19. Porque sí.
Claire McCarthy
¿Diez soldados de diferentes tropas? Pensé que sólo habían secuestrado a la soldado Vera. No esperaba que fuera un secuestro múltiple.
—¡Atención! —el comandante alza la voz—. Supongo que todo el mundo ha oído el rumor que se difunde entre los comandos. Y los que no lo sabían serán informados... A altas horas de la noche, diez soldados fueron secuestrados. Tres Alpha, un Zeta, tres Chi, un Kappa y dos Tau.
Imágenes de estos soldados se muestran en la pantalla del salón.
—Todas mujeres. —comento en voz baja.
—Tiene razón... —Weber también susurra—. Es tan extraño. No ha habido ningún secuestro de hombres. Y, conociendo a Can, se encargará de que nuestras compañeras no lo pasen nada bien.
Me cruzo de brazos. ¿Quién es Can? No puedo hacerle esa pregunta a Weber, ya que el comandante hace que todos guarden silencio.
—Las diez soldados femeninas fueron secuestradas por alias Can. No sabemos cuáles son sus intenciones, pero pronto las tendrá que informar. Él busca algo de nosotros y está en nuestras manos no permitirle obtenerlo. Por ello, el coronel propuso un nuevo orden temporal horario. A partir de ahora utilizaremos el intercalado 12x12.
Todos murmuran cosas y yo levanto una ceja. Haciendo cálculos, son cuatro horas menos de trabajo, pero son doce horas seguidas en un día...
—A ver, a ver. ¿Escuché bien? ¿Dijo intercalando? —todos miran a Katz, ya que es él quien habla. Éste está vestido de civil, se nota que acudió a la llamada en medio de su caso—. ¿Cómo sería eso?
Ahora todos miran al comandante.
—Solo habrá un turno de separación diario. Un turno menos que realizar.
—Déjeme ver si entiendo... ¿Serán dos turnos y solo tendremos uno soportando doce horas seguidas? ¿Por qué deberíamos aceptar tal cosa?
—Órdenes del coronel... Además, ¿de qué se queja, capitán? Tendrá doce horas de descanso diarias.
—¿Con qué sentido? Nuestro horario anterior estaba bien.
—Por protección. Los turnos serán: Diurno, desde las seis horas de la mañana hasta las dieciocho horas de la tarde. Nocturno, desde las dieciocho horas de la tarde hasta las seis horas de la mañana. Ya no habrán salidas de turnos a altas horas de la noche. El coronel quiere llevar un mayor seguimiento de la finalización de turnos porque los secuestros se han producido en estas salidas.
—Como si a los criminales les importara la hora —espeta Katz—. Pero bueno, sigamos esa vaga orden.
—Más respeto, Katz.
—No he dicho nada fuera de lo común... Entonces, ¿qué otra orden dió el coronel sobre los secuestros?
—Búsqueda. Creen grupos de búsqueda. Una soldado secuestrada es de nuestro comando, así que espero que las otras dos tropas apoyen tanto como sea posible. ¿Cuento con ello, capitanes?
Me mira y yo asiento. Luego mira a Katz y este levanta los hombros, pero mueve la cabeza en señal de confirmación.
—Bien. Luego les enviaré las novedades y la organización de los nuevos horarios que se introducirán a partir de mañana. Los turnos serán aleatorios al principio, luego los organizaremos de una mejor manera... Se pueden retirar e informarle de la nueva orden a los soldados que no asistieron a esta reunión.
Todos se van poco a poco.
Camino junto a Weber.
—¿Quién es alias Can? —inquiero al recordar esa duda.
—Un terrorista. Aunque no atenta contra Noivax, atenta contra otros países por contrato. Simplemente se esconde aquí, haciendo y deshaciendo. Se apodera de propiedades, mata, abusa. Es un buscado especial.
—Parece que es uno de los criminales más influyentes de aquí.
—Lo es. Me imagino que buscará algún tipo de poder para entregar a las soldados. Lo que me preocupa son las atrocidades que posiblemente estén experimentando.
