84.¿ALGUNA VEZ HAS CELEBRADO TU CUMPLEAÑOS?

En una mansión antigua, rodeada de jardines perfectamente cuidados y con un aire de elegancia que parecía haber quedado atrapado en el tiempo, una joven Momo Yaoyorozu se encontraba de pie frente a un gran ventanal.

La luz del sol se filtraba a través de las cortinas de encaje, iluminando su rostro con un brillo suave.

Momo creció en una familia de alta sociedad, donde cada acción era evaluada y cada logro celebrado. Su madre, una mujer de porte firme y mirada decidida, solía decirle que el verdadero valor no residía en el talento, sino en la capacidad de utilizarlo para el bien de los demás.

Aunque estas palabras siempre resonaban en su mente, la presión constante para estar a la altura de los estándares familiares era igualmente presente.

Recorría los pasillos de la mansión con una gracia natural, acompañada por el eco de sus pasos. Las paredes estaban adornadas con retratos de generaciones anteriores, todos mostrando una mirada de determinación y éxito.

Momo se detuvo frente a uno de estos retratos, observando la imagen de su abuelo, un hombre conocido por su destreza y sabiduría. En sus ojos, ella podía ver la misma chispa de determinación que había heredado.

En los días de verano, cuando el calor hacía que el jardín se convirtiera en un oasis de sombras y frescura, Momo solía sentarse bajo un viejo roble y leer libros de héroes y leyendas.

Estas historias la inspiraban, alimentando sus sueños de algún día ser una heroína en su propio derecho. Sin embargo, a menudo sentía una brecha entre la realidad y los ideales que se formaban en su mente. Su vida estaba llena de expectativas, pero también de amor y cuidado, y era esa mezcla la que formaba la base de su carácter.

Con el paso del tiempo, Momo entendió que su habilidad para crear cualquier objeto a partir de su cuerpo no solo era un regalo, sino también una responsabilidad. Cada desafío que enfrentaba, cada obstáculo que superaba, era una forma de honrar el legado de su familia y las enseñanzas de su madre. La presión seguía siendo un constante, pero también lo era su deseo de ser una heroína digna de su nombre.

Mientras se preparaba para enfrentar los desafíos del presente, Momo no podía evitar recordar esos momentos de su niñez. Eran las memorias que la habían formado, las que la impulsaban a seguir adelante con determinación y coraje. Sabía que, en el fondo, su pasado y su presente estaban intrínsecamente ligados, y cada paso que daba en su camino heroico era un tributo a la joven que una vez soñó con ser una heroína en su propio cuento.

Momo Yaoyorozu era una joven cuya vida siempre había estado marcada por la excelencia y la responsabilidad. Desde pequeña, había sido considerada una niña prodigio, destacando en todo lo que emprendía, ya fuera en sus estudios, habilidades físicas o etiqueta social. Proveniente de una familia adinerada y respetada, Momo había crecido rodeada de lujos y privilegios, pero también de expectativas altísimas.

No era una chica común; su mente funcionaba de una manera que pocos podían comprender. Mientras otros niños jugaban despreocupados, Momo pasaba horas leyendo libros de ciencia, estrategia y filosofía. Siempre buscando aprender más, sus padres la alentaban a alcanzar el máximo de su potencial, lo que la llevó a desarrollar una personalidad meticulosa y perfeccionista.

A pesar de todo, Momo nunca fue arrogante ni se dejó llevar por el orgullo. Al contrario, siempre se esforzó por ser amable y considerada con los demás, consciente de que sus dones no la hacían superior.

Sabía que, con su talento, venía una responsabilidad hacia aquellos que no compartían su misma suerte. Este sentido de deber fue lo que la impulsó a convertirse en una heroína, no solo por el deseo de salvar a otros, sino también por la necesidad de probarse a sí misma que podía estar a la altura de las expectativas que siempre habían recaído sobre sus hombros.

Sin embargo, debajo de su apariencia serena y su confianza externa, había un temor constante: el miedo al fracaso. Momo temía no estar a la altura, no solo de las expectativas de los demás, sino también de las suyas propias. Cada error, por pequeño que fuera, era una herida en su orgullo y una fuente de ansiedad que trataba de ocultar. Pero, a pesar de sus dudas, siempre se levantaba, decidida a ser mejor, más fuerte y capaz.

Ese es el tipo de persona que ella es.



INTRODUCIR: A VOICE IN MY HEART-EVAN CALL


—————13 De Junio Del 2145—————

Momo Yaoyorozu se sentaba en su escritorio, rodeada por el murmullo suave de compañeras de clase concentradas en sus tareas.

El aula, con su decoración clásica y elegante, reflejaba el prestigio de la academia de mujeres en la que estudiaba. Las paredes estaban adornadas con estanterías llenas de libros encuadernados en cuero, y la luz del sol se filtraba a través de las ventanas altas, proyectando sombras suaves sobre los pupitres.

La profesora, una mujer de porte distinguido, escribía en la pizarra con trazos rápidos y precisos. Estaba explicando un tema avanzado de química, pero la mente de Momo estaba a kilómetros de distancia.

Aunque su pluma se movía sobre el papel, tomando notas automáticamente, sus pensamientos se habían desviado hacia algo completamente distinto.

Momo solía ser la mejor estudiante en todas sus clases, y su rendimiento académico era impecable. Sin embargo, ese día, algo parecía distraerla. Las palabras de la profesora pasaban por sus oídos sin realmente asentarse en su mente, y por primera vez en mucho tiempo, sintió que no estaba completamente presente.

Afuera, en el jardín de la academia, las flores comenzaban a florecer con la llegada de la primavera. Momo giró ligeramente la cabeza hacia la ventana, dejando que su mirada se perdiera en la vista del jardín. Un suave suspiro escapó de sus labios. No era propio de ella permitir que su atención divagara durante una lección, pero últimamente, había tantas cosas en su mente.

¿Qué la estaba distrayendo? Tal vez era la presión creciente de las expectativas sobre su futuro, o quizá la sensación de que algo grande estaba por cambiar en su vida. Algo que ni siquiera ella, con toda su preparación y estudios, podía prever completamente. Pero en ese momento, sentada en medio de una clase que normalmente dominaba con facilidad, Momo se sentía desconectada, como si una parte de ella estuviera en otro lugar.

La voz de la profesora resonó en el aula, llamando a Momo de vuelta a la realidad.

—Señorita Yaoyorozu, ¿podría repetir lo que acabo de explicar?

Momo parpadeó, sorprendida de haber sido llamada, pero recuperó la compostura rápidamente.

—Sí, disculpe, profesora. Estaba mencionando los efectos catalíticos de los compuestos en... —Comenzó a responder, aunque sin la misma fluidez y confianza de siempre.

Mientras las palabras salían de su boca, Momo se prometió a sí misma que volvería a concentrarse. No podía permitirse estar distraída, no con todo lo que se esperaba de ella. Pero, incluso mientras retomaba sus notas, esa sensación persistente de que algo estaba cambiando permaneció en el fondo de su mente.

