ECONOMÍA MIDORIYA.

CAPITULO 1.

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Era un 12 de mayo, sábado por la mañana. El sol ya había salido completamente y los sonidos de los pájaros aleteando y cantando de lado a lado habían sido sustituidos por los ruidos de los coches y las personas las cuales caminaban junto a sus parejas, hijos o amigos para hacer las típicas compras mañaneras pues las 11 am rondaban en aquel hermoso día.

Y cualquiera pensaría que a estas horas nuestro querido protagonista estaría llevando a cabo un gran y arduo trabajo corporal, un entrenamiento para despertar esos bien trabajados músculos. Pues usualmente las mañanas de Izuku empezaban temprano.

Como un chico profundamente centrado, se levantaba antes del amanecer para prepararse su desayuno, salir a correr con su usual y algo viejo traje atlético.

Sin embargo esta vez no sería así.

Lastimosamente tenemos delante de nosotros el epitome de la pereza misma pues medio estomago sobresalía de aquel camisón arrugado y feo que su color se había desvanecido con las repetidas lavadas. Media pierna salía de un lado de la sabana mientras otra estaba completamente fuera con media sabana cayéndose a un costado de la cama.

El chico estaba pegado a su almohada como si este quisiera asfixiarse con ella pero para su buena suerte no era así. Este se aferraba a ella como un perro hambriento a un trozo de hueso.

Algo asqueroso pues babas caían de su deslumbrante sonrisa debido al posible buen sueño que estuviera teniendo.

Durmiendo tan plácidamente rosando el medio día.

Durante largos minutos fue de esta manera hasta que repentinamente el chico despertó cerrando su boca y tragando la saliva acumulada como un charco. Con un ojo aun dormido y con el otro moviéndose de lado a lado por aquellos cuatro muros viejos y agrietados observó que el sol había salido. Sostenía su cuerpo con una mano mientras la otra parecía desfallecida. No fue hasta un par de momentos que comenzo a sentir un cosquilleo en su brazo dormido, el derecho, que este término por caer boca arriba sobre el colchón una vez más y así, la sabana finalmente cayó al suelo.

―¡M-mi m-mano...!

Uno pensaría que las precuelas de hace 3 meses le habían afectado esta mañana pero para nada era eso puesto que el joven pecoso de cabellera encrespada estaba pagando factura al no dejar que la sangre fluyera por sus venas y entonces su brazo entrara en aquel particular estado.

Estaba sintiendo como la sangre otra vez fluia en sus venas y eso le hacía sentir un dolor eh incomodidad indescriptibles.

Se quejaba y jadeaba mientras se sacudia de lado a lado en la cama hasta que de un momento a otro termino por caer de esta haciendo un escándalo entero pues aquel viejo suelo de madera que con solo el peso de los pasos del chico rechinaba, el impacto termino por fracturar una de las maderas más viejas al lado de su cama.

Una mota de polvo se convirtió en una pequeña nube que se extendió hacia el resto de la habitación.

Este era su castigo por pecar de perezoso.

Mas tarde esa misma mañana por fin se había puesto de pie y caminando a lo largo de su pasillo fuera de la habitación el chico marcho algo decaído y un poco adolorido.

Tenía hambre.

Camino hasta la cocina como de costumbre. Tomo la agarradera de la nevera y tiro de ella para que una nueva sorpresa se cerniera sobre él.

*TONG*

La nevera estaba vacía.

Las pupilas como remolinos en aquel plano blanco dentro de sus ojos mientras la sombría decepción se le dibujaba en el rostro.

Era cierto, resulta que Midoriya no había ido al supermercado hace algún tiempo.

No era porque no quisiera o simplemente por que tuviera pereza. La razón más obvia era porque no tenía tiempo para ello. Entre la escuela y aquellas «Pasantías» las cuales el aun no quería llamarlas por su nombre, tal vez esa era la verdadera razón del que no tenía nada en la nevera.

Nada más alejado de la verdad.

El tomo su cartera y observo tan solo una mota de polvo salir de ahí como si la misma cartera vieja y arrugada suspirara avergonzada de su portador.

Se sentía vacío el chico con la boca entre abierta.

«Está bien» dijo este en un intento de apoyarse moralmente por lo cual camino hasta la sala donde debajo de la televisión, en el mueble que sostenía esta, había una puerta corrediza que empujo hacia un lado y saco lo que parecía ser una bolsita rosada la cual tenía una nota con una inscripción que rezaba.

"Para emergencias."

Una luz se dibujó en sus ojos cuando noto lo pesado de la bolsita. Pues este mismo contenedor era donde izuku ahorraba una parte del dinero que el estado le entregaba para el mientras que el dinero que su padre había guardado estaba destinado a pagar los gastos médicos así que las opciones estaban ahí.

El chico felizmente abrió la bolsita.

―¡Ahhhhh...! ―el grito arrojando la bolsita hacia un lado.

Cayo de rodillas. El golpeo el suelo con sus antebrazos y algo enojado maldijo a aquella mujer pues dentro de la bolsita había un cumulo de cabezas de zanahoria.

Enseguida el chico se levantó y corrió hasta su habitación para tomar el teléfono que se encontraba cargando en su mesita de noche pero oh vaya giro de los asuntos que al parecer su celular ni si quiera se había cargado. Esto le pareció raro a izuku pues juraba haberlo visto encendido por un momento la noche anterior cuando conecto el cargador. Dado esto el tomo el conector y lo desenchufo para enchufarlo una vez más para toparse con la sorpresa de que el celular no daba señal de estar cargándose.

Pensó que quizás el cargador había dejado de funcionar o tal vez el celular pero su cabeza rememoro algo que había ocurrido hace unos instantes cuando fue a la cocina.

El camino una vez más hacia su cocina para abrir la nevera y percatarse por fin del punto fuerte de ese sábado por la mañana.

La electricidad se había ido.

Con temor tras unos segundos de confusión recordó con su gesto aludido que él no había pagado la factura de este mes.

En una estridente caída hacia el suelo de rodillas, aun mantuvo su mano en la jaladera de la nevera pero su cuerpo ya se había rendido. Ante el hambre, ante la falta de luz, de dinero y...

«¿Qué día era hoy?»

Las últimas semanas el chico había tenido muchos cambios en su vida. Antes él no dormía para nada pero ahora lo disfrutaba más que nada. No había pesadillas, no había ningún tipo de remordimiento.

Estaba en su plenitud entera.

Pero es gracias a esto y demás cosas que Midoriya Izuku había bajado la guardia en algunos aspectos. Uno de ellos es el hecho de que vivía solo y que ninguno de sus padres pues... Bueno, Midoriya desde hace un tiempo se había hecho autosuficiente logrando vivir una vida «Digna» hasta cierto punto pero últimamente con todos los cambios en su vida le ha costado bastante mantenerse a pie de letra.

El pecoso tenía una pensión de unos 40 mil yenes al mes, un poco menos del salario mínimo. Sumado a esto venia el ahorro monetario de su padre el cual se dividiría por 5 años si este chico retirara solamente 15 mil yenes mensuales.

De eso ya hace 3 años pero, los gastos médicos conforme el tiempo avanza, cada año suben por lo cual tuvo que recurrir a 25 mil yenes mensuales reduciendo su taza hasta un plazo de 3 años y quizás unos 7 meses.

Debido a esto el presupuesto de su padre terminaría justamente a inicios del siguiente año pero no podemos olvidar que el joven Izuku Midoriya aun es un adolescente el cual puede llegar a tener algunos deslices o como el los llamaría «Necesidades».

En el pasado él tenía que aguantar el no desayunar para las mañanas para poder comprarse algo de ropa al menos una vez cada 3 meses. Pero por alguna razón estas veces el chico había olvidado esa regla infalible en sus gastos por lo cual al no considerar esto, poco a poco entre varias cosas todo su dinero comenzo a desaparecer.

Y agregándole el hecho de que el chico tiene pasantías en una agencia «Fantasma».

Ya hace dos meses que emprendió esta aventura con la heroína número 5 de todo japón.

El no describiría a aquella mujer como una «Vividora» pero al contrario de izuku, verdaderamente la mujer tras el nombre de Miruko tenía una mal administración monetaria.

Horrible para un adulto.

Dado estas razones, la última vez que visito la casa del chico dio como resultado en aquella bolsita al medio del pasillo llena de cabezas de zanahoria.

Izuku estaba arruinado.

