EL NIÑO DE LA SANGRE.

Habia una familia pintada en un retrato.

Un hombre con un porte parecido al de un rey quien acompañado de su esposa y sus dos hijos estaba.

Quien era el padre en la pintura tenía el cabello completamente corto. Tenía una gran barba oscura como su cabello y ojos. Su mirada era dura pero también compresiva. Eran los ojos de un padre de familia.

A su lado quien seguramente era su esposa, era una mujer de gran cabellera negra tan oscura como la noche y ojos como platos. Grandes labios rojos y una piel tan pálida como la espuma del agua. Esta mujer tenía una mirada fina casi como el de una emperatriz, pero sus ojos eran el de una madre amorosa.

Esta mujer tenía debajo de su brazo derecho los hombros de su pequeño hijo menor de quizás unos cinco años. El niño tenía una mirada inocente y su cabello le llegaba apenas encima de las orejas cubriéndole su frente. Al igual que su padre y madre su cabello era oscuro como la bruma.

Y por último llegamos con la que se piensa es la hija mayor de esta familia; la hija.

Una joven muy hermosa de unos posibles quince años. Cabello oscuro como el de su madre, al igual grandes ojos posee y sus labios más apegados a los de su padre que a los de su madre. Pese a esto, las pupilas oscuras como la de todos los miembros de la familia con la excepción de que, en el caso de la joven, estos lucen de un color mucho más brillante que el del resto de la familia.

Esta familia es conocida por ser una de las ultimas ramas principales de aquellos que heredaron un preciado poder hace ya tantas décadas. Dicho poder le otorga al poder la habilidad innata de poder tener control sobre la sangre misma. Sea suya propia o de otros.

Durante los años posteriores a la aparición de este poder las ramas se han disipado y la sangre de dichos elegidos se ha dispersado por todo Japón como el mundo.

Al final, solamente aquellos conocidos —Nakoano— fueron los últimos de un largo estirpe de grandes usuarios.

Sin embargo, una gran maldición atosiga a esta familia desde los tiempos antiguos. Una maldición que ha atacado y destruido el gran árbol de toda este legado.

Sea por algún mal del pasado o quizás por simple superstición, se dice que aquel primogénito debe ser hombre ya que, si no es así, el siguiente en nacer será condenado a una gran tormenta que destruirá todo a su alrededor. Dichos registros se remontan a la era EDO. La familia Nakoano ha poseído poder desde tiempos inmemoriales. Pero, cuando una generación antigua dio a luz a una mujer, la maldición cobro su precio y arraso con una gran parte de la familia y sus alrededores solo dejando a una pequeña fracción de su sangre con vida.

Cuando los quirks aparecieron este relato tomo poder y gran parte del árbol de la familia se disipo. Poco a poco se fue extinguiendo el nombre y finalmente llegamos a las épocas actuales.

Durante muchas décadas los primogénitos habían sido hombres. Sin embargo, Rumian Nakoano, la primer mujer nacida como primogénito causo estragos sobre el pueblo que habia sido heredado a la familia generaciones atrás.

Se pensó que todo estaría bien, tanto la familia no tuviera un segundo hijo. Pero, sea por azares del destino o quizás aquella maldición atormentando a la familia... Chieko Nakoano vino al mundo.

El segundo hijo de los Nakoano quien más tarde adoptaría el nombre —Kano— aquel demonio de la sangre.







[Mas allá del yermo paisaje el niño miro detrás del triste peaje. Pues su madre un relato habia contado. Una bruja escondida tras el valle esperaba. Sin embargo, el niño curioso aventuraba donde las sombras consumían todo lo que veía. Durante largos días marcho directo sobre tranvías. Sin duda alguna el niño sufrió de las pesadillas que su madre le advertía—"Ten cuidado"— ella le decía. Muestras y bajas, la historia se repetía. En el pasado un niño se habia aventurado. Perdido y solo, las almas en los meollos fuertemente le asechaban con una saña desmesurada. Tristemente aquel crio solo funciono de combustible para un relato temible. Aquellos que caminen por el yermo paisaje, dentro del peaje solo hallaran oscuros malestares. Pues por muy grande la curiosidad de ese niño, en las profundidades de aquel abismo se habia adentrado y sin esperar mucho las temibles apariciones habían llegado—"¡Alejaos de mí!"—el niño habia clamado. Pero, sin una voz fuerte ni un carácter temible, solo las criaturas rieron del pequeño endeble. Aun con todo esto, el niño muy valiente se enfrentó. Del inicio al final, el viaje del niño concluyo. De vuelta en la luz fuera del bosque, con esperanza el niño marcho. Pero, cuando diviso a la lejanía el fin de la larga espera, la bruja se hizo mera presencia—"Has tomado y has destrozado mi hogar. Ahora el tuyo he de tomar"— le espeto la vieja bruja. El niño con sus fuerzas finales a ella se ha de enfrentar por el bien del mundo que aún espera su regresar. Al final, tras su viaje el niño camino hasta paramo. Su madre fuera de este le esperaba y cuando el niño finalmente toco la luz supo inmediatamente que su viaje habia terminado. Cuando el niño miro hacia atrás se percató que el bosque ahora se habia calcinado. Un triste recuerdo que al niño ha atosigado. Era la sonrisa de la bruja que aun en las tinieblas aguarda su regreso, esperando volverle a ver a aquel niño travieso.]




