71.GRATITUD.
~Tiempo atrás~
Los viajes en tren, incluso a bordo del famoso tren bala, eran para Kazuho una experiencia contradictoria. Por un lado, maravillado por la velocidad y la tecnología que lo mantenía suspendido magnéticamente sobre los rieles, experimentaba una sensación de ligero vértigo al pensar en la fragilidad de esa estructura en comparación con la velocidad vertiginosa a la que se desplazaba. Cada trayecto era un recordatorio del delicado equilibrio entre la innovación y el riesgo, una danza tensa entre la admiración por la ingeniería y la inquietud por lo impredecible del futuro.
A pesar de la aprensión, Kazuho encontraba placer en estos viajes. La sensación de flotar sobre el paisaje, observando cómo se desvanecían los kilómetros bajo sus pies, le permitía desconectar de la rutina diaria y sumergirse en la contemplación de paisajes cambiantes y ciudades efímeras que se deslizaban a su paso. Cada instante a bordo del tren bala era un momento de introspección, donde la velocidad del viaje se mezclaba con la calma interior, creando un espacio único donde el tiempo parecía dilatarse y contraerse al mismo tiempo.
Así, entre la fascinación por la tecnología puntera y la cautela por la vulnerabilidad humana frente a la máquina, Kazuho encontraba en cada viaje en el tren bala una oportunidad para explorar tanto el mundo exterior como su propio mundo interior.
—Deberíamos estar llegando aproximadamente en una hora o algo así —dijo una voz femenina al frente de Kazuho, sacándola momentáneamente de sus pensamientos.
—¿Hmm? -respondió ella, girando lentamente hacia su amiga.
Ella suspiró, visiblemente molesta.
—¿Puedes prestarme algo de atención al menos? Estoy aquí contigo, aunque no deberíamos estar tan lejos de la universidad, y los exámenes están a la vuelta de la esquina.
Kazuho apartó la mirada de la ventana y la centró en ella, notando la tensión en su expresión. Su amiga era una joven con el cabello oscuro recogido en un desordenado moño y unos anteojos enormes que le daban un aire intelectual, pero ahora reflejaba preocupación en sus ojos.
—Lo siento, Kaori -dijo Kazuho finalmente, consciente de haberla descuidado. —Es solo que estos viajes me ponen un poco nerviosa.
Kaori suspiró de nuevo, aunque esta vez con una mezcla de resignación y comprensión.
—Lo entiendo, Kazuho, pero no dejes que eso te desconecte completamente. La universidad y los exámenes son importantes, ¿recuerdas?
Asintiendo, Kazuho intentó apartar sus preocupaciones y concentrarse en el presente. La rapidez del tren bala y el paisaje que pasaba velozmente por la ventana normalmente la fascinaban, pero esta vez su mente estaba en otro lugar. Observó a Kaori, agradecida por su compañía constante y su capacidad para recordarle lo que realmente importaba.
—Tienes razón, Kaori. Gracias por estar aquí -dijo sinceramente, esbozando una pequeña sonrisa.
La cabellera rosada de Kazuho se agitaba ligeramente mientras sus ojos del mismo tono recorrían el paisaje que se deslizaba más allá de la ventana del tren. A su lado, el ordenador descansaba sobre la mesa compartida con Kaori, quien notó de inmediato la inquietud de su amiga.
—¿Crees que ella querrá hacerlo? —preguntó Kaori, rompiendo el silencio tenso que se había instalado entre ellas.
Kazuho suspiró, una mezcla de preocupación y determinación en su expresión.
—No lo sé realmente. Hablamos por teléfono y no parecía muy convencida, pero al menos logré que accediera a reunirnos.
Kaori asintió, recordando la conversación previa que había presenciado entre Kazuho y su antigua compañera.
—¿Me repites de dónde la conoces?
Kazuho se tomó un momento antes de responder, ordenando sus pensamientos.
—En secundaria éramos... ¿cómo decirlo? No exactamente cercanas. De hecho, casi ni nos hablábamos.
La confesión hizo que Kazuho se sintiera incómoda. Recordar aquellos días no tan lejanos en los que su relación con esta persona había sido fría e indiferente no era fácil, especialmente ahora que estaban a punto de encontrarse nuevamente bajo circunstancias diferentes.
Kaori apoyó suavemente la mano en el brazo de Kazuho, mostrando comprensión.
—Las personas cambian, Kazuho. Tal vez esta sea una oportunidad para reencontrarse y establecer algo nuevo.
—Eso lo entiendo, pero reencontrarse solo para pedirle un favor me parece un poco... ¿egoísta? ¿hipócrita? —Kaori frunció el ceño, expresando sus reservas mientras miraba a Kazuho con preocupación. La luz del tren bala se filtraba por la ventana, iluminando sus rostros en el pequeño compartimento.
Kazuho bajó la mirada hacia la mesa entre ambas, donde el ordenador reposaba como un testigo silencioso de su conversación. Sentía un nudo en el estómago, una mezcla de ansiedad y remordimiento. Hablar de esta manera le traía recuerdos incómodos de una relación que nunca había florecido como esperaba.
—La verdad es que nunca tuve una gran cercanía con ella —continuó Kazuho con sinceridad-. Después de todo lo que pasó, intenté acercarme varias veces, pero siempre se apartaba. Descubrí más tarde que estaba involucrada en cosas de informática y eso.
Kaori asintió comprensivamente, pero su gesto seguía reflejando preocupación. Ella conocía bien a Kazuho, sabía de su naturaleza reflexiva y sensible, especialmente cuando se trataba de relaciones pasadas que no habían prosperado.
—Entiendo cómo te sientes, Kazuho -dijo Kaori suavemente, eligiendo sus palabras con cuidado-. Pero las personas cambian, insisto. Y tal vez ahora ella esté dispuesta a escucharte. A veces, las circunstancias pueden abrir puertas que antes estaban cerradas.
Kazuho asintió lentamente, pero su autocuestionamiento persistía. Se sentía mal consigo misma por no haber sido más amable o comprensiva en el pasado. ¿Cómo podía esperar recibir ayuda ahora, cuando ella misma no había sido la mejor amiga en aquel entonces?
—No me siento bien conmigo misma —confesó Kazuho con sinceridad, buscando el apoyo de Kaori—. Si no fui lo suficientemente amable o amigable con ella en el pasado, ¿qué derecho tengo ahora de pedirle un favor?
Kaori suspiró, moviéndose más cerca de Kazuho para ofrecerle consuelo.
—Todos cometemos errores, Kazuho. Es parte de ser humano. Lo importante es que estás dispuesta a reconocerlo y tratar de enmendarlo. Tal vez esta sea una oportunidad para mostrarle que has cambiado, que estás dispuesta a ser diferente.
INTRODUCIR:VIGNETTE- KENSUKE USHIO
—¿Tal vez una disculpa antes o después de pedirle el favor mejore las cosas? ¿Tú qué opinas, Kaori? -preguntó Kazuho, tratando de desviar la seriedad del momento con un toque de nerviosismo y humor.
Kaori suspiró profundamente, dejando caer su mirada por un instante antes de volver a encontrarse con los ojos de su amiga, esta vez con una expresión más seria y comprensiva.
—¿Tan importante es este chico para ti? —preguntó Kaori con delicadeza, sabiendo que detrás de la pregunta había mucho más que una simple curiosidad.
Kazuho se tomó un momento antes de responder, sintiendo la intensidad de la pregunta resonar en su interior. El silencio en el compartimento del tren parecía amplificar el peso de sus pensamientos y emociones.