—————2 De Julio Del 2145—————

El eco de los pasos de Momo resonaba suavemente en los elegantes pasillos de la academia, donde los suelos de mármol brillaban bajo la luz de las lámparas doradas que colgaban del techo.

Las paredes estaban decoradas con cuadros y tapices que representaban escenas históricas, un reflejo del prestigio y la tradición de la escuela. A su alrededor, las voces de las otras estudiantes se mezclaban en un murmullo constante, un susurro que parecía fluir a lo largo de los pasillos.

Momo caminaba con la gracia habitual que la caracterizaba, su postura perfecta y su semblante sereno. Sin embargo, no pudo evitar notar la tensión en el aire. Las conversaciones que normalmente giraban en torno a temas triviales, estudios o eventos sociales, ahora estaban centradas en un incidente que había captado la atención de todo el país.

—¿Escuchaste lo que pasó con ese chico? ¿Cómo se llama...? ¡Ah, sí, Laughing Boy! —la voz de una de las chicas sonaba más fuerte que el resto, captando la atención de Momo.

—Sí, se enfrentó a un villano sin la ayuda de ningún héroe profesional. ¡Qué imprudente! —respondió otra con tono crítico.

—Dicen que causó más problemas de los que resolvió. Los héroes estaban furiosos... —añadió una tercera voz, con un toque de desaprobación.

Momo mantuvo su paso, sin girar la cabeza, pero cada palabra llegaba clara a sus oídos. Aunque no solía interesarse en los chismes, no pudo evitar que el nombre "Laughing Boy" resonara en su mente.

Recordaba haber oído sobre él antes, sobre un niño cuyo quirk había desatado una tragedia, un nombre que muchos en Japón asociaban con muerte y destrucción. Sin embargo, hasta ese momento, Momo no había prestado mucha atención a esas historias, creyendo que no tenía relevancia para su vida.

Al pasar por un grupo de chicas que discutían acaloradamente sobre el incidente, Momo sintió una leve incomodidad.

Algo en esas conversaciones la perturbaba, no por el contenido en sí, sino por la manera en que las personas juzgaban sin conocer la historia completa. Y ahora, por primera vez, se encontraba realmente interesada en aquel chico, preguntándose qué lo había llevado a actuar de esa manera. ¿Era solo imprudencia, o había algo más detrás de sus acciones?

A medida que reflexionaba sobre esto, Momo se dio cuenta de que, aunque había oído hablar de "Laughing Boy," nunca se había detenido a considerar quién era realmente. Este incidente reciente había cambiado eso.

Ahora, su curiosidad estaba despierta, y no podía evitar preguntarse qué clase de persona se enfrentaría a un villano solo, sin la ayuda de héroes profesionales.

Mientras se acercaba a su próxima clase, las voces de las chicas se desvanecieron, pero el eco de sus palabras permaneció en su mente. Aunque volvió a concentrarse en el presente, el recuerdo de "Laughing Boy" seguía presente, intrigándola de una manera que antes no había experimentado.

—————1 De Agosto Del 2145—————

Un mes después, Momo se encontraba en la biblioteca de la academia, rodeada de montañas de libros. La preparación para los exámenes finales era intensa, pero para Momo, esta rutina de estudio era casi relajante. Sus dedos recorrían las páginas con rapidez, absorbiendo la información a un ritmo que habría desconcertado a cualquier otra estudiante.

Entre fórmulas químicas y teorías físicas, su mente vagaba brevemente hacia el nombre que había escuchado semanas atrás. Laughing Boy. Desde entonces, no había dejado de escuchar rumores sobre él, incluso entre las personas de su círculo familiar. Aunque mantenía su enfoque en sus estudios, no pudo evitar sentir una leve curiosidad sobre su próximo movimiento.

—————28 De Agosto Del 2145—————

Unas semanas más tarde, la academia organizó su festival deportivo anual. Momo, siempre destacada en las actividades físicas, participó en varias competencias, ganando elogios de sus compañeras y profesores. 

Durante una pausa entre los eventos, se sentó en las gradas, observando a las demás competir. Mientras veía a las chicas correr y saltar, se preguntó si Laughing Boy alguna vez había participado en eventos como ese. La idea de un chico tan infame compitiendo en un ambiente tan normal la desconcertó, y una vez más, su mente se llenó de preguntas sin respuesta.

—————12 De Octubre Del 2145—————

Poco tiempo después, Momo tuvo la oportunidad de visitar una agencia de héroes a través de un programa especial de la academia. La visita era emocionante; poder ver de cerca a los héroes en acción era una experiencia única. Mientras recorría las instalaciones y observaba los entrenamientos, una conversación entre dos héroes llamó su atención.

—El chico... ese Laughing Boy... ¿Qué crees que pasará con él? —preguntó uno de los héroes, su tono serio.

—Es difícil decirlo. Con un quirk como ese, es un milagro que no lo hayan encerrado todavía —respondió su compañero.

Momo se quedó quieta, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. Por primera vez, la idea de que Laughing Boy podía no ser libre la inquietó. ¿Qué tipo de vida estaba llevando ese chico, con un poder tan peligroso? Y más importante aún, ¿qué haría ella en su lugar?

—————24 De Diciembre Del 2145—————

La mansión Yaoyorozu resplandecía con luces navideñas y adornos que llenaban cada rincón. Un majestuoso árbol decorado con esferas de cristal y cintas doradas se erguía en el salón principal, rodeado de regalos perfectamente envueltos. El ambiente estaba impregnado con el aroma a pino fresco y especias, un recordatorio de la calidez de la temporada.

Momo estaba sentada junto a sus padres en la sala de estar, escuchando sus conversaciones. Su madre hablaba animadamente sobre los preparativos de la cena navideña y los eventos caritativos en los que participarían, mientras su padre mencionaba algunos detalles sobre los negocios familiares y los planes para el próximo año.

—Este año ha sido próspero, y el próximo lo será aún más —comentó su padre con una sonrisa satisfecha, alzando su copa.

—Así es, querido. Además, Momo, tienes mucho por lo que estar emocionada. El próximo año será decisivo para ti —añadió su madre, mirándola con orgullo.

Momo asintió, respondiendo con una sonrisa educada, pero su mente vagaba lejos de las festividades. Mientras sus padres hablaban de negocios y tradiciones familiares, ella no podía dejar de pensar en Laughing Boy. En medio de toda esta normalidad y calidez, se preguntaba cómo sería la Navidad para alguien como él, alguien que cargaba con el peso de un quirk tan devastador y un pasado tan oscuro. ¿Estaría solo? ¿Sería capaz de disfrutar de un momento de paz?

La voz de su madre la sacó de sus pensamientos, y Momo volvió a centrarse en la conversación, pero la inquietud sobre Laughing Boy seguía rondando en su mente, mezclándose con las luces parpadeantes y las suaves melodías navideñas.

