INFRINGIENDO LAS NORMAS.
"La segunda de ellas es que los muros del laberinto no pueden ser destruidos a menos que te encuentren en el centro."
La luz blanca parpadeo al sentir la brisa gélida. El ambiente se atenuó.
Delante de Izuku la gran fisura en el muro permitía ver una sombra precipitarse del otro lado. Paso tras paso hasta adentrarse en la misma habitación.
El frío llenó la habitación como una advertencia silenciosa. Entre la bruma helada, la figura de Shoto Todoroki apareció con una calma perturbadora. Su paso resonaba en la sala con un eco tenue, mientras el hielo crujía bajo sus pies, extendiéndose por el suelo como una marea incontrolable. Su respiración apenas era visible en el aire gélido, pero sus ojos, fríos y serenos, se mantenían fijos en Izuku y Momo, carentes de emoción, casi inhumanos.
Las grietas heladas serpenteaban por las paredes, reflejando el poder que emanaba de su cuerpo. Cada paso que daba parecía reducir la temperatura del ambiente, congelando todo a su alrededor. Aunque Izuku no mostraba signos de temor, el ambiente se cargaba con una tensión ineludible, como si el simple hecho de estar cerca de Shoto pusiera en peligro algo más que su seguridad física.
El altavoz del laberinto crujió antes de que la voz de Nezu se escuchara, resonando en toda la sala:
—Shoto Todoroki ha incumplido las reglas del entrenamiento. Su participación queda automáticamente cancelada y debe retirarse inmediatamente del campo de entrenamiento.
La voz de Nezu apenas alcanzaba a resonar cuando Shoto levantó una mano. De sus dedos brotó una ráfaga de hielo que, con la misma frialdad con la que había entrado, congeló el resto de la habitación. Las paredes, el suelo, el techo; todo quedó cubierto en una gruesa capa de hielo. El sonido metálico de los altavoces fue rápidamente sofocado, silenciando a Nezu y dejando a los tres en un silencio sepulcral, roto solo por el crujir del hielo bajo el peso de su poder.
El aire se volvió aún más gélido, casi imposible de respirar.
En la sala de transmisiones, el ambiente había cambiado drásticamente. Los profesores y miembros del personal observaban las pantallas con una mezcla de sorpresa y preocupación.
Los murmullos crecían mientras la imagen de la sala congelada, y de Shoto Todoroki de pie en medio del caos helado, parpadeaba en las pantallas. Nezu mantenía una expresión calculadora, sus pequeños ojos fijos en la escena, pero debajo de su usual compostura, había una tensión palpable.
—Esto no es propio de Todoroki —dijo Aizawa, rompiendo el silencio, su voz grave y algo apagada—. Siempre ha sido metódico. Controlado.
—Parece que algo lo ha afectado —añadió Midnight, cruzándose de brazos mientras observaba las imágenes congeladas—. Nunca lo he visto actuar de manera tan impulsiva.
—El hielo... ni siquiera es ofensivo, pero la forma en que lo usó... —Snipe comentó, inclinándose hacia la pantalla—. Bloquear la voz de Nezu, en lugar de simplemente detenerse... es deliberado.
El sonido del altavoz que había sido silenciado aún resonaba en la mente de todos. Todoroki no solo había roto las reglas, había impuesto su voluntad sobre el sistema, un acto que ninguno de los profesores esperaba. Era como si hubiera dejado de preocuparse por las consecuencias.
—¿Podría estar relacionado con lo ocurrido antes de entrar al laberinto? —preguntó Vlad King, el entrenador de la Clase B, volviéndose hacia Nezu—. Sabemos que el entrenamiento ha sido intenso, pero Todoroki no parece el tipo que se desmorona bajo presión.
Nezu entrecerró los ojos, reflexionando por un momento antes de hablar.
—Shoto Todoroki está enfrentando algo más que una simple prueba física —dijo finalmente, su tono medido—. El entrenamiento fue diseñado para presionar sus límites, tanto mentales como físicos. Pero lo que estamos viendo ahora... podría ser un conflicto interno más profundo.
Los murmullos aumentaron entre los estudiantes de la Clase B, que observaban la pantalla con incredulidad.
—¿Qué demonios acaba de pasar? —murmuró Tetsutetsu, sus ojos aún fijos en la figura de Todoroki en la pantalla.
—¿Qué le pasa? —agregó Kendo, cruzándose de brazos—. Esto no es parte del plan, ¿verdad?
—Es como si estuviera... apagado —dijo Reiko, con una preocupación evidente en su rostro—. ¿Qué no se supone que es uno de los mejores de su clase? Hacer algo así, ¿Por qué?
—Lo que hizo fue increíble, pero a la vez... parece tan fuera de lugar —dijo Sen, con la vista fija en la pantalla.
