Más despierto y sin saberlo I
Kyungsoo es un ser respetable: es introvertido, serio, bastante antipático por ser demasiado honesto y cuidadoso. Y le suma un par de puntos extra el hecho de que se le dan bien los niños. Con esa paciencia no nace cualquiera. A pesar de esto, todo lo anterior se vuelve una imagen desconocida en cuanto tiene a (el maravilloso) Kim Jongin delante, haciendo que sus años de experiencia en aparentar ser normal se reduzcan a parecer un colegial viendo a un primer amor.
Su fanatismo ―¡sano!― es un poco parecido al que las dos lobitas beta que cuida, Momo y Jihyo, tienen con Park Jimin, ídolo en ascenso de la empresa GK Ent. , pero en versión periodista: Soo tiene recortes de los artículos de Jongin guardados en un álbum; algunos de sus mejores reportajes y entrevistas en la computadora de Jongdae ―porque él no sabe de estas cosas―, e incluso videos de sus renuncias en vivo o de la vez en que lo botaron de un debate político por haberse echado un bote de pintura roja por encima en cuanto propusieron hacer más profunda la brecha entre humanos y no-humanos. Porque son momentos épicos que no se cansa de ver y le hacen comprobar que la humanidad no está perdida y que algunos aún toman a los sobrenaturales como sus iguales.
Ha soñado desde siempre verlo en persona porque, a pesar de que vive cerca de la misma ciudad, nunca ha tenido la fortuna de verlo en carne y hueso.
Y ahora estaba ahí, despierto y... ¡respirando su mismo aire!
¡Su joven ídolo está delante de él!
La presencia del periodista, a pesar de acabar de despertarse, es muy fuerte. Por alguna razón, Jongdae y Kyungsoo sienten que tiene otra forma de ver las cosas, como si sus ojos analizaran cada detalles que ellos ven, pero multiplicado por cien y cuestionándolas a mil por hora.
Su forma de vestir también le suma puntos, y es que por nada se dice que viene de una familia de adinerados ―al menos según los portales de internet como 4Chogi―. Se le nota mucho en la educación y en cada gesto que hace, causando que aparente más edad de la que tiene.
Aunque, pesar de que parece tratar de estar calmado, su mirada de desconfianza no se la quita nadie.
Afortunadamente, para Kyungsoo es relativamente poco ofensivo, ya que podría ser peor si descubriera que hace unas horas estaba muerto y con los sesos esparcidos por la entrada de su casa.
Lo han salvado, sí, pero... no de la mejor manera.
Sin embargo... ¿qué más podrían haber hecho?
Jongin nota la mirada tanto del ojón como de la del chico con boca de gato sobre él. Ambos lo miran expectantes a lo que sea que vaya a decir.
Por si acaso, el periodista, se palpa por la zona abdominal y la espalda baja, pues no vaya a ser que le hayan quitando algún órgano.
Por suerte, no nota ninguna cicatriz ni alguna carencia, tampoco nota señales de que lo hayan tenido en una bañera llena de hielo o amordazado, así que se pone de pie y se estira para destensar los músculos.
Poco recuerda de la noche anterior, así que quizás en verdad se ha desmayado o algo. Ya se ha descompensado en algún momento debido al ritmo de vida que lleva.
Y hablando de vida...
¡Está llegando tarde al trabajo!
―Como sea, gracias por evitar que me quede por ahí abandonado ―dice sin más remedio, después de la triste explicación que le han dado. El chico cruje sus dedos ante la mirada sin parpadeo del inmortal. Jongdae, por su parte, también anda medio expectante, pero más por la situación que por el moreno―. Debo volver a la ciudad antes de que se haga más tarde. Espero no haber causado mucha molestia ―dice amablemente.
Kyungsoo por fin reacciona.
―No ha sido molestia para nada ―interviene, fingiendo no saber que está hablando con alguien famoso (para ellos). Pero es demasiado evidente debido a que no le ha quitado la mirada de encima en todo el rato.
Jongdae está por poner una cubeta para recoger toda la baba que se le cae a Soo.
Minseok, en cambio, está detrás de Jongin; sin embargo, ni el periodista ni Kyungsoo lo pueden ver. El chico estrella está haciendo gestos parecidos a comer aire y luego se pone a señalar a Jongin. Esto lo repite como tres veces, hasta que el cabeza hueca de Dae lo capta: está dando a entender que deberían ofrecerle, aunque sea, un pan a Jongin. Un desayuno que sirva de excusa para tenerlo cerca un poco más de tiempo y así ganar algo más de su confianza.
¿Cómo espera Jongdae volverse su amigo si se mantiene tan distante?
―¿No quieres desayunar nada, en primer lugar? ―pregunta Jongdae de forma repentina, sorprendiendo a Kyungsoo y ganándose, seguidamente, su mirada de total desaprobación (por más que quiera seguir respirando el aire del moreno)― Es decir, te has desmayado, ¿cierto? Debes comer algo antes de que te quedes muert... desmayado por ahí, otra vez.
Mientras dice todo esto, Minseok asiente como estúpido por detrás de Jongin, como si en verdad estuviera tratando de convencer al periodista, aún sabiendo que no lo puede ver.