Pero viendo el lado bueno, para un chico de su edad el haber manejado unas buenas finanzas durante estos últimos tres años, lo hizo muy bien. Sin embargo estas palabras no serían un alimento para el chico quien con el estómago vacío camina a lo largo de las calles de su ciudad, Musutafu.

Alrededor de la zona comercial donde su short de color oscuro, sus tenis desgastados de color rojo apagado junto a su sudadera azul verdosa que cubre se camiseta oscura se sacuden junto a su cabello con la brisa del medio día.

El sol brillaba intensamente por encima de las nubes pasaderas las cuales nublaban por momento la ciudad.

Bajo una de estas nubes el chico había estado caminando por la cera con ambas manos dentro de los bolsillos. Él tenía su mirada mirando atrás de sus ojos mientras pensaba que hacer y que comprar.

―A ver, tengo 1200 yenes. Debería comprar algo de cebollines, un poco de shiso. Quizás con suerte pueda hacer gyozas... no lo creo. La última vez que compre algo de shiso había subido el precio por el kilogramo.

Para su buena suerte, el pecoso en su sombría tristeza había logrado encontrar un billete de mil yenes justo debajo de su cama. Los otros doscientos yenes tuvieron que salir de su pequeña alcancía de vaca que tenía sobre su mesa de noche.

Al romperla el lloro un poco y ahora mismo tenía el sentimiento de tristeza al recordar su pequeña vaquita hecha trizas en la bolsa de basura de su cocina.

―No puedo gastar a lo tonto ―dijo mientras sacaba ambas manos de los bolsillos y en una de ellas portaba su monedero el cual abrió con cuidado.

Cabe recalcar que el joven portaba sus muy propias vendas que rodeaban enteramente sus brazos hasta el inicio de ellos allá en el hombro.

―Con este dinero creo que lo mejor sería comprar algo de arroz, bastante de hecho para poder sobrevivir hasta el lunes que paguen mi pensión. Quizás hoy pueda comer algo de Wok. Si quiero eso entonces tendría que comprar algo de fideos, sepia, langostinos, pimientos, zanahoria, Oh, también debería comprar para preparar algo de salsa de soja, setas shiitake y algo de aceite de oliva aunque viendo mi situación... creo el aceite normal sería suficiente.

Izuku se había detenido a la entrada de la zona comercial la cual era un especie de túnel de gran tamaño donde le techo curveado trataba de una gran lona de color transparente aferrada a los edificios de los costados.

Era un largo camino que cruzaba la manzana entera constando de casi 500 metros de puros negocios de verduras hasta carne, utensilios de limpieza y baño hasta ropa y juguetes.

Era un lugar perfecto para las amas de casa las cuales eran más del 70% de la clientela pues al asomar la mirada se encontró con un mar de mujeres. Algunas acompañadas por sus hijos, otras por sus amigas, algunas con sus esposos pero la mayoría de ellas tenía el control completo de la zona como si esta misma se hubiera hecho especialmente para ellas.

Apenas el chico había asomado su rostro hacia aquel enorme túnel comercial, pudo vislumbrar a lo lejos todos los puestos de insumos donde vendedores y vendedoras miraron con cierta pesadumbre a izuku.

Esto a él no le pareció raro en lo absoluto, tampoco le molesto.

Sinceramente a él a estas alturas le daba completamente igual pues la costumbre ya estaba marcada en su venas. Pero no solo estar acostumbrado a ese tipo de miradas le dieron resistencia. Cuando el miraba aquellos rostros y su cerebro enseguida le gritaba que él no era bienvenido en ese lugar, casi automáticamente un sentimiento cálido abordaba su pecho.

Cerraba sus ojos un par de segundos y en esa oscuridad formada en su mirada, poco a poco entre sombras, flashes de luz forman un campo en blanco donde las personas detrás de él lo llaman.

All Might, Hatsume Mei, Shimura Tenko, Uraraka Ochako, Nejire Hado, los señores Shimura, Hanna Shimura... Miruko.

El resto de sus compañeros llaman su nombre y él sonríe.

Al abrir sus ojos todo está bien. La inseguridad de su pecho desaparece y todo fluye con normalidad. Las miradas inquisitivas de las personas se desvanecen y todo el ruido de sus pensamientos negativos se ve sustituido por las risas de sus amigos, de sus preciadas personas.

Entonces izuku dio un paso dentro de aquel lugar.

Un paso...

El levanto su pie...

*GAP*

Su mano izquierda que sostenía el monedero lleno de monedas y su billete de mil yenes había desaparecido en un parpadeo.

―¿Eh? ―con una sonrisa dudosa y nerviosa izuku miro su mano vacía cuando el graznido de un ave resonó al final de la calle por encima de los faroles de alto―. Ah... ―aún son esa sonrisa miro aletear las alas de aquella ave que se alejaba cortando esquina y girando hacia la derecha perdiéndose de vista.

Una vez más, izuku miro su mano vacía.

[...]

Sus ojos se ensancharon y su alma vibro tan fuerte que sintió que el suelo debajo de sus pies se desvanecia quedando en un mundo en blanco.

Él había sido robado.

...

*Clink*

El chirriante y metálico sonido de aluminio golpeando el techo de un edificio provenia de aquella soda que fue pateada por un chico de cabello encrespado, filoso ascendente como una púa que sobresale de su cabeza, pero no es más que un simple peinado extravagante. El joven que viste una sudadera anaranjada corroída por el tiempo se sacude con el viento mientras este camina impaciente en la orilla de la cornisa.

―¡Tengo el botín! ―exclamo una voz femenina.

―¡¿En serio!? ―en seguida el chico giro de golpe emocionado.

La sudadera y ese peinado se unieron a la joven chica que de aspecto cansado pero sin opacara su belleza natural que se encontraba de cuclillas mirando hacia el frente, justo donde otro edificio se alza por encima del suyo.

―¡Si! ―respondió ella enseguida que se puso de pie―. Solo dame unos momentos, ya casi llega.

El chico pateo con fuerza una última vez aquella soda que ya llevaba rato pateando para controlar el nerviosismo.

―Sabía que el plan de las aves no era malo. Se lo escuche decir al idiota de tu novio ayer y creo que por fin estamos de acuerdo en algo ―dijo en un hilo de voz.

La cabellera de color azul con peinado corto, rasurada por toda la parte inferior de la cabeza perteneciente a la chica se encontraba moviéndose ligeramente con las brisas de viento que abundaban a esa altura.

―¿Puedes dejar de llamar idiota a Bliss? ―pregunto algo irritada―. Si no fuera por él no tendríamos donde dormir. ¿Lo puedes recordar verdad?

―Donde dormir... ―repitió casi búfanamente―. Ese basurero es para cerdos ―el chico giro su rostro en una mueca y un quejido―. Es ya de por si un honor para él que vivamos ahí. Además, así no se sentirá solo el miserable.

*Tsk*

―Cierra la boca mejor, no me dejas concentrarme ―le espeto.

―Controlar una ave ya es un logro para ti. Aunque he de decir que esperaba que te fuera más fácil que con los gatos. Supongo que tu quirk tiene más afiliación con los felinos.

―No se trata de eso. Te recuerdo que los gatos caminan como nosotros. Las aves vuelan, ¿Sabes que nunca he volado en mi vida verdad? Me es difícil porque tengo que aprender a volar además de mi miedo a las alturas. Pero, ¡Claro! Tú no tienes nada que preocuparte, simplemente parpadeas y ¡Bum! Ya estas a salvo.

―¿A salvo? No fue nada sencillo conseguirte esa ave ―resoplo agotado―. La niña no puede soportar que la ave sea muy grande... ¡Casi me mato al cambiar lugares con esa cosa!

―Cierra la boca de una vez y mejor prepara la maleta. En cuanto llegue la ave con este último iremos a la calle 35 en la zona turística. Seguramente haya bastantes personas que podamos...

En seguida se formó un silencio.

Por parte del chico el cual hizo caso a su hermana, se percató de la súbita manera en que se calló. Él estaba acostumbrado a que su hermana fuera bastante parlanchina cuando empleaba su quirk y más ahora que estaba experimentando una nueva sensación con este.

Sensación que hizo temblar su corazón.

―Chihiro...

―¿Qué pasa?

La chica sentía frio en sus extremidades y aquellos ojos de mirada perdida estaban moviéndose incontroladamente cuando finalmente ella se dio la vuelta un poco, mirando por encima de su hombro.

Ella grito.

―¡Dai! ―rápidamente Chihiro extendió su mano hacia su hermana quien cayó de espaldas. Sus ojos amarillos de punto negro se habían desvanecido y la chica no tuvo tiempo de decir una palabra.