Vlad King, que había estado escuchando los murmullos de su clase, dio un paso adelante, acercándose más a la mesa de los profesores.
—Nezu, ¿qué sigue ahora? Si Todoroki ha roto las reglas, entonces su participación se termina aquí, pero no podemos ignorar lo que está pasando con él.
—Snipe, será mejor que vayas por él —ordenó Nezu finalmente, en un tono calmo pero firme—. La situación está bajo control, pero tenemos que asegurarnos de que reciba la orientación necesaria. Algo lo ha desviado de su curso habitual.
Snipe, quien ya se había levantado, ajustó su sombrero y caminó hacia la puerta con pasos decididos.
—Voy a sacarlo, pero... será difícil acercarse si sigue así. —Ajustó los guantes y echó un último vistazo a la pantalla, donde Todoroki permanecía inmóvil en la sala congelada—. No puedo permitirme tomarlo a la ligera, aunque sea solo hielo.
Nezu asintió, y Snipe desapareció por la puerta, listo para enfrentarse a Todoroki.
Mientras tanto, los murmullos en la sala continuaban. Los estudiantes de la Clase B, aunque desconcertados, no podían evitar sentir una mezcla de asombro y preocupación.
—Es extraño, siempre pensé que Todoroki tenía todo bajo control —murmuró Honenuki, observando a sus compañeros con expresión reflexiva—. Pero... tal vez ser tan fuerte viene con su propio precio.
Kuroiro, con su voz grave, añadió:
—El hielo no es el problema. Es lo que simboliza... el control. Cuando alguien como Todoroki pierde el control, es cuando las cosas se ponen realmente peligrosas.
—¿Realmente perdió el control? —pregunto Monoma—. Parece otra cosa en verdad.
La transmisión tenia cierta interferencia que cortaba la imagen cada ciertos segundos.
Mientras el ambiente en la sala de transmisiones seguía cargado de tensión, todos los presentes sabían que lo que acababa de ocurrir con Todoroki no era solo una infracción de las reglas. Era una señal de que algo estaba cambiando en el corazón de uno de los estudiantes más poderosos de la U.A., y nadie estaba seguro de lo que vendría después.
Una pregunta voló al aire...
¿Por qué?
La atmósfera dentro de la gran sala era casi irrespirable. La quietud que había seguido al estallido de hielo de Todoroki era tan opresiva como el frío que cubría cada superficie. El aire parecía suspendido, y en ese momento todo se sentía distorsionado, como si el tiempo avanzara de forma errática.
Todoroki permanecía de pie frente a Izuku y Momo, su mirada fija, fría, impenetrable.
El hielo que acababa de desatar brillaba a su alrededor, reflejando las luces tenues que colgaban sobre ellos. Pero lo más inquietante no era la devastación de hielo, sino la expresión de Todoroki: una mezcla de furia contenida y una determinación rígida, como si todo a su alrededor, excepto el blanco gélido de su poder, careciera de sentido.
Detrás de él, de pie, estaba Bakugou.
La expresión en su rostro era algo inaudito: perplejidad. No se giraba hacia Todoroki, no lo enfrentaba con su habitual desafío. En su lugar, Bakugou miraba el hielo que cubría la sala, con los ojos entrecerrados, incrédulo por lo que acababa de presenciar. El mismo Bakugou que nunca dudaba, que jamás permitía que algo lo impactara, ahora estaba inmóvil, procesando lo que Todoroki acababa de hacer. Por un segundo, parecía como si incluso él no supiera cómo responder a esa escena.
Momo, con el frío aun punzando en sus extremidades, rompió el pesado silencio. Su voz temblaba ligeramente, no solo por el frío, sino por la tensión que sentía al percibir que algo estaba muy mal.
—Midoriya-san... —susurró, acercándose un poco más a Izuku, su voz cargada de preocupación—. ¿Estás bien?
Izuku, aún impactado por la rapidez con la que todo había sucedido, asintió con un gesto casi automático. Estaba alerta, sus ojos fijos en Todoroki, sin apartarse de la figura de su compañero.
Momo respiró profundamente, tratando de recuperar algo de compostura, y giró hacia Todoroki, sintiendo que necesitaba entender lo que acababa de pasar.
—¿Todoroki-san? —preguntó, dando un paso al frente, aunque su instinto le decía que se mantuviera a distancia—. ¿Qué acabas de hacer?
Todoroki no respondió de inmediato. Sus ojos seguían fijos en Izuku, como si estuviera evaluándolo, o quizás culpándolo de algo que solo él sabía.