—————2 De Enero Del 2146—————

A pocas semanas de la prueba de la U.A., Momo se encontraba en su habitación, revisando sus notas y planificando sus entrenamientos para los días previos al examen. Aunque había pasado los últimos meses preparándose meticulosamente, algo la mantenía inquieta.

Cerró su cuaderno y miró por la ventana hacia el cielo estrellado. Su familia tenía grandes expectativas para ella, y Momo estaba decidida a cumplirlas. Pero la figura de Laughing Boy seguía rondando su mente. ¿Qué lo motivaba? ¿Era su situación tan diferente de la suya? Aunque Momo tenía todo el apoyo y recursos necesarios, no podía dejar de preguntarse qué haría si estuviera en su lugar, enfrentando el mundo sola y con un quirk tan devastador.

Ese pensamiento la acompañó mientras apagaba la luz y se preparaba para dormir, sabiendo que en poco tiempo, el examen de la U.A. llegaría, y con él, el comienzo de una nueva etapa en su vida.

—————25 De Enero Del 2146—————

La mansión Yaoyorozu estaba en un bullicio inusual mientras los preparativos para las festividades navideñas continuaban. Sin embargo, el ambiente en la habitación de Momo era tenso. Ella se encontraba de pie frente a sus padres, su rostro reflejando una mezcla de indignación y frustración.

—¿Cómo que no haré la prueba de admisión? —preguntó Momo con voz temblorosa, sus manos apretadas en los puños—. ¡Todo mi esfuerzo y entrenamiento han sido en vano!

Su madre, con un aire de calma, intentó explicar la situación.

—Querida, tu padre y yo hemos hablado con los responsables de la U.A. Han decidido que serás recomendada debido a tus logros excepcionales y tu desempeño académico. Ellos creen que tu inclusión directa es lo mejor para ti.

—¡Eso no es justo! —interrumpió Momo, su voz elevada por la frustración—. Quería demostrar mi valía en la prueba. Todo este tiempo he estado entrenando y preparándome, y ahora me quitan la oportunidad de hacerlo.

Su padre trató de intervenir con tono conciliador.

—Momo, sabemos cuánto has trabajado duro. La recomendación es un reconocimiento a tu esfuerzo y talento. No te desanimes. Esta es solo otra forma de mostrar lo que vales.

Momo los miró con ojos llenos de decepción. Aunque sus padres tenían buenas intenciones, no podían comprender la verdadera razón de su angustia. Para ella, la prueba de admisión no era solo un reto personal, sino una oportunidad para enfrentarse a un desafío que había esperado con ansias.

En lo profundo de su corazón, también había una razón que no podía expresar en voz alta. La figura de Laughing Boy había rondado su mente durante meses, y la prueba había sido una pequeña esperanza de poder verlo en acción, de entender quién era ese chico que había captado su atención. Ahora, sentía que esa oportunidad se desvanecía antes de que pudiera siquiera acercarse a ella.

El silencio que siguió a sus palabras era pesado. Momo se sentó en el borde de su cama, mirando hacia el suelo mientras trataba de controlar sus emociones. La idea de no poder enfrentarse a los desafíos de la prueba y la posibilidad de conocer a Laughing Boy se sentía como un sueño perdido.

Su madre se acercó y colocó una mano suave sobre su hombro.

—Sabemos que esto no es lo que esperabas. Pero piensa en esto como una oportunidad. Podrás mostrar tu valía de manera diferente en un futuro. ¡Demostrar tu fuerza! Además, aún puedes aprender mucho de esta experiencia.

A pesar de las palabras de consuelo, Momo no podía sacudirse el sentimiento de frustración. Sentía que, al ser recomendada, se le estaba quitando una parte importante de su viaje.

Mientras sus padres trataban de calmarla, su mente seguía divagando hacia la figura de Laughing Boy, preguntándose si alguna vez tendría la oportunidad de conocerlo y entender su historia.

—————Primer Dia De Clases—————

El prestigioso portón de la U.A. se alzaba frente a Momo Yaoyorozu, imponente y lleno de promesas para el futuro. Entrar por recomendación debería haber sido un honor, un reconocimiento a su talento y esfuerzo, pero para ella, era un recordatorio amargo de lo que había perdido. Mientras caminaba por los pasillos de la academia, con la mirada fija y los pasos decididos, no podía evitar sentir que algo estaba incompleto.

Momo siempre había sido consciente de sus privilegios, y los llevaba con responsabilidad. Pero ahora, sentía que esos mismos privilegios le habían robado la oportunidad de demostrar su verdadera valía, de probarse a sí misma en igualdad de condiciones con los demás aspirantes. El entrenamiento exhaustivo, las horas dedicadas a perfeccionar sus habilidades... todo parecía haber sido en vano. "¿De qué sirvió tanto esfuerzo si no pude siquiera ponerme a prueba?" pensaba, mientras sentía una mezcla de frustración y resignación crecer dentro de ella.

Al entrar al aula, Momo se percató de que era la primera en llegar. El silencio en la habitación le ofrecía un respiro, pero también amplificaba su sensación de aislamiento. Se sentó en uno de los escritorios al frente, colocando su bolso con cuidado sobre la mesa, y dejó que su mirada vagara por el espacio vacío.

Las clases aún no habían comenzado, pero Momo ya se sentía agotada. El peso de sus pensamientos y emociones la mantenía en un estado constante de inquietud. "Aquí estoy... pero no de la manera en la que quería estar. ¿Y si nunca logro sentir que merezco estar aquí?"

El tiempo pasó lentamente, y uno a uno, sus compañeros comenzaron a llegar. Momo mantuvo la mirada baja, no quería interactuar con nadie en ese momento. Sin embargo, los murmullos que empezaron a llenar el aula no tardaron en captar su atención.

—¿Supiste lo que pasó en la prueba de admisión? —dijo una voz cercana.

—¡Sí! ¡Increíble! Ese Laughing Boy... ¿puedes creerlo? Dicen que destrozó un gran robot con su quirk. ¡Fue impresionante! —respondió otra voz, cargada de emoción.

El nombre "Laughing Boy" hizo que Momo levantara la mirada, su corazón dio un pequeño vuelco. Los rumores que había escuchado antes volvían a su mente. Él había estado en la prueba, enfrentándose a los mismos desafíos que ella había deseado enfrentar. La sensación de haber sido privada de esa experiencia se intensificó.

—No sé cómo lo hizo, pero dicen que fue aterrador y asombroso al mismo tiempo. ¿Te imaginas tener un quirk así? —continuó un tercer compañero, su tono de voz evidenciaba una mezcla de admiración y miedo.

Momo sintió un nudo en el estómago. Mientras sus compañeros hablaban con entusiasmo sobre Laughing Boy, ella no podía evitar sentir una punzada de celos. Quería haber estado allí, haber visto con sus propios ojos lo que él era capaz de hacer. Ahora, se encontraba en un aula llena de expectativas, pero la sombra de su propia insatisfacción era más grande que nunca.

