan su espalda. Pero, queriendo luchar contra este pensar miro hacia la calle, hacia la devastada y larga calle de concreto arrogado en grietas que producían sub niveles en el suelo.

Casi como peñascos.

Él estaba ahí, en medio de la ciudad de Osaka, no en un bosque. No había razón para sentirse como si estuviera en uno pero... «¿Por qué se sentía así?».

―Ustedes hombres del "Mañana" de verdad se creen las plasmadas ideas de un psicótico sin futuro, ¿De verdad, creen en ello? ―el anciano suelta una risotada― Vean con sus ojos, admiren sus alrededores. No hay luz, no hay ni si quiera una luna que nos cubra con su manto blanco... estamos cubiertos de oscuridad. Y ustedes le temen a un hombre en un trono.

Las arrugas en su rostro se hicieron mas visibles mientras que sus dientes amarillentos y desgastados relucían en aquella risa tan atronadora.

El licor de sus bolsillos cayo al paso y este hombre se aferro a los hombros de Sekí quien parecía asqueado por esto. Casi podía oler el mal aliento de aquel anciano. Era como tripas de pescado echadas a perder.

―Alimañas como tú, como yo y como los idiotas que le sirven directamente a All For One no tienen cabida en esta nación... no mientras él este aquí. No, deja reparo en mis palabras.

[Mientras ellos estén aquí.]

Un parpadeo todo se volvió confuso.

Cuando el abrió sus ojos se encontraba en aquel automóvil volcado, al filo de aquel puente destrozado. A lo largo del camino que él había recorrido buscando huir lo único que se encontró fue con ese camino de llamas que poco a poco perdían la batalla contra la tormenta.

Su presión era alta y su respiración por igual. Se podía escuchar claramente su pesada respiración mientras la sangre le escurría desde la cabeza por la frente hasta que un hilo carmesí daría fin a este liquido cayendo en el techo del automóvil.

Sus pupilas, sus ojos en si observaban detenidamente aquel camino recorrido con anterioridad ignorando sus propios latidos, el temblor y frio, miedo y... «¿Qué era eso?» se preguntó.

Había algo en el camino.

[Los héroes aun no aun muerto...]

―¡...! ―el soltó un quejido y por primera vez en minutos él había demostrado un signo de estar vivo.

[...O por lo menos el, no lo está.]

Dentro de los muros de su cerebro la risa de aquel anciano retumbaba con fuerza creándole agujeros por los cuales los últimos recuerdos de aquella noche se filtraban.

El lo recordaba claramente como el flash de una cámara.

Todo ocurrió tan rápido. La estala rojiza que se extendió desde la profundidad de las calles iluminando el parque en un color escarlata que producía un hedor... un hedor verdaderamente podrido.

Despues de eso, aquella sombra...

―Ag... ahg...

Su voz se entre corto, seca y desgarrada.

[Trapos oscuros que se desprenden de su piel hacia el cielo como si este portara las tinieblas del diablo. Sus pisadas son largas, sonoras y frías... puede escucharse su aliento, cansado y gutural como si un monstruo fuera quien te asecha.]

Los gritos de sus compañeros fueron lo ultimo que escucho mientras este subía al coche, huyendo lo más rápido posible mientras aquel parque detrás suya se llenaba de una niebla gris como el humo de una granada. Humo que se extendía por las calles como una inundación siguiéndolo hacia donde el fuera pues no solamente era aquellas nubes que lo perseguían si no que, mientras las gotas de lluvia caían y los truenos comenzaban a relampaguear... él podía ver por el retrovisor dos luces esmeralda.

[No sabes que está ahí, pero él está ahí. Una sombra sin alma, un monstruo sin miedo... ¡El diablo vestido de hombre! Y-yo lo vi... ¡JAJAJAJ! ¡¡YO LO VI!!]

La angustia en su pecho aumento. El descontrol en su habla se noto pues solo quejidos comenzaron a convertirse en sollozos que aumentaban en intensidad. Ahora mismo, aquel hombre no estaba seguro de su fe o si quiera en si creer.

