Muerto y más despierto II

Kyungsoo arrastra el cuerpo casi sin vida de Jongin hacia el interior de la casa. El periodista aún está asimilando la sangre del inmortal ―o eso espera Soo― y no se sabe cuánto tardará en hacer efecto.

Jongdae, mientras tanto, mira con qué tanta cordura y cabeza fría (si es que se le puede llamar así) maneja Kyungsoo la situación. Se le ve tan serio, echando a Jongin en la cama del mocoso y poniéndolo "cómodo", que parece más estar jugando a ser médico o a ser la Sirenita salvando al príncipe Eric del agua.

―Por favor, dime o que estoy soñando o que es la primera vez que haces algo como esto... ¡Porque no lo parece!

Su tutor, con un paño húmedo, se dedica a limpiar la sangre ya seca que está por la frente de Jongin y enganchada en su cabello, todo para ver que, en donde antes había un hueco enorme causado por dos balas en el cráneo, ahora está cerrado completamente.

La sangre especial de Kyungsoo está funcionando en el cerebro de Jongin, pero no pasa lo mismo con el cerebro de Jongdae, pues sigue sin entender qué pasa exactamente y por qué el inmortal puede revivir personas y curarlas.

―¡S-su cabeza está entera! ―titubea Jongdae, señalando lo obvio con el dedo― ¡P-pero si antes tenía un h-hueco enorme!

Kyungsoo termina de taparlo con la manta hasta los hombros. De momento no va a mostrar signos de ningún tipo, de hecho, eso lo manifestará pasados unos días cuando... ya no sea problema suyo y esté muy lejos de la hacienda.

Le echa un último vistazo. Incluso reviviendo se ve hermoso. Poco a poco está empezando a respirar y a recuperar el color de la vitalidad.

Qué bello. Quisiera tocar ese bonito pecho varonil que tiene, pero... necesita parecer cuerdo y normal, no un aprovechado o acosador.

―Vamos a quedarnos a su lado hasta que despierte ―dice volteando a ver al menor. Jongdae duda, pero antes de que pueda decir algo, Kyungsoo habla antes que él―. En cuanto pregunte dónde está, vamos a decirle que lo hemos encontrado desmayado frente a nuestra puerta y que no sabemos quién es, ¿de acuerdo? Haremos que se vaya y se acabó.

El menor, alza una ceja y se cruza de brazos. ¿Su tutor va en serio?

―Es decir: acabo de ver cómo acabas de hacer que un tipo que solo conocemos de la televisión reviva después de hacerle beber tu sangre y ahora vas a soltarlo por ahí como si nada ―argumenta contando con los dedos cada estúpido hecho―. Sin quitar que yo ni sabía que podías hacer eso que, por cierto, ¡es muy alucinante! ―aclara alzando momentáneamente la mano― Por otro lado, ¡¿no es preocupante pensar que quizás hay un loco con una escopeta por nuestro terreno?! ¡¿Es que no has pensado en eso?! ―se altera de repente cayendo en la cuenta de que Jongin apareció muerto porque alguien quiso.

Y no. La verdad es que Kyungsoo no se había percatado de ello hasta ahora. Su mente estaba más ocupada tratando de salvarles el culo.

Jongdae sigue entrando en pánico solo hasta que ve que Soo decide salir a echar un vistazo en las afueras de la casa, por si acaso.

―Ya regreso. Iré a ver si no hay nada raro por aquí ―dice, abriendo la puerta como todo un kamikaze.

―¿V-vas a dejarme con él?

―No te preocupes por eso ―contesta aparentando estar calmado―, seguro que no despertará hasta pasadas unas horas.

―Pasadas unas horas ―repite Jongdae sin venir a cuento.

Kyungsoo frunce el ceño y trata de calmar, dentro de lo que puede, a su protegido.

―Yo no tardaré tanto. Como tú dices, debo ver si es que no hay nadie infiltrado por el terreno.

Jongdae, resignado, se sienta en la silla que está al lado de la cama. Mira a Jongin por unos segundos, quien ya parece haber recuperado color y todo y suspira.

