8.LOS VIGILANTES DE SENBOKU.

Comienza una noche más.

La luna se ha puesto a brillar en un azul celestial con carteles de neón por todo el lugar. Faroles y demás brillan en luces blanquecinas alrededor de toda la ciudad.

Sombras que pasan y desaparecen en los techos oscurecidos solamente iluminados por la luz celeste que del cielo desciende.

Orejas de conejos sacudiéndose en el ristre de sus cabezas. Unas reales y otras imitación.

Movimientos oníricos, repitiéndose una y otra vez en momentos.

Esas sombras que vienen y van, crecen y desaparecen en los techos. De esta manera, justo al cruce de un pequeño rio que divide dos partes de la ciudad que solo termina conectándose con un pequeño puente, a través del reflejo del rio se observan dos siluetas, una atrás de otra. Sin embargo una de esta sombras se precipita y el reflejo del agua se hace más claro.

Una persona había aterrizado en el puente que conecta las dos partes de la ciudad.

Esta misma persona que aterriza, le sigue una segunda que apenas logra no caer de cara pues había resbalado.

El sitio era un lugar tranquilo como precioso.

Ese pequeño rio que continua hacia delante y hacia atrás yendo en dos direcciones opuestas le sigue un barandal bastante alto, casi a nivel del pecho mientras que, en el puente donde ambos se encuentran, los rodea una cantidad de luces provenientes de los mismos edificios, iluminando el largo camino del rio.

Filas y filas de edificios con carteles, luces de adorno he iluminación natural. Era prácticamente el lugar indicado para que una dulce pareja pasara la noche. Lamentablemente para nuestro peliverde quien ha descubierto su rostro, no será así.

―¿He? ¿Ya te canso la máscara? ―Rumi sonrió con satisfacción.

Izuku por su parte se quedo parado respirando, tomando una buena cantidad de aire para recuperarse.

―Honestamente, me sentiría mucho más cómodo con la mascara si no fuera por que ya hemos recorrido mucho camino y apenas puedo respirar...

El pecoso se encontraba tomando pequeñas dosis de oxígeno, controlando su respiración y calmando los incesantes sonidos de su corazón palpitando como tambores en un festival.

―¿Ya miraste este sitio? Parece de estos lugares en los mangas shoujo donde se desarrolla una comedia romántica.

Un increíble manto de tensión se apodero del lugar. Claro, izuku no tenia alguna queja sobre esto. La tensión vino más que nada porque Rumi esperaba algún tipo de reacción avergonzada de izuku pero para su mala suerte, el chico o es muy estupido, o bastante ignorante. Despues de todo, Midoriya Izuku no es el confidente del amor y por ende no entiende ningún tipo de estos comentarios.

―Hmm... ―Rumi observo a izuku. Ella quería molestarlo pero al ver nula reacción en su comentario ella decidió hacer otro―. Esto me recuerda a algo agridulce en la escuela secundaria. Fue despues de la escuela. Había dos estudiantes en un salón de clases. Las cortinas se mecían con la brisa ligera, y a medida que los rayos del sol poniente pasaban a través, un chico recogía su valor y se confesaba. Todavía recuerdo claramente la voz de esa chica. «¿No podemos ser amigos?»

Rumi estallo en una risa estridente. Ella golpeo su cintura con la vieja valla de madera en el puente.

Entre risas, Rumi entre abría sus ojos esperando alguna reacción de izuku. Pero en respuesta, este simplemente yacía mirando a su alrededor como si ni si quiera hubiera escuchado alguna palabra de Miruko. Claro, ella se sintió como si fuera un pedazo de basura.

Se dio cuenta rápidamente que sus bromas no serian lo suficiente para sacarle algo de jugo a las reacciones pubertas de un chico casto. Pero lo que ella no sabia era que izuku no era del tipo que se avergonzara pues él no entendía de lo que hablaba ya que para su buena o mala suerte, dependiendo de cómo se quiera ver, izuku nunca tuvo algún tipo de acercamiento romántico con una chica.

En su vida entera, claro, hasta ahora. Claro, que el se haya dado cuenta.

