6. Inferir.
Claire McCarthy
Los dos días de incapacidad pasaron muy rápido. Y, en cuanto se cumplieron, me pidieron que tomara el control de la zona porque los capitanes Vásquez y Katz siguen a cargo de sus casos.
Tengo que estar recorriendo las calles con más soldados en un vehiculo mientras Vidal me comunica las ordenes que requieren los soldados y yo autorizo o niego todo y los tenientes se encargan de organizar el resto, según las indicaciones ya dadas por sus capitanes.
Hoy no ha estado tan lluvioso el día, pero si un poco nublado y no han habido muchas situaciones de riesgo.
Algo en lo que pienso mucho durante el turno es que los soldados parecen olvidar las cosas muy rápido. Nadie ha mencionado el caso Ladino, solo hablaron de él en su momento y lo dejaron en el olvido. Ahora entiendo lo que dice la sargento Donnelly. Aunque creo que sus ocupaciones no les dejan perder el tiempo de manera prolongada.
Ya un poco cansada, doy una última revisión, pasando por donde está una parte de la tropa de Epsilon. Mientras estoy con ellos, les llega una señal de alerta.
Los soldados nos miramos sin entender la señal. El teniente Torres busca su comunicador y establece conexión de voz con el comando.
—Aquí el teniente Epsilon. Informe de situación. ¿Me copian? —habla por el comunicador.
—El Capitán Beta solicita refuerzos y presencia rápida e inmediata en la zona 1. Hallazgo de soldados de las tropas Epsilon, Eta, Kappa, Omicron, Sigma y Omega. Cantidad: 42. Estado: Perdido. Antiguos soldados Alpha encontrados: 58. Estado: Perdido.
—¿Qué? —dicen todos al unísono.
—¿Qué hacemos? El capitán Katz se encuentra en medio de un operativo, no podrá acudir y por la magnitud del problema requerirán más que la presencia del teniente. —opina un soldado.
—El comandante... Él debe ir con nosotros. —espeta el teniente Torres.
La tropa Epsilon se retira a gran velocidad y mis tres soldados Delta y yo nos miramos.
—¿Encontraron ex soldados Alpha? —pregunta una soldado—. Debemos acudir al comando, algo muy grave está pasando.
—Sí, vamos enseguida.
Los cuatro subimos al vehículo. En el camino, le ordeno a Villin que organice a los Delta en la zona, ya que gran parte de la tropa Epsilon se retiró.
Llegamos al comando y entramos al comedor, el cual está muy concurrido y hay soldados informáticos con sus equipos sobre las mesas. Ellos hablan por sus comunicadores y dan instrucciones.
—Weber —le hablo y camino hacia la oficial cuando la veo con papeles en la mano—. ¿Qué está sucediendo?
—Capitana... Aparentemente hay una situación en la zona 1. Los cuerpos de nuestros soldados y ex soldados están siendo encontrados. Todos pertenecientes a la tropa Alpha anterior. El comandante se fue en helicópteros con la tropa Epsilon a ver quiénes son nuestros caídos, aunque ya creemos saber quiénes son. Cinco soldados Epsilon que estaban descansando no se han reportado desde ayer.
—¿Pero cómo cayeron?
—Desconozco ese dato. Debemos esperar a que la tropa llegue a la zona para establecer conexión con ellos.
—Bien, gracias, oficial.
—A su servicio, capitana.
Todos esperamos mucho tiempo hasta que los soldados informáticos finalmente preparan las pantallas y sus compañeros transmiten la situación en la zona 1.
Podemos ver a la tropa Epsilon bajando de los helicópteros junto al comandante y como corren todos en formación. Los soldados que transmiten a través de sus cascos van con ellos y reportan todo para que quede registrado.
"¡Fuera!" "Abran paso" "Comandante 2 con tropa Epsilon" "Reporte" "No" "Cuidado" "Nombre"...