La tensión en el ambiente se hacía más pesada, y Momo comenzó a atar cabos. La forma en que Shoto había irrumpido, el hielo que había llenado la sala de manera tan descontrolada, y la expresión que ahora mostraba... no era solo frustración. Era ira, una ira dirigida a Izuku.
Bakugou, desde su lugar, apretó los puños y finalmente habló, aunque su voz sonó contenida.
—Oye... —dijo, con un tono casi apagado—. ¿Qué demonios te pasa?
Aun así, Todoroki no respondió. Momo se mordió el labio, su mente acelerada tratando de procesar lo que estaba ocurriendo. Sabía que había algo más aquí. La forma en que Todoroki miraba a Izuku no era solo por el combate o la situación dentro del laberinto. Había algo mucho más profundo y oscuro en esa mirada.
—Todoroki-san... —repitió, su voz más firme esta vez—. Hay algo mal, ¿verdad?
Las palabras de Momo quedaron suspendidas en el aire. La tensión se volvió palpable, y un momento de comprensión silenciosa se extendió entre ellos. Todoroki seguía inmóvil, pero su respiración, aunque casi imperceptible, era más pesada ahora. La ira que intentaba reprimir estaba a punto de desbordarse, y Momo lo veía con claridad.
—Esto no es solo por el entrenamiento, ¿verdad? —Momo dio un paso más, su mirada fija en los ojos de Todoroki—. ¿Qué es lo que está pasando contigo?
Pero antes de que pudiera responder, el silencio fue interrumpido por un ruido metálico que resonó en toda la sala. Los altavoces del laberinto se activaron, y la voz mecánica y clara de Nezu inundó el espacio.
—Todoroki Shoto —comenzó la voz, solemne y firme—, has infringido las reglas del entrenamiento al destruir una de las estructuras del laberinto. Tu participación queda cancelada inmediatamente.
Nuevamente la voz de la transmisión lucho por ir en contra el hielo que congelaba los parlantes.
Pero...
El aire alrededor de ellos cambió otra vez, y antes de que alguien pudiera reaccionar, el resto de la sala se congeló en cuestión de segundos. Un hielo aún más denso y feroz que antes cubrió todo, subyugando la voz de Nezu.
Nuevamente lo hizo.
El frío se intensificó, y el hielo crujía bajo sus pies. Todoroki se mantuvo inmóvil, pero su poder no dejó de expandirse, como si quisiera reprimir cualquier intento de autoridad que pudiera detenerlo en ese momento.
Izuku no apartaba la vista de él, entendiendo de a poco que lo que Todoroki había hecho no solo era una reacción impulsiva. Algo mucho más profundo lo estaba empujando al borde. Algo relacionado con él, con Izuku, pero aún no podía entenderlo por completo.
El crujir del hielo aún resonaba en la habitación, como un eco distante de la rabia contenida en Shoto Todoroki. El frío se adhería al aire, y parecía que cada respiración era una lucha contra el ambiente congelado. Sus ojos permanecían clavados en Izuku, pero había una oscuridad en su mirada, algo que ninguno de los presentes había visto en él antes.
Momo y Bakugou permanecían en silencio, mientras el hielo seguía en su sitio, cubriendo las paredes, el suelo, como un reflejo de la tormenta interna que Todoroki no había podido contener. Finalmente, Shoto rompió el silencio.
—Es curioso... —murmuró Todoroki, casi para sí mismo—. Cómo tantos buscan redimirse, como si eso pudiera borrar el pasado.
Sus palabras flotaban en el aire helado, cargadas de una calma tensa, peligrosa. Momo frunció el ceño, confusa por el comentario. No era solo lo que decía, sino el tono con el que lo decía, un tono que indicaba que había algo más detrás de esas palabras.
—¿Cuántos asesinos se levantan un día y deciden que pueden cambiar? —continuó, sin apartar la vista de Izuku—. Como si todo lo que han hecho, todo el daño que han causado... pudiera simplemente desaparecer. Como si dijeran: "Ya no soy ese monstruo". ¿Y entonces qué? ¿Todos los perdonan? ¿Todos aceptan que ahora son uno de los buenos?
Momo intercambió una mirada con Izuku, quien permanecía en silencio, los músculos tensos bajo su uniforme. Sabía que había algo en Todoroki que no estaba bien, algo que se había quebrado en su interior y que ahora estaba saliendo a la superficie. Todoroki siguió, su voz firme, pero con una amargura creciente.
—Siempre es lo mismo —prosiguió, y ahora su tono se volvió más dirigido, más enfocado—. Asesinos... monstruos... quieren ser héroes, quieren cambiar. Como si eso borrara todo lo que han hecho.
La tensión en la sala se podía cortar con un cuchillo. El ambiente se sentía aún más pesado con cada palabra de Shoto. La mirada de Bakugou se endureció, pero incluso él no interrumpió. Sabía que algo grande estaba sucediendo, y aunque no comprendía todo, podía sentir la magnitud de lo que estaba en juego.