―Jongdae, no creo que... ―Soo mira a Jongin, con intención de que se presente, pues sabe que debe hacerse como el que no lo conoce.
Jongin sonríe de lado, se nota a leguas que no se traga la actuación del dúo dinámico.
―Jongin ―dice―. Estoy bien, gracias, realmente perdería mucho tiempo si me pongo a desayunar. Estoy llegando tarde a un sitio ―explica aún mirando a Soo― Aunque... se me hace raro que no me conozcan ―juega, viendo la evidente reacción de teatrero del otro chico.
Antes de que Kyungsoo pueda salvar la situación, Jongdae interviene:
―Aquí solo vemos Peppa Pig, ¿no has visto que es un orfanato? ―Jongin alza las cejas, bastante divertido por la actitud del chico más joven, mientras que Kyungsoo se mentaliza para no asesinar a su protegido ahí mismo; sin embargo, sus ojos son demasiado expresivos cuando algo del estudiante le fastidia― A poco crees que vamos a estar poniendo noticias a la hora de comer, para ver cómo vuelan sesos y sangre. ¡Ahora la tele es muy amarillista!
El moreno se cruza de brazos, después de soltar una carcajada, claro.
Kyungsoo se da cuenta que su risa se oye mejor en la tele, pero como es guapo, lo dejará pasar.
―Entonces, ¿cómo sabes que salgo en algún tipo de noticiario? ―pregunta, sonriendo ampliamente y haciendo que Soo se derrita por dentro.
¡Esto sí que es igual que en la tele! Solo le falta la pintura roja por encima y un megáfono.
Jongdae, volviendo al fallo, chasquea los dedos y luego lo señala. Minseok y Kyungsoo solo lo ven con un rostro legible como este chico es imbécil.
―¡Oh, cielos! ¡Eres Kim Jongin! No-pue-de-ser. ¡No me había dado cuenta, en serio! ―intenta salvarse―. Te recordaba menos moreno. Lo que hacen las luces del estudio, eh. Vivimos engañados, como cuando nos hicieron creer que el primer alunizaje era real.
Kyungsoo avanza y se pone frente a Jongdae para que deje de fastidiar la situación. Antes de decir nada, le dedica una mirada amenazante, el cual hace que el humano retroceda.
―Disculpa por este malentendido. Pensábamos que entrarías en pánico si llegabas a tener la creencia de que te habíamos secuestrado, porque eres bastante conocido ―explica, aunque Jongin está más atento a cómo es el orfanato, y apenas escucha lo que le dice el pequeño inmortal que tiene delante―. No hagas caso a Jongdae. Si no quieres desayunar nada, eres libre de irte. Nosotros ya cumplimos nuestra labor de verificar que despertabas.
Jongin vuelve a mirar a Kyungsoo.
―Supongo que es comprensible que hayan pensado que ando paranoico, pero si alguien quisiera matarme y lo hiciera, sería muy sospechoso, ¿cierto? Si aparezco muerto, sería muy obvio para la población que ha sido alguien importante con tal de cerrar mi boca ―contesta antes de dar una última reverencia de agradecimiento―. No se preocupen mucho por eso.
Kyungsoo mira de reojo a Jongdae, quien mira a la pared sin razón alguna.
Ya se le ha caído un tornillo, seguro.
―Es solo que... Anda con más cuidado a la próxima, ¿sí? ―recomienda Kyungsoo.
El moreno asiente.
―Descuiden.
Jongin procede a avanzar hacia la puerta ―aunque se sienta algo perdido, ya que el interior de la hacienda se le hace demasiado colorido―, pero rápidamente escucha a Soo aclararse la garganta, como si le estuviera llamando la atención.
―Antes de que te retires ―le dice Kyungsoo con muchísimo valor reunido para no desmayarse―, ¿puedo preguntarte qué hacías en mitad de la carretera y cerca de la hacienda Park? ―Jongin lo mira con atención, pero con el rostro relajado y amigable― Es común ver ciclistas y autos, pero no a... ¿gente paseando? ―explica.
El moreno se rasca la nuca y sonríe torpemente.
―Si les digo la verdad... no recuerdo bien ―tanto Jongdae como Kyungsoo no parecen muy conformes con la respuesta, sin embargo, tampoco pueden ser demasiado metiches con alguien ajeno a ellos. Aunque Jongin nota que no se lo creen, se despide― En fin, muchas gracias por su ayuda. ¿En donde puedo tomar un taxi, por cierto?
Kyungsoo, apunto de ofrecerse para acompañarlo a la parada del bus, es interrumpido nuevamente por su protegido:
―¡Yo te acompaño! ―exclama― Tengo que ir a la universidad, ¿me dejas por ahí? ¿Mitad y mitad? ―propone.
Jongin arquea una ceja. La verdad es que ese chico se le hace más raro que el otro, ¿qué tipo de parentesco tendrán? Es obvio que el que toma las decisiones es el de las cejas gruesas. ¡Pero no se parecen en nada!