El ave al fin había llegado a aquel techo frente a los ojos de los dos hermanos.

Poco a poco el ave ascendía hacia arriba y del filo de la cornisa le seguían un par de relámpagos y consiguiente a estos una mano vendada apareció en seguida el ave había subido dos metros.

Los ojos de ambos hermanos se encontraron con una amalgama esmeralda que en un segundo alcanzo el ave y al otro había terminado deslizándose a unos palmos de ellos en aquel techo dejando a su paso partículas electrizantes y polvo.

Izuku había alcanzado su monedero de vuelta.

―Casi no lo logro ―soltó en un bufido izuku quien recobraba la postura―. Esa ave era muy rápida... ―cuando este se había erguido y los relámpagos alrededor suyo desaparecían, sus ojos se entornaron alrededor de los dos hermanos delante de él―. ¿Hola?

Saludo de buena forma.

Cuando este levanto la mano dando un gesto de saludo los hermanos miraron detenidamente aquella mano para luego esta pasara a segundo plano y terminaran por admirar el panorama completo de la persona delante suya.

Izuku por otra parte también movió su mirada hacia un costado donde pudo ver una mochila la cual había resbalado del lugar que estaba y dejando caer de su interior un cumulo de billeteras y monederos de diferentes colores.

Hubo un momento en que las miradas de los tres tenían supuestos objetivos los cuales les dieron cosas que pensar.

―Cabello encrespado...

―De color verde ―atajo Dai.

―Brazos vendados...

―Y una cicatriz en su rostro

Una brillante luz cayó del cielo iluminando por un segundo ambos ojos esmeraldas de los cuales, uno de ellos que se encontraba debajo de la cicatriz en el lado derecho de su rostro brillo opacamente provocando que diera la impresión que este tuviera un tono plateado.

[Es el...]

Izuku inclino la cabeza hacia un lado mientras apuntaba con su mano izquierda hacia la mochila.

―¿Ustedes acaso están...?

―¡Dai!

La chica asintió y dio un giro en el suelo para luego levantar el rostro y con ello su brazo apuntándolo hacia izuku.

―¿...?

Un metálico sonido casi como si estuviera resquebrajándose debajo de la manga de la sudadera de la chica trajo consigo que la tela se rompiera y esta fuera sustituida por un especie de aparato el cual disparo.

*¡Bang!*

Por encima de su dorsal salio disparado una especie de corcholata a gran velocidad.

―¿Qué están...?

*¡LINGGGGG!*

[¿Huh?]

Las perlas esmeraldas dentro de los ojos de izuku estaban dibujando poco a poco en ellos una figura la cual comenzaba a aparecer como el humo de un cigarro para luego tomar una forma etérea.

*¡THOM!*

Un fuerte puñetazo directo hacia su rostro sacudió sus ideas. Su cabeza se tambaleo hacia un lado lanzando su mirada hacia el suelo del techo mientras su cabello cubría su rostro.

Delante de él, a unos palmos arriba se encontraba Chihiro, el chico de la horrible chaqueta anaranjada con el puño en alto el cual estaba recubierto de lo que parecía ser un puño americano pero en forma de guante para motociclista.

De sus nudillos brotaban una hilera de placas de lo que parecía ser metal mientras que el resto de sus manos estaba cubierto de aluminio mezclado con partes de cuero.

La rodilla de izuku toco el suelo y Chihiro volteo rápidamente hacia su hermana. Esta se encontraba cerrando la mochila para luego colocársela en la espalda. En un instante sus pupilas se afilaron y terminaron como la punta de una espada. Ella lanzo sus palmas hacia el suelo y su curvatura se levantó de la parte inferior de su cuerpo.

Antes de hacer cualquier otro movimiento, la lata que se encontraba pateando el chico había sido golpeada por lo que parecía ser una cola que salía de debajo de la sudadera color beige de la chica.

Sus sentidos parecían afinarse cuando esta dio un giro de 180° y comenzar a correr en cuatro patas impulsándose hacia el muro que dividía ambos edificios saltando por este desapareciendo de la vista de ambos jóvenes.

Chihiro retrocedió dando pequeños saltos como si se tratara de un encuentro de box cuando el sonido metálico sonó de nuevo.

Al rabillo de su ojo se movió su pupila como una bola de billar en una mesa.

*¡FUSH!*

Él se desvaneció y en su lugar había caído una lata a medio acabar. El líquido se derramo en el suelo a unos centímetros de izuku. El sostuvo su mandíbula cuando finalmente se puso de pie y agito un poco la cabeza. El cabello se le había acomodado como de costumbre. Algo apesadumbrado giro hacia la barda observando la estela de humo que dejo la chica al saltar tan salvajemente.

―Ese golpe fue duro ―dijo con una voz pasiva.

No parecía molesto en lo absoluto, más bien se miraba algo confundido. Pero aun así, el dibujo una sonrisa en su rostro.

El aire se adentró hacia sus pulmones y su pecho se hincho. Poco a poco el extendió sus manos hacia los costados, por encima de su pecho y los bajo hasta que poco a poco su curvatura se terminó por inclinar 45° grados hacia delante. Como un par de latigos sin uso, sus brazos vendados colgaron de su torso y el pie derecho se levantó de la parte trasera para solo dejar la punta de su pie apenas tocando el suelo del techo.

―¿Cómo lo diría ella? ―pregunto―. ¡Oh ya se! No... es un poco grosero. Mejor no, no va nada conmigo.

Hablaba para sí mismo.

El sonido chirriante del viento como él te una caldera de té caliente se escucha a la vez que su cuerpo se ve recubierto de densas franjas de energía carmesí con relámpagos blancos viajando alrededor de su piel.

Estas habían desaparecido tras unos instantes dejando a su paso el brillante destello intermitente de partículas eléctricas.

El esmeralda brillo a su alrededor y el desapareció en un salto hacia aquella barda.

Por su lado, el par de hermanos se encontraban ya un par de techo más adelante, casi llegando al final de los edificios que conformaban aquella manzana.

Dai, la joven chica de cabello azul oscuro se encontraba corriendo a cuatro extremidades dando saltos enormes de edificio a edificio mientras que, aquella cola que sobresalía por debajo de su sudadera lanzaba corcholatas cada 3 segundos. Estas eran sustituidas por su hermano mayor, Chihiro quien al aparecer en lugar de esas corcholatas daba un salto hacia delante corriendo detrás de su hermana.

―¡¿En serio es ese imbécil?! ―exclamo Chihiro sosteniendo una billetera que se le había salido de la mochila a la chica.

―Tenemos que avisarle a Bliss ―dijo ella―. No podemos perjudicar la operación...

―¡¿Cuál operación?! ¡Estamos robando nada más! ―reclamo molesto el chico tras aparecer a un lado de la joven al haber intercambiado lugar con una maseta en lo que parecía ser un invernadero en la cima de aquel edificio departamental.

―¿Lo golpeaste no? El no debería estar...

Ni si quiera termino de hablar cuando delante de ellos, en el último edificio de la manzana había aterrizado Izuku en un estruendo pues al tocar el suelo una nube de humo se alzó obligando al par de hermanos a detenerse de golpe teniendo entre ellos una caída hacia un callejón oscuro que los dividía.

―No debería de estar haciendo esto pero... ―de la nube de humo izuku camino hacia delante y levanto su dedo índice hacia la mochila en la espalda de la peli azul―. ¿Eso no es suyo verdad?

No parecía molesto ni nada, más bien estaba tranquilo lo cual sorprendió a Chihiro. Él estaba seguro de haberle dado con todas sus fuerzas en el rostro y sabía de antemano que con aquel aparato que había diseñado su cuñado era más que suficiente para mandar a dormir a un héroe. Las pruebas eran esa vez que se toparon con Death Arms justo en los mulles cuando fueron a buscar algunos objetos de los cuales sirvieron para aquella cola en la cintura de la chica pudiera disparar esas corcholatas.

―N-ni si quiera... ¿Algo de sangre? ―Chihiro retrocedió.

Por su lado, Dai miro hacia el callejón que tenían abajo.

―Oigan, sé que tampoco tengo derecho de decir esto pero, no creo que sea buena idea que estén usando sus quirks así. Veo que los controlan pero...

*¡GSHHH!*

―¡Ghhhh...! ―gemio Dai quien fue levantada de la parte trasera de su cuerpo cuando izuku apreto con fuerza la cola metálica levantándola del suelo.

