17. Examinar.
Claire McCarthy
"Capitán Vásquez: 13:00 horas"
"Capitana McCarthy: 14:00 horas"
"Capitán Katz: 15:00 horas"
Reviso la hora de mi cita para el examen psiquiátrico. Los tenientes lo tuvieron esta mañana, aunque los suyos sólo estaban separados por media hora y los de los demás soldados sólo por veinte minutos. Supongo que a medida que avanzan a los superiores, van sumando minutos. Lo creo ya que le escuché decir al comandante que le pidieron dos horas de disponibilidad.
Faltando cinco minutos para mi hora estipulada, llego a la oficina donde están tomando los exámenes. Espero un momento porque veo la sombra de Vásquez y Moretti reflejada en el pequeño cristal de la puerta.
Al momento, Vásquez sale de la oficina con una mirada tranquila, aunque apenas se aleja cambia, volviéndose sombría y seria. Lo ignoro, mientras Moretti abre la puerta y llama mi atención.
—Capitana. Siga —me invita a pasar y lo hago. Él se sienta frente a su escritorio y yo me siento en una silla frente a este—. Quiero que dibuje las cosas que pide cada cuadro. Sólo puede tardar cinco minutos con cada dibujo, son tres.
Miro la hoja y leo lo que piden.
"Miedo vigente"
"Sueño por lograr"
"Pensamiento más recurrente"
No tomo el lápiz para darme un minuto para analizar ciertas cosas. ¿Qué buscan con esas preguntas? Deben tener algún tipo de relación. No soy tan incrédula como para no darme cuenta de que están buscando algo y lo quieren conseguir de manera sutil entre todos los soldados. ¿Pero qué buscan exactamente?
Tomo el lápiz y empiezo a dibujar en el orden que creo conveniente: Sueño, pensamiento y finalmente miedo.
En este último hago la estrategia que me enseñó mi padre hace mucho tiempo.
—Ya. —informo y Moretti toma la hoja, revisando los dibujos.
—¿A qué se debe el dibujo de una araña en el miedo vigente? —empieza a investigar.
—Eso es lo único a lo que le tengo miedo, bueno, no es miedo en sí, es solo cierto respeto por esos arácnidos. —respondo mintiendo. No le tengo miedo a las arañas, pero mi padre solía decirme que no debía revelar mis miedos llamativos, sino presumir de uno común.
—Entiendo, a muchos les pasa —comenta—. ¿Cuál es la causa de esa placa en el sueño por lograr?
—Ascender. Ese es mi objetivo profesional.
Moretti levanta la mirada.
—¿Y cómo lo haría?
—Con esfuerzo y dedicación a mi profesión.
—¿Completamente legal? —creo que entiendo esto. Algo me dice que están buscando cosas sospechosas. ¿Estarán buscando infiltrados?
—Por supuesto.
—¿Y qué significa ese círculo en el pensamiento recurrente?
—Significa concentración, es el punto fijo hacia mi tropa. Mi pensamiento recurrente son ellos, sus deberes y mi rol como líder.
Moretti guarda la hoja en una carpeta y cruza los dedos sobre el escritorio.
—Capitana McCarthy, ¿usted sabía que sé distinguir cuando un soldado miente?
Intento no hacer ninguna expresión. Me quedo tranquila.
—¿De verdad? ¿Entonces si yo le mintiera usted lo sabría reconocer? —sueno curiosa.
—Debería decirme eso usted, ¿me ha mentido?
<<Esa estrategia opuesta hasta yo la uso>>
—No que yo sepa.
—Pues yo tampoco he reconocido ninguna mentira por el momento —golpea ligeramente con los dedos la superficie del escritorio—. ¿Cómo está su familia?
No me agita ni impresiona esa pregunta porque ya sabía que vendría en este examen. Después de todo, sigo siendo una McCarthy y ese apellido tiene marca en este lugar.
Moretti debe tener dudas sobre si puedo hacer algo peligroso y loco como mi padre.
—Están bien.
—Me alegra saber eso, más que nada me tranquiliza saber que su padre logró controlar su impulso psicótico y no perdió el control con sus hijos. Ambos eran el miedo de la institución. Incluso se consideró en su momento hacerse cargo de su hermano, pero su padre fue más inteligente y abandonó la ciudad escondiéndose. ¿De qué se escondía?