Suspiro. Esta situación es complicada.
—¿Nunca antes había realizado secuestros?
—Sí, pero de extranjeros, los mantenía ocultos en este país. Él nunca había secuestrado soldados... Creo que los realizó porque supo que a Ladino le funcionó —me hace sentir rara su mención—. Cuando los delincuentes ven que una estrategia funciona, la imitan. Los delincuentes se conocen entre ellos.
"Se conocen entre ellos" lo tendré en cuenta.
—Eso tiene sentido. Como vió que Ladino logró conseguir dinero, secuestró a varias soldados para hacer lo mismo.
—Si pide dinero, lo confirmaremos.
—¿Qué confirmarán? —Vidal sale del cuarto de vestidores.
—Lo de alias Can y los secuestros. —responde Weber.
—¿Qué secuestros?
—¿No estás al tanto de los secuestros? —Vidal niega. Weber y yo nos miramos sorprendidas—. No puedo creerlo. Tú siempre estás al tanto de todo, Vidal. ¿Qué te está pasando? Te he visto distraída últimamente.
Permanezco en silencio, sabiendo el motivo de su cambio de actitud. Vidal ni siquiera quiere estar aquí.
—Estoy cansada, es solo eso. Pero dime, ¿de qué secuestros hablan?
—Te lo contaremos todo con la condición de que te concentres, Alaia. A veces me siento sola, Donnelly siempre está ocupada junto a la capitana, tú distraída y Villin apenas pasa tiempo en el comando.
—¿Villin no se la pasa en el comando? —indago de inmediato.
Weber sonríe. Vidal niega y yo levanto una ceja.
—Bueno, digo eso porque casi no la veo, tal vez se esconde en algún cuarto o se dedica a patrullar. O tiene una aventura —se ríe de lo último—. Si es así, que envidia, yo también necesito a alguien, que fea es la soledad.
Niego divertida.
—No voy a discutir nada con Villin porque sí está cumpliendo con sus obligaciones, mientras siga haciéndolo puede hacer lo que quiera con su vida.
—Capitana, me gusta su forma de ser. Si me convierto en la novia de todo el comando y cumplo con mis obligaciones, ¿me apoyaría?
Vidal se ríe y yo también.
—Ahí la situación cambia. Por cada soldado que sea su novio, le pediré tres multas subidas al sistema.
Weber se queda pensativa y Vidal vuelve a reír.
—Ahora que lo pienso, la soltería no se escucha nada mal. —niego, sonriendo ante su comentario.
—Ahora que lo pienso, yo ya debería haberme ido. Me retiro... Weber actualiza a Vidal.
—A sus ordenes. Que descanse.
—Qué descanse, capitana. —Vidal también se despide.
•••
El turno de doce horas es más estresante de lo que esperaba. Todavía me falta una hora para terminarlo y parece que me lleva una eternidad. Estuve todo el día yendo de aquí para allá. También se intensificaron los patrullajes y por ello se han avistado más novedades que las habituales.
Al ser más continuos, hemos evidenciado más robos descubiertos a tiempo, peleas callejeras y domiciliarias, incluso hallazgos de mayores cantidades de sustancias ilícitas distribuyéndose.
El coronel acertó en ese punto. Dedicó más horas y más movimientos de patrulla, lo que resultó ser más eficiente al no tener tantos cambios de soldados.
Cuando finalmente termina mi turno, casi al anochecer, voy directamente a casa.
Nada más llegar me acuesto en mi cama, lista para descansar un rato.
Aunque esto es interrumpido por el sonido del comunicador.
<<Ese infeliz>>
Narrador omnisciente
La fría noche acompaña en su soledad a Ladino, quien permanece sentado en el suelo de su habitación, mirando un recorte que tiene pegado en la pared. Lo mira detalladamente, pensando y recordando cosas del pasado.
<<Un año más y sigue siendo el mismo sentimiento>>
Mueve su pierna derecha sin darse cuenta, intentando inconscientemente calmarse.
