LA BRUJA DEL VALLE.

[Yo tengo miedo...]























...








INTRODUCIR: ADAGIO FOR STRINGS - SAMUEL BARBER



El calor de las llamas se avivaba al igual que estas en el frio anochecer de julio. Para la temporada del año el tiempo era muy frio y en aquellos lares donde esa familia vivía la temperatura casi nunca se sentía cálida de manera natural.

El monte Fuji podía servir de cierta manera de una barrera para las fuertes ventiscas del sur, sin embargo, algunos mares de viento lograban escabullirse entre las rocosas tierras atravesando el denso bosque que rodeaba el pueblo.

Justo en la cima de una pequeña colina estaba construida una gran mansión de madera y adoquín, entre otros materiales que serian bambú y algunos tallos. Este hogar parecía haber sido construido a mediados de la era EDO.

Un gran linaje que gobernaba desde tiempos antiguos se ha ido dispersando a lo largo de las décadas hasta simplemente quedar nada de ellos.

Fue entonces que en aquel hogar de antaño el niño habia hablado mientras que la madre enseguida atendió.

Por debajo de sus sabanas, cubriendo sus piernas mientras presionaba sus nudillos contra las sábanas. Disgustado como ninguno, asustado como cualquiera. Un niño que teme a algo que desconoce.

—¿Por qué dices eso cariño? —pregunto la madre.

—He escuchado a la gente del pueblo... ellos dicen que soy un monstruo —respondió tímidamente.

—Eso no es verdad —la madre tomo una de las manos de su hijo—. Solo eres un niño pequeño. Eres mi hijo y no eres más que eso.

—¡P-Pero ellos...! —casi en un arrebato, el infante arrebato su mano de su madre y escondió su mirada entre las sabanas y su rostro—. ¿Por qué me alejan de todos?

—Eso es... complicado.

Chieko levanto su mirada.

—¿Por qué? —pregunto.

Su madre, Rune Nakoano miro hacia su hijo. Ahora ella habia tocado su mejilla con una caricia cálida mientras que un tronco crepitaba en la chimenea a un extremo de la habitación.

Las llamas que proveen de calor y luz convertían la habitación en un manto de sombras oscuras que vibraban con el cantico del viento.

—Las personas tienen miedo a lo que desconocen. Tienen miedo a cosas que no comprenden.

—¿Por qué?

—Ellos nacieron así y se criaron de ese modo. No hubo nadie que les pudiera explicar que los tiempos cambian y que las reglas no siempre se mantienen. ¿Eso puedes entenderlo tu?

—S-Si...

—Eso es muy bueno —dijo su madre soltando su rostro y tomando el dorsal de su hijo, aun mirándolo—. Esas personas, abajo en el pueblo no se les explico esto. Pero, no quiero que pienses de ellos de mala manera. No es su culpa, es culpa del entorno, de las cosas que los llevaron a ser así.

—Pero... ¿Ellos deben de tener la decisión no es verdad?

Rune miro sorprendida ante la respuesta de su hijo.

—Eres muy listo para tu edad Chieko. Me haces sentir como si de verdad fuera una gran madre.

—¡Tu eres muy buena mami!

Rune jugueteo con sus dedos en la mano de su hijo con una sonrisa acogedora. Ella en el fondo se sentía muy agradecida que su hijo se refiriera a ella de esa forma, tanto que toda esa felicidad se desbordaría en cualquier momento.

—Las personas a veces no tienen las herramientas necesarias o incluso el conocimiento previo de algunas cosas o situaciones. Son detalles que suceden en el mundo tristemente. Aunque uno propio quiera cambiar las cosas a veces no ocurrirá si las personas no quieren hacerlo.

—¿Y por qué no querrían?

—Por que no pueden ver más allá de lo que hay en su campo de visión —respondió Rune con una mirada algo ajena—. Las personas tienden a creer que las cosas que están fuera de su control son algo mal para su vida, que en algún momento eso que esta en sus espaldas los atacara sin que ellos puedan defenderse. Pero la realidad es que así es el mundo. No puedes controlar todo, no puedes ver hacia dos direcciones a la vez. A veces hay que elegir de que lado estar o a donde mirar. Las personas del pueblo no se les dio una posibilidad de elección.

En la cabeza de Chieko habia muchas preguntas que rondaban de un lado a otro como un ciervo salvaje corriendo a través del bosque. Esta metáfora era algo recurrente en su cabeza debido a que el niño alguna vez fue con su padre al bosque y por primera vez habia visto a aquel animal que en sus libros el habia visto.

