¿Kim Jong-qué? I

Kyungsoo peina a Momo delante del espejo que hay en la habitación de las pequeñas lobas.
Distraído y pensando en cómo será vivir con (el maravilloso) Jongin. ¿Será de los que salen de la ducha solo con la toalla en la cintura? ¿Dormirá a unos cuartos alejado de él? Hay como cinco disponibles en su pasillo... ¡Y están alejados de los niños!

Ay, pero qué pervertido.

Uf... Pero bueno, Kyungsoo, ¡si lo más seguro es que tenga pareja! Y tú deberías estar preocupándote más en ir yendo ya a sacarlo de la cárcel, antes de que lo haga su jefa y lo mantenga ocupado todo el día. Además, a ver, solo porque hace tiempo que no tienes pareja, tampoco tienes que pensar que el periodista, porque te necesite, vaya a enamorarse de ti.

Es casi imposible. Él es joven y tú...

Bueno, eres viejo ―dentro de lo que cabe―.

En eso, estira demasiado el cabello de la niña con el cepillo, haciendo que esta se queje y lloriquee.

―¡Papi, me peinas demasiado fuerte! ―se queja la niña, llevándose las manos a la cabeza y haciendo que su hermanita se ría.

Kyungsoo reacciona y rápidamente se asegura de ver si su protegida está bien.

―¡Perdón! ―exclama― Yo estaba distraído, discúlpame, Momo.

La niña toma su peine y se lo lleva lejos de Kyungsoo para peinarse ella sola ―que en un principio podría haberlo hecho así, pero es muy consentida―. Jihyo, en cambio, se queda ahí con su papá.

―¿Piensas mucho en el chico moreno y apuesto? ―pregunta la niña inocentemente, mientras que Kyungsoo se tensa― Nuestro maestro dice, cada vez que nos distraemos, que debemos estar pensando en alguien.

El mayor niega con la cabeza.

―Estoy pensando en qué debo cocinar.

Jihyo entrecierra los ojos sin creerse mucho lo que dice, pero asiente de manera poco convencida. Pronto, va en compañía de su hermana para burlarse, seguramente, de la poca honestidad de Soo.

Kyungsoo suspira. ¿A quién va a mentir? Los críos poco a poco crecen y notan más o menos lo que sucede.

―Kyungsoo, debemos hablar ―escucha a sus espaldas, mientras guarda los accesorios para arreglar a las niñas que van al colegio.

Sentado aún al lado del espejo que hay en la sala, mete peines, coletas y demás tonterías en un pequeño cofre.

―Qué quieres ―le responde a Jongdae.

El humano se sienta a su lado ―en el suelo, mejor dicho― y lo mira con decisión. Parece que le quiere preguntar algo sobre sus poderes, y es que es muy obvio; Jongdae siempre había creído que lo único de especial que había en Kyungsoo era el no poder morir ni hacer que lo mataran.

Debe explicaciones, aunque no tenga ganas de darlas ahora mismo.

―Kyungsoo, eres maestro tierra, ¡y no me lo dijiste! ―exclama frunciendo el ceño con esas cejas tan rectas que tiene―. ¿Qué más escondes? ―comienza a enumerar con los dedos― Tu sangre revive a muertos, controlas la tierra, no te mueres...

Kyungsoo cierra fuertemente el cofre y se voltea a mirarlo con una expresión seria.

―No soy maestro tierra. Ves demasiada televisión ―le responde.

Jongdae se queda unos segundos callado. El chico es bastante dramático, así que Kyungsoo espera a que haga todo su show para poder hablarle normal después.

―Me dueles, Soo ―responde, enojado―. Se supoooone que eres mi tutor, y si quieres que confíe en ti, deberías haberme dicho qué cosa eres ―Soo lo observa severo. Esto va a tardar―. Es más, Jongin no es el único con la curiosidad sobre el origen de este lugar. O sea, entiendo que Chanyeol lo haya creado para proteger a los no-humanos, pero... ¿de dónde salió él? Ahora que él pregunta tanto, ¡hasta a mí me está dando curiosidad! ¿Qué le pasó exactamente?

El inmortal suspira y mira hacia el techo. Debió haber recogido del río a un niño abandonado más tranquilo.

―Tú solo deberías preocuparte por estudiar.

Jongdae respira hondo.

―¡Ahí vamos de nuevo! ―exclama, pero Soo lo golpea con una palmada en la parte posterior de la cabeza (única manera de calmar a Jongdae, por lo visto).

―Cierra la boca y escúchame, Kim Jongdae ―una vez su protegido asiente adolorido, pone atención―. Si no te cuento nada es porque no afecta en tu vida y considero que solo podría complicarla ―Jongdae pone un puchero―. Yo te recogí cuando eras un bebé y te he criado porque no iba a dejarte al lado del río para que vuelvas a ahog- ―se aclara la garganta― No iba a dejar a un bebé abandonado cerca de un lugar peligroso.