Kyungsoo, por su parte, sabe que lo matará ni bien vuelva en la tarde. Luego lo revivirá y lo matará de nuevo, y así hasta que ese mocoso adquiera algo de sentido del peligro.
―Bueno, claro, ¿por qué no? ―contesta Jongin. Por lo que ha visto, Jongdae no parece peligroso.
El humano voltea alegremente a ver a su tutor ―aunque ya sospecha de que lo quiere asesinar. ¡La mirada de papá amenazante es muy obvia!― y se despide, mientras pasa un brazo por el hombro de Jongin ―que es más alto que ambos― y empieza a darle conversa.
A Kyungsoo no le importaría ahora mismo que Jongin, de todos los seres en lo que podría convertirse, se volviera un hombre lobo y se zampara la cabeza de Chen Chen.
...
Jongin, por su trabajo y por la necesidad de escalar, siempre se ha visto obligado a lidiar con todo tipo de personas. Uno de los requisitos para ser un buen periodista es el de poder llegar a hacer una breve amistad con todo el mundo, escuchar lo que cada persona tiene que decir y ser paciente para entender cuál es el mensaje. Sea quien sea y por más pesado que parezca.
Pero es que Kim Jongdae no se calla nunca y sus mensajes no le sirven para nada.
Lleva todo el camino hablando de sí mismo, pareciéndole que le importa una mierda que Jongin sea el famoso. Todo el monólogo se ha resumido en cuánto odia a un tal Junmyeon, que desde la primaria ha sido su compañero de clase, pasando juntos por la educación secundaria y la universidad. Según Jongdae, siempre le roba las novias y el primer puesto en los exámenes ―aunque debe admitir que no es que se esfuerce mucho en estos y que es normal que Jun le gane―, incluso monta las mejores fiestas, dejando en ridículo las salidas a bares de mala muerte del crío.
Encima, por la manera en que relata las historias, ¡se nota que ese tal Jun es su mejor amigo! Si tanta cólera le tiene, ¿por qué se sigue juntando con él? No entiende a este mocoso.
Lo cuenta como si fuera un gran drama, pero en verdad... Jongin solo cree que Jongdae necesita odiar a alguien para tener de qué quejarse.
―Normalmente, yo vengo en autobús, así que ¡wow! ¡Ir en taxi es otra historia! ―celebra como un niño pequeño y cambiando (por fin) el tema― ¿Podemos estacionarnos frente a mi aula para que todos me vean bajar de aquí?
Minseok observa la situación desde el asiento delantero, ya que los dos Kim se han sentado atrás. Lo único que puede ver es cómo Jongdae está logrando asustar a Jongin.
―Creo que deberías ser menos irritante, Chen Chen ―pide Minseok―, ¡así lo asustarás!
Jongdae mira a Jongin, quien le devuelve una mirada algo alarmada, porque es como si estuviera cuidando a un niño de tres años.
―¿Por dónde te dejo? ―es lo único que le pregunta Jongin.
―Por las facultades de letras. Ya sabes, lejos de las matemáticas ―aclara, mientras se calma un poco e intenta aparentar normalidad―. ¿Tú cuando terminaste de estudiar?
Jongin ríe un poco, de manera incluso más delicada de lo que Jongdae esperaba, porque en la hacienda su risa fue como de foca. Parece que en ocasiones sí se controla, y menos mal, porque si se vuelve a reír como una trompeta, su índice de seguidoras bajaría en un setenta por ciento aprox.
―Sabes que tengo apenas veintitrés años, ¿cierto? ―señala― Me quedan dos años para terminar mi carrera.
Ouch. Sí, claro. Es bastante joven si lo ve mejor. A primera vista impone demasiado hasta que lo tienes más de cerca.
Y, rayos, qué mal rollo.
Ahora que lo piensa: ayer Jongin estaba casi muerto. Bueno, ha estado muerto.
Y ahora le está diciendo entre líneas que tiene una larga vida por delante, porque no termina ni sus estudios.
En verdad siente ahora escalofríos por su cuerpo.
―Cielos, pensé que tenías veintimuchos y que ya eras profesional ―confiesa.
Jongin vuelve a reír, aunque esta vez de una forma un poco más estruendosa.
―¡Para nada! ―sonríe― Es decir, me ven en televisión, ¿pero no saben qué edad tengo?
Jongdae se encoge de hombros.
―Yo solo veo tu noticiario porque Kyungsoo lo ve y ocupa la televisión ―dice, haciendo que el moreno escuche con curiosidad―. No es por nada, pero yo evito ver reportajes. El mundo se va a la mierda, así que directamente vivo como ignorante, pero feliz. No sumo ni resto.
―Eso es malo, ¿sabes? Si no conoces lo malo que hay en tu alrededor, ¿cómo esperas ayudar a tus seres queridos?
Jongdae se queda callado y solo sonríe. Si es que prefiere evitar las charlas filosóficas, para eso tiene a sus profesores que no saben cómo complementar sus diapositivas y a Junmyeon exponiendo con argumentos que se salen del tema.