―¡Ah... Hgg...a-aagh ...! ―sus ojos se llenaron de lagrimas y este comenzo a sacudirse dentro de su automóvil con la esperanza de que este cayera al vacío. Esa era su única oportunidad pero para su mala suerte, este coche no tenia la intensión de caer fuera por el medio que fuera, estaba atascado justamente en un trozo de viga elevada que sobresalía del concreto impidiendo que si quiera el hombre pudiera salir del automóvil.

Entonces sus sollozos y aullidos se convirtieron en gritos de desesperación.

[¡Harapos sucios llenos de sangre...! ¡U-un manto que lo cubre y en su r-r-rostro...! ¡JAJAJA! ¡E-e-e-en todo su cuerp-p-po...! ¡S-su cuerpo...!]

Sekí, aquel hombre que sin miedo había vivido durante estos últimos meses ahora, por primera vez lo experimentaba. Aquello que se había convertido en su edén, en su Japón de ensueño donde el era libre de actuar como quisiera, de vivir como le plazca... ahora tenia que pagar la factura de desear ello.

De disfrutar ese mundo de sombras donde el pensaba ser una de las criaturas que habitaban junto a otros en la oscuridad pero más equivocado no podía estar.

El no era una criatura de la noche.

Y delante de él, donde aquellas llamas por fin habían perdido la batalla se encontraba marchando entre la tempestad que del cielo caía, aquel castigo divido de dios hacia la madre tierra se había convertido en el escenario de su más grande demostración que el seguía siendo un humano, que él estaba vivo.

El miedo y terror que allanaba su corazón le hizo darse cuenta de que aquello delante de él que emergía de las ultimas ascuas de llamas ahora se había convertido en su verdugo.

Como el anciano lo describió.

Harapos sucios de los cuales parecía extenderse hacia los cielos trozos de tela, no, no eran tela... eran latigos, decenas de ellos. Y aquel manto oscuro que el anciano describía no era mas que una extensa nube de humo gris que entre pasos parecía brillar en un oscuro mate. Y sus pasos, sus largos y pesados pasos retumbaban mucho mas que aquella tormenta. Incluso parecía que cada paso hacia sacudir el cielo causando estragos y por ende produciendo relámpagos, relámpagos que lo rodeaban.

[¡S-S-S-Su...!]

Esmeraldas oscuros que brillaban por debajo de aquellas grietas alrededor de su cuerpo. Grietas que nacían en el costado de su cuerpo y avanzaban por el resto de este hasta terminar en su rostro.

Ni si quiera los truenos podían destellar tanto como aquella filosa mirada la cual parecía que se le desprendiera una luz.

[¡N-n-n-no-o-ombre...!]

Sus gritos se intensificaron y este más que nunca entro en desesperación pues aquella figura curveada que marchaba dando traspiés metálicos dejando esa estala oscura a su paso y con aquel esmeralda sombreado relucir en destellos por todo su cuerpo, las grietas que en el residían parecían querer estallar.

Entonces todo se torno oscuro por un momento y sus pupilas se contrajeron pues en un parpadeo todo se ilumino de nuevo con ayuda de un poderoso relámpago que cayó a espaldas de aquella figura la cual extendió una mano hacia el hombre.

D-de-dec-de...!]




El ultimo grito estallo y el hombre desgarro su garganta por tal fuerza mientras toda la luz restante en sus ojos era apagada por la mano de aquel delante suya.

Aquella noche la tormenta siguió su curso como lo había hecho los últimos tres meses. Una tormenta que parecía siempre estar presente en aquellos momentos o más bien, quizás aquella figura siempre estaba en aquellos momentos. Sin importar como fueran las cosas, mientras las sombras opaquen la luz... el estará ahí, esperando.

Como uno de los últimos, como uno de los pocos... como...

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[Un héroe arruinado.]





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Este apenas era el inicio de su camino.







...












[La vida es dura, pero lo es más si tu estatus económico es malo y para el caso de Midoriya Izuku... lo es aun peor. Tendrá que lidiar con nuevas decisiones en su vida pues una nueva etapa empieza en ella.]

Proximo capitulo: Economía Midoriya.

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