Jongdae se pone de pie rápidamente.

¿Ha estado a punto de decir algo como "no iba a dejarte al lado del río para que vuelvas a ahogarte"?

―¿Qué ibas a decir?

Kyungsoo también se pone de pie, pero de una manera firme y menos ofensiva que Jongdae.

― Que te crié porque me salió del corazón, niño desagradecido ―Jongdae se cruza de brazos―. Tú solo aprovecha que estás terminando la universidad y que has tenido una educación decente. Después podrás hacer lo que quieras y yo seré feliz.

Jongdae hace un stop con la mano para declarar el tiempo muerto.

―¿Yo me había ahogado? Espera un segundo.

Kyungsoo niega con un gesto con las manos, pidiendo que Jongdae no se haga historias.

―Logré salvarte antes de que te hubieras puesto azul. No le des muchas vueltas ―dice, llevándose los dedos a las sienes―. Como eres medio paranoico, no te lo dije.

Jongdae suspira.

―Qué carajos contigo ―se lleva la mano al corazón―. ¡Casi no paso del día uno!

Kyungsoo suspira.

―El caso es que hay cosas que no necesitas saber. No te afectan en nada y quizás, en caso de emergencia, convenga más que no tengas información que a que te la intenten sacar a la fuerza.

Jongdae no parece muy conforme con esa respuesta. El mocoso se pone de pie y se cruza de brazos frente a Kyungsoo. Ambos miden casi lo mismo; sin embargo, Kyungsoo le gana en contextura y en fuerza al flacucho de su hijo putativo. En la competencia de miradas, Soo le gana por goleada.

―¿Al menos puedo saber qué le pasó a Park? Si dicen que eran tan poderoso, ¿por qué está muerto? ¿También existían los Terrenales en ese tiempo o qué? ¿Por qué nunca lo cuentas? ¡Por ahí siempre oigo que un día desapareció de la nada! Debería saber lo básico aunque sea, ¡quizá estoy ignorando algún peligro de antaño!

Kyungsoo se queda en silencio por varios segundos. Luce terriblemente enojado, hasta que, se da por vencido y relaja el rostro hasta expresar un gesto de angustia y, finalmente, de resignación.

―Porque no recuerdo nada ―responde simplemente.

―Qué.

―Que no te cuento sobre la muerte de Park porque no me acuerdo de nada ―repite, con poca paciencia.

―¡¿Cómo no te puedes acordar de un evento tan traumático?! ¡Era tu esposo!

―Porque... ―suspira, intentando hacer memoria― tengo una sanción encima. Hice algo que no debía tiempo antes de que Chanyeol muriera, todo se cruzó. Mi sanción eliminó todos los recuerdos que tenía desde el inicio de mi error hasta el día en el que se me sometió a juicio y también redujo la potencia de mis poderes. ¿Contento?

Jongdae ahora sí que no entiende nada. ¿Sanción? ¿Juicio? ¿A Kyungsoo? ¿Por qué?

¡Pero si es el ser más pesado con las reglas que conoce! ¿Qué clase de error pudo cometer que le costara la memoria?

―Pero qué hicis...

―Suficiente por hoy, ahora tengo prisa, niño ―insiste, haciendo un ademán de irse.

Jongdae, aún traumado por lo anterior ―suele darle muchas vueltas a todo―, asiente. Aunque... hay un secreto que sí comparten ambos. Y de ese tema sí debe contarle cada avance que presencia.

―¿Y qué hay con Jongin? ―pregunta, haciendo que su tutor se detenga― Han pasado varios días desde que... lo reviviste. Aún no lo veo chupar sangre o aborreciendo a la plata. Mucho menos te veo vigilándolo de cerca por si se come la cabeza de alguien.

Kyungsoo ríe, pero más por el cansancio de escuchar siempre ese tipo de advertencia.

¿Quién lo manda a revivir a alguien? Carajo.

―Iré a verlo a la cárcel y le propondré que puede seguir sus investigaciones desde esta casa.

Jongdae abre bastante los ojos. ¡Eso significa que por fin accedió! Voltea disimuladamente a ver a Minseok, quien está saltando de felicidad.

Si es que llega a ocurrir algo peligroso y andan cerca de Jongin, está seguro de que por fin Minseok evitará que les suceda algo malo.

―Pero hoy hace muchísimo sol, ¿podrás llegar?

...

Jongin y Hoseok siguen sentados juntos dentro de una celda, aburridos e intentado sacar conversa de los policías, pero estos no quieren saber nada de ellos. Hoseok apoya su cabeza en el hombro de Jongin, pero este lo aparta porque ya le duele de tanto soportar el peso del cabezota de su cámara.

―Te duermes en mi encima una vez más y te quedas sin cámara ―se queja el moreno.