—Es complicado, Kaori -comenzó Kazuho lentamente, eligiendo sus palabras con cuidado-. No solo se trata de él, sino también de lo que representa este favor para mí. Quiero que las cosas estén bien entre nosotros, pero también quiero hacer lo correcto.
Kaori asintió, captando la complejidad de la situación de su amiga. Sabía que Kazuho no tomaba las relaciones ni los compromisos a la ligera, y que siempre buscaba encontrar el equilibrio entre sus propios deseos y las expectativas de los demás.
—Entiendo lo que pasó entre ustedes, y puedo decirlo sin tapujos —continuó Kaori con sinceridad-. Estuve a tu lado en las entrevistas, y sé lo lejos que has llegado por esto. Pero, ¿realmente vale la pena arriesgarlo todo de nuevo?
Kazuho se quedó en silencio, absorbida por las palabras de Kaori y por las reflexiones que había evitado durante tanto tiempo. La idea de disculparse antes de pedir un favor resonaba profundamente en ella, desenterrando viejas emociones y remordimientos que había preferido dejar en el pasado.
—Las personas necesitan la verdad -declaró Kazuho finalmente, su voz resonando con una mezcla de determinación y vulnerabilidad. Sabía que no podía seguir adelante sin abordar los errores del pasado, aunque eso significara enfrentar consecuencias inciertas en el presente.
Kaori la miró con una mezcla de orgullo y preocupación, reconociendo la valentía de su amiga para enfrentar la verdad, incluso cuando era dolorosa. En ese momento, a bordo del tren que las llevaba hacia un destino incierto, Kazuho y Kaori compartieron un momento de conexión profunda, marcado por la sinceridad y la búsqueda de la autenticidad en medio de las complejidades de la vida.
Kazuho, junto a Kaori, descendieron del tren bala en la animada ciudad de Hosu, donde se celebraría la crucial reunión. La luz del sol brillaba intensamente, encandilándola brevemente mientras ajustaba sus anteojos y respiraba profundamente, preparándose para lo que venía.
En su mente resonaban las palabras que había repetido mentalmente una y otra vez:
[Incluso si me considera una hipócrita, aun si solo me ve como una aprovechada... si tengo que arrodillarme lo voy a hacer. No conozco a nadie más con esa habilidad. Aiba-san, solo en ti puedo confiar.]
A pesar de las dudas y temores, estaba decidida a seguir adelante, consciente de que esta solicitud era más que un simple favor.
Mientras se dirigían hacia el lugar de la reunión, Kazuho fue invadida por recuerdos de Kuroiwa-san y Koichi, dos personas importantes en su vida que habían dejado una marca profunda en su corazón. Sentía cómo el valor y la determinación crecían en ella, impulsándola a persistir a pesar de las adversidades.
Sin embargo, también era consciente de la injusticia de pedirle este favor a Aiba-san. Recordaba con pesar cómo nunca había intervenido cuando ella había sido marginada y apartada por los demás. Pero Kazuho sabía que esta vez necesitaba ayuda desesperadamente.
Su objetivo era claro: quería que el mundo conociera la verdad sobre el sacrificio de Midoriya Izuku y Miruko en Osaka. La lucha feroz que habían librado para proteger a los inocentes, a pesar de los intentos del gobierno por ocultarlo. Kazuho estaba decidida a revelar la verdadera identidad de quien todos consideraban un asesino, demostrando que Midoriya Izuku no era Laughing Boy, sino un verdadero héroe.
Con cada paso hacia adelante, Kazuho se preparaba para enfrentar las consecuencias de sus acciones, consciente de que el camino no sería fácil. Pero estaba lista para luchar hasta el final para mostrar la verdadera luz que brillaba detrás de la oscuridad de los malentendidos y las acusaciones injustas.
Con una mano sobre su pecho, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza, Kazuho tomó todo el valor que pudo reunir. Junto a Kaori, avanzaron decididas hacia el gran claro bañado por una brillante luz en el centro de la estación de tren. Era el lugar donde esperaban que su petición fuera escuchada y, esperanzadamente, cumplida.
Kazuho sabía lo que estaba en juego. Si tenía que rogar, lo haría sin vacilar, movida por la memoria del chico que había arriesgado su vida por ella. Cada paso hacia adelante resonaba con determinación y propósito, con la firme convicción de que esta causa era más grande que cualquier orgullo o temor.
El ruido distante de los trenes y el murmullo de la multitud en la estación se desvanecieron a medida que se acercaban al claro central, donde la luz del sol parecía bendecir el camino que habían elegido tomar. Kaori caminaba a su lado, apoyándola con su presencia tranquilizadora, una amiga cuya confianza era un ancla en medio de la incertidumbre.
Cada segundo que se acercaban al claro representaba un compromiso renovado con la causa que habían abrazado. Kazuho sabía que estaba en deuda con aquel que había demostrado tal valentía y sacrificio por ella. No solo estaba luchando por su propio sentido de justicia, sino también por honrar la memoria y la verdad de alguien que había cambiado su vida de manera irreversible.
Finalmente, llegaron al centro del claro, donde la luz del sol brillaba con intensidad sobre ellas. Kazuho respiró hondo, preparándose para pronunciar las palabras que cambiarían el curso de su destino y el de aquellos a quienes quería proteger y honrar.
Con el corazón en la garganta y los ojos fijos en el horizonte, Kazuho se dispuso a rogar, si fuera necesario, por el bien de aquel chico que había arriesgado todo por ella.
[Aiba-San... yo te lo pido.]
INTRODUCIR: SET YOUR HEART ABLAZE-HURAKION
Kazuho estaba sentada en la sala de su hogar, absorta frente al televisor, con lágrimas resbalando por sus mejillas. Después de tanto tiempo, finalmente se estaban transmitiendo los videos que había conseguido de las cámaras de seguridad de la ciudad, las cientos de entrevistas que había realizado y toda la información recopilada sobre la lucha en Osaka. Todo esto se revelaba ante todo Japón.
El sueño de Kazuho se estaba haciendo realidad. Aiba, su compañera de secundaria a quien había recurrido en busca de ayuda, había jugado un papel crucial para que todo esto sucediera.
En la pantalla, las imágenes mostraban la verdadera historia detrás de Midoriya Izuku y Miruko, quienes habían luchado valientemente para proteger a los ciudadanos durante el caos en Osaka. La narrativa oficial había sido desafiada, y gracias al esfuerzo incansable de Kazuho y el apoyo de Aiba, la verdad finalmente salía a la luz.
Las lágrimas de Kazuho no solo eran de alivio, sino también de gratitud y admiración por Aiba, quien había sido clave en hacer posible este cambio. La sensación de haber cumplido con su misión, de haber luchado por la justicia y la verdad, llenaba su corazón de una satisfacción profunda.
En ese momento, Kazuho comprendió el poder transformador de la perseverancia y la amistad. Aiba no solo había sido una aliada en esta lucha, sino también alguien en quien Kazuho había encontrado la fuerza y la confianza para seguir adelante, incluso cuando las cosas parecían imposibles.
Mientras continuaba viendo cómo se desarrollaba la transmisión en la televisión, Kazuho sintió una sensación de paz interior. Había hecho lo correcto al pedir ayuda, al buscar la verdad y al honrar la memoria de aquellos que habían sacrificado tanto.
El hogar ahora estaba lleno de una atmósfera de realización y esperanza renovada. Gracias a Kazuho y a Aiba, el mundo ahora podía conocer la verdadera historia de Midoriya Izuku y su heroísmo en Osaka.