―Robar es malo.

―¡Deja a mi hermana, imbécil!

*¡Glap!*

De los guantes de cuero oscuros con una especie de recubierta de aluminio se extendieron un par de garras que se colocaron justo en las yemas de la mano izquierda de la chica quien sin temor lanzó un ataque hacia el rostro de izuku.

*¡PLAT!*

Como su dos trozos de metal chocaran liberando chispas, las garras habían sido detenidas y destrozadas por el brazo de izuku quien se antepuso en su rostro.

Las garras se destruyeron al tocar el vendaje.

El pecoso pensó que fue una excelente idea lo que Mei había decidido hacer con las cubiertas de ambos brazos. Usando el mismo material que la bufanda de Aizawa termino por desarrollar un vendaje que a simple vista era como todos los demás peor en funcionalidad tenía una gran resistencia, casi como el acero, ligero y suave como una almohada.

―¿¡Ni un rasguño?¡ ―Dai miro aterrada cuando un instante despues la sombra de izuku fue sustituida y quien se había quedado con su cola era su hermano quien apareció de repente―. ¿Chihiro?

Izuku cayo de rodillas mareado mientras los relámpagos desaparecían. Por su lado, el otro chico de sudadera horrible hizo lo mismo.

―¡¿Ah?! ―Dai sostuvo a su hermano―. ¿Por qué hiciste eso?

Chihiro parecía desorientado, igual que Midoriya quien estaba viendo estrellas lucidas en el suelo.

*Bluagh*

El vómito.

[Intercambio.]

La posibilidad de cambiar lugares con cualquier objeto que este en su rango de visión más sin embargo, no puede ser más grande que si mismo o más pesado. El hecho de cambiar lugar con una persona puede derivar de los anteriores hechos. Una posibilidad que pasa factura pues si este dicho «Objeto» es más grande que la persona en común, los efectos serán desastrosos para el usuario y el «Objeto».

Ambos estaban vomitando.

―Idiota... ―la chica miro con asco a su hermano.

Una vez más miro de reojo hacia el callejón y sus ojos cambiaron una vez más. Estos se tornaron de un fondo oscuro con una pupila café que parecía extenderse por toda su cornea. La cola se contrajo y su sudadera se abulto.

―Odio esto... ―dijo ella con repugnancia al sentirse tosca.

Ella había tomado del cuello de la chaqueta a su hermano con una sola mano mientras se colocaba erguida. Con una gran fuerza había arrojado a su querido hermano hacia el fondo del callejón.

―¡A tus 3 a la derecha!

El reacciono y miro hacia un lado topándose con una florería al otro lado de la calle.

*¡FLUMP!*

El desapareció y momentos despues un estruendo resonó en la calle levantando una lluvia de flores de distintos colores por todo lo largo de la calle.

Dai suspiro aliviada para luego dirigir su mirada hacia el joven peliverde que a duras penas estaba conteniendo el vómito para que dejara de salir.

―Las garras te van a salir caras ―dijo ella con un tono molesto cuando comenzo a correr hacia Izuku―. ¡Le costaron mucho trabajo hacerlas!

*¡POW!*

Un poderoso golpe he izuku fue a parar a un contenedor de agua hecho de plástico atravesándolo y quedando suspendido dentro de este por un par de segundos mientras el agua se vaciaba hacia los techos.

Era la fuerza de un gorila la que aquella chica disipo de su cuerpo cuando una vez más recupero su forma cuadrúpeda y se lanzó hacia el vacío de la calle. Cayendo justo encima de unos faroles había rebotado con gentileza y porte como un gato lo haría.

*Cof, Cof*

El agua finalmente se había vaciado cuando el chico yacía al fondo del contenedor pecho tierra. Su rostro estaba plantado en el frio plástico cuando este se alzó y su cabello mojado fue apartado por su mano.

―Ese si dolió.

Ahora estaba irritado.

Él se puso de pie usando una de las paredes del contenedor como apoyo. Había dado un paso hacia delante levantando el agua que aún quedaba en el contendor para poder salir por el hoyo que el mismo hizo con su cuerpo. se colocó al filo del pilar que sostenía el contenedor y miro hacia delante, no había nadie.

Los gritos debajo en la calle más los sonidos de los claxon ya le daban una idea de donde podían estar.

Un destello de luces verdosas y él estaba al filo del edificio mirando hacia la calle. Pasaron unos momentos, tan solo un par de segundos para que sus esmeraldas perlas dentro de sus ojos pudieran vislumbrar a lo lejos, justo a su derecha, al par de hermanos.

Un deja vu paso por su cabeza cuando los vio girar hacia la izquierda perdiéndose entre los edificios.

―...!

La densidad que rodeaba su cuerpo como una lluvia termino por hacerse más fuerte en su parte inferior. Como si la lluvia desapareciera en su torso, todo se centró en sus piernas.

*Buff...*

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[Lunar Style]

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*¡PUFF!*

A más de 7 metros en el cielo, izuku había saltado con una gran potencia provocando que la suela de sus tenis se despegara, solo un poco.

Él había caído en al edificio del frente. Sus rodillas se flexionaron y un nuevo salto dio lugar. Salto tras salto como un conejo a una gran velocidad viajando de techo en techo dejando a su paso estalas de destellos verdes y polvo.

Era tan rápido como Iida, pero tan versátil como Tenko al volar.

Era la ventaja que tenía en movimiento cuando se trataba de emplear el One For All alrededor de su cuerpo. Se sentía tan ligero, y a comparación del pasado, él tenía un mejor control de sus piernas como de su equilibrio permitiéndole avanzar sin temor a tropezar. Claro, a comparación de sus primeros días cuando el conoció a la numero 6 y recibió regaños y castigos a muerte, se podría decir que ahora lo había dominado a la perfección.

Se sentía orgullo de sí mismo por tener tanta libertad.

Él se desvió deteniéndose de golpe para toparse con el final del edificio. Supuso que el camino más corto para ellos seria seguir recto por lo que, el haber saltado hacia la manzana que tenía delante era la manera de llegar más rápido a ellos. Y casi podría decirse que los estaba cazando pues uno pensaría que al estar tan lejos de los hermanos los perdería pero como pensó, ellos eran descuidados.

Y era cierto, para nada se manejaban en publica causando estragos a su paso.

Los claxon de los autos y los quejidos de las personas se escuchaban por todo el vecindario lo cual le daba una excelente idea a izuku de donde podrían estar. Y ahora, ellos estaban tres calles a su derecha.

Una vez más un poderoso salto lo impulso unos metros por encima de los edificios acortando una gran distancia entre ellos. No fue hasta un par de saltos más que al cruzar una calle entera, justo desde los techos pudo ver a los hermanos correr por la cera de la calle apartando a las personas.

Desde hombres adultos, algunas mujeres y niños incluso.

Izuku ya estaba por encima de ellos y si quisiera en cualquier segundo podría bajar sin embargo...

―¡Ey! ―exclamo una voz detrás del chico peliverde lo cual provoco que en automático este se diera la vuelta. Apenas asomo su mirada por el rabillo y se percató que detrás de él tenía a Kamui―. ¡Midoriya Izuku!

―¡Ggggh...! ―se le había dibujado una mueca de miedo al chico.

El héroe encargado de izuku se encontraba a unos 8 metros de él acercándose rápidamente con ayuda de sus ramas las cuales se extendían como telarañas hacia los extremos de los edificios, algunos muros y entre otras cosas usándolas como impulso.

Pero aun así, no era tan rápido como izuku.

―¿¡K-kamui-San?! ―izuku rio nerviosamente―. ¡Que coincidencia!

―¡Que te detengas, mocoso!

Izuku termino en el techo más alto del edificio justo a medias de la manzana cuando miro hacia abajo encontrándose con los hermanos quienes habían subido al techo de un autobús. El observo fijamente la mochila y despues miro el cartel el cual enumeraba el transporte.

[Calle 89, cruce con Itto.]

Justo hacia el sureste de la ciudad se dirigía el autobús.

―¡Mocoso! ―Kamui lanzo sus ramas cuando ya estaba a una distancia más prudente de izuku provocando que este tuviera que esquivarlas.

―E-es un sábado por la mañana... ¿No descansas? ―pregunto.

―¡No! Y todo es por tu culpa busca problemas.

No era ni de mañana y obviamente Kamui tenía su vida personal muy reducida al haber aceptado el trabajo que el considero fácil en su momento. Bueno, más bien el trabajo que se le obligo tomar para poder ganar un puesto en la tabla de posicionamiento de los mejores héroes de Japón y al ser tan joven el hecho de que estuviera ahí era una gran oportunidad que no pensaba dejar pasar.

