ALGO QUE SE APROXIMA.
[Deberías de tener cuidado.]
Apenas él se había detenido a unos cuantos pasos de ella. Ambas alas de color rojo intenso se agitaron dejando caer algunas plumas a su costado. Delante de si mismo una cabellera blanca se sacudia junto con un par de orejas que se zarandeaban como si trataran de captar algún sonido externo.
―¿Qué dices? ―pregunto ella sin darse la vuelta.
Hawks. Actual numero tres en la tabla de los diez mejores héroes de todo Japón y quien tenía una relación tan estrecha y firme con la comisión de seguridad pública que se podría decir que el era una parte fundamental de esta.
Pero, aun así por mucho que algo sea solido... no significa que jamás se quebrara.
―Osaka no ha estado en buenos términos durante los últimos años. ¿Lo entiendes? Si vas ahí deberías de tomar muchas precauciones. Despues de todo, los héroes no son muy bien recibidos. Además, no solo el lugar puede ser algo malo ―su mirada se entorno como dos filos muy punzantes hacia la mujer―. Las personas también tienen su lado oscuro.
Los pasos, tras pies y el sonido de las vías del tren temblando cuando este vibraba junto a su motor magnético.
Ambos se encontraban a pie de las puertas de entrada del vagón de un tren bala. Había pocas personas alrededor de ellos pues la hora era aun muy temprana. Aun así no se excluía una que otra persona fisgona, esperando el momento oportuno para hablar con Hawks.
Miruko giro su cabeza hacia atrás.
Su cabello blanco, amarrado en una cola de cabello con una gorra la cual tenia dos orificios por donde sobresalían sus orejas. Vestía un pantalón militar y un suéter bien abrigado.
Su mirada era bufona.
―Lo dices como si supieras algo.
―Puede que lo sepa y por eso mismo lo digo ― él sonrió―. O puede que no.
Ambas miradas chocaban como las puntas de dos espadas en medio de una batalla. Era como si dos soldados imperialistas se encontraran cara a cara.
Ninguno mostro alguna señal de servilismo.
―Parece que la comisión te ha entrenado bien. Enviar a uno de sus subordinados para vigilar que este haciendo las cosas correctamente. Parece que soy importante para ellos.
―Tu no.
Miruko borro toda bufa de su mirada y esta observo con severidad ambos globos oculares de Keigo.
―Takami.
―Usagiyama ―contesto al instante.
―La decisión la tome ya hace tiempo. Si esto va a suceder, lo hará bajo mis términos. Sea como sea, las cosas que se tendrán que desvelar lo harán bajo mi tutela. Incluso si la comisión no está contenta con ello.
―No se trata de que las cosas se hagan para complacerte Usagiyama. La comisión de seguridad pública tiene ciertos estándares. En ellos, Midoriya Izuku esta muy al filo de la línea que divide una habitación con cientos de candados y, la calle ―sus ojos se entre cerraron como dos rendijas―. Cualquier tipo de error y puede que envíes a ese chico a la oscuridad de una isla abandonada.
―Te preocupas mucho para ser un perrito faldero de ellos. Dime, Takami, ¿Cuándo se te hincho el corazón? No creo que sea la edad, aun eres muy joven para entender sobre el remordimiento.
―Puede que sí. Pero eso no borra el hecho de que conozco las cosas mejor que nadie en respecto al chico. Y créeme que cuando te digo que la tutela de este mismo puede ser un arma de doble filo...
―¿Doble filo eh? ―interrumpió Rumi―. ¿Es que acaso puedo ganar algo yo?
―Pudiste negarte.
―En eso tienes razón. Pero aun así ―ella sonrió―. Esto será interesante.
Hawks no parecía contento con la reacción de miruko. Su mirada que aseveraba hacia la mujer no se borro ni por un segundo. Incluso parecía que sus alas se sacudían como la cola de un gato molesto.