El libro se habia cerrado con gentileza en las manos de aquella damisela. Delante de ella entre sus brazos, un pequeño infante dormido yacía. Vestido de tela blanda, recostado en un pequeño sofá lejos de su cama.

—¿Un cuento temible, no crees? —cuestiono el hombre que a su lado estaba.

—Un cuento bastante reconfortante diría yo —respondió la mujer con una gran sonrisa.

El niño entre brazos las voces habia dejado de escuchar, pero tras la puerta entreabierta una niña por el pasillo ha de escuchar.

—¿Cómo han ido las cosas con los Tanaka?

—Recientemente han comenzado a sospechar. Tarde o temprano vendrán a preguntar. Si lo que buscan es una respuesta genuina... no creo que sea algo que yo deba darles con tanta prisa.

La mujer pensante creyó que su marido alguna jugada pensaría. Sin embargo, el hombre estaba cansado de aquella situación tan agotadora. Creyó que quizás las cosas mejorarían con el tiempo. ¿Qué tan equivocado un hombre puede estar si en vez de pensar solo cree hacerlo? Quizás un error que a futuro ha de pagar.

—Sea como sean las cosas esperemos que el tiempo nos apremie. Solo necesitamos esperar a que los niños puedan crecer un poco más. Lo suficiente para que puedan andar fuera de estas tierras sin nosotros detrás.

El padre se miró angustiado. No esperaba esas palabras de su mujer, sin embargo, negado a la idea no estaba. El creía al igual que su esposa que el mejor futuro para sus hijos era lejos de este lugar maldito. Pero, quizás si esa idea se hubiera mantenido, el futuro desolador que le esperaría a la familia no fuera aquel que sobre piedra habia sido escrita.

—Rumian deberá estar lista para llevar a su hermano con ella —dijo la madre.

—Cuando llegue el momento... —complemento el padre.

La joven mujer de cabellera ondulada, oscura como la noche tenso sus dedos sobre la cabeza del infante entre sus brazos, acariciándola, pensando y jadeando. Estaba agotada.

El padre acompaño a su esposa y al niño habia tocado. Sobre su frente el padre tentó y pensó en el futuro que les esperaría.

En su interior el juro—"Proteger y amar"— a sus hijos ha de complementar.

En aquella habitación de madera y roca la pequeña chimenea hacia crepitar la madera entra las llamas que crecían. Tanto luz como calidez el padre y la madre con el niño se acurrucaron mientras que la niña fuera de la habitación solo se quedó mirando aquella situación.

Con el fuego brillando en sus pupilas negras brillantes un efecto hermoso aparecía, casi como el ópalo que en cuevas se escondía.

Ese recuerdo precioso fue algo que en la mente de Kano se reflejaba una vez más en medio de aquella lucha encarnizada.

[Algo en él ha cambiado...]

Dijo Miruko para sí misma mientras se levantaba de entre los cristales rotos que en su cama se habían vuelto. Con la espalda erguida y los pies firmes sobre los trozos de invernadero desecho debajo de ella su mirada se sobrepuso al hombre delante de ella.

Limpio la sangre que salía de su nariz mientras que el resto de su cuerpo bañado de aquel liquido carmesí funcionaba como una manto cálido alrededor de ella.

[Hace unos momentos mi cuerpo... pude sentir mi corazón diferente. ¿Es por su quirk?]

Precisamente por el quirk. El corazón de Miruko sufrió un daño algo único. Al momento de que la sangre del hombre y el de ella se mezclaron, como una búsqueda de una aguja en un pajar, Kano busco la manera de adentrarse en Miruko a través de su sangre. En otras palabras, tomar control sobre su corazón y volverlo un especie de arma final.

En conclusión: darle una bomba de tiempo.

Sin embargo, para la buena suerte esto no fue posible.

Miruko no sospecho directamente de esto, pero supo en ese instante que no sería bueno que algo así ocurriera otra vez por lo que a partir de ahora tendría que luchar cuidándose de que el hombre intentara algo con su sangre.