Ahora él se arrepiente de eso.

Kamui estaba frustrado pues últimamente, bueno, durante las últimas semanas el chico se había vuelto más problemático que antes y el hecho de que lo fuera le causaría más problemas a él.

Además, no solo problemático si no que habilidoso.

El estilo lunar es una mejora del estilo Miruko que izuku había desarrollado despues de haber estado con la heroína número 6.

La movilidad y los sentidos mejorados del chico, más bien enfocados le permitían hazañas que en el pasado el consideraba imposible.

―¡Uno, dos...! ―decía mientras se movía de tajo a tajo―. ¡...tres, cuatro...! ¡Arriba!

Un giro en el aire y este se había separado bastantes metros de Kamui.

Tan solo el hecho de contar con el estilo lunar sumado a su gran enciclopedia de héroes había convertido su propia vida en un pequeño roedor difícil de atrapar.

Kamui ya estaba en su límite.

―¡¡¡IZUKU!!!

Grito liberando una amalgama de decenas de ramas que fueron directo hacia izuku.

―Uy... ¿Eso es nuevo?

―¡Esto va a ir directamente con...!

*¡WHAM!*

―¡Ngh...!

Kamui había tropezado en un mal paso que dio. Su rostro se fue directo hacia el duro concreto del techo y en consecuencia perdió de vista a izuku por un segundo.

Un muy importante segundo.

El susurro un número y eso fue todo.

―¡Ah! ―al levantar su rostro lo que se encontró fue con restos de partículas eléctricas pues el susodicho de cabello encrespado había desaparecido y kamui había sido derrotado... otra vez―. ¡...! ―el hombre cerro sus puños golpeando el suelo.

Grito el nombre del joven a los cuatro vientos una vez más, lo suficiente para que izuku quien ya estaba bastante lejos lo pudiera escuchar y este sintiera un poco de pena, solo un poco pues despues de eso vino una risa bastante satisfactoria.

El de verdad se divertía cada vez que Kamui lo quería atrapar, casi como una rutina, el de verdad se alegraba de que Kamui Woods fuera su supervisor.

Ahora mismo, izuku se encontraba cayendo al techo de un autobús recostándose en este para que nadie pudiera verlo, en espera a que el camino lo dirigiera a donde él quería ir.

...

Mas tarde ese mismo día justo al anochecer donde el sol se encontraba ocultándose en el horizonte a lo largo del mar, al otro lado de la ciudad donde la zona industrial se encontraba apagando motores para dejar ir a descansar a sus trabajadores, un par de hermanos se encontraban caminando por las casi oscuras calles desiertas de su «Vecindario» si es que se podría llamar así.

Pues apenas se podía observar que el suelo estaba pavimentado ya que tenía rocas sobresalidas mientras que, a los costados de la calle se observaban las vías del tren que conectaban a una de las fábricas que a lo lejos se encontraba. Era un camino largo que dirigía hacia la calle principal y otro hacia la fábrica donde, al cruce de esquinas, el par de hermanos darían una vuelta donde una gran reja se alza, una vieja y oxidada reja.

Por su puesto la chica simplemente da un salto de más de 3 metros llegando al otro lado sin mucha preocupación. Por su lado, Chihiro quien portaba aquella maltrecha sudadera miro hacia un cumulo de rocas en el suelo las cuales con anterioridad habían sido colocadas.

*Glup*

El camino de nuevo al lado de su hermana como si nada.

Ambos se denotaban cansados al extremo, Chihiro más que nada.

―¿Cómo te sientes? ―pregunto Dai.

―Bien... ―casi sin ganas respondió.

Dai miro a su hermano de soslayo y frunció su ceño.

*CLAP*

Un golpe seco en la nuca del hermano hace que este gimotee de dolor.

―¡¿Qué haces?! ―replico molesto mientras se sobaba.

―No me gusta que uses tu quirk así ―dijo ella con tono irritado.

Para Dai el hecho de que su hermano sufriera aquellos «Efectos secundarios» le traía malos recuerdos.

―¿Qué dices? Solo es mareo y vomito, nada más. Igualmente no era tan grande ni tan pesado, no tanto así que solo fue eso. No tienes que preocuparte.

―¡No me preocupo! ―salto con un tono atronador.

Chihiro miro las filosas pupilas de gato molesto lo cual le dejo un breve sentimiento de alivio.

Él sonrió.

―Si, si, lo que digas... g-o-r-i-l-a

―¡Huh! ¡¿Quieres morir imbécil!?

Una vez más el rio felizmente.

El ver a su hermana así realmente le traía alivio ya que ella es del tipo agresiva, muy agresiva. Verla preocupada o callada nunca le traía cosas buenas, siempre prefería verla molesta o que esta lo tratara como basura porque si era así, al final sabia a todas cuentas de que ella estaba bien.

De que ella era sí misma, su querida hermanita.

Se sentía tan tranquilo ese sentimiento.

[No duro nada.]

―¡Bliss-Kun!

A Chihiro se le fue toda la cara al suelo con un gesto de asco.

―¿Huh?

Al final de aquel camino cubierto de cajas viejas y basura, una pequeña casa con paredes de metal se asomaba por lo alto de todo el lugar. Esta se encontraba iluminada como una cabaña en el bosque mientras que a las puertas de esta, un joven casi cruzando los 20 años de edad se dio la vuelta al escuchar su nombre.

―Son ustedes ―dijo con una sonrisa―. Bienvenidos.

El chico giro y recibió a Dai con brazos abiertos.

―¡Te extrañe todo el día! ―hizo énfasis en «Todo».

Dai ahora parecía una pequeña niña a la cual se le había consentido durante toda su vida. Su cambio de comportamiento había sido tan de golpe que podría sorprender a cualquiera pero para Chihiro, más que sorprenderse le parecía repugnante.

―Agresiva como no... solo conmigo... ―murmuro irritado.

―Um... ―Bliss se separó del abrazo con Dai para caminar directamente hacia Chihiro quien estaba con el rostro hacia el suelo―. Levanta el rostro

―¡Huh!

*GLAP*

Bliss había tomado de las mejillas a Chihiro por la fuerza sonrojándolo al momento.

―¡¡¿Q-QUE... H-HACES...?!

Bliss era un chico bastante apuesto pues su largo cabello oscuro, lacio como la tela, le llegaba hasta los hombros los cuales a pesar de ser delgado, de verdad que tenía musculatura. Casi era como si Shimura Tenko estuviera ahí, pero con más cabello y más alto ya que este rosaba los 1.95.

―¿Sobrepasaste tu limite? ―inquirió.

―¡¿Y-y eso a ti que te importa?! ―refunfuño.

Dai miro severamente a su hermano.

―Cambio lugares con una persona.

―¡¿Qué?! ―Bliss parecía conmocionado―. ¡¿Por qué?!

Ahora él estaba preocupado.

Molesto, Chihiro aparto al chico y dio un paso hacia atrás.

―No seas grosero Chihiro.

―Chihiro-Kun, deberíamos ir a dentro. Preparare un té y te revisare ―dijo amablemente Bliss quien extendió su mano hacia el chico pero este le había bofeteado dicha mano.

Estaba molesto.

―¡Chihiro! ―reclamo Dai dando traspiés rápidamente cuando Bliss la detuvo―. ¿Bliss-Kun?

―¡¿Pueden dejar de tratarme como un maldito niño?! ―soltó en un tono estridente―. ¡YA BASTA! Si uso mi quirk, lo usare como se me pegue la regalada gana. No tengo por qué tener a un entrometido metiéndose en mis asuntos. ¡Además! ¡¿Qué carajos te sucede Dai?! ¡A ti que te importa!

―¿Cómo que a mí que me importa...? ―ella dio un paso apartando a Bliss―. ¡¿Cómo que a mí que me importa, idiota?! ¡Soy tu maldita hermana!

Chihiro casi gruño cuando cerceno su mirada.

―Mi hermana... ―repitió casi en un murmuro―. Como si eso importara.

―...

Casi se le fue el aire a Dai quien había borrado todo su enojo y solo le quedo una expresión de sorpresa, casi asustada.

―Oye... Chihiro-Kun, será mejor que entremos y hablemos, ¿Sí? Debió ser duro el día, ¿No? ―Bliss dio un paso hacia delante y giro hacia atrás apuntando a la casa―. ¡Mira! Hoy me pagaron así que compre algo de insumos. Creo que incluso podríamos preparar Izakaya, ¿Es tu comida favorita no?