Estaba irritado, eso era cierto. Pero no era del tipo que lo mostraría tan fácilmente. Era como Rumi. Ambos arrogantes y cínicos. Quizás, esa era la razón de su muy bien estrecha amistad.
―Por cierto ―Miruko agito su nariz de abajo hacia arriba como un subí baja con los músculos faciales―. No soy una niña para que me estes vigilando y sobre todo, me protejas.
Su chaqueta tenia una boina que caía sobre su cabeza si ella quisiera usarla de la cual ella saco una pluma roja carmesí la cual le mostro a Hawks.
En un segundo su rostro se relajó.
―Me atrapaste ―dijo al elevar ambas palmas al frente de la mujer como un delincuente atrapado.
Miruko parecía molesta.
―Buen intento Keigo Takami. Incluso si pasas las barreras de mi vista o mis oídos ―ella golpeo su nariz―. Los conejos aún tenemos buen olfato. Así que...
[No lo vuelvas a hacer.]
Keigo bajo sus manos y Miruko soltó la pluma la cual en un momento viajo hasta las alas de Keigo.
Las bocinas del tren resonaron y la voz tras estas daba un aviso.
El tren estaba a punto de salir.
Por su rabillo, Rumi observo a las personas a sus costados entrar por otras puertas a otros vagones mientras esta devolvía su mirada hacia el frente.
―Adiós Keigo ―con su mano sacudiendo en forma de despedida, ella dio un paso dentro del vagón con su maleta en la otra mano.
Pero justo cuando ella tomo con su otra mano el tubo dentro del vagón para girar en este y sentarse en una fila de asientos Keigo decidió hablar.
―Midoriya Izuku es peligroso, demasiado como para que la comisión publica pueda dormir en paz ―su mirada volvió a ser severa―. Los suficiente como para que este sea mas un problema que una vida.
[Ten...]
Las puertas comenzaban a cerrarse y la mirada de Miruko se vio interrumpida con el filo del metal que se movía como una puerta corrediza.
[...cuidado.]
Los ojos de color marrón dorado de Keigo se perdieron con el cristal opaco de la puerta de entrada.
Rumi asintió mientras el tren comenzaba a avanzar dándole una ultima mirada a su amigo.
Cuando finalmente este desapareció de su vista ella tomo asiento y soltó un gran suspiro.
*GAP*
Su mochila cayo al suelo y ella recargo su espalda sobre la recargadera del asiento. Cruzo sus piernas y se quitó la gorra llevándola hacia su rostro. Curveo su cabeza hacia atrás y ella entre cruzo sus brazos en su nuca.
La gorra se deslizo de su rostro cayendo al asiento vacío a su lado, como el resto del vagón.
Ella no estaba intentando dormir, estaba meditando. Y entre sus pensamientos se le escapo el nombre del chico en modo de un murmuro.
[Midoriya... Izuku.]
El portador de Decay, mejor conocido como...
Laughing Boy.
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CAPITULO 16.
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El metal que salio del suelo se blandió hacia delante.
Sus sentidos estaban tan atrofiados que ni si quiera podía mantenerse de pie lo cual provoco que apenas moviera un pie ella caía de espaldas.
Ese metal se arrastro y el brazo de aquel hombre se levantó junto con este. Ambos brazos empuñándolo arriba de su cabeza como la espada de un caballero.
Su ojo derecho se lleno de venas rojas como hilos de cocer que se extienden por un lienzo blanco hasta su pupila la cual parecía querer salírsele.
Y como un perro sacudiendo la cola, Miruko golpeo sus orejas, rasgo sus ojos y movió su cabeza de lado a lado.
―¡Hmph...! ―Kuroiwa soltó un gruñido. Ambas manos que sostenían el metal cayeron hacia delante fieramente y sus pies pisotearon violetamente el suelo mientras que le añadía un grito a su gruñido―. ¡¡Oooooh, raaaaah!!
Con un poderoso rugido, Kuroiwa pateo el suelo y dejo ir todo su cuerpo hacia delante junto con el tubo de metal.
