CONEJA LUNAR.
INTRODUCIR: THE NEXT ME - YUKI HAYASHI.
[La sensación de quiebre te rompe desde dentro Six.]
Las sombras se extienden por la oscuridad como las ramas de un gran árbol. Poco a poco estas se mezclan y se unifican en las paredes sombrías hasta tornarse en enredaderas que lo toman como si estas fueran enormes cadenas.
―¡Cierra la boca! ―vocifero la voz servil de Six―. ¡Este es mi tiempo...! ¡Mi momento! Tu no tienes derecho alguno de oponerte a mis deseos... ¡No, ahora...! ¡NO!
Tanto sus gritos llenaban aquel vórtice de obscuridad, las manos a través de las ramas se unificaban a sus rodillas, tobillos, codos y cuello. Decenas de manos se atosigaban encima de su cuerpo impidiendo que este pudiera tocar la superficie debajo de sus pies una vez más.
[No te confundas Six. ¿Tus deseos? Tu ya no tienes algo parecido a eso. El simple hecho de que estes aquí afuera es mas un regalo que un lujo. Y las personas deberían agradecer los regalos, apreciarlos y prepararse para dar sus propios regalos. Así que, ¿Por qué no dejas de fastidiarme de una vez por todas? Deja de luchar por algo que no te pertenece.]
Un par de manos mas emergieron de la oscuridad y una de ellas cubrió la mitad derecha del rostro de Six.
―¡N-no soy un títere de tu uso personal! Yo... ¡Soy libre! ―forzando su propia fuerza mental más allá de lo que una persona normal pudiera, Six empujo su rostro hacia delante comenzando a sacudir la cabeza intentando evitar la otra mano que lo asechaba―. ¡Guárdate tu palabrería barata, hare lo que quiera hacer cuando quiera hacerlo!
La cabeza de six se movió en un ángulo que la mano que lo sostenía de un lado del rostro se zafo por un momento, pero esta al segundo lo volvió a tomar.
[Ni si quiera puedes recordar tu pasado, tus errores. Tan solo sientes la emoción de un niño pequeño la primera vez que roba algo. Eres un frasco vacío sin deseos ni objetivos. El libertinaje es lo único que llena ese corazón putrefacto que poco a poco se tensa como el hilo de la cuerda floja. Y sin importar cuanto trates de ocultarlo, esa misma sensación de soledad te esta comenzando a consumir. Deja de luchar y vuelve a mí.]
Six empujo su cabeza hacia delante repitiendo el mismo resultado una vez más.
―¡Jamás!
Daba la impresión que toda esa lucha interna comenzaba a provocar un temblor dentro de aquella esfera de oscuridad.
Se escucho un crujido de repente.
[Tu, patético engreído. No eres mas que un pomposo, trivial y pequeño asunto entre mis manos. Eres un simple bicho que ni si quiera pudo morir en sus últimos momentos y volvió a mi torciéndose como el pedazo de experimento inútil que eras. Six tu eres mío y yo decido cuando tu tiempo se acabe.]
*¡CRAP!*
Desde su interior aquellas manos sobresalieron y las ramas lo habían comenzado a rodear.
―¡A-aun no lo...! ¡A-a-au-aun...! ¡N-no...! ¡No lo...! ¡ARGHHH! ―Six se sacudia con fuerza mientras que varias partes de su cuerpo se deformaban y su propia mente se hundia en el lago de desesperación. Y mientras esto pasaba, tan solo el recuerdo de aquel tipo de pie lo mantenía consciente, su ira―. ¡Ko-Koichi...!
Un grito en eco que desde su interior emergió en un gran rugido hacia el exterior.
Desde su espalda la bruma de la niebla oscura se extendía por todos lados y poco a poco un fuego infernal atravesaba su piel la cual morada se había tornado. En delgadas franjas de grietas llenas de fuego se desprendían relámpagos que parecían estallar a unos milímetros de su piel.
De su espalda se expandieron tantos brazos que se unían en enormes tentáculos alcanzando la cantidad de seis de ellos.