Simultáneamente a esto, viajando a través de los cielos de Japón, desde Osaka hasta Tokio el desastre seguía ocurriendo.
—¡¡¡RAAAAAAAAAAAAAARHGGGG!!!
El rugido ensordecedor de Izuku resonaba en lo más alto mientras la brumosa oscuridad se extendía desde su cuerpo en forma de látigos negros. Los tentáculos se retorcían y enlazaban, uniendo las partes dispersas del edificio destrozado. Estaba de pie en el pilar central, su rostro contorsionado por el esfuerzo, mientras los látigos negros envolvían a Hawks, Yu y Nagant, protegiéndolos del colapso inminente que Izuku luchaba por evitar.
Los látigos se movían con una precisión casi sobrenatural, asegurando vigas sueltas y paredes a punto de caer. La energía desbordante de Izuku manifestaba su determinación y poder, canalizándose en un esfuerzo titánico por mantener intacta la estructura que amenazaba con desmoronarse.
Hawks miraba con asombro mientras los látigos negros lo envolvían, proporcionándole un refugio inesperado en medio del caos. Yu y Nagant, sorprendidas, permanecían junto a Izuku, quienes habían sido llevados hasta él por la voluntad de sus acciones heroicas.
El ambiente estaba cargado de tensión y urgencia, pero también había un aire de esperanza.
En el centro de la devastación, Izuku se convertía en un faro de resistencia, una fuerza imparable que no solo protegía a aquellos a su alrededor, sino que también inspiraba a otros a seguir su ejemplo. Su determinación ardiente y su poder desatado eran la viva imagen de lo que significaba ser un héroe en tiempos de crisis.
La escena era un testimonio del sacrificio y la valentía de quienes estaban dispuestos a arriesgarlo todo para proteger a los demás, recordando a todos que incluso en los momentos más oscuros, la luz de la esperanza siempre podía brillar más fuerte.
[¡L-Lo recuerdo...!]
El interior de Izuku se estaba transformando en una esfera de energía arcoíris, una luminosidad intensa que se expandía desde el centro de su pecho hacia cada rincón de su ser. Esta energía fluía a través de él, irradiando una fuerza que desafiaba cualquier límite conocido.
A medida que la energía arcoíris se acercaba a la superficie de su piel, algo cambiaba. La luminosidad y los colores vivos se volvían oscuros y profundos, transformándose en látigos negros que se desprendían de su cuerpo con fuerza implacable.
Izuku estaba completamente concentrado, sus ojos brillaban con una determinación feroz mientras dirigía los látigos hacia el edificio devastado. Cada movimiento era preciso, cada látigo negro encontraba su objetivo y aseguraba una parte del edificio, impidiendo que se desmoronara por completo.
La esfera de energía arcoíris seguía girando dentro de él, alimentando continuamente su capacidad para controlar y dirigir los látigos negros con precisión quirúrgica. Era un espectáculo impresionante y a la vez desconcertante, una muestra de poder que desafiaba las leyes de la física y la comprensión humana.
Hawks, Yu y Nagant observaban con asombro desde donde estaban protegidos por los látigos negros. Habían sido testigos de la evolución de Izuku, de cómo había canalizado y dominado esta energía única para convertirse en un protector formidable en medio del caos.
En el corazón de la destrucción, Izuku se había transformado en un ser de luz y sombra, una fuerza de naturaleza dual que encarnaba tanto la esperanza como la determinación desenfrenada. Su capacidad para enfrentar y controlar la adversidad era un recordatorio poderoso de lo que significaba ser un verdadero héroe.
La esfera de energía arcoíris continuaba girando, alimentando la resistencia de Izuku mientras él seguía defendiendo con todo lo que tenía, su cuerpo resonando con la fuerza del universo.
[¡Daigoro Banjo!]
El edificio, rodeado por esas telarañas negras de energía desbordante, finalmente comenzó a estabilizarse. Los látigos negros de Izuku actuaban como anclas, sujetando cada sección del edificio que amenazaba con colapsar. Con movimientos precisos y poderosos, guiados por la esfera de energía arcoíris dentro de él, Izuku lograba revertir el caos que había reinado momentos atrás.
Los cuatro pisos que habían estado a punto de caer ahora se movían lentamente hacia su posición original, como si el tiempo retrocediera antes de la explosión del helicóptero. Las vigas retorcidas se enderezaban, las paredes agrietadas se cerraban y los escombros comenzaban a volver a unirse como si obedecieran las órdenes silenciosas de Izuku y su poder sobrenatural.
Para Izuku, el esfuerzo era monumental, pero su determinación no flaqueaba. Cada movimiento estaba impregnado de su voluntad de proteger, de sanar y de restaurar lo que estaba roto. La esfera de energía arcoíris seguía girando dentro de él, alimentando su capacidad para mantener el control sobre los látigos negros y dirigirlos con precisión quirúrgica.
[El quinto usuario del One For All... ¡Poseedor del Látigo Negro!]
En pleno uso de sus facultades, Izuku se sumergió en sus recuerdos, buscando entender más sobre el poder que ahora fluía a través de él. Las palabras del hombre resonaban en su cabeza como un eco persistente:
"Controla tu corazón y controlarás el poder".
Recordó el momento en que esas palabras fueron pronunciadas, la intensidad en los ojos del hombre que las dijo. Era un consejo que en ese momento parecía abstracto, pero ahora cobraba un significado profundo y práctico. Controlar su corazón no solo significaba dominar las emociones, sino también encontrar un equilibrio interior que le permitiera dirigir y utilizar su poder de manera efectiva y sin riesgos.
La esfera de energía arcoíris dentro de él continuaba girando, emanando una fuerza que respondía a su voluntad, pero ahora Izuku comprendía que su capacidad para canalizar este poder iba más allá de la simple habilidad física. Era una cuestión de conexión emocional y espiritual con el poder que residía dentro de él.
Mientras los látigos negros seguían asegurando el edificio y restaurando su integridad, Izuku se centraba en calmar su mente, en encontrar la serenidad en medio del caos. Cada pensamiento era una pieza del rompecabezas, cada emoción era un hilo que tejía su control sobre la energía que manifestaba.
En un momento de calma relativa, Izuku cerró los ojos, permitiéndose absorber completamente la lección que estaba aprendiendo. Controlar su corazón no significaba suprimir sus emociones, sino comprenderlas y utilizarlas como combustible para su determinación y habilidad de acción. Era la clave para convertir su poder en una fuerza que no solo protegiera, sino que también sanara y restaurara.
Cuando finalmente abrió los ojos, la esfera de energía arcoíris brillaba con una intensidad renovada. Los látigos negros se movían con una gracia y precisión impecables, reflejando la tranquilidad interior que Izuku había encontrado. Era un momento de epifanía, un paso crucial en su evolución como héroe y como persona.
En el corazón de la destrucción convertida en renovación, Izuku Midoriya se erigía como un símbolo de cómo el dominio de uno mismo podía desatar un poder más grande de lo imaginado. Con cada respiración, con cada gesto, él demostraba que controlar su corazón no era solo una habilidad, sino un arte que definiría su legado como héroe.