El aire delante de él fuer dividido.
―¡¿―?!
[Algo estaba viniendo.]
Sentada, esperando ahí durante mucho tiempo logro sentir como se calentaba su cuerpo. Lo suficiente como para sofocar su falta de sentidos. Ambos, vista y tímpano que habían desaparecido solo dejándole el tacto, sabor, y... olfato.
Concluyendo lo anterior de esa manera, Miruko encaro el metal de frente. Moldeando su mano derecha en una sonda, rápidamente la puso contra su rostro de lado derecho.
En el centro del iris de llamas en los ojos de Kuroiwa, estas pupilas se agrandaron.
*¡CLANK!*
Primero el sonido metálico.
*¡CRACK!*
Despues el del hueso quebrandose.
El brazo de Miruko se había fracturado al choque del metal con su antebrazo.
Todo su cuerpo vibro a partir de su mano, extendiéndose por toda la cavidad corporal hasta que su cerebro retumbo.
Su nariz se crespo.
Una vez y por segunda vez.
[Hueles...]
Su voz salio.
―¡¡¡―!!
El trozo de metal que se detuvo en su antebrazo se movió mientras ella levantaba su rostro. Apuntando una mirada de ojos cerrados hacia delante. Toda su cabeza estaba en vuelta en llamas y temblores que su cuerpo jamás proveyó.
Ella rugio en palabras.
―¡COMO MIERDA!
Su mano libre fue usada como apoyo y su pierna derecha se levanto para acertar una fuerte patada al costado de Kuroiwa.
―¡Gah...!
El aire salio de sus pulmones por un segundo mientras su brazo, su costado se torcían hasta que la pura inercia lo envió hacia una cortina de metal que cubría la entrada de un negocio cerrado. Al mismo instante miruko utilizo esa misma inercia como una fuerza que la ayudo a ponerse de pie.
Froto su nariz con su dedo índice izquierdo, luego sacudió su cabeza.
Sus músculos eran tan firmes como un látigo y perfectamente equilibrados en volumen.
Kuroiwa soltó el metal el cual cayo al suelo mientras este poco a poco se reincorporaba a la batalla.
El olor a mierda llego a la nariz de Miruko.
[Danza lunar, paso diecisiete.]
La mano derecha de Miruko golpeo fieramente el aire y sus pies pisotearon violentamente el suelo mientras gritaba.
*¡CRACK!*
El hueso fracturado resonó en su interior.
Era un sonido extraño del cual provenían sus pasos.
*Zun, zat, zunzat*
Mientras los movimientos ritmitos seguían, gotas de sudor empezaron a resplandecer en el pelo plateado lacio, u su saludable piel oscuro asumió un matiz rojo.
―¡¡¡―!!!
Kuroiwa tomo de su chaqueta aquellos puños americanos colocándolos casi al instante y dando traspiés hacia delante. Sin embargo, Miruko se le había adelantado.
Girando en su misma tras un paso de unos segundos muy largos. Mas de tres movimientos hicieron que el vapor emanara de su cuerpo.
Como una moneda que rueda en el suelo, su cuerpo giro en si misma usando sus piernas como apoyos mientras estas parecían muscularse aun mas de lo que ya estaban.
Su piel parecía estar brillando ligeramente de rojo en la nube de humo que opaca la luz solar.
―¡¡Ohhhh...!!! ¡RRAAAARHG!!! ―con un poderoso rugido, Kuroiwa lanzo su puñetazo hacia delante mientras que Miruko pateaba el suelo elevándose unos metros por encima de este. Girando en su misma justo encima de este lanzando su pierna derecha.
―¡ANILLO LUNAR! ― con una increíble fuerza de sus piernas para patear simultáneamente mientras realiza una voltereta en el aire con las piernas extendidas deja caer su talón hacia delante.