—¿De qué estás hablando, Todoroki-san? —preguntó Momo, su voz suave, intentando entender. Pero en el fondo, ya empezaba a intuir que todo esto tenía que ver con Izuku.
Finalmente, Todoroki se giró completamente hacia Izuku, y sus palabras dejaron de ser abstractas.
Ahora lo enfrentaba directamente.
—Tú. —La palabra cayó como una sentencia—. Midoriya Izuku... siempre intentando estar del lado de los buenos, ¿verdad? ¿Pero qué eres realmente? ¿Un asesino que intenta redimirse? ¿Un monstruo que quiere cambiar?
Momo sintió un nudo en el estómago.
Las palabras de Shoto eran duras, venenosas. Nunca había escuchado a Todoroki hablar de esa manera, y menos aún con tanto odio. Izuku, aunque no mostró ninguna reacción externa inmediata, claramente estaba procesando lo que Todoroki le estaba diciendo.
—No importa cuántas veces te pongas la capa de héroe, no importa cuántas veces te arrojes al fuego para salvar a alguien. —Shoto avanzó un paso, acercándose más a Izuku, con el hielo crujiente bajo sus pies—. Eso no cambia lo que eres, lo que has hecho. Siempre estarás manchado por lo que llevas dentro. No puedes escapar de eso.
Izuku respiró profundamente, tratando de mantener la calma. Las palabras de Todoroki eran un golpe directo, pero más que eso, eran un reflejo de algo más profundo. Sabía que Shoto no solo estaba hablando de él, sino de algo personal. Algo que había estado guardando durante mucho tiempo.
—¿Sabes lo que es vivir con un monstruo, Midoriya? —La voz de Shoto tembló por un instante—. ¿Ver a alguien tan consumido por su propio poder que no puede pensar en nada más? ¿Ver cómo todo a tu alrededor se destruye por culpa de esa fuerza desmedida?
Izuku permaneció en silencio, sus ojos firmes en los de Shoto.
Había un dolor profundo en sus palabras, y aunque no sabía exactamente de qué hablaba, podía sentir la intensidad detrás de ellas. El silencio entre ambos se volvió insoportable, y finalmente, Momo dio un paso adelante.
—Todoroki-san... —Su voz era suave, llena de preocupación—. Esto no está bien. No es... no es justo lo que estás diciendo.
Todoroki apenas la miró, su atención completamente centrada en Izuku. Momo sintió un escalofrío al ver la expresión de Shoto; estaba consumido por algo mucho más grande que su frustración momentánea. Había una furia contenida, algo que había estado acumulándose por mucho tiempo y que finalmente había estallado.
—No hables de lo que no entiendes, Yaoyorozu —dijo Todoroki, su tono frío como el hielo que cubría la habitación—. Esto no es solo una pelea de entrenamiento. Esto es... mucho más.
Momo retrocedió, entendiendo que, aunque intentaba ayudar, Shoto no estaba dispuesto a escuchar razones. Algo más profundo estaba sucediendo, algo que iba mucho más allá del laberinto, del entrenamiento, o incluso de la academia. Y aunque no podía ver todo el panorama, comenzaba a comprender que Izuku era el centro de esa tormenta interna que devastaba a Shoto.
Izuku, por su parte, mantenía la mirada fija en Shoto, sin retroceder ni un paso. Sabía que había algo más detrás de las palabras de Todoroki, algo que aún no lograba descifrar. Pero también entendía que no era el momento de responder, no cuando la furia de Shoto estaba tan fuera de control.
Finalmente, Todoroki se detuvo, su pecho subiendo y bajando con cada respiración profunda. El hielo a su alrededor crujía con cada movimiento, pero la atmósfera en la sala era más tensa que nunca.
Izuku permaneció en silencio, esperando. Sabía que, en ese momento, cualquier palabra podía hacer que la situación explotara aún más.
La escena entre Izuku y Todoroki comienza a cargarse de una tensión palpable mientras ambos finalmente rompen el silencio. La figura de Todoroki, en su ira contenida, aún era imponente, pero Izuku ya había aprendido a enfrentarse a los fantasmas del pasado. Su mirada no vaciló.
—Lo se... —Izuku habló, su tono bajo pero firme, con una serenidad inquietante—. Tal vez tengas razón. Quizás, como dijiste antes, un asesino nunca deje de serlo. Esa sombra puede perseguir a alguien toda su vida... —sus ojos se desviaron brevemente hacia el suelo, como si el peso de sus palabras recayera por un momento en su conciencia, pero solo fue eso, un momento.