―Me lo debes, ayer casi me caigo del tejado. Además, es por tu culpa que pasamos la noche en la cárcel.

Jongin rueda los ojos y permite que su compañero se vuelva a acomodar. Hoseok ayer no le pidió ni explicaciones, cosa que agradece. Es lo "bueno" de él, siempre le dice que sí a poner en riesgo su vida.

―Kim Jongin, Jung Hoseok, tienen visita.

Ambos chicos se miran, sorprendidos. ¿Su jefa tan rápido ha accedido a ayudarlos? ¡No han pasados ni doce horas!

Cuando ven a un enano con lentes de sol, mirada altiva y con un paraguas negro y cerrado en la mano, saben que de ninguna manera se trata de Tiffany, sino de alguien más viejo que ella.

―Buenos días, chicos ―saluda, colocando ambas manos sobre el mango del paraguas, el cual ahora está usándolo como bastón.

―Do Kyungsoo, buenos días ―saluda, Jongin, volviendo a acomodarse. Está bastante tranquilo, aunque con las consecuencias de haber pasado 12 horas dentro de una celda.

Hoseok, en cambio, se arrastra hasta las rejas y hace sobre salir su cabeza entre dos de ellas.

―Señor Do, ¡sáquenos de aquí! ―pide fingiendo llanto― ¡En la noche se oyen cosas raras!

Kyungsoo sigue en la misma posición y, con un gesto parecido a firmar en el aire, pide a unos de los policías que le dé el documento a firmar para sacarlos en libertad y pagar su fianza.

Debido a que parece alguien importante, los policías actúan rápido y le explican como funciona la cosa.

Kyungsoo desaparece de la vista de ambos chicos por un rato, mientras hace todas las gestiones.

―No sabía que tenías amigos millonarios, Jongin ―celebra el cámara flash―. ¡Tuvimos suerte!

Jongin sonríe niega con la cabeza mientras apoya el codo sobre su rodilla.

―Cuando Tiffany sepa que nos sacaron antes, va a ponerse especial.

Hoseok suspira.

―Eso es cierto. Ayer logramos arruinar la primicia del antes que aparezca la policía ―se rasca la cabeza y pone una mueca de incomodidad―. Nos mandará a trabajar horas extras.

Jongin lo mira y sonríe de manera vacilona.

―O nos despedirán ―Hoseok ahoga un grito y Jongin se encoge de hombros―. Si tanto miedo tienes de perder tu trabajo, ¿por qué me seguiste ayer la corriente?

Hoseok alza las cejas y pone los labios en línea. Si es sincero consigo mismo, siempre le ha parecido más fiable el criterio de un periodista escandaloso y arriesgado como Jongin ―con un historial limpio de verdades―, que el de cualquier medio que prefiere que suceda algo para tener una portada sangrienta a evitar el suceso.

Ayer lo confirmó. Jongin al parecer sabía que algo aparecería para salvar a la mayoría de jóvenes dentro de la mansión y atrasó a la policía para que ese algo pudiera actuar con normalidad ―o eso quiere creer―.

Lo prefiere llamar instinto personal y moral que devoción a su compañero, porque sí hay ciertas ocasiones en que preferiría darle una golpiza.

―Porque eres más decente que cualquiera de nuestros jefes ―responde el cámara―. Y porque si consigue otro trabajo, siempre me llevas a mi también, así que no importa. Trabajo siempre habrá.

―Casi me conmueves.

Poco después, Kyungsoo aparece de nuevo como divo, acompañado de un policía que abre la celda. Los dos muchachos salen y recogen sus cosas que están en una cesta sobre la mesa de en frente.

Uno, a cada lado de Kyungsoo, se inclina en una pequeña reverencia y agradece al policía por la comprensión.

―Avancen, chicos ―pide, Kyungsoo, adelantándose, como si estuviera recogiendo a dos niños del colegio (más altos que él).

...

Una vez que Hoseok toma su autobús, Jongin y Kyungsoo se quedan en silencio frente la comisaría.

Kyungsoo ha abierto su paraguas negro en medio de todo el sol que hace. Jongin, en cambio, se protege la vista poniendo su mano como visera. Están esperando a un taxi.

Jongin alza un poco la tela impermeable del paraguas y se agacha un poco para poder ver el rostro de Kyungsoo.

Obviamente, Soo se tensa al ver qué tan cerca está el moreno. Trata de que no se le note, así que sigue mirando al frente, escondiendo su mirada en los lentes de sol.

―Hyung, ¿por qué vas tan tapado? ―pregunta haciéndose el curioso y con una expresión aniñada― ¿Eres como los vampiros?

Kyungsoo niega con la cabeza.

―Es otra cosa. En breves palabras, no puedo estar mucho tiempo expuesto al sol. Me satura.

Jongin asiente y vuelve a enderezarse. Pronto, Kyungsoo voltea a hablar con él, alzando un poco sus lentes para verlo a los ojos directamente.