*¡CLANK!*
*¡CHOK!*
El puño de Kuroiwa chocao con el pie de Miruko liberando una poderosa lluvia de chispas producto del choque entre metales.
Pero lo que no contaba Kuroiwa fue el hecho de que al momento de que le pie de Miruko choco con su puño americano, este se vio reducido a trozos inservibles de metal que salieron volando hacia todos lados. Al igual, su puño se vio interrumpido y sus dedos se fracturaron.
El pie de Miruko paso de su mano hasta el suelo quebrando el mismo.
*¡BAM!*
En un instante, Miruko poco a poco abrió los ojos encontrándose con la mirada de Kuroiwa. Ambos par de globos oculares estaban inyectados en sangre. Sus pupilas estaban que ardían de un furor eufórico.
Su ira estaba dibujada sobre su rostro mientras sus orejas poco a poco se levantaban.
Ella había recuperado vista y poco a poco estaba recuperando el oído.
Ambas granadas habían perdido efecto... al igual que la fuerza de Kuroiwa.
Olvido su dolor y lanzo una patada hacia el costado de Miruko logrando darle y arrojarla hacia el medio de la calle mientras este giraba en sí. Igualmente, Miruko giro en el aire cayendo de rodillas, raspando el suelo con sus suelas.
Ella nuevamente agito su cabeza golpeandola constantemente.
Dentro de los segundos, Miruko estaba acortando la distancia al ponerse de pie y comenzar a caminar hacia delante. Kuroiwa podía divisar sus músculos físicos.
―¡¡...!!
Ella mordió su labio. El dolor de su brazo solamente se intensificaba más y más mientras este se sacudia con el movimiento. Por un momento ella se detuvo cuando miro a su alrededor. Aun había personas que estaban por ahí, mirando la pelea o lo que era el comienzo de esta.
Aun como apenas estaba recuperando su vista lograba ver manchas que se movían como obleas en el mar. Era consecuencia de la granada cegadora como tal. Al igual, sus oídos parecían no detener el zumbido.
Poco a poco el humo que se extendía de la explosión de las granadas de fuego se convertía en nubes de ceniza oscura que había llenado la calle enteramente.
Algunas personas dentro de sus hogares miraban por las ventanas, otros salían de estas mientras que los negocios cercanos eran cerrados con cortinas iguales a las que estaba detrás de Kuroiwa.
Los autos se habían detenido en medio de la calle mientras que otros ya estacionados comenzaron a sonarles la alarma.
Esto llegaba a abrumar un poco a Miruko.
Pero aun a pesar de esto ella estaba centrada. Devolviendo su mirada al frente solo se encontró con Kuroiwa quien agitaba su cabeza al igual que ella, pero en esta ocasión el estaba retirando su mascara. Su ojo derecho sangraba y su pupila estaba que se salía.
Ese zumbido que ella escuchaba no era aturdimiento, era como el de una abeja.
Miruko enrosco sus gruesos labios.
―Preguntar antes de golpear no es mi estilo. Pero tu atacaste primero... ¿Por qué?
Emitiendo un chillido ensordecedor, Kuroiwa agito la cabeza hasta que su ojo parecía querer colapsar. Acunando su brazo derecho con los dedos rotos, apreto con fuerza estos hasta acomodar cada uno de sus dedos en su lugar
El brazo de Miruko al contrario de los dedos de Kuroiwa no era tan fácil que lo acomodara pues el hueso en si estaba fracturado. Casi colgándole del torso.
»No puedo seguir perdiendo el tiempo aquí... Ese mocoso debe de estar en peligro ahora mismo.
Recordando las palabras de Keigo, poco a poco algo parecido al remordimiento estaba arribando en su pecho.
Una vez más movió su mirada hacia los lados.
»Tampoco puedo dejarlo aquí, libre. ¿Ese zumbido? Esto no es normal. Terminare con el aquí y ahora.
Dispuesta a dar un paso hacia delante, regresando su atención hacia Kuroiwa, un estruendo alcanzo el lugar.