El pequeño niño que se arropaba bajo las mantas se preguntaba por qué las personas eran así. Quizás solo los adultos lo fueran. Eso significaría que los niños como el no deberían ser así, pero, casi entrando en contradicción los recuerdos de los niños apuntándole y mirándole de mala gana lo hacían confundirse.

Aunque fuera muy listo como su madre le decía, el niño seguía de algún modo frustrado por no entender eso.

—¿Es mi culpa? —pregunto Chieko.

—¿Qué? ¡N-No...! —Rune esclareció su voz—. Claro que no. Ya te lo dije... son cosas externas de las cuales no tenemos control.

—Es que todos parecieran odiar que yo haya nacido... —el niño miro hacia las llamas en la chimenea—. Mamá... yo escuche la historia.

Rune no tuvo que preguntar cual historia pues la mirada de su hijo lo decía todo.

Aquel relato de la maldición que ha de recaer sobre el pueblo por un hijo indebido.

Entonces supo casi al instante el por que del temor de su hijo.

En parte creyó que era parte de su culpa por haber sido tan indulgente y permitir que su hijo estuviera con tanta libertad en la mansión. Rune no pudo evitar maldecirse por haber dejado que su hijo escuchara eso.

—Escúchame, Chieko —Rune tomo con fuerza la mano de su hijo—. Esa historia viene de tiempos antes de la singularidad apareciera. Una historia de fantasía creada por personas que pensaban tonterías. Tu eres una bendición en nuestra familia.

Chieko torció su gesto.

El niño tenía algo que confesar.

—¿Y si vienen por mí?

Lo que Chieko anhelaba era una respuesta, pero también, seguridad.

El deseaba que su madre le diera aquello que estaba perdiendo poco a poco. Él quería que su madre borrara toda pizca de temor en su cuerpo, en su alma y lo que allanaba en su corazón ferozmente.

El anhelo se convirtió en una necesidad la cual su madre sacio.

—Eso no pasara.

—Pero... —Chieko apretó la mano de su madre—. ¿Y si ocurre?

Entre pequeñas lagrimas que venían desde su deseosa alma el niño hablo anunciando su confesión.


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[¿Si la bruja viene por mí?]

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Rune tiro de su hijo hasta poco a poco cruzar sus brazos detrás de la cabeza de su niño.

—Tu padre te protegerá.

Las lagrimas abundaron las mejillas del niño.

—¿Y si padre no está...?

Rune abrazo con mas fuerza a su hijo apegándolo a su pecho.

—Yo te protegeré.

El niño sintió el temor crecer en él.

—¿Y-Y si tu...?

Rune se aferro tanto a su hijo que, si la posibilidad existiese, sus almas se habrían unificado en ese momento.

El amor de aquella madre se aferro tanto a su hijo que las llamas que ardían ante el crepitante leño debajo de estas hicieron arder al mismo viento gélido que los intentaba atosigar.

—Tu hermana te protegerá...

Aunque el niño supiera que eran declaraciones verdaderas, aunque el niño sintiera que esas eran las respuestas que él deseaba... en su corazón aun habia temor.

Temblorosos su labios y aberrantes sus temores a su alma y pronuncio lo siguiente:

—¡¿Y-Y si ninguno de ustedes puede alejar a la bruja...?!

Una pregunta que incluso a su madre hizo temblar.

Una mujer que cerro sus ojos y que lo único que pudo hacer por su hijo fue abrazarlo más fuerte que nunca.

Podía sentir su corazón golpeando su pecho, podía sentir los latidos de su hijo provenir de su cuerpo. Ella podía escuchar el lamento del alma aterrorizada de su hijo sin que ella pudiera hacer algo al respecto mas que decir palabras con la esperanza de que estas se volvieran promesas llenas de fuerza y energía para un niño que recién conoce el temor de lo que está más allá de su campo de visión.

Rune no pudo hacer nada más que llorar.

—S-Seguramente... —su voz se corto mientras sus lagrimas se mezclaban con sus palabras—. P-Para ese... e-entonces tu...

Los sollozos de la madre alcanzaron al niño.




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[...t-tú serás... c-capaz de... enfrentarla.]

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El leño crepito y entonces dentro del fuego todo se reflejó.