Aprieto la tela de los pantalones de mi uniforme sin que él se dé cuenta. Nunca me ha gustado la forma en la que hablan de mi padre.
—No se escondía, quería alejarse del recuerdo del pasado.
—Ya veo. Tiene su punto. La muerte de Davidson fue un detonante de impulsos... ¿Cómo tomó esa noticia usted? Era una adolescente si no estoy calculando mal su edad.
¿Cómo diablos cree que tomé esa noticia? Es obvio que bien no fue. Que pregunta tan innecesaria.
—Nada bien. Era mi madre, fue un golpe duro.
—¿Y todavía lo es? ¿Pensar en ella le hará ver el rumbo de su vida de otra manera?
—Perder a mi madre siempre será un golpe fuerte, sólo que ahora se ha convertido en un recuerdo.
—¿Eso significa que es un pensamiento recurrente?
—Es simplemente un pensamiento.
Moretti suspira y noto como me analiza detenidamente.
—Bueno, ahora vienen preguntas de dos opciones. Responderá las que considere más acordes con usted... ¿Callar o actuar? Elija.
Este examen me confunde. ¿El de todos fue igual?
—Actuar.
—¿Delatar o abstenerse?
—Delatar.
—¿Morir o matar?
—Morir. —me toma un tiempo dar la respuesta.
—¿Día o noche?
—Día.
—¿Blanco o negro?
—Negro.
—Hemos terminado. Puede retirarse, McCarthy. Gracias por su tiempo.
—Gracias a usted.
Me levanto y dirijo a la puerta. Cuando la cierro, ya afuera, veo por un segundo que Moretti está tomando notas en un cuaderno.
Miro la hora y noto que no me tomó más de casi media hora. Sin embargo, con Vásquez tardó la hora requerida. ¿Por qué conmigo no? ¿Será que no le di las respuestas que esperaba?
•••
Termino mi patrullaje de tropas y vuelvo al comando para entregar mi turno. Voy a mi oficina sin uniforme para organizar algunos papeles que considero necesarios.
Cuando estoy a punto de terminar, alguien llama a la puerta.
—Adelante.
Veo a Vidal entrar a la oficina sin su uniforme.
—Buenas noches, capitana. —su tono suena extraño y su expresión me hace dudar.
—Buenas noches, soldado. ¿Por qué tiene esa expresión?
—Algo pasó, pero prefiero hablar de ello fuera de aquí.
No me agradan esas palabras.
Guardo los últimos documentos y me levanto.
—Estaba a punto de irme. Hablemos de camino a nuestras casas.
Vidal asiente y ambas dejamos el comando, despidiéndonos de los soldados que encontramos en el camino.
Tomamos un taxi. En el camino no nos hablamos. Cuando salimos y caminamos hacia la casa de Vidal, soy yo quien habla:
—¿Qué sucedió? ¿Tiene que ver con el acceso? Se me había olvidado preguntarle cómo iban las cosas porque estaba ocupada con las dos tropas.
Vidal se detiene.
—Voy a darme de baja. —me giro para mirarla.
—¿Qué? ¿Por qué?
—No quiero volver. Ellos mataron a mi padre.
Mi mente se queda en blanco.
—¿Ellos lo mataron? ¿Quiénes?
—Soldados. Mataron a mi padre y ni siquiera era él.
—¿Cómo dice? ¿No era él? No entiendo. —veo cómo lágrimas ruedan por las mejillas de Vidal.
—Durante estos días no había encontrado nada de mi padre en ese sistema. Su nombre no coincidía con nada, así que decidí buscar su fecha de muerte. De un expediente trascendió que ese día fueron asesinados cinco hombres pertenecientes a un grupo delictivo. No estaban sus nombres, pero sí sus fotos —Vidal saca su celular y me muestra fotos que tomó de la pantalla de la tableta electrónica donde aparece esa información. Miro a un hombre de piel oscura con ciertos rasgos similares a los de Vidal—. Mi padre nunca se unió a un maldito grupo criminal.
Parpadeo ante la descripción.