No sabe si alegrarse o perturbarse de que esté mejorando. ¿En serio Kyungsoo piensa dejar que se vaya como si nada hubiera pasado? ¿En serio ahora se le ocurre ir a ver si hay un loco con escopeta por el bosque?

¿En serio está pasando esto?

―Ay, padrecito... ¡Ve con cuidado!

―Eso haré.

Jongdae se vuelve a poner de pie de nuevo.

―¡E-espera! ―lo detiene.

―¿Y ahora qué?

―¡¿Y si viene aquí?! ―exclama asustado y mordiéndose las uñas, haciendo que Kyungsoo le pida que cierre la boca.

―Jongdae, baja la voz. Asustarás a los críos ―advierte un poco más enojado que antes―. Nadie puede entrar aquí, ¿crees que nunca lo he pensado? Esta casa es especial.

Con mirada de cachorro, el menor pone un puchero y trata de creer en lo que le dice el inmortal.

―¿Tiene conjuros de protección y esas cosas?

―Si así lo quieres llamar.

―Pero se supone que el bosque también está protegido.

KyungSoo se lo queda mirando en silencio. Tiene razón, pero no sabe qué responderle.

...

Kyungsoo sube el caminito de tierra que conecta la casa y atraviesa con los huertos e invernaderos que están a unos minutos caminando. Ha pasado menos de una hora desde que el cuerpo de Jongin apareció delante de la puerta de su casa y aún no lo llega a asimilar. Quizás nunca pueda hacerlo, es decir, ¿quién rayos puede tomarse con tranquilidad el encontrar un cadáver? ¡nadie!

No logra ver nada por los huertos ni dentro de los invernaderos. Camina bosque adentro, que está yendo un poco más al este y girando ciertos caminos estratégicos que ha tenido que aprender de memoria; sigue subiendo hasta el castillo abandonado, pero tampoco hay nada en esos alrededores. Intenta acercarse a las ruinas, pero se le sigue haciendo imposible entrar.

No puede negar que está cagado de miedo muy en el fondo, pero sabe que una bala no puede matarlo. Sin embargo, no puede estar tranquilo pensando en por qué alguien como Kim Jongin y un loco con escopeta tendrían que haber estado por su casa en primer lugar. Es que no tiene sentido, y eso le preocupa, porque... ¿y si en verdad iban a por Kyungsoo y los críos? Es una posibilidad.

Ay...

Por más que busca por todo su territorio y utiliza los elementos mágico ―para detectar seres no deseados― que le otorgaron los hechiceros que crearon la barrera, no logra encontrar nada.

Será mejor que vuelva.

...

Jongdae, después de limpiar con lejía el piso manchado con sangre, se quita los guantes y la ropa como si le quemara todo. Está tan asqueado poco después de que se le pase el shock que no deja de temblar y sentirse sensible. Los escalofríos y la sensación de que todo está mal no dejan de invadirlo.

¿Quedarse con un muert-... ¿Con un revivido a solas en su cuarto? ¡Como que no! ¡Qué miedo! Está tan lleno de sangre que lo único que piensa en hacer es limpiarse. Qué asco. Ya le da igual si Kyungsoo lo regaña.

En la ducha, se pasa la esponja como diez veces por todas partes; sobre todo en las manos y en los brazos, los cuales cuentan con notables marcas de nacimiento en ambas muñecas.

Observa cómo el agua a sus pies se torna roja y choca su cabeza un par de veces con la pared.

Una vez que su cabello está lleno de espuma, también se pega un par de cachetadas en la cara, con los ojos cerrados, para despertarse.

―Es una pesadilla, ¡despierta, Chen Chen! ―se dice a sí mismo. Cuando abre los ojos y se da cuenta de que sigue en la ducha, chasquea la lengua― ¡Mierda! ¡Es real! ¡Está pasando de verdad! ¡AAAAARG! ―grita despeinándose a sí mismo su cabello enjabonado, haciendo que caiga espuma en su ojo y empeore la situación.

Trata de calmarse una vez que tiene su ropa de trabajo puesta, porque Kyungsoo le ha dicho que lo va a necesitar despierto toda la noche para vigilar a Jongin. Y es que también van a tener que ensayar qué es lo que le dirán una vez que despierte.