Las sombras que adornaban aquella habitación habían sido consumidas por las llamas que rodeaban el cuerpo de una mujer en sus últimos momentos.

Rune estaba extendiendo su mano moribunda hacia su pequeño hijo delante de ella mientras las llamas se avivaban alrededor de ellos.

A un lado de la mujer el hombre de gran tamaño la miraba con desidia.

—Arrogante hasta el ultimo momento de tu vida, Rune-Sama —dijo el hombre de enorme figura—. Que triste desenlace tendrás a continuación, mi señora.

—C-C-C-Chi—eko... —la sangre se mezclaba con sus palabras mientras que su vista se tornaba roja luchando por no ahogarse con sus propio fluidos—. ¡C-C-CHI...EKO...!
El niño estaba pasmado en aquel rincón sin poder moverse mientras la mano de su madre lloraba sangre hacia la madera vieja debajo de ella.

—Vivimos una vida humilde sirviéndole a su familia como toda nuestra antigua gente lo hizo. Jamás le pedimos nada a ustedes he hicimos todo lo que estaba en nuestras manos para complacerle y aun así... no se nos pudo cumplir nuestro único deseo —con tristeza el hombre miro al niño—. Ustedes de verdad son tan arrogantes.

Las palabras de la mujer se transmutaron a gemidos ahogados mientras la sangre la torturaba completamente sin que ella pudiera hacer algo. Pero, aun queriendo alcanzar a su querido hijo, a su amado niño.

El hombre alzo su gran puño hacia el cielo mientras que el niño veía tal acción. Después el regreso su mirada hacia su madre y entonces sus miradas se encontraron.

El tiempo se habia comenzado a detener. Las llamas que crecían y danzaban alrededor suyo no dejaban de desaparecer mientras la oscuridad se arremolinaba alrededor de él. Cerrando su corazón, convirtiendo su alma en piedra y luchando contra sus grandes temores el niño con todo su existir pidió otro deseo.

Si dios no podría concederle el deseo de protección eterna... él quería que protegieran a sus seres queridos. El niño juro a su mismo que si la bruja venia por él, él iría gustoso pero que al menos ella no se fijara en su madre, en su padre ni mucho menos en su hermana.

El niño grito.

El suplico.

[¡¡POR FAVOR!!]

Sus lagrimas salieron a chorros mientras su querida madre daba sus últimos suspiros de fuerza mientras su mano comenzaba a retorcerse antes de que todo se tornara en un sepulcral sonido.

*THUD*

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INTRODUCIR: IN THE HOUSE IN A HEARBEAT

La línea de sangre habia volado junto con los trozos de cráneo de la mujer hacia los costados.

La mitad del cuerpo de aquella su progenitora habia sido aplastado.

Eso fue lo que las pupilas oscuras del niño reflejaron una vez que las partículas de sangre alcanzaron el suelo.

Una vez que el tiempo volvió a correr normalmente los trozos de lo que alguna vez fue la matriarca de aquella familia habían caídos desparramados sobre el suelo ardiente mientras que el gran puño de aquel hombre se levantó. Con una gran expresión victoriosa el hombre se burló.

*¡AJAJAJAA!*

A carcajadas parecía dejar escapar el aire en sus pulmones.

El niño de rodillas estaba con lagrimas menguantes en su rostro.

Estaba paralizado.

Sus ojos estaban tan abiertos que podría decirse que en cualquier segundo se le desgarrarían los músculos fasciales. Mientras tanto el temblor en sus extremidades habia desaparecido al igual que todos sus pensamientos.

El se habia quedado en blanco solo observando la sangre que de su madre se extendió por toda la sala mientras las llamas consumían todo lo que tenia en su campo de visión.

Fuera de la mansión los gritos de las personas mientras alzaban antorchas parecían estar celebrando como si ellos mismos hubieran sido participes de lo que ocurrió hace un instante, como si ellos supieran lo que estaba pasando.

Los corazón de los pueblerinos felices clamaron.

El gran retrato en aquella sala donde la familia estaba pintada repentinamente crujió reventándose el cristal que le protegía hasta caer del muro y empezar a arder.

Cuando finalmente el niño pudo reaccionar, sus ojos fueron lo primero que se movió.

Lo que quedaba de la mano de su madre habia caído a sus pies ensangrentada.

El niño acerco sus manos y tomo con gentileza la mano de su madre. El la llevo a su mejilla y la acaricio como si de un gato se tratase.