Escupió hacia el suelo y sin separar la mirada del hombre escucho las palabras salir de la boca de Kano:

—Esto comienza a ser desagradable mujer. Dejo de ser interesante hace unos momentos. Dejaste de ser lo suficientemente interesante como para aprender algo de ti.

—¿Aprender algo de mí? —asombrada levanto una ceja. Miruko bufo—. De verdad que eres bastante peculiar hombre. No pensé que a estas alturas tuvieras esa idea en la cabeza. ¿Qué no eras del tipo golpear y disfrutar? Esas cosas déjaselas a otros.

—Nunca es mal momento para aprender cosas nuevas. Al fin y al cabo, es una de las razones por las cuales sigues unida a tus piernas. Si no tuvieras nada que ofrecerme te hubiera destrozado desde el comienzo.

Las habilidades de Kano eran usualmente extrañas a ojos de Miruko, pero no totalmente descabelladas. Al pensar en la forma de luchar de Kano y comparar en su mente con los recuerdos de la pelea en Osaka hace meses solo la hacía llegar a una conclusión; ahora mismo estaba en una liga completamente diferente.

Tanto toma de decisión, encaje en habilidades y reacción; el hombre era completamente superior. Algo de esperarse de la comisión de la seguridad pública, pero... honestamente dejo de ser interesante y empezó a ser molesto para Miruko debido a que constituyo el hecho de que, si hay personas así de capaces, ¿Por qué el top no las toma en cuenta?

Entonces Miruko concluyo que quizás solo era una idea estúpida pensar que personas que esconden su propio nombre deberían ser conocidas.

Era esa parte oscura de la comisión, del gobierno y la sociedad de héroes de lo que Hawks se refería entre líneas. Y, aunque Miruko pareciera que no prestaba atención a estas cosas, realmente en el fondo siempre escuchaba. Claro, pretendiendo ser una sonsa en toda regla, pero sin olvidar el hecho de que era una adulta, una mujer que vive en el ámbito de heroicidades

—Entonces...

—¿Hmm?

—¿Planeas dejar de jugar he ir enserio? —pregunto Miruko.

Kano cerro sus ojos un momento. Respiro hondo y reabrió encontrándose con el cielo azul oscuro a su alrededor.

Durante el inicio de la batalla hasta ahora Kano ni si quiera se habia desenvuelto completamente con el uso de su quirk debido a que el hombre es algo fan de la lucha mano a mano por lo que al saber que Miruko podría tener algo que ofrecerle se decantó por simplemente usar su poder de forma defensiva y en algunos casos muy escasos, ofensiva. Claro, en su mayoría su quirk era más apoyo que nada.

Sin embargo, a partir de ahora con el subidón, Kano habia tomado una decisión.

El dolor de su cabeza sea por los golpes de la mujer o no, le trajeron recuerdos que el habia olvidado o más bien bloqueado.

Kano pensó sobre cuánto tiempo habia vivido sin preguntarse algo respecto al ayer. Justo ahora parecía que esas preguntas que fueron acumuladas comenzaban a sobresalir como la espuma del mar.

Esto lo molesto.

No estaba ahí para llevar un tipo de cita con el psiquiatra. Él estaba ahí para pelear. No lo interesaba en lo absoluto los problemas que rondaran alrededor de esto o si quiera las consecuencias de hacer las cosas a su manera. Después de todo, Kano, él era fuerte. Tanto como para poder hacer lo que quisiera sin que le interesara nada más.

Anudado a esto, Miruko parecía algo alarmada por el hecho de saber esto. Saber que Kano aun no habia jugado todas sus cartas la habia puesto contra las cuerdas. Claro estaba que ella tampoco habia ido con todo y solo estaba cometiendo error tras error. Pero, no era totalmente su culpa; en parte era porque no dejaba de pensar en Izuku.

Había escuchado durante la pelea varios disparos estallar a la lejanía. Disparos seguramente de Nagant.

Quizás para Miruko esto comenzaba a ser cansino y por primera vez en la batalla parecía estar en acuerdo con Kano.

La pela debía terminar.

—Bien, entonces iré con todo —dijo Miruko.

—Perfecto —respondió Kano.

Hubo un silencio que solamente el silbido del viento acompaño. Un silencio adornado por los sonidos de una ciudad paralizada que poco a poco se quebraba como el cristal más delgado de una copa.

La respiración profunda de la mujer de los Usagiyama.

La mirada arrogante del hombre de los Nakoano.

Ambos en un corte de escena donde uno estaba por encima del otro como si esperaran que algo ocurriera. Esperando un simple sonido que reventara por completo el silencio abrupto que estaba entre ellos.

Esa tensa lluvia que los arropaba y entonces ocurrió...

Un silbido más fuerte que el anterior estallo y con ello ambos se separaron del suelo debajo de ellos.