Tantas voces y personas en el camino no nos permiten entender lo que está pasando.
—¡A un lado, maldita sea! —se escucha el imponente grito del coronel.
El coronel le apunta a los alrededores con sus manos para que dejen pasar al comandante y a la tropa. Luego los lleva a una especie de almacén.
—Solo pueden entrar tres. —le espeta el coronel al comandante.
—Tú y tú, conmigo. —el comandante señala al teniente y al soldado de transmisión.
Los tres entran junto con el coronel y la escena que se observa es desastrosa e impactante. Hay cuerpos tirados por todas partes, sangre en ellos y en el suelo, e incluso sesos en las paredes. La cámara enfoca los cuerpos y se ven en su totalidad, tienen innumerables agujeros de bala. Más que nada en sus cabezas.
<<Los volvieron nada>> Miro de lado como unos soldados se llevan las manos a la boca.
—¿Cómo demonios... cómo sucedió esto? —pregunta el comandante, observando al equipo forense hacer su trabajo.
—Eso es lo que queremos saber. ¿Qué hacían aquí cuarenta y dos soldados activos? —el coronel no habla nada amigable—. ¿Por qué estaban aquí cinco soldados Epsilon? ¿Los citaron? ¿Alguno de ustedes los hizo venir? ¿Qué diablos estaban haciendo aquí? ¿No estaban en servicio? Necesito una explicación de su parte, comandante.
—Negativo, coronel. Nunca cito a mis soldados en lugares fuera del comando. No, no estaban en servicio, estaban descansando. No tengo idea de lo que estaban haciendo aquí reunidos.
—¿Y Katz? ¿Tampoco los citó? ¿Dónde está Katz?
—Está en medio de su caso...
—¡Pues que venga! Quiero a todos los capitanes de las tropas involucradas aquí... Hay cien muertos, carajo. Y todos de la tropa Alpha anterior —el coronel suspira—. Esto no es casualidad, alguien planeó esto.
Un silencio se forma en el ambiente.
—¿Dónde están los retirados Alpha? Aquí solo veo cuerpos de los soldados activos.
—Divididos en tres bodegas más. Cada grupo de estos tiene diferente tiempo de fallecimiento. Los de la primera bodega llevan dos semanas, los de la segunda una semana y la última tres días. Los de esta solo llevan horas... Los fueron desapareciendo por partes. Y la única pista son unas huellas de botas —el coronel señala el suelo y todos analizan las pisadas—. No es muy útil.
Continúan discutiendo sobre lo sucedido mientras el comandante intenta contactar a Katz. Y, mucho después, van hasta otro almacén el cual tiene cadáveres en descomposición y hace que un escalofrío horrible recorra mi cuerpo. No estoy ahí, pero puedo imaginar el olor que se debe desprender de los cadáveres.
Seguimos observando en silencio mientras los soldados informáticos continúan grabando y anotando cosas. De repente, un mensaje entra en mi comunicador.
"Hombre suicida, sur, edificio Dominó, tiene un arma. Pido refuerzos. Emergencia"
Ese simple mensaje me hace reaccionar y salir del comedor. Rápidamente llamo a mis soldados y selecciono a los que necesito. Estos no tardan en llegar y tomo marcha con ellos.
El trabajo en este lugar es muy estresante, sin mencionar que mi turno terminó hace cinco minutos, pero debo continuar con mi trabajo por fuerza mayor. Las horas extras aquí son un infierno, trato de no quejarme demasiado, trato de pensar que hay momentos de tranquilidad. Sin embargo, el ambiente no ayuda mucho. Sobre todo después de ver el horrible suceso de nuestros compañeros y no saber el por qué o quién lo hizo. Esto es aterrador y confuso.
Llegamos al edificio Dominó que ya tiene espectadores a su alrededor. Hay mucha gente curiosa a los lados, mirando hacia arriba.