"Tráfico de blancas. Permiso de muerte. Comando especial autorizado"
—¿Traficante de blancas? ¿Comando especial?
—Sí, el comando especial se encargaba de desaparecer grandes peligros. El soldado Número dos mató a mi padre y a otro hombre. Y los otros tres fueron asesinados por Número uno. Cada hombre fue asesinado en un lugar diferente —Vidal mira al vacío—. Si mi padre hubiera sido de ese grupo, lo recordaría como un mal hombre con mucho dinero. Sin embargo, nunca lo tuvimos, vivíamos de lo poco que ganaba mi padre trabajando en la calle, yo misma lo acompañaba a su trabajo algunos días. Él no era malo. ¡Lo mataron siendo inocente! Deben haberlo confundido. Es obvio que después de matarlo se dieron cuenta del error, porque nos entregaron su cuerpo a mi madre y a mí. No quisieron aceptar su error porque ese detalle de la entrega del cuerpo no aparece en el historial.
Siento una inexplicable sensación de opresión en mi cuerpo. <<Un hombre inocente murió por confusión>> Esos son casos muy reales que se viven día a día, nunca terminamos de constatar inocencia y complicidad. A veces el inocente paga y el culpable disfruta.
—No sé qué decir... Vidal esto es... No lo puedo creer.
Vidal se seca las lágrimas.
—Y de su madre… De eso quería hablarle.
Mi cuerpo tiembla.
—¿Descubrió algo sobre ella?
—Mire la siguiente foto. —hago lo que dice.
"Traición entre compañeros"
—¿Qué demonios? —leo el historial del suceso—. La tropa Beta llegó a creer que Fiorella Davidson era amante de un miembro de los A.T y por eso apareció en sus manos durante un operativo. El A.T., al ver que ya no le era útil, la asesinó delante de su marido. Christopher McCarthy entró en un ataque de ira cuando el grupo criminal logró escapar. El comandante atacó a sus Beta por hablar de la culpabilidad de su esposa... La misión fallida de dos tropas que terminó en una masacre.
—Debo decirle que logré tomar esa foto de milagro. Tan pronto como la tomé, el sistema se apagó por completo. Lo puede comprobar revisando la tableta. Lo bloquearon de la nada. No lo sé... No sé si sabían que estaba allí.
Aprieto la mandíbula, respiro y trato de no perder la cordura. Vidal no tiene culpa y no debe verme furiosa, maldiciendo a todo el mundo.
—No lo creo. Los soldados informáticos cambian las contraseñas y accesos a los sistemas cada cierto tiempo para reforzarlos… —le entrego el celular—. Mi madre no era amante de ningún puto A.T. Esos registros internos deben estar hechos con informes de soldados que no querían aceptar errores. No creo nada de lo que dicen.
—Yo tampoco creo nada... Pero usted tiene una ventaja, su padre, el comandante debe saber la verdad. ¿Él qué dice de ese suceso?
—Él no habla de eso, nunca nos quiso contar cómo sucedieron los hechos. Desde que murió mi madre él cambió mucho. Pasó de ser valiente y respetado a ser un hombre que evita los problemas.
Vidal me mira incrédula.
—Me resulta difícil de creer. Su padre era una leyenda aquí incluso antes de ese incidente. Bueno, eso es lo que he oído de soldados mayores. Fue el mejor comandante de esa época junto con el padre del capitán Katz. Muchos juraron que pronto sería coronel.
—Él también pensaba eso antes, pero ya sabe lo que pasó… ¿El padre de Katz era un comandante? Nunca escuché a mi padre mencionar ese apellido.
—Lo llamaban comandante C.
—¡Ah! —ese dato me sorprende. Ese era el comandante de mi madre, de la tropa Gamma—. Si he oído de él, mi madre lo mencionó en múltiples ocasiones, aunque no tenía idea de que era el padre de Katz.
Cuando mi padre era militar, el comando 1 tenía tres comandantes. En aquellos tiempos la situación era aún más complicada y por eso se requerían de tres comandantes en la central, uno por cada tropa, algo que hoy en día ya no se utiliza.
—Sí. Ahora es un general en Cielo negro. Por eso Katz se cree intocable.