Bliss sonrió sinceramente.

El de verdad quería evitar una pelea, de nuevo, pero Dai no lo quiso así.

―¿No crees que estas siendo grosero? ¿No crees que ya basta de serlo? ―una vez más, ella fruncia su ceño dando paso tras paso hacia delante―. ¿Eres el mayor no? ¡Compórtate como tal! Deja de darle problemas a Bliss-Kun quien tanto se esfuerza por darnos lo mejor.

―¡¿Lo mejor?! ¡¡¿Llamas a este basurero lo mejor?!!

Bliss agacho su mirada, apenado.

Los ojos de Dai se encendieron en un color carmesí.

―Discúlpate, ahora.

―¿...? ―esa mirada y ese gesto, la expresión en su rostro que estaba viendo Chihiro realmente le produjo algo, no era miedo ni nada parecido.

Él se indignó más que nada.

―¿Qué mirada es esa? ―Chihiro mostro sus dientes―. ¡¿Qué mirada le lanzas a tu hermano?!

―¡Oigan, entremos! ¡¿Sí?! ―Bliss de verdad estaba forzándose. No quería verlos pelear, de verdad que no quería. Se sentía tan malo que quería vomitar pero resistía.

―Por todos esos caprichos tuyos es que terminamos siempre de esta manera. Se supone que tu deberías de reprenderme, cuidarme y todas esas cosas pero lo único que parece es que tú eres el maldito mocoso que tengo que cargar en la espalda. Me molesta esa estúpida actitud tuya.

Los puños de Chihiro se habían cerrado ya hace unos segundos. La sombra que apenas se veía detrás suya estaba parpadeando, preparada para desaparecer.

Bliss, el...

*¡PUFFFF!*

Ni bien pudo terminar el conflicto cuando una marea de polvo se levantó hacia ellos justo al frente de la casa y detrás de Chihiro. Como si algo hubiera impactado al suelo, casi como el fuego aquellos destellos verdes habían emergido y de la pequeña nube de polvo, izuku había salido.

―Por fin los encontré ―dijo este―. Llevo todo el día buscándolos de aquí a allá. Son bastantes escurridizos pero ya todo termino.

Chihiro no se había dado la vuelta, Dai no había apagado aquel fuego en sus ojos y Bliss... Bliss había tranquilizado sus nervios.

El sol por fin se había hundido y la luz de la luna empezaba a aparecer por arriba de izuku, iluminando su cabellera verde y sus ojos esmeralda. Sus brazos vendados y su cicatriz en el rostro.

Era el.

―Laughing Boy...

―¿Huh? ―izuku inclino la cabeza algo apenado―. Hace tiempo que no me llaman así, bueno, alguien que no fuera Monoma-Kun. Bueno, eso no importa. Lo que me gustaría es que regresaran las billeteras.

Izuku dejo de hablar.

Al alzar su mirada pudo comprender de que estaba en un mal momento. Podía sentir que tan tenso era el ambiente que pensó que quizás con un cuchillo se pudiera cortar.

Las expresiones de ambos hermanos y la mirada del más adulto denotaban que algo no estaba en su lugar.

―Hmm... ¿Mal momento? ―con una sonrisa nerviosa, interpuso su habla por delante dando un paso―. No quiero ser muy molesto pero, creo que lo que hicieron esta mal y no deberían... Ya saben, robar.

―¿Robar? ―justo por delante de Dai, Bliss dio un paso en seco―. Ellos no roban ―dijo con voz segura.

―Creo que sí. Hace unas horas ellos tomaron mi monedero con ayuda de un ave. Y cuando los alcance, en su mochila... ―izuku se detuvo al tocar su bolsillo trasero en búsqueda de su monedero cuando este se percato de algo muy importante.

No estaba el monedero.

[¿Hah...?]

Como un perro que persigue su cola, izuku dio vuelta en si por al menos dos veces cuando este giro detrás suya buscando a lo largo de aquella explanada de concreto agrietado su monedero.

Bliss por su parte se dio la vuelta hacia Dai arrebatándole la mochila en un movimiento.

―E-espera... ―trato de detenerlo pero este enseguida la abrió encontrándose con un montón de monederos y carteras llenas de dinero. En seguida Bliss torció el gesto y mordió su labio.

Él estaba molesto aparentemente.

Se dio la vuelta y dirigió una mirada de severidad sobre Dai quien había apagado sus ojos y habían vuelto a su color café natural mientras ella miraba al suelo, avergonzada. Casi al mismo momento Bliss dio un giro y miro a Chihiro quien aún mantenía el ceño fruncido.

A el no le interesaba lo que pensara en lo absoluto Bliss por lo cual ni una pizca de remordimiento apareció en su rostro. Mas que nada fue poca vergüenza y un gesto desafiante, como si estuviera expectante a cualquier queja.

Bliss estaba conmocionado.

―¿Eh? ―negó con la cabeza―. ¿Por qué?

Chihiro levanto su mentón mirando directamente al rostro del joven adulto.

―¿Por qué preguntas? ―bufo―. ¿Tan si quiera miras a tu alrededor? ¿Este lugar? No creo que este sitio sea lugar para dos personas, menos tres. Quizás tu puedas sobrevivir como se te plazca pero nosotros no tenemos por que soportar la miseria. Esto es repugnante.

―¡Chihiro! ―enseguida Dai levanto la voz pero Bliss la detuvo con un gesto de su mano.

―Hago lo mejor que puedo ―dijo Bliss.

―¿Lo mejor que puedes? ―Chihiro estallo en una risa estridente―. ¡Esto es una completa vergüenza! Vivimos en este lugar lleno de pura inmundicia. Un asqueroso lugar abandonado por dios al lado de una fabrica que ni si quiera nos deja respirar aire fresco. La comida que consumimos sabe a aceite y polvo. El agua ni si quiera es algo que se pueda disfrutar. Si fuera por mí, preferiría vivir bajo un puente antes que aquí.

Dai estaba realmente molesta, tanto que sus manos temblaban. Bliss por su lado parecía calmado, no feliz, molesto, pero no por los comentarios de Chihiro pues sabia perfectamente como se sentía el desde el primer día que llego a su hogar.

―Siento que no sea una mansión, o un lugar de ensueños pero créeme que me esfuerzo mucho por cuidar de ustedes dos y darles lo suficiente. Yo se lo prometí a sus padres así que quiero que al menos pienses en eso.

―¡Ha! ¿Promesas? Solo por eso nos cuidas, no solo por que venga de ti, por una estúpida promesa de dos muertos.

―Puede que sea por una promesa, pero eso no quita o borra mi esfuerzo. Al principio simplemente era por la promesa pero tras un tiempo me hice cargo de ustedes porque así lo quiero. ¿No te basta con eso?

―¡Claro que no! ¿A quién le bastaría? ―Chihiro mordió su labio y agacho su mirada, cernió su gesto y cerro sus puños―. ¡Odio este lugar, odio la situación y te odio a ti!

Entonces el se alzo y apunto su dedo hacia Bliss.

―¡Con tu estupido quirk puedes hacer algo mejor y darnos lo que merecemos pero incluso te sigues llenando de mediocridad tú mismo!

Bliss quien portaba un guante en su mano izquierda había resguardado su brazo detrás de su cintura y desvió su mirada.

―Lo siento, pero no puedo hacerlo. Los quirks no son para eso.

La tranquilidad de sus palabras y la desviación de su atención hacia otro lado que no fuera a Chihiro termino por molestarlo, demasiado mas de lo que ya se encontraba provocando que este cerrara sus puños.

El viento soplo con fuerza y los pocos arboles viejos y secos que se encontraban alrededor de aquel lugar recibieron la brisa nocturna que empujo un par de hojas hacia el sitio donde aquellos cuatro se encontraban.

[Mamá y papá también pensaron así y terminaron como terminaron.]

Izuku estaba a unos cuantos metros del trio, agachado buscando por el suelo su monedero cuando una sensación como de punzada había golpeado directamente su cerebro.

Se sintió incomodo.

―¿Chihiro? ―Dai miro a su hermano, extrañada.

Ella de verdad estaba molesta con él pero nada negaba la obviedad que a pesar de todo lo que dijera, el seguía siendo su única familia que le quedaba con vida pero ahora, ella sentía algo diferente por parte de él.