―Pensé en lo que me dijiste; sobre eso de que investigarías mejor en la hacienda.

Jongin, si es que en algún rincón de su mente se siente sorprendido con el tema repentino, no se le nota mucho. Más bien, sonríe de lado y con un poco de diversión.

En el fondo debe saber que se le da bien ganarse a la gente.

―Eso quiere decir que... ―incentiva.

―Puedes quedarte con nosotros en la hacienda ―Jongin sonríe triunfal, pero antes de que exclame algo con felicidad, Kyungsoo sigue hablando―; pero, obviamente, dónde yo te pueda ver y controlar. Si quieres ir a algún lugar, debes pedirme permiso ―intenta decir en un tono imponente mientras se vuelve a colocar los lentes.

Jongin asiente enérgicamente. Ya puede ver un gran reportaje con su nombre en el futuro, después de haber delatado a los Terrenales gracias a toda la información que podrá obtener con la ayuda de Kyungsoo.

Ya puede ver en un futuro a su pequeña ciudad viviendo en tranquilidad.

―¡Oh, hyung! ―celebra― ¡Si es así, me tendrás encima todo el día!

Kyungsoo sonríe para sus adentros. Le da gracia cuando Jongin deja de portarse como un periodista de alta clase y le dan esos arranques de mocoso. Además de que conoce más o menos esa personalidad tan extraña pues, en la televisión puede actuar como todo un erudito y al día siguiente puede estar interrumpiendo el desfile de una autoridad corrupta, tirándose pintura encima o echándose en mitad de la carretera.

―Espero que te controles. Recuerda que para pagar el favor deberás ayudar a Jongdae en las tareas del hogar.

―Claro, ¿por qué no?

¿Qué tan difícil podría ser? Solo hay como quince niños, ¿no?

...

Jongdae se sienta sobre una mesa que está en el exterior de su aula. Balancea sus piernas por un rato mientras come, de un bocado, otra chocolatina. Es sábado y no tiene clase, pero Junmyeon le ha pedido hablar seriamente de lo de la noche pasada.

Revisa si le ha tocado algún sticker de Jimin que no tiene, pero siguen apareciendo repetidos y sin bordes brillantes. Maldita sea.

―¿De qué crees que quiera hablar Junmyeon? ―pregunta Minseok con curiosidad― ¿Crees que tarde mucho? ¡Jongin va a vivir en la hacienda! ―celebra alegre― ¡Por fin podré protegerlo!

Jongdae abre otra chocolatina y después de darle un mordisco, responde con la boca llena.

―Espero que no tarde mucho, yo también quiero ver a Jongin, pero para contarle lo del dios lunar y lo de raretes que se veían ayer los Terrenales.

Minseok asiente y mira de manera brillante a Chen Chen.

―Cielos, Jongdae, ¿crees que Kyungsoo sea ese dios lunar? ¿Viste lo que hizo? ¡Es muy poderoso! Además, era de noche.

Jongdae sigue masticando, mirando hacia el frente con la vista algo desenfocada y pensativo.

No cree que estuvieran buscando a Kyungsoo. Era obvio que solo buscaban en casa de Junmyeon, porque uno de los estudiantes y posibles amigos suyos eran los que cumplían con el perfil que les habrá dado su jefe a los idiotas que fueron a armar desorden.

Además, según recuerda, a la luna se le asocia más con el agua o algo así, y Kyungsoo es maestro tierra, por lo que no tiene nada que ver.

Aunque, pensándolo bien... Ahora que se da cuenta, Minseok es una estrella y controla el hielo, que también es agua. Eso tampoco tiene nada que ver.

Um...

―¡Jongdae! ―lo llama Junmyeon, quien llega corriendo hacia el humano― Lamento haberme tardado, unas chicas me vieron y me preguntaron si las podía acompañar a la facultad de ciencias políticas y...

―Está bien, me da igual, solo date prisa y dime de qué quieres hablar.

Kim Billetes Junmyeon levanta un poco la vista y observa el sitio libre que hay al lado de Jongdae. Cuando está apunto de sentarse encima de Minseok ―quien está al lado de Jongdae―, es detenido por el propio humano.

―¿No puedo sentarme ahí? ―pregunta su amigo.

―No. Yo me bajo.

En contra de la pereza de Jongdae, ambos caminan por toda la universidad hasta terminar sentados en el césped del parque frente la Facultad de económicas. Ahí se pueden sentar los tres con normalidad.

―Ahora sí. Dime de qué quieres hablar.

Minseok está sentado al lado de Jongdae, pero no hace nada que pueda molestarlo o hacer que Junmyeon sospeche de su presencia. La verdad es que ya le cansa un poco estar así siempre. Cómo le gustaría formar parte de la conversación...

Junmyeon pone los labios en línea y mira a los lados.

―Debo confesarte algo.