"¿Si la gente cree que la Chogi-Cola es peligrosa por ser una bebida y a la vez ser muy eficaz para limpiar tuberías, por qué nadie dice nada del limón que se supone que es saludable, pero también sirve para disolver manchas?" Expuso una vez.
Por Kwon, Junmyeon, ¡nadie te preguntó! ¡Solo deja que la clase termine!
En fin.
―Tu amigo Kyungsoo... ―dice Jongin, un rato después y de la nada― Él no es humano, ¿verdad?
El más joven se encoge de hombros. No es un secreto para nadie, pero de tanto verlo por la tele, no puede imaginarse a Jongin con conocimientos previos de Soo. ¡Es como si Jimin supiera de la existencia de Jongdae!
―Más o menos, ¿cómo lo sabes?
―Creo que toda la ciudad lo conoce ―Jongdae asiente. Al parecer Jongin también es normal―. Además, como dijeron que desperté en la ex hacienda Park, sospeché que el más pálido debía ser el inmortal del que todos hablan.
Jongdae se voltea sorprendido. Como se pasa el ochenta por ciento limpiando los baños, quitando mala hierba y vigilando tanto cosechas como críos transformados o en lobitos o en coyotes corriendo por el terreno, apenas tiene contacto con las multitudes de la ciudad, solo cuando va de fiesta. Y bueno, ¿quién hablaría de Soo en una fiesta?
―¡¿Todos hablan de Kyungsoo?!
Jongin asiente.
―Es de los pocos no-humanos que se dejan ver. Si no me equivoco.
―¡Has investigado sobre él! ―exclama entusiasmado― Vaya, ¡se desmayaría si se lo cuento!―rápidamente cambia de cara―¿Por qué lo investigabas? ¿Ha hecho algo malo?
Jongin niega con la cabeza.
―Que yo sepa no ―ríe―. Solo te pregunté porque he visto su foto en varios artículos de hace unos veinte años, junto con Park Chanyeol ―Jongdae asiente, aunque poco sabe de Park; murió antes de que él naciera y tampoco es que le interese mucho quién fue―. Sus nombres siempre iban juntos. Park Chanyeol sí que es reconocido por varias cosas, comenzando por esa hacienda tan... fuera de este mundo. Solo sé que ahora el que queda es Do.
―Qué raro. No pensé que la gente humana supiera tanto de la existencia de ese feo lugar. O sea, para los sobrenaturales es normal, ya que, bueno, la mayoría viene a resguardarse en el bosque, pero un humano...
Jongin asiente, aunque un poco extrañado. Jongdae vive en un lugar con miles de leyendas en su historia y al cual es casi imposible llegar, porque siempre dicen que los caminos cambian, y al humano no parece importarle demasiado.
¿Por qué no sabe casi nada?
―Dicen que Park apareció de la nada por ese terreno junto al bosque, pero que, por alguna razón, parecía conocer el lugar a la perfección y no demoró en construir varios hogares para otros no-humanos. Se dice que Chanyeol protegía a todos los que vivían dentro de ese bosque ―en cuanto ve que Jongdae lo observa con cara de no ser muy amante de las leyendas, sonríe―. Pero ese tipo de historias ya se lo puedes preguntar a Do Kyungsoo, él lo conocía mejor, ¿cierto? Creo que ambos se guardaron todos los secretos de cada rumor extraño que envolvía a Park ―ríe―. Es interesante la historia de ambos, se me hace raro que no conozcas eso.
Jongdae opina lo mismo. De Kyungsoo y de la hacienda solo sabe lo que ve todos los días: un inmortal que cuida niños de diferentes tipos y que se encarga de ayudar a los no-humanos que viven dentro del bosque. No sabe mucho de Park y no es que Soo lo haya mencionado alguna vez ni de casualidad.
―Gracias por la clase de historia, igualmente. No me conoces mucho, pero igual has sido amable, voy a seguir tu página. Aunque posiblemente ya lo haga, ya que Kyungsoo me obligó hace un tiempo a hacerlo.
Jongin ríe y Minseok vuelve a asomar su cabeza desde el asiento de copiloto para sonreír. Le parece que no le será tan difícil a Jongdae tener cerca a Jongin, suerte que es amigable o curioso para cierto tipo de personas, no es demasiado retraído.
También le parece curiosa la historia de la hacienda, porque al parecer tiene protección para que humanos y criaturas ajenas al lugar no puedan encontrar el camino y se pierdan. Sin embargo, tanto Jongin como su "asesino" y Minseok, pudieron hacerlo sin problemas, ¿por qué será?
El taxi se estaciona frente una de las entradas de la universidad y Jongin espera a que el otro chico baje.
―Ha sido un gusto, Kim Jongdae. Espero que te vaya bien en clase.
Jongdae tarda un poco en bajarse, incluso saca su teléfono:
―¿Puedo darte mi número? ―pregunta el humano―. Y tú me das el tuyo.
Jongin, obviamente, lo mira extrañado.
―Y debería hacerte caso, porque...
―Pues porque siempre es bueno tenerme de contacto ―explica, confiado de sí mismo―. Si algún día necesitas hacer reportajes a alguien no-humano, ¿qué mejor que tenerme a mí, como persona más cercana al inmortal más conocido y accesible de la ciudad? ¿No quieres saber más leyendas de Park? Además, yo también sé sobre seres sobrenaturales, ¡me he criado junto a ellos!