"Él estuvo allí, enfrentó el desafío... y yo ni siquiera tuve la oportunidad de intentarlo," pensaba Momo, mientras el bullicio a su alrededor crecía. La frustración y la sensación de haber sido privada de algo valioso seguían latentes, y aunque se esforzaba por mantener la compostura, no podía evitar preguntarse cómo sería su vida en la U.A., ahora que ese primer reto se había escapado de sus manos.

Momo estaba inmersa en sus pensamientos, todavía procesando las conversaciones sobre Laughing Boy cuando notó que la mayoría de los estudiantes ya se habían sentado en sus lugares.

Observó a su alrededor, intentando encontrar un hilo de tranquilidad en medio de su frustración. En el fondo del aula, el chico de cabello negro estaba charlando animadamente con una chica de cabello castaño y otro joven de cabello azul, mientras que un chico de cabello rubio cenizo miraba distraídamente por la ventana, apoyando su mentón en su mano vendada.

De repente, la puerta se abrió de golpe, interrumpiendo el murmullo de la clase. Las miradas de todos, incluida la de Momo, se dirigieron instintivamente hacia el frente.

—Ese es... —comenzó a decir alguien, y Momo sintió un extraño presentimiento al escuchar el tono de voz.

El joven que había entrado apresuradamente tenía el cabello verde y desordenado. Momo lo observó con curiosidad mientras él se colocaba nerviosamente al frente de todos, justo delante del pizarrón. Su apariencia y comportamiento llamaron inmediatamente su atención, y se dio cuenta de que él también parecía inseguro, como si estuviera librando una batalla interna.

El chico cerró los ojos y apretó los puños a su costado, dejando escapar una serie de sonidos entrecortados que resonaron en el aula como el cacareo de un pollito. Momo inclinó la cabeza, ligeramente confundida, al igual que el resto de sus compañeros. ¿Qué estaba tratando de decir?

—¡G-g-gus-sto...! —El joven se detuvo, sus músculos tensos mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas. Momo podía ver el esfuerzo que estaba haciendo, como si estuviera reuniendo toda su fuerza de voluntad para pronunciar esas palabras.

"Está asustado, pero sigue adelante." Momo se sorprendió al sentir una especie de empatía hacia él. Aunque no sabía exactamente por qué, algo en la forma en que el chico luchaba por hablar le resonaba profundamente.

Finalmente, el joven tomó un gran respiro, su pecho se infló, y con una determinación palpable, dio un paso hacia adelante. Momo podía sentir la tensión en el aire, como si todo el salón estuviera conteniendo la respiración, esperando lo que él diría.

—¡¡M-MI NOMBRE ES MIDORIYA IZUKU!! —exclamó, su voz llenando el aula con una fuerza inesperada.

Momo parpadeó, sorprendida por la intensidad de la declaración. El chico frente a ella, Midoriya Izuku, había superado su miedo para presentarse ante la clase.

Mientras las palabras resonaban en su mente, un pensamiento inquietante surgió en su interior: ¿Podría este joven nervioso y asustado ser el mismo Laughing Boy del que todos hablaban? La idea parecía imposible, pero la vida le había enseñado que las apariencias a menudo podían engañar.

Mientras Midoriya permanecía allí, respirando con dificultad tras su grito, Momo sintió que una nueva curiosidad comenzaba a despertarse en su interior. Este chico, con su extraña mezcla de inseguridad y determinación, había capturado su atención de una manera que no esperaba. A medida que la clase 1-A se completaba con su vigésimo alumno, Momo se preguntó qué más descubriría sobre él en los días venideros.

Ante la inesperada presentación de Midoriya Izuku, el salón quedó sumido en un incómodo silencio. Momo observó cómo algunos estudiantes intercambiaban miradas de desconcierto, mientras que el propio Izuku permanecía inmóvil al frente de la clase, con los ojos cerrados y las manos tensas a su lado.

"¿Por qué se ve tan tenso?" Momo se preguntó, notando las gotas de sudor que comenzaban a formarse en la frente del chico. Había oído rumores sobre el "Laughing Boy", pero hasta ese momento, no le había prestado demasiada atención. Aun así, no pudo evitar sentir una punzada de curiosidad.

El sonido rechinante de una silla al fondo del aula rompió el silencio. Un chico de cabellera oscura, Shimura Tenko, se puso de pie con determinación y, golpeando su puño contra su pecho, exclamó con fuerza:

—¡Mi nombre es Shimura Tenko!

Momo notó cómo este acto de valentía desató una cadena de presentaciones entre los demás estudiantes. Una segunda silla sonó.

—¡MI NOMBRE ES KIRISHIMA EJIRO, UN PLACER! —gritó un chico de cabello rojo con entusiasmo.

Izuku parecía cada vez más abrumado, incapaz de soportar la presión que él mismo había generado. "Debe estar sintiéndose tan fuera de lugar..." pensó Momo, sintiendo una mezcla de empatía y curiosidad hacia él. Su mirada se fijó en Izuku, quien parecía estar al borde de derrumbarse, hasta que finalmente abrió los ojos, observando con asombro cómo todos a su alrededor se presentaban con entusiasmo.

El ruido del arrastre de una silla, seguido por el golpe de un tacón contra el escritorio, resonó con fuerza.

—¡RIKIDO SATO ES MI NOMBRE Y ME GUSTA LA REPOSTERÍA! —exclamó un chico musculoso, tomando una pose que resaltaba su físico.

El ambiente se volvió cada vez más caótico. Momo vio a una chica de piel rosada alzarse desde su asiento.

—¡Mina, mina! ¡SOY MINA ASHIDO! —dijo alegremente, generando pequeñas cantidades de ácido desde sus manos.

"Esto se está convirtiendo en un espectáculo," pensó Momo, un poco sorprendida por el entusiasmo de sus compañeros.

El chico de gafas se levantó con seriedad y, ajustándose las lentes, se presentó con formalidad:

—Esto no va conmigo, pero parece ser una clase de convivencia. Como miembro de este grupo debo de respetar sus deseos. ¡Soy Tenya Iida y vengo de la academia Soumei, un placer estar con todos ustedes!

"Es bastante formal," pensó Momo, notando la postura rígida de Iida.

—Genial, ahora también el chico de lentes le siguió el juego, —murmuró una chica de cabello púrpura mientras escondía su rostro entre sus brazos.

Una chica castaña con una sonrisa brillante se levantó después.

—¡Uraraka Ochako, ese es mi nombre y... ¡Me gusta el mochi! —exclamó alegremente, extendiendo sus brazos a cada costado.

"Es bastante simpática," pensó Momo con una pequeña sonrisa.

