52.JUICIO FINAL - PT I

Desde las alas de una mariposa abriéndose.

Desde una gota de agua que surca la palma de una hoja y se cierne sobre un rio provocando ligeras ondulaciones.

El aleteo de las aves surcando los cielos y su mirada perdida en ellas.

La fiebre por la naturaleza y la paz, divagando en la extensiva naturaleza prevista por sí mismo.

Su cabellera que apenas le llega por debajo de sus orejas y cubre parte de su rostro con mechones desalineados. Su mano sobre su mentón y sus ojos perdidos de color azabaches como su cabello.

―Majiro-San.

―¿―?

Casi al instante el chico se dio la vuelta.

―Shiba-Sensei te está llamando. Tienes que ir.

Ozda Majiro, 17 años.

...

Era el último día de la semana dorada.

Un rápido paseo por los pasillos de su escuela lo hizo perder unos minutos antes de que llegara a la sala de profesores donde su maestra encargada lo estaba esperando.

La pequeña ventana cuadrada en la puerta corrediza le permitía ver que el salón de clases estaba vacío por lo que tomo la perilla y tiro de ella hacia un lado.

El entro.

Ozda venia mucho por aquí, pero el característico silencio del interior siempre le ponía un poco nervioso.

Su cuerpo se tensó un poco al entrar.

Había tres filas de escritorios que iban uno contra el otro permitiendo que los profesores de la institución tuvieran unas oficinas algo parecidas a alguna empresa.

Escritorios llenos de apuntes y papeles por doquier.

Entre ellos, una mujer que se dio media vuelta al escuchar la puerta abrirse.

―Majiro-Kun siéntate.

El chico se dirigió hacia delante a una pequeña banca al lado del escritorio de su maestra. Una mujer algo adulta, llegada a los cuarenta de cabello oscuro como el del chico. Parecía alguien despistada, pero en sus ojos se denotaba seriedad. Portaba una cola de caballo y un suéter por la época.

―Sobre la búsqueda de empleo... ―la mujer extendió un par de papeles sobre el escritorio comenzando a darles una ojeada―. Quería hablar sobre tus calificaciones en privado. Han sido bastante buenas por lo que me extraña que no quieras continuar con tus estudios.

Ozda solía perderse muchas veces entre pequeñas cosas alrededor suyo. Parpadeo varias veces. Aparentemente, no estaba prestando mucha atención.

―Necesito trabajar ―dijo él mirando detrás de la profesora.

―La familia Majiro es una familia de cuatro miembros. Están tu madre, tu hermano mayor y tu abuela ―la mujer noto un detalle más―. Hm... por lo que veo tu hermano se fue de casa.

―Si, y recientemente mi abuela esta fuera. Posiblemente se quede con mis tíos a partir de ahora ―Ozda miro por encima de la profesora por unos momentos. Sus ojos como canicas que rebotan se perdieron de la atención de los ojos de la mujer―. Mi madre trabaja en dos lugares diferentes para mantener la casa. Quiero trabajar lo más rápido posible para ayudar a mi madre.

―Sera difícil para un graduado de escuela secundaria conseguir un trabajo en esta ciudad, para ayudar a su madre. Deberías de hablar un poco más con tu madre y pensar acerca de tu futuro. Seguramente ella quiere que vayas a la universidad. Eres un chico listo, no lo desperdicies.

Por primera vez en el día, parecía que Ozda había encontrado su atención en el punto exacto.











INTRODUCIR: ALL IS NOT LOST - TONY ANDERSON

Ozda Majiro, un joven de 17 años que vive al sur de Hosu en un pequeño lugar algo alejado del centro de la ciudad. Usualmente pasaba sus vacaciones en un punto de ocio. Era del típico chico anciano que se sentaba en una banca en su parque favorito a disfrutar el día de una forma tranquila.

Recibiendo los rayos del sol en su rostro, la brisa fresca que mueve las hojas de los árboles alrededor de él.

Durmiendo tranquilamente en la pacifica ciudad en la que vive.

Si fuera por descripción de otras personas, quizás fuera clasificado como un tonto. Su mirada que no ayuda mucho y sus pocas ganas de relacionarse con los demás lo llego a apartar a un punto en que ya ni si quiera se molestaba en hacer amigos. No por pereza o desprecio hacia los demás, para nada.

Era más bien todo lo contrario a desprecio, por admiración.

Ozda para nada era un chico tonto, como sus calificaciones lo demostraban, él era lo que vendría a ser alguien super dotado. De aquí la razón por la cual podía subsistir en la escuela con el poco interés de poner atención hacia los demás. Su excelente trabajo y estudio lo ponía por encima de todos.

Pero la verdadera razón de su mirada tan en el infinito era el intento de comprensión de algo más complicado que lo que se encontraba fuera de él, era lo que se encontraba dentro de él y de todos los demás.