El plan de Kyungsoo es decirle al periodista que lo han encontrado desmayado en la carretera y que solo lo han acogido hasta que se recupere porque no iban a dejarlo en medio de la nada.

Después de eso se irá ―se supone―, y ya no tendrá nada que ver con ellos.

¡Qué locura!

¡Si es que aún no se cree que la sangre del inmortal pueda revivir personas! ¡¿Por qué nunca se lo ha contado?! ¿Acaso viene con efecto secundario o qué cosa?

¡La de millones de vidas que podría salvar! ¿O no?

Uf. Necesita calmarse.

―¡Jongdae! Trae mantas del desván, ¿quieres? Al menos haz eso bien ―le pide Soo una vez que regresa―. Para tu tranquilidad, no hay rastros de nadie en las afueras.

Supertranquilo se ha quedado. Oh, sí.

―¡Voy!

Le cuesta como media hora tratar de que baje la maldita escalera del techo, pero cuando lo consigue, casi se le cae encima de la cabeza.

Si sigue tan torpe, a Kyungsoo también le tocará revivirlo a él.

Jongdae sube con un poco de miedo, mientras ilumina con su ya desinfectado teléfono. Solo faltaría que el tipo de la escopeta estuviera escondido ahí arriba.

Carajo. ¿Por qué lo ha pensando?

¡Ahora tiene mucho más miedo!

Cuando por fin prende la luz, lejos de quedarse tranquilo, se altera más por ver todo muy desordenado cuando esta mañana él mismo lo ha dejado limpio.

―Ay, no... Dime que no se ha colado nadie... ―murmura en voz baja, poniéndose alerta y rezándole a Kwon que no le pase nada.

Temblando como un conejito, se dedica a buscar la maldita manta para el maldito periodista que malditamente lo han matado delante de la maldita casa.

Uf.

Ahora que estamos.

¿Alguna vez has sentido que estás concentrado buscando una cosa y, a la vez, notas cómo alguien está en tu detrás mirando lo que haces? Algo así como una presión sobre tus hombros.

Pues es justo lo que Jongdae nota ahora, provocando que voltee de forma violenta, encontrándose cara a cara con un chico algo más alto que él.

―¡Buenas noches! ¡Es un gusto! ―saluda un rubio brillante, saliendo de repente de todo el desorden, y extendiendo la mano con intención de que Jongdae la estreche.

―¡PAPÁAAAAAA! ―chilla el humano de forma varonil.

El otro chico, vestido como si un marinerito y un modelo lo hayan vomitado encima, se tapa los oídos por el tremendo chillido que acaba de soltar Jongdae, a la vez que pone un puchero.

―¡ATRÁS, DEMONIO! ―exclama, seguidamente, el humano haciendo gestos raros con los brazos y alejándose poco a poco sin dejar de mirarlo.

El rubio, abriendo aún más los ojos por la sorpresa y haciendo que Jongdae note que son entre amarillos y azules y similares a los de un gato, niega inmediatamente con las manos.

―¡No soy un demonio! ―se queja frunciendo el ceño, con aire aniñado― Soy Minseok, ¡un gusto! ―vuelve a saludar, de nuevo, extendiendo su mano.

La piel del otro muchacho tiene un leve brillo extraño. Definitivamente no es humano.

Su sonrisa, que parece de hámster, se le hace muy tierna a Jongdae, aunque sigue en pánico porque se puede tratar del tipo de la escopeta.

Así que sigue sin estrecharle le mano.

―¿Qué haces en este lugar? ¡No es tu casa! Es más, ¿cómo has entrado? ¡Este lugar está protegido!

Minseok esconde su mano y pone los labios en línea. Qué complicado es hablar con un humano.

―Aparecí aquí alrededor de hace... ¿una hora? No lo sé ―piensa con la mano en el mentón. Después, sonríe y extiende los brazos―. ¡Solo sé que aquí estoy para hacerte feliz! ―vuelve a sonreír― ¡Feliz re-cumpleaños, Kim Jongin!

Jongdae se queda de piedra.