Jongin lo sigue mirando con algo de temor. Jongdae le parece un chico muy raro, pero nunca viene mal contactos así, porque es cierto que conoce a pocas personas especiales ―por así decirlo―. Kyungsoo parece muy respetado, y Jongdae parece muy apegado a él. Es cierto que necesita saber más de ese lugar, también corresponde a su investigación.
―Entonces, creo que deberíamos intercambiar números. Solo no le digas a nadie que me conoces, ¿de acuerdo?
―¡Igualmente!
...
Kyungsoo tenía planeado estar echado toda la mañana en la cama de Jongdae, que es en donde ha estado Jongin recuperándose. Sí, intentando procesar todo lo qué ha pasado como un fan lunático.
¡Pero, por Kwon! Quitando todo eso de devolverlo a la vida y que algún loco con escopeta haya entrado a su terreno... ¡Ha visto a Jongin en persona!
¿Por dónde empezar?
En primer lugar, sí es tan moreno como todos dicen. Además de eso, ¡es tan alto! Y ni hablar de cuánta clase tiene. Es un chico muy educado y guapo.
La verdad es que nunca le ha gustado alguien tan joven. Chanyeol, su ex esposo, aparte de llegar al metro ochenta y muchos, tenía el aire que había vivido tanto o más que él y contaba con unos brazos y unas piernas muy fuertes; su cabello era plateado, por lo que la gente le recomendaba que dejara de teñirse el cabello y obvio que jamás le creían cuando les decía que era natural. Muchos le decían a Soo que era muy afortunado en tener un compañero tan peculiar, pero precisamente por lo llamativo que era, fue la razón por la que murió tan repentinamente.
Chanyeol tenía como vocación proteger el bosque y a sus habitantes, contaba con una gran intuición que le permitía saber en qué zona del enorme terreno estaban sucediendo problemas e iba de inmediato a tratar de solucionarlos. Desde que él se fue, ha costado un poco más mantener el orden en el bosque.
¿Será que si él estuviera aquí, dejarían de aparecer no-humanos asesinados?
Lamentablemente, su ex esposo tuvo ese final tan...
Mentiría si dijera que se acuerda. Sabe muy bien por qué su memoria está bloqueada por una sanción que recibió años atrás; sin embargo, le apena no poder recordar bien los últimos días de su ex esposo.
En fin, debería ponerse manos a la obra para preparar el almuerzo. Así que se pone a ello.
Camina con tranquilidad hasta la cocina. No hay nadie en casa, pues todos los críos han ido a la escuela. La cual no es una escuela normal en sí, sino que es especial para no-humanos, ya que aún no se puede mezclar por los humanos debido al miedo que sienten ante los sobrenaturales.
Menos mal que ahora existen sitios como ese. Y por suerte, escondidos de los humanos.
Mientras cocina y deja el caldo a fuego lento, oye cómo algo rasca su puerta de cristal que da hacia uno de sus jardines, así que va a mirar, encontrándose a dos pequeñas cachorras de lobo con sus patitas apoyadas en el cristal y rascando para pedir que Kyungsoo les abra la puerta.
Son las pequeñas Jihyo y Momo, de once y doce años, quienes cambian de forma inmediatamente en cuanto entran a la casa.
Kyungsoo las mira enojado, porque obviamente no deberían estar ahí.
―¿No deberían estar en clase? ―pregunta de forma atemorizante y con el cucharón en la mano― ¿Qué han hecho ahora?
Ambas lo miran un poco asustadas, sin embargo, saben que no han hecho nada malo.
Momo, un poco más valiente que su hermana, y con dos moñitos en la cabeza, da un paso adelante y se disculpa con una reverencia antes de poder hablar:
―Disculpa, papá, pero... ―comienza a decir, preocupada― hay rastros de un lobo desconocido por los alrededores. Jihyo y yo, al despertarnos, notamos su olor de inmediato...
Kyungsoo abre bastante los ojos de la sorpresa y pasa a escuchar de forma más atenta.
¿Un hombre lobo habrá sido el que se coló ayer en su terreno? De ser así, al huir, lo más probable es que haya dejado su arma por los alrededores. Duda que haya podido llevársela siendo un cuadrúpedo.
¿Habrá atacado con esa arma para no levantar sospechas como lobo? Es muy extraño. No es como si el tratarse de un lobo o un humano pudiera evitar que el principal sospechoso de tener un muerto en la hacienda no sea Kyungsoo.
La chiquilla de cabello ondulado y algo más rellenita, asiente.
―Es de un lobo alfa. Parece muy fuerte. Fuimos a ver de dónde provenía el olor y... sí... ha dejado algo de pelaje cerca del huerto de rábanos.
Kyungsoo suspira.
―¡Cómo se les ocurre haber seguido el rastro de un alfa! ―exclama enojado y frunciendo el ceño, llevándose las manos a la cabeza y todo― ¿Acaso son dementes? Ustedes son beta aún muy pequeñas, ¿y si les hacía daño o se las llevaba?