Entrecerró los grandes ojos como para medio cerrarlos y dejo escapar un frio suspiro. Luego, con voz como el murmullo de un claro arroyo, ella le hablo.

―¿Qué tal si dejas de estar de pie allí, mirando a la nada como un raro y tomas un minuto aquí?

―¿Eh? Oh sí. Lo lamento.

Izuku empujo completamente el manto de su rostro hacia atrás y el bozal parecía contraerse hasta quedar en su cuello funcionando como una barrera. Sacudió su cabello y el poco sudor salio disparada hacia el aire desapareciendo entre la fría brisa.

Él se colocó a un costado de Miruko y pego su trasero al suelo del puente junto a su espalda en la valla de madera. Contrajo sus rodillas y recargo sus antebrazos en ellas. Agacho su mirada y comenzo a descansar.

―Este sitio en la noche es impresionante. Casi parece que te fuera a devorar en cualquier momento. Al igual que al forman en que la cantante, Matsushima Tomoko, quedo atrapada en al boca de ese leopardo. Aun extraño su música, era muy buena cantante. No como los de ahora, simplemente hacen música por dinero y nada de corazón. Lo que también me hace querer volver a ese grupo de chicas Idol pero lamentablemente jamás las volveré a escuchar. También murieron. ¿Cómo era su nombre? Hmm... ¿Inkya...? ¡Oye! ¿Me estas escuchando?

―¡A-ah! M-mi error. Estaba pensando en otras cosas. Lo siento ―algo avergonzado se había disculpado.

―¿Y?

―¿Perdón?

―¿Acerca de...?

―¿Cómo dices?

―¿Acerca de que estas pensando? ―inquirió Miruko.

En lugar de un «Tsk-Tsk», expreso su molestia por la vehemencia al pisar su calzado sobre el piso. Luego , despues de mirarlo con sus ojos, como si Izuku fuera un mal educado, ella volvió a dar un respiro de resignación y pronuncio unas palabras.

―Pareces mas agotado que antes. Tu stamina no es nada buena a comparación de lo que mostraste en el festival ―dijo con suavidad―. Bueno, lo poco que mostraste porque la mayoría del tiempo de veía en el suelo.

―No era mi intención ―dijo inmediatamente Izuku.

―Fuera o no tu intención, fue lo que se vio. Pero, ¡Ey! Sin preocupaciones. Cuando termine contigo serás un toro.

Luego de eso, nuevamente un silencio descendió sobre el puente, lo suficiente para hacer que los oídos de Miruko dolieran. De hecho, fue probablemente también por que dejo el molesto zumbido del rio retumbaba dentro de su tímpano.

Ella de verdad odiaba el agua.

Por alguna razón en especifico el sonido del rio fluyendo o el oleaje del mar hacia que la cabeza le zumbara. Le torcía el gesto y dibujaba una mueca de desagrado sobre su cara.

Miruko era algo especial en ese tema.

Probablemente también era por el hecho de que no le gustaba estar en completo silencio ya que al ser así, sus fuertes orejas de conejo comenzaban a captar todo y esto la desconcentraba. Ella necesitaba estar centrada y para eso necesitaba escuchar algo que verdaderamente importe.

Agito su cabeza de adelante hacia atrás para luego mirar de reojo el rostro de izuku.

Desde su hombro izquierdo observo el lado derecho del rostro de izuku. Pudo ver con claridad esa cicatriz en forma de grieta, como si una taza estuviera por romperse.

Desde la frente hasta debajo de la mejilla, llegando al cuello pero quedandose debajo del mentón. Era bastante grande y notoria pero, el chico parecía no prestarle atención. Fuera por haberse acostumbrado o demás, izuku no la notaba como Miruko lo hacía.

Ella iba a decir algo sin embargo su voz no salio primera.

―KnuckleDuster... ¿El es a quien buscamos? ―pregunto direccionando su mirada con la de Miruko.

Al notar esto, ella aparto rápidamente su rostro y miro hacia delante.

―Si ―contesto ella―. ¿Lo conoces?

Izuku agacho la cabeza una vez más.

