9. Problemas.
Claire McCarthy
Mientras almuerzo en el comando voy pensando en la acción que hice ayer. Fue una cosa muy idiota de mi parte, o bueno, eso pensé durante la noche. Pero, después de una mayor reflexión, puede que no haya sido tan descabellado porque es un puente entre nosotros y el criminal.
Lo realmente loco es que lo hice sola sin más soldados de apoyo. Además, el hecho de que nadie lo sepa me hace ver desprotegida y un blanco fácil. Y eso es lo que quiere el criminal. Sin embargo, no puedo permitirlo. Creo que debería hablar de estos encuentros con alguien que me apoye, tal vez el coronel o el comandante sean la mejor opción.
Termino mi almuerzo y me quedo un momento recordando las cosas que dijo ese criminal. No soporto su forma de hablar, siempre con manipulación, porque eso es lo que está haciendo, está manipulando las cosas con cierto misterio para que le siga el juego.
—McCarthy. —parpadeo, saliendo de mis pensamientos ante la voz de Katz.
—Katz... ¿Pasó algo? —pregunto cuando veo su expresión seria.
—Sí, y usted lo sabe... ¿Cómo es posible que le haya quitado autoridad a mi tropa en su propia área? ¿No se da cuenta que eso afecta todo o qué?
—Disculpe, pero sus soldados estaban abusando de su poder. Le dispararon a un civil y no iba a dejar que siguieran intimidando a otros.
—Pues fácilmente hubiera podido castigar a esos soldados en privado, no frente a los civiles. ¿No nota la humillación y la falta de autoridad que resulta de aquello? Ahora esa gentuza pensará que tiene derecho a no obedecer a mi tropa.
No puedo creer lo que oigo.
—¿Entonces apoya esas acciones de parte de sus soldados? ¿Cree que todo se soluciona castigando a soldados ajenos? No puedo castigar a sus soldados, actué según está indicado.
Katz se cruza de brazos y sus ojos oscuros me estudian.
—Esto va más allá de lo que yo apoye o no. Se trata de no perder autoridad, si la perdemos, cada grupo criminal se creerá con la fuerza para hacernos caer. Como se nota cuánto le queda por aprender... Así sean soldados ajenos, puede hacerlo, a los soldados se les debe mostrar quién es su superior. Use su cabeza, McCarthy.
—Ya lo entendí todo, Katz. Usted y yo tenemos un concepto muy diferente de autoridad. Usted piensa que la fuerza se debe usar contra todos y yo creo que solo se debe usar contra los delincuentes... No se preocupe, no volveré a entrometerme en su zona.
—Piense lo que quiera... Me parece bien. Ya veré yo como vigilar a mis soldados.
—Aunque así como no volveré a entrometerme en su tropa, quiero que usted tampoco se entrometa en la mía. Usted dice que los soldados ajenos pueden ser castigados, así que yo le expreso que los míos no, ¿entendido?
Katz frunce el ceño.
—¿Quién le dijo que castigo a sus soldados? ¿Me ha visto hacerlo? Hable. —insiste.
—No, nadie me lo ha dicho ni yo lo he visto, pero claramente me hizo entender eso con sus palabras, ¿o me equivoco?
—Da igual. Ya sabe, McCarthy, cada quien se ocupa de su tropa. —se aleja sin dejarme decir nada más.
Niego con la cabeza, ya voy conociendo la verdadera personalidad de Katz. Me gané una discusión por ser entrometida, pero no me arrepiento. De igual forma todos siempre hablarán de mí.
Siento indignación y enfado, aún así no puedo darle demasiada importancia a Katz y su tropa. Tengo que estar pendiente solo de la mía.
Voy a mi oficina y en esta veo a Vidal acomodando unos documentos y revisando cosas en su computadora.
—Capitana, me alegro de verla. ¿Ya está enterada de la advertencia que dió el teniente coronel? —dice cuando nota mi presencia.
—No, ¿cuál? —tomo asiento a la espera.
—El teniente coronel acaba de dar aviso de un secuestro y la víctima es compañera nuestra. La teniente Rivera de la tropa Lambda del comando 4 ha sido secuestrada y dieron la orden de que cada comando enviara un pequeño grupo a buscarla por su zona. —reviso mis mensajes y es verdad, lo notificaron en el momento en que estaba hablando con Katz.
—¿Cómo saben que es un secuestro? —pregunto porque es demasiada información que leer.
—Porque los secuestradores contactaron a sus familiares hace más de media hora. Muchos asumen que debió haber sido secuestrada anoche porque después de terminar su turno fue su último avistamiento.
—¿Y qué piden a cambio de su libertad?
—No lo han dicho, les dijeron que lo sabrían pronto. Por eso ordenaron búsqueda. Más aún por el poder de sus padres.
—¿Sus padres son poderosos?
—Para la institución sí, sus padres son jubilados. Su padre fue general y su madre capitana.