[¿Eh?]
Por un segundo juraría que escucho el viento quebrarse. Un ligero y chirriante sonido de una tetera caliente.
*¡WROOOM!*
Justo a unas manzanas de donde se encontraban se elevó una ventisca que arraso con la nube de humo negro enviándola hacia los cielos, abriendo así, un claro en la calle.
―Eso de ahora...
―¡Cuidado! ―grito un pequeño niño.
―¡¡¡―!!!
Tan solo se distrajo un momento y Kuroiwa se abalanzo hacia ella. Y junto a él vinieron un cumulo de granadas de todo tipo detrás de él.
La pupila de Miruko se lleno de una luz cegadora y despues de eso.
*¡BOOOM!*
Explosión tras explosión creo una nueva nube de oscura estela la cual empujo a las personas en esa misma calle al suelo.
Los gritos de una familia que se tiraron al asfalto mientras restos de escombros caían a sus costados. Vehículos que salieron volando envueltos en humo y con indicios de comenzar a incendiarse.
Fragmentos de rocas imbuidas en fuego chocaron contra los cristales de los primeros pisos de los edificios.
La calle entera se llenó de discordia. Era tan solo... el preludio.
...
Mientras una brisa volaba por el cielo, se llevo una mar de hojas consigo.
―¡E-espera! ¡Por favor, espera! ―gritando, una joven levanto su mano al cielo, hacia las hojas que flotaban en el aire. Sin embargo, como si agitara unas alas, esas hojas que pasaban por encima suya como una ola se fueron volando, con total gracia.
Una joven, de rostro pulido y cabello alborotado color rosado simplemente se detuvo.
Su cabello rosado, atado, su rostro claro y sus brillantes ojos rosados parpadeantes, junto con unos anteojos. Eran rasgos característicos de ella. Vestía un tipo de vestido blanco con una chaqueta azulada.
―¡Kazuho-Chan! ¡P-por favor espera! ―repitió la misma chica.
A las afueras de la universidad, justo en la entrada ella se había detenido.
Dos pares de rendijas contraídas hacia los muros. Justo en la línea de entrada se dio la vuelva.
―¡¿Qué?! ―refunfuño.
―¡Kh~hk! ...Si tan solo... hubiera echado... un vistazo... al contenido... ¡Ah!
Ese era el tipo de escenario apropiado para una discusión. Pero para la joven que perseguía a la joven de cabellera rosada mirando hacia arriba y gritándole. La gente de los alrededores se preguntaba que estaba haciendo.
Al verla caer sobre sus muslos, respirando pesadamente simplemente se hundio en su culpa.
―¡L-lo siento...! ¡Mucho! ―se disculpó. Agitada, adolorida y congestionada por lo que parece, haber estado llorando―. S-si tan solo... ¡H-hubiera sido más responsable, no tendrías que haber asumido toda la culpa, Kazuho-Chan!
La peli rosada observo a su amiga por unos momentos. Parecía estar molesta. No con su amiga, si no consigo misma pero no quería delatarse, no quería mostrar tan fácilmente el remordimiento hacia su persona.
Pero tampoco quería que su amiga siguiera sintiéndose miserable.
Ella aflojo su mirada.
―Oye tú, ¿Estas bien? ―pregunto Kazuho.
―¡Te juro que solo quisiera quedarme tirada en el suelo aquí!
―¡¿Eh?!
Forzando a mover sus piernas, la joven salto y llevo ambas manos hacia el pecho de Kazuho.
―¡E-ey...! ¡E-ee-ey...! ―se sonrojo rápidamente.
―¡L-lo s-shento...! ―su rostro se dibujo en una mar de lágrimas. Tantas que parecía que se le derretía el rostro.
Aunque claro, a Kazuho le parecía desagradable, era su amiga.
La razón de todo esto derivaba del hecho del club. Muchas de las cosas que deberían de haberse realizado, Kazuho se las había dejado encargada a su amiga pues ella tenia las citas con la promotora.