Nos abrimos paso a través de ellos hasta que encontramos la causa de la conmoción. Hay un hombre en la azotea de un edificio de cuatro pisos. El sujeto aparenta tener más de treinta años y tiene una pistola en cada una de sus manos, con las cuales le está apuntando a la entrada del edificio.
—Es el coronel Gray...
El comentario de un soldado a mi lado me hace girar a gran velocidad y ver la impresión en los ojos de todos, ya que es la única parte que sus uniformes me dejan apreciar.
<<El antiguo coronel>> Lo detallo de nuevo y noto como mira a los soldados, luego se ríe de manera descontrolada. Ante esto, frunzo el ceño con duda.
—Capitana, gracias por traer refuerzos —me habla el soldado del comunicado—. He estado tratando de entrar, y algunos civiles también, pero el sujeto nos dispara al intentarlo. También ha estado gritando cosas sin sentido y exigiendo que vengan más soldados a escucharlo... No supe que más hacer porque solo hay una entrada.
—Rodeen el edificio. —le ordeno a mis soldados. Y, cuando intentan hacerlo, Gray comienza a disparar, impidiendo que hagan su trabajo. Los soldados se ven obligados a dar marcha atrás y a hacer retroceder a los civiles.
—¡No quiero a nadie cerca! —grita el hombre castaño—. No necesito que me salven, solo necesito testigos... ¿No es así? Sí... sólo testigos ... Nadie puede salvarme, me están buscando. Me las he arreglado para evadirlos, pero siguen regresando ... La tropa Alpha no tuvo la misma suerte.
La tropa Alpha... ¿Está hablando de lo que sucedió? Sí, lo está haciendo, está hablando de lo que pasó, pero... ¿A quién ha eludido?
—Coronel, no cometa una locura, no arriesgue su vida. Piense bien las cosas, estamos aquí para apoyarlo. —habla un soldado a través de un altavoz.
El coronel se ríe, cargando sus armas.
—Nadie apoya a nadie con buenas intenciones... No necesito apoyo... Pero gracias por venir, soldados. Quiero que sean ustedes los que escuchen los pensamientos que carcomen mi mente. —habla fuerte para que escuchemos.
—Pretendan escucharlo y poco a poco se van acercando al edificio, diez de ustedes intenten entrar y el resto se queda afuera —susurro y mis soldados corren la voz—. Que Montañés le siga hablando. —doy otra orden.
—Estamos aquí para usted, coronel. Lo escuchamos. —Montañés continúa con su trabajo y Gray vuelve a reír.
—¿Para mí? Qué gracioso. Yo nunca estuve para ustedes... Error, Ciar, error. Y no fue mi culpa, solo era un seguidor. ¿O si fue mi culpa? —habla solo y asiente, está diciendo disparates. Antes pensaba que lo que decían de él no sucedió por demencia, pero al parecer sí.
—Coronel...
—No me interrumpa, soldado. Déjeme hablar aunque ya no sea su superior... Lo que quería decirles es que no se dejen engañar. No caigan por ellos.
—¿Por ellos?
—Por quienes han creado esta mentira. No quiero decir nombres porque nadie me creería, después de todo, estoy loco, ¿no? ... Mantengan los ojos abiertos, soldados. Muchos de nosotros hemos caído. Bueno, muchos de ustedes.
El silencio reina por todas partes, sus palabras han dejado a todos confundidos. Más que nada a los militares. No entiendo a qué se refiere, aunque debe estar delirando porque vuelve a reírse como si mintiera.
Veo cómo funciona entretenerlo hablando porque algunos soldados logran meterse al edificio en medio de la distracción.
—Funciona, que Montañés siga. —ordeno en un susurro.
—¿De qué manera, coronel?
—No lo sé, ese es su problema, no el mío —se acerca a la orilla—. Quiero que sepan que nunca me habría arrepentido si lo que pasó no me hubiera sucedido a mí. Supongo que me lo merezco. Tampoco me interesan mucho ustedes, pero siempre es bueno dejar una advertencia.