Espera, eso quiere decir que este chico... ¿está aquí porque Jongin ha revivido?

Okay. Debe estar soñando, ahora sí.

―Creo que te has equivocado. Yo soy Kim JongDAEEEE ―resalta canturreando la última y más importante sílaba.

Minseok abre un poco la boca, como un gato sorprendido, si es que se puede decir así.

―¿No eres Kim Jongin?

―¡Claro que no! ¡Pero si no nos parecemos en nada!

El recién llegado saca un trozo de papel del bolsillo y entrecierra los ojos para ver mejor.

―Uy. Es cierto.

Jongdae no lo puede creer.

―¿Qué eres? ¿Un padrino mágico?

Con una mueca de confusión, Chen Chen confirma que Minseok no ha visto televisión en su vida.

―¡Soy una estrella a nombre de Kim Jongin! ―se presenta― Cuando alguien nace, se le asigna una estrella que lo proteja en caso de que ya no cuente con protección celestial.

Um...

El humano ya se perdió.

¿Qué cosa de qué?

―No entiendo nada ―dice con una mueca y un tick en el ojo.

Minseok, como si el asunto fuera de suma importancia, se lo explica con todo y señales:

―Cuando tú naces, se supone que lo haces con una protección celestial que impide que puedas ser poseído por un demonio, espíritu o maldecido por cualquier brujo mediocre. Cosas así ―señala―. Al morir, se te quitan esas garantías, y si alguien después de morir vuelve a la vida, pues renace desprotegido, y es ahí es cuando entro yo. ¡Soy como una garantía portátil para los renacidos!

Jongdae se lo queda mirando. Suerte que ya tiene experiencia con el mundo sobrenatural. No cualquiera creería a alguien tan extraño como Minseok.

―Ya no saben qué inventar ―es lo único que dice―. Es decir, cuando Jongin nació... ¿nació protegido por los astros para que no lo maldiga ni posea nadie? Qué carajos.

―Pero tú también ―le dice para que no se sienta mal―. Todos los humanos. 

Jongdae pone los ojos en blanco.

―Ya, ya, y para que nadie pueda maldecirlo o poseerlo ahora que ha muerto... y ha revivido... ¿estás tú para protegerlo? ¿Te lo asignaron a ti?

Minseok se arregla su sombrerito y, luego, se rasca la nuca.

―Sí, y creo que ya lo fastidié. Pensé que eras Kim Jongin ―dice con una sonrisa nerviosa y rascándose la nuca.

Jongdae pone los ojos en blanco.

―Somos idénticos, claro ―dice con sarcasmo―. Yo soy mucho más guapo.

Minseok ríe.

―¡De hecho! ―afirma con naturalidad,
― Sus nombres se parecen y encima están en el mismo lugar, ¡me he confundido!

―Hay que ser t-

―Lo malo es que ya te elegí a ti como mi protegido, por lo que ya gasté toda mi magia en ti.

Jongdae se abraza a sí mismo.

―¡¿Qué me hiciste?!

Minseok vuelve a abrir mucho los ojos. ¡En verdad este humano grita por todo!

―¡Nada malo! Solo que vas a ser el único que va a poder verme ―suspira apenado― ¿Y ahora qué hago para que mis superiores no me maten? ―pregunta mordiéndose las uñas― ¡¿Cómo podré proteger a Jongin?!

Minseok se despeina a sí mismo y entra en pánico también, después de darse cuenta del error cometido.

En eso, lo mira de nuevo

No. Ni de broma.

―Yo no pienso hacerme su amigo para que lo puedas vigilar de cerca ―dice negando con la cabeza, a lo que poco a poco, Minseok se acerca con sus ojos amarillos y brillosos―. ¡Justamente debo alejarme de él! ―aclara― ¡Conllevaría a traer problemas a Kyungsoo! ¿No lo entiendes? Yo me hago amigo de Jongin, por ende, Jongin estaría cerca de la hacienda y de Soo, y entonces, quizás delata a todos los niños sobrenaturales, descubre que Kyungsoo lo revivió y morimos en una explosión causada por el gobierno ―exagera.