—¿Hmm? —el gran hombre detuvo su risa y miro hacia el niño—. Que asqueroso... como sea. ¡Terminemos con es—

[¿Huh?]

El hombre por alguna razón se habia paralizado.

Al dar un paso hacia el niño ya no pudo moverse más. Aunado el hombre comenzó a temblar. Todo su cuerpo se estaba helando aun a pesar de estar rodeado de fuego. Sus pulmones dejaron de recibir aire lo cual le extraño debido a que el humo aun no debería ser tanto como para tapar sus vías respiratorias.

El hombre se preguntó por qué y casi al instante la respuesta le cayo como una cubeta de agua fría.

La sangre en su puño estaba moviéndose como si fuera algún tipo de brea caliente. Cuando el hombre se percato de esto casi enseguida escucho un crepito. Pensó que eran las maderas ardiendo, pero cayó en cuenta de que el sonido venia de delante de él.

Cuando alzo su mirada el niño estaba sufriendo un cambio.

El rostro del niño donde la sangre de la mano de su madre habia tocado se habia incrustado como una cicatriz viva.

Pequeñas extensiones de grietas rojas por todo su rostro se dibujaron. Grietas que por todo su cuerpo se extendieron hasta que la mano de la mujer comenzó a caer junto con las manos del niño quien ahora veía al hombre directamente.

—¿¡Qu—

*¡BAMMMG!*

El hombre estallo y toda la sala de sangre se manchó.

El niño ahora se habia vuelto un niño de sangre mientras que, el cuerpo de su madre comenzó a retorcerse. Lo que quedaba de este, solo de la cintura hacia abajo también estallo y más sangre apareció.

La ventana de la sala habia sido destrozada y una ligera brisa habia empujado gotas de sangre al exterior.

—¿Um...?

Sobre el rostro de un intruso el líquido cayo.

Una gota que simplemente en su mejilla relució.

—¿Qué es esto? —se preguntó.

Cuando menos lo espero, aquella gota que en su dedo ahora parecía estar se introdujo en lo mas profundo de su ser vivo.

Entonces... estallo.

La sangre voló. Por todo el largo cielo oscuro se avivo una lluvia de sangre que a todos embarro.

Cientos de pueblerinos de rojo ahora se habían pintado mientras que el sentimiento de la muerte en ellos se aproximó.

Decenas de estallidos, decenas de gritillos... los lamentos de las personas que presenciaban todo esto antes de volverse carne molida devasto a los corazones que sobre el cielo soplaban.

No tardo en segundos para que todo el lugar se llenara de un mar de sangre que se comenzó a extender por toda la mansión consumiendo el fuego y destrozando los cimientos que alguna vez sirvieron de bases para el hogar que al niño vio nacer.

Todo finalmente exploto.

La mansión habia desapareció y un mar de sangre sobre el pueblo se habia cernido.

Olas de sangre venían y regresaban en un reflujo consistente cada vez alcanzando más distancia. Las calles rocosas, las calles de tierra, los faros y los hogares desaparecían con el mar de sangre que alcanzaba a las personas aun en el pueblo que poco a poco se volvían en combustible para que el mar comenzara a consumir por completo el lugar.

Los gritos de las personas aunadas a la desesperación que los abundaba los ahogaba en la sangre desvaneciéndose en esta mientras que el bosque y los animales cercanos a este comenzaban a hundirse ante el gran destrozo que provenía de la colina.

Mientras tanto en la saliente de una colina posterior a la principal una chica habia estado mirando todo por unos cuantos minutos sin poder creer lo que estaba pasando. Sin poder darle crédito a lo que sus ojos creían, sus piernas se habían rendido y sobre sus rodillas se habia tendido.

Con su brazo destrozado, su rostro desfigurado y heridas posteriores a las curables, Rumian Nakoano comenzaba a ver hacerse realidad aquel relato.

La maldición del niño proveniente de la sangre.

Con una furia desenfrenada el grito del niño se asomo por fuera del centro de aquel acontecimiento mientras que la sangre se multiplicaba, mientras que por cada ser vivo aumentaba... la muerte presenciaba.

Animales, humanos... todo ser vivo que estuviera cerca de ahí se conectaría a él.

Después de admirar todo el caos, Rumian vomito. Soltó todo lo que tenia que soltar y una extraña calma finalmente habia sido recuperada. Ante los inminentes sonidos caóticos que iban y venían su corazón se habia calmado.