―Perdona, papá, pero es que... ―insiste Momo― ¡es un olor muy imponente! No lo pudimos pensar ni un segundo.
El inmortal sabe que no debe juzgar demasiado basándose en la especie de cada niño. Cada uno tiene su forma de ser y de actuar predispuesta a lo que es, así que trata de comprender.
Pero eso no quita el hecho de que esté súper molesto con ellas. Menos mal que ese lobo ya no estaba.
―Las perdonaré por hoy, pero no lo vuelvan a hacer, ¿sí?―les recomienda poniendo una mano en el hombro a cada una― La próxima vez que sientan a un alfa cerca, me avisan. Yo seré el que irá a ver―ambas asienten―. Ahora bien, necesito que terminen de preparar la comida. Repítanme de dónde provenía el olor.
...
Jongin, después de haber dejado a Jongdae en la universidad, se pregunta una y otra vez si ha sido buena idea darle su número de teléfono. La verdad es que pensó que no se arrepentiría tan rápido, no hasta que, revisando sus historias de Whatsapp, ha visto que el estudiante es un dependiente de las redes sociales, debido a que publica cada cosa que hace. y, además de eso, no ha pasado ni una hora desde que se despidieron y ya le ha preguntado qué tal.
En fin, una vez que llega al edificio Tiffany, cadena de televisión aún en surgimiento, lo primero que hace es saludar amablemente a la recepcionista, Wendy, y firmar su llegada, para que le descuenten del salario, las dos horas de pre-producción y ensayo que ha perdido por llegar tarde.
―Ese es mi Jongin, se cree tan estrella que está comenzando a llegar tarde más seguido ―bromea la chica, poniendo muecas para incrementar la molestia.
―Tuve un imprevisto ―se excusa, haciendo reír más fuerte a la recepcionista―. ¡Es en serio! ―exclama sonriente.
Tan solo se desmayó a unos kilómetros de aquí, todo tranquilo.
Una vez termina de firmar, Wendy pulsa un botón de su teléfono fijo y habla directo al altavoz.
―Directora, Jongin ya está aquí.
En eso, el moreno también se acerca al altavoz.
―Señorita Tiffany, en serio tuve un imprevisto, ¿me perdona? ―al oír un suspiro enojado, se acerca más.
―Jongin, ven al ensayo. Apúrate ―es lo único que dice antes de colgar.
Jongin se rasca la nuca una vez vuelve a estar a una pequeña distancia de la recepción. Parece que llegar tarde cinco veces seguidas ya no tiene opción a excusa.
―Sé sincero, estabas investigando sobre los Terrenales o como se llamen. Andas obsesionado con ellos, ¿no es así?
El periodista se mete las manos en los bolsillos y mantiene la cabeza firme. Prefiere que la chica piense eso a que se ha desmayado en plena carretera.
―Eres lista, ¿qué haces trabajando de recepcionista? Deberías ser mi compañera de reportajes.
―Si es que no te matan antes, me lo pensaré ―con un gesto con la mano, lo bota y le señala al cartel de set de televisión―. Te veo luego.
Jongin se despide y avanza hacia su lugar de trabajo.
Es cierto que es algo impuntual, pero no es porque él quiera, ni siquiera es propio del chico, pero el problema es que ha estado descubriendo muchas cosas últimamente sobre el actual grupo que causa miedo en su ciudad. Por cada dato que descubre, este lo lleva a otro lugar y así sucesivamente, impidiendo que pueda estar tranquilo.
Ni sabe por qué se enfada la chica porque, aunque a veces falte a los ensayos, sus programas salen muy bien. Él necesita ese tiempo para seguir investigando, y más ahora que tiene información de en cuál de los lugares que supuestamente brindan seguridad a las ciudades es en dónde hay el setenta por ciento de posibilidades de encontrar a algún integrante de dicho grupo.
Necesita establecer un plan, pero también tiene que trabajar y terminar de estudiar. ¡Apenas tiene donde caerse muerto como para descuidarse!
Debe comenzar a organizarse, y ver cómo puede seguir adelante con su propia investigación. Lamentablemente, como todos están atemorizados por los Terrenales, debe trabajar solo, porque duda que alguien sea tan idiota como para ser su compañero y ayudante.
...
Más tarde, Jongdae y Minseok regresan a la hacienda Park, cuando ya es casi de noche.
Ha sido un día duro en la universidad. Aparte de que, por no haber dormido, le han grabado roncando como locomotora y le han amontonado libros en la cabeza, el profesor le ha hecho responder a preguntas sobre lo que ha explicado y lo ha botado de clase dos horas antes por estúpido.
En el almuerzo, comió tranquilamente con Minseok, aunque este no hable mucho y se la pase mirando cada acto "humano" que hace Jongdae. Kim Junmyeon ―no podía faltar su aparición diaria― pasó por su delante para explicarle la tarea que dejó el profesor, y claro, no sin antes restregarle por la cara que hubo examen sorpresa y un que suerte que nunca me pasan a mí estas cosas, seguro salvé un país en mi vida pasada ―inserte risas estúpidas―. Al parecer tú no.