Entre la realidad y la nebulosa de su mente, se produjo un vuelco abrupto, una fusión de ambos mundos que trajo consigo un torrente de recuerdos. Aquella noche en la antigua casa de los Shimura, donde la esencia del One For All resonó con fuerza en su ser, desencadenó una oleada de memorias no todas tan acogedoras. Recordó claramente las conversaciones con los antiguos sucesores del poderoso legado, quienes al principio lo vieron con escepticismo y rechazo. Para ellos, era un intruso en un círculo sagrado, alguien cuya presencia desafiaba las tradiciones arraigadas. Sin embargo, con el paso del tiempo y a medida que compartían sus historias y penas, algunos de ellos comenzaron a ceder. No fue una aceptación fácil ni instantánea, sino más bien un reconocimiento forjado en la adversidad compartida y en la necesidad mutua de preservar el legado del One For All.
Rodeado por las sombras ominosas de los ocho sucesores anteriores, Izuku se inclinó hacia delante, su mirada perdida en el abismo que se abría bajo sus pies. La superficie del pilar donde estaba parado comenzaba a crujir y agrietarse, como si el peso de su destino y el poder que portaba estuvieran desgarrando la realidad misma.
Su corazón latía desbocado, como un tambor en una danza frenética. Cada pulsación resonaba en su pecho, una mezcla de temor y determinación que lo hacía sentir como si estuviera al borde de un abismo emocional y físico. La esfera de energía arcoíris, pulsante en el centro de su pecho, ahora destellaba de manera intermitente y débil, como una llama que lucha por mantenerse encendida en medio de una tormenta.
Los látigos negros que brotaban de su piel, manifestaciones visibles del poder del One For All, también comenzaban a desvanecerse. Aquellas extensiones oscuras y vivas, que antes irradiaban fuerza y dominio, ahora se enroscaban lentamente, perdiendo su fulgor y mostrando señales de agotamiento. El poder que había sido su escudo y su espada, la fuente de su fuerza y valor, ahora parecía escaparse entre sus dedos como arena fina.
En ese momento crítico, rodeado por la presencia imponente de sus predecesores, Izuku se enfrentaba no solo a un desafío físico, sino a una prueba de su determinación y resistencia. La batalla no solo era contra un enemigo visible, sino también contra sus propios límites y el peso de la responsabilidad que llevaba sobre sus hombros.
Hawks se percató de la situación con claridad alarmante: Izuku estaba al límite. Aunque el edificio ya no se derrumbaba a su alrededor, la desaparición inminente de los látigos de energía era motivo de gran preocupación. No podía prever con certeza las consecuencias, pero intuía que serían desastrosas.
Agitó su mirada hacia Izuku y luego hacia su lado, donde Yu permanecía en estado de shock. Aún aturdida por todo lo que estaba presenciando, no comprendía completamente la magnitud de lo que ocurría frente a ella. Pero podía sentir que se encontraba frente a alguien verdaderamente extraordinario.
No sabía de dónde provenía ese poder ni le interesaba investigarlo en ese momento. Lo único que deseaba Hawks era reconectar con lo que había perdido durante esa tumultuosa noche.
Con un esfuerzo concentrado, Hawks cerró los ojos y trazó un plan, una idea sencilla pero determinante. Sus plumas dispersas por los alrededores del edificio debían estar ahí, algunas al menos, suficientes para formar alas robustas y sacar a todos de ahí.
Era un plan arriesgado, uno que Hawks había desechado en circunstancias más seguras. Sin embargo, ahora, con el edificio estabilizándose, pero Izuku al límite de sus fuerzas, se encontraba ante una encrucijada desesperada.
Con los ojos cerrados, Hawks se sumergió en sus pensamientos, trazando meticulosamente cada paso de su estrategia. Recordó dónde había dispersado sus plumas por los alrededores del edificio durante el caos previo. Sabía que algunas debían estar aún intactas, lo suficiente para formar alas robustas y llevar a todos a salvo de ese lugar.
Aunque había rechazado esta idea antes, ahora no tenía otra opción. Era su última jugada, una apuesta arriesgada que podría ser la única esperanza de salvar a Izuku y a los demás presentes.
El poder de Izuku titubeó una vez más y su cuerpo se inclinó peligrosamente hacia adelante, casi como si estuviera al borde de colapsar. Hawks observaba con creciente preocupación, sintiendo la urgencia apremiante de la situación.
—¡Yu! —exclamó Hawks, proyectando su voz con determinación a través del caos que los rodeaba. Un jadeo escapó de los labios de Yu, quien parecía aturdida por la magnitud del momento—. ¡Tienes que transformarte!
Su llamado resonó en el aire tenso, cargado de la desesperación de quien sabe que cada segundo cuenta. Sabía que la transformación de Yu, si lograba llevarla a cabo a tiempo, podría ser la única oportunidad para revertir el curso del desastre inminente que se cernía sobre ellos.
—¡AHORA!
Yu sacudió su cabeza con firmeza, como si estuviera despertando de un trance inducido por el asombro y el miedo. Su mente luchaba por sobreponerse al shock inicial mientras se esforzaba por comprender la urgencia de la situación.
En el interior de Izuku, los ocho antecesores del One For All se erguían dentro de su ser, cada uno con una presencia distintiva pero unida en propósito. Observaban con seriedad y solemnidad cómo el entorno que rodeaba el núcleo del One For All comenzaba a estremecerse violentamente. Las estructuras a su alrededor crujían y se sacudían, como si respondieran al desgaste del poder que Izuku sostenía con tanto esfuerzo.
Hawks, desde afuera, podía sentir la tensión en el aire, como si el mismo mundo contuviera la respiración ante lo que estaba por suceder. La colaboración urgente entre Izuku y Yu era ahora crucial, y el tiempo se agotaba rápidamente mientras el caos amenazaba con consumirlos a todos.
—¿Esto...? -Kudou, el segundo portador del poder, pronunció con asombro desde el interior de Izuku, su voz resonando con una mezcla de incredulidad y preocupación mientras sus ojos se fijaban en las afueras de la isla donde los ocho tronos relucían con una luz intensa y misteriosa-. Imposible...
Los otros sucesores: Yoichi, Nana, En y Shinomori, siguieron la mirada de Kudou hacia el horizonte distante, sus expresiones reflejando una mezcla de curiosidad y temor ante lo que se avecinaba.
—Banjo... ¿Tú...? —Nana comenzó a preguntar, pero Banjo interrumpió antes de que pudiera terminar.
—Esta forzándolo.
—Tú no estás... —Nana intentó insistir, pero su voz se apagó ante la solemnidad que llenaba el espacio entre ellos.
Todos dirigieron sus miradas hacia la dirección de donde emanaba una oscuridad purpúrea, donde un destello de energía comenzaba a expandirse y acercarse rápidamente hacia la isla del One For All. Era una luz brillante y ominosa que parecía avanzar con determinación hacia ellos, envuelta en un aura de poder y peligro que amenazaba con alterar el equilibrio de todo lo que conocían.
Un trauma se forma en el núcleo de la experiencia humana cuando alguien se enfrenta a una situación que rompe el tejido de su realidad emocional y psicológica. Este tipo de experiencias no solo son amenazantes físicamente, sino que también afectan profundamente la percepción que la persona tiene de sí misma, de los demás y del mundo que la rodea.
Imagina a alguien que atraviesa un evento devastador, como un accidente grave o un acto de violencia. En ese momento, el miedo, la desesperación y la pérdida de control se entrelazan de tal manera que dejan una marca indeleble en su ser. Es como si el dolor y la angustia se inscribieran en cada fibra de su ser, creando un eco constante de dolor emocional.
Este tipo de trauma puede hundirse profundamente en el subconsciente, provocando recuerdos intrusivos que aparecen en forma de flashbacks vívidos o pesadillas perturbadoras. La persona puede volverse hipervigilante, temerosa de situaciones que recuerden la experiencia traumática, o incluso puede intentar bloquear los recuerdos dolorosos, evitando cualquier cosa que los active.