Rumian miro hacia delante mientras un camino se habia marcado. Entre el mar que refluía y vendría hacia ella, Rumian de pie se habia puesto y un caminar ella se habia propuesto.

Avanzo hacia delante, adentrándose en el mar de mal que poco a poco la tragaba sin más.








El puño acercándose a su rostro y el viento abriéndose a su paso.

La muerte próxima a la mujer hace que todos sus sentidos, el mismo instinto animal que tiene en sus venas se active y haga que todo su cuerpo estalle en adrenalina.

—¡Miruko!

*¡¡FWOOOOSH!!*

Tan solo a un instante de que el puño conectara con su rostro, es el mismo Hawks quien interviene evitando que esto ocurra.

—¡Ngh...!

—¡gha...!

Tanto el hombre como la mujer ruedan varios metros hacia un costado de la calle. Hawks por su parte se estampo con un poste haciendo crujir su espalda. Mientras tanto Miruko habia sido estampada de cara con la misma cera.

—¡Duele, duele... duele mucho! —Hawks se retorcía en el suelo agitándose de lado a lado intentando alcanzar la raíz de sus alas.

Miruko por su parte despego la cara del suelo con una gota de sangre saliendo de su nariz.

Parecía molesta.

—¿E-Esta bien...? —pregunto Hawks intentando reincorporarse.

—He estado mejor —respondió al levantarse—. ¿Tu dónde estabas?

—Ya sabes... de aquí para allá salvando a la gente que dejas atrás ¿sabes?

—No, no se —Miruko volvió su rostro al hombre de pie a media calle—. No he dejado a nadie atrás.

—Eso es curioso mujer, recuerdo haber sacado a dos personas de un séptimo piso en derrumbe —Hawks apunto hacia el final de la calla donde humo salía junto a un par de personas colgadas de los cuellos de sus camisas—. Por ahora solo han sido unos cuantos. Espero que la cifra no aumente. Así que, ¿Cómo vas con él? Parece enojado.

Delante de ambos, Kano parecía estar retorciéndose sin si quiera prestarles atención a ambos.

—¿Llegue en buen momento? —pregunto Hawks.

—No lo llamaría buen momento, pero... Si, gracias. Me salvaste.

—Oh vaya... te has vuelto algo humilde en estas ultimas horas. ¿Quién demonios eres? Una imitación.

—¡Cierra la boca! Deja de decir estupideces y concéntrate —el tono de voz de la mujer parecía mas alejado a la usual—. Es peligroso.

Hawks noto el cambio de humor en la mujer tanto como su apariencia cambiada. Esa piel morena alcanzando un tono rojizo. Sus ojos agrandados con aquellas pupilas plateadas adornándolos mientras que todo su cuerpo estaba yacía una circulación de sangre que hacia que sus venas se marcaran tanto en su rostro como en partes de sus muslos.

[Esa apariencia...]

Hawks recordó las grabaciones que le mostraron a él y a los demás.

El jamás la habia visto en persona hasta ahora.

—Bien, ¿entonces cuál es el plan?

—¿Plan? —Miruko bufo—. Usualmente no pienso en ellos, pero créeme que amaría uno ahora mismo. ¿Tienes alguna idea?

—En lo absoluto —Hawks apunto con su dedo hacia su espalda—. Como puedes ver... ni ideas ni opciones.

La espalda de Hawks estaba casi vacía.

—¡¿Dónde carajos están tus alas?!

—Plumas dirás. Bueno... sobre eso seria algo complicado explicar así que dejémoslo en que, por el momento, si logramos mantenerlo en estas calles tenemos terreno libre para pelear.

Miruko miro a su alrededor y en efecto, ya no habia nadie. ¿Cómo era eso posible? Ella juraría haber visto a un grupo de personas a la lejanía observando la pelea hace un momento.

He ahí la respuesta.

Durante los últimos minutos Hawks habia estado alejando a las personas con sus plumas al menos unas cuantas manzanas para evitar que alguna persona resultara herida.

[Un total de 96 personas han sido alejadas mientras que las demás están poco a poco alejándose y siguiendo a las personas en el cielo.]

Hawks podía sentir desde los roces de ropa, respiración, gritos, incluida la misma vibración de la gente.

Todo desde su situación actual de gran estrés.

—Mis plumas estarán libres para el próximo viernes. ¿Te parece cuidarme mientras tanto?