Inhalo aire y llevo mi puño a mi boca.
—Dile a Villin que elija diez de los mejores soldados de búsqueda y les ordene moverse por área de inmediato. Los secuestradores no deben tener tiempo de pasar por esta zona. Que les pidan a todos los civiles identificación y que tienen permiso para detener a cualquier sospechoso.
—Como usted ordene, capitana.
Vidal hace lo que le ordeno.
Pasan las horas y sigo al pendiente de mi tropa. También me mantengo conectada con los otros comandos porque todos tienen pequeños grupos de soldados que buscan pistas sobre la teniente desaparecida.
—"Atención. Segunda conexión con el secuestrador. Solicitud: Dinero"
Vidal y yo nos miramos cuando escuchamos ese aviso.
—Soldado, informe de novedad. —ordeno y Vidal teclea buscando el informe.
—El Comando 4 se está haciendo cargo. Al parecer el secuestrador pidió dinero y los Rivera están dispuestos a dárselo para recuperar a su hija, no se van a oponer, no quieren que la lastimen.
—A esos gusanos no se les debe dar nada, por eso siguen delinquiendo, saben que ceden... Pero entiendo a sus padres, la seguridad de su hija es primero.
—Por desgracia así es... La vida está por encima del dinero.
—Oye, Vidal. Ahora que lo analizo, veo que sabes mucho sobre las historias de este lugar siendo tan joven. Tienes buen nivel de investigación. Sabes de jubilados, de casos y de sucesos.
—Usted es la primera persona que me llama chismosa de una forma tan educada. Los demás me lo dicen sin vergüenza —se ríe—. Me enseñaron a ser curiosa por entrenamiento. Es mejor saber que vivir en la ignorancia.
—Lo dije de esa manera porque he notado que hablas de acuerdo a lo que investigas... —eso me hace pensar—. Vidal, quiero preguntarte algo ya que imagino que debes saber moverte en este lugar.
—La escucho.
—Si usted conociera alguna información sobre un caso, pero ese caso no fuera suyo, ¿la diría? —eso suena muy revelador—. Es solo que quiero saber por si alguna vez paso por algo así —intento arreglar lo dicho anteriormente—. En mi ciudad anterior, algunos de los soldados sí se dejaban apoyar, pero otros no y por eso habían problemas. ¿Aquí se debe apoyar o no?
Vidal niega con expresión pensativa.
—Personalmente diría que no. La única forma de dar datos es si el caso vuelve a sus manos. Los militares aquí no aprueban la intromisión de ningún tipo.
—Entiendo, lo tendré en cuenta.
Lo que pasó con Katz me hizo dudar si contarle a mis superiores sobre las apariciones de Ladino y ahora lo que dice Vidal me hizo entender que puedo encontrar otro problema y con el que tuve hoy es suficiente.
Mejor espero un poco y veo qué tipo de personas son mis superiores. Si no les gusta que los ayuden, pueden acusarme de intervención o de ocultar información para hacerlos quedar mal.
Lo que puedo hacer es no volver a contactar al delincuente hasta saber si tengo apoyo, ya que él lo que quiere es que esté sola y no le voy a dar ese gusto.
•••
Llega mi turno de noche y lo primero que hago es informarme de la liberación de la teniente Lambda, hoy sus padres acordaron entregar el dinero. Me informan que apenas harán la entrega y que estarán dando aviso. Parece ser que la tropa Lambda intentará capturar a los secuestradores una vez que tengan a la teniente a salvo.
En Realidad jamás hubieron casos de secuestros militares, y ayer unos militares me dijeron que aquí tampoco es común, por eso todos los militares tienen el ojo puesto en este hecho y creen que van a encontrar al secuestrador.
Continúo mi turno con normalidad hasta la hora de salida. Agradezco que no haya pasado nada agitado porque me siento un poco cansada. Lo bueno es que mañana es mi día de descanso y podré dormir como deseo.
Este lugar agota demasiado mental y físicamente.
Entrego mis armas y me cambio. Ya lista, dejo el comando y voy directo a mi departamento.
Cuando llego, lo primero que hago es quitarme los zapatos y dejar mis cosas a un lado excepto mi celular. Subo las pequeñas escaleras y me dejo caer sobre el suave colchón.
Antes de irme a dormir decido llamar a mi familia para saludar, aunque en medio de la llamada empiezo a recibir mensajes y archivos que me obligan a despedirme.
Miro los mensajes y archivos y me incorporo a gran velocidad por lo que leo.
"Aviso urgente: Todo comando estar alerta a partir de ahora. Enemigo y situación peligrosa"
"Teniente Camille Rivera a salvo"
*Adjunto "Caso Ladino"*
*Adjunto "Testimonio Rivera"*
"Atentos a próxima orden de superiores"
Leo los archivos y quedo sin palabras. Según los informes, Rivera testificó que su secuestrador se hizo llamar Ladino antes de liberarla en un terreno baldío. Por eso pasaron el expediente "Ladino". Los generales quieren que todos los comandos sepan sobre ese caso por la amenaza que representa.