Momo observaba en silencio, sintiendo cómo el aire en la sala parecía volverse cada vez más denso. La calma en la voz de Izuku, que alguna vez la habría sorprendido, ahora le parecía extrañamente natural. Pero en Todoroki, esa serenidad era como una chispa en un barril de pólvora.
—Sin embargo, —continuó Izuku, esta vez levantando la mirada directamente hacia los ojos de Todoroki—. Creo que incluso alguien que tropezó de la peor manera aún puede encontrar otro camino. Siempre hay otra opción... una forma de redimirse, de cambiar. Lo he visto. Lo sé. Porque yo lo viví.
Esas palabras resonaron en Todoroki como un golpe.
Su mandíbula se apretó, y por un momento, Momo pudo ver cómo su semblante se endurecía aún más. Izuku, en cambio, permanecía imperturbable, con una fuerza interior que no se veía afectada por la furia que estaba creciendo frente a él.
—¿Tú? —escupió Todoroki, casi incrédulo, sus manos temblando ligeramente mientras contenía su creciente frustración—. ¿De verdad piensas que puedes redimirte después de todo lo que hiciste? ¿Después de lo que provocaste? —sus ojos ardían de una furia que era más que solo ira; era algo profundamente personal.
La voz de Todoroki se elevaba, resonando en el espacio congelado de la sala, pero Izuku no titubeó.
La intensidad en sus ojos contrastaba con la calma en su postura. Él ya había enfrentado esos pensamientos, esas verdades dolorosas. Cada día de su vida desde que su quirk se había manifestado, desde que se había convertido en el "Laughing Boy", había sido una batalla interna.
Pero ahora, esa lucha lo había fortalecido.
—No estoy negando lo que hice. No busco esconderlo ni olvidarlo. —Hizo una pausa, permitiendo que sus palabras se asentaran—. Pero no voy a permitir que eso defina lo que soy ahora. Aprendí que no se trata solo de lo que hicimos en el pasado, sino de lo que hacemos con lo que somos hoy. No busco redención para que otros me perdonen; busco redención porque sé que puedo ser mejor.
"No eres ni bueno ni malo, solo eras un niño inocente."
Ozda Majiro, aún seguía remanente en su corazón.
Las palabras de Izuku tenían una serenidad tan firme que, en lugar de calmar a Todoroki, solo lo hicieron hervir más.
El hielo en el suelo comenzó a crujir bajo sus pies, reflejando la creciente furia dentro de él. Momo, observando en silencio, comenzó a ver el verdadero núcleo del conflicto que se gestaba entre los dos. Esto no era simplemente una pelea en el laberinto.
—¡No puedes simplemente "ser mejor"! ¡No puedes deshacer lo que hiciste con palabras bonitas! ¡No puedes borrar la sangre que derramaste cuando eras un monstruo! ¡Mi hermano...! —su voz se quebró por un momento, pero rápidamente recuperó el control—. No puedes escapar de eso, Midoriya.
Pero Izuku seguía imperturbable. Su mirada firme, sin rastro de miedo, atravesaba la fachada de Todoroki.
—No estoy intentando escapar —dijo finalmente, con una calma imperturbable que solo avivaba la furia de Todoroki—. Estoy enfrentándolo, cada día. Y sé que no puedo deshacer el daño, pero puedo hacer algo con lo que me queda. No voy a huir de esa verdad.
Todoroki, casi temblando de ira, sintió cómo esas palabras, aunque calmadas, solo lo hacían sentir más impotente.
Esa impotencia, la idea de que Izuku no solo estaba aceptando su pasado, sino que también estaba por encima de él, era más de lo que podía soportar. Izuku, el mismo chico que había matado a tantas personas, que había causado tanto sufrimiento, ahora se presentaba como alguien moralmente superior.
La frustración que había reprimido durante tanto tiempo explotó.
—¡No tienes derecho a seguir aquí! ¡No después de lo que hiciste! ¡No después de que destruiste tantas vidas, de que mi familia...! —su voz se cortó una vez más, pero la furia seguía ahí, palpable—. ¡No puedes simplemente seguir adelante como si nada!
Los ojos de Izuku se afilaron, un destello de rabia contenida surgiendo en su mirada.
Todoroki había tocado una fibra sensible, una que Izuku mantenía oculta bajo capas de serenidad y control. Las palabras "como si nada" reverberaron en su mente, cruzando un umbral que pocos se atrevían a cruzar. Su respiración se aceleró apenas perceptiblemente, pero su postura se mantuvo firme.
Fobos, Six, Eva... Nagant.
Y Ozda... los ecos de los nombres resonaron en su memoria, cada uno de ellos representando cicatrices que jamás desaparecerían, pero que Izuku había aprendido a llevar con la cabeza en alto. No eran solo nombres, eran recordatorios de la carga que había aceptado, de las vidas que habían sido sacrificadas y de los ideales por los que habían luchado.