Jongdae suspira.

―Te gusto. Yo ya lo sé.

La mueca de asco de Junmyeon no se hace esperar. El millonario se abraza a sí mismo y niega enérgicamente la afirmación de su amigo. Siente escalofríos de lo incomoda que es la situación.

―¡Demonios, Jongdae, claro que no! ―exclama su amigo― Lo siento mucho, pero no eres mi tipo y, es más, tu voz siempre me deja sordo, cuando eres ebrio das vergüenza ajena y-

―¡Comprendí! ¡Gracias! ―lo interrumpe.

Minseok se queda boquiabierto. ¡Qué mal gusto tiene Junmyeon! Él ya lo ha dicho varias veces: en su dimensión, la de las estrellas, Jongdae es el prototipo ideal.

Una vez se calma la cosa, Junmyeon se rasca la nuca y dirige su mirada al pasto, como si tuviera las respuestas de la vida.

―Lo que te quiero decir es que yo soy al que buscaban los Terrenales en la fiesta. Yo soy el que es descendiente del dios lunar.

Jongdae y Minseok se miran entre ellos.

Debe estar de broma.

A ver.

Jongdae conoce a Junmyeon desde siempre. Pero desde siempre siempre. Conoce a los estirados de su familia y sabe que todos son unos esnobs; sin embargo, no hay nada que le haga pensar oye, sí, Junmyeon parece ser descendiente de un dios lunar. Más probable era que le diga que es mujer o algo de esas cosas. Pero no.

―Sí, claro ―responde Jongdae como todo ser maduro.

―Es en serio, Jongdae, ¿por qué me lo inventaría?

―Para pasar más tiempo conmigo, por supuesto.

De nuevo, la mueca de asco.

―Qué buen autoestima ―ríe el millonario, apenado y con ganas de golpear a Jongdae―. No me lo estoy inventando. Además, soy el único que te puede decir que se equivocaron al buscar ―Jongdae lo observa con más atención―. No soy ningún dios lunar importante, más bien, en mi familia pocas veces los descendientes heredan algún que otro poder. No tengo idea de dónde podría estar aquel que inició nuestro linaje.

Jongdae se confunde. Él no sabe nada de mitología o de dioses. Los no-humanos se le hacen más reales y tangibles. A lo máximo, entre dioses que recuerda haber estudiado, conoce a Ra, pero porque se acuerda del inicio de la canción de Lady Gaga, Bad Romance.

―¿Entonces eres un descendientes de un dios equis? ―pregunta, e inmediatamente Junmyeon asiente― Bueno, quiero decir, tienes sus poderes lunares o lo que sea que hagas.

Su amigo se encoge de hombros al ver la reacción de Jongdae. Y este último, ahora que lo piensa, era obvio que a quien buscaban era Junmyeon; es decir, los Terrenales no encontraron al no-humano dentro de la casa, por lo que, por descarte, o Jongdae o Junmyeon era el que buscaban.

Como Jongdae es un humano... solo quedaba uno.

― Sí... ―suspira― Obviamente no te lo iba a decir. Conozco el miedo que tiene la gente de los no-humanos, ¡no me iba a poner en peligro!  Te lo iba a contar algún día, pero no sabía cómo, porque me ibas a joder por no habértelo dicho antes ―señala―. ¡Oye, y no sabía que Kyungsoo tenía también unos poderes así de geniales! Solo recuerdo que tenía el poder de hacerme barrer la entrada de tu casa. En mi casa me dijeron que era fuerte, pero pensé que se referían a que no se podía morir...

Jongdae, ahora, está más perdido que Jongin en una convención de periodistas cuerdos y con dos dedos de frente.

―¿En tu casa conocen a Kyungsoo como alguien fuerte? ―pregunta.

Junmyeon asiente.

―Bueno, todos los no-humanos tienen alguna noción de su fuerza, pero pocas veces lo ha mostrado según mis padres. Aunque según ellos, mucho antes era más famoso, junto con su esposo... um... ¿cómo se llamaba?

―¿Park Chanyeol?

―Sí.

¡Genial! ¡Ahora resulta que todos saben más de Kyungsoo que él!

―Aún no termino de creérmelo ―dice―. ¿Y qué cosas haces? ¿Qué tipo de poderes tienes?

―Um... no hago mucha cosa ―dice, pensativo―. Mis poderes solo funcionan de noche. Puedo iluminarte un camino que solo puedas ver tú cuando todo está muy oscuro, y evitar que otro ser te ataque dentro de ese camino. Y... creo que puedo hacer algunas curaciones.

Jongdae alza una ceja.

―Pues vaya. Qué aburrido eres.

Junmyeon suspira.

―No quería mencionarte que en la noche soy toda una máquina sexual, porque eres un envidioso.

El humano chasquea la lengua y frunce el ceño. ¡Será!

―Estoy seguro de que eso no es cierto.