Momo decidió unirse también, levantándose con elegancia y presentándose con una voz tranquila y segura:

—Yaoyorozu Momo, un placer. A mí en lo particular me gusta mucho leer sobre literatura clásica y algunos aspectos de la ciencia moderna. Será un gusto estar con todos ustedes como compañeros.

"Espero haber dejado una buena impresión," pensó mientras tomaba asiento de nuevo, consciente de las miradas respetuosas de sus compañeros.

—¡Hanta Sero! Será todo un gustazo estar con todos ustedes, —dijo un chico de cabello negro y ojos alargados con una sonrisa despreocupada.

"¿Gustazo? ¿Qué clase de expresión es esa?" pensó Momo, un poco confundida por la forma de hablar de Sero.

Un chico con cabeza de ave se levantó silenciosamente.

—Fumikage Tokoyami, cuento con todos ustedes, —dijo en tono bajo, antes de sentarse de nuevo.

Entonces, una cola se levantó en la siguiente fila.

—Mashirao Ojiro. Me gustan mucho las artes marciales y espero algún día poder practicarlas con alguno de ustedes, —dijo un chico rubio con una gran cola peluda.

"Es impresionante lo diverso que es este grupo," pensó Momo, observando la singularidad de cada uno de sus compañeros.

Mientras observaba las presentaciones, Momo notó que Izuku caminaba hacia una silla vacía al fondo del salón. Su semblante parecía ligeramente más tranquilo, hasta que de repente tropezó con algo que parecía un bulto amarillo en el suelo. El estruendo de su caída resonó por todo el salón, atrayendo nuevamente todas las miradas hacia él.

Izuku, con la cara plantada en el suelo, intentó recomponerse mientras una figura salió del saco de dormir amarillo. El hombre que emergió resultó ser Aizawa Shouta, su nuevo tutor, quien no tardó en imponer su autoridad con un tono desganado pero firme.

"Así que él es nuestro maestro..." pensó Momo, sorprendida por su apariencia descuidada.

Mientras Aizawa daba instrucciones a la clase, Momo miró a Izuku, que parecía haberse convertido en una estatua en el suelo. "Este chico... definitivamente es diferente," pensó, sin poder evitar una pequeña sonrisa. A pesar de su peculiar comportamiento, había algo en él que capturaba su atención de manera única. Y en ese momento, Momo supo que observar a Midoriya Izuku sería algo más interesante de lo que había anticipado.

Una gran sonrisa en su rostro se formó, una que rápidamente oculto bajo su dorsal.

...

[Este es el famoso Laughing Boy. Nunca me imaginé que mi primera impresión de él sería tan... torpe. Hay algo en su actitud que despierta mi interés. Aunque parece estar luchando con su propia inseguridad, hay una determinación en él que no puedo ignorar.]

...

Mientras tanto, en el campo de entrenamiento, Izuku Midoriya se dirigía con un aspecto decaído, su cabello esmeralda desordenado daba testimonio de su estado de ánimo.

—¿Estás bien, Midoriya-kun? —preguntó Tenko, que caminaba a su lado.

—Bien... bien... bien. —Izuku respondió tambaleándose de lado a lado.

La conversación fue interrumpida por una joven castaña que se unió al grupo.

—¡¿Qué pasa con la ceremonia?! —cuestionó ella.

—¿Ceremonia? —Aizawa giró su cabeza para mirarla.

—¡Sí! La reunión con el consejero y todas esas cosas. —agregó ella.

—Hmph... no tenemos tiempo para eso. Si de verdad quieren ser héroes, no tenemos ni una pizca de grano de arena para esas sutilezas, así que mejor olvídalo. —respondió Aizawa casi como un regaño.

"Así que parece que no habrá tiempo para formalidades," pensó Momo, mientras Aizawa comenzaba a explicar las pruebas físicas.

—Pruebas de lanzamiento, salto de longitud, carrera de 50 metros, carrera de resistencia, pruebas de fuerza, saltos de lado, ejercicios de cuerpo superior y sentadillas. Todas esas actividades las conocen del colegio claramente. Pruebas físicas en las que se prohibió el uso de sus peculiaridades. —explicó Aizawa.

"Esto es serio," pensó Momo mientras escuchaba las instrucciones. Aizawa tomó una bola de béisbol y se la arrojó a Tenko.

—¡La tengo! ¡¿Ganó?! —preguntó Tenko con curiosidad, y las risas se esparcieron entre los estudiantes.

—¿Querían presentaciones, no? —preguntó Aizawa recuperando la atención de todos. —Esta será la mejor presentación para todos. En base a sus peculiaridades se van a presentar a los demás.

Momo observó cómo Tenko se preparaba para su turno. Aizawa le pidió que lanzara la pelota utilizando su peculiaridad, pero sin salir del círculo. Tenko parecía confiado mientras se posicionaba.

—¿Sin salir del círculo? —preguntó Tenko, su mirada tornándose grave.

—Sí. —contestó Aizawa.

—¡He! —bufó Tenko. —Fácil.

"¿Qué tiene de fácil esto?" pensó Momo, observando cómo los demás estudiantes se acercaban para ver el lanzamiento.

Izuku se mantenía atento a Tenko, bajando los hombros y adoptando una pose más relajada mientras se preparaba para el lanzamiento.

—Aquí voy. —dijo Tenko, y todos dejaron escapar un gemido de entusiasmo.

"Esto parece impresionante," reflexionó Momo mientras la pelota volaba a gran velocidad.

El silencio se mantuvo hasta que el teléfono de Aizawa marcó el puntaje: 29 metros.

—Soy el mejor —manifestó Tenko con un toque elegante mientras caminaba hacia el grupo. La reacción de los demás, cayendo de espaldas, demostró el impacto del lanzamiento.

Aizawa, visiblemente irritado, se dirigió a Tenko.

—¿Qué fue eso? —preguntó.

—¿Huh? —la clase volvió su atención hacia Aizawa, quien continuó con un tono más agresivo.

—¿Qué fue eso, Shimura Tenko? Planeas pasar tres años aquí de esa manera. ¿Qué pasó con lo de ser un héroe? ¿Qué pasó con lo de no contenerte? ¿Piensas que es un juego? —Aizawa se inclinó hacia adelante, con su espalda curvada. —Dije que no te contuvieras y solo hiciste el ridículo.

Momo sintió la tensión en el aire mientras Aizawa se dirigía a Tenko. La respuesta de Tenko fue fría y desafiante.

—¿Cuándo dije que era un juego? —preguntó Tenko con una mirada seria.

"Este chico sabe defenderse," pensó Momo, observando la confrontación.

—Usted dijo que no saliera del círculo. En base a lo que usted ordenó, 'lanza la pelota sin contenerte', yo respeté eso y lo hice. —dijo Tenko antes de elevarse en el aire, sorprendiendo a todos con su peculiaridad.

"Volando, sin duda. Eso cambia las reglas del juego," pensó Momo al ver cómo Tenko se enfrentaba a Aizawa.