Desde la ventana de aquel séptimo piso hasta el techo del edificio de cinco pisos.

La piel oscura de Miruko se tornó rojiza mientras un denso vapor salía de sus poros y aquellos ojos rojizos se tornaban plateados. Su pelaje que cubría orejas y cola se erizaron. Su cabello por igual se alzó y el hormigueo alrededor de su cuerpo la hizo estallar en un flujo continuo de sangre caliente en su interior casi como la lava en el interior de un volcán.

[¡Mündansu!]

Kano estallo hacia delante como un proyectil rojizo de vapor escarlata que lo rodeaba. Su sangre comenzó a salir de su cuerpo en forma de aureolas granate que lo rodeaban y parecían seguirlo como la energía a un cometa.

[¡Konketsu!]

Cara a cara en medio del calle, en medio de ambos edificios y en pleno aire ambos chocaron.

La sangre estallo en la oscuridad de la noche salpicándose hacia la cara de la luna llena.

*¡¡SMERG!!*

...

Las gotas de sangre que salieron hacia la luna descendieron por delante de la copa del árbol de aquel manzano que en su infancia habían plantado.

»Maximizar Sangre: Flujo letal mayor.

El susurro de la hija sumado a un par de movimientos con sus manos provoco que la sangre que habia salido despedida hacia el cielo comenzara a vibrar hasta tomar la forma de una media luna la cual descendió junto a una decena más de estas en dirección hacia su padre.

Con los ojos húmedos por la ira, su padre miraba a Rumian mientras lamia sus labios. El padre se pregunto qué tanta fuerza podría hacer extraer a su hija si el aumentara su ventaja sobre ella.

[¿Letal mayor? Consecuencia, anemia.]

Konketsu; el nombre del quirk de aquella familia consiste en una unión de palabras, un juego de estas. El quirk se divide en varios estados unidos al tipo de lucha que ellos poseen parecido a el arte—"Fa Jin"— es así como "Konketsu" es igual a "Sangre Mixta".

En ese estado el uso de habilidades se le conoce como—Maximizar sangre— un total de diez estilos de ataques que constituyen el control de la sangre en un estado de flujo más parecido al líquido.

*¡ZAZ! ¡ZAZ! ¡ZAZ!*

Tres de las trece medias lunas que se dispersaron como cohetes teledirigidos asestaron en el costado de padre, hombro y cara las cuales produjeron un sonido agudo.

Rumian quien estaba a 5 metros de su padre con ambas palmas apuntando a él se quedó estática mientras su piel se tornaba pálida. Su vista estaba borrosa y su lengua seca. Delante de ella, su padre se alzaba entre las medias lunas de sangre incrustadas en el suelo. Aparto una que en parte se habia enterrado en su hombro.

Solo un centímetro logro pasar de la armadura de sangre.

Ese era—"Mazeawa Seta Ketsueki"— que vendría a ser "sangre mezclada".

La capacidad de manipular la sangre y mezclarla alrededor de cada parte de su cuerpo desde el interior hasta el exterior logrando crear una especie de armadura la cual consiste en costras de sangre endurecida tanto como lo puede ser una roca.

Ambos se miraron constantemente mientras una aumentaba sus latidos logrando así que la sangre restante dentro de su cuerpo comenzara a fluir alrededor de todo sus sistema mientras que el otro parecía comenzar a abultar de brazos y piernas tumores redondos que partían la piel al salir.

Esferas rojizas salían de la piel del padre en cantidades abismales.

...

»Ketsugo Ketsueki: Grana Encarnado.

Miruko parpadeo varias veces mientras caía hacia la calle desde el séptimo piso. No podía creer lo que estaba sucediendo. Partes del cuerpo de Kano se abultaban comenzando a liberar esferas rojizas que estaban aumentando su tamaño una vez fuera de su cuerpo. Sin embargo, viendo como sus heridas a la vez eran curadas a la vez que salían las esferas no tuvo mas remedio que prepararse para lo que venía.

Un total de treinta esferas rojizas había salió del cuerpo de Kano hacia su espalda mientras este se encontraba en caída libre.

"Ketsugo Ketsueki" en otras palabras; Sangre combinada. Da al usuario la libertad de librarse de las consecuencias de su quirk. Debido a que el uso de la sangre constante puede llegar a ser perjudicial para la salud se creo esta base de uso; poder almacenar esferas de sangre propia dentro del cuerpo reduciéndolas a grandes cantidades de sangre compactas en esferas dentro de extremidades como pies y brazos, incluso espalda.

Al hacer esto el usuario es capaz de pasar de 4,5 y 6 litros de sangre hasta el doble o incluso el triple de esto. En el caso de Kano, el logro alcanzar la cantidad neta de 44 litros de sangre en su cuerpo convertidos en esferas compactas esperando a estallar.