Minseok junta las manos a modo de súplica.

―¡Por favor, por favor, por favor! ―lloriquea― No puedo estar a más de cien metros lejos de ti, Jongdae. ¿Así como voy a proteger a Jongin?

Insiste ya demasiado cerca de él. A pesar de lo pesado que es, Jongdae no puede negar que es muy bonito.

―Pues dile a tu superior que te dé más magia. A mí que me cuentas ―se queja, tratando de quitarse a Minseok de encima. Aunque, de un momento a otro, se queda estático― ¿¡A CIEN METROS DE DISTANCIA!? ¿EN DÓNDE QUEDÓ LA PRIVACIDAD? ―le grita en toda la cara.

Minseok vuelve a taparse los oídos.

―No lo entiendes, mi superior es la temible... ¡Ay! ―suspira atemorizado― ¡Es la temible Jennie! ¡Si se entera de que me equivoqué de Kim...! ¡Me matará y me convertirá en polvo de estrellas! —lloriquea— Soy una estrella azul, tengo el rango más bajo existente, por eso solo puede verme una sola persona. Por eso solo me dan magia para gastarla en una sola persona. Es casi como una primera prueba... —aclara— Normalmente, las estrellas de rangos superiores no necesitan de esta magia y eligen quién puede verlas, ¡pero yo no! Soy algo así como un practicante...

Jongdae pone sus manos en alto.

―Espera, ¿eres algo así como un ángel? ―pregunta ya muy desorientado.

Minseok niega con la cabeza.

―Somos estrellas, no ángeles. Ellos son totalmente distintos, ¡nunca he visto uno!

―Eso quiere decir que decir demonios tampoco está bien. ¿Ellos qué serían? ¿Meteoritos?

Minseok ríe ante la mala ocurrencia.

―Ah, ellos sí que existen. Los demonios son demonios. Están en todas partes.

―Cielos ―suspira―. ¿Y es muy cruel tu superior Jennie?

―Ayer le cortó la cabeza a una estrella, porque se le murió su protegido después de que un lobo alfa le comiera los sesos en lo que se distrajo. Le dio una muerte similar.

―¡Qué rayos!

―¡Por eso debes ayudarme! ―exclama― ¡Por favor, Jongdae! No dejes que mi jefa se entere. ¡Ayúdame a proteger a Jongin!

Jongdae vuelve a observar bien al otro chico. Realmente parece preocupado y hay que ser verdaderamente estúpido para confundir los dos nombres.

Y, vaya, ¿dijo que va a estar en un radio de cien metros de distancia todo el tiempo? Maldita sea.

No quiere poner en peligro a Kyungsoo, porque de hecho, si el propio Dae va a estar cerca de Jongin y de todos los problemas en los que se mete contra los Terrenales, en algún momento Kyungsoo lo descubrirá y se enojará con él por no haberse mantenido alejado.

¡Aunque el hecho de que Minseok haya aparecido es en parte culpa de Kyungsoo por revivir a Jongin!

Que sí, que sí, que sabe que Kyungsoo lo hizo por protegerlo a él y a los niños de la hacienda, ¡pero es que...!

Rayos, ¿por qué le tiene que pasar a él?

Espera que eso de los cien metros de distancia no resulte ningún problema para su vida normal, ni que Minseok haga tonterías como para obligarlo a parecer que hable solo en un lugar público, ya que Jongdae es el único que lo va a a poder ver.

No puede dejar que a Minseok lo decapiten por haberse confundido de nombre. Pobrecito. No es tan malo como para dejarlo a su suerte en su primer trabajo. Merece una segunda oportunidad, supone.

―Está bien, está bien, te ayudaré ―acepta sin más remedio, ganándose un inmediato y fuerte abrazo de la estrella, haciendo que ambos caigan al suelo.

―¡Gracias, gracias, gracias! ―exclama escondiendo su cabeza en el hombro del humano― ¡Me has salvado la vida!

Jongdae, siente de un momento a otro, su corazón latir de manera muy rápida por cuarta vez en lo que va de noche. Aunque esta vez ya no es por miedo, sino que ahora que están tan cerca, se siente... ¿raro? ¿Cómo decirlo?