¡Lo odia!
―¡Apáaaaaa, regresé! ―anuncia Jongdae, asomando su cabeza por la puerta principal en busca de Kyungsoo, pero con la esperanza de no encontrarlo, pues seguro que no está nada contento con que el humano se haya mostrado tan amigable con Jongin― ¿Kyungsoo? ―no recibe respuesta― Uf, menos mal.
Avanza un par de pasos, pero solo oye cómo corretean los críos y van dejando sus platos en el lavadero para que el desafortunado de turno les pase la esponja.
―¡Chen Chen! ¡Te busca papá! ―le dice unos de los pequeños, llevando una bandeja con cinco vasos― ¡Ya valiste!
Qué tierno.
―¿En dónde está? ―pregunta.
El pequeño se encoge de hombros.
―Creo que cortando leña.
Okay. No va a usar el hacha con él. No va a usar el hacha con él.
Jongdae sale por la puerta corredera que da al jardín y busca el pequeño rinconcito en donde hay muchos troncos cortados y por cortar. Por suerte o por desgracia, Kyungsoo está ahí con los guantes y con el hacha en mano, terminando de partir uno de los troncos como si el hacha pesara dos gramos.
El humano se queda atrás hasta que suena cómo el filo de la herramienta termina clavada en un tronco más grande usado como base.
―Por fin viniste ―dice aún de espaldas el inmortal.
―¿Qué tal? ―trata de mantener la calma.
Kyungsoo se voltea y, por suerte, deja cualquier arma filosa lejos de él.
―¿Cómo se te ocurre juntarte tanto con (el maravilloso) Kim Jongin, cuando te dije que lo primero que haríamos es dejarlo ir y que se olvide de nosotros?
―Pero alguien debe vigilar sus primeros signos sobrenaturales... ¿no? ¿Y si le sale una cola en medio programa?
El inmortal titubea.
Rayos, ahora que piensa en todo el tipo de cosas que pueden pasar.... ¡Mierda!
¡Pero no, no! Él tuvo que reanimarlo para proteger a su terreno y su gente. Jongin no podría enojarse si lo descubre, ¿no? ¡Le salvó la vida!
―Claro que no. Eso es problema suyo ahora ―intenta decir sin parecer inseguro―. Así que corta cualquier tipo de relación con él, ¿está bien? ¿Y si a más gente le entra curiosidad por este bosque? ¿O quieres que se le escape por ahí que ahora la hacienda es un orfanato?
―Pero no sabe que de nenes raros ―dice como si fuera un punto a favor―. Además, ¡parece que todos saben que aquí viven la mayoría de no-humanos de Seúl! No sé cuál es la diferencia.
Kyungsoo frunce el ceño, asustando un poco a su protegido.
―Me importa un carajo, Jongdae. No nos conviene que se hable de más de este lugar, estamos bien manteniéndonos con el perfil bajo. Sobre todo por la gente peligrosa ―suspira―. ¿Podrías, por una vez, dejar de tomártelo todo a la broma? Además, si alguien ha intentado matarlo antes y tu te juntas con él, ¿no crees que te podría pasar algo a ti también? Deja de insistir, mocoso pesado.
―Ay, por favor, es más probable que muera atropellado cuando salgo a botar la basura, ¿no? ―Kyungsoo no se ríe ante el comentario. Público difícil.
Jongdae está en apuros. Bueno, Minseok es el que lo está. El humano puede cortar cualquier tipo de comunicación con Jongin y estar la mar de tranquilo, sin embargo... no quiere que a Minseok le corten el cuello. Hoy ha sido el único que le ha hecho compañía en el almuerzo.
¡Arg! ¡Se acaba de acordar de la aparición de Junmyeon!
Ya le dio gastritis.
¡Cóncentrate, Dae, que Kyungsoo te está hablando y no parece muy contento!
Minseok aparece tras Soo.
―Jongdae, por favor, ¡invéntate algo! ―le suplica, juntando las manos y dando pequeños saltitos, quitando cualquier atisbo de seriedad que quiera dar Kyungsoo―. Estoy seguro de que Kyungsoo no es tan malo, ¡por favor!
Uf.
Kyungsoo, por su parte, se cruza de brazos, esperando cualquier respuesta del humano. Desde la mañana lo ve un poco atontado y mirando a la nada, quiere pensar que es porque no ha dormido en toda la noche y no porque se haya quedado traumado por lo de ayer.
―Es porque... ¡Es porque me ha hablado de ti, ¿vale?! ―exclama como si estuviera confesando algo muy secreto.
El inmortal ríe. Él ha criado a Jongdae y sabe cuándo miente o se inventa una historia para tratar de hacer más pequeño el problema. A veces se pregunta si hizo bien en apuntarlo a teatro en lugar de a algún deporte cuando era un crío.
¿Kim Jongin hablar de él? ¡Ja! ¿Acaso mañana también Park Bo Gum le dará los buenos días? (Ojalá)
―Corta cualquier tipo de relación con Jongin si no quieres pasar el resto de tu vida durmiendo en el cuarto de herramientas.