—Coronel...
—No me hable más, soldado. No me quiera distraer. Mi idea continúa —sonríe y coloca el cañón del arma en su cabeza—. Buen intento, pero sus compañeros no llegarán a tiempo.
Aprieta el gatillo y cae hacia adelante, provocando un grito ahogado por parte de los civiles. La gente retrocede en estado de shock mientras nosotros corremos hacia el edificio.
El cuerpo golpea el suelo con fuerza, formando un ruido sordo y una ruptura evidente. Me detengo frente al cuerpo y observo como su cabeza está perforada y como un líquido carmesí la cubre junto con el suelo.
Sus extremidades están rotas y sus ojos abiertos. No respira y un soldado revisa sus signos vitales sin encontrar nada.
<<Está muerto>>
Respiro. Nadie puede alterarse. Debemos mantener la calma porque, para personas alteradas, tenemos suficiente con los civiles.
—¡No se acerquen! —exclamo, volviéndome hacia los civiles y más soldados se me unen para guiarlos a una distancia segura.
Luego de esto, me comunico con el comando, explicando lo sucedido. No podemos hacer el levantamiento del cuerpo. Somos solo el apoyo.
El comando me informa que enviará personal para esta tarea. Así que sigo manteniendo el control con mis soldados.
Pasan los minutos y van llegando más personas, lo que aumenta el estrés del problema. <<Demasiados ojos>>
Detallo a tanta gente, sus miradas de horror, su miedo, sus nervios. Sin embargo, algo me inquieta un poco, más bien alguien, hay un hombre entre la multitud mirando el cadáver del ex coronel sin detenerse a ocultar su sonrisa. Nunca había visto una sonrisa de civil en medio de algo así. Eso no es normal.
Me acerco un poco más para verlo mejor y comprobar si mis ojos están fallando. Y no, no lo hacen, él hombre si está sonriendo y parece satisfecho. El sujeto tiene cabello negro, ojos azules y está vestido de gris.
Lo detallo bien, quiero ver que más reacciones hace. Sin embargo, gira su mirada y se encuentra con la mía directamente.
No evito su mirada, al contrario, lo miro con autoridad. Quiero que sepa que lo observo. Él deja de sonreír e imita mi mirada.
Me detalla de arriba abajo y levanta una ceja, negando. Me mira como si me conociera y su mirada se vuelve tranquila antes de hacer un movimiento de lado con su cabeza.
Luego me señala su oreja, seguido del cadáver de Gray y finalmente sus ojos. Todo esto de manera sigilosa.
Me da una media sonrisa y comienza a retroceder en medio de la gente.
Eso me hace correr hacia los civiles e intentar seguirlo, abriendo camino entre todas las personas. <<Ese hombre es sospechoso, algo tiene que ver con esta muerte>>
Lo veo caminar con calma, y logro alcanzarlo, colocando mi mano sobre su hombro.
—Identificación. —exijo sin que él se dé la vuelta.
—No es relevante. Usted ya lo sabe. —su voz. Su maldita voz.
Es...
Es Ladino.
Dirijo mis manos a mi uniforme para sacar mi arma, pero él se me adelanta, al agacharse y correr, perdiéndose entre los presentes.
Corro buscándolo, miro a todos, detallo caras y ropas, pero no está. Desapareció.
Miro en todas direcciones y me mareo de ver a tantas personas y no a él.
¿Qué diablos pasó este día?
Mi cerebro está muy desorientado.
Muertes de ex soldados.
Muertes de soldados activos.
El suicidio del coronel junto con sus delirios.
Y Ladino apareciendo. Sus señas. Su forma de hacerse notar y desaparecer.
Está jugando con nosotros otra vez.
__________
Jelou.
¿Ladino está jugando con todos nosotros? ¿Cómo? ¿Qué busca con eso?
_______
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top