Durante toda su vida, Izuku había cargado con un trauma profundo, originado por el devastador error que cometió al despertar su quirk por primera vez: involuntariamente cobró la vida de compañeros y profesores. Este suceso lo atormentó durante años, exacerbado por el golpe en la cabeza que bloqueó sus recuerdos, dejándolo en la oscuridad respecto a las razones detrás de aquella tragedia. Sin embargo, recientemente, después de casi una década, Izuku logró recuperar esos recuerdos como piezas dispersas de un rompecabezas.
Al finalmente reunir la última pieza del rompecabezas, algo dentro de él comenzó a cambiar de manera radical. Experimentó transformaciones extremas, experimentó cosas que antes le eran desconocidas. Además, las intensas batallas que había enfrentado hasta ese momento, así como los lazos y conexiones que había forjado, se acumularon en el punto más alto de su EGO.
Este momento significó un punto de inflexión en la vida de Izuku, donde el entendimiento de su pasado traumático se entrelazaba con su crecimiento personal y poder emergente. La carga emocional y psicológica que había llevado durante tanto tiempo se fusionaba con la determinación y el poder recién descubierto.
INTRODUCIR: STAR AND STRIPE-OST
La fiebre se manifestaba como un síntoma físico, pero para Izuku, era mucho más que eso: era un signo de transformación interna. Su cuerpo, su mente y su alma estaban en un estado de cambio profundo y tumultuoso. El sistema de protección que había mantenido firme durante tanto tiempo ahora se había fracturado, y Decay, la oscuridad que había luchado contra él, mostraba signos de debilidad.
En medio de este caos interno, Izuku sintió cómo la oscuridad que había temido y rechazado durante tanto tiempo comenzaba a envolverlo. Era como si un abrazo frío y familiar lo rodeara, atrayéndolo hacia lo desconocido con una atracción ominosa y magnética.
Desde la distancia, contemplando el núcleo radiante del One For All, Izuku se encontraba en un estado de introspección profunda. Las piezas de su vida, marcadas por tragedia y lucha, ahora parecían encajar en un patrón más amplio y complejo. Sentía la fuerza ancestral del One For All resonando dentro de él, como un eco ancestral que despertaba su verdadero potencial.
En ese momento crucial, Izuku Midoriya enfrentaba no solo a sus enemigos externos, sino también a los demonios internos que lo habían atormentado. Estaba en el umbral de una transformación que podría redefinir no solo su poder, sino también su identidad y su propósito en este mundo de héroes y villanos.
El habia forzado el poder del Daigoro Banjo a salir.
Su deseo fue mas grande que las restricciones de los antiguos antecesores trayendo como resultado al estallido del segundo quirk del One For All desbloqueado.
—¡Látigo negro! —exclamo Bruce, el tercer portador.
Todos los antecesores quedaron plasmados al ver como el chico con quien había discutido días anteriores a este día ahora habia forjado un camino diferente al que ellos creían.
Kudou y la sombra de Izuku se encontraron con sus miradas desde la distancia, un instante efímero pero cargado de significado. En aquel momento, en medio de la desesperación y la incertidumbre, el núcleo brillante en el pecho de Izuku se desvaneció repentinamente, como si la luz que lo había sostenido se apagara de golpe, y su figura se desvaneció gradualmente de la realidad tangible.
-¡Yu! -el grito de Hawks resonó con urgencia en el aire, su voz cortando a través del caos que los rodeaba. Los látigos negros que habían surgido de la piel de Izuku desaparecieron en un destello repentino, y Hawks, junto con Yu, comenzaron a caer en picada hacia el abismo que se abría bajo ellos.
En el otro extremo de la confrontación, Nagant también fue testigo del colapso repentino. Sin poder hacer nada para detenerlo, observó con una mezcla de asombro cómo el cuerpo de Izuku se inclinaba hacia adelante, como si toda resistencia hubiera sido finalmente quebrada.
En ese instante vertiginoso, mientras la gravedad los arrastraba hacia el suelo, Nagant no pudo apartar sus pensamientos de la imagen de Izuku. Se preguntó qué destino le esperaba a aquel joven atormentado por un poder tan abrumador. La visión de un futuro incierto, donde Izuku podría transformarse en un monstruo bajo la presión de su propio poder y las circunstancias adversas, se dibujó vívidamente en su mente.
Izuku cayó hacia delante, su cuerpo descendiendo justo al lado de Nagant. Ella estaba ligeramente más abajo que él, y sus rostros quedaron separados solo por unos pocos centímetros en medio de la caída libre.
En ese breve y vertiginoso momento, sus miradas se encontraron. En las profundidades de sus pupilas, se reflejaban las palabras no dichas, la intensa lucha que habían librado el uno contra el otro. La moralidad y las convicciones de cada uno se entrelazaban en un torbellino de emociones que se manifestaban en sus rostros, ambos marcados por una mezcla de tranquilidad y ferocidad.
El tiempo pareció detenerse mientras caían juntos, cada uno contemplando al otro en un silencio tenso pero elocuente. En Nagant, Izuku vio la determinación y el conflicto de alguien que había elegido su camino con convicción, aunque este pudiera llevarla por caminos oscuros. En Izuku, Nagant encontró una figura compleja, cuya fuerza y vulnerabilidad se entrelazaban en una danza mortal de poder y propósito.
El aire vibraba con la energía de su encuentro, un momento congelado en el tiempo donde los límites entre el bien y el mal se volvían borrosos, y la única certeza era la inevitabilidad de su destino compartido en la caída hacia lo desconocido.
Pero la diferencia crucial aquí era que Izuku tenía algo que Nagant no... y eso era personas preciadas. Mientras caían, Izuku sabía que tenía la fuerza impulsada por los lazos que había forjado con aquellos que amaba y que lo amaban. Era un poder que Nagant, en su solitaria determinación, no podía igualar.
Detrás del pilar que separó a Nagant de Izuku, Hawks y Yu, emergió una gran mano gigante. Con un movimiento certero y decidido, la mano alcanzó a Izuku en plena caída y lo envolvió con firmeza. Mientras tanto, Nagant fue impulsada hacia el quinto piso, donde se estrelló contra unos cristales con un estruendo ensordecedor. La sala de espera a la que había llegado quedó hecha añicos por el temblor y el impacto de su llegada.
Para Nagant, el choque físico era una metáfora del choque emocional y moral que había enfrentado. La soledad de sus acciones y decisiones contrastaba con la conexión y el apoyo que Izuku recibía de aquellos que lo rodeaban. Mientras se reponía del impacto, Nagant contemplaba el resultado de sus elecciones y el precio que estaba dispuesta a pagar por seguir su propio camino.
En un último destello de conciencia, Izuku observó a Nagant y cerró los ojos con una sensación de resignación y compasión. Un segundo después, en las calles cercanas, los oficiales policiales y bomberos se estremecieron de miedo al sentir un estruendo resonar nuevamente a través del edificio, pero esta vez proveniente de un piso más bajo.
Con incredulidad y asombro, los testigos vieron una figura gigantesca emergiendo del edificio devastado. Era una mujer colosal, imponente en estatura y presencia. Reconocieron inmediatamente a Mount Lady, la heroína cuya habilidad para cambiar de tamaño la convertía en una fuerza imparable en situaciones de emergencia.