Ozda Majiro había nacido con un quirk cuanto menos único.

[EGO.]

»En la disciplina del psicoanálisis, Sigmund Freud; concebía el EGO como la instancia psíquica en la cual se reconoce el "yo". El EGO, en este sentido, vendría a ser la instancia encargada de mediar entre el "Ello" y el "Superyó". También de controlar y equilibrar los instintos y las necesidades del Ello con los ideales y aspiraciones del Superyó de cara al mundo exterior.

Catalogado al nacer como un quirkless, unos años más tarde se darían cuenta de que fue todo lo contrario. Apenas a sus 7 años fue cuando Ozda Majiro entro con contacto con todo este espectro del EGO al tener un contacto con su madre.

Y para poder entender perfectamente que es el EGO, tenemos que entender que es un nivel de la psique humana y este se encuentra formado por aquellos deseos conscientes y algunos inconscientes que se encuentran entre dos niveles: los deseos más profundos ubicados en nuestro inconsciente "El ello" y las estructuras culturales y sociales incorporadas en nuestra mente "El superyó".

El primer nivel se podría llegar a describir de una manera más simple que vendrían a ser aquellos pensamientos que rosan con lo intrusivo. En otras palabras, el primer nivel está repleto de nuestros deseos en base a nuestra codicia, ambición, ilusión, sueños o aspiraciones. Esto se puede llegar a reflejar de una manera agresiva o pasiva según el individuo.

El segundo nivel seria aquello que se construye como la moralidad.

La estructura que se crea poco a poco dentro de nuestra psique en base a la sociedad y las enseñanzas de dichos individuos en el entorno es lo que poco a poco recrea en nosotros una imagen clara de la división entre el bien o el mal. En algunos casos, esta definición se podría llegar a ramificar y en ese caso en vez de blanco y negro, habría un gris.

Entendidos estos puntos eh aquí donde el poder de este niño radica.

Ozda Majiro posee la capacidad de entrar en contacto con el espectro básico del interior de la psique humana. Desde el nivel uno al dos, Ozda puede escabullirse dentro de la mente humana de distintas formas.

La primera de ellas se basa en recuerdos como si se tratara de un clarividente. La segunda de ellas reluce como algo más profundo siendo así, un viaje al punto más profundo de la mente humana.

En conclusión, Ozda transmuta su propio EGO dentro de las personas como un intruso que se adentra en los sueños de otros.

La energía que rodea nuestro cerebro es capaz de ser manipulada por Ozda lo que da como resultado su quirk.

Un poder añejado como el vino que aquel muchacho aprecia con nostalgia en la copa de su mano que tenía delante y dejo caer sobre la barra despues de un largo suspiro.

Era Ozda Majiro a sus 27 años. Y aunque ya no era tan joven como hace diez años, Ozda había conseguido un excelente empleo en la comisión de seguridad publica en la cual había estado creciendo durante estos últimos siete años.

―¿Y despues?

―Entonces deje mi trabajo en esa vacía oficina para terminar en otra para poder estarte contando tonterías ―respondió Ozda con una sonrisa socarrona dibujándose en su rostro, producto del vino en su sistema.

El hombre a su lado se quedó sorprendido.

―¿Me estas tomando el pelo? ―hubo un cumulo de risas que estallaron en el bar. Sin embargo, las risas duraron poco, ya que un hombre de mediana edad miro con severidad al cliente, un poco avergonzado―. Usted no es de por aquí, ¿Verdad?

Todos los clientes en ese bar eran hombres campesinos del pueblo y vestían ropas de campo en lo que parecía ser un pequeño pueblo al este del monte Fuji.

―El trabajo es sumamente sutil a veces. Un día estoy en la oficina y pienso ¡Wow! Jamás voy a salir de aquí y moriré clavado en la silla. Pero otros días extraños estoy en un bar llenándome las tripas de vino hasta caer rendido ―contesto Ozda.

―No es la forma de hablar de alguien tan joven ―respondió el bar tender―. La vida en la ciudad debe ser dura como para consumir a alguien como tú de esta manera.

―No se trata de eso. Puede que si sea algo duro pero las personas de la ciudad crecen para esto. Desde pequeños se nos prepara para aun mundo duro. Que mi carácter sea de este modo es un cumulo de malas decisiones y estrés laboral. Nada nuevo para alguien con un trabajo como el mío.

―Algo bastante inusual.

Nuevamente Ozda había dado un trago a su copa.

Durante los últimos años él se había vuelto bastante bueno entablando prácticas con extraños. Quizás este era el resultado de trabajar en relaciones públicas como recién ascendido. Pese a que solamente era un chico lustre de 22 años, se le daba bien. Además, el hecho de tener en su cuerpo más de 5 copas de vino en menos de 20 minutos debe de estar siendo un gran impulso para su humor.