Minseok abre mucho los ojos, bastante preocupado.
―¡Pero es la verdad! ¿Quiéeen más me podría haber dicho que existen muchas noticias de... hace veinte años en las que salía tu nombre y el de Park Chanyeol? ―trata de recordar― Luego estuvo contándome algunas cosas de la hacienda que, por cierto, a saber cómo sabe todo eso. Yo apenas recordaba el nombre completo de Park. Nunca hablas sobre él y a Jongin le interesan tanto Park como el bosque. Si usamos eso a favor y lo tenemos cerca, ¡quizá descubramos cómo llegó hasta aquí y quién intentó matarlo!
Kyungsoo se queda callado por un momento.
No está emocionado por el hecho de que Jongin conozca la hacienda (sí lo está, ¡conoce su nombre!), más bien, está un poco... ¿extrañado? No todos investigan artículos de hace veinte años por cultura o por curiosidad, algo quiere del lugar o algo quiere de aquí para detener a los Terrenales, porque si no, ¿para qué otra cosa investigaría el terreno?
El inmortal se lo piensa bien. Es que Jongin no solo tendría como enemigos a los Terrenales, sino ahora también a un alfa salido de la nada y estos nunca vienen solos. ¿En qué problemas estará metido el periodista para que un hombre lobo haya venido hasta aquí? ¿Tendrá asuntos que saldar con alguna manada?
Aún no le ha contado a Jongdae que ha encontrado una escopeta tirada por dónde Momo y Jihyo le han dicho y mucho menos que por aquí ha rondado un alfa. Obviamente la ha escondido, pero el sentimiento de que un lobo ajeno al bosque ha logrado encontrar el camino a la hacienda sigue dándole escalofríos y muchísimo miedo. Es algo que no puede dejar pasar..
Sin embargo, Jongdae es su hijo y no puede meterlo en algo tan peligroso solo porque le conviene tener información a la mano. Lo más seguro ahora es que Kyungsoo busque una forma de investigar todo este asunto sin comprometer la hacienda, el bosque y a los críos. No puede meter al bosque a alguien peleado con humanos delincuentes y manadas externas.
―Me da igual lo que te haya dicho. No le des entrada a este lugar ni al bosque y punto.
―¡Kyungsoo! ¡No es justo! ―masculla― ¿Qué hago entonces? Si me llama preguntando por ti o si es que quiere saber más de este lugar, ¿cuelgo la llamada o qué? Si le salen cuernos y nos pregunta, ¿lo dejamos a su suerte?
Maldita sea.
―Mira, si te va a hablar y ves que está teniendo algún síntoma de que por fin le surge otra naturaleza... Trata de fingir que no sabes nada.
Jongdae pone los ojos en blanco.
―Bueno, si se lo cree...
Kyungsoo lo vuelve a mirar seriamente.
―Con paciencia, Jongdae. Encontraremos un modo de saber qué pasó realmente esa noche. Más bien, ve nutriéndote de los libros que dejó Park sobre el bosque, si tanto quieres saber sobre él, primero trata de entender por qué existe el bosque y cada detalle de sus habitantes.
El humano suspira. Justo lo que más odia: estudiar. ¿Acaso no es suficiente con lo que sabe y ha experimentado de primera mano? Ha ayudado a Kyungsoo con asuntos del bosque desde crío, ¿necesita saber más?
¿Cómo aprenderá política o historia de la noche a la mañana? ¿Tendrá que pasar días enteros en la biblioteca? ¿Qué le cuesta a Soo contárselo como una historia épica?
Será mejor ir mentalizándose. Pasar del insta a la biblioteca es como dejar el cigarro: no sabe como se siente porque nunca lo ha probado.
―También podrías contarme más sobre Park desde tu propia vivencia. Sobre su persona, claro, por si un día Jongin me pregunta en la calle. Eso haría todo más fácil. Le daría una dosis diaria de info y así se quedaría tranquilo.
Kyungsoo parece dudoso.
―Puede ser. Debo pensarlo. Primero trata de evitar a Jongin y ya.
Aún hay cosas sobre Chanyeol que no puedo recordar en su totalidad, piensa Kyungsoo.
―¿Por qué es tan secreto?―protesta un poco indignado― ¡No me digas que es mi padre biológico!
El inmortal niega de inmediato.
―No lo es, Jongdae. Creo que también deberías estudiar matemáticas ―dice, mientras Jongdae oye las risas de Minseok―. Chanyeol era extraño nada más, pero...
―¿Pero...?
―No lo sé, siento que hablar de él me poner aún triste, ¿sabes? ―miente en parte.
Jongdae asiente como si tuviera bastante con eso. Con el tiempo irá contando, o eso espera.
Kyungsoo, en ese momento, se agacha para recoger algunos troncos que han quedado en el suelo. Después de volverse a poner de pie y darle la espalda a su protegido, camina un par de pasos y se detiene.
―Espero que este tema se quede aquí, así que durante una temporada, trata de ir con más cuidado.
En eso, avanza rápidamente y se mete en la casa.
Ni se esperan lo complicado que se volverá todo.
...
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