—¿Cómo...? —La voz de Izuku se quebró al principio, pero rápidamente recuperó el control, esta vez mucho más firme—. ¿Cómo si nada?
El silencio que siguió fue tan denso que parecía que el aire se había congelado junto con el ambiente. Momo, a unos pasos detrás de Izuku, sintió el peso de la tensión en el aire, incapaz de intervenir en lo que claramente era un conflicto mucho más profundo que una simple disputa entre compañeros.
Izuku avanzó un paso hacia Todoroki, y la calma en su rostro desapareció. Aunque su tono seguía controlado, había una furia helada detrás de sus palabras.
—¿Crees que todo esto es "como si nada"? ¿Crees que cargar con la muerte de más de treinta personas, con las vidas que he afectado, es algo que simplemente puedo ignorar? —Izuku respiró hondo, sus ojos fijándose directamente en los de Todoroki—. He pasado cada maldito día desde ese momento tratando de entender cómo vivir con lo que hice. Y no, no es "como si nada".
Todoroki no retrocedió ni un milímetro, pero había una furia creciente en sus ojos, igual de fría y letal que el hielo que controlaba. Sin embargo, Izuku no iba a ceder.
—No sabes lo que es cargar con la vida de personas en tus manos. No tienes idea de lo que significa levantarte cada mañana, sabiendo que tus errores, tu poder, tomaron algo que no podías devolver. —Sus manos temblaban ligeramente, no de miedo, sino de una emoción intensa que había mantenido bajo llave—. Pero aprendí que no se trata de huir de esa culpa. Se trata de aprender a seguir adelante, de hacer algo con el peso que cargas.
Todoroki apretó los dientes, incapaz de contener más su frustración.
—¡Eso es lo que no entiendes! ¡No puedes simplemente "seguir adelante"! ¡No cuando tus acciones destruyeron a tantas personas! ¡Mi hermano...! —Su voz volvió a quebrarse al mencionar a Touya, pero continuó—. ¡Él también creyó que había un "camino", pero todo eso acabó en cenizas!
Momo dio un pequeño paso hacia adelante, queriendo intervenir, pero las palabras entre ambos seguían fluyendo como golpes invisibles.
Izuku frunció el ceño, sabiendo que las heridas de Todoroki eran profundas, mucho más de lo que cualquiera podría entender. Pero no podía dejar que esa narrativa se impusiera sobre lo que él había aprendido, sobre lo que otros le habían mostrado.
—He cometido errores. Pero si algo he aprendido es que no importa lo que hiciste en el pasado, lo importante es lo que decides hacer ahora. Y yo... —su mirada se intensificó—. Yo elegí luchar por un futuro diferente.
La furia de Todoroki era palpable, y su hielo comenzaba a propagarse por el suelo, reflejando el caos que hervía en su interior.
—¡No puedes escapar de eso! ¡No puedes simplemente decir que todo va a estar bien porque elegiste ser mejor! —Su voz se volvía más aguda, cargada de una frustración que llevaba meses acumulándose—. ¡Todo lo que has hecho, todo lo que representas, es un recordatorio de lo que el poder descontrolado puede hacer! ¡Y aun así te atreves a pararte aquí, frente a nosotros, como si fueras el salvador de todos!
"¡GRACIAS MIDORIYA IZUKU!"
Izuku sintió el hielo crujir bajo sus pies, pero no apartó la vista de Todoroki. Sabía que este conflicto no se trataba solo de él; era el eco de algo más profundo en Todoroki, algo que Izuku había tocado sin darse cuenta.
—No estoy tratando de ser el "salvador" de nadie. Solo trato de ser alguien que no vuelve a cometer los mismos errores. Trato de ser alguien en quien las personas puedan confiar, incluso después de lo que hice. —Respiró hondo, consciente de que sus palabras solo enfurecerían más a Todoroki, pero no podía retroceder ahora—. Todos podemos elegir ser diferentes, Todoroki. Pero solo si estamos dispuestos a enfrentar lo que realmente somos.
Todoroki apretó los puños, la ira llenando cada fibra de su ser. No podía soportar escuchar más. Las palabras de Izuku, esa calma moral que lo rodeaba, le hacían sentir impotente, como si todo su odio no tuviera sentido.
—¡Basta! —gritó finalmente Todoroki, desatando una ráfaga de hielo que recorrió el suelo como una ola gélida, acercándose peligrosamente a Izuku.
Pero Izuku no se movió.
Dejó que el hielo se acercara, sin temor en su mirada.