Entonces el muchacho de pelo negro, Ozda, se apoyó en la barra del bar y se puso en pie. Mostro una sonrisa pícara y proclamo.

―¿Qué no todos regresamos a casa con una botella de alcohol y problemas que se quieren resolver? Somos hombres con problemas día tras día sin soluciones. ¡Qué gran intriga!

A risotadas Ozda cayo con su codo sobre la barra apoyándose para no caer.

Las decenas de miradas que se pusieron sobre este habían cortado las risas de fondo por un momento hasta que unos instantes despues todos apartaron sus miradas del borracho Ozda.

―No es bastante cortes de mi parte dirigirme así a desconocidos ¿Verdad? ―pregunto Ozda dándole una sonrisa al hombre de la barra.

Este asintió.

Un poco más relajado, su copa vacía volvió a llenarse y así los minutos pasaron hasta que estos se convirtieron en un rato de palabrerías sin sentido tratando de construir una historia.

―Pero... ¿Es cierto lo que ocurrió en el pueblo de Corfú? Escuche que un niño había sido encontrado ahí. Ultimo en sobrevivir a la masacre.

―Algo así... Los detalles con algo confusos. Me enviaron aquí para recolectar algunas historias sobre la familia Nakoano, pero lo único que he conseguido son cuentos de niños pequeños. Nadie en verdad parece saber algo.

―Es normal aquí. Casi nadie habla de esa familia. Lo único que se sabe es que fue de las fundadoras del pueblo Corfú y que tenían algunos problemas que fueron creciendo alrededor de los años y cosas así. ¿Me entiende?

―Si, sí. Lo mismo de siempre ―Ozda dio un trago a su copa―. Al menos tendré tiempo para relajarme. Estaré aquí al menos otra semana, lo suficiente como para poder perderme en los bosques circundantes.

―No pensé que alguien de ciudad apreciara la naturaleza.

―No me creería si le diera cuantas veces he escuchado eso en los últimos días. Créame que hay más personas en sus coches deseando estar sobre un lecho de flores en medio de un claro que en el tráfico hacia sus trabajos. Las personas en verdad aprecian la paz... o al menos cuando eso les conviene. ¿Comprende?

El alcohol en el sistema de Ozda funcionaba como un combustible para su humor. Puede que potenciara su felicidad o tristeza, pero, en verdad lo que más hacia por él era liberarlo.

Para el este líquido era la manera en que podía relajarse y ser un poco más "Normal". Despues de todo, la vida ya es suficientemente dura. No hay necesidad de preocuparse por un poco más de daño.

Esa bebida podía calmar su mente, lo suficiente como para fluir perdidamente durante un buen tiempo.

*Tic, tac*

El reloj en la pared.

*Tic, tac*

El reloj en su muñeca marcaba la misma hora, sin embargo, era la hora de un día muy lejano a ese día en el bar, exactamente un par de años despues.

A la edad de 29 años, Ozda se encontraba reclinado en la silla de su oficina mientras se dirigía a un hombre adulto frente a él.

El hombre delgado y más grande que él había desenmascarado sus intenciones. Vestido de traje y con anteojos, Ryuji Kinoshita se había propuesto a digerir un tema bastante preciso con el hombre delante suya.

―De acuerdo Majiro-San, así están las cosas ―dijo Ryuji.

―Eso suena bastante problemático ―contesto Ozda―. ¿Realmente cree que pueda hacerlo?

―No suenas convencido. Podría jurar que apenas hace unos años estarías dispuesto a hacer cualquier cosa por un vaso de alcohol gratis.

―No se trata de eso director ―replico frunciendo el ceño.

Antes de que Ozda pudiera continuar, Ryuji añadió:

―Por ahora será un trabajo sencillo. Solamente tienes que estar al cuidado de cómo se desenvuelven las cosas. Papeleo por aquí, charlas por allá. Mantén las aguas tranquilas y evita expresiones ofensivas. Ya sabes, prueba con eufemismos.

―Eso lo entiendo, pero... ¿Por qué él? Sabemos con certeza que no es la primera vez que ocurre algo parecido. Siempre se ha optado por desaparecer dichos sucesos y actuar como si no hubiera pasado nada.

Ozda encogió los hombros y confundido miro al hombre delante suya.

―Está bien.

―¿Está bien?

―Mira, cada uno tiene sus razones. En mi caso diría que hay algo interesante con este chico.

―No me diga que...

―No, no, en lo absoluto. La seguridad pública por ahora está cubierta. Agregar a más miembros a este camino podría ser contraproducente por lo cual estamos bien por ahora. Lo importante aquí es pensar a futuro y es por eso por lo que te lo pido a ti. Eres el único que en verdad podrá llegar a comprender las cosas como son realmente.