―A ver, hagamos un recuento de chicas conseguidas este año.

Jongdae se despeina a sí mismo y se pone de pie. Entre que se quita la tierra del trasero y ayuda a su amigo a pararse, le pega en la cabeza un manotazo.

―Eres un imbécil, pero, aun así, gracias por confiarme tu secreto ―dice el humano mientras ve a Junmyeon sobarse la cabeza―. Debido a que los que te fueron a buscar están en la cárcel y se supone que terminó en búsqueda fallida, no debes preocuparte de nada por el momento. Solo no seas tan exhibicionista. Si sucede algo puedes llamarme.

―¡Genial!

―Si sucede algo IMPORTANTE. No me va a interesar saber qué novia me has robado ―responde, enojado―. ¿Crees que te sigan buscando?

―No estoy seguro... No tengo nada que ver con ellos, ¿para qué me querrían en primer lugar?

Jongdae se encoge de hombros. A saber. ¡Los Terrenales son tan extraños! Se sienten como si buscaran algo... aunque a ciegas. Así como buscan sobrenaturales, pararon por un tiempo, luego siguieron con humanos y ahora buscan a no-humanos como Junmyeon... ¿Por qué?

¿En algún momento se enfocarán en algo en específico?

En fin, como buenos amigos que son, Jongdae lo llevará a comer un helado.

Que, obviamente, Junmyeon pagará.

...

Cuando Jongdae llega en la noche a la hacienda y encuentra una camioneta llena de maletas frente a la casa, sabe que tiene que esconderse.

Es la única mano de obra que hay en todo el terreno.

―¡Jongdae! ―lo llama Jongin, saliendo de la casa a por otra maleta― Qué bueno que viniste. Ayúdame, ¿sí? Kyungsoo dijo que estás obligado.

Maldita sea.

Y así se pasan dos horas enteras llevando maletas y cajas a la nueva habitación de Jongin, sospechosamente ubicada lejos del pasillo de los niños y Jongdae, y cerca de la habitación de Kyungsoo.

Minseok no deja de dar vueltas alrededor de Jongin durante estas dos horas. Está tan emocionado por poder cumplir bien su trabajo, que no deja de saltar y hablar solo.

―¡¿Quisieras calmarte un poco, por favor?! ―exclama el humano a Minseok.

Jongin, pensando que la regañina iba para él, deja de hablar de lo geniales que le parecen las historias de duendes.

Minseok tan solo se calla y sigue dando vueltas calladito.

―Kim Jongdae, vives en el sitio más abundante de no-humanos y no quieres que te cuente el mito de los duendes. No lo puedo creer.

El humano se despeina a sí mismo mientras saca la extraña colección de libros dedicados a crónicas de personas que han viajado a otro universo.

Qué tipo más friki.

―No es eso. No era para ti ―Jongin lo mira confundido―. Yo... Hablaba con el fantasma de la habitación.

―Cielos.

Jongdae suspira.

―¡Y que lo digas! ―exclama tontamente. En eso, toma uno de los libros― A poco crees en el multiverso. Espero que en alguno crezca unos centímetros de más, que me he quedado igual de chato que Soo.

Jongin sonríe de lado mientras guarda su ropa cara en el armario. Jongdae anda un poco irritado porque se acaba de dar cuenta que Soo le ha dado al periodista uno de los cuartos más grandes de la casa.

Será obvio.

―¿No te da miedo pensar que existen diferentes Kim Jongdae?

Una carcajada proviene del humano.

―Mientras uno de ellos tenga super poderes, sería genial. Pero no creo en esas cosas, es imposible.

El estudiante devuelve el libro con los demás y sigue ordenando las pertenencias de Jongin.

―En uno de esos relatos habla de un Seúl grande. Con edificios altos y universidades prestigiosas.

Minseok es el único que parece asombrado.

―¡Como si esas cosas pasaran! ―vuelve a reír Jongdae― ¿Prosperidad económica en nuestro país? ¡Sí, claro! ¿Qué es lo siguiente? ¿Universidades públicas con papel higiénico y jabón?

―Sí que pasa ―dice Kyungsoo, extrañamente trayendo un refresco a ambos chicos―. ¿No te dije la otra vez que hay un universo en la que existen los superhéroes? Tu mente es muy cerrada.

Jongdae alza las cejas y ríe de nuevo. Así que haciéndote el amo de casa, eh. Si no estuviera Jongin no habría ahora un refresco en mi mano.

―Sí me acuerdo. Es extraño pensar eso.

Jongin, sorprendido como si se tratara de un niño, no comprende la tranquilidad de Kyungsoo y Jongdae.

A ver, hace unos segundos Jongin pensó que solo se trataban de teorías; pero ahora viene Kyungsoo a decir que es verdad, con la tranquilidad de cualquiera que estuviera hablando de la existencia de los pájaros.