Y mientras el frío lo rodeaba, Izuku habló por última vez, su voz tranquila pero llena de resolución.
—No puedes vencerme con odio, Todoroki. No puedes destruirme con las mismas emociones que te están consumiendo.
—————[Ya no.]—————
Esas palabras fueron el golpe final. Todoroki se detuvo, jadeando, con las manos aun temblando por la ira. Sabía que Izuku tenía razón, pero admitirlo... era más de lo que podía soportar.
El hielo que Todoroki había desatado comenzó a ralentizarse, deteniéndose a solo centímetros de los pies de Izuku.
El silencio que siguió fue casi tangible, pesado y sofocante. El único sonido que se escuchaba en la habitación era el crujido lento pero constante del hielo fracturándose bajo la presión, como si el mismo ambiente no pudiera soportar la tensión entre los dos.
Momo, que observaba desde una distancia prudente, sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
Las miradas de ambos, Todoroki e Izuku, eran como fuerzas opuestas que se resistían a ceder. Ella no podía decidir si dar un paso adelante o quedarse inmóvil. Había algo en la quietud de Todoroki, algo siniestro que hacía que el aire se volviera aún más helado.
Y entonces, el silencio se rompió.
*Ja...*
No por una palabra, no por un ataque, sino por una risa.
*Ja, Ja...*
Al principio, fue baja, casi imperceptible, pero creció rápidamente, resonando en la sala vacía.
*JA, JA, JA*
La risa de Todoroki.
*¡¡¡JAJAJAJAJA!!!*
Momo observaba con incredulidad mientras la risa de Todoroki se convertía en una carcajada completa, un sonido que no parecía encajar con la seriedad de la situación. La sonrisa que se formaba en el rostro de Todoroki era inquietante, llena de una emoción que parecía desbordarse de los límites de la razón.
—¿No puedes vencerme con odio, eh? —dijo Todoroki entre risas, mientras se llevaba una mano a la frente, casi como si estuviera reflexionando sobre lo absurdo de la situación—. Quizás tienes razón, Midoriya. Quizás con odio no pueda. Entonces... Tal vez deba hacerlo a la fuerza.
Izuku no respondió de inmediato, sus sentidos ya estaban en alerta máxima. Un ligero escalofrío recorrió su columna vertebral cuando, de repente, sintió que su sensor de peligro se activaba, como si una alarma interna se hubiera disparado. El ambiente cambió en un instante.
INTRODUCIR: SACRIFICE - MAFUMAFU
*¡ZOOONK!*
Casi sin previo aviso, el hielo bajo los pies de Todoroki se agitó violentamente, disparando picos filosos en la dirección de Izuku. El ataque fue rápido, inesperado, pero Izuku ya estaba en movimiento antes de que los picos siquiera lo alcanzaran. Con una agilidad increíble, dio un salto hacia un lado, esquivando por poco los afilados proyectiles que perforaron el suelo donde él había estado de pie segundos antes.
El crujido ensordecedor del hielo rasgando el suelo llenó la sala, y por un breve instante, todo quedó en una calma tensa.
Izuku aterrizó con suavidad a unos metros de distancia, sus ojos ahora mucho más atentos. La sorpresa cruzó su rostro, no por haber esquivado el ataque, sino por la intensidad de este. Sabía que Todoroki estaba molesto, pero esto era diferente. Había un nivel de agresión que nunca había visto en él.
Ambos quedaron cara a cara, el ambiente cargado de electricidad.
El aire estaba tan frío que se podía ver el vapor escapando de sus bocas con cada respiración. Izuku, a unos metros de distancia, observaba a Todoroki con una mezcla de preocupación y determinación. Todoroki, por su parte, no apartaba la vista de Izuku, sus ojos llenos de rabia mientras preparaban su próximo movimiento.
Izuku respiraba profundamente, pero no dejaba que su rostro traicionara su calma.
—Todoroki... —comenzó Izuku, tratando de mantener un tono neutral, aunque sabiendo que las palabras ya no serían suficientes para calmarlo.
—¡No digas mi nombre como si me entendieras! —interrumpió Todoroki, su voz temblando de furia—. ¡No tienes idea de lo que siento, de lo que he tenido que soportar!
Izuku apretó los puños, sin apartar la mirada de Todoroki.
—Puede que no lo entienda. Puede que no entienda porque te sientes así —Izuku se alzó—. Pero no tiene por qué ser así. No dejes que ese odio te consuma.
Todoroki dio un paso adelante, el suelo crujía bajo sus pies mientras el hielo continuaba extendiéndose a su alrededor, una manifestación física de la furia que lo embargaba.
—¿Dejar que me consuma? —repitió Todoroki con una sonrisa torcida—. No entiendes nada, Midoriya. ¡Nada! Tú siempre hablas de segundas oportunidades, de redención. Pero, ¿qué pasa cuando ya no hay redención posible?