Por primera vez en años, las pupilas se le fueron hacia su cerebro. Ozda Majiro entendía a que se refería.

―¿Espera que yo...?

Ryuji asintió.

Entrelazando sus dedos encima del escritorio de Ozda, Ryuji se precipito hacia delante haciendo rechinar su silla.

―Es de suma importancia que llegado el momento entendamos la naturaleza de ese quirk suyo. Al igual que en su tiempo ocurrió con Kano. Puede que lleguemos a encontrar el punto de partida de todas estas tragedias y así evitar que sigan ocurriendo ―a Ryuji se le ilumina la cara con una sonrisa―. ¿Entiendes?

―Suena muy generoso, pero no creo que espere que crea todo eso. Usted bien lo sabe...

―Que tan bien puedes entender las intenciones de otros, ¿Eso tratas de decir? Claro que lo entiendo y es por eso mismo que te lo pido a ti. En parte eres uno de los recursos más valiosos que puede tener la comisión de seguridad pública, si no, el más valioso.

―¿Recurso? ―pregunto con un tono agrio.

―Oh, vamos. ¿No me vas a decir que te sientes ofendido por algo así? No eres de ese tipo. Además, no es algo malo ser un recurso. Tanto tu como yo lo somos. Funcionamos por un bien mayor. Somos como el engranaje en un sistema sumamente superior.

Ozda bufo.

―Siempre adornando las cosas más de lo que se necesita, pero está bien, lo entiendo. Es mi trabajo despues de todo ¿no? Así que hagámoslo. Como usted dijo, llegado el momento...

―Si, por un mejor mundo y un futuro lleno de paz.

El director había extendido su mano hacia el hombre delante suya.

[Cuento contigo, Majiro-San.]

En el espiral de situaciones y ocurrencias, el tiempo había fluido de dicha manera que sin importar como se vieran las cosas, seguramente alguno de ambos lados seria castigado.

Para Ozda el momento en que el reloj marcaba un nuevo minuto o el calendario un nuevo día al igual que le mundo en un cambio de estación... todo seguía su ritmo.

Durante los próximos diez años él vivió de la misma manera que lo había estado haciendo durante toda su vida. Apartado de las demás, aferrándose a sus propios ideales y creyendo de una manera casi enfermiza que en algun punto de su vida, todos sus esfuerzos serian recompensados.

Y como un engranaje que gira dentro de un sistema durante años, este poco a poco se iría desgastando con el tiempo.

Un hombre con un mundo ficticio detrás de él intentando funcionar en el mundo real de forma noble no era una vida justa para él.

[No es la manera en que fui criado o mucho menos el cómo me desarrollé en el mundo real.]

Cuando menos lo esperas, las hojas de los árboles caen sin que te des cuenta y sin poder contar realmente cuantas han caído al suelo o cuantas se las ha llevado el viento.

[Claro que no soy un salvador o alguien que intente evitar las injusticias para los débiles. No me considero alguien tan bueno como para poder hacer algo así. Pero al menos puedo comprender sus razones de ser. Quizas es mi naturaleza de no poder centrarme y querer ignorar todo que realmente soy incapaz de ignorar verdaderamente algo. Nací, crecí y me desarrollé de la manera en que me sentía que estaba mal. Esa parte de mí nunca fue arreglada.]

Las paredes eran de piedra oscura intentando simular una cueva mientras que los tribunales rodeaban la primera fila de asientos que crecían hacia arriba en una cúpula de unos 10 metros. Había lamparás que colgaban del techo he iluminaban todo el sitio.

Había gradas vacías a ambos lados, pero enfrente, en los bancos más altos, había muchas figuras entre las sombras. Estaban hablando en voz baja, pero cuando la gruesa puerta se cerró detrás de Ozda se hizo un tremendo silencio.

Una fría voz masculina resonó en la sala de tribunal.

―Llegas tarde.

―Lo siento ―se disculpó Ozda, desinteresado―. Mi reloj no parece funcionar. Parece que alguien cambio las horas en todos ellos.

―De eso no tiene la culpa el ministerio ―dijo la voz―. Se te fue notificado con antelación.

Sus voces hacían eco en toda la sala.

Ozda miro en el centro de la arena un cuerpo colgando de cadenas lumínicas que salían de la nada y se unían a sus muñecas, tobillos y cuello.

El cuerpo colgante estaba vestido de harapos completamente chamuscados y rotos.

Ese era, Midoriya Izuku.

Había visto esas cadenas antes, el cómo cobraban vida y ataban a la persona en antiguos juicios. Era nada más y nada menos propicio de una mujer arrogante.

Eva.

Esta mujer estaba sentada en la última grada de arriba con una mirada sombría.