Y así lo hicieron...

La sangre se volvió un velo a espaldas de Kano mientras que Miruko miro con tranquilidad a la figura de Kano sosteniendo un pilar de sangre que se abultaba en su mano derecha como si hubiera convertido su extremidad en un imán de aquel liquido granate.

Miruko pensó en lo que tenia que hacer; primero era sobrevivir a ese ataque que posiblemente seria punzo cortante debido a la forma en que se estaba adaptando la sangre detrás de Kano.

La mujer comenzó a pensar también sobre lo que tenia a su espalda. Al estar en caída libre ella sabia que solo le restaban unos cuantos segundos para que su cuerpo estallara contra el concreto de la calle por lo cual también tenia que preocuparse en como caer sin perder de vista a Kano.

Claro, para ella le era fácil girar y poner sus piernas como base de impacto y no pasaría nada. En el estado en que Miruko se encontraba era capaz incluso de lanzarse desde un edificio de diez pisos y caer de pie sin que nada le pasase. Pero, ese era el secreto, ella tenia que hacer que sus piernas recibieran el impacto ya que si otra parte del cuerpo lo hiciera... casi como una piñata ella estallaría.

Sin embargo, si ella perdía de vista a Kano seguramente también su vida le costaría.

De espaldas contra la pared y de cara contra las espadas, en un gran dilema la mujer se encontraba. Luchando por idear un buen plan lo único que le quedo fue rechistar.

*Tsk*

Un bastón de sangre fluyendo y un viento abrasador rodearon a ambos en un torbellino de sangre que descendió hacia el suelo de aquella calle.

...

Desgarrando el suelo y haciendo volar la tierra por el aire. Oscurecido por los escombros, el tornado trago en su cuerpo a su propia hija la cual habia sido atrapada por el impidiéndole la huida.

Dentro del ciclón furioso, numerosas sombras podían verse moviéndose lentamente alrededor. Las sombras estaban nadando alrededor como dentro de un océano.

Entonces una figura carmesí mas intensa que aquel ciclón atravesó de frente del tornado y cargo a alta velocidad desde el interior hacia el exterior. Con la punta de una lanza apuntando hacia delante la figura dejo un rastro de caos y destrucción mientras que delante de aquella punta el pecho de un padre se encontraba.

Incapaz de reaccionar a tiempo, su padre sintió un dolor agudo en todo el cuerpo.

*CRACK*

Sintió que cada hueso de su cuerpo se fracturaba.

En el instante que habia bajado la guardia, Rumian se habia movido hasta quedar justo al frente de sus ojos y habia atravesado su esternón con su arma asesina. La punta de la lanza destrozo sus huesos y salió disparada por su espalda.

—¡Ugh...!
Grito de dolor.

Rumian habia usado—"Ketsugo Ketsueki"— conocido como sangre vinculante; una técnica que ni si quiera el hombre habia logrado dominar debido a la complejidad que era el entender la sangre de otros.

»En explicación básica del uso del quirk de los Nakoano entra la capacidad de controlar la sangre. No referente solo a la de ellos mismos si no a la sangre en común. Es este detalle lo que hace que su quirk sea tan valorado y peligroso. La única constante en todos estos años y que solo aquellos que toman la cabeza de una nueva generación son capaces de usarlo. Para ellos, controlar su sangre es como comprender sus defectos. Saber en que son malos, que parte de ellos odian y no les agrada. Al momento de comprenderse a uno mismo en ese aspecto el control de la sangre se vuelve mas fluido. Es por lo que, para poder "Vincularse" a la sangre se es necesario conocer al oponente. Rumian conocía a su padre más que nadie.

Ella habia usado la sangre de su propio padre en contra de él formando una lanza en el interior de aquel ciclón formado de sangre. Con un impulso potente ella salió como la carga de un toro furioso contra su padre importándole menos su bienestar.

Una lanza que destroza el interior de un ciclón...

...

»Mündansu: Séptima Postura...

Durante la caída libre y al instante del choque contra la calle aquella mujer habia estado haciendo movimientos continuos con su cuerpo emulando la propia inercia.

"Para que la séptima postura pueda..."

—¡LANZA SELENICEREUS!

*¡CRUEGH!*

La carne crujiendo al igual que el cristal endurecido quebrandose era el mismo sonido que acompañaba aquel impacto directo al pecho de Kano.

El hombre tenia una elevada resistencia al dolor por lo que pudo mantener la compostura no perderse a sí mismo en el dolor.

Pero era intenso.