La mitad de su rostro se derritió y el deslave de piel se endureció hasta que un orificio en blanco se tornó circular dando a entender que era su ojo.
El destello anaranjado vibraba con el mismo aire.
La lucha estaba por dar comienzo.
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CAPITULO 21.
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[Cuando escuchas una explicación cientos de veces y te muestran la "Forma de hacerlo una vez" tu forma de entender las cosas cambia totalmente.]
Tras los pastizales, bosques y colinas. Ríos constantes y enormes planicies naturales llenas de vida se esconde un pueblo que resguarda la naturaleza de generaciones heredadas a través de conocimientos y voluntades.
La sangre que ese día hace centenarios resbalo del cuerpo de aquel conejo a través de las puras manos del dios Tsukuyomi, había cerrado un pacto con esta raza.
[Hay muchos tipos de danzas en el mundo, pero ninguna se asemeja a aquella que ese día me enseñaron. Pues me di cuenta de que las pequeñas diferencias en el ángulo de los tobillos, en el movimiento de las piernas y el ritmo de la respiración era totalmente diferente al de un ser humano común y corriente. De esta manera pude notar los defectos de los cuales carecen las personas de este pueblo.]
La oscuridad abrazaba el pueblo, pero la misma se llenaba de un centenar de candelabros brillantes que destellaban en explosiones álgidas a través de estos mismos cielos.
La luna brillaba y era hermosa.
[Rumiko Usagiyama, mi abuela. Ella era una persona muy reservada y sencilla.]
Entre la cultura de esa gente había una dicha de plenitud bondadosa.
Orejas de conejos por todos lados de distintos colores y formas. Sonrisas brillantes y felicidad trascendental rodeaban aquel festival lleno de puestos de comida y música sin igual. Era un largo camino de mas de 200 metros el cual estaba lleno de personas.
Niños, adultos, ancianos. Cada vida parecía disfrutar de estar viva. Era totalmente diferente a la ciudad, o mas o menos así pensaba Rumi.
Creía que la naturaleza que los rodeaba, esa misma pureza con la que nacieron y crecieron los hacia apreciar cada aspecto de la vida como si no hubiera error en ella, era algo en lo que ella erraba.
―No por que ellos vean la vida con esos ojos, significa que es perfecta ―dijo Rumiko, mientras caminaba al lado de su nieta por aquel estrecho camino del festival―. Incluso en las pequeñas vísperas de felicidad se pueden esconder copos de tristeza y soledad. Pero es gracias a nuestra comprensión de las cosas que podemos también apreciar estos copos. Pues la vida no es un simple suspiro de felicidad, también es un aire de desgracias y caos. Aun así, tenemos que honrar el hecho de aquella lucha que ejercemos día tras día. Dentro de nosotros mismos yace la abundancia de fuerza, capaz de enfrentar tanto lo bueno, como lo malo.
[No lo podía recordar, era tan pequeña. Cuando mi padre aun esta vivo, tenia el fugaz recuerdo de haberlo hostigado hasta que me mostrara esa danza. El era muy amable como mi abuela. Y aunque no quise prestarle mucha atención una vez que los había comenzado, pude recordar como mi madre vio cada paso de la danza con un gran detalle y parecía grabarlas en su memoria, sin perderse de nada.]
Rumi parecía que en veces notaba las miradas inquisidoras de las personas del pueblo. Desde niños hasta adultos. Parecía molestarle, ella se sentía atacada. Pero cada vez que su corazón parecía sacudirse he intentar desbordarse de su pecho en una ira sin igual, su abuela trabajaba en calmarla.
―Puede que les resultes extraña. El tono de tu piel no es muy habitual aquí.
―¿¡Como?! ―el comentario de su abuela parecía haberle molestado.
―Como sabes, cuando tu madre llego a este pueblo había perdido a sus padres. Ella no tenia familia cercana que la adoptara. Ella no recuerda mucho de sus padres, pero seguramente quizás heredaste alguna parte de tus abuelos maternos. En cierta parte eres, mestiza.