Se levanta para dejar de pensar tanto. Mira toda la habitación y el comunicador es lo único que le llama la atención.
Lo toma con su mano y se acuesta en la cama, enviando señales de conexión. No sabe si serán respondidas, pero no tiene nada que perder.
De repente, su llamada es contestada.
—Diga sus últimas palabras antes de morir. —es lo primero que escucha y no puede evitar sonreír.
—¿Por qué tan agresiva, mi capitana?
—Porque estaba a punto de descansar y justo entra una llamada de semejante criminal a interrumpirme. ¿Le parece poco?
—Lo siento por eso. Creo que no tomé en cuenta su horario de trabajo antes de llamar.
Claire se acomoda en su cama con el comunicador en la mano.
—¿Entonces ya conoce mi nuevo horario? Supongo que ya sabe sobre los secuestros. ¿Qué sabe sobre eso? Dicen que los delincuentes se conocen entre ellos.
—Sí, pero no sé mucho.
Claire nota que su voz y su forma de hablar luce... ¿apagada? Según ella, Ladino no es así.
—¿Ladino, quien lo sabe todo, no sabe mucho de un tema? Impensable y poco creíble.
—Hay cosas que requieren mucho pensar y actuar, y ahora mismo no quiero hacer ni una ni la otra.
Claire levanta una ceja.
—¿Por qué no? Y a todo esto, ¿por qué me llamó?
—No lo sé, simplemente lo hice.
Él suspira y Claire se confunde.
<<¿Qué tendrá ese infeliz?>>
—Criminal, ¿le llegó la menopausia?
Lo hace reír.
—¿Me está llamando viejo? ¿Me veo viejo?
—¿Y cómo quiere que le responda eso si siempre usa disfraz? —Claire piensa en algo para molestarlo—. Aunque sus disfraces parecen de hombres mayores, de esos que solo les funciona una cabeza, la de arriba. —miente.
Ladino levanta las cejas, ofendido. Aunque sabe perfectamente que sus vestuarios aparentan tener treinta años como mucho.
—Mis dos cabezas funcionan bien según tengo memoria. —ahora es Claire quien levanta las cejas.
—Lo felicito.
—Gracias. ¿Quiere comprobarlo? —Ladino también quiere molestarla.
—Iluso… Oiga, criminal, ¿por qué su voz parecía apagada al inicio de la llamada? ¿Está deprimido? ¿Lo encarcelo para que se le quite?
Ladino se ríe y se acomoda, abrazando su almohada.
—Nunca me han gustado estas fechas.
—¿No le gusta octubre?
—No. No me gusta ningún mes en general, pero octubre es el peor.
—¿Y por qué no le gusta ningún mes? ¿Ni siquiera el de su cumpleaños?
—Nunca aprendí a tomarle gusto a los meses y mucho menos a mi cumpleaños. Todos los meses y días son iguales.
—A mí no me gusta mayo. —dice al no saber que opinar.
—Me imagino el por qué. Sin embargo, usted debe tener meses que si le gusten. El mes del cumpleaños de sus familiares, Navidad...
—Sí. Gracias a ellos me gustan algunos meses.
—Es afortunada. Usted tiene a alguien esperándola en casa, tiene a personas que siempre esperarán su regreso.
La capitana guarda silencio. Piensa en las palabras del criminal, sintiendo una extraña empatía sin siquiera entender el por qué.
—¿Usted no tiene a nadie?
—No.
—Miente, porque tiene a miles de soldados esperándolo. Todos listos para verlo tras las rejas.
Lo hace reír de nuevo.
—Ni eso tengo porque atraparon a otro y se olvidaron de mí.
—¿Y no piensa hacer nada para demostrar la supuesta farsa que dice que existe? Quiero ver si es realmente sincero o no.
—Eso será complicado, pero lo haré tarde o temprano. —Ladino sabe que haga lo que haga, sus enemigos harán que todo concuerde, liberando a Duperli. Debe ser más inteligente y planear algo que evada toda acción.