No sabia si era correcto responder con un «Si» ya que, aunque el pensara que no era sospechoso que lo hiciera ya que como bien sabe, los vigilantes tienen dicha fama, podría parecer algo normal que el conociera algo.

―He visto algunos artículos en internet... ―contesto por lo bajo.

―¡Ha! Como pensé. Bien, eso me ahorrara bastante explicación ―dijo con un tono efusivo―. Mira. KnuckleDuster es un vigilante bastante "Reconocido" por decirlo de alguna forma ya que al desaparecer «The crawler» el tomo su manto.

―¿The Crawler?

―¿Escuchaste hablar de KnuckleDuster pero no de The Crawler? ―con ceja levantada y algo de desconcierto, ella prosiguió con su dialogo―. Hace algunos años, unos dos o tres... no recuerdo muy bien, un chico de unos 18, 19 años comenzo a hacer vigilancia en Senboku. Ciertas cosas pasaron y el chico tuvo que irse debido a que había causado muchos problemas a los profesionales y cosas así.

*Originalmente la ciudad de MHA: Vigilantes es Naruhata, sin embargo por algunos sucesos futuros hice que todo ocurriera en Osaka*

―Espera, lo que paso... ¿Te refieres al aislamiento de Senboku?

―Correcto. ¡Espera! Ya lo recuerdo. Fue hace tres años cuando ese tipo, The Crawler desapareció de las calles y al parecer el tal KnuckleDuster fue quien tomo su manto como vigilante de esta ciudad. Aunque de cierta forma resulta extraño ya que tengo entendido que The Crawler, él y otra persona mas se encargaban de eso en ese estilo.

En un segundo izuku ya estaba de pie. Él había recuperado el aliento y así había encarado el otro lado del puente. Caminando de frente y tomando un respiro.

Por supuesto que era así. Justo como All Might lo había dicho. Quizás Miruko le podría ser de ayuda para averiguar ciertas cosas sobre lo que paso hace tres años.

Todo esto tenía algún tipo de conexión con All For One y era lo que de verdad tenia que tener en mente Izuku.

Si quería estar preparado no podía perder más tiempo. El ahora de verdad quería tener cara a cara al hombre del que Miruko habla ya que si es así, quizás podría...

―¡Ey mocoso!

―¡Ah! Perdón.

―Que mala costumbre tienes para perderte en tus pensamientos. Dejas a las personas fuera de tu alrededor y eso puede ser un problema ―Miruko camino hasta quedar al lado de izuku dándole un golpe seco en la nuca―. Se menos distraído. Concéntrate.

Con la cabeza cabizbaja izuku se limito a decir un «Si».

Miruko se mantuvo de pie mirando por lo bajo a izuku por unos momentos. Ese golpe seco que bien le había propinado le hizo sentirse mejor consigo misma. Se sintió algo tranquila.

Despego su mirada de este y observo el otro lado del rio que se encontraba frente a ella. El largo camino que este recorría hasta conectar con el mar.

―Démonos prisa. Ya descansaste lo suficiente ―dijo danto traspié al asunto.

Izuku finalmente levanto su rostro para ver a Miruko como saltaba del puente hacia el farol al final de este y luego hacia el borde de una ventana apoyándose con sus manos y girando en ella hasta subir en la cima de un edificio de cuatro pisos.

El peliverde antes de hacer algo miro hacia su costado, observando el mismo rio que Miruko había visto.

Todos los edificios, las luces de estos de diferentes tonalidades y colores, todo reflejado en el oscuro agua que brillaba con la celestial noche.

Una tranquilidad propia de la noche.

Se coloco el manto y el bozal. Su rostro había sido cubierto de nuevo y esos orificios oscurecidos se iluminaron de una destellante esfera verdosa. Su cuerpo entero desprendió pequeñas partículas eléctricas que estallaban de un lado a otro.

Con la postura firme, flexiono sus piernas y dio un enorme salto hasta la saliente de un pequeño puesto metálico donde al llegar dio un salto hasta llegar al mismo edificio que Miruko. A su espalda el quedo y observo a la heroína.