Echo a andar por el suelo de baldosas y sus pasos produjeron un fuerte eco. Cuando llego al centro, con cautela al borde del chico tomo asiento en el suelo y las cadenas tintinearon amenazadoramente, pero no parecían moverse de su lugar.

Ozda se sentía algo mareado, a pesar de lo cual miro a la gente que estaba sentada en las gradas de la primera fila al frente, pudo contar al menos cincuenta personas que, por lo que pudo considerar, parecían muy atentas a lo que iba a ocurrir.

Y en medio de la fila estaba un miembro del ministerio afiliado a la comisión de seguridad pública. Este hombre recibía el nombre de Percy Landstromn. Era un hombre corpulento que solía llevar una corbata de color verde lima, aunque ese día no se le había puesto; tampoco lucía un buen carácter que se diga.

A su lado una mujer de mandíbula cuadrada y con el pelo gris muy corto estaba sentada a la izquierda de Percy; llevaba un reloj de bolsillo en mano y su aspecto era verdaderamente severo. A la derecha de Percy había otra mujer, pero estaba sentada con la espalda apoyada en el respaldo del banco, de manera que su rostro quedaba en sombras.

Ozda sonrío indulgentemente.

―Muy bien ―dijo Percy―. Hallándose presente el acusado, por fin podemos empezar. ¿Estan preparados?

―Si, señor ―respondió una voz ansiosa.

―Todo listo.

―Hemos de empezar.

Un cumulo de voces parecían afiliarse el inicio de lo que parecía ser un juicio más.

Percy dirigió una mirada hacia las ultimas gradas encima de él justo al frente. Ryuji lo miro con una sonrisa y asintió. Percy tomo unos papeles y precipito su mentón hacia arriba.

―Midoriya Izuku, edad: 15 años ―comenzo Percy con voz sonora, y la mujer a su costado comenzo a tomar notas de inmediato―. Por el delito contra el decreto para la moderada limitación del uso de superpoderes libremente y en contra del estatuto internacional de la defensa humana, cometido por Midoriya Izuku, residente en el número 61 de la calle Ayabeshi en la prefectura Musutafu.

A su costado la mujer anotaba:

»Interrogadores: Percy Landstromn, ministro de justicia; Kitoka Amelie, jefa del departamento de defensa humana; Manabu Ram, subsecretaria del control inmediato del uso libre de particularidades.

La mujer del reloj de bolsillo en mano miro la pluma moverse y apunto su mirada hacia Ozda. Alzando la voz declaro:

―Primordial juicio del final; Ozda Majiro, secretario de relaciones públicas y controlador de verdades ―la mujer siguió―. Testigos; Ryuji Kinoshita, presidente de la comisión de seguridad pública.

En ese instante fueron nombrados algunos de los presentes en forma de un grupo selectivo para formar un récord.

Los miembros de ese lugar murmuraban, y todas las miradas se dirigieron hacia Ozda Majiro. Algunos parecían enfadados, otros un poco asustados; dos de las mujeres más ancianas de la fila del fondo, sin embargo, levantaron una mano y lo saludaron a lo que el con una sonrisa les regreso el saludo.

Terminados los apuntes y palabras de la mujer, el ministro de justicia tomo de nuevo la voz.

―Si ―repitió un movimiento de papeles de un sitio al otro―. Bueno. Está bien. Los cargos. Si...

Separo una hoja de pergamino del montón que tenía delante y respiro hondo leyendo en voz alta:

»Los cargos contra el acusado son los siguientes; que, a sabiendas, deliberadamente y consciente de la ilegalidad de sus actos, realizo un atentado contra la vida inocente de más de treinta personas sumando la cantidad de 33 personas fallecidas. Entre ellas, niños, adultos y ancianos de diferentes ámbitos. Lo cual, constituye una violación del párrafo Z del decreto para la moderada limitación del uso de superpoderes libremente, mil setecientos y seis, y también la sección trece de la confederación internacional del estatuto de la defensa humana.

Percy alzo su voz.

―Como presentes el día de hoy llevamos a cabo el juicio del japones Midoriya Izuku, acusado de genocidio...

*¡COF! ¡COF!*

Los murmuros comenzaron y el veredicto termino. Ozda Majiro había interrumpido.

―¿Sucede algo señor Majiro? ―pregunto Percy.

―No mucho en realidad su señoría. Supongo que me perdi en un párrafo algo erróneo.

―¿¡Erróneo!? ―refuto ofendido.

―Bueno, disculpe. En realidad, fueron dos ―dijo con un gesto en su mano―. El primero de ellos respecta al conocimiento sobre estas leyes. Puede ser algo muy agresivo afirmar que el acusado tenía conocimiento acerca de esa ley a sus apenas cuatro años. ¿Comprende? Y el segundo... ¿Genocidio? No es mi trabajo hacer el papeleo exacto, pero... ya sabe, ¿Es algo esencial a lo que se debe tener atención? Por si no es así, puede que haya problemas a futuro.