—No espere que un ciego pueda saber describir el color azul. Mi peculiaridad me permite flotar y volar, no me otorga alguna otra ventaja como fuerza o algo así que me dé la oportunidad de lanzar la pelota muy lejos. Yo hice lo que mi yo actual puede hacer. —Las palabras de Tenko mostraban una confianza desafiante.

Aizawa, visiblemente molesto, se tomó un momento para respirar profundamente.

—De acuerdo. —dijo finalmente. —En ese caso, nueva regla. —levantó su mano mostrando sus ojos rojos despectivos. —¡El estudiante que quede último en totalidad de puntos será etiquetado como irremediable y será expulsado de inmediato!

"Esto se está poniendo muy serio," pensó Momo mientras el grupo reaccionaba con un quejido generalizado. Tenko, con una sonrisa amenazante, parecía ver esto como un desafío.

Izuku, sosteniéndose el pecho, pensaba en lo que se venía.

Momo miraba la escena con una mezcla de inquietud y preocupación, pensando en lo que significaría para todos en la clase.

—¡Bienvenidos...! —La voz de Aizawa resonó en el campo de entrenamiento, marcando el comienzo de lo que sería una prueba extremadamente desafiante.

—————[¡Al curso de héroes!]—————




El grito de Izuku resonó a través del caos del campo de entrenamiento.

—¡Yaoyorozu-San, ten cuidado!

Momo apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que una pared cayera justo frente a ella, deteniéndola en seco. El impacto la empujó hacia atrás, su corazón acelerado por la sorpresa. Con los ojos abiertos de par en par, observó cómo el muro se desplomaba con un estruendoso rugido.

"¿Qué está pasando ahora?" pensó, intentando recuperar el equilibrio.

Justo cuando intentaba procesar la situación, vio a Izuku lanzarse hacia adelante con determinación. Sin dudarlo, se lanzó por delante de ella, justo a tiempo para enfrentar el segundo muro que se estaba cerrando con velocidad.

—¡No! —gritó Momo, su voz ahogada por el estruendo.

Izuku se estrelló contra el muro con una fuerza sorprendente, sus músculos tensos y sus dientes apretados. La colisión provocó una sacudida violenta, pero logró detener el avance del muro en el último momento. Con un esfuerzo visible, empujó el muro de vuelta, asegurándose de que no aplastara a Momo-

Momo observó, atónita, cómo Izuku luchaba contra la presión. Su preocupación por su compañero se mezclaba con una profunda admiración. "¿Cómo puede resistir tanto?" se preguntó, su mente tambaleándose ante el esfuerzo de Izuku.

Cuando el segundo muro finalmente se detuvo, el campo de entrenamiento quedó en un silencio tenso. Izuku, jadeante, se apartó lentamente del muro, su expresión una mezcla de agotamiento y alivio. Momo se acercó rápidamente, su preocupación evidente en su rostro.

—¿Estás bien, Midoriya-San? —preguntó, con la voz temblorosa.

Izuku asintió, aun respirando con dificultad.

—Sí, estoy bien. Pero debemos estar más atentos. Estos muros están diseñados para sorprendernos y ponernos a prueba.

Momo asintió, agradecida pero aún preocupada. La situación era mucho más peligrosa de lo que había anticipado, y la habilidad de Izuku para actuar bajo presión solo aumentaba su respeto hacia él.

—Gracias por salvarme —dijo Momo, su voz cargada de sincero agradecimiento.

Izuku le sonrió.

—No hay problema. Estamos aquí para ayudarnos mutuamente.

Con su mano extendida al frente, Momo no pudo evitar tomarla. Al hacerlo, sintió un peso en el pecho, un dolor que no esperaba. Finalmente, tuvo el valor de ver las cicatrices de Izuku de cerca.

Su mano izquierda estaba llena de marcas protuberantes, y los huesos de sus dedos se notaban algo torcidos.

"¿Por qué me preocupa tanto esto ahora?" pensó Momo mientras observaba las manos de Izuku. La imagen de esas marcas la hizo sentir una mezcla de pena y frustración. Sabía que había algo en su pasado que prefería no explorar, pero ahora, enfrentando su valentía una vez más, no pudo evitar preguntarse si sus sentimientos hacia él debían cambiar.

El hecho de que Izuku estuviera allí, arriesgando su vida una vez más para salvarla, le hizo cuestionar su propia actitud. ¿Debería seguir molesta con él? "No puedo negar que me ha salvado varias veces," reflexionó. "Pero también siento que nunca puedo entenderlo completamente."

A pesar de sus reservas y resentimientos, Momo sintió una punzada de gratitud y preocupación. La relación entre ellos no era simple, pero el sacrificio que Izuku estaba dispuesto a hacer por ella la hizo reconsiderar sus sentimientos.

La mano de Izuku en la suya le hizo recordar...

[...]

INTRODUCIR: IT BEGINS- OST

Una gran paciencia para enseñarle a escribir con su mano izquierda era la que poseía Momo.

Se encontraba en el salón de clases, con el sol comenzando a ocultarse en el horizonte, arrojando un cálido resplandor dorado a través de las ventanas.

Momo observaba cómo Izuku intentaba escribir nuevamente con su mano izquierda, su frente arrugada en concentración. A pesar de sus esfuerzos, el esfuerzo de Izuku por formar las letras correctamente seguía resultando en garabatos torpes. La frustración de Momo era palpable mientras revisaba las hojas frente a ella.

―¡Midoriya-san! ―dijo Momo con un tono firme, pero no sin ternura.― Ya hemos discutido esto. El trazo de la "b" tiene que ser más redondeado, no tan angular. Y asegúrate de que la línea del medio esté bien alineada.

Izuku levantó la vista, sus ojos verdes brillando con una mezcla de frustración y determinación.― Lo siento, Yaoyorozu-san. Estoy tratando de acostumbrarme a usar la mano izquierda.

Momo suspiró, sabiendo bien lo difícil que era para él. Mientras observaba las cicatrices en las manos de Izuku, se preguntó cuántas cosas había pasado para llegar a este punto. Sin embargo, el esfuerzo que él ponía para aprender algo tan básico como escribir con la mano izquierda la hacía sentir conflictuada.

―Solo... sigue practicando. Sé que lo lograrás. ―dijo Momo, tratando de suavizar su tono para no parecer demasiado dura.

Izuku asintió, la expresión en su rostro reflejaba una mezcla de cansancio y gratitud.

―Gracias por tu paciencia, Yaoyorozu-san.

Ella observó cómo Izuku volvía a concentrarse en la escritura, su mano izquierda moviéndose con mayor firmeza esta vez. Aunque aún había muchos errores, Momo notaba que la determinación de Izuku no había disminuido.

Sus pensamientos se tambaleaban entre la frustración y el aprecio, sintiendo una extraña mezcla de emociones mientras veía a Izuku luchar por mejorar en algo tan simple.