El caso Ladino se convertirá en caso nacional a partir de hoy.
<<Todo por dinero>> La cantidad que pidió por la liberación fue gigantesca. Ese infeliz es muy codicioso, está cegado por el dinero.
Mi sangre arde. Sin embargo, al releer, un detalle me hace pensar.
“Estaba caminando de regreso a mi casa cuando apareció un hombre, Ladino, y me obligó a subir a un auto, creo que eran pasadas las 9:30”
El día y la hora coinciden con el momento en que establecí conexión con él.
<<Cómplices>> Por supuesto, debe tener cómplices.
Me levanto y bajo al baño para echarme un poco de agua en la cara y sentirme un poco fresca. Me limpio la cara y fijo mi mirada en la chaqueta negra con el comunicador que está en una pequeña mesa. Este último lo traje cuando comprobé que no tenía rastreador.
Me acerco a la mesa y sostengo el comunicador en mi mano. Realmente me estoy volviendo loca, digo una cosa y luego me contradigo pensando otra. Me invade la tentación de querer llamarlo y discutirle, pero no. No debo discutir con él.
Mi idea de ser un puente entre ese criminal y nosotros es ejercerlo de manera amistosa. También puedo usar su misma estrategia de manipulación, ya sea que tenga o no apoyo.
Puedo ser la persona más amable de este lugar y seguir sus palabras dudosas mientras cae.
No le pienso tener miedo a hacer lo que quiero.
Envío una señal por el comunicador que tarda más de veinte minutos en ser correspondida.
—Mi capitana, ¿cómo está? No pensé que me necesitaría tan rápido. Soy todo oídos.
Su simple voz me enoja. <<infeliz>>
—No me diga "Mi capitana" porque viniendo de un maldito criminal pierde sentido. —ser amable es complicado.
—A mí me parece que en lugar de hacerle perder el sentido, le hace honor a su cargo y así no se le falta el respeto a su estudio, ¿o me equivoco?
—Si no quiere faltarme al respeto, debería empezar por no haberme hecho quedar como una idiota en su captura y dejar de cometer crímenes.
—No es mi culpa que ustedes no usen bien la mente. Tienen todo ante sus ojos y, sin embargo, fingen estar ciegos, por eso nadie se atreve a hablar.
—¿Esa es su manera de no faltarme el respeto?
—Disculpe, mi capitana, pero yo digo lo que pienso y no lo que usted quiere oír. Respeto su puesto, pero no sus acciones... Si quiere elogios falsos, le recomiendo que los busque en otra parte.
<<Claire, tranquila, nada de provocaciones de odio>>
—No busco elogios... Lo que busco es querer saber algo. ¿Qué estaba haciendo hace dos noches, Ladino?
—No me dijo "Criminal", increíble... Hace dos noches... Mm... hablando con usted si no me equivoco.
—Y después de que terminó de hablar conmigo, ¿qué hizo?
—Dormir.
—¿Seguro? ¿Y qué hicieron sus amigos esa noche?
—¿Mis amigos? ... Oh, ya entiendo el motivo de esta conversación. Quiere saber si tengo gente conmigo. Con gusto le aclaro que no, ¿ser ladrón independiente no le quedó claro?
—Puede que tenga alguna habilidad en ese oficio, como la de mentir.
Él se ríe.
—Si tuviera esa habilidad tan desarrollada como la de los demás, no estaría en esta situación, estaría disfrutando del dolor de los demás. Estaría disfrutando del sueño prometido.
—¿Qué quiere decir?
—Es algo que, supongo, algún día verá. Y en ese momento pensé que sería su necesidad de buscarme, no ahora.
—¿O sea que aún falta? Y yo que pensé que se refería a la bajeza que hizo sin importarle el dolor ajeno. —suelto sin pensar.
—¿Disculpe?
—No finja demencia. ¿Por qué no añade ser cómplice de un secuestro a su profesión también?
—¿Yo secuestrador?
—Sí, infeliz. Por eso lo llamé, no vengo a discutir como quisiera. Solo vengo a decirle esto: ¿Cuál es la necesidad de hacer sufrir a unos padres por su hija a cambio de dinero si ya tiene bastante de la Elite?
—No, pues, su hermosa comparación me hizo reflexionar. Me importa una mierda la Elite. Pero lo que dice de padres e hija... ¿De qué me están acusando ahora? ... Mm, ya creo entender ... Me lo están devolviendo todo —hace una pausa—. No hace falta que me diga nada más. Voy a arreglar esto, o eso creo. Luego volveremos a hablar.
La conexión finaliza y dejo el comunicador a un lado, inmóvil.
¿Qué hice?
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Volví...
¿Cómo va todo? Para Claire todo va lleno de interrogantes y rabia JAJAJA
En fin, ¿Le creen o no a Ladino? ¿Ideas?
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