—¡¿Cómo dices idiota?!

El grito de la mujer llamo la atención de Kano quien poco a poco giro su rostro hacia el par de héroes a su costado.

—¡Demonios...!

—No debiste de gritar... —murmuro tensamente.

—¡Cállate! Esto es tu culpa después de todo. Vienes aquí con la idea de ayudarme y solo me vas a estorbar. ¡Saco de papas con alas!

Kano dio la vuelta a su cintura y comenzó a caminar hacia ellos mientras que a sus huellas en el suelo las manchas de sangre eran dejadas mientras ascendían en una lluvia hacia su cuerpo como si este fuera un punto gravitatorio.

Alrededor de Kano, la sangre se abultaba y orbitaba.

Una gota de sudor surco el rostro de Miruko.

—¿Malo...?

—¿Cómo dices? —pregunto Hawks al escuchar un murmuro de la mujer.

—Hay algo mal aquí —Miruko estaba sudando frio—. ¿Recuerdas la teoría de los quirks que hablaban cuando cursabas el octavo grado?

—¿A que viene esa pregunta ahora? ¿No fuiste tu la que me dijiste que me concentrara?

—La biología de las personas ha cambiado tanto en estas últimas décadas que es imposible de predecir. El factor del quirk que se hereda altera de un modo u otro a la persona. ¿No te has preguntado hasta que limite afecta eso?

Hawks no estaba muy convencido con el repentino monologo de Miruko. No era algo propio de ella ni mucho menos adecuado para la situación actual, pero, si lo estaba mencionando ahora... algo quería decir.

—Deja de hablar entre líneas, ve directo al grano.

—Nunca me ha importado realmente el por qué, de las cosas, simplemente entendía que estaba ahí y era suficiente para mí, pero... —repentinamente Miruko pensó en Izuku nuevamente—. Desde que él esta a mi lado no he dejado de hacerme preguntas que antes consideraba tontas, sin sentido. Como heroína y como persona he comenzado a comprender cosas que no entendía y he empezado a cuestionarme otras. Unas de las tantas es el por que las personas eligen ser lo que son... ¿Qué es lo que los guía a eso? Dime Hawks, ¿Por qué están en la comisión?

Desde lo profundo de los corazones que poseen aquellos que libran su batalla en justa a su razón. Personas que han sido guiadas desde un momento exacto de sus vidas y controladas de la manera en que mejor desempeñaran un papel.

Sea... ¿Libertad? ¿Transparencia? ¿Culpa? ¿Miedo? ¿Fuerza? ¿Promesas? Sea cual sea de estas y muchas otras siempre debe de haber cierto engranaje que hace que el sistema de elecciones continue ocurriendo.

Sucesos tan ambiguos que carecen de explicación a detalle y simplemente existen por que deben de existir.

Un sistema, un organismo que funciona para ver el lado bueno de la moneda.

Miruko se pregunta ahora mismo, ¿Qué era el engranaje que movía a las personas?

—Puedes llamarme loca por hablar de estas cosas en un momento como este, pero por alguna razón... siento que debo de hacerlo —con una ceja levantada, con sudor corriendo por su cuerpo ella comenzaba a preocuparse—. ¿Me estoy volviendo loca?

Pregunto al bufarse de ella misma.

[No...]

Fue la respuesta de Hawks quien habia visto algo.

El volvió su mirada al frente.

—Los corazones de las personas son vacilantes. ¡Claro! Fáciles de influenciar cuando la vista a su horizonte se ve turbia. Todas y todos buscamos un camino que tomar, un lugar al que pertenecer. Nadie puede culparnos por eso. Aun si después de haber elegido se toman acciones horribles he irreversibles. Somos humanos destinados a errar, pero... —Hawks podía sentir algo aproximándose desde las calles más recónditas de aquel vecindario vació donde los animales huían, ladraban y más—. Pero al final es nuestra ambición lo que nos mueve. Miruko. No estas loca. Por primera vez estas viendo las cosas fuera de tu campo de visión y eso es... impresionante.

Lo ultimo que dijo lo habia hecho con un dejo de envidia.

Hawks no pudo evitar sentir algo de celos por esa libertad que Miruko estaba alcanzando y todo para él le decía que era por aquel chico que, de manera, sea directa o indirecta, se encontraba influenciando a Miruko.

Ella no estaba huyendo de su responsabilidad y por primera vez estaba aceptando el verdadero significado más allá de las elecciones.