Se siente familiar, conocido. Una tontería de esas que ahora no entiende, pero que poco a poco lo hará.

¿Nos conocemos de antes, Minseok?

Un repentino portazo de Kyungsoo, hace que Jongdae sobresalte y que su tutor lo encuentre en el suelo.

―¿Qué tanto te cuesta traer una maldita toalla? ―pregunta.

―¡Ahora iba!

Después de analizar bien la situación, Soo frunce el ceño.

―¿Qué haces en el suelo? ¿Estabas hablando solo?

―Es que me tropecé, pero ya iba ―Kyungsoo entrecierra los ojos―. ¡De verdad!

Minseok está de pie al lado de Soo, mirándolo con admiración, quizás porque se ve de lejos que es un inmortal de los antiguos, aunque percibe algo extraño en él. Por otro lado, parece que el mayor no lo ve, así que la estrella hablaba en serio en eso de que solo Jongdae puede hacerlo.

Mientras se pone de pie, Jongdae decide preguntar a su tutor.

―Oye, Soo, ¿sabes lo que son las estrellas?

Kyungsoo por fin encuentra la manta que tanto buscaba.

―¿Te vas a poner filosófico?

―Te hablo de los seres ―aclara.

Su mayor asiente y arquea las cejas.

―Ah, claro, claro. Son difíciles de ver, ya que solo pueden hacerlo las personas que tienen una o las que ellas sientan que son merecedores de verlas.

―¿Y quiénes pueden tener una?

―Se supone que algunos humanos tienen. Los sobrenaturales no pueden ―se aclara la garganta―. ¿A qué viene el tema?

Jongdae suspira.

―No nada, un libro que acabo de ver por aquí tenía ese tema y... Bueno, da igual. Vamos.

Kyungsoo vuelve a arquear un ceja y se cruza de brazos.

―Dependiendo de cómo se escriba tu apodo en chino, también significa estrella, ¿lo sabías? Hablo de Chen. Es bastante curioso.

Jongdae pestañea rápido.

―¿Me apodaste así porque te parezco un ángel? ―lo molesta.

Kyungsoo chasquea la lengua.

―A los dos años parecías uno. Ahora eres todo lo contrario.

Ambos salen del desván y Jongdae observa, de reojo, cómo Minseok lo sigue y le sonríe.

―¡También eres una estrella, Chen Chen!

―Estoy estrellado que es otra cosa.

Oye cómo Minseok vuelve a reírse, haciendo que este también sonría. Se ríe de una forma muy linda y por todo lo qué dice.

Se siente famoso.

―Las comisuras de tus labios parecen las de un gato. ¡Eres muy peculiar! ―oye que le dice la estrella, pero Jongdae no le puede contestar con Kyungsoo presente.

Cuando por fin llegan al cuarto de Jongdae, que es en donde Kyungsoo ha dejado a Jongin, el humano puede ver que el moreno está curado en heridas.

―¡Se ha regenerado más! ―exclama sorprendido― P-pensé que reviviría como un zombie... ¡con el agujero en la cabeza!

―Mi sangre revive a las personas... y las convierte en un ser sobrenatural, no en zombies ―Jongdae se lleva las manos a la cabeza―. Solo que espero que se dé cuenta cuando ya esté muy lejos de aquí, y que no sepa por qué ya no es humano.

―¡¿Se convertirá en vampiro?!

Minseok, como si se tratara de una partida de ping pong, los ve conversar.

―Claro que no ―frunce el ceño, también alterado―. Bueno, no estoy seguro. Puede que sea vampiro, hombre lobo, brujo, demonio, o un inmortal con un poder peculiar como yo. Hay gran variedad.

―Y lo vas a dejar ir, así nomás.

―Sí, ¿qué me queda? ―se encoge de hombros― No sabrá de dónde provendrán sus poderes, pero... al menos nosotros estaremos seguros y él... bueno, él seguirá vivo.

Jongdae nota la mirada de Minseok sobre él.

―¿Y si lo vigilo por unos días?

Kyungsoo ríe y, después de que ve a Jongdae serio, alza las cejas.