Sentía que su vida se desvanecía. Una sensación similar a la de su pasado la que le envolvía pues aquella cicatriz redonda en su pecho como la apertura de una dona más el intenso dolor provocado por la patada de Miruko le hizo pensar aun más en su pasado.

Sin embargo, su voluntad se antepuso al dolor.

[¡E-Esta mujer...!]

Sus ojos se curvearon al igual que la mueca en su boca. Las comisuras de sus labios se extendieron en una gruesa sonrisa que mostraba los dientes como un perro salvaje.

Sobre el concreto de la calle sus pies despegaban a trozos del suelo mientras más retrocedía.

Autos, faroles, arboles, arbustos, bancas y demás cosas que adornaban la calle ahora se encontraban sacudiéndose con el avanzar del ataque mientras que, el ciclón de espaldas de Miruko se desvanecía.

Envuelto en un arrebato de ira, Kano tomo la pierna de Miruko y presiono con tanta fuerza que algo dentro de sus carnes crujió.

—¡Ngh...!

Kano enterró sus talones sobre el concreto de la tierra. Manchas de sangre salieron disparadas hacia el suelo clavándose sobre la calle y por encima de los hombros de Kano emergieron doce esferas rojas nuevamente.

Miruko tercio su gesto hacia arriba y su mueca se tornó agresiva.

Cruzo sus brazos.

*¡STUCK!*

Miruko fue golpeada duramente por un choque explosivo de las esferas rojizas que se unieron al golpe que la lanzo hacia el suelo.

Fue tal la fuerza de ese golpe que al inclinar su cabeza hacia delante evitando que se golpeara en la nuca, reventó uno de sus dientes al rechinarlo uno con el otro.

Por un momento sintió que la vida se le iba.

Soltó un quejido seco y de su garganta fluyo sangre hasta el exterior.

*¡COUGH!*

Entre los trozos de concreto que volaron alrededor de la zona de impacto parecían haber florecido con la sangre que salpico el rostro de Kano al momento de que Miruko vomitara dicho líquido.

En un flúor momentáneo sus ojos brillaron.

Delante de Kano la mujer yacía en el suelo.

...

Delante de Rumin el hombre yacía en el suelo.

Bañado en sangre y con una mirada casi muerta. No solo ella tenia su piel en tono pálido si no que su padre por igual portaba las ropas de un muerto viviente. Tanto su piel blanca como sus mejillas hundidas al igual que sus ojos solo podían estar delante de la silenciosa mirada inquisitiva de su hija.

Rumian habia salido victoriosa aquella noche, pero el precio que pago por esa victoria fue muy caro.

Su padre, su brazo derecho y la mitad de su rostro desfigurada.

Ni si quiera ella era capaz de curarse de ese daño.

La lucha fue encarnizada. Aquella batalla duro al menos tres horas hasta que el padre finalmente cayo rendido sobre una cama de hojas rodeado de flores mientpacio se esclarecía en el bosque demostraba un claro abierto a la noche creado por la destrucción de aquella pelea.

El manzano habia caído y las manzanas se desparramaban por todo el suelo.

Un rio de sangre descendía de los arboles al suelo formando un lago alrededor de padre he hija mientras que poco a poco aquella noche se tornaba carmesí.

Como aquella luna hace millones de años cuando aun era roja... Rumian pudo ver los últimos respiros de su padre.

Parecía que él quería decir algo, parecía que el estaba por decir algo, pero Rumian no espero. Cuando levanto su mirada por encima de su padre pudo ver a la lejanía un gran incendio ascendiendo a los cielos proveniente de lo que era el pueblo.

Rumian no espero... no lo hizo.

Aun con su brazo derecho echo trizas, la mitad de su rostro desfigurado ella dio un paso hacia delante y comenzó a correr, tan rápido como le era posible.

Mientras la sangre se salpicaba de su cuerpo al cielo el hombre que dejo atrás parecía haber murmurado algo, sin embargo, Rumian ni si quiera se detuvo a escucharlo.

Tan solo las lagrimas de sangre que cayeron de Rumian fueron capaces de encerrar ese recuerdo en un momento eterno en los ojos de...

...

...Kano quien habia retrocedido.

Dio dos pasos hacia atrás tomándose del rostro.

Uno de esos pasos fue lo suficiente para hacer que tropezara y cayera sobre una de sus rodillas. Con un ojo escapándose de entre la apertura en sus dedos el miraba el suelo, parpadeando y frunciendo el ceño.

Cuando alzaba la mirada su mundo se retorcía mientras que la mujer delante de él se alzaba.

Cada parpadeo era un cambio de rumbo en su percepción.

Aquel adulto con una rodilla en el suelo miraba hacia delante mientras su mente vibraba golpeando sus sentidos duramente.

"¡Chieko, escúchame...!"

Esa voz se transformaba en visiones.