Está bien. Sabe que podrá sacar muchas cosas de este lugar.

―No puedo creerlo.

―En fin, Jongin, ahora que estás aquí, ¿cuál es tu siguiente caso a investigar? Quieres seguir uniendo cabos, pero de momento solo tenemos la historia de Yixing con Lee Sun Ho.

Jongin, saliendo de su emoción momentánea ―ya pensará sobre el multiverso en la noche―, asiente.

El próximo caso que quiere investigar, tiene una dificultad mayor al anterior. La persona a la que quiere entrevistar es complicada de contactar.

―Hay un caso de hace tres años en la que un pequeño coyote, Kim Taehyung, fue secuestrado ―Kyungsoo escucha atentamente―. Sé que logró escapar, pero tuvo contacto con los Terrenales y quiero saber si es que tiene información importante. Lo malo es que no sé dónde puede estar, solo tengo el nombre de una persona cercana a él.

Kyungsoo tiene muchos contactos, no cree que está vez se le haga complicado tampoco.

―¿A quién le quieres preguntar?

Jongin, como siempre, saca su pequeña libreta con nombres.

―¿Podrías conseguirme contacto con Park Jimin? ―Kyungsoo mira a Jongdae de reojo― Sé que él era amigo de Taehyung hace unos años, y estoy seguro de que sabe algo de él.

Jongdae comienza a saltar como desquiciado en su sitio.

¿Ha dicho Park Jimin? ¿El cantante famoso y con promoción en stickers de chocolatinas?

¡No puede ser!

Kyungsoo, en cambio, está tranquilo.

―No lo conozco, pero sé que su jefe es un... demonio ―dice poco entusiasmado―. Podemos acceder a Jimin a través de su jefe, sin embargo, es complicado hablar con Jungkook sin que no pida nada a cambio.

Antes de que Jongin pueda decir algo, Jongdae lo interrumpe.

―¡Yo quiero acompañar a Jongin! ―exclama Jongdae alzando la mano― ¡Yo lo acompaño! ¡Yo lo acompaño!

Kyungsoo niega rotundamente con la cabeza.

―¿A hablar con un demonio? Ni de broma. Yo iré.

―¡No se vale! Quiero conocer a Jimin. ¡Su música es de otro mundo!

Jongin, apenado, mira a Jongdae de reojo y luego, observa a Kyungsoo.

Sabe que le conviene más llevar a Jongdae debido a que no tiene problemas en caminar bajo el sol, y porque no tendrá reparo en hacer algo arriesgado mientras esté contra las normas.

―Vamos, hyung, Jongdae es muy fan de Jimin. Yo evitaré que hable con Jungkook y solo lo tendré cerca cuando logré entrevistar a Park. Se le ve muy ilusionado ―en eso, dirige sus ojos brillantes y de cordero a Kyungsoo―. ¿Lo harías por él, Soo?

Kyungsoo se queda de piedra.

No solo lo ha llamado Soo y Hyung en menos de un minuto, sino que su carita aniñada ha hecho que se le revuelve algo dentro de él.

Los demonios no son broma, pero... duda de que Jungkook sea tan malo en verdad, ¿no? Es más, él ya trató una vez con Kookie y no es más que un magnate que roba la euforia de los fans. Como todos los que trabajan en la industria musical de hoy en día.

No es para tanto.

―Lo pensaré ―dice, finalmente―. Yo tampoco puedo estar mucho tiempo fuera. Solo no pongas en peligro a Jongdae.

―¡No sabe que yo los protejo! ―exclama Min, también emocionado por la primera aventura de los tres Kim.

Sin dudas, el día siguiente iba a ser emocionante.

...

Kyungsoo se queda hasta tarde, en su propio cuarto, leyendo una novela romántica y medio gore en la cama. La verdad es que solo la lee por recomendación y no le está gustando nada, así que poco después, se quita los lentes, los deja sobre su mesita y guarda el bendito libro.

Prende por un rato la televisión que se sostiene sobre la pared de enfrente y busca las noticias para ver más o menos que no hayan identificado al inmortal aue salvó a los jóvenes pero quebrantó la ley.

En cuanto vuelve a ver a la sargento Manoban en conferencia de prensa, le sube un poco el volumen. 

Dicen que los Terrenales arrestados en el anterior ataque pertenecen al cuartel del General Rebelde, del cual usted está a cargo. ¿Qué tiene que decir sobre esta acusación?

Lalisa, como si estuviera acusada de haber comido el almuerzo antes de que todos se sentaran, sonríe inocentemente.

Parece que no ha escuchado el dato de que tienen un historial mucho más largo ―Kyungsoo escucha con curiosidad―. Han sido Terrenales desde mucho antes de haber sido elegidos cadetes por el proceso de admisión. Está viéndolo del lado equivocado. Son Terrenales que se han infiltrado en nuestra academia, con el propósito de poder esparcir su ideología a los demás alumnos que no tienen nada que ver. El daño es a nosotros, pues pensamos que solo estábamos admitiendo a seis chicos que querían proteger a su pueblo y no a seis delincuentes. Su expulsión es inmediata, obviamente.