―Vivan como quieran vivir, no tengo por que seguir soportando esto ―dijo con una mirada agotada―. Es simplemente molesto. Ya no tengo por que hacer algo que no quiero hacer, solo comenzare a depender de mi mismo. Por qué... creo que no tengo el modo de depender de ti Bliss, como mi hermana lo hace.

Ni si quiera en el pasado, durante todo el tiempo de sus quejas había llegado a ese punto. Quizás era el punto de inflexión que una persona puede llegar a alcanzar, eso fue lo primero que pensó Dai pero ahora no estaba segura de sí era así, si de verdad era el límite de Chihiro.

Eran quejas diferentes a las de antes.

No podía describir o simplemente asegurar que por puro instinto Chihiro estaba torciendo sus palabras acorde a algo externo a él.

Era como si no fuera el quien hablase.

Ese peinado puntiagudo parecía haber perdido fuerza. Quizás fue a causa de todo el día tan movido que tuvieron que finalmente su cabello se rindió y cayo a su rostro. Entre los mechones de su cabello el torció su mirada dejando de ver a Bliss para luego dirigir su mirada hacia el techo de aquella vieja casa.

―Ya estoy harto ―dijo él.

Izuku se dio la vuelta.

―¡Chihiro!

Ella llamo a su nombre pero él ya había desaparecido.

Se había esfumado como una mota de polvo llevada por el viento dejando a su paso solo una pequeña estela de polvo.

Izuku en automático comenzo a buscar por todos lados pero de nada le sirvió ya que cuando creyó haber visto algo en la cima de aquella casa, la silueta que sus ojos creyeron reflejar se había desvanecido.

Los relámpagos del ofa habían aparecido por unos segundos, por tan solo un instante pero simplemente se desvanecieron como el chico.

―Chihiro...

La pequeña chica de 16 años sin dejar de mirar hacia el frente había caído en cuenta que su hermano se había ido. La ira e irritación de su pecho se había ido. Ya ni si quiera tenia fuerzas de estar de pie pero ni si quiera ella entendía por qué seguía de pie. Estaba desganada.

Izuku había mirado ya por unos minutos a sus alrededores buscando aquel chico pero sin ningún éxito aparente. El parecía haberse rendido cuando bajaba su mirada para dirigirle la palabra a la chica, entonces sin aviso alguno Bliss se había interpuesto.

Él había caminado hacia izuku extendiéndole a su pecho la mochila con aquel montón de dinero resguardado en los monederos y billeteras robadas.

―Midoriya Izuku, ¿Ese es tu nombre, cierto? ―pregunto a lo cual izuku asintió―. No sé qué paso este día... hah... quisiera saberlo pero creo que ya es suficiente.

Bliss se había inclinado en forma de reverencia.

―Siento las molestias que causaron. Yo tomare la responsabilidad por ella y por Chihiro-Kun.

―E-espera yo no...

―Me asegurare de que ambos no vuelvan a hacer esto ―dijo apesadumbrado.

Izuku aparto la mochila de su pecho.

―El chico...

―El volverá.

Bliss irguió su espalda y le sonrió con un aire solemne.

―Seguramente lo hará ―insistió―. Despues de todo no es la primera vez que duerme fuera de casa.

El quiso sonar optimista pero verdaderamente él estaba mintiendo. Era la primera vez que Chihiro hacia tal acto. Todas esas palabras y declaraciones que el sabia a la perfección que pensaba Chihiro, jamás pensó que las fuera a decir en voz alta. Primeramente por su hermana y segundo, porque él no era del tipo que abre la boca para lastimar a otros lo que lo llevo a preguntarse pro que había dicho y hecho todo eso.

No podía entender ni si quiera pensar en el por qué.

―Iré mañana a primera hora a las oficinas de la regulación para pedir una disculpa por el uso indebido del quirk de ellos dos. Lo prometo.

―¿Huh? No creo que ese sea un problema.

―¿Cómo dices?

―El uso indebido del quirk clama que no se puede usar los quirks de manera que interpongan la seguridad de otros o el orden público. Puede que si hayan usado su quirk para tomar algo que no es suyo y alterar un poco el orden pero, mientras no haya daños graves creo que deberían estar bien. Además... las pláticas con ellos son verdaderamente agotadoras.

Izuku sabia de ante mano que el ir a las oficinas de la regulación del uso indebido del quirk podría ser bastante agotador ya que como el tiene un largo historial de visitas a dicho lugar pues conocía a la perfección cómo funcionaba esto.

―Pero no debería estar prohibido que usen los quirks... ¿Así?

―No realmente. Los quirks son partes de nosotros mismos, son simplemente una extensión de nuestro cuerpo así que no creo que sea justo que censuren de esa manera nuestra propia naturaleza ―izuku bufo―. ¿Creo que deberías entenderlo por mi parte si conoces mi nombre?

Bliss asintió levemente.

―Hay personas que viven reprimiéndose por como funciona su quirk, por esta razón creo que es necesario y justo que todos puedan usar sus quirks sea donde sea, claro, sin afectar a su entorno. Así que, el hecho de que ellos usaran su quirk no es el problema, el problema fue el para que lo usaron.

Un dolor punzante apareció en los antebrazo de izuku. El recordó el golpe que recibió de la chica el cual cubrió con sus brazos.

El puso una mueca de dolor.

―Tu quirk es muy bueno ―dijo izuku dirigiéndose a Dai.

Ella no contesto, simplemente se limitó a mirarlo, por unos segundos hasta que alzo la voz.

[Asesino.]

Los ojos de izuku se abrieron de golpe. Dai se dio la vuelta y se dirigió hacia dentro de la casa dejando a Bliss y a Izuku solos.

Bliss miro la espalda de Dai para luego mirar una vez más a izuku.

―Lo...

―Está bien ―interrumpió izuku―. No necesitas disculparte. No es la primera vez que me llaman así y no creo que sea la última. Pero estaré bien, ya no me molesta en lo absoluto.

Izuku parecía tan tranquilo.

Si se comparaba con el chico de hace casi 1 año y medio entonces el cambio seria enorme. La mirada, la postura y la seguridad de sus palabras.

Midoriya Izuku había madurado mucho.

―Creo que debería irme ―dijo izuku―. Siento las molestias causadas.

El se inclino al igual que Bliss hace unos minutos.

Por una parte el sentía algo de culpa de que el par de hermanos pelearan por lo cual creyó correcto y cortes disculparse.

Enseguida izuku se dio la vuelta dispuesto a retirarse cuando Bliss lo tomo por la muñeca.

Izuku sintió un toque frio y metálico, como si tubos estuvieran tocándolo. Esa era su mano cubierta con un guante de Bliss.

El pecoso se dio la vuelta.

[¿Es duro?]

Bliss murriamente pregunto.

El peliverde supo a que se refería pues a través del guante de Bliss y su vendaje propio pudo sentir el temblar de esa mano, una mano tan dura como el endurecimiento de Kirishima. Enseguida levanto su mirada y pudo ver en los ojos de aquel tipo un brillo azulado que sobresalía de sus pupilas.

Izuku asintió pero con una voz suave el cito:

»En el pasado cerraba mis ojos en un espacio en blanco. Cuando los abría estaba cubierto de oscuridad sin embargo, en el presente al abrir mis ojos puedo ver espaldas de muchas personas que son importantes para mí. Seguramente mi yo del pasado temería que estas no se dieran la vuelta pero mi yo actual sabe perfectamente que no solo se darán la vuelta para verme, sino que también me extenderán sus manos para ayudarme a continuar.

Mas tarde esa misma noche, alrededor de las 9 pm el chico de cabello encrespado estaba caminando justo a fuera de la comisaria que se encontraba a unas calles de su localidad. Quizás unos 20 o 25 minutos de caminata y seguramente llegaría a su casa.

Él había entregado la mochila con todo el dinero que se encontraba dentro de esta. Esta acción trajo consigo muchas preguntas las cuales izuku contestaba como por ejemplo:

»Me encontré con un ladrón y simplemente lo derroté.

Quizás seria castigado por el uso indebido de su quirk, quizás seria amonestado por ser él mismo pero tantos años viviendo de esa manera que incluso los oficiales conocían el nombre de Midoriya Izuku.

Tal vez no como una buena persona pero tampoco como una mala, no ahora.

Izuku pensó que quizás hubiera sido algo bueno tomar un poco de dinero de cada monedero y cartera para poder comprar algo de comer pues este había perdido su monedero horas atrás sin percatarse de ello pero como una cubeta de agua fría, esta le había caído a la cabeza.