―Vaya boca blanda que tiene señor Majiro. Al parecer los años le han sentado en un banquillo de arrogancia. Pero está bien, supongo que a veces la ignorancia se disfraza. No debe de olvidar quien aquí es el ministro de justicia y quienes realzan la ley. Además, no hay ninguna equivocación. Desde que los niños tienen consciencia se les impone estos conocimientos pues es la naturaleza de la nueva era. Ya no estamos en el mundo antiguo señor Majiro, es lo normal.

―El tiempo que se lleva atendiendo este caso ha sido durante años Majiro-San. Espero que se abstenga de palabras sin sentido. Le recuerdo, el arrinconar tanto lo mental como lo físico puede llegar a desgastarlo.

―¡Señorita Kitoka! ―exclamo con un intento de sorpresa―. Me halaga al pensar que mis palabras son producto de mi cansancio, pero para lastima de todos... Así soy yo.

Aquella sonrisa socarrona propia de haber bebido grandes cantidades de vino llego a su rostro.

[Además...]

Ozda giro hacia todos los presentes.

―No trato de revocar nada, pero, como ustedes dicen, un caso como este que se ha llevado durante mucho tiempo debe de carecer de errores, tanto como el declarar genocidio. Les recuerdo que esta descripción entra solamente en aquellos grupos o personas que deciden cometer el asesinato en masa de un grupo étnico, religioso o de alguna organización en particular. En el caso de Midoriya Izuku solamente fue un despertar infructuoso ¿me entiende? ―Ozda se detuvo frente a su señoría alzando su dedo índice frente a su propio rostro―. Recordemos cómo funcionan las leyes amigos míos.

Imputaciones ni acusaciones. ¿Qué pasaría si se castigara a los que rompen las reglas sin tener que demostrar la verdad? Sería algo esplendido para algunos, pero un castigo para otros. Desde personas que manipulan el resultado de una carrera para que alguien en específico gane hasta un mago que revela sus trucos de magia más impresionantes.

La manera en que funcionaba el mundo era una forma de mentiras abstracta que va de un solo sentido; hacia el mérito propio o beneficio mayor.

Creer o no creer en estas definiciones del mundo era carente de sentido si realmente solo crees que tu debes estar en algun lado en particular. Se hará lo que sea con tal de poder cumplir con dichas expectativas o deseos incluso si tuvieras que condenar a otros. Y que, personas como estas sean quienes conformen el mundo actual, el mundo real enferma de tal manera a Ozda que

provoca un pensamiento en su cabeza.

[Tal como la diosa de la justicia que oculta sus ojos... yo oculto mi corazón en mi propio mundo de verdad.]

Respirando hondo y creyendo en sí mismo. La posición actual a la que había llegado tras años de trabajo duro ¿realmente era lo que quería?

Ozda giro hacia Izuku.

―Pueden dar los veredictos que deseen, pero no deben de olvidar que el único capaz de sentenciar la verdad y cortar la mentira de raíz...

Del foco de la atención, un hombre que destellaba de un poder único he increíble.

_______________________________________________

[Soy yo.]

_______________________________________________

Aquel que da el veredicto entra en el juicio final.

Ozda Majiro activa su quirk sobre Midoriya Izuku a las 19:13 P.M. El viernes 29 de junio del año 2146.

EGO.

...



INTRODUCIR:RITE OF PASSAGE - OST


Los niños corren y se despliegan hacia delante en un jardín extenso, tan grande que parece infinito.

Casas sobre colinas alrededor de un mundo bajo un tenue cielo azul adornado de nubes esponjosas.

Un niño que mira el espacio a través del espejismo.

Al extender su mano hacia delante aquel niño ahora es un adulto.

Detrás de él el gran pastizal desaparece y con ello los niños se desvanecen en un soplido del viento. Ahora, como simples y estrechos suplementos de aire las figuras restantes del presente se resbalan a través de la realidad verdadera.

Ozda Majiro rasga el rostro de Izuku en un millar de partes.

Desde su frente hacia sus pies estira sus dedos y la realidad se rasga en un segundo. Detrás de él un filtro tan rápido que parece viajar a la velocidad de la luz a través de una cueva deja atrás a los presentes en el juicio.

*CL-LANCK*

El segundero del reloj cae tan lenta y sonoramente que al hacerlo un sonido seco resuena.

*¡THUD!*

Como una campana que suena una sola vez.

El mundo delante de Ozda se retuerce y estalla en una infinita oscuridad de la cual ascienden desde el abismo un puente celeste formado de bloques abultados, unos encima de otros.