―¿Listo? Bien, ¡Vamos!

Ambos siguieron su camino, saltando y corriendo en la cima de los edificios hasta que al llegar a uno muy alto, ellos observaron su objetivo de lejos.

Tres puentes, enormes que avanzaban a través del mar hasta conectar Mishima con Senboku. Su objetivo era el puente de en medio el cual mas cerca les quedaba pues al cruzar este, estarían en la ciudad donde encontrarían seguramente a KnuckleDuster.

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CAPITULO 8

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*¡GRAWP!*

Con fuerza se había golpeado la pequeña mesa de madera. Una chica de cabello rosado había lanzado su puño directo al roble.

―¡Estoy harta! ―reclamo con furor―. Ella es una innata engreída, habla con palabras que parecen veneno. Además, es bastante abusiva y no linda en absoluto. Se mie hela la sangre de solo pensar que voy a tener que pasar toda la tarde del sábado con ella.

―Desafortunadamente para ti lo tienes que hacer. Claro, si no hubieras desperdiciado todo tu tiempo en los últimos exámenes jugando a la promotora.

Tan pronto como la otra persona en la habitación dijo esto, un puño vino volando hacia ella pero rápidamente fue esquivado de la manera mas tranquila y desinteresada que podría haber.

Ella no le había dado un golpe normal, sino un duro golpe en toda regla con su puño cerrado con la intención de perforarla como un tornillo. Quizás si le hubiera dado no podría ni respirar. Luego, sin perder un segundo, ella dejo de lado el interés de querer matarla y agarro su mano en su lugar.

―Odio esto... ¡Makoto! ―dijo efusivamente mientras golpeaba su frente en la mesa.

Makoto era una mujer joven, alta y esbelta que tiene el cabello largo y ondulado. Piel clara y ojos oscuros. También tiene un lunar al lado derecho de sus labios. No presenta muchos rasgos de una japonesa normal debido a su altura y complexión pero aun así, ella es japonesa.

―En primer lugar no tendrías que odiarlo si me hubieras hecho caso, Kazuho.

Cabello como esponja bastante desaliñado y con grandes gafas que resaltan el color rosado de sus ojos al igual que su cabello.

No podría describirse mejor una persona tan descuidada como la chica que se encontraba de la mujer que ciertamente parecía modelo.

―¿Por una vez en tu vida puedes dejar de regañarme y apoyarme en esto?

―Te apoyo pero tu pareces simplemente apartarme como si fuera una molestia. Dime, ¿Cuántas veces ya he tratado de explicarte que la universidad no es un juego? También esta el hecho de que este es tu ultimo año de carrera. ¿Qué se supone que harás si llegas a perder el año? Sabes que si eso pasa él...

En el ultimo momento Makoto se había detenido. Pudo sentir el apretón de manos y observo como en un segundo los ánimos de Kazuho habían desaparecido.

Su rostro cayo.

Sin embargo...

―¡Que se vaya al carajo! ―exclamo de golpe―. ¡Ni un mensaje, ni una llamada...! ¡Nada de nada! ¡No me interesa si se enoja o nada, puede irse al diablo si quiere!

Con una ceja curveada, Makoto sonrió por la risa que le daba la reacción de su amiga.

―Vamos, no seas tan cruda con él. Sabes que tiene bastantes problemas allá. Además, ¿Cuándo fue la ultima vez que te llamo?

―Hace dos semanas. ¿Puedes creerlo?

―Eso... no es mucho, ¿No?

―¡Claro que lo es! ―salto.

Definitivamente Makoto pensó que ella no tenía solución. Simplemente suspiro en resignación y despego su mirada hacia un costado, recargando su mentón sobre su palma mientras con la otra tomaba la taza de Té y daba un vistazo alrededor del pequeño lugar.

―Por fin te decidiste en quitar ese feo trasto que tenias por cocina. Felicidades ―dijo Makoto con tono ligero.

―No es que no quisiera antes pero te recuerdo que soy una universitaria de 20 años que apenas tiene para vivir. Si no fuera porque Koichi me dejo este lugar yo estaría pidiendo monedas debajo de un puente.