—Eso suena a que tiene miedo.
—Ni un poco. Incluso le ayudaré a encontrar a los soldados secuestrados y así planificar mi regreso. ¿Me lo permite o es usted quien tiene miedo?
—¿Miedo de qué? ... Acepto, ayúdeme a encontrarlos y así puedo ser testigo de su supuesto plan para demostrar sinceridad, la cual dudo que tenga.
—Hecho. Vamos a ver quién es quién aquí.
<<Y el verdadero Ladino regresó. Me gusta que quiera ayudarme, ya lo usé una vez para atrapar a los L.E, así que sé su utilidad>>
—Mañana tendrá noticias mías, mi capitana.
—Eso espero, criminal.
•••
Diez mujeres soldados están juntas en la misma habitación, todas con los ojos vendados y las extremidades atadas. Sus cuerpos siguen temblando de miedo, aunque poco a poco se han resignado y sólo esperan la muerte o la liberación.
Cuatro hombres son quienes velan por ellas en esa antigua propiedad donde están retenidas.
Cerca de esa propiedad se encuentra estacionada una camioneta con tres personas en ella.
—Sabes lo que debes decirles. —le habla la mujer al conductor, quien es su hombre de conexión.
Ella y su derecho nunca dan la cara ni hacen evidente su voz ante terceros que sólo están contratados por el momento, tales como los cuatro hombres contratados para mantener el secuestro. Por este motivo, su hombre de conexión es quien habla e informa las órdenes.
—A sus ordenes. —el conductor se baja y se dirige a la propiedad para informar lo que sus jefes quieren que sepan esos hombres.
Después de eso, la mujer observa cómo su derecho mira pensativamente al vacío.
—¿En qué tanto piensas? No me digas que tienes remordimiento. —bromea y ambos ríen.
—Estaba pensando en que ese no ha vuelto a aparecer. Pensé que se volvería más agresivo en sus acciones, pero no. También estaba pensando en el otro asunto que quieres que haga.
—Ese debe estar oculto, sabe que si aparece, lo volveremos a humillar y arreglar todo como nos plazca… ¿Por qué piensas tanto en eso? Dudo que sea algo del otro mundo. Desde el principio sabías que sería un objetivo y ahora lo hemos fortificado.
—Lo sé, pero es obvio que tengo que pensarlo en detalle.
—Espero que no hayan errores sobre ese tema —la mujer le arregla el cabello al hombre y le acaricia el rostro—. Hazme creer y comprobar que fuiste la mejor opción que pude elegir.
El hombre aleja su mano de él.
—¿No lo has comprobado ya? Ninguno de tus hombres ha hecho lo que yo hice. He logrado recuperar y eliminar todo lo que han necesitado.
La mujer sonríe y, con la mano, lo toma por la mandíbula y lo obliga a mirarla.
—Deja de ser tan confiado, ya te lo he dicho. Olvídate de tus logros y céntrate en tus nuevas tareas.
El hombre gira su cabeza y mira en otra dirección, ignorando a la mujer.
—Me amenazas como si fuera un idiota.
—No es una amenaza, simplemente te estoy recordando tus obligaciones.
El hombre levanta una ceja.
—Nuestras obligaciones. Te recuerdo que si yo caigo, tú también lo harás. Ambos sufriremos la misma humillación por parte de los demás —la mujer no dice nada, solo sonríe—. Mejor empecemos con la planificación de las entregas, a medida que salgan irá aumentando el precio. Y no vamos a olvidarnos de los requisitos secretos.
—Los últimos son los que más me interesan.
Ambos sonríen y se preparan para planificar las entregas, sorteando a la primera afortunada. Esta vez tardarán un poco más en hacer saber sus peticiones para provocar más nervios y que así cumpla sus deseos.
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Jelou...
Otra vez los desconocidos y más secuestros... ¿Alguna idea de sus identidades? ¿Serán desconocidos o conocidos?
Y Claire y Ladino hablando por el comunicador JAJAJA yo sé que les gusta hablarse, no se hagan.
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