―¡ah! ¡E-espere...! ―Rumi tercio la ceja―. ¿Todos aquí...?
―No. No tanto así. Quizás en el pasado lo fue así. Pero en las ultimas generaciones las familias han estado conectándose con otras evitando entrelazar la línea sanguínea.
―Es incesto lejano... ugh...
―Puede ser injusto que lo llames así. Veras, cuando la línea de sangre principal se separa mucho―
―Ya no cuenta como incesto, Blah, blah, blah. Ya se eso. Pero que todos aquí tengan la característica de ser conejos y pensando sobre esos instintos... ¿Sabes?
Rumiko rio a carcajadas.
Esto tomo por sorpresa a Rumi pues no esperaba que alguien de esa edad pudiera reir de esa forma. Parecía casi un ave cacareando por comida, o como si estuviera en temporada de apareamiento. Hasta cierto punto le pareció vergonzoso, tanto que quiso ocultarse entre sus hombros de las miradas inquisitivas de las personas.
―Tu padre es el primero en casarse con una extranjera en decenas de décadas. Por decirlo de una forma, Rumi, tú eres especial.
Aquella palabra «Especial» hizo una resonancia impresionante dentro del corazón de Rumi. Casi parecía que esta vez se desbordaría como un rio a través de un bosque, pero esta vez no era de ira, era de emoción.
No mentira si dijera que pensó con envidia al creer que, si había un pueblo de personas como ella, quizás una que otra en el futuro pensaría que seria buena idea abandonar el pueblo y tomar la vida que ella estaba tomando, pero lo que no se percató, fue el hecho de que ella había sido bendecida con algo más.
Un relato de una heroína.
[Cuando mi madre y mi abuela eran un poco más jóvenes, antes de que yo naciera. Ellas dos fueron salvadas de un desastre colosal. Ellas contaban que hubo una mujer de cabello negro en coleta con una especie de capa en su cintura y guantes amarillos. A pesar de estar enfrentándose a un gran villano, ella sonreía y las trataba con amabilidad. No pudieron preguntar su nombre y cuando trataron de encontrarla para agradecerle, al parecer nadie tenía idea de una mujer heroína como ella. Simplemente se había desvanecido.]
Aquel motivo que impulso a Rumi a convertirse en una heroína fue aquel relato. Sumando el apoyo de su padre y su propia voluntad, poco a poco aquella niña fue tornando su camino hacia el de un héroe.
Ella estaba destinada a convertirse en una heroína. Ya sea por su sangre, ya sea por aquel relato o por el mismo destino.
Rumi tendría que convertirse en Miruko
Justo ahora, y justo en este momento se mantenía de pie respirando de una manera posesiva mientras el vapor de su boca se convertía en olvido tras salir de esta.
El rugido que emergía de la garganta de aquel deformado Six solo producía asco en Miruko.
El cielo comenzo a gemir como si se lamentara. La lluvia comenzo a caer.
Mientras las gotas de agua golpeaban todo el cuerpo de Miruko, ella no se movió ni un paso de ese lugar.
―Ya ni si quiera puedes formar una palabra. ¿Sigues siendo humano? ¿Eres un nomu?
Murmurando en desvarió, finalmente ella dio el primer paso.
Completamente empapada, mientras que su cuerpo parecía ser arrastrado por la gran voluntad dentro de su cuerpo, el miedo y el dolor comenzaba a derretirse hasta desaparecer bajo la lluvia.
Y entonces sonó un gran retumbar.
*¡GVROOM!*
Sus rodillas hacia delante y de su torso para arriba hacia atrás. Ella cortaba el viento a su paso en aquel enorme salto que reducía la distancia entre ella y Six. Sus ojos rojo carmesí reflejaban aquella enorme bestia que ni si quiera reacciono al completo pues simplemente desplego de su espalda dos de los seis tentáculos.
Estos salieron disparados hacia Miruko.
Olvidándose incluso de respirar, ella había quedado plasmada en el aire. Sus tímpanos temblaron, el agudo y desagarrado eco golpeo todo su cuerpo.