<<Todo tiene sentido>>
—Ya veo... Vidal, no se retire. Si lo hace, ¿a qué se dedicará? Además, no les de ese gusto, averigüemos qué soldados dieron esos registros incriminatorios. No dejemos que esto se quede así, dañando el nombre de nuestros padres.
—Usted si tiene esa posibilidad, pero yo no. Los involucrados en la muerte de mi padre fueron los comando especial y ya están muertos. Usted si puede buscar culpables.
—Y usted también. Sí, fueron los comando especial, pero deben haber más soldados involucrados. ¿O no fueron varios soldados los que le entregaron el cuerpo a su madre y a usted? Piénselo soldado.
—Creo que esos soldados eran patrulleros, pero fue hace seis años y no enseñaron sus rostros.
—Entonces existe una posibilidad.
Vidal se queda pensativa.
—Intentaré averiguar lo que pueda, pero planeo participar en las convocatorias de personal de asistencia administrativa para hospitales militares. Siento que eso estaría más acorde conmigo. —sonríe con tristeza.
—Eso me parece más razonable. No me gustaría que se quedara sin un lugar para trabajar y deba recurrir a trabajar en la calle. Usted tiene potencial para algo mejor.
—Muchas gracias, capitana. Lamento hacerla pasar un mal rato con la nada positiva información que obtuve.
—No hay necesidad de disculparse. Al menos encontró algo. Ya me estoy dando cuenta de que este lugar no tiene nada de bueno.
—O tal vez sí, pero no tenemos la suerte de encontrarlo. ¿Puedo pedirle un favor? —asiento—. No le diga a nadie que quiero irme, así no tendré que dar explicaciones. Esta información es nuestro secreto.
—No se preocupe, no voy a decirlo.
Me sonríe y seguimos caminando hasta llegar a la entrada de la casa. Ella se despide y yo también.
—Capitana —vuelvo la mirada cuando escucho a Vidal hablarme a lo lejos—. Gracias. —dice entrando a la residencia.
Sigo mi camino y llego a mi departamento. Me quito los zapatos y me siento en el pequeño sofá.
Doblo las piernas hasta que quedan frente a mi pecho, cruzo las manos sobre las rodillas y miro a la pared. Vienen a mi mente recuerdos de mi madre y ese sentimiento de soledad que tanto odio vuelve a caer sobre mí.
—No eras la amante de nadie. Sé que serías incapaz. Prometo limpiar tu nombre, mamá. No eras una traidora.
Suspiro y cierro los ojos por un momento, tratando de recordar su voz nuevamente. A veces siento que la he olvidado y no quiero que eso suceda.
—Seré una gran soldado, mamá. Tendré tantas medallas como tú y papá. Seré teniente como tú.
—Mi Claire, serás mejor que yo porque tienes la convicción de tu padre, que no creo tener yo.
—Entonces seré comandante. ¿Te gustaría que lo fuera?
—Me gustaría que fueras feliz. Te apoyaré en todo lo que te haga feliz.
Abro los ojos y sonrío. Para mi yo de cinco años, mi modelo a seguir siempre fueron ellos. La emoción de ingresar a la escuela militar era indescriptible, soñaba con graduarme y ascender.
Sin embargo, mi madre nunca pudo verme ascender. No pudo verme siendo teniente y mucho menos ver como el año pasado logré ser capitana.
Siento como la tristeza y la ira se mezclan en mi mente. Me quitaron a mi madre y la acusaron de cosas falsas. Dañaron su reputación sin que ella estuviera ahí para defenderse.
<<Planeo buscar a los responsables de eso sin importar quiénes sean>>
Sé que la falsedad existe en esta profesión, por eso sé imitarla. Esos soldados me la pagarán.
Pero… ¿por dónde puedo empezar a buscarlos?
Miro el comunicador sobre la mesa. Es como si fuera una señal.
Extiendo mi mano y lo tomo.
—No tengo nada que perder. Él sabe cosas y debo hacer que las diga como me lo propuse al principio.
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Jelou...
Yo sé que esto cada vez se enreda más JAJAJA pidoperdón.
¿Ustedes opinan como Claire? ¿Son soldados los que están detrás de todo esto? ¿El padre de Vidal y la madre de Claire eran inocentes?
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