Ella cayó desde el cuarto piso hasta las calles con Izuku y Hawks en sus palmas. El impacto fue monumental, haciendo temblar el pavimento y levantando una nube de polvo que se dispersó rápidamente por varias manzanas, cubriendo todo a su paso y haciendo que varias personas perdieran el equilibrio y cayeran al suelo.
Mount Lady, con su enorme tamaño y poderosa presencia, cayó de rodillas contra el pavimento, dejando una marca indeleble en el entorno urbano. Su figura dominaba la escena, con el polvo flotando a su alrededor como una estela de caos temporal. Los testigos, atónitos y asombrados por el espectáculo sobrenatural frente a ellos, se apartaron y observaron con mezcla de admiración y cautela.
Mientras la nube de polvo se asentaba lentamente, dejando al descubierto la magnitud del impacto, Izuku encontró un breve momento de alivio en los brazos de esta gigante heroína, consciente de que, aunque vulnerable en ese momento, estaba rodeado de aliados dispuestos a protegerlo en su hora más oscura.
Finalmente, fuera de aquel edificio infernal, Izuku pudo observar el devastador panorama que lo rodeaba. El fuego crepitaba en los pisos superiores, el humo se elevaba en espirales oscuros hacia el cielo. La destrucción y el caos reinaban en el entorno que antes había sido su campo de batalla.
Por primera vez en mucho tiempo, una sensación de paz y alivio inundó a Izuku. Era como si hubiera salido ileso de las llamas del mismo infierno. El peso de la responsabilidad y el peligro se desvanecieron temporalmente de sus hombros, permitiéndole exhalar profundamente y dejar que la calma lo abrazara.
Sin embargo, el cansancio y el agotamiento finalmente lo alcanzaron. Con un suspiro fatigado, Izuku cayó hacia adelante, su cuerpo cediendo a la inconsciencia. En ese momento de tranquilidad relativa, mientras era arrastrado hacia los límites del sueño, encontró consuelo en el saber que, al menos por ahora, estaba a salvo y rodeado de aquellos que lo protegían.
El mundo seguía ardiendo a su alrededor, pero para Izuku, en ese instante fugaz, todo estaba en paz.
...
INTRODUCIR: FRACTAL- KENSUKE USHIO
Era un 22 de abril cuando todo ocurrió.
Rápidamente la prensa cubrió la noticia y una semana después todo Japón y gran parte del mundo supo lo que habia pasado. Casi como una muestra inaudita de la malicia humana condenaron a un niño quien no entendía por qué, al purgatorio.
»El niño que ríe
Conocido como Laughing Boy. Este apodo se hizo famoso tras la desgracia ocurrida el 22 de abril, cuando más de treinta inocentes perdieron la vida debido al despertar del quirk de Midoriya Izuku, a la temprana edad de cuatro años. La noticia de este incidente trascendió todas las expectativas, convirtiéndose rápidamente en tendencia nacional.
Aunque los eventos trágicos impulsados por quirks no son del todo inusuales, lo que marcó un antes y un después en este caso particular fue la reacción peculiar del niño. En medio del caos y la devastación, en lugar de terror o confusión, fue la risa de aquel pequeño lo que captó la atención del mundo. La imagen de un niño riendo en medio de la tragedia se volvió emblemática, desafiando la comprensión pública y generando todo tipo de reacciones, desde el asombro hasta el desconcierto más profundo.
Esta risa se convirtió en un símbolo, una paradoja viviente que desafiaba las expectativas y preconceptos sobre cómo se suponía que los niños deberían reaccionar ante el peligro y la muerte. Mientras los investigadores y los expertos luchaban por entender el significado detrás de esta respuesta inusual, el público se encontraba dividido entre la simpatía y la incredulidad, preguntándose qué podría haber provocado tal reacción en un niño tan joven.
Para Izuku Midoriya, el «niño que ríe», esta etiqueta se convirtió en un peso inesperado sobre sus hombros. A medida que crecía y luchaba por encontrar su lugar en un mundo que lo había juzgado desde tan temprana edad, la risa que había resonado en ese día fatídico se convirtió en un eco constante en su memoria, recordándole tanto la inocencia perdida como la carga de responsabilidad que llevaba consigo.
Durante los años siguientes, el niño sufrió una amnesia severa después de que una roca, desprendida de los escombros que él mismo había provocado en un trágico incidente, impactara violentamente contra su cabeza. Esta pérdida de memoria marcó el inicio de una serie de desafíos abrumadores en su vida. Su Quirk peculiar lo etiquetó como "Laughing Boy", convirtiéndolo en un paria temido y marginado por la sociedad. Vivir en la periferia se volvió su realidad, enfrentando una existencia miserable y desprovista de comprensión durante largos años.
Con el tiempo, las tragedias personales se acumularon implacablemente. Primero, perdió a su madre, cuya ausencia dejó un vacío doloroso y permanente en su corazón. Luego, su padre cayó en un coma del que no despertaría, dejando a Izuku completamente solo para enfrentar las adversidades de la vida. Durante años, ha luchado en solitario por mantener una semblanza de dignidad, enfrentando el desdén y el rechazo de aquellos que lo miraban con desprecio.
En medio de estas pruebas devastadoras, Izuku encontró fuerza en la adversidad y aprendió a sostenerse por sí mismo, aunque cada día enfrentaba la hostilidad y el menosprecio de una sociedad que no entendía ni valoraba su lucha. A través de la oscuridad y la soledad, su espíritu no se quebró, sino que se fortaleció, alimentado por la esperanza de un mañana donde finalmente sería reconocido y aceptado por lo que realmente era. Sin embargo, cada cicatriz en su corazón y cada mirada de desprecio que enfrentó solo profundizó su sensación de alienación y desesperanza, recordándole constantemente que vivía en un mundo que no estaba dispuesto a ver más allá de las etiquetas crueles que otros le impusieron.
Su vida se sumió en un denso negro del cual pensó que nunca podría escapar. Cada día era una lucha solitaria contra la adversidad y el desprecio que lo rodeaban, una existencia marcada por la amnesia que lo separaba de su pasado y el Quirk que lo marginaba como "Laughing Boy". Se encontraba atrapado en una oscuridad opresiva, donde la esperanza parecía un recuerdo distante.
Fue entonces cuando, en su momento más desesperado, aquel hombre extendió su mano desde fuera de la cápsula de oscuridad, resquebrajándola y liberando al niño que había quedado atrapado en su interior: All Might. Su presencia irradiaba una luz tan intensa que Izuku no pudo evitar sentirse abrumado por la esperanza que traía consigo. En ese gesto de ayuda, en esa mano extendida, encontró algo más que un salvador: encontró un mentor, un guía dispuesto a mostrarle que su Quirk no era una maldición, sino una oportunidad para alcanzar su verdadero potencial.
Bajo la tutela de All Might, Izuku comenzó a descubrir el significado de su fuerza interior y a aprender a canalizar su poder para el bien. Pero más importante aún, encontró un propósito que trascendía el sufrimiento y la marginación que había experimentado. A través de All Might, Izuku aprendió que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz de esperanza dispuesta a brillar para aquellos que se atreven a alcanzarla.
A partir de ahí, la vida de Izuku comenzó a cambiar de manera drástica. Se inscribió en la U.A., enfrentó sus miedos y conoció a nuevas personas. Hizo amigos, creó lazos y conexiones que antes creía imposibles. Izuku empezó a vislumbrar un nuevo horizonte lleno de posibilidades y esperanzas renovadas.
Además, logró comprender el dolor de los demás de una manera profunda. Utilizó sus propias experiencias dolorosas para desarrollar un conocimiento empático y profundo. Ayudó a personas que, al igual que él, habían enfrentado desafíos similares, como Hanna Shimura, encontrando en ellas reflejos de su propia lucha y fortaleza.