La fuerte resonancia del aire siendo golpeado era tan grande y violenta como nada que hubiera escuchado hasta ahora.
Sus sentidos estaban más allá de sus propios límites.
»Mūndansu
En el aire ella dio una vuelta y levanto su pierna derecha.
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[¡Baretto!]
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*¡Dokun!*
El pecho de Miruko temblaba produciendo un sonido incontrolable. Consiguiente a esto un gran destrozo carnal trajo consigo aquella patada. Bajo su tobillo y sobre su cien volaban trozos de carne molida y pieles moradas de las cuales una pequeña lluvia de sangre estallo.
Miruko había destrozado sin mucho esfuerzo el ataque de Six.
[«Baretto» es parecido a mi anillo lunar pero esta vez uso un ángulo diferente. En vez de ser un ataque de una sola dirección lo convierto en una similitud a la inercia misma. Barreto es la primera postura de la danza lunar.]
Cuando ella giro en el aire su cuerpo le siguió y con ello lo que quedaba de tentáculo fue atraído por su otra pierna.
"Es parecido a mi anillo lunar, pero esta vez uso un ángulo diferente. En vez de ser un ataque de una sola dirección..."
El cuerpo de six se separo del suelo del techo y Miruko con su pierna, con la fuerza de su pierna izquierda tiro de este hasta que en un estrepito vino hacia ella.
Six no se detendría ante la sorpresa. Un ataque sin compasión ocurrió en un instante. Su tentáculo como un martillo justo despues de descender del tejado, y más rápido que la percepción de su oponente, ese gran martillo estallo como pólvora en el rostro de Miruko.
Parecía haberle dado, más bien, le había acertado, pero no se detuvo ahí.
»Mūndansu...
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[¡Edén!]
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De la bruma de humo oscuro una patada provino con tal fuerza que, sin permitirle incluso tomar una posición para luchar, Six fue golpeado por un impacto increíble sin poder defenderse. Con sus huesos rompiéndose mientras que escupía sangre desde sus labios, se estrello en la esquina del edificio inferior.
Incluso las personas que cruzaban la calle debajo de ellos se detuvieron, y justo en medio de ese congelamiento, observaron la sombra de Miruko descender con tal velocidad que parecía envuelta en un relámpago.
»Mūndansu...
Varios tentáculos salieron de la nube de polvo que se levanto y rodeo a Six en dirección hacia Miruko.
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[¡Reflejos de la cuarta creciente!]
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La cuarta postura de la danza de la luna era un estilo defensivo que consiste en giros y rotaciones a alta velocidad a la vez que con sus piernas aprovecha para ganar fuerza.
En otras palabras, ella usaba sus propios giros para ganar fuerza. Esquivando, girando y saltando de tentáculo en tentáculo ella alcanza a su rival.
Con su pierna derecha en ristre se posiciona como uno de sus ataques mas fuertes siendo esta, séptima postura de la danza lunar.
"Este es un golpe tan fuerte que hace vibrar tu cuerpo..."
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―...incluso si lo bloqueas. Simplemente te atraviesa.
―¿Fa-jin?
―Emulas la sinergia de los golpes. Emites o descargas energía de manera explosiva. Un arte marcial muy fuerte pero que muy pocos saben como realmente explotar todo su valor. Mūndansu es capaz de extender un mejor uso de esas herramientas.
―Básicamente la danza lunar es una acumulación de distintas artes marciales convertidas en una especie de "Kagura", ¿Me equivoco?
―Te equivocas. Es la refinación de la experiencia mal acumulada en los conocimientos de las personas. En base a esto nuestro "Kagura" no es solo una danza para alabar a un dios, es la danza que nos ofrece la protección de dicho dios. Una danza que solamente un cuerpo como el nuestro podría soportar. Una flexibilidad única, una resistencia anormal y una fuerza sobre humana. Sin estos factores, lamentablemente es imposible que un cuerpo normal pudiera ejercerla.
―Me lo presentas como si fuera el estilo de lucha más grandioso del mundo.