Izuku cerró los ojos por un segundo, intentando mantener su compostura.
[Siempre hay un camino...]
Cuando abrió los ojos de nuevo, su mirada se encontró con la de Todoroki, que ahora estaba completamente concentrado en él, listo para atacar de nuevo.
Izuku sabía que Todoroki estaba preparado para pelear, y aunque no quería enfrentarse a él de esta manera, no podía ignorar el peligro que representaba ahora.
La sala, cubierta por el hielo de Todoroki, parecía haberse transformado en un campo de batalla personal, un lugar donde ambos jóvenes, cargados con sus propias cargas y traumas, tendrían que enfrentarse cara a cara.
Los ojos de Todoroki brillaban con una furia que no había mostrado antes, y su cuerpo se tensaba, listo para desatar su próximo ataque. Izuku, sin embargo, seguía firme, sabiendo que, aunque Todoroki atacara con todo lo que tenía, él no cedería.
—Todoroki... —murmuro, su voz apenas un susurro—. No quiero hacer esto... pero si es lo que necesitas... no voy a detenerme.
Antes de que pudiera moverse, una figura apareció en su campo de visión. Era momo que, con una expresión determinada se antepuso entre ambos.
—¡Por favor, no lo hagan! —grito desesperada, extendiendo las manos hacia ambos. ¡No tiene que ser así!
Su voz resonaba con fuerza, intentando ser la mediadora entre las emociones desbordantes de ambos jóvenes. Pero antes de que pudiera avanzar más, el hielo bajo los pies de Todoroki se agito de nuevo, disparándose hacia momo en una oleada implacable pero antes de alcanzarla...
*¡RUMBLE!*
"Un relámpago..." pensó Bakugou cuando en sus oídos retumbo el sonido estridente dentro de la sala.
Momo habia desaparecido.
"Solo me distraje un segundo..." desde el reojo de su mirada, Todoroki observo el lugar del cual Izuku habia desaparecido.
—Ella no tiene nada que ver con esto —espeto Izuku, su voz afilada—. Esto es entre tu y yo.
Izuku frunció el ceño. Su preocupación por Momo era evidente. "A este punto, siendo congelada por tercera vez seguramente su piel seria gravemente lastimada." Aunque Todoroki estuviera fuera de sí, y que cualquier intento de razonar fuera inútil, Izuku no pudo evitar sentirse iracundo.
—Quédate aquí, Yaoyorozu-San —ni si quiera se tomó la molestia de ver a Todoroki—. Por favor.
Momo se quedo en shock. La expresión de Izuku... ¿Qué clase de mirada era esa? Irguió su espalda y los relámpagos esmeralda comienzan a unirse unos con otros mientras que el velo ardiente de energía lo recubría.
—Siente todo el odio que quieras. Frústrate con el mundo como contigo mismo si así lo deseas. Pero... —Izuku se detuvo por un segundo. Volvió su mirada de reojo a Todoroki—. No involucres a personas inocentes en tu ira.
Se dio la vuelta.
[¿Crees que no tengo idea?]
¿Qué era lo que sentía Todoroki? Era acaso... ¿Frio? ¿Por usar su quirk? ¿O quizás...?
[Cargar con tanto odio dentro de ti, con tanta culpa que no puedes escapar de ella. Ver todo lo que creías destruirte frente a ti... el que no tiene idea eres tú.]
Se pudo escuchar el crujir de su puño izquierdo. Todoroki gruño y tenso su espalda ignorando el frio en su columna.
Izuku desapareció en un segundo.
—¡¿—?!
El corazón de Todoroki se detuvo.
[¿Quieres pelear conmigo?]
El eco en la sala proveniente de todos lados sacudió los sentidos de Todoroki mientras que a su alrededor destellos verdes iban y venían alrededor suyo sin que este pudiera saber a donde iban o de donde venían.
[No esperes que sea tan fácil.]
Todoroki creo un puro puntal de hielo.
*¡KRAAAASH!*
Apenas salieron los picos de hielo del suelo fueron destruidos y Todoroki fue arrojado hacia un lado.
[Así que ve con todo si tu intención es lastimarme.]
Todoroki jadeo, casi con la baba colgándole de la ira.
[Por que ya sea con tu odio, o con tu poder actual...]
Cuando Todoroki puso su pie derecho en el suelo, aquel destello esmeralda estaba a su costado con el puño en ristre hacia su costado. Con medio rostro de Izuku en el costado del suyo.
[Es imposible que me alcances.]
Con el puño izquierdo en su costado, la siguiente palabra que Todoroki escucho en su cabeza fue...
—————SMASH—————
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top