"¡Chieko...!"

La mujer delante de él...

...

INTRODUCIR: INQUISITION - OLIVIER
DELIVIERI



—¡Busquen al niño, maten a quien se interponga!

Las manos de la mujer tomaron las mejillas de su hijo.

Escondidos detrás del velo de un cortinero mientras que fuera de aquella habitación todos los pasillos que conectaban cuartos en aquella enorme mansión estaban hundiéndose en las llamas.

Fuera de aquella habitación justo por una apertura a lo largo del pasillo la madre podía ver a una mujer forcejeando con un hombre.

—¿¡Donde está el niño?!

—¡Déjelo en paz!

—¡Cierra la boca! ¡Él tiene que morir! —el adulto tomo del cuello del vestido a la mujer y la alzo—. ¡Esto no tenía por qué ser así mujer! ¿Entregarnos al niño era tan difícil?

—¡P-Pero solo es un niño...! han perdido el juicio.

El hombre no se detuvo a estampar a la mujer contra el suelo causando estragos en el corazón del niño quien también era espectador de la escena mientras que su madre, a su costado trataba de alejarlo de esa escena.

—Tú lo has querido...

—¡Deténgase, YO NO SÉ NADA!

Fueron las ultimas palabras de la mujer antes de que todo se envolviera de gritos. Entre las llamas que caían del techo fueron bañadas las ropas de la mujer y tirada por las largas escaleras al final del pasillo.

El niño observo esto antes de que su madre lo tomara nuevamente.

—Chieko... escúchame —la mujer de cabello oscuro y ojos afinados sostuvo a su hijo de sus hombros—. T-Tenemos que salir de aquí así que no hagas ruido, pase lo que pase.

Aquella mansión estaba llenándose de personas que iban y venían mientras el fuego consumía todo a su paso.

Madre he hijo quienes estaban en la habitación del pequeño salieron de aquel velo caminando detrás de unos estantes de libros ubicados en una esquina de la habitación. Las fuertes pisadas del pasillo al otro lado del muro se precipitaron hacia aquella habitación.

La mujer tiro del brazo de su hijo, agachada hasta lograr quedar completamente detrás de los estantes.

*¡CRASH!*

El hombre irrumpió con un estrepito.

Sacudió su cuerpo de lado a lado rebuscando en la habitación con un rifle en sus manos.

—¡Se lo ruego, Chieko-Sama no está aquí...!

Debajo de sus pies el piso de madera chamuscada se habia resquebrajado permitiéndole al infante mirar un piso hacia abajo observando como una de las mujeres que le llevaba su comida día tras días era cruelmente aplastada por un hombre de gran tamaño.

Fue entonces que el piso crujió nuevamente y uno de los estantes se cayó hacia delante desvelando la posición de la mujer.

—¡LA ENCONTRE!

Grito el hombre del rifle preparando un tiro.

La madre se preparo y alzo su brazo apuntando hacia el hombre.

*¡BANG!*

El tiro salió.

*¡SLASH!*

Una onza de sangre se disparó.

—¡NGH...!

—¡Ahrg...!

El hombre fue partido por la mitad mientras que la mujer recibió un tiro en uno de sus ojos destrozándole parte de la sien.

Rápidamente la mujer se desplomo hacia el suelo mientras una gran cantidad de sangre se desplomaba de su rostro.

Chieko, su hijo retrocedió atemorizado por el estado de su madre.

Ella no tenia mucho tiempo, de hecho, los segundos que gasto cayendo al suelo fueron lo suficiente como para que escuchara como las pisadas venían a montones.

Con aun uno de sus ojos sanos pudo ver la apertura por donde Chieko vio primero y para su horror, el hombre de gran tamaño también la veía.

Ella apunto a su hijo y lanzo mucha sangre sobre este.

*¡SCRACH!*

El piso de madera se rompió y la mujer parecía haber sido jalada hacia abajo mientras que el segundo piso se desmoronaba mientras que el niño se llenaba de una capa de sangre endurecida.

La mujer cayo sobre el duro suelo del primer piso mientras una lluvia de flamas caía a su alrededor.

—C-Chieko...

Delante de ella el hombre de gran tamaño pateaba el cuerpo de la criada hacia un lado encontrándose con la mujer.

—Rune-Sama, al fin se deja ver.

Un abdomen tan inflado como el capo de un automóvil a la vez que brazos tan gruesos capaces de aplastar un camión sin una pizca de esfuerzo.

Su mirada era atemorizante pues parecía estar disfrutando la situación.

Cuando Rune alzo la mirada lo único que pudo ver fue manchones rojizos acompañar el entorno del hombre. La sangre que ahora partía de aquella apertura en su cráneo se habia extendido hacia su ojo sano volviéndolo rojo por completo.