―No es un estilo de lucha. Es un sentimiento que se transmite a través de una danza Kagura. Es el mismo espíritu dentro de nosotros dando nuestra gratitud al dios luna. Y claro, no buscamos que sea la mejor. De hecho, es imposible que lo sea ya que hay una infinidad de danzas ocultas en este mundo del cual no tienes idea. Danzas que a lo largo de los siglos se han perdido y que quizás no se vuelvan a ver jamás. Pero, esta danza lunar, nuestro "Mūndansu" es especial. Es nuestra herencia.
Rumi no parecía muy convencida, de hecho, estaba algo distraída.
Durante los últimos diez minutos que llevaba de explicación, ella había estado interesada en los destellos sobre el diminuto lago frente a ellas que no superaba mas de los 4 metros cuadrados.
En este lago podía ver el reflejo de la luna brillar junto a los destellos de los fuegos artificiales que se mostraban alrededor de la capa del cielo oscurecido.
En la cima de la colina en un claro de bosque donde ellas se encontraban, al pie de la montaña las luces del festival parecían avivarse más y más.
―Entonces dices que nadie que no tenga nuestras peculiaridades será capaz de copiar nuestros movimientos.
―La danza, en si ―respondió Rumiko―. Sin embargo, no es algo que simplemente podamos llevar a cabo como si nada. Como dije, esa séptima postura "Lanza Selenicereus" solo puede conectarse a través de la cuarta postura, "Reflejos de la cuarta creciente".
―La cuarta postura sirve de acumulación de fuerza al llevar a cabo tantos giros provocando que al ganar esa fuerza―
―La séptima postura pueda realizarse.
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[Un ataque como una poderosa estocada.]
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*¡CRAAAAGHHHH!*
La sangre corrió por ambos ojos llenos de ira mientras un desgarrador rugido dejo escapar Six.
Golpeado contra el suelo con una fuerza increíble, la conciencia de Six se había sacudido.
El techo y el edificio entero parecían haber retumbado del tremendo impacto. Y entre la carne amoratada de Six, ambas piernas de Miruko parecían hincharse aun mas mientras que, la fluidez de su sangre quedaba marcada a través de su piel por sus venas.
Su cabello ondulo hacia abajo sacudiéndose como un pendulo mientras su mirada se hacía visible y desaparecía. Sus ojos ardientes y sangrientos parecían un par de canicas que rebotaban de lado a lado.
La invitación a su pasado aún estaba fresca en su cabeza, escuchando aquellas instrucciones.
...
INTRODUCIR: SOMMUS - YOKO SHIMOMURA
[Se consciente de una cosa.]
La faja del yukata, su cabello y una tira de tela enredada en su mano derecha cayeron al suelo. Aquella mujer anciana de orejas blancas y cola esponjosa camino a través de la parte menos profunda del lago hasta colocarse en una buena posición.
―Nuestra sangre es especial. Nuestros cuerpos nacieron con la peculiaridad de ser fuertes. El linaje que hemos estado cuidando a través de los años pensando que, quizás, si de algún modo nuestra sangre fuera ensuciada con otra perdería fuerza. No pudimos estar mas equivocados. Muchos dicen que la muerte de tu padre provino de la traición a nuestro linaje. El haber abandonado el pueblo, el haberse unido en matrimonio con alguien que no fuera de aquí provoco su deceso. Pero yo se que no es así.
Al haber caminado mas de unos pasos y darse la vuelta, ella había extendido sus manos a sus costados, elevándolos al nivel de sus hombros y realzando su pierna izquierda hacia adelante. Ella flexiono su rodilla y extendió sus palmas hacia los cielos.
Cerro sus ojos y respiro profundamente.