Según Lalisa, los Terrenales meten a gente a su academia sin que los propios administrativos lo sepan; y el asunto es que, normalmente, se suele pensar que los adoctrinan en los lugares más profundos de la academia después de haber entrado con la mente limpia.

Dos puntos de vista diferentes.

La verdad es que Kyungsoo piensa que pueden estar sucediendo ambas cosas a la vez.

Entonces está de acuerdo en que se alisten, obligatoriamente, a los jóvenes que presenciaron el ataque en la mansión Kim el día de ayer.

¿Qué cosa?

Estuvieron mucho tiempo con los Terrenales vigilándolos ―declara tranquilamente―. ¿Quién garantiza que, sabiendo los Terrenales los rostros y nombres de estos jóvenes y pudiendo haberles informado a sus superiores de quienes les han visto las caras y oído sus voces, los chicos estén seguros? No habría mejor manera de tenerlos a todos protegidos bajo supervisión del equipo que conformamos en el General Rebelde; además, tendrían derecho a seguir con sus estudios universitarios y obtendrían un buen aprendizaje de técnicas de defensa personal y control de armas —en el momento en el que se pueden ver algunos rostros de la multitud, no parece que nadie ponga cara larga—. Las cosas están empeorando y ahora los Terrenales van a por los jóvenes. Este grupo piloto podría demostrar que, teniendo a los jóvenes preparados para cualquier situación de emergencia, nuestra lucha contra estos terroristas será más productiva y con un final más o inmediato.

Kyungsoo no lo puede creer. Y lo peor es que, estando en situación de emergencia, este proyecto de ley puede pasar a ser realidad en unos meses o semanas.

Siempre ha sentido un rechazo hacia las actividades  violentas sin sentido de los humanos. Sabe que la mayoría de autoridades temen a los no-humanos y que, solo porque ahora los Terrenales también asesinen humanos como daños colaterales, buscan cualquier método para conseguir más reclutas por a saber qué razón.

Tiene miedo y solo puede esperar a que el gobierno dé la espalda a tal propuesta.

No piensa dejar a Jongdae en manos de esa gente tan extraña. Maldice el día en el que lo dejó ir a esa estúpida fiesta.

...

A las tres de la mañana, Jongin no puede conciliar el sueño. Sin embargo, tampoco se siente del todo consciente.

Aunque en un primer momento pensó que se trataba por el simple hecho de que no estaba durmiendo en su cama de siempre, poco a poco comprendió que una pequeña taquicardia le hacía compañía en la noche.

Su corazón palpita bastante rápido y provoca que quiera caminar por un rato. No entiende qué es lo que le guía por los pasillos oscuros de la hacienda. Todos están durmiendo, incluso Kyungsoo, quien parecer ser de los que se quedan despiertos hasta la madrugada, tiene ya la luz apagada de su cuarto.

El único rastro de luz que puede ver es el de la luna, la cual es como si le creara un pequeño paso hacia la puerta que da hacia el jardín. Una vez que llega, abre la puerta corredera y sale.

Sus pies desnudos pisan el pasto y sigue caminando, con el cuerpo moviéndose a su antojo hacia el invernadero que está un poco alejado de la casa. El lugar está tan silencioso que jura oír cada paso que hacen los animales nocturnos entre los árboles y los arbustos.

Jongin termina sentándose en un tronco que ha sido talado. Está al lado de una plantación de rosas azules y extrañas, pero su cuerpo ha sentido la necesidad de hacer que se siente ahí.

A su lado, siente la presencia de alguien, pero no se siente asustado. Es como si supiera que ese alguien una a venir a hablarle.

Se siente como un sonámbulo, si es que no lo es. Y, la verdad, es que no sabe qué hacer cuando una figura muy alto y fuerte se queda de pie frente a él y le extiende la mano.

El chico alto y de cabello plateado en su delante mueve su gran mano frente a Jongin, quedándose sorprendido cuando comprueba que el moreno sí lo puede ver.

―¿Puedes verme?

Jongin, poco consciente de lo que hace, asiente.

―Aunque parece que ni sabes que estás fuera de tu cama ―dice el ente, resignado.

El gigante se sienta a su lado. Su presencia no es del todo sólida y no mantiene un aspecto opaco, sino que en cierto modo es un poco transparente. Su silueta brilla un poco y desaparece cuando la luna ilumina partes de ella.

Park Chanyeol pensó que por fin podría hablar con alguien, pero, al parecer, el único capaz de verlo, aún no parece tener control de ese poder.

Que mala suerte.

...
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¡Pasen un lindo fin de semana! ¿Hasta ahora que personaje les gusta más?

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