CAPÍTULO I: SANGRE ROJA


No todas nacen bendecidas, es lo que murmura mamá cada que tiene que asistir a una labor de parto. Es como su ritual secreto. Una frase de autoconvencimiento de que todo lo que sucede en su trabajo es por selección natural.

La naturaleza elige qué familia será bendecida con una debutante.

Mamá es conocida como la comadrona. Un apodo tan antiguo como el método que usa para que la criatura llegue bien a este mundo.

Un mundo podrido, seco y repugnante.

Hay un lado oscuro que conlleva traer un bebé en estos tiempos, incluso en los tiempos antes de mí y de los Sangre Negra, porque somos humanos; somos la plaga. Se supone que a la plaga se la erradica, pero a ellos, los Sangre Negra, no les conviene. Así que, no contamos con control de natalidad ya que desean nuestra sangre.

Nuestra sangre roja.

Suma.

Más humanos, más sangre.

Si fuera así de fácil.

Solo los bebés de género femenino en un mínimo porcentaje, y por obra de la madre naturaleza —como dice mamá—, son bendecidas con sangre pura. Una sangre roja limpia. Ningún varón nace sano junto con el otro porcentaje de niñas no bendecidas.

Esta es la parte dura.

Aquí es donde mamá odia su trabajo, el cual nos mantiene a flote, aunque no por mucho. Los bebés suelen nacer muertos. Hay quienes asesinan a sus hijos al nacer si este es un varón. Un varón no vale nada, excepto si la familia está algo acomodada y tiene como sustentarlo. Si es una niña, se convierte automáticamente en la bendición del hogar hasta que pasa los tres días de su existencia que es cuando llega un representante del gobierno y verifica si es de sangre pura. Solo ahí se sabe si en ese hogar fueron bendecidos. Solo ahí se sabe si tienen en su linaje a una debutante.

Si lo lees hasta ahí, el nombre "debutante" suena tan importante, tan poderoso, tan grande... No, no hay nada de especial. Solo es un pase. Un pase a un poco de estatus, poder o supervivencia que no interfiera con la vida opulenta de los Sangre Negra. Nosotras, las debutantes, entregamos nuestra sangre al gobierno por aquello.

Somos simplemente una presa.


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