―Ah, ¿que es en serio?

―Sí. Me hago su amigo y lo tengo vigilado.

Kyungsoo se vuelve serio de repente.

―No. Ni de broma. Quizás se topa con un loco y te terminan siguiendo a ti también hasta aquí. De ninguna manera.

Lo sabía.

Con una mirada de ¿Ves qué te dije? ojea a Minseok, quien asiente.

El chico estrella pone un puchero. No quiere morir y no quiere que su jefa se entere de que ha metido la pata. La cosa es más seria de lo que parece, así que se dirige a Jongdae una vez más:

―¿Harías el esfuerzo de mantenerlo en secreto por mí? ―pide ya un poco más asustado de lo que vaya a responder Jongdae con tantas prohibiciones―. Sé que será difícil, pero... pero... ¡realmente necesito proteger a Jongin si quiero vivir!

Jongdae debe seguir con la propuesta. Ya le dijo que sí y así va a continuar siendo. No quiere cargar con la muerte de un ser tan inocente como Minseok.

Maldita sea, ¿por qué le da tanta pena si no lo conoce de nada?

El humano suspira y asiente en silencio, ganándose una reverencia de noventa grados por parte de la estrella.

―¡Gracias por salvarme la vida, Chen Chen! ―agradece de nuevo.

De pronto, un ruido proviene del chico que está echado en la cama del humano, haciendo que los tres presentes volteen a verlo.

En eso, Jongin abre los ojos y se lleva la mano en la zona de la cabeza que estaba hace un rato con dos agujeros de bala.

¿En dónde está?

...

Jongin se remueve en la cama y frunce el ceño como si estuviera a punto de despertar. Kyungsoo pasa a estar con los ojos muy abiertos, pidiendo casi telepáticamente a Jongdae que no arruine la situación. Le hace un par de gestos con la mano para que no se apresure, pero parece no notar que el joven universitario no tiene ya ánimos ni ganas para ponerse en pánico.

Jongin abre poco a poco los ojos y rápidamente se da cuenta de que algo anda mal, sobre todo cuando ve a dos completos desconocidos observándolo de manera tan atónita.

Jongdae, por su parte, no puede creer de qué modo ve Soo a Jongin, un poco más y se le cae la baba encima. Está bien que sea un moreno muy guapo, pero Kyungsoo, ¡que lo acabas de revivir! Si quieres hacerle pensar que no lo conoces, no dejes muy obvio que eres su fan y miras sus programas cada día.

―Antes de que digas algo, te encontramos desmayado frente a nuestra puerta ―dice Kyungsoo pecando de naturalidad―. Estás en la ex hacienda Park, a veinte minutos de la ciudad.

El moreno, al no ver ningún comportamiento extraño por parte de los dos chicos ―excepto que Jongdae tiene cara de zombie―, parece tranquilizarse un poco.

―¿Hacienda Park? ―pregunta con su tono somnoliento tan marcado― ¿Cómo llegué hasta aquí?

Suena demasiado bello. A pesar de todo lo que esté sucediendo, Kyungsoo no se puede creer que tenga a su ídolo hablándole a él ahora mismo.

―P-pues... no lo sabemos ―responde un poco nervioso y dejando de lado toda imagen seria que tenía cuando lo estaba metiendo en la casa para limpiar el charco de sangre. Suspira y se inclina brevemente para saludar―. Soy Kyungsoo y él es Jongdae. Ambos trabajamos aquí en el orfanato, pero... apareciste de la nada cuando Jongdae fue a dejar la basura en la carretera.

―¡Y qué mala cara traías! ―interviene Jongdae inventándose la escena.

Kyungsoo asiente en cuanto ve a Jongin sorprendido por lo que habla su protegido.

―Pensamos que quizás solo necesitabas descansar, así que te trajimos hasta aquí antes de que te pasara algo más.

―No parecía muy grave como para llevarte al hospital ―vuelve a añadir Jongdae―. ¿Te sientes mejor ahora?

El moreno estira un poco sus brazos.

Lo mejor será irse de ahí rápido. Qué tipos más raros.

...

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