Con un suspiro, Momo volvió su atención a los papeles frente a ella, intentando no pensar demasiado en el pasado ni en las cicatrices que aún marcaban las manos de Izuku.

Izuku continuó escribiendo con la mano izquierda mientras Momo lo observaba de cerca. El silencio en la sala era casi relajante, interrumpido solo por el suave rasgueo del bolígrafo sobre el papel.

―¿Cómo te va con el resto de las clases? ―preguntó Momo, intentando romper el hielo.

Izuku levantó la vista, mostrando una sonrisa cansada.

―Bueno, ha sido bastante intenso. Hay mucho que aprender y los entrenamientos no ayudan mucho a mi concentración.

Momo asintió comprensiva.

―Sí, los entrenamientos pueden ser agotadores. Aunque creo que la mayoría de nosotros preferiríamos estar haciendo otra cosa en lugar de seguir con las prácticas interminables.

Izuku se río, su sonrisa se amplió.

―Eso es verdad. A veces, me pregunto si alguna vez tendré un momento para relajarme sin preocuparme de algo.

Momo levantó una ceja, su mirada se volvió inquisitiva.

―¿Y qué es lo que te gustaría hacer si tuvieras tiempo libre?

Izuku se quedó pensativo por un momento.

—Bueno, recientemente la señorita Miruko ha estado pasando el tiempo en mi casa obligándome a salir a patrullar con ella. Por supuesto, no es algo que debería incomodarme, pero... me gustaría estar más tiempo en mi casa como solía hacerlo antes. Pero siempre parece que surge algo que me lo impide.

Momo sonrió, encontrando la sencillez de su deseo refrescante.

—A veces, creo que también sería agradable hacer algo que no esté relacionado con la heroica. Como ir a un café o simplemente leer un libro sin sentir la presión de ser la mejor.

Izuku asintió, entendiendo el sentimiento.

—Eso suena genial. Me encantaría poder hacerlo algún día.

—¿Alguna vez lo has hecho? —inquirió Momo.

Izuku hizo una mueca de confusión.

—No estoy seguro de a qué te refieres. ¿A leer un libro sin presión?

—No, me refería a simplemente relajarte y disfrutar de un momento sin sentirte abrumado por las expectativas o responsabilidades. Como, por ejemplo, el tipo de cosas que estamos haciendo ahora.

Izuku se encogió de hombros, con una sonrisa ligera.

—Creo que lo intenté una vez, pero siempre terminaba pensando en todo lo que tenía que hacer.

Momo frunció el ceño, pensativa.

—De vez en cuando, solía hacer cosas así con algunas chicas de la clase, solo para desconectar un poco. Era algo común en mi hogar, especialmente en los cumpleaños de mi padre. Nos sentábamos a conversar o a hacer actividades juntos, solo para disfrutar el momento sin preocupaciones.

Izuku la miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad.

—¿De verdad? Eso suena... interesante. Nunca he tenido una experiencia similar.

Momo notó la expresión extraña en el rostro de Izuku. Sus ojos se apartaron hacia el suelo mientras procesaba lo que había dicho.

—Sí, era una tradición en mi casa. No siempre era fácil, pero esos momentos me ayudaban a sentirme más conectada con mi familia y menos presionada por todo lo demás. A veces, me pregunto si esos pequeños momentos han hecho que el resto del tiempo sea más soportable.

Izuku frunció el ceño, su mirada se volvió contemplativa y distante. Parecía que sus pensamientos estaban en otra parte.

—Debe haber sido... importante para ti.

Momo asintió lentamente.

—Sí, lo fue. Aunque no siempre lo aprecié en su momento, ahora lo valoro mucho. ¿Alguna vez has tenido algo que te haya dado esa misma sensación de calma o conexión?

Izuku miró a Momo, como si estuviera buscando una respuesta en sus palabras. Finalmente, sacudió la cabeza.

—No estoy seguro. Creo que en mi caso, los momentos de calma son muy escasos.

Momo asintió, dándose cuenta de la profundidad de la carga que llevaba Izuku. Se preguntaba si él alguna vez había tenido la oportunidad de experimentar algo verdaderamente relajante, o si estaba siempre atrapado en la presión que sentía.

—Antes de entrar a U.A., mi vida era muy diferente —empezó Izuku, con la voz cargada de recuerdos dolorosos. Su mirada se mantenía fija en el suelo, como si quisiera evitar el peso emocional que traía el recordar esos momentos—. No solo me trataban mal; me odiaban. No era simplemente acoso, era una discriminación constante. La gente me veía como un monstruo.

Momo lo escuchaba con atención, su expresión seria al darse cuenta de la profundidad del sufrimiento de Izuku.

—¿Cómo ocurrió eso? —preguntó Momo, su voz suavemente inquieta.

Izuku dejó escapar un suspiro profundo, como si cada palabra le costara esfuerzo.

—Después de lo que ocurrió con el incidente... la gente pensaba que era un peligro. No les importaba lo que había pasado. Solo veían a alguien con un quirk que podían usar como excusa para su odio. No solo era el rechazo en la escuela o en las calles, era como si la gente hubiera decidido que yo era una amenaza para ellos, incluso si no había hecho nada para merecerlo.

Momo lo miró con una expresión de tristeza y asombro, dándose cuenta de la magnitud del sufrimiento que Izuku había enfrentado

—Eso debe haber sido horrible —comentó Momo, intentando entender el dolor que Izuku había experimentado—. No solo ser tratado mal, sino ser visto como una amenaza por algo que no podías controlar.

Izuku asintió, sus ojos reflejando una profunda tristeza.

—Sí, lo fue. A veces la gente me gritaba en la calle, o me evitaba. Era como si mi simple presencia les causara incomodidad. En el fondo, sabían que no podía controlar mi quirk, pero eso no les impedía tratarme como si fuera un paria. En la escuela, nadie quería sentarse cerca de mí, y algunos incluso se reían de mí a mis espaldas.

Momo sintió un nudo en el estómago al escuchar la intensidad de la discriminación que Izuku había sufrido.

—Nunca tuve una verdadera amistad durante esos años. Cuando me acercaba a alguien, la gente me advertía que me alejara. No fue solo acoso; fue como si el odio y el miedo que la gente sentía hacia mí se manifestaran en todo lo que hacían. Me sentía completamente solo.

Sus palabras estaban cargadas de una tristeza profunda, y Momo no pudo evitar sentir una oleada de empatía hacia él.

—Debió ser increíblemente difícil lidiar con todo eso, especialmente siendo tan joven. No tener a nadie que te apoyara... eso es algo que no debería experimentar nadie.

Izuku levantó la vista, encontrándose con los ojos comprensivos de Momo. Aunque aún había un atisbo de tristeza en su mirada, también había una chispa de gratitud.