Claro que él no haría nada de eso.

A pesar de que a duras penas caminaba por las calles oscurecidas de su vecindario tambaleándose como un saco de carne, el chico mantenía su moral en alto.

[No robar.]

Incluso si eso significa morirte de hambre.

Izuku deseaba con tanto fervor un tazón de arroz, incluso deseaba algo de beber. Todo un día debería ser agotador para una persona común pero debido a que izuku portaba un poder que iba en contra de toda comprensión de la evolución actual pues tenia algunas ventajas sobre humanas.

No sentía tanta hambre como una persona común así que podía resistir.

Pero a pesar de esto, el seguía siendo un chico en desarrollo que necesitaba alimento.

Pensó que al regresar a casa podría tomar agua pero, también recordó que no tenia luz, no tenia la posibilidad de tener confort en su viejo departamento y eso le bajo la energía hasta que este decidió tomar asiento en un pequeño parque entre dos edificios ubicado al final de la calle donde él se encontraba.

Se desplomo sobre la banca metálica que se encontraba debajo de uno de los arboles mas grandes de ese parque.

Desnutrido y sediento, seguramente moriría de inanición, él pensó. De esta manera no pudo evitar pensar que era gracioso. El pensar todo lo que había pasado durante todo este tiempo desde que All Might apareció frente a él en aquel hospital donde su padre residía.

Al mirar el cielo estrellado no pudo lograr pensar en otra cosa que en la osadía que había tomado su vida.

Él se sentía fuerte ahora y feliz.

INTRODUCIR: LET YOU DOWN.


―Te ves como un perro en sus últimos momentos mocoso.

―¡¿Ah?!

Izuku se dio la vuelta de golpe cuando una voz profunda resonó atrás de él.

―Creo que se te cayo esto ―kamui camino de entre la oscuridad del par de arbustos detrás de la banca hasta quedar a un lado del chico lanzándole su monedero―. Agradece que nadie vio que rompiste el contenedor de agua ya que si hubiera sido así, el poco dinero que tiene esa cosa se hubiera ido directo al propietario.

―Y-yo no... ―izuku suspiro―. Lo siento.

Kamui se le quedo viendo unos momentos.

―¿Ya comiste? ―pregunto este.

―¿...? No...

―Levántate, cerca de aquí hay un buen sitio que sirve takoyaki. Yu siempre cena ese tipo de comida y sigue viva así que creo que puede ser pasable para ti.

Una vez más, izuku no pudo evitar pensar en el pasado. Como si se hubiera convertido en una costumbre de si mismo, el pensar en lo que había pasado hasta ahora, el de verdad estaba muy agradecido.

El matiz de colores que nacía en su pasado comparado con él de ahora, estaba verdaderamente complacido por esas personas delante de él.

―No creas que te saldrá gratis. Mañana a primera hora quiero verte en las oficinas. Tengo que reportar tu decima vez esta semana por el uso indebido de tu quirk. Supongo que recibirás un castigo pero es lo mínimo que te mereces, cabeza hueca.

―¿Qué? ¡No! Siempre que ellos reciben una queja mi manutención baja... no voy a sobrevivir.

―Ese no es mi problema. ¡Es tu problema por ser un busca problemas! De hecho, ¿Qué diablos estuviste haciendo el resto de la tarde?

―Yo...

"¿Es duro?"

Cuando estaba por responder, el simplemente se quedo callado y dibujo una sonriente mueca en su rostro.

»Nada.

El respondió.

Casi con orgullo él se había puesto de pie siguiendo a Kamui, escuchando sus quejas y regaños pero esto no le molestaba en lo absoluto, de hecho sentía la necesidad de seguir siendo regañado. Era esta su manera de tener un lazo con kamui, era como si fuera su amigo, tal vez un profesor algo considerado con él.

A veces pudiera ser algo duro el trato pero al final sabía que la decisión de que este héroe fuera su supervisor fue la mejor decisión que se pudo tomar.

Era una gran persona que a veces le parecía irreal esa costumbre suya por pensar en el pasado y juzgar todo, comparar lo viejo con lo nuevo y seguir sorprendiéndose como un ave que aprende a volar.

Un ave que surca los cielos ya sea soleados o en completa oscuridad solo iluminados por una luna que se laza en la cima de los cielos trayendo consigo un ambiente azulado.

Las estrellas matizando en contraste con los boreales aires que viajan a través de aquella enorme ciudad que le dio vida. Aquella ciudad que observa a cada una de las personas que transita por sus calles, que vive dentro de los muros de sus hogares y se resguardan bajo los techos de sus trabajos.

Héroes, villanos, personas comunes y demás.

Cada una de ellas viviendo su propia historia entrelazándose unas con otras trayendo consigo un mundo de colores distantes. Un mundo de hilos entrelazados, rojos como la sangre.

Hilos que guían los destinos desde la personas mas común hasta la mas importante.

Desde los brillos que emergen como una marea rodeando casi como un niebla boreal el cuerpo de aquel chico de gran altura y cabello oscuro. Un joven de tez gris que inhala y exhala liberando grandes cantidades de energía en el oscuro patio de su jardín.

Desde la extensa oscuridad que se intensifica en los callejones de ciudades distantes a Musutafu. Osaka, Tokio, Hosu, Deika, Esuha, Jaku, Kioto.

Tantos lugares que albergan distintas almas que vagan con un objetivo entre manos, con sangre fluyendo entre ellas llegando hasta la punta de katanas viejas y rotas. Sangre que gotea y alcanza la lengua de dicha persona que dentro de ella mantiene una gran ira reflejada en la imagen en el periódico colgado en la pared.

Un periódico viejo y corroído con el tiempo, mismo tiempo que consume la frescura de aquel desayuno dejado en el comedor de aquel departamento en la cima de un edificio donde se vislumbra un alma de pie mirando a lo largo de la ciudad.

El cabello de esta persona se sacude y un tono bicolor de tono rosado purpura ondula alrededor de su rostro con gesto cansado.

Una mujer de semblante serio quien mueve su mano derecha de adelante hacia atrás mientras que esa sensación de humedad caliente sigue ahí, como si tuviera sus manos manchadas de sangre, goteándole en los dedos casi como la lluvia que azota los techos en una ciudad distante a Japón.

Una nación de libertad donde una cabellera rubia resalta al amanecer de un día nuevo, sonriendo y mirando al frente.

»Midoriya Izuku conocido como Laughing Boy. Estos últimos meses ha intentado borrar su pasado y no es que haya encontrado algo a destacar de su misera vida mas que ese poderoso don con el cual nació. No es mas que una extensión de las cualidades y desenfoque de este nuevo mundo. Tanto así que el entorno, la experiencia y la voluntad pueden convertir a personas corrientes en super humanos. Cosa que implica que la metodología de la "Anonymous Operation" ya no sirve. Y aun así, hicimos bien en hacer todo lo posible por mantener alejado el One For All. En lo personal, no soportaría que la gente de a pie empezase a moverse como un héroe.

Incluso, en los mismos techos de Japón donde las nubes comienzan a unirse hasta cubrir con mas oscuridad, los corazones de las personas comienzan a retorcerse.

»El hecho de que cualquiera pueda llegar a convertirse en un super humano es un camino que llevara al más absoluto caos pero, también es un factor impredecible en el cualquier plan fallaría. En ese caso, no nos queda de otra alternativa. Tenemos que centrarnos en otro plan. Ya que por muchos héroes que surjan de manera natural, también en los corazones de otras personas surgirá la indiferencia y ese sentimiento de hundimiento. Aceptaremos el final de esta realidad totalmente opuesta y culminara en la búsqueda del poder de los dones. No solo los corazones insatisfechos nacerán si no que se unirán a la oscuridad y sumo poder de aquello que supera al super humano.

Aquello que se desvanece y en su lugar toma otra cosa se une a la arena que fluye alrededor del cuerpo antes de descender al suelo.

»Tomaremos todo a su debido a momento, por eso preparemos todo como debe ser. Produzcamos el siguiente pilar para nuestras personas insatisfechas y démosles las herramientas para luchar por sus deseos. Como los héroes que niegan sus almas, nosotros lo haremos por igual por que somos su antítesis, por que somos vvillanos.

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[Y como su rey, tomare mi lugar.]



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Un preludio de la gran tempestad que esta por venir.









...

[Un encuentro inesperado y contactos confusos. Su primer encuentro no es el mas apto pero es lo que el de verdad necesitaba.]

Proximo capitulo: Suerte Lunar.



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