Once años antes.

El tiempo pasa rápido, quién diría que ayer tenía nueve y ya ahora tengo doce añitos. Ya estoy en secundaria, me siento grande, ya soy una niña grande y estoy orgullosa de ello. Ya puedo ir a fiestass, bueno solo en el barrio. Ya puedo pintarme y estar en casa como una de esas señoras ricas que siempre andan arregladas para pasarse el día en casa, aunque siempre que le doy vueltas no le encuentro mucho sentido, es bastante ridículo y cansón estar siempre arreglada, ¿acaso es para aparentar una perfección que no existe?. Cosas que ahora no entiendo, pero que entenderé cuando sea más grande, tenganlo por seguro. De hecho lo anotaré para el futuro. Sería interesante descubrir el por qué de mi pregunta y un logro para mí claro está

Hoy es el cumpleaños de una amiga y me dijo que asistiera. Me siento en extremo feliz, vamos que es mi primera fiesta-cumpleaños. Mamá dice que tengo que ponerme un lindo vestido, pero no me agradan, ¿es raro que a las niñas no le agraden en lo absoluto los vestidos?, creo que sí, pero a la vez no y aunque mamá insista en que lleve un vestido azul con flores blancas no lo haré, ya tengo doce años, puedo escoger por mí misma la ropa que quiero llevar. Soy una niña terca y no paro hasta conseguir mi objetivo.

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Cinco horas después me encuentro sentada en un balance, con un short de mezclilla azul oscuro, una blusa rosada de mangas cortas y unos zapatos con un poco de tacón de color blanco, por más que insistí en ponerme otros zapatos mamá fue más terca y salió victoriosa. No me gustan los zapatos, los detesto, pero todo sea por ver a mami feliz como una lombriz.

Me levanto y me dirijo a la habitación de mamá para echarme un vistazo en el espejo por última vez. Paso una mano por mi cabello recogido en una coleta media alta y sonrío un poco.

Le doy un beso a mamá y mi pequeña hermana de cinco añitos( es muy adorable a veces) y salgo casi saltando, bajo las escaleras rápidamente y ya abajo me encuentro con mis amigas. Las saludo y caminos una cuadra, sí, Mely, la cumpleañera vive cerca de casa.

Al llegar entramos, entramos en busca de Mely para felicitarla y luego nos acomodamos en el gran sofá de la sala y empezamos a cantar como si fuésemos famosas y estuviésemos en medio de una gira.

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Veinte minutos después salgo al portal con la cabeza baja y al levantar la cabeza mis ojos se sentran en una persona que no esperaba ver: Nando. Sentí un cosquilleo en mi barriga, creo que es hambre, no mariposas revoloteando porque ya superé esa etapa hace tres años atrás. Dejo de mirarle porque se está acercando, oh no, no estoy lista para esto, que alguien me ayude por favor.

Me quedo estática en mi lugar y al escuchar su voz salgo de mi viaje astral o ancestral, no sé bien como es que lo dice mi mamá.

-Hola Triz- saluda Nando.

-Hola- respondo-. Ya te dije que no me gusta que me llamen Triz, me llamo Beatriz.

-Me gusta llamarte Triz, se escucha lindo.- me sonrojo en cuanto lo dice y bajo la cabeza.

-Mm.

-Oye Bea, ¿te puedo preguntar algo?.

-Sí, claro.- contesto algo nerviosa.

-¿Te gustaría ser mi novia?

¿Quééééééé??, grité para mis adentros. ¿Cómo va a proponerme eso así?, tan raro, sin nada romántico.

-No- le dije con un tono frío y me marché así sin más.