Miruko estaba madurando de cierta forma.

La influencia de Midoriya Izuku habia tocado el corazón de roca de aquella mujer.

—¡Espera! —Hawks cayo en cuenta de algo—. ¡¿Quieres ayudarlo?!

—¡¿Eh?! —Miruko se sorprendió de la conclusión de Hawks—. ¡¿Qué?! ¡¡CLARO QUE NO!!

—¡¡¿P-P-PERO...—

—¡Solo me gustaría saber por primera vez por que le pateo el trasero a alguien!

—¡¿S-Saber?! ¡IDIOTA! ¡TE QUIERE MATAR!

—¡Todos con los que lucho me han querido matar!

Hawks a veces no entendía por qué se seguía sorprendiendo. Luego recordaba que Miruko era una persona tan ambivalente que no tenia importancia el fijarse en los pensamientos profundos de la mujer.

No sabía por qué había pensado en ella como alguien madura.

Hawks volvió a mirar a Miruko como un estúpido conejo, digno del aperitivo de la naturaleza.

Esto a ambos los distrajo.

Entonces Hawks lo sintió.

INTRODUCIR: AIM OF THE FATE

—¡Demon—

*¡¡SMERG!!*

Finalmente, las plumas llegaron a tiempo solamente para funcionar de un semi escudo antes de que un corte abriera una apertura en medio de sus ojos rompiendo sus lentes. En su costado abriendo una herida y en ambas piernas atravesándolas en el muslo derecho y en la rodilla izquierda.

El dolor se convirtió en ira y Hawks grito:

—¡¡KANO!!

Entre la víspera de sangre que llovía frente Hawks el diviso por detrás de Kano los edificios por donde las demás plumas llegaban. Casi como una ola de puntos rojos que vienen a toda velocidad llamaron la atención de Kano.

Al girar el impacto fue certero.

La ola de plumas golpeo a Kano destrozando su cuerpo en varias secciones desde cabeza a pies.

Fueron directo hacia Hawks después de cortar a Kano lo cual Miruko advirtió.

—¡NO!

Ella salto hacia Hawks empujándolo, impidiendo que las alas se unieran a él.

—¡¿Qué haces?! —replico el hombre al suelo.

Cuando Hawks miro a Miruko enseguida lanzo su furtiva mirada hacia sus plumas las cuales estaban estáticas.

Se habían detenido en el aire culpa de púas echas de sangre que habían sido incrustadas en el duro concreto.

—Puede que tus alas seas lo suficientemente duras para aguantar eso... pero tu no.

—Rumi...

Enseguida Hawks observo la mano de la mujer la cual tenia en su muñeca incrustado un gran trozo de sangre endurecida como si fuera un tubo de metal.

Ella evito que esto golpeara a Hawks.

—Gracias.

—¿Qué?

Miruko le dedico una sonrisa al hombre mientras el sudor se unía a la sangre.

Ella parecía agotada.

Sin prestarle mucha atención a la herida en su muñeca ella volvió a erguir la espalda para prepararse a pelear.

Kano, su oponente al otro extremo de la calle recuperándose del asalto giro con una especie de fisura en aquel rostro rojo.

Una gran sonrisa demoniaca apareció en su rostro.

—¿Recuerdas el plan principal? —pregunto Miruko.

—¿El plan?

—Te agradezco que me hayas salvado. Hubiera muerto si no fuera por ti. Pero no es necesario que te preocupes ahora. Finalmente estoy lo suficiente despierta para lo que viene —Miruko suspiro y parecía haber dejado una carga atrás mientras tomaba una pose ofensiva—. Hawks, apégate al plan. Ve a la torre y ayuda al chico con Nacht y Fobos. Mientras vas hacia ellos evacua a todas las personas que puedas lejos de la torre. Necesito que me abras camino.

—¿Me estas pidiendo que...?

—Si. En el estado en que estas no podrás luchar. Además, este tipo no es algo con lo que tu puedas manejar.

—P-Pero tu—

—No se trata de arrogancia hombre. Sabes que por ese lado a mí no me interesa demostrarle nada a nadie. Solo digo que hagamos las cosas como las habías planeado. A partir de ahora me encargare plenamente de Kano como es debido. Dejare de lado las preguntas tontas, las dudas absurdas y me centrare totalmente —Miruko sonreía agotada, pero, al igual que determinada—. Resolveré mis dudas como este tipo quería desde un principio. ¡Carne con carne!