En parte sentía que toda la culpa era de su amiga pero también otra le decía que era suya propia por haberle echado todo a los hombros.
Aunque de todas formas, Kazuho mas de una vez le había dicho, casi asegurado de que no necesitaba preocuparse por las consecuencias, su amiga era tan perspicaz como para darse cuenta de que la misma Kazuho estaba mal.
Kazuho cambio su expresión, y la joven siguió llorándole a su amiga.
Casi juraba que no soportaría mas lloriqueos pero al final de cuentas, es su propia responsabilidad por haberle dado tantos problemas. Tan solo, le quedo darle un buen abrazo mientras golpeaba su cabeza gentilmente repitiéndole que todo estaba bien, que no era su culpa y que no tenía necesidad de lloriquear tanto.
También, ella se repetía una cosa aparte. Deseaba con tantas ganas poder tener algo de ayuda.
Llevado a esto consiguió la idea de que haber rechazado el soporte de Makoto fue el peor error que había cometido... en lo que llevaba de la semana.
Tanto así que se lamentó por los últimos dos días que le quedaban.
Sabado y Domingo... ella de verdad odiaba todo eso, tanto que deseaba que el tiempo fuera para atrás y quizás, tan solo quizás darle la razón a Makoto.
»Tal vez, yo ya no sirvo para esto. Tal como lo dijo Makoto-Chan. Debería de tan solo hablar con Koichi y decirle todo. Yo...
Detrás de ella, justo a las afueras de la universidad pasaron una flota de policías y paramédicos por la calle a toda velocidad.
[¿Eh?]
Cuando se dio cuenta de esto lo primero que hizo fue darse la vuelta.
El mundo se silencio y dentro de su pecho una sensación irradiaba... ansiedad. Su pecho le dolía y era como si tuviera algo que le dijera que se pondría peor.
Una sensación inminente a peligro.
«¿Qué es esto?» se preguntó.
Presiono su pecho con su puño cerrado.
»¿Por qué me siento así...?
Cuando se encontraba mirando hacia delante, justo a la calle donde policías pasaban a toda velocidad, su vista capto algo.
El cielo...
Se estaba nublando.
[Ah...]
No era por una tormenta, era algo más.
...
*CRAP*
Apenas se sostuvo de un ladrillo que salía del muro. Arrastrando su pierna derecha como un costal vacío mientras que su brazo derecho colgaba. Su cabello cubría la mitad de su rostro y el sudor se resbalaba de este. Su respiración era agitada, pesada y sumamente honda.
Izuku estaba caminando por el largo callejón, a través de una nube densa de humo y polvo que nació con su ataque de hace unos minutos.
Había cuerpos de los villanos desmayados, estos parecían haber recibido el impacto igual que Hex pero, para la buena suerte de izuku solo estaban eso, desmayados. Y claro, es algo que el comprobaba cada vez que sus piernas chocaban con alguna parte del cuerpo de alguno de ellos.
Su mano derecha temblaba mientras que una gota de sangre salía de su dedo roto.
»Me va a estallar la cabeza...
Su pie derecho que se arrastraba detrás de él estaba fracturado, para su suerte no se había roto completamente. Pero aun así, el dolor era intenso, casi un infierno. Pero el dolor no se le comparaba al de la mano.
Pues a pesar de que fue solo un dedo el que se quebró, que, este si se quebró, era mucho mas grande el dolor. Quizás la razón de esto era que sus manos, sus brazos eran lo mas dañado de su cuerpo y el que haya usado estas partes de su cuerpo una vez más.
Era un abuso.
Aun así, era la única opción que tenía. Y valió totalmente la pena. Para su buena suerte, casi la totalidad de personas que estaban en ese lugar estaban en K.O. Tan solo le restaba el esfuerzo de salir del callejón eh ir hacia Miruko que por cierto era lo que mas le preocupaba para ese momento.