―Siempre he estado en contra de las creencias de mi pueblo, de mi gente. Tanto que quizás mi arrecia idea a sentirme identificada se fortaleció y se transmitió hacia tu padre mientras estaba en mi vientre. Fue tu padre el que pudo cortar esta triste sensación de errores a través de los años en mí. Fue tu padre quien finalmente fue libre, el fue libre por mí. No pude sentir mas que felicidad al saber que tu madre y él se habían unido. Y tú, Rumi, tú eres la semilla de mi felicidad. Puede que resulte egoísta de mi parte pensar así, quizás hipócrita al haber crecido y vivido aquí con una sonrisa como la mía. Pero debes de entender que, para alguien de mi generación, la idea de cambiar es imposible, incluso, creo decir sin miedo a equivocarme que mientras las nuevas generaciones se aferren al pasado, puede que incluso sean peores que sus ancestros. Es por eso que espero de ti todo aquello que ninguno de nosotros pudo hacer, o debió haber hecho.
Hubo un movimiento con su pierna que Rumi no pudo prever. El cuerpo de Rumiko parecía haberse hinchado solo un poco. Su cabellera y su pelaje en las orejas y cola parecían haberse hecho mas andrajosas y sus ojos brillaban con una intensidad tan fuerte como el brillo que trae la luna a la noche.
―Creo... creo que toda mi gente nació con una fuerza especial con un propósito. Pero sus corazones están averiados. Puede que esto haya nublado su mente y posiblemente descarriado su juicio. Saber todo esto y no poder haber hecho nada, siento que mi corazón se quiebra a cada segundo. Me duele mucho.
Sus manos parecían dos colguijes que se zarandeaban como si no tuvieran un control de sí mismos, pero a la vez daba la impresión de que al lugar donde iban era algo, predestinado.
Los giros, los pequeños saltos y los movimientos a través del lago hacían vibrar en ondas acuáticas rompiendo el reflejo de la luna y elevando pequeñas gotas de agua cristalina sobre su rostro.
―Este mundo es hermoso en todo sentido. Pienso que nacer en este mundo en si ya es una bendición ―por un segundo la piel de Rumiko parecía marcarse con sus músculos―. Cuando era joven quería correr tanto como me fuera posible. Ver hasta donde llegaba el hermoso cielo. Pero a pesar de haber crecido con este deseo, yo siempre estuve atada a mis responsabilidades como miembro de este pueblo. No es como que sienta que este pueblo es una atadura, no es una maldicion. Este es mi hogar, mi destino. Pero tú, tu padre y tu madre no tienen que verlo así. Rumi, tu eres libre de caminar bajo este extenso cielo y la luna siempre estará cuidándote vayas a donde vayas.
No solo era el agua cristalina del lago el cual se separaba de este, si no las lagrimas de su rostro que caían sobre este.
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[Vivi una vida tranquila con mi familia. En una casa mediana donde al dormir podía ver los rostros de mis seres queridos. A una distancia lo suficientemente cerca como para poder inmediatamente agarrar su mano. Aunque este no fue mi sueño, fue mi vida y no me arrepentiré jamás. Pero... al menos me hubiera gustado alcanzar a la luna.]
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Los ojos de Rumi sin duda alguna habían captado cada uno de los movimientos de su abuela. Tanto sus lagrimas como su pupila reflejaban el hermoso manto brillante de la luna que descendía como un velo sobre Rumiko.
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[Rumi... por favor, alcanza tu luna y conviértete...]
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En resonancia con su pasado, la invitación habia terminado.
Miruko estaba sobre el cuerpo tambaleante de Six con una postura firme como la de su abuela hace diez años.
Entre los susurros de su pasado ella escucho; «Coneja lunar».
...
―¿Hah...?
―¿Sucede algo Kazuho? ―pregunto la joven chica de anteojos que estaba su lado.
―La lluvia... se siente pesada.
Al otro extremo de la ciudad, la chica de cabello rosado tienda con sus delgados dedos por fuera de la ventana las gotas de lluvia que poco a poco comienzan a crecer en intensidad.
...
[Dentro de su corazón el odio de su pasado comienza a deformar su propio rostro. El caso comienza a desatarse en aquella inmutable transformación mientras que la sombra de la comisión ha de cazar a aquel que hace diez años causo estragos en la sociedad... Midoriya Izuku.]
Próximo Capitulo: A través de la tormenta.
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