Las fuerzas de la mujer se desvanecían mientras que, detrás de ella el niño salía de la capa de sangre cayendo por delante del hombre.

Rune trato de hablar, pero comenzó a sufrir fallas en su habla debido a la herida de bala. Quizás por la adrenalina, quizás sea esa la razón por la cual logro mantenerse consciente hasta entonces después de haber recibido el disparo.

A su alrededor las llamas hundían la mansión mientras que las personas que trabajaban en ella eran calcinadas por el fuego que acompañaba a un pueblo iracundo.

Un mar de gente fuera de la propiedad destruyendo todo mientras que arboles a los alrededores caían mientras que, Rumian quien parecía dejarse la vida recorriendo el bosque finalmente arribo a través de una saliente en una colina que ocultaba el pueblo por debajo del desnivel.

Ella se detuvo y sin creerlo lo que se encontró fue aquel hogar que le vio nacer hundiéndose en las llamas en la cima de la colina. Por delante de esta mansión el pueblo parecía estar más vivo que nunca.

Los gritos y alaridos de las personas se volvían un himno de libertad, de revolución contra la familia Nakoano.

La noche que arropaba el pueblo ardía con las llamas que se extendían ante las pupilas carmesíes de una hija decaída.

Los temblores en su pecho se volvieron tambores de la disrupción. Quebrando su alma en pedazos y consumiendo su corazón en una ira que la hacia envolverse en una locura que nublaba su vista.

Como un manchón de sangre que se estrella contra el piso su mirada se torno de una delgada línea roja que se extendió junto al fulgor en su estómago.

Rumian jamás habia sentido una ira y un temor tan grande. Fue entonces que ella jamás espero escuchar el grito tan desgarrador que recorrería todo el pueblo hasta sus oídos.

Fue el grito de su madre que viajo kilómetros hasta ella.

Pudo sentir como la vida se le iba, pudo sentir como todo se revolvía en su interior mientras que, en el pináculo de aquel lugar en su hogar un gran mar de sangre estallo.

Un pilar arremolinado de sangre que se extendió hasta lo más alto del pueblo.

La mansión habia sido reducida a nada mientras que una masa roja parecía desplegarse por todo el pueblo ante los ojos incrédulos de la hija.

Fue entonces que en sus recuerdos mas vividos aquella imagen que vio hace tantos años en el cuarto de su hermano revivió.

El cuadro de su familia se habia roto siendo consumido por las llamas.

Olas de sangre tan grandes como un tsunami iban y venían en movimientos oníricos por todo el pueblo mientras que los gritos y alaridos se convirtieron en suplicas de terror.

El padre que yacía en la cama de hojas sobre un lago de sangre habia muerto con los ojos abiertos, admirando la luna con un anhelo que finalmente habia muerto con él.

...

De vuelta a la realidad, Kano sentía como su pecho se calentaba, tanto que aquella cicatriz circular en su pecho comenzó a brillar mientras se abría.

Miruko quien estaba finalmente de pie ante él miro a su alrededor encontrándose a lo lejos a personas mirando la batalla.

El sentimiento de que algo malo estaba por ocurrir no dejo de abundar en su corazón mientras que, en Izuku ella pensó.

Tuvo el tiempo de mirar hacia el edificio el cual brillaba destellantemente con la batalla de Kamui, Yu y Eva.

Fue enseguida que al regresar su mirada hacia Kano algo extraño habia pasado.

Sus pies oscuros se habían tornado. De su torso hacia arriba en una especie de brea roja se habia cubierto mientras que espirales de sangre avanzaban como ríos cambiantes.

Su rostro habia desaparecido y una gran sonrisa en el habia sido dibujada. Tan grande que sus comisuras se destrozaron y sus dientes como de animal se había transformado.

En un segundo Miruko habia parpadeado.

Como el meteorito que impacta sobre el planeta, el hombre iba hacia la luna delante de él.

Con aquellas fisuras en su cara abiertas, sus ojos miraban fijamente a la mujer a tientas.

Miruko se habia quedado pasmada ante el inminente golpe.

...

[En el centro de aquel mar de sangre de esa noche hace tantos años, era el niño de la sangre quien se habia liberado de toda atadura y sobre el pueblo que lo vio nacer, la maldición habia dejado caer.]

...


Miruko se redujo a nada en aquel instante.



...

[Finalmente habia recordado. Todo su pasado enfrascado, casi como el mar entre las tierras cubrientes. El niño quien, nacido de una bendición, en una maldición el se habia convertido. Con los alaridos de su hermana, Kano, quien Chieko antes era... habia recordado. Aquella la historia, del niño y la bruja dentro del valle de las hojas.]

Próximo capitulo: La bruja en el valle.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top