Toda la sensación de tener un cuerpo solido desaparece. Olvida cada aspecto básico de lo que es lo tangible. Desde sentir el suelo en sus pies, el viento en su rostro o el tacto de sus dedos contra su ropa.

Lo único que queda de Ozda es una visión borrosa del camino frente a él.

Era como un sueño tan profundo y vivido que parecía ser una fantasía vuelta realidad.

...

[Existen tres tipos de quirks; Uno de ellos vendría a ser el emisor, el cual consiste en liberar ciertas sustancias, o alterar la materia que rodea al usuario. Por lo regular requieren de una activación consciente para que funcionen y algunos incluso requieren grandes cantidades de concentración con el fin de que se mantengan activos. Los quirk tipo emisor también pueden tener diferentes rangos de acción, mientras que algunos usuarios requieren contacto físico para utilizarlos, otros pueden tener rangos mucho mas largos o no tener restricción de distancia. En conclusión, los tipos emisor pueden tener una amplia variedad de propiedades y capacidades.]

...

Pese a no sentir su cuerpo no significaba que no lo tuviera.

Sus pies tocaban aquellos cubos flotantes de color celeste que se amontonaban para formar un puente, un camino... un sendero hacia una gran colina.

Sus manos se agitaban en la oscura planicie aérea que lo rodeaba y su rostro recibía los destellos de luces doradas y azules a la lejanía.

Delante de Ozda, su rostro se vio iluminado al momento de que una gran luz, un pilar de esta descendió del cielo y avanzo hacia lo profundo debajo de sus pies por delante de aquella gran colina.

...

[La primera vez que use este quirk fue con mi madre...]

...

Apenas un niño, maltratado y burlado, pero... no fue apartado. Al momento de que el despertó ese poder, su toque fue mas que suficiente para ingresar a un especio único entre la mente humana. El punto entre el "Yo" real y el "Tu" de mentira.

Algo creado bajo la construcción del entorno y algo basado en lo que la persona misma desea para si mismo o para otros.

El poder entrar en el mundo entre mundos.

...

[El poder comprender la mente humana aun es un sueño muy temprano de cumplir. Incluso con todos estos siglos existiendo en este planeta tierra, ningún humano ha encontrado una buena respuesta que nos ayude a explicar que es lo que nos mueve realmente como seres humanos. ¿Qué es lo que nos diferencia de otras especies? Es acaso ¿el raciocinio? ¿felicidad? ¿tristeza? ¿ira? En base a cada una de las teorías estructuradas y preguntas hechas a lo largo de la existencia del ser humano junto al deseo de tratar de explicar nuestra propia existencia, una de las grandes dudas de la existencia es sobre nuestra verdadera capacidad como seres independientes.]

...

El camino parecía casi interminable pues por cada paso que daba el camino se hacia mas largo, pero, por mas destellos en el cielo ocurrían, más cerca aparecía de aquella colina.

Ozda quien caminaba por un lugar vacío no se sentía extraño ni perdido. Para él era más que simple naturaleza.

"Nadie les enseño a las moscas volar, pero lo hacen. A las arañas nadie les enseño a tejer, pero lo hacen. Todos y cada uno de nosotros obedecemos una orden dentro de nosotros mismos que nos hacer ser quienes somos..."

[Una razón de ser...]

Ozda había murmurado en su mente cuando la voz de una chica surco sus pensamientos.

Él se detuvo y miro hacia su alrededor.

[¿Qué fue eso?]

Se pregunto cuando observo a su alrededor cubos celestes flotar del tamaño de una pequeña caja de zapatos. Parecía como si estuviera en medio de una ligera lluvia de primavera.

"Odiar es algo muy fuerte. Es algo que no creo poder hacer. Mas bien, creo no tener el derecho de hacerlo. Lo que yo siento al respecto sobre mi quirk es algo curioso."

Los susurros se hacían cada vez más presentes.

[Ya veo.]

Ozda miro a su alrededor y los copos de recuerdos caían poco a poco en forma de diálogos internos. Voces de otros en su cabeza, personas hablando y discutiendo.

"No hay un futuro para un asesino..."

[Sus recuerdos. ¿Acaso ya llegué? ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿su mente esta tan desvariada?]

Confundido alrededor de aquella lluvia lo único que podía hacer era ver a través de ella.

"¿Quieres conocer mis elecciones? Te las dire todas, todas las elecciones de este chico... ¡Del niño que ríe!"

Existía una amalgama de decenas de tonalidades de color azules las cuales brillaban al momento de murmurarle recuerdos al hombre.

En un instante toda esta lluvia de cubos como pétalos de flores a su alrededor se comenzaron a acumular de forma vistosa, tanto que prolongaban su vista del pilar de luz que sobresalía de la colina.