―¿Solo esto? Que yo recuerde él está pagando tus...

―¡Ya, ya, ya! ―ella había interrumpido.

Kazuho no le gustaba que le recalcaran en la cara que sus estudios estaban siendo financiados por Koichi, su... ¿Amigo o...?

―Esta bien, lo dejo a parte pero no puedes negar el hecho de que estas haciendo las cosas mal.

―¿Mal está en perseguir mis sueños? ―reclamo Kazuho.

―No... pero...

―¿Cómo debo decirlo? ¿Tengo que pedir perdón? Supongo que haber perdido la oportunidad de ser una Idol no fue suficiente. También tengo que obligarme al hecho de no poder ser una promotora

―¿Sigues con eso? ―un golpe en su rostro y un suspiro de júbilo―. Como de costumbre, me resulta difícil escapar de tus quejas.

―¿Mis quejas? Dios, ¿Qué no entiendes que tengo cosas difíciles aquí. Mínimo deberías ayudarme si vienes hasta aquí. Despues de todo, ¡Perdón! Por hacerte venir señorita, ¡Tokio!

―¡Agh! En primera, no vengo hasta aquí por que me obligaste y no lo veo como una molestia. Y segundo, tampoco te des todos los aires de polivalencia. Tengo asuntos con Oguro-San. De hecho, ¿Lo has visto últimamente.

―Como esperaba de ti, jamás me apoyas ―Kazuho aparto la mirada y cruzo los brazos―. Y no, no lo he visto hace días. Últimamente se ha distanciado por el tema de su hija. Parece que ella quiere volverse alguna tipo de detective y esa basura...

Kazuho estaba por seguir hablando cuando miro de reojo a Makoto. Noto su nerviosismo pues estaba jugando con su mechón de cabello.

―Tu...

Makoto le había sonreído con ironía mientras se levantaba. Hubo un silencio mortal en un extremo del cuarto, en especial un aire frio que entraba por la única ventana ubicada al lado de la puerta de entrada.

―Debería irme ya. Ya es bastante tarde y no quisiera perder el ultimo tren hacia mi departamento.

Makoto tomo sus cosas y puso su mano en la puerta para abrirla. Honestamente Kazuho se sintió algo deprimida pero por otro lado la idea de que huyera le molesto demasiado.

Últimamente ella se sentía muy apartada pues tanto ella como los demás la dejaban atrás, sola. Pensó que ese sentimiento se había desvanecido hace años pero en estos últimos días se ha vuelto más fuerte para ella.

Básicamente, la torpeza de pensar en esa soledad es el resultado de ideas tales como «Si no hago algo, me voy a quedar atrás» o también «Todos parecen no necesitarme» y «¡Ey, estoy aquí por si necesitan ayuda!» las cosas habían cambiado bastante.

Y eso lo odiaba bastante Kazuho.

Por otro lado, Makoto se pregunto si fue una buena cosa que abriera la puerta, pero entonces otra pregunta vino a su cabeza. Si seria una buena idea decir algo. De todos modos solo tendría que decirle un adiós o algo así, incluso un hasta luego para despues dar una breve inclinación de cabeza y ya.

Pero si se guiara por el humor de Kazuho. A esta distancia de ambas, en ese pequeño cuarto.

Kazuho pensó que estaba condenada al ostracismo.

Ella la había ignorado por completo y sintió como se desvaneciera en el aire. Exactamente lo que no quería sentirse pues al abrir la puerta, Makoto simplemente agacho la cabeza y se fue.

No podía culparla, despues de todo el haberla soportado por mas de una hora ya era récord. Para las pocas veces que podían venir a Osaka despues de haberse mudado a Tokio... era bastante suerte que mínimo la pasara a ver para verificar si aun estaba con vida ya que por llamada... Kazuho es del tipo de persona que solo sabe quejarse y nunca resolver.

Esto era lo que se merecía. Por ende termino por desplomarse en la mesa de madera con la frente pegada al roble y simplemente maldiciendo su inutilidad.

―...