—Sí, pero U.A. cambió todo eso para mí. Aquí, aunque a veces me siento como si todavía estuviera luchando contra esos prejuicios, al menos tengo la oportunidad de demostrar quién soy realmente. A pesar de todo lo que he pasado, he encontrado a personas que, aunque aún tienen dudas, están dispuestas a darme una oportunidad.

Momo sonrió con calidez, reconociendo el valor y la fortaleza que Izuku había mostrado.

—Eso es increíble, Midoriya-san. El hecho de que hayas podido superar esas dificultades y encontrar tu camino es realmente inspirador. A veces, las personas más fuertes son las que han enfrentado las pruebas más duras.

Izuku asintió, agradecido por el apoyo sincero que Momo le estaba ofreciendo.

—Gracias, Yaoyorozu-san. Hablar sobre esto y tener a alguien que realmente entienda... significa mucho para mí.

Luego, con una sonrisa irónica, añadió en tono de broma:

—Aunque, pensándolo bien, quizás era normal que me trataran así. Después de todo, maté a personas inocentes. La gente tenía sus razones para temerme.

La broma de Izuku, aunque con un toque de humor, hizo que Momo frunciera el ceño, su enojo claramente visible. No podía soportar que él restara importancia a su sufrimiento de esa manera, como si fuera merecido.

—¡No digas eso! —exclamó Momo, con el rostro enrojecido por la indignación—. No deberías justificar el trato que recibiste. Nadie merece ser tratado así, independientemente de lo que haya pasado. La gente actuó de manera cruel y desmedida, y eso no es tu culpa.

Izuku se sorprendió por la reacción de Momo, dándose cuenta de lo profundamente que había tocado ese tema. Momo, aún molesta, miró a Izuku con una mezcla de preocupación y frustración, sintiendo la necesidad de defenderlo incluso cuando él parecía aceptar su destino con resignación.

—Lo siento, Yaoyorozu-san. Solo... es una forma en la que trato de lidiar con todo esto. Pero entiendo lo que dices. Gracias por tu apoyo.

Momo asintió, aunque su enojo aún estaba presente.




INTRODUCIR: I THINK DEARLY OF YOU


...

[Antes, habia deseado conocer mas sobre él, entenderlo, pero esto era mas doloroso de lo que imaginaba. Siempre me pregunte por que actuaba así, y ahora descubro que habia una tristeza tan profunda que apenas puedo entender...]

...



El tiempo pasaba y las clases avanzaban, trayendo consigo una rutina estable para Izuku y Momo. Después de las lecciones, se encontraban en un rincón tranquilo de la biblioteca, donde el sol comenzaba a desvanecerse en el horizonte, creando una atmósfera cálida y acogedora. Era el momento perfecto para sus sesiones de práctica de escritura, y también para compartir historias y experiencias.



...

[Es raro. Jamás me deje llevar por la palabrería barata de otros. Siempre me forje por mi propio pensar. Me alegro de haberlo hecho así.]

...



Momo, con su paciencia habitual, guiaba a Izuku en el uso de la mano izquierda. A medida que pasaban los días, Izuku no solo mejoraba su técnica, sino que también comenzaba a abrirse más. Hablaba de sus miedos, sus frustraciones y las pequeñas victorias que encontraba en su vida cotidiana. Momo, a su vez, compartía anécdotas sobre su vida, sus pasiones y los momentos simples que solían alegrarla.



...

[No es alguien aterrador, no es un monstruo. Es un chico que vivió precariamente por culpa de un error. No soy quien para decir si fue culpa suya o culpa del entorno. Quizás ni si quiera debería pensar en eso pero, ¿Soy su amiga no? ¿Debería estar de su lado?]

...



Las risas se volvían más frecuentes y las conversaciones más profundas. Izuku empezaba a conocer a Momo más allá de su fachada de perfección y disciplina. Descubría sus gustos, las pequeñas peculiaridades que la hacían única y las historias que la habían moldeado.



...

[¿Seria la mala si me pongo de su lado? Noooo... ¿O quizás sí?]

...



Momo, por otro lado, desentrañaba lentamente el pasado de Izuku. Aunque las cicatrices físicas eran visibles, era a través de sus palabras y sus miradas que comprendía la profundidad de su sufrimiento. Descubría cómo había enfrentado el rechazo y el dolor, cómo había lidiado con la presión y el estigma que le habían impuesto. Sin embargo, en medio de estas revelaciones, también encontraba momentos de ligereza y esperanza en sus historias.



...

[Sea como sea, creo que finalmente tengo mi conclusión acerca de él...]

...



*Gap*

Con más fuerza cerro su mano. Momo se puso de pie y entonces Izuku quiso soltarla cuando noto que esta no lo iba a soltar.

—¿Yaoyorozu-San?

Izuku, notando que Momo no soltaba su mano, la miró con creciente preocupación. Su rostro estaba parcialmente oculto por un mechón oscuro de cabello, y sus ojos estaban fijos en el suelo, inmersa en sus pensamientos.

—Yaoyorozu-san, necesitamos movernos. Los rieles van a desaparecer en menos de dos minutos —dijo Izuku, tratando de hacerla reaccionar.

Su tono estaba cargado de urgencia.

Momo no respondió de inmediato. Su mente estaba sumida en la confusión y el enojo que había estado reprimiendo.

[¿Realmente tengo derecho a estar tan enojada?]

Izuku, frustrado por la falta de respuesta de Momo, intentó sacudir su mano suavemente.

—¡Yaoyorozu-san! ¡Tenemos que irnos ahora!

Momo finalmente levantó la vista, sus ojos brillando con una mezcla de determinación y tristeza mientras trataba de concentrarse en la misión. Con un suspiro profundo, dejó que el enojo se disipara, al menos por ahora, y se enfocó en el objetivo. Sin soltar la mano de Izuku, asintió lentamente.

—Sí, Midoriya-san. Vamos.

Ambos comenzaron a moverse con rapidez, el tiempo apremiando mientras se adentraban más en el laberinto cambiante. Momo luchaba por mantener sus pensamientos en el presente, sabiendo que había momentos para confrontar sus emociones y momentos para actuar.

Pero entonces su mente le hizo recordar algo...








—————"¿Alguna vez has celebrado tu cumpleaños?"—————










Momo se volvió a detener de golpe. Sus ojos se abrieron en grande y el frenazo hizo que Izuku fuera jalado hacia atrás. Él giró para enfrentar a Momo, quien miraba hacia el suelo nuevamente.

—¡Yaoyorozu-san...! —exclamó Izuku.

[¿...?]

Izuku se quedó en blanco, tratando de comprender la intensidad de la situación. Momo estaba temblando, sus manos aferradas a las de él mientras su rostro se alzaba lentamente. Sus ojos, ahora brillando, reflejaban una vulnerabilidad que nunca había mostrado antes. Entonces, con voz quebrada, preguntó:

—¿Alguna vez has celebrado tu cumpleaños?

Los ojos de Izuku se engrandecieron al instante.

La promesa olvidada había sido recordada.

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