"¡Piensas que esta siendo alguien benevolente evitando que las personas se preocupen por ti, pero, en realidad solo estas siendo egoísta! ¿no puedes pensar en como se sientes las demás personas respecto a ti? ¿no se supone que esa etapa de auto complacimiento había terminado? ¿no crees que ya es momento de parar? ¡Avívate de una buena vez!"

Ozda tuvo que extender aquel brazo que no sentía, abrió sus dedos que no percibía y comenzo a caminar con aquellos pies con los cuales no podía experimentar un toque firme.

Apartando los cubos avanzo hacia la colina pisando cada vez con mas rapidez. Subiendo y bajando en los desniveles de aquella estructura mental.

"Una persona que busca enmendar sus errores es la cosa mas repugnante que puede haber. Y lo es mas si esa persona se burló de la acción que lo hace sentir culpable. ¡Tu! No tienes ningún derecho de estar de pie aquí con todos los demás. Que te quede bien claro que el hecho de que estes aquí es por mero capricho de individuos que no pueden ver la realidad, que se niegan a entender como van a pasar las cosas si tienen la dinamita al lado del fuego. Tu eres un peligro constante que debe ser apartado... ¡Eso es lo que eres y serás siempre!"

Al verlo de cierta forma, aquel lugar era tan inusual. Para Ozda el usar su quirk se volvió algo muy usual desde que tomo presencia en la comisión de seguridad publica hace unos años. Debido a que el poseía una de las formas o posiblemente la única forma real de conocer la naturaleza de una persona es que el fue convertido en el "Verdugo" de las personas.

Era un superhumano de tercera generación, Ozda Majiro de 39 años. Supero muchas de sus barreras y obstáculos de vida de una forma honrada y simple. Vivió como una persona normal en un mundo de fantasía. Entre la gente común que usualmente rodeaba a Ozda, el era un tipo de super genio, pero, su propio veredicto para sí mismo era:

Alguien super común.

Majiro consideraba que todo este embrollo eran tareas triviales que simplemente debía resolver introduciendo conocimientos necesarios y obteniendo una conclusión según sea el caso.

En otras palabras; el hacia su trabajo y nada más.

Sus dudas, sus preguntas... su propio interés se lo guardaba para sí mismo.

Es por eso...

*FWOSH*

[Fuera de mi camino.]

Nada de lo que tuviera frente a él lo interrumpiría de su objetivo principal.

Y apartando todas las vísperas de murmullos, su camino por aquel sendero se redujo a mas de la mitad. Con tan solo unos cuantos pasos más, el primer escalón incrustado en la colina seria pisado.

Alrededor de él donde los murmullos le mostraban fragmentos de su vida, poco a poco los sentimientos y emociones albergados en las frases renuentes resonaron en su alma.

*BING*

[Empatía, comprensión, realidad. Sus defectos como ser humano y sus errores. Un corazón esta rodeado de miles de emociones que albergan sus recuerdos mas profundos funcionando como una barrera protectora para la verdadera intención humana. Creer que estas bajo el seguro de una llave es tan arrogante como creer que podrás enfrentar a un oso a mano limpia. Imposible.]

Por mas que una luz trate de ser encendida en un vacío oscuro, más oscuridad se extenderá a la lejanía y provocara un sentimiento de soledad bajo el foco de la esperanza.

De esta manera era como era Ozda. Un hombre simple con un trabajo que hacer. Una mente complicada pero centrada en lo que se tiene que lograr.

Un esclavo de la sociedad que vive en su propia fantasía de normalidad.

Apartando todo a su alrededor fue que dio el primer paso sobre el primer escalón.

























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"... pero estos comics son geniales."

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Esta vez se detuvo por su propia elección.

Ozda escucho un susurro, pero fue un susurro que no provenia de ese lugar.

Al mirar hacia un lado pudo ver una gran extensión de oscuridad abrumada por destellos celestes por todo el espacio negro. Pero, había algo en aquel horizonte oscuro.

Quizás sin poder verlo, pero Ozda juraba que muy lejos de ahí una luz más se había encendido en un pilar que ascendía hacia el cielo y mas que uno solo, más luces parecían brillar en ese lugar.

Y mientras que todo esto ocurría, en un lugar muy profundo de la mente de Midoriya Izuku, una puerta de madera yacia cerrada mientras que un brillo traspasaba por debajo de dicha puerta permitiendo ver un par de sombras al otro lado.

...



[Deseos propios, normas éticas y moral. Las memorias de su propio yugo y los recuerdos provenientes de otros lugares que invaden el juicio. Sin importar en que lugar se encuentre, siempre habrá uno al que no se debe llegar por que en lo mas profundo de una mente humana puede hacer algo más poderoso de lo que se pueda imaginar uno.]

Proximo capitulo: Juicio Final - PT II

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