Ella volteo su cabeza dejando su mejilla postrada para luego mirar lo que era una sudadera colgada en la cima de su cama.

[Koichi...]

Ella tenia un extraño remordimiento.

Ya habían pasado tres años desde que había visto por ultima vez a Koichi. Un joven bastante agradable de cuerpo delgado, pelo castaño con un peinado descuidado. Sus ojos miel y cabe resaltar sus ojeras siempre constantes en su apariencia física.

Usualmente usaba esa misma sudadera que Kazuho guarda con cariño.

Esta era probablemente la primera vez en días en que Kazuho se había mostrado tan decaída. Y obviamente la visita de Makoto no mejoro nada en ella pero sabia por si misma que no podía seguir sintiéndose miserable. Tenia cosas que hacer pero era muy tarde ya. Pensó que quizás la mejor solución para sus problemas era una buena noche de sueño pero para su mala suerte, sus sentidos estaban hasta arriba.

Pensó que la solución mas apta era un paseo por su enorme jardín de asfalto con una taza de leche en mano.

Y justo así fue.

Minutos despues había salido del pequeño cuarto de 4x4 que estaba ubicado en la cima de un edificio. Ella estaba en el techo del edificio, justo en el barandal que evita la caída libre de unos 7 pisos.

Ese era su hogar, el antiguo hogar de aquel chico conocido como Koichi hace tres años y el cual ahora es de ella.

Vestida de una bata sencilla con una sudadera, su sudadera que ella tanto aprecia recargo sus brazos sobre el barandal y miro hacia el frente, hacia la calle.

Suspiro.

―Si tratan de ser considerados conmigo, al menos entonces deberían serlo hasta él final ―una vez más soltó un bufido de desagrado―. Esto apesta. Me siento sola y me estoy hartando. Desde siempre he sido así, ¿He? Ahora resulta que a todos se les facilita el avanzar. ¡Ha! Menuda estupidez.

No podía sentir nada más desagradable. Sin duda llenaría el pequeño vacío en su interior.

―¿Qué tal si me dejan adivinar? Para ustedes las cosas son fáciles por que ya pasaron lo difícil pero para mí... ¡Ha, ha, ha! Aun me queda un camino duro que recorrer... ¡Haah! Ya no me gusta esto.

Se sentía como un infierno para ella, casi como un deja vu. Sentía que todas esas palabras eran empujadas por algo dentro suyo a través de su garganta. Quizás era la ira o mas bien el desagrado al futuro.

Esa respuesta no tenia sentido para ella pues al sentirse tan abrumada por su entorno solamente la guiaba a la idea innata de olvidar he ignorar todo. Alejarse y dejar todo atrás pero, si hacia eso, seguramente lo que Makoto dijo tendría sentido.

Koichi se enfadaría y era lo que menos quería.

Por supuesto que viviendo esperanzada a que el algún día volverá. Mínimo quiere mantenerlo con buenas expectativas de ella misma para que cuando el por fin pueda volver, tal vez... tan solo tal vez no se vaya otra vez.

Despues de todo, aun desea disculparse con él.

[Te extraño...]

Dijo entre susurros.

Pasaron unos breves instantes hasta que ese infierno dentro de ella se calmo y miro hacia la taza de su leche que estaba en el suelo. Pensó que darle un trago la calmaría un poco más pero también pensó en que le gustaría saltar.

[Extraño mi quirk...]

Suspiro derrotada y simplemente se despegó del barandal.

―Incluso yo también tengo sueños que quiero cumplir, idiotas.

La chica de cabello rosado se agacho para tomar su taza lo que provoco que no viera la sombra que paso por encima suya y por ende, la siguiente sombra que pasara la vería al levantarse pues cara a cara se había encontrado con ella.

*¡THOM!*

Un pequeño gemido agudo y otro de dolor se sumaron al cristal de la taza rompiéndose en decenas de pedazos, derramando la leche por todo el techo.

Kazuho había caído de espaldas mientras que encima de ella yacía una persona.

―Ah... gah... ghhh...

―Oh...shg...