Hawks estaba confundido. En parte era por la repentida reacción de Miruko. Claro, él podía entender la parte de que ella quería luchar con Kano y hasta de cierto modo entendía a lo que se refería con que él no tendría oportunidad debido a la diferencia entre los quirks.

Pero... Miruko también era propensa a morir con tal hombre.

¿Pero por qué? ¿Por qué esa mujer parecía tan determinada a hacerlo ella sola? No, no era eso. No era por que Miruko quisiera hacerlo sola. Habia una razón, ella... ¿Ella que? Hawks trataba de despejarlo en su mente.

El buscaba la respuesta.

El...


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[Confía en mí, ¿sí?]

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De reojo, tan solo basto una sincera sonrisa para que Hawks despertara.

Claro... era eso.

Hawks llego a la conclusión más obvia.

Pues por delante de Miruko no habia una sed de sangre o un deseo inevitable de probarse a ella misma.

Todo estaba tan claro desde el inicio.

"¡Es preciado para mi...!"
Miruko lo hacía por Izuku.

Ella estaba peleando por él.

En ese momento que Hawks se ponía de pie tembloroso lo comprendió.

Quizás la lección mas importante que Hawks habia recibido esa noche no era la gran estupidez de la mujer, su "Humildad" o quizás su arrogancia. Era aquel efecto que Midoriya habia causado sobre esta.

Desde la ideología de preguntar—¿Por qué?— hasta el mínimo detalle del sentimiento de unión.

Miruko habia creado un lazo el cual suplicaba que le ayudaran a proteger.

—Sera mejor que te ocupes de él lo más rápido que puedas. Y por favor... evita los daños mas grandes. De por si las personas alrededor están vueltas locas y el caos en la ciudad está comenzando a llamar mucho la atención si es que no lo hizo ya.

—¿Qué mejor?

—¿De verdad sigues creyendo que nos ayudaran? Rumi, ¿Lo recuerdas no? Ahora mismo somos algo parecido a villanos al hacer lo que estamos haciendo —Hawks giro hacia sus plumas he hizo que estas se liberaran de las púas de sangre dirigiéndose a su espalda formando unas muy grandes par de alas rojas—. Salvar a alguien de la horca también es considerado delito.

Miruko no contesto a eso.

Claro que no lo haría.

Hawks la miro por un momento y despego sus pies del suelo cuando un filo tan delgado salió disparado hacia él.

Pero...

*¡KR-AAAK!*

Este fue quebrado.

Miruko estaba por delante de Hawks estática en el aire.

Sus miradas se conectaron.

"Por favor..."

Hawks salió volando a toda velocidad alejándose de ahí.

Miruko finalmente habia caído al suelo dirigiéndose a Kano.

Cuando los pies de la mujer tocaron el suelo y ella se inclino hacia delante pudo sentir como todo su cuerpo estaba temblando.

Aunque no quisiera aceptarlo era así... aunque en su subconsciente estuviera negándolo, ella estaba temblando por miedo.

Miruko estaba aterrada.

—Esa apariencia tuya es bastante horrible hombre... —dijo ella con un dejo de repudio—. Me recuerdas a un cuento que mi abuela me contaba cuando era niña.

No era miedo al dolor, no era miedo a...

[Quiero verlo.]

Preocupada, adolorida... temerosa.

Ella aun así sonrió.

Kano soltó un rugido que hizo temblar la calle entera mientras que el suelo a su alrededor se agrietaba y de dichas grietas emergían cantidades grandes de sangre al cielo como si una tubería estuviera rota.

Aquel niño que del bosque habia emergido, seguro y a salvo habia vuelto su mirada hacia los dichos oscuros y lejanos.

Dentro del yermo paisaje, la bruja estaba aún esperando por él.

Esa bruja definitivamente era Miruko.

*¡SCREEECH!*

En un zumbido letal ambos salieron impulsados hacia delante.













...



[La batalla de Miruko y Kano continua lejana de las vistas de aquellos en el interior de la torre. Mientras tanto el corazón de Izuku late fuerte, su temperatura aumenta y sufre de alucinaciones. Por primera vez en su vida sufre aquello que para las personas normales es una simple fiebre, pero para alguien que ha vivido toda su vida sin algo parecido hace temblar incluso su alma.]

Próximo Capitulo: Creencias, ambiciones... y realidades.

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