Enfrentó con valentía sus tragedias pasadas y siempre mostró gratitud hacia aquellos que lo habían ayudado en su camino. Poco a poco, se transformó en una persona más fuerte y resiliente, aprendiendo a canalizar su dolor en una fuerza que lo impulsaba hacia adelante.
Sin embargo, a pesar de su progreso y crecimiento personal, el trauma continuaba presente en su vida. Era una sombra persistente que lo acompañaba, recordándole las heridas del pasado y la fragilidad de su propia fortaleza emocional.
Conoció a Miruko y entre ellos se forjó un lazo excepcional, casi como si fueran una familia verdadera. Izuku experimentó una felicidad genuina que hacía brillar su corazón de alegría. Su vida mejoró notablemente, pero aún debía enfrentar desafíos continuos que no dejaban de presentarse.
A pesar de su progreso y los lazos afectivos que había cultivado, All For One seguía siendo una amenaza latente. El villano no descansaba en su obsesión por alcanzar a Izuku, lo que lo obligaba a mantenerse siempre alerta y preparado para cualquier eventualidad.
Además, los pecados de su pasado volvieron para atormentarlo. Se vio arrastrado a conflictos con la Comisión de Seguridad Pública, enfrentando dilemas que comprometían a quienes más quería. En medio de esta lucha constante, Izuku tuvo que tomar decisiones difíciles y asumir responsabilidades que pesaban sobre sus hombros.
Y así, llegamos a este punto crucial en su historia. Izuku se encuentra en un punto de inflexión, donde las decisiones tomadas y los desafíos enfrentados han moldeado su camino de una manera irreversible.
Este era un nuevo punto de arranque.
...
INTRODUCIR:QUT-KENSUKE USHIO
Las luces brillaban intensamente, intermitentes entre el rojo de las ambulancias y el azul de los coches de policía. Cientos de voces resonaban a lo lejos y cerca de él, formando un murmullo constante que lo envolvía por completo. Izuku se sentía abrumado por un mundo que parecía girar a su alrededor mientras él permanecía aturdido, intentando hacer sentido de todo lo que ocurría a su alrededor.
Sus párpados pesaban como si estuvieran hechos de roca, luchando por mantenerse abiertos mientras intentaba enfocar su mente en medio del caos y la confusión. Cada destello de luz y cada sonido agudo perforaban su conciencia, recordándole la urgencia del momento y la realidad cruda que enfrentaba.
En medio de ese maremágnum de sensaciones y percepciones, Izuku se sentía como un espectador dentro de su propio cuerpo, luchando por recuperar el control y entender lo que había sucedido. El mundo seguía girando, implacable, mientras él permanecía en un estado entre la conciencia y la inconsciencia, atrapado en un limbo de incertidumbre y dolor.
A su lado, Yu caminaba prácticamente cargando a Izuku, quien apenas podía mantenerse en pie. A la derecha, Hawks yacía sobre una camilla, siendo atendido por su herida de bala. El ambiente estaba lleno de caos y urgencia, con las luces parpadeando y brillando con intensidad, como si estuvieran en un túnel cuyo final estaba lleno de una luz deslumbrante.
Izuku parpadeó, tratando de enfocar su vista a través de la confusión y el mareo. Las luces parecían multiplicarse, reflejándose en las superficies metálicas de los vehículos de emergencia y centelleando en las lágrimas de quienes corrían de un lado a otro. El sonido de las sirenas y las voces urgentes se mezclaban en una cacofonía abrumadora, como si estuviera atrapado en medio de una escena de película distorsionada.
En ese momento, el mundo a su alrededor se desdibujaba en una mezcla de luces deslumbrantes y sombras borrosas, mientras Izuku luchaba por mantenerse consciente y entender la magnitud de lo que estaba ocurriendo. Cada parpadeo parecía transportarlo más profundamente hacia el túnel de luz, hacia un destino incierto que acechaba al final de aquel brillante resplandor.
Pese a que su oído estaba aturdido, Izuku logró percibir algo entre el caos que lo rodeaba. Movió lentamente la cabeza, desafiando las advertencias distorsionadas de Yu que le pedían que se quedara quieto. Ignorando el mareo y la confusión, intentó comprender lo que estaba sucediendo a su alrededor.
El lugar estaba envuelto en una densa nube de humo que se disipaba gradualmente con el viento fresco del anochecer. A través de las grietas en la neblina, las luces de las sirenas parpadeaban como estrellas fugaces en un cielo oscuro, mientras las voces de los socorristas resonaban en el aire tenso y cargado.
De repente, un fuerte viento barrió el lugar, llevándose consigo los restos del humo y trayendo una sensación de renovación. Era como si ese viento vigoroso soplara hacia un nuevo horizonte, llevándose consigo el pasado y abriendo paso a un futuro aún incierto pero lleno de posibilidades.
Izuku se sintió atrapado entre la fragilidad de su presente y la promesa de un mañana desconocido.
El silencio se hizo palpable entre las voces que habían llenado el aire, como si el tiempo mismo se hubiera detenido en el sueño vivido de Izuku. Todos estaban quietos, observando y escuchando algo con atención.
Lo que el viento había dispersado permitió abrir un velo en la calle, revelando una gran pantalla promocional que proyectaba decenas de entrevistas. Las imágenes y voces de diferentes personas llenaban la pantalla, capturadas en momentos de intensa emoción y reflexión. Era como si el mundo entero estuviera sintonizando este evento, absorbido por las historias y experiencias compartidas que resonaban en cada entrevista.
INTRODUCIR:RAIN-MAN WITH A MISSION
Los presentes quedaron atrapados en el aura de aquella transmisión, absorbiendo cada palabra y gesto con un sentido renovado de conexión y comprensión.
Izuku se enfocó con mayor intensidad en la pantalla. En el video, aparecía un hombre que apenas pudo reconocer como aquel héroe que lo había enfrentado en Osaka, dejándole una herida en el costado. El hombre estaba frente a la pantalla, narrando sus experiencias durante la batalla de Osaka. Describía cómo el chico y la mujer habían continuado luchando, cubiertos de sangre y heridas, agotados, pero nunca derrotados.
Al mismo tiempo, otra entrevista comenzó. Esta vez era una mujer que relataba cómo su hija había sido rescatada por aquel joven de cabello verde. Sus palabras resonaban con gratitud y admiración hacia el chico, destacando su valentía y determinación para salvar a otros incluso en medio del caos y el peligro.
Para Izuku, escuchar estas historias fue como ver su propia vida reflejada en la pantalla. Cada testimonio era un recordatorio de las batallas que había librado y las personas a las que había impactado, tanto positiva como negativamente. Sentía una mezcla de emociones mientras veía cómo sus acciones habían dejado una huella en la vida de aquellos a quienes había encontrado en su camino.
El aire estaba cargado de una energía palpable mientras las entrevistas continuaban, conectando a Izuku con una red invisible de personas y experiencias que ahora formaban parte de su historia. En medio de la noche iluminada por luces de emergencia y voces entrelazadas, él comenzó a comprender la importancia de sus elecciones y la responsabilidad que conllevaban.
El mundo parecía más grande y complejo de lo que había imaginado, pero también lleno de oportunidades para redimirse y hacer una diferencia real. Con cada testimonio, Izuku sentía cómo su determinación se fortalecía, decidido a enfrentar el futuro con valentía y compasión, sin importar los desafíos que aún tuviera que superar.