Tan solo salir del callejón era lo que deseaba.
Lo que anhelaba.
Lo que...
*TIC* *TIC*
El golpeteo de unas pequeñas rocas rodando detrás de izuku. El vacío sonido del callejón hizo que estas rocas resonaran en eco atronador.
Los ojos de izuku se abrieron y poco a poco su cabeza comenzo a dar vuelta. Usando el muro a su costado como apoyo, el logro darse la vuelta. Poco a poco sus ojos comenzaron a rebuscar en la densa capa de humo que flotaba a su alrededor.
La estela gris, la estela amarillenta que ondeaba con el ligero viento que descendía del cielo.
―Ha...
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*¡UdwwekEihBt6PR;DtiT?RSG+jrTJ!*
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Solo dos palabras salieron de su boca antes de que toda su cabeza estallara en una lluvia de gamas coloridas.
Sus sentidos como la vista, oído, tacto y sabor se alteraron tanto que ni si quiera supo donde estaba parado por un momento. Tanto que su cuerpo se tambaleo hacia el muro que al momento de que su hombro se recargara contra los ladrillos de este perdió fuerza en sus piernas, casi desplomándose.
Sus extremidades perdieron fuerza. Todo se volvió tan silencioso que sentía que estaba aturdido. Incluso hubo un ligero momento en que fue capaz de escuchar los propios golpeteos de sus pulmones contra su pecho.
Podía escuchar su corazón palpitar.
Cuando abrió su boca ni si quiera pudo sacar el oxigeno que almacenaba en sus pulmones, ni si quiera pudo respirar. Olvido su dolor y con su mano que poseía un dedo roto apreto su corazón.
Sintió que el suelo debajo de sus pies se estaba quebrando, que era tan frio como una pista de hielo.
Podía sentir que dentro de sus pieles, en su sangre estaba hirviendo un liquido que le quemaba la misma garganta.
Sus dientes chocaban unos con otros. Su cerebro no paraba de enviar cientos de decenas de señales a sus extremidades pero su mismo cuerpo era incapaz de corresponder.
Fue entonces cuando escucho una voz, un canto.
[London bridge is falling down, falling down, falling down...]
Nuevamente abrió su boca y solo quejidos salían de esta mientras trataba de respirar. El sudor que caía por su rostro comenzo a ser y ser más y más.
Todo su cuerpo estaba temblando.
Ni si quiera tenía tiempo de pensar, toda la función de su cabeza se había convertido en una tormenta. Truenos que defendían desde su cabeza hacia su cuerpo. Su cerebro retumbaba tanto que sentía que los ojos se le iban a caer.
Su rostro se lleno de un margen de venas que se marcaron en la piel.
Ambos ojos se le inyectaron en sangre.
[London bridge is falling down, falling down, falling down... [London bridge is falling down, falling down, falling down...]
Era una sensación... una de muerte inminente.
[London bridge is falling down, falling down, falling down...]
[London bridge is falling down, falling down, falling down...]
[London bridge is falling down, falling down, falling down...]
[London bridge is falling down, falling down, falling down...]
Sus pupilas parecían haberse quebrado.
El quirk del cuarto portador nunca se detuvo durante los segundos de aquel momento.
Y una vez mas el canto subyugo todas sus capacidades.
[London bridge is falling down, falling down, falling down...]
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[My fair lady.]
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Ni si quiera tuvo tiempo a nada. En un solo instante, era lo que duraba un aleteo de ave... toda su realidad se convirtió en la estela del diablo arropándolo.
Delante de él, la sombra emergió del humo.
Sin darse cuenta, lágrimas descendieron por su rostro.
...
[El punto más crítico. El encuentro entre el noveno sucesor del One For All y aquel alguna vez derrotado bajo ese cielo de Osaka hace años. Dentro del callejón de la lucha surge la lucha por el poder.]
Proximo capitulo: Vestigio del maligno, ¡All For One!
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