Ambas partes estaban algo atontadas, lo suficiente como para no sentir el cuerpo del uno del otro por unos momentos.

Momentos que se cortaron al momento que la vista borrosa de la chica se acomodó cuando sus gafas cayeron de su frente de vuelta a sus ojos.

―¿Q-que...? ¿Q-q-quien...?

Como dos ventas abiertas de una casa abandonada, azotando las cortinas con la furtiva tormenta.

Sus ojos se abrieron de golpe y el sonido de un quejido aumento a un grito.

Izuku abrió los ojos y entre la oscuridad de su mirada aparecieron esos brillos esmeralda.

―¿H-hatsume-san...? No...

El grito creció.

[¡AHHHHH!]

Los sentidos de izuku volvieron y el se dio cuenta de que la persona debajo de él no era Mei si no que era una completa extraña.

―¡E-espera...! ¡L-l-lo sient...

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ZZZZZzzzzz!*

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Su cabeza parecía querer estallar. El sonido de la televisión descompuesta otra vez ataco sus tímpanos sacudiendo su cerebro entero.

Entonces levanto su rostro de golpe y una tercera sombra apareció.

*¡PLAMMMMM!*

El metálico sonido retumbo en los oídos de Kazuho al igual que las chispas de dos choques de acero.

Una brisa empujo una gabardina mal trecha de color verde oscuro, casi descolorido. Un par de tirantes oscuros que se encontraban detrás de la nuca de un enmascarado hombre de barba gruesa como la de un vikingo.

Puños de hierro asestaron en el bozal de acero.

Las brillantes partículas esmeralda desaparecieron por un segundo solo dejando que las chispas de fuego iluminaran el techo.

―¡Ahh... Gahhh...!

Izuku fue arrojado 5 metros hasta encontrarse con el barandal del costado del edificio. Golpeando su espalda duramente hizo que el sonido del metal curveándose llamara la atención de la heroína numero seis que se encontraba dos edificios delante, edificios mas altos que en el que se encontraba izuku.

―¡Viejo! ―exaltada Kazuho se encontró con la espalda del hombre quien se había puesto en frente de ella, en postura de pela, con ambos puños listos.

―Pensar que alguien vendría aquí con intenciones tan maliciosas. Es una buena suerte que estuviera en camino, ¿No lo crees niña? ―la voz era dura y pesada, grave, lo suficiente para que pareciera un bajo de guitarra con arreglos de Do.

Una voz de alguien mayor.

Un hombre imponente y muy musculoso de casi 1 90 lo cual superaba en su totalidad la altura del chico que estaba por levantarse.

―Que ropa tan ostentosa para un villano. ¿Qué? ¿Perteneces a alguna asociación?

Aun a pesar de tener la barba tan promulgada, se podía observar la sonrisa formada por aquellos labios secos y delgados.

Era la boca de un luchador nato.

Por su parte, izuku estaba acomodando el bozal el cual había recibido un gran golpe, lo suficiente para moverlo por un momento de lugar mientras sacudia su cabeza.

Si no hubiera sido por este, quizás estaría durmiendo ahora mismo.

―¿Hmm?

El hombre de barba promulgada noto rápidamente la mascara y los ojos oscurecidos. Entre cerro sus ojos y observó detenidamente.

Era un aspecto aterrador pues la luna se había escondido entre nubes permitiendo que solamente los rayos de luz que caían al suelo lo hacían de manera intermitente.

Entre esos rayos, la oscuridad que habitaba rodeaba a izuku. De esta manera fue que en un segundo un rayo alcanzo su cuerpo al completo y el hombre miro mas de fondo.

Sus miradas se encontraron en el pleno de la noche.

Miruko encima del edificio vecino con un pie en el borde.

Ella sonrió.

―Ahí estas...

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[Destripador]

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El vigilante y el aspirante se encuentran en un momento poco fortuito.

Midoriya Izuku y KnuckleDuster se han encontrado.





...





[El choque de metales y la confusión se disparan entre chispas y destellos verdosos. La habilidad y fuerza supera el poder bruto.]

Proximo capitulo: El niño y el hombre.

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