En un hogar lejano a esa ciudad una joven chica estaba acompañada de un hombre sentados en su sala viendo la transmisión.
Una joven conocida como Aiba Manami, cuya ayuda fue capaz de realizar este acto, poder transmitir todo lo que Japón estaba viendo.
En medio de la transmisión, una palabra resonaba claramente en los oídos de Izuku al final de cada entrevista: gratitud. Las personas a las que había salvado aquel día, aquellas por las que había luchado sin esperar reconocimiento alguno, se habían unido en un movimiento de protesta contra las injusticias del gobierno. A pesar de que la sociedad lo había etiquetado como un criminal, para Osaka, Izuku era simplemente un héroe dispuesto a arriesgar su vida por el bienestar de la ciudad.
En las entrevistas, cada persona expresaba su sincero agradecimiento hacia él. Reconocían sus sacrificios, su valentía y su dedicación inquebrantable. Desde la mujer cuya hija había sido rescatada hasta el héroe que había enfrentado en Osaka, todos coincidían en que Izuku había hecho una diferencia significativa en sus vidas y en la comunidad en general.
Para Izuku, escuchar estas palabras de gratitud fue abrumador y conmovedor. En un mundo donde había enfrentado tantas adversidades y dudas sobre su lugar en la sociedad, estas muestras sinceras de aprecio y reconocimiento eran como un bálsamo para su alma herida. Le recordaban que sus acciones habían tenido un impacto real y positivo, más allá de las etiquetas y los juicios superficiales.
Mientras las entrevistas continuaban...
...
[Gracias.]
...
El corazón de Izuku se sacudió con emoción. Rápidamente, una lágrima surcó su mejilla mientras intentaba dar un paso, pero sus fuerzas lo abandonaron y cayó al suelo.
—¡Izuku...! —exclamó Yu, sintiendo cómo el chico se separaba de ella y se desplomaba.
Todos los presentes dirigieron sus miradas hacia Izuku, que yacía en el suelo con los ojos fijos en la enorme pantalla. El silencio se hizo, interrumpido solo por el zumbido distante de las luces de emergencia y el murmullo lejano de las voces en la transmisión.
Para Izuku, las palabras de gratitud resonaban profundamente en su ser. Había luchado, había sacrificado y había puesto su vida en riesgo por aquellos que ahora le mostraban su aprecio. Era un momento abrumador de realización y validación, donde las emociones encontradas lo inundaban por completo.
En la pantalla, las historias de las personas a las que había afectado se entrelazaban con la suya propia, formando un tapiz de experiencias compartidas y vidas entrelazadas. Cada gesto de agradecimiento era una confirmación de que, a pesar de los desafíos y las adversidades, su presencia y sus acciones habían marcado una diferencia significativa en el mundo que lo rodeaba.
Izuku permanecía allí, en el suelo, sintiendo cómo cada palabra de gratitud resonaba en lo más profundo de su corazón. En ese momento de conexión y reflexión, se dio cuenta de que su camino no había terminado, sino que apenas comenzaba a vislumbrar el impacto duradero que podía tener como héroe y como persona.
El mundo parecía detenerse mientras todos absorbían el peso de aquellos momentos compartidos. En ese espacio de silencio y contemplación, Izuku se sentía más vivo y conectado que nunca, con la certeza de que cada sacrificio había valido la pena para llegar a este punto de reconocimiento y aceptación.
De rodillas, Izuku levantó su rostro hacia la pantalla, revelando un joven abrumado por la emoción mientras las lágrimas recorrían sus mejillas.
[... ¡GRACIAS...!]
Las voces de las personas resonaban con gratitud sincera mientras las entrevistas llegaban a su fin una por una. Los agradecimientos se acumulaban simultáneamente, inundando el espacio con palabras que expresaban amor, admiración y reconocimiento hacia Izuku.
Él estaba completamente desbordado. Las lágrimas fluían sin contención, reflejando la profundidad de sus emociones y la carga emocional del momento.
En medio de aquel mar de agradecimientos, Izuku se sentía humilde y conmovido.
El lugar estaba lleno de un silencio reverente, roto solo por los sollozos ahogados de Izuku y el eco de los agradecimientos que resonaban en su corazón. Era un momento sagrado de conexión humana, donde las barreras individuales se desvanecían ante la fuerza del amor y la gratitud compartida.
Para Izuku, aquellos momentos de intensa emoción y sinceridad eran un recordatorio de por qué había elegido el camino de un héroe.
"Quiero enmendar..."
Yu caminó lentamente hacia Izuku y se arrodilló junto a él mientras Hawks, desde su camilla, observaba con una sonrisa reconfortante. En medio de la calle, ante la mirada atenta de todos, Yu abrazó a Izuku por la espalda, brindándole apoyo incondicional en ese momento de intensa emoción.
El chico comenzó a llorar con una fuerza abrumadora, sus sollozos convirtiéndose en gritos de liberación. Cada lágrima era un testimonio del dolor que había llevado consigo durante tanto tiempo, un peso que finalmente encontraba salida y alivio en aquel abrazo cálido y sincero.
Todo un pasado, cada herida y cada sacrificio, parecían disolverse en ese instante de conexión humana. El abrazo de Yu era un refugio seguro en medio del caos y la confusión que habían marcado su camino hasta ese momento. Era como si el dolor acumulado se deshiciera en el calor reconfortante de aquel gesto de amor y comprensión.
Las manchas negras en los brazos de Laughing Boy habían desaparecido, dejando solo cicatrices y heridas recientes. Pero algo más profundo había cambiado dentro de él.
Caminando desde su interior hasta el exterior, Laughing Boy miró a Izuku directamente a los ojos a través del cristal humano. En ese momento de conexión, ambos se enfrentaron con determinación, reconociendo la transformación que había tenido lugar en sus vidas y en sus corazones. La intensidad del momento hizo que el cristal que los separaba se rompiera, dejando a Izuku caído en el suelo, abrumado por las emociones y las lágrimas de agradecimiento.
Mientras tanto, en la entrevista que se transmitía a todo Japón, una voz infantil resonó con fuerza y claridad desde lo más profundo del corazón:
[¡¡¡¡MUCHAS GRACIAS, HÉROE!!!!!]
La niña que había sido salvada por Izuku gritó con todas sus fuerzas, expresando el sentimiento compartido por muchos que habían sido tocados por la valentía y el sacrificio del joven héroe. Su voz fue un eco de gratitud que llenó el aire y se extendió a través de las pantallas y los corazones de quienes escuchaban.
Para Izuku, este grito final de agradecimiento fue el reconocimiento definitivo de su propósito y el impacto positivo que podía tener en el mundo.
Sabía que, a pesar de las cicatrices que llevaba y las batallas que aún enfrentaría, este momento marcaría el comienzo de una nueva fase en su vida, donde su corazón seguiría siendo guiado por el deseo de hacer el bien y marcar la diferencia.
El grito de la niña resonó en su ser, recordándole que el camino de un héroe nunca termina y que cada acto de bondad y coraje puede cambiar el mundo para mejor.
En lo más profundo de su ser, Izuku guardaba el recuerdo del primer hombre que había confiado en él, que había visto el brillo de su sinceridad y le había dado una oportunidad.
_________________________________________________
"¡TÚ PUEDES SER UN HÉROE!"
_________________________________________________
All Might habia extendido hacia un niño perdido.
...
[Causas y efectos, dudas y ocurrencias. Una nueva etapa en la vida de Midoriya Izuku estalla.]
Próximo